La ley que incentiva la inversión en I+D para elevar la competitividad

Incentivos tributarios, pero también la oportunidad de ampliar sus horizontes y de generar vínculos para trabajar de forma colaborativa, cautivan a las empresas que se acogen a la ley I+D, que administra Corfo.

En sus 12 años de existencia, la ley I+D ha experimentado positivos cambios. Estos han llevado a cerca de 800 empresas a aprovechar los incentivos tributarios que aporta el Estado para quienes invierten en soluciones innovadoras. Cuando se creó en 2008, los beneficios sólo podían aplicarse contratando los servicios de centros de investigación inscritos en el registro Corfo. “Uno de los objetivos era poder vincular a las empresas con las unidades generadoras de conocimiento, como universidades y centros de investigación”, recuerda la directora de Promoción y Desarrollo I+D+I de Corfo, María Isabel Salinas.

Luego, en 2012, la ley se hizo más flexible, permitiendo que las empresas pudieran aplicar beneficios tributarios no solo por la contratación de terceros, sino también por las actividades que realizaban internamente. De esta manera, el país buscaba aumentar la inversión e investigación y desarrollo, que apenas alcanza el 0,37% del PIB, una cifra seis veces menor al promedio de inversión de los países OCDE en este ítem.

Y así fue. Más empresas fueron interesándose en crear soluciones tecnológicas novedosas, que las diferenciaban de su competencia y les permitían ingresar a exigentes mercados globales. “El desafío es sumar la mayor cantidad de empresas para que hagan uso de estos beneficios tributarios, porque, además la ley permite sistematizar los procesos”, afirma María Isabel Salinas.

Según la ejecutiva de Corfo, hoy, las empresas pueden descontar -en impuestos- un 35% del gasto anual efectivo asociado a investigación y desarrollo, respecto de uno o más proyectos certificados por el organismo estatal. “No obstante, el 65% -gasto necesario para producir la renta- también tiene un efecto tributario porque disminuye la base sobre la cual se calcula el impuesto. Por lo tanto, hablamos de un beneficio tributario total de un 52%”, señala la directora de Promoción y Desarrollo I+D+I de Corfo.

Trabajo colaborativo

Pero eso no es todo. Naturalmente, la ley permite sistematizar los procesos de investigación y desarrollo en las empresas que son innovadoras y están constantemente planteándose desafíos. Además, abre la posibilidad de vincularse con terceros para trabajar de forma colaborativa. “No es algo que exija la ley, pero permite mejores conocimientos al sumar capacidades expertas”, acota María Isabel Salinas.

Actualmente, las empresas que postulan a la ley I+D disfrutan de un proceso totalmente organizado, en el cual se les presta un apoyo muy cercano que permite a sus ejecutivos entender cómo funciona el proceso y encontrar el foco para la adecuada formulación de sus proyectos. “Si una empresa necesita acceder a un crédito lo contactamos con la banca o si necesita contactar a ProChile, hacemos el vínculo. No solo entregamos beneficios tributarios, también hacemos un aporte para la llegada al mercado -lo antes posible- de las innovaciones que están llevando a cabo las empresas”, explica la directora de Promoción y Desarrollo I+D+I de Corfo.

Frente a ello, Ricardo Fernández, gerente Técnico y Desarrollo Sostenible de Volcán, cree que la aprobación de los proyectos debe contemplar reorientaciones y cambio de las partidas presupuestadas inicialmente, ya que, frecuentemente, el diagnóstico no es el adecuado o el mercado cambia rápidamente, dejando obsoletos los supuestos iniciales del proyecto. “Es fundamental la capacitación a las distintas áreas de la empresa, previo a la postulación de proyectos, con el fin de tener claras las obligaciones y recursos administrativos requeridos para el desarrollo de actividades e informes”, señala.

Además, Fernández piensa que es fundamental que el lenguaje entre empresas, consultores y autoridad sea el mismo. “A veces, los consultores, con el fin de asegurar el éxito de la postulación para tener el incentivo tributario, terminan perdiendo el objetivo del proyecto y haciendo menos precisa la información. Asimismo, los formularios para presentación y rendición de proyectos deben estar estandarizados y ser más simples de completar”, concluye.

En tanto, Claudio Gahona, Jorge Villarroel y Mario Castillo, profesionales que son parte del equipo de René Lagos Engineers, explican que si el proyecto está bien armado y cumple con los requisitos de I+D, la revisión de Corfo se vuelve muy expedita. Sin embargo, la jugada es agresiva. “No se sabe hasta el final, realmente, cuánto te están aprobando”, afirma Gahona, gerente general de la empresa.

Casos de éxito

La ingeniería estructural requiere un alto nivel de detalle. Asimismo, el ambiente BIM exige buenas dosis de tecnología para trabajar la información. A pesar de ello, en René Lagos Engineers, observaron que las herramientas carecían de la productividad deseada. Para resolver este problema, el equipo liderado por Jorge Villarroel desarrolló un paquete que se acomodaba a los nuevos software.

“Ese proyecto nos ha permitido hacer una plataforma única, donde se gestiona toda la información, lo que ha significado un ahorro de tiempo de producción de entre 25% y 30%”, explica el director de I+D de René Lagos Engineers sobre el proyecto de generación automatizada de armaduras en modelos BIM.

Igualmente, Volcán ha aprovechado los beneficios de la Ley I+D, en los siguientes proyectos:

  • Revestimiento exterior con lana mineral Aislan EIFS: solución constructiva para aislamiento térmico exterior, que responde a la necesidad de mercado en cuanto a resistencia al fuego, absorción acústica y aislación térmica con foco en edificios de altura. Participó un equipo multidisciplinario interno y externo en la instalación y validación de la solución constructiva. Para esto se contó con apoyo del departamento de estructuras del Dictuc, con quienes se simuló el esfuerzo de un sismo de gran energía en sus laboratorios.
  • Paneles estructurales Volcopanel AR: diseño de sistemas de tabiques para construcción industrializada en divisiones interiores y exteriores, con características estructurales y propiedades mejoradas de resistencia al impacto, fuego y humedad. Desarrollo realizado colaborativamente con constructoras.
  • Sistema de terminación perfecta sobre muros de hormigón con promotor de adherencia Volcabond, yeso Volcán Pro y pasta de terminación Volcastic: Solución constructiva conformada por productos especiales, que promueven el aumento de la productividad e introducen el concepto de terminación perfecta, de acuerdo a normas europeas. Se estableció la premisa de acompañar el desarrollo del proyecto con herramientas innovadoras, como la máquina de proyección y los zancos que incrementan la productividad.

Investigadores de la UC buscan convertir a las municipalidades en agentes de cambio medioambiental

Cuatro especialistas estudiaron el manejo de los residuos de construcción y demolición e hicieron propuestas orientadas a la construcción sustentable, en línea con los desafíos actuales.

Para elevar los estándares ambientales y favorecer una construcción centrada en el medio ambiente, cuatro investigadores se unieron para trabajar en el capítulo IX del Concurso de Políticas Públicas de la Pontificia Universidad Católica “Políticas municipales estandarizadas para el manejo sustentable de residuos de construcción y demolición”.

Felipe Ossio y Juan Molina de la Escuela de Construcción Civil; Homero Larraín de la Escuela de Ingeniería y Cristián Schmidt de la Escuela de Arquitectura fueron los responsables de abordar la problemática de los Residuos de Construcción y Demolición (RCD), desde un enfoque interdisciplinario, considerando sus impactos ambientales, sociales y económicos. 

“Nos dimos cuenta que la alta generación de RCD y su inadecuada disposición final es un problema multifactorial, que involucra a todos los actores en el ciclo de vida del proyecto y al cuadro normativo, regulatorio y legal respectivo. Sin embargo, este último se encuentra atomizado y fragmentado, lo que puede apreciarse en la cantidad de instrumentos asociados a diferentes actores”, explica Felipe Ossio. 

De hecho, para el caso específico de los RCD existen más de 20 tipos de normativas dependientes de diferentes organismos públicos. Según el estudio, lo anterior dificultaría su conocimiento y aplicación, dejando al Estado una capacidad limitada de fiscalización en materias sanitarias y ambientales, algo que agudiza el problema. En efecto, el 60% de las empresas constructoras en Chile declara no conocer leyes, reglamentos, normativas ni manuales sobre gestión de residuos. 

El equipo interdisciplinario de la UC se propuso contribuir proponiendo una política pública que lleve a las municipalidades a ser un agente de cambio y aportar al cumplimiento reglamentario ante las instituciones de nivel regional y nacional. Al mismo tiempo, su trabajo apuntó a elevar los estándares ambientales y permitir así una construcción centrada en el medio ambiente que responda a los desafíos que hoy exige la humanidad.

Disparidad normativa

El estudio reveló que los municipios en Chile presentan un dispar nivel de exigencias en materia de gestión de RCD, desde la nula consideración hasta una serie de normativas no necesariamente bien enfocadas. “Pero, principalmente, pudimos identificar comunas generadoras y receptoras de RCD. Las primeras se caracterizan por generar una alta proporción de los residuos a nivel de su región y no poseen sitios de disposición legal de residuos. Por su parte, las receptoras no producen una gran proporción de RCD a nivel regional y, en general, son comunas que poseen sitios de disposición final legal en su jurisdicción y/o deben hacer frente a sitios de disposición ilegal como micro basurales o vertederos ilegales”, detalla Ossio.

Luego de que el estudio reconociera dos tipos de comunas: generadoras y receptoras de RCD, los investigadores establecieron recomendaciones de acción que, si bien son vinculadas a un tipo de comuna, no son excluyentes para las otras. Asimismo, hicieron sugerencias generales que toda comuna, independiente de si es generadora o receptora de RCD, debería adoptar. “Estas 15 propuestas tienen por objetivo avanzar en la minimización de la generación de RCD y la disminución de sus impactos socioambientales, basados en los principios de la justicia ambiental (Hervé, 2010) y siguiendo la jerarquía de manejo de los residuos”, acota el profesor de la Escuela de Construcción Civil de la UC.

De este modo, las propuestas para las comunas generadoras se asociarán a los primeros eslabones de esta jerarquía, es decir, se centrarán en reducir la generación de RCD en origen y fomentar la valorización de los RCD mediante su reutilización, recuperación o aprovechamiento para otras aplicaciones. Mientras que las propuestas asociadas a las comunas receptoras buscarán asegurar el correcto destino de los residuos no valorizados que son llevados a un botadero.

Y es que, según la investigación, las municipalidades son actores clave dentro de la cadena de instituciones encargadas, tanto en la definición de reglas para la adecuada disposición de RCD como en la supervisión de su cumplimiento en el territorio comunal.

El estudio puede ser descargado desde AQUÍ.

Fotografía gentileza Plataforma Industria Circular + Viconsa.

Los cambios que la pandemia aceleró en los procesos constructivos

Cuando la cuarentena termine, el mundo no será el mismo. En la industria de la construcción lo tienen muy claro: industrialización y estandarización irán de la mano, para dirigirnos hacia un camino más productivo, con menos errores y plazos conocidos.

Solo en el área de viviendas, más de 800 proyectos se han visto paralizados debido al confinamiento, poniendo en jaque la rentabilidad de las empresas. El escenario es incierto, pues el coronavirus no parece ir en retirada. Frente a ello, muchos actores de la industria pusieron el pie en el acelerador, impulsando cambios en diversas áreas: en temas comunicacionales, tecnológicos, de conectividad y automatización de procesos, que sin esta condición habrían tomado décadas en implementarse, según Carolina Tapia, subgerente de Gestión de Proyectos de la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT) de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC).

La pandemia puso a prueba la creatividad, la flexibilidad y la rapidez para abordar nuevos modelos de negocio, especialmente, porque parte relevante del proceso constructivo viene definido por el diseño de los proyectos, donde no se considera estandarización ni modulación de unidades. “No están pensados para la prefabricación de elementos o partes del proceso y, actualmente, son intensivos en uso de mano de obra directa en la faena”, explica Carolina Tapia.

Sin embargo, Luis Bass, representante de la CChC en el Comité Ejecutivo de Construye2025, cree que esta es una gran oportunidad para las empresas, ya que al estar paralizadas han podido hacer una pausa para planificar mejor el futuro. “En este sentido, todas las herramientas tecnológicas de integración temprana como el BIM son una oportunidad si la empresa junto con el ecosistema de contratistas y proveedores las adoptan y empiezan a provocar un cambio cultural en la industria”, señala.

Según el ejecutivo, intensificar un trabajo de diseño más detallado permitirá incorporar elementos prefabricados o industriales que impactan directamente en la productividad y disminución de residuos. “Todas las obras en etapa de diseño, tienen espacio para evaluar nuevos sistemas constructivos, que son factibles de incorporar en etapas tempranas. Hay en ese espacio, una oportunidad para replantear la utilización de sistemas industrializados, prefabricados y modulares, que permitirían aumentar la productividad de la industria. Orquestar estos elementos digitalmente puede ser un camino para articular una rápida reactivación de la economía”, enfatiza Luis Bass.

Procesos más eficientes

Y aunque las inmobiliarias que vendieron unidades en verde no podrán modificar las especificaciones de la edificación de ningún modo, sí podrán hacer ajustes en algunos procesos. Por ejemplo, incorporando preensamblado o prefabricación de elementos como escaleras, muebles u otros, pero sin modificar las características de la unidad como las adquirió el cliente final, comenta Carolina Tapia. “En el caso de los proyectos que se encuentran en diseño, es altamente probable que sean analizados para considerar procesos más eficientes, de menor plazo de ejecución y que requieran menor cantidad de trabajadores interviniendo en el proceso constructivo, lo cual fomentará la prefabricación o industrialización de procesos”, añade la ejecutiva.

En la integración temprana de proyectos, gran parte del mundo nos lleva la delantera. Diseñadores (arquitectura, cálculo y especialidades), constructores, proveedores y todos aquéllos que intervienen en el proceso desde el diseño hasta la puesta en marcha del proyecto han cambiado el foco hacia el “diseño para manufactura”, planificando los procesos y la logística para montaje en sitio.

Por su parte, Yves Besançon, Past President de la Asociación de Oficinas de Arquitectos (AOA) y representante en el Consejo Directivo de Construye2025, la emergencia sanitaria nos llevará a optimizar al máximo todo lo concerniente a manejo de residuos y velocidad en la construcción. “Además de lo anterior, la industrialización asegurará la capacitación de mano de obra especializada para la construcción, lo que es fundamental para mejorar la productividad en el rubro que es el menos eficiente, productivamente hablando”, afirma.

Otro efecto que la pandemia podría producir en la arquitectura es la consolidación de la madera como un material sofisticado para edificación en mediana y gran altura que, según Ignacio Hernández, Past President de la AOA, tiene un enorme potencial en Chile. “Pero, también el acero y el hormigón tienen grandes espacios para progresar en la alta industrialización y tenemos profesionales e industria avanzando en esa dirección”, agrega.

La digitalización también tendrá un rol trascendental en el mundo pospandemia, especialmente, en aspectos como revisión, modelación y coordinación a distancia, según el representante de la CChC en Construye2025, Luis Bass.

Junto a la construcción industrializada, la economía circular irá abriéndose camino. “Los volúmenes de desperdicios que produce una obra tradicional; el bajo control de calidad que supone construir en ambientes no controlados y sus consecuentes problemas de post venta; la contaminación ambiental; el manejo de plazos y costos más controlados; y la eficiente explotación y operación de estos proyectos son muy elocuentes al acreditar que una mayor industrialización en esta industria es necesaria y urgente”, enfatiza Ignacio Hernández.

Ventajas de la industrialización

La subgerente de Gestión de Proyectos de la Corporación de Desarrollo Tecnológico de la CChC, Carolina Tapia, resume las ventajas que la construcción industrializada ofrece, en desmedro de la tradicional: 

  • Reducción de variabilidad y, como consecuencia de ello, de errores de procesos.
  • Optimización del uso de recursos. 
  • Disminución de los plazos de ejecución. 
  • Baja en los costos de ejecución, al modelar previamente el proyecto y optimizarlo.
  • Disminución de los residuos generados por el proceso productivo. 
  • Mejora de las condiciones de seguridad para los trabajadores, al trasladarlos a planta y con procesos repetitivos.
  • Reducción del impacto frente a los vecinos y, en general, en todo el entorno del proyecto (menos ruido, polvo).
  • Disminución del espacio necesario para el proceso constructivo.
  • Incorporación de tecnologías para diseño y coordinación de proyectos, como el BIM, o automatización y robótica para ejecución de procesos.

El plan de reactivación de la CChC

La Cámara Chilena de la Construcción presentó su “Plan de Empleo y Reactivación”, que implica la creación de 600.000 puestos de trabajo directos e indirectos en un período de tres años. Su propuesta busca satisfacer demandas sociales asociadas a vivienda, equipamiento urbano e infraestructura básica y abordar problemáticas urgentes, como la crisis hídrica. Todo esto a través de un impulso a la inversión y un estrecho trabajo colaborativo entre el sector público y el privado.

Adicionalmente, el gremio planteó la necesidad de asegurar la continuidad de los proyectos en ejecución y de crear un Plan Nacional de Infraestructura para la Reactivación, así como la urgencia de impulsar el sistema de concesiones, que es clave en el actual escenario. La propuesta en infraestructura considera una inversión total de US$ 13.000 millones, con US$ 4.810 millones de inversión privada y US$ 8.190 millones de inversión pública.

En este sentido, la directiva de la CChC destacó la importancia de la política pública para reducir la insolvencia de las empresas, el perfeccionamiento de las relaciones contractuales, la certeza jurídica para el desarrollo de inversiones, la eliminación de trabas regulatorias y de burocracia, una política de estímulos a la inversión privada y a la contratación. Pero, también la elaboración de una “Agenda Digital” y un plan de retorno para iniciar la reactivación basado en protocolos sanitarios, como el que ya ha puesto en marcha la industria de la construcción.

 

Fotogragías gentileza de Empresas Martabid, Icafal y E2E.

Los encuentros del CCI que incentivaron la colaboración en junio

Desde nuevas ideas para reactivar la construcción hasta los desafíos técnicos de la construcción industrializada fueron abordados, tanto en el último encuentro técnico como en la conferencia internacional que lideró la CDT.

El Encuentro Técnico del Consejo de Construcción Industrializada (CCI), que se realizó el 11 de junio, puso sobre la mesa las oportunidades que el coronavirus le abre a la construcción industrializada. Pese al complejo escenario que enfrentamos como país, la presidenta del CCI, Francisca Cruz, valoró la capacidad de la industria de reinventarse y continuar operando, mediante sistemas de turnos, con nuevos elementos de protección personal.

“Todo lo que estamos viviendo, desde el CCI lo vemos como una tremenda oportunidad para dar un giro en materia de industrialización. Esto va a permitir acelerar la transformación digital, aprovechar las tecnologías digitales para que podamos adaptarnos a los desafíos del futuro y también poder innovar”, afirmó.

Según la líder del Consejo, la diferenciación una vez terminada la pandemia, la generación de alianzas y la apertura a nuevas importaciones serán pilares importantes para la industria. “Las empresas que salieron de la crisis de 2008 tomaron decisiones audaces en digitalización y productividad para diferenciar su oferta”, recordó. Por eso, llamó a los actores del rubro a identificar a los nuevos clientes, sectores y tendencias; a fortalecer los canales de comunicación, reduciendo la burocracia organizacional; y a establecer modelos colaborativos para generar más resiliencia.

Asimismo, el director del Centro Interdisciplinario para la Productividad y la Construcción Sustentable (CIPYCS), Luis Fernando Alarcón, hizo hincapié en la necesidad de lograr una progresiva industrialización de los procesos productivos, implementando y estandarizando metodologías constructivas basadas en procesos industrializados en sitio y en la prefabricación y modularización. “Lo anterior, apoyado en diseño, tecnologías digitales como BIM, simulación y vehículos aéreos no tripulados como los drones”, dijo Alarcón.

De ahí que el investigador pidiese centrarse en una planificación basada en ubicación, que permitiría una visión más general del proyecto en forma simple e intuitiva y la optimización continua del flujo de trabajo sin interrupciones, para lograr una ejecución más rápida del proyecto.

Asimismo, el director del CIPYCS le dio un papel preponderante a la ingeniería de resiliencia, que toma fracasos y éxitos como aprendizaje. “Partió aplicándose en la aviación, pero se ha extendido a otras áreas y se está usando mucho en prevención de riesgos”, dijo Alarcón.

Por su parte, Jorge Massiel, gerente técnico de Desarrollos Constructivos de Axis DC, destacó la resolución de problemas mediante Design Thinking y compartió la experiencia de su compañía en la fabricación de casetones, con un programa basado en principios Lean, con trenes de producción, flujo de trabajo balanceado, sectores de producción diferenciados y distribución de material en cada piso y área específica. La metodología de Axis DC, según el ejecutivo, ayudó a pasar de 45 a 14 actividades seriadas e industrializadas, lográndose una reducción de 50% en los plazos y de 22% en los costos.

El hospital modular de Wuhan

El Hospital de Emergencia Huoshenshan, en China se levantó, en solo 10 días, para responder a la pandemia causada por el coronavirus. Para dar a conocer esta experiencia, la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT) de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) junto con el Consejo Chino para la Promoción del Comercio Internacional de la Provincia de Hubei, la Cámara de Comercio Internacional de la Provincia de Hubei en Chile y Asia Reps Chile organizaron una conferencia internacional, a la que fue invitada la presidenta del Consejo de Construcción Industrializada (CCI), Francisca Cruz.

“Para responder en el más breve plazo con la infraestructura requerida para los distintos países, necesitamos avanzar y dar un salto en productividad, subir el estándar de nuestra industria, disminuir la variabilidad, aumentar el nivel de estandarización, de prefabricación, mejorar las condiciones de seguridad de nuestros trabajadores y, en definitiva, poder responder de mejor manera a los desafíos de hoy y del mañana”, comentó la presidenta de CCI durante la conferencia “Innovación Tecnológica en Construcción Industrializada Chile-China”.

El proyecto chino fue organizado en forma de “ele”, con unidades médicas dispuestas en forma de “espina de pescado”, en base a un diseño modular en el que cada espina correspondía a una unidad médica independiente. “El personal médico y los pacientes se dividen en distintas áreas de actividades y rutas de tráfico para cumplir con los requisitos de diseño funcional del hospital”, detalló el ingeniero jefe de diseño y construcción del hospital, Yu Di Hua.

Las salas hospitalarias se desarrollaron sobre una estructura modular de contenedores estándar de 3×6 metros, ensambladas en el sitio; mientras que las salas de equipamiento médico y las UCI, adoptaron la forma estructural de combinación de marco y chapa laminada de acero.“Analizamos las condiciones del sitio, para optimizar el diseño general y seleccionar el esquema para el despliegue de la construcción y el flujo de proceso de mano de obra, asegurando que el hospital se pueda construir y entregar a tiempo”, añadió el ingeniero chino.

La Conferencia Internacional “Innovación Tecnológica en Construcción Industrializada Chile – China, fue patrocinada por el CCI y la Compañía General de Contratación del Grupo China Construction Third Engineering Bureau (CCTEB) Co, LTD. y contó el apoyo de Axis Desarrollos Constructivos.

La oportunidad de mejorar, innovar y reconvertirse

Juan Carlos de la Llera, decano de Ingeniería UC.

El sector construcción es muy amplio e involucra múltiples actores y campos. En esta actividad hay algunos conceptos relevantes que tienen directa relación con la innovación y la mejora continua en la industrialización y digitalización, así como en el mercado laboral, la sustentabilidad y productividad, entre otras.

La industrialización y digitalización son dos claros ejemplos en los que el rubro requiere avanzar e innovar. En este desafío, la llamada Cuarta Revolución Industrial nos fuerza a ir un poco más allá en el conocimiento y desarrollo de tecnologías. 

Lo anterior puede tener algunas aristas negativas, pero la pandemia que estamos viviendo nos fuerza a ser cada vez más eficientes en lo que hacemos, principalmente en la construcción. El caso de las edificaciones de recintos hospitalarios con módulos prefabricados son resultado de procesos de innovación previos, que requieren un sinnúmero de mejoras. 

La sustentabilidad es otro ejemplo que requiere el esfuerzo del sector. El avance del cambio climático, no sólo debe considerar la implementación de nuevas normas térmicas o de gestión de residuos, sino que también necesita de procesos constructivos y de operación basados en la economía circular, con el propósito de hacer un uso eficiente de los recursos disponibles.

Otra área importante a trabajar en la gestión de procesos de construcción, dice relación con el concepto de Lean Construction o construcción sin pérdidas, que es un ejemplo de mejora continua. Esta innovación incremental muchas veces proviene de múltiples actores, como son los mandantes públicos o privados, consultoras, contratistas y subcontratistas, proveedores, entre otros.

Actualmente, es posible la inclusión de conceptos de constructibilidad en el diseño de los proyectos, para que puedan ser materializados en forma eficiente, efectiva y cuidando el medio ambiente, lo que demuestra que la ingeniería aplicada a la construcción ha evolucionado rápidamente. 

Hace algunos años era difícil imaginar que se podría imprimir una casa completa con una impresora de hormigón 3D, que podríamos usar hormigones livianos o que podríamos mitigar el impacto sísmico en estructuras mediante el uso de sistemas de aislamiento y de disipación de energía. 

Muchos de los avances expuestos en la ingeniería de construcción nacen y cruzan desde las universidades. Sin embargo, estos desarrollos solo cobran sentido cuando se enfrentan a la realidad y resuelven grandes desafíos. 

De ahí la importancia de la colaboración entre la academia, el sector público y privado. En este esfuerzo conjunto, clave para el desarrollo del país, cada uno aporta a la generación de ideas más eficientes en el uso de los recursos y más seguras frente a las distintas amenazas de origen natural para entregar una mayor calidad de vida a las personas.

Estrategia Nacional de Huella de Carbono Sector Construcción fija su plan trianual

Expertos y representantes del mundo público y privado trabajan en un sistema que se integrará a las certificaciones existentes (CES y CVS), considerando todas las emisiones de gases de efecto invernadero, en el ciclo de vida completo de la edificación.

Hace casi un año se instauró la Mesa Huella de Carbono Sector Construcción, gracias al convenio de colaboración entre el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) y el Instituto de la Construcción, con la secretaria ejecutiva de Construcción Sustentable del Minvu, Paola Valencia, a la cabeza. En primera instancia, un comité conformado por expertos de carácter técnico y representantes directivos del sector público y privado, definió ciertos aspectos básicos, previos al desarrollo de una estrategia nacional, tales como objetivos, alcance, actividades necesarias, plazos disponibles, actores, posibles fuentes de financiamiento y resultados esperados.

Esa primera fase terminó a fines de abril de este año, con significativos avances, según Rodrigo Narváez Sotomayor, secretario ejecutivo del Instituto de la Construcción, quien explicó que la mesa organizó a las instituciones públicas y privadas, buscando consensos en favor de la creación, desarrollo y fortalecimiento de una base de datos, línea base, calculadora simplificada de huella de carbono y metodología de monitoreo, revisión y verificación, para el ciclo de vida completo de la edificación, en línea con normativas internacionales.

Paola Valencia, encargada de la Secretaría Ejecutiva de Construcción Sustentabie del Minvu, enfatiza que “el trabajo de levantamiento de información sobre los impactos del sector que se desarrolla a través de este comité es crucial, ya que hay escases de estos datos en el país y, por sobre todo, porque sabemos que gestionar la huella nos va a permitir reducir impactos ambientales, hacer más eficientes los procesos y utilizar menos recursos naturales, lo que traerá, además, beneficios para productividad del sector, el medioambiente y la calidad de vida de las personas”.

El trabajo mancomunado permitió establecer un plan de trabajo a tres años para el proyecto “Estrategia Nacional de Huella de Carbono Sector Construcción”. En esta etapa, el grupo definió las bases técnicas para el estudio sobre estado del arte nacional e internacional de alternativas metodológicas para levantamiento de datos, monitoreo, reporte y verificación y calculadoras de huella de carbono.

“A partir del trabajo desarrollado por el comité, en 2019, se definieron lineamientos básicos para la Estrategia Nacional de Huella de Carbono para el sector construcción. Esta deberá ser profundizada y terminada durante 2020 en el comité constituido en el Instituto de la Construcción por mandato del Minvu”, explica Rodrigo Narváez.

Carbono neutralidad 2050

Para que el sector construcción tienda a la carbono neutralidad, con miras a 2050, se identificaron tres niveles de trabajo:

a) Sectorial: información de utilidad para actores como el gobierno y la academia. Se consideran los requerimientos de diferentes ministerios y la identificación de la calidad de información necesaria para satisfacer sus requerimientos.

b) Edificación (Certificaciones): información de utilidad para los actores relacionados con acciones de planificación, diseño, construcción, operación y ocupación de edificaciones (residenciales, no residenciales) e infraestructura. El sector tiene requerimientos de información asociados al alcance de certificaciones de edificios y esquemas para demostrar la sustentabilidad de los proyectos en su ciclo completo o parcial. De esta manera, se espera que se integre con CES y CVS, fortaleciendo la línea de huella de carbono en las certificaciones nacionales.

c) Productos (Ecodiseño): la huella de carbono de los materiales, productos, equipos y sistemas utilizados en el sector construcción afecta directamente el carbono incorporado a las construcciones.

Finalmente, se establecieron tres ejes de trabajo:

a. Levantamiento de base de datos de huella para el ciclo completo de la edificación, definiendo sistemas constructivos y tipologías de edificios a evaluar.

b. Una metodología de monitoreo, reporte y verificación de huella de carbono para el ciclo de vida completo de la edificación.

c. Definición de una metodología para calculadora de huella de carbono para estimar impactos desde la etapa de diseño.

Según el secretario ejecutivo del Instituto de la Construcción, la construcción es clave en la reducción de la huella de carbono del país, en alianza con otros sectores económicos. Sin embargo, no existe hasta ahora un sistema de certificación de huella de carbono de productos (incluyendo edificios) que considere todas las emisiones de gases de efecto invernadero en el ciclo de vida completo de la edificación, que permita levantar información sobre la huella del sector.

Por eso, a nivel macro, los sistemas para la medición de la huella de carbono cubiertos en esta revisión conjunta tienen dos grandes objetivos: el análisis de las decisiones de diseño para apoyar el diseño más sustentable de edificaciones y la certificación del desempeño ambiental de un producto de construcción o una edificación en su ciclo completo o parte de él.

Hoja de ruta

Para gestionar de forma efectiva la huella de carbono en el ciclo de vida de la edificación e infraestructura nacional, la mesa de trabajo propuso ocho acciones críticas:

  1. Establecer un sistema de medición, reporte y verificación (MRV) que facilite el cálculo de la huella de carbono en la industria.
  2. Definir modelo de gestión sostenible para el sistema de MRV.
  3. Lograr una transformación más rápida del sector hacia la construcción baja en carbono, impulsada por las asociaciones.
  4. Generar incentivos transversales que aceleren la medición de la huella de carbono en todo el ciclo de vida de las edificaciones.
  5. Hacer más transparente el proceso de medición de la huella de carbono.
  6. Estandarizar códigos y prácticas para aumentar la comparabilidad de los resultados.
  7. Crear herramientas de uso masivo que faciliten la medición de la huella de carbono en todo el ciclo de vida de la edificación
  8. Generar más datos de huella de carbono y conectar los resultados de todo el ciclo de vida de las edificaciones

Entre las instituciones participantes en la mesa se cuentan: el Minvu, el MOP, el Ministerio de Energía, el Ministerio de Medio Ambiente, Chile Green Building Council, ADDERE – International EPD System, la Asociación Chilena del Vidrio y Aluminio, la Cámara Chilena de la Construcción, Certificación Edificio Sustentable, la Corporación Chilena de la Madera, la consultora ECOEd, EDGE Chile, el Instituto del Cemento y del Hormigón, la Pontificia Universidad Católica, la Universidad Andrés Bello, la Universidad de Chile, Volcán, WSP Chile y, por supuesto, el Instituto de la Construcción.

Fuente: CES

EN LA ACTUALIDAD EL MANEJO DE LOS residuos de la construcción y demolición (RCD) EN LA RM ES BÁSICAMENTE DE tipo lineal

Se debería incorporar en el marco de la formulación de los proyectos un enfoque de Economía Circular donde los recursos invertidos sean aprovechados, y los residuos se conviertan en recursos valorizables posibles de ser reintegrados al flujo económico. Con esto evitaríamos la demanda de nuevos recursos naturales y al mismo tiempo se ahorra dinero, energía y tiempo.

Construcción sustentable e industrializada, manejo de residuos de construcción y los proyectos que el Ministerio del Medio Ambiente está desarrollando en estas áreas, fueron los tópicos de la entrevista que revista “Negocio & Construcción” realizó al Seremi del Medio Ambiente de la Región Metropolitana, Diego Rivaux Marcet.

 

Puedes leer la entrevista completa AQUÍ.

La madera que reactivará Chile desde las regiones

José Pablo Undurraga, gerente del Programa Madera Alto Valor de Corfo.

Vivimos una etapa de cambios en el mundo, donde cada vez es más recurrente escuchar los conceptos de habitabilidad y espacios amigables para compartir, que nos llevan a repensar una mejora en los estándares de una oferta que ha disminuido su desempeño en los últimos años, y que tiene un desafío creciente por demanda de: viviendas, postas, escuelas, jardines, sedes sociales, cuarteles de bomberos, brigadas de incendios, entre otras obras de infraestructura que atiendan el crecimiento de la población, la mejora en calidad de vida y evitar la migración a las grandes ciudades.

Este escenario se alinea con la tendencia mundial del reposicionamiento de la madera en la construcción, por sus atributos en: secuestro de carbono, menor impacto en el ciclo de vida de los materiales y su disposición final. Asimismo, los profesionales de la arquitectura, diseño, ingeniería y especialidades ya lo advierten, y sólo esperan ver qué más viene en sistemas constructivos avanzados, de rápido montaje, y alto desempeño.

Producto de lo anterior, se advierte un cambio de percepción en los profesionales cada vez más sensibilizados: a algunos los mueve “la pasión por la madera”, junto a la nueva tendencia del desempeño y la calidad, en tanto, a otros los mueve “la razón por la madera” cuando evalúan costo-desempeño. Este “trade off” llegó para quedarse en la mente de los arquitectos, y está permeando a las personas que buscan vivir la experiencia de la madera en sus espacios.

Esta es la oportunidad que venimos impulsando desde Corfo por medio de sus programas integrados: Madera Alto Valor, Construye2025 y Plan BIM, a través de los cuales se ha pretendido activar el ecosistema de la madera en la construcción vía industrialización mediante: inversión en obras icónicas, normativa en madera, e incentivar la inversión pública para edificación en madera –viviendas sociales, jardines infantiles, escuelas modulares, y la última decisión, apoyar el diseño de un edificio de cinco y más pisos en madera. Esto viene acompañado de la activación de la industria “aguas arriba” para que la cadena productiva pueda agregar valor desde el bosque hasta la prefabricación y montaje de viviendas o infraestructura, donde las Pymes sean protagonistas.

Sólo falta hacer esfuerzo público-privado para incentivar encadenamientos productivos por zonas y garantizar abastecimiento de madera estructural (desafío para la pyme maderera en alianza con la gran empresa), que permitan cumplir con la exigencia y estándar para los sistemas constructivos intensivos en madera.

El cambio de percepción al uso de la madera y su nexo con la sustentabilidad es el concepto que la autoridad debe leer, y reactivar la economía desde lo local, a territorial y regional, escalando una suma de negocios de nicho para un mercado en crecimiento.

En esta oportunidad, la seguiremos apoyando de la mano del programa Transforma Madera Alto Valor con el liderazgo del mundo público, privado y academia que desde 2016 mueven los negocios del sector donde la construcción tiene un espacio relevante. Los invitamos a ser parte de esta nueva etapa que estamos construyendo para reposicionar la madera en la construcción, en la cual Corfo por medio de sus programas Transforma está haciendo una invitación real para la industria.

Corfo crea crédito verde para reimpulsar la inversión en proyectos de energía renovable

A través de diversas iniciativas, la entidad busca potenciar las inversiones en sostenibilidad para hacer frente a la reactivación económica tras la actual contingencia.

Corfo anunció la creación del Crédito Verde, un nuevo programa de refinanciamiento que busca potenciar el desarrollo de proyectos que mitiguen los efectos del cambio climático y/o mejoren la sustentabilidad ambiental de las empresas. Esto, por medio de proyectos de generación o almacenamiento de Energías Renovables No Convencionales (ERNC), de Eficiencia Energética, y de mejoras ambientales en procesos productivos, como por ejemplo en reutilización de residuos, reciclaje, entre otros.

Este programa cuenta con un presupuesto de US$ 39 millones para este año y tiene como objetivo apoyar la reactivación económica e incrementar la productividad de las empresas chilenas y su uso eficiente de recursos naturales. Con el Crédito Verde, Corfo podrá refinanciar créditos de largo plazo que otorgarán Intermediarios Financieros, bancarios o no bancarios, a las empresas beneficiarias.

”En Corfo estamos convencidos que no es posible pensar en desarrollo, si éste no es sostenible. El Crédito Verde busca potenciar aquellas iniciativas que son un aporte al medioambiente y ayuden a mitigar los efectos del cambio climático, porque de esta manera contribuiremos a una matriz productiva más limpia y resiliente, y, por ende, a una reactivación económica más sólida. La actual contingencia ha acelerado las acciones de distintos países en este ámbito, y en Chile también estamos avanzando en ese rumbo”, señala Pablo Terrazas, Vicepresidente Ejecutivo de Corfo.

Las empresas beneficiarias de estos créditos verdes serán todas aquellas que registren ventas anuales de hasta UF 600 mil, pudiendo acceder a un financiamiento de hasta el 70% de la inversión total, por un plazo máximo de 15 años. Según se proyecta, el promedio de los créditos podría bordear cerca de los US$ 250 mil para iniciativas de economía circular, eficiencia energética o autoabastecimiento en base a ERNC (ERA) y cerca de  US$ 7 millones, para proyectos de generación de ERNC.

Corfo, a través de diversas iniciativas, busca potenciar las inversiones en sostenibilidad para hacer frente a la reactivación económica tras la actual contingencia. Este tipo de inversiones incrementan la productividad y permiten a las empresas usar de forma más eficiente los recursos, lo que a su vez les facilita la entrada a nuevos mercados que son más exigentes con la trazabilidad ambiental de los productos, por lo que hace a las empresas chilenas más competitivas en el mercado global.

Se espera que a partir de julio de 2020 ya estén habilitados los primeros intermediarios financieros que operarán con este Crédito Verde.

 

Fuente: T13

El rol de los indicadores sociales en la valorización de residuos

La Plataforma Industria Circular de la Región de Valparaíso, proyecto FIC financiado por el Gobierno Regional, ayudará a mejorar la competitividad territorial del sistema productivo y a desarrollar  la sustentabilidad social mediante la creación de valor compartido.

El investigador del proyecto Plataforma Industria Circular de la Región de Valparaíso y trabajador social Álvaro Bello, trabajó en la identificación de los indicadores sociales vinculados a la gestión de residuos, en la que se consideraron dos elementos fundamentales: el tipo de residuo-producto y la categoría de stakeholders o parte interesada receptora del impacto potencial de cada residuo-producto.

“En términos generales, estamos hablando de indicadores de impactos sociales potenciales relacionados a las externalidades positivas o negativas, de acuerdo a subcategorías de impacto social derivadas de la parte interesada (trabajadores) vinculados al proceso de gestión de los distintos residuos gestionados por la plataforma. Es decir, se definieron los indicadores de impacto social potencial considerando las convenciones y directrices nacionales e internacionales relacionadas a los trabajadores”, explica Álvaro Bello.

Así, esta propuesta de indicadores está en línea con otras de orden internacional, tales como las normas ISO 26.000, con la Guía Social LCA,  y con el recientemente actualizado estándar GRI 306 sobre Residuos, de acuerdo con el profesional.

Según el investigador, el proyecto exige alimentar una base de datos con información de las subcategorías de impacto social de los trabajadores vinculados directamente a la gestión de cada uno de los tipos de residuos-productos. Probablemente, esto implicará recabar los datos a partir de un formulario que deberá ser completado por el “oferente” del residuo-producto.  “No obstante, lo anterior deberá estar en sintonía con la manera en que se inserten los indicadores ambientales para resguardar el carácter de integralidad de la plataforma”, detalla.

La Plataforma Industria Circular, proyecto desarrollado por la Universidad de Valparaíso, a través de la Facultad de Ingeniería y dirigido por la académica Patricia Martínez, busca mejorar la competitividad regional, en particular de su sistema productivo, además de contribuir al desarrollo de la sustentabilidad social, mediante la creación de valor compartido, es decir, generar valor económico que, al mismo tiempo, aporte a la sociedad, tomando en cuenta sus necesidades y desafíos. En este aspecto, Álvaro Bello, sostiene que una iniciativa de características sustentables, particularmente en lo social, debe articularse bajo un modelo sinérgico de gobernanza, que regule la dinámica relacional entre los distintos actores del territorio involucrados directa e indirectamente. “Parte importante del éxito de aquello es propender a la generación de capital social, es decir, desarrollar confianza, cooperación y reciprocidad entre los grupos de interés”, argumenta.

Y es muy relevante incluir este parámetro social al proyecto, ya que desde la perspectiva del desarrollo sustentable, el pilar de la sustentabilidad social siempre ha sido relegado por diversas razones, como la predominancia de llevar su discusión y análisis a las áreas del conocimiento ambiental y económica. No obstante, a juicio de Bello, una de las principales razones es su dificultad de ser cuantificada o normalizada, ya que lo social en sí mismo responde a situaciones más cercanas a lo cualitativo fenomenológico. Sin embargo, “junto al equipo interdisciplinario de profesionales, se ha desarrollado una propuesta de indicadores impacto social como una manera de avanzar en su estandarización y monitoreo, los que son integrados en la Plataforma Industria Circular como una forma de relevarlos y aportar efectivamente a una industria de gestión de residuos más sustentable y circular”, precisa.

Un giro en la cultura productiva

En este sentido, proyectos como éste buscan generar las condiciones necesarias y suficientes para el surgimiento de un ecosistema industrial acorde con el desafío de cambio en la cultura productiva y de consumo que involucra modificar instituciones para su desarrollo sustentable. “La plataforma recoge las directrices de la ecología industrial, y como tal, los efectos de los distintos flujos (energía, materiales, etc.) de las actividades industriales y de consumo. Uno de los elementos relacionados a estos flujos es la influencia de factores sociales, en este caso a la gestión de los residuos-productos”, comenta el investigador.

De esta manera, incluir indicadores sociales en la plataforma facilitará el desarrollo de una herramienta de gestión de los residuos-productos que sea lo más integral posible. “Los indicadores sociales permitirán determinar los impactos sociales potenciales de dichas actividades o flujos en torno a la gestión de los residuos-productos recogidos en la plataforma. Desde una mirada amplia, su inclusión ayuda a incluir la dinámica social relacionada al sistema productivo industrial de la región”, detalla Álvaro Bello.

El camino hacia la economía circular considera que la producción y el consumo sean sustentables en el centro de sus actividades, para mejorar el desempeño social y ambiental de la mano de una rentabilidad económica sostenida que redundará en un mayor bienestar de las personas. En este sentido, la experiencia de Plataforma Industria Circular promueve el posicionamiento de la dimensión social de la sustentabilidad en los sistemas de gestión industrial, pero también en el consumo en la región y en el resto del país. Ahora, más allá de la RSE, cuya mirada puede ser parcial, el investigador cree necesario iniciar un camino para conformar y consolidar un sistema de indicadores de impacto social que permita, sobre todo en el actual contexto sanitario, proporcionar herramientas homologables y validadas, conducentes cada vez más incorporar criterios objetivos de impacto social.

Indicadores según subcategorías de impacto social potencial predefinidos para determinar en la Plataforma Industria Circular

Subcategorías de Impacto Social Potencial

Indicador

Salario justo

Porcentaje de trabajadores que reciben el “salario justo” asociados a la gestión directa del residuo-producto.

Horas de trabajo

Porcentaje de trabajadores que cumplen jornada laboral ordinaria (número de horas efectivamente trabajadas) asociada a la gestión directa del residuo-producto.

Igualdad de oportunidades laborales

Porcentaje de participación de mujeres en la fuerza laboral asociada a la gestión directa del residuo-producto.

DESARROLLO SOSTENIBLE Y CARBONO NEUTRALIDAD EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Paola Valencia, encargada de la Secretaría Ejecutiva de Construcción Sustentable del Minvu.

Cruzamos una crisis global que está impactando todos los aspectos de la existencia humana sobre este planeta. La pandemia de Covid-19 no sólo está generando un lamentable récord de mortalidad a nivel mundial y el colapso de los sistemas de salud, sino que está produciendo serios efectos en otras esferas como la social, económica y medioambiental.

Claramente esto afectará los procesos de desarrollo a nivel mundial, especialmente considerando que la meta de los países ONU al 2030 era alcanzar globalmente un modelo de crecimiento sostenible para las sociedades. 

Cabe recordar que en 2015 los líderes mundiales adoptaron un conjunto de objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos, en el marco de una nueva agenda de desarrollo sostenible. Estos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) consideran acciones en áreas sensibles de la humanidad y el planeta, que se integran e interrelacionan, por lo que la afectación de una tiene repercusiones en las otras definitivamente.

En este nuevo escenario de crisis, más que nunca tenemos la certeza de lo imperativo que resulta ejercer una mirada sostenible del desarrollo de las sociedades, que considere las vulnerabilidades de nuestros sistemas y propenda al cuidado de la vida en todas sus formas. Entonces, los compromisos país que hemos adquirido en materia de desarrollo humano y sostenible, deben estar presentes y modelar las decisiones y acciones que se definan para avanzar desde hoy en adelante, considerando las condiciones sociales, económicas y medioambientales que tendremos que enfrentar luego de esta pandemia. En definitiva, debemos asumir esta crisis como una oportunidad para impulsar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, de manera de avanzar en la reducción de desigualdades de todo tipo.

Uno de los ámbitos relevantes en los ODS se relaciona con la carbono neutralidad, que es un factor preponderante en las condiciones de vida de las sociedades, dado que el calentamiento global y el cambio climático están directamente relacionados con el aumento sostenido de los gases de efecto invernadero, en especial del CO2.

Chile, en el marco del Acuerdo de París, se comprometió a alcanzar el carbono neutralidad al año 2050 y llegar a un peak de emisiones de gases de efecto invernadero en 2027. Para alcanzar estas metas se considera que una de las estrategias más costo-efectivas es descarbonizar el sector de la edificación, dado que las ciudades ocupan solo el 3% de la superficie del planeta, pero representan el 75% de las emisiones de carbono y consumen entre el 60 y 80% de la energía.

Por otra parte, se estima que el 36% del uso de energía primaria en el mundo, y casi el 40% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) estuvieron asociadas al sector edificación durante el 2018. De estas emisiones, un 28% proviene de la operación del edificio y un 11% del carbono incorporado de sólo tres productos de construcción: cemento, acero y aluminio.

En el caso de Chile, existe un importante vacío de información respecto de este tema, ya que sólo tenemos el dato que entrega el Balance Nacional de Energía (BNE) sobre el consumo energético del sector construcción durante la operación, del cual se desprende que el 22% de la energía total consumida se utiliza en la operación de edificaciones. Lamentablemente, no contamos con información objetiva a la fecha para la estimación de la huella de carbono del ciclo completo del sector construcción.

Sumado a lo anterior, tenemos que el sector construcción, a nivel global, es una de las industrias que mayor cantidad de recursos naturales utiliza, y Chile no escapa a esta realidad. Hace pocos días el organismo internacional Global Footprint Network, publicó que la huella ecológica del país es mayor a su biocapacidad de reserva, siendo el con mayor déficit de la región. Las categorías que presentan mayor déficit son: Terreno edificado, tierras de absorción de carbono, tierras de cultivo y tierras de pastoreo.

Es por esto que el Ministerio de Vivienda y Urbanismo ha implementado hace varios años una agenda de construcción sustentable que tiene varios principios, entre los que destacan: Promover la reducción de impactos ambientales del sector, gestionar en forma responsable los recursos naturales, aportar con una mejor calidad de vida a las personas y construir ciudades más amigables con el medio ambiente y las personas.

Es fundamental en este trabajo levantar información sobre los impactos del sector ya que, como menciono anteriormente, hay escasez de estos datos en el país. Respondiendo a esta necesidad es que el Minvu ha creado un comité público-privado, cuyo objetivo es desarrollar e implementar una estrategia nacional para la gestión de la huella de carbono de la construcción.

El objetivo de esta mesa es acordar una planificación estratégica y metodológica durante 2020 y, a partir de 2021, comenzar con un fuerte trabajo de levantamiento de datos, creación de plataformas de difusión e implementación de calculadoras, además de implementar un sistema de monitoreo reporte y verificación de huella del sector. Todo esto debe estar articulado con los sistemas de certificación vigentes, y enlazado con instrumentos de fomento financiero que aporten incentivos a la industria y a los usuarios que utilicen productos más sustentables y de baja huella ecológica y de carbono.

Para nuestro ministerio esta tarea es crucial, pues sabemos que gestionar la huella nos va a permitir reducir impactos ambientales, hacer más eficientes los procesos y utilizar menos recursos naturales, lo que traerá, además, beneficios para el medioambiente y la productividad del sector.

Fuente: Certificación Edificio Sustentable

COVID-19 IMPACTARÁ EN CONTROL DE RIESGOS Y DISEÑO DE CONSTRUCCIONES

Las herramientas presentes en la industria permiten diseñar edificaciones considerando aspectos que garanticen la sanitización, nueva exigencia impuesta por la pandemia.

El Covid-19 podría impactar la forma de construir viviendas y de proyectar las obras en el futuro. Así lo sostuvo el arquitecto y socio del Consejo de Construcción Industrializada (CCI), Francis Pfenniger, en la última sesión plenaria de mediados de mayo y que contó con la presencia del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) y Construye 2025 de Corfo.

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NUEVO PARADIGMA EN SUSTENTABILIDAD

La construcción industrializada promete reducir residuos y se sostiene sobre materiales sustentables.

Reducción de residuos, menos ruido, edificios mucho más eficientes, funcionales y con mayor eficiencia energética están entre los principales beneficios de implementar la construcción industrializada en el país. De hecho, según los expertos, se trata de un estándar que plantearía un cambio total de paradigma para la industria, para avanzar hacia una más productiva y sustentable, en un contexto global de escasez de recursos y cambio climático.

‘Al ser un proceso industrial, es decir, planificado y repetitivo, cada vez puedes incluir mayor exigencia en el buen uso de los recursos. Es como ir dando paso a paso una vuelta adicional a la tuerca’, sostiene Sebastián Fourcade, director del Consejo de Construcción Industrializada (CCI). Hasta un 15% de reducción en la generación de residuos en proyectos de edificación estima Katherine Martínez, secretaria ejecutiva del CCI. Y eso constituye la ventaja ‘más evidente’, considera Helen Ipinza, sectorialista en Construcción y Economía Circular de la Gerencia de Capacidades Tecnológicas de Corfo, y lo explica desde los procesos de transformación de materiales, que ‘ocurren en plantas manufactureras y bajo condiciones controladas y previamente diseñadas.

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CONSTRUCCIÓN APUESTA POR LA PRODUCTIVIDAD

Con ahorros de alrededor de 30% en el tiempo de las obras y de 20% en lo costos, la construcción industrializada podría ser la respuesta para acelerar los índices de productividad del sector en Chile.

En febrero pasado y en sólo 10 días de trabajo, China inauguró el hospital Huoshenshan, en la ciudad de Wuhan, con una superficie de 34 mil m2 y capacidad para recibir a mil pacientes, para hacer frente a la emergencia generada por el Covid-19. La rapidez de las obras asombró al mundo y demostró la efectividad de la construcción industrializada, modalidad que apunta a la eficiencia y que incluye el ensamblaje de módulos fabricados en cadena, con un importante rol de tecnologías de la información como Building Information Modeling (BIM).

En Chile este tipo de construcción ha tomado fuerza en los últimos años y su aplicación va desde edificación residencial en altura hasta hospitales y estadios. Aunque no existen cifras oficiales, datos entregados en 2018 por el Consejo de Construcción Industrializada (CCI) señalaban que sólo el 1% de las obras que entonces se realizaban en el país utilizaba ese método, un porcentaje bajísimo en relación a los países nórdicos, donde esa cifra alcanzaba el 25%.

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