Durante 27 años fue director ejecutivo del Instituto de la Construcción, y como tal, trabajó arduamente en impulsar el mejoramiento de las condiciones de confort ambiental y de la eficiencia energética en los espacios habitables, desde la Reglamentación Térmica hasta CES. En esta entrevista, nos comenta sobre su trayectoria y los desafíos que aún se mantienen en el sector.
En un contexto donde la sustentabilidad y la eficiencia energética se han convertido en prioridades globales, Chile tiene mucho camino por delante. A días de dejar el Instituto de la Construcción, luego de 27 años de ser su director ejecutivo, José Pedro Campos, compartió su experiencia, los desafíos enfrentados en más de cuatro décadas de trabajo, y las oportunidades que aún existen para consolidar un futuro más sostenible.
Si pudieras destacar algo de tu trayectoria relacionada a la sustentabilidad, ¿qué es lo primero que recuerdas?
En 1991, junto con Gabriel Rodríguez, desarrollamos el Programa de Incentivo al Acondicionamiento Térmico – PIAT, en la Municipalidad de La Florida. Ese proyecto fue, modestamente, una primera certificación en Chile, y probablemente una de las primeras en el mundo. Desde entonces, tuve el interés de desarrollar una certificación más amplia en nuestro país. Gracias a ese programa postulé a una pasantía en Suecia, la que hicimos Gabriel Rodríguez (IDIEM), Daniel Zúnico (MINVU) y yo, en enero de 1993, y aprovechando el viaje a Europa conocimos la Certificación Qualitel en Francia. Ahí tuve la oportunidad de hacerme amigo del director de Qualitel, y desde entonces quedé fascinado con la idea de las certificaciones.
En abril de 1993 ingresé al Ministerio de Vivienda y Urbanismo, y planteé la propuesta de desarrollar en Chile un sistema de certificación similar y gracias a un programa de cooperación técnica con Francia, tuve la oportunidad de capacitarme en Qualitel Desde entonces han pasado muchos años y realizamos varios proyectos que no resultaron como esperábamos. Un tiempo después, en 2007, Verónica Serrano, quien era directora Nacional de Arquitectura en el MOP (Ministerio de Obras Públicas), desde el comité ejecutivo comentó la política del MOP para hacer más eficiente la inversión pública en edificaciones, tanto en otorgar adecuadas condiciones ambientales, como ahorrar energía y recursos, siendo las escuelas y hospitales un claro ejemplo de ello, edificaciones que requieren muy adecuadas condiciones ambientales y que consumen mucho energía y recursos
Ella mencionó que en las regiones de Los Lagos y Los Ríos se estaban haciendo iniciativas interesantes y que sería bueno verificar el cumplimiento de estas políticas. En ese mismo año, transformamos ese interés en un primer estudio, el cual mencionaste. Evaluamos 10 edificios y, aunque inicialmente no tuvimos éxito con CORFO, en 2012 logramos avanzar gracias a un segundo proyecto Innova Chile.
Finalmente, con el apoyo de José Tomás Videla, logramos operacionalizar el sistema mediante un convenio entre el MOP, la Cámara Chilena de la Construcción, el Colegio de Arquitectos y otras instituciones clave. Fue un proceso largo, pero muy gratificante.
Por lo que cuentas, esto comenzó muchos años antes. ¿Cuáles fueron los principales desafíos para llegar a implementar CES?
Los principales desafíos estuvieron en la poca comprensión que existía en su momento sobre el valor de incorporar estándares de calidad ambiental y eficiencia energética en los edificios. Había mucha resistencia, especialmente de algunos sectores empresariales, que veían estas medidas como un costo adicional en lugar de un beneficio.
Era un problema similar al que enfrentamos históricamente con la reglamentación térmica. Para muchos, esto parecía más un gasto que una inversión con impacto positivo; sin embargo, con el tiempo, empezamos a encontrar aliados estratégicos. Fue clave cuando desde el gobierno, y en particular Verónica Serrano, se expresó claramente que era de interés público implementar estas medidas.
Tiene toda la lógica, porque si el Estado invierte en construir escuelas, lo mínimo es que estas funcionen adecuadamente. Esto significa que los estudiantes deben escuchar bien, no pasar frío ni calor, y tener un ambiente óptimo para estudiar. Además, en términos operativos, es fundamental que estos edificios tengan el menor costo de mantenimiento posible, ya que se trata de una inversión pública.
Cuando vimos esa oportunidad, nos comprometimos por completo. Sabíamos que no sería sencillo, pero era el momento para que este proyecto avanzara.
Más de tres décadas
En 2024, Campos recibió el Premio CES al Profesional Destacado, un reconocimiento a la trayectoria de los profesionales. Junto con destacar el rol que tuvo José Pedro Campos, como director ejecutivo del Instituto de la Construcción durante 27 años, también hace hincapié en la capacidad técnica y los esfuerzos del arquitecto por el impulso de la eficiencia energética, especialmente en la vivienda en Chile, a través de las distintas versiones de la Reglamentación Térmica.
¿Cómo evalúas el estado actual de estos temas en Chile?
Hace 30 años me tocó elaborar el Programa de Reglamentación Térmica de Viviendas en Chile. En ese entonces, establecimos tres etapas, y ahora estamos en la segunda, aunque quizás un poco más avanzados. Puede parecer que vamos lento, pero lo importante es que se está avanzando.
Es cierto que los gobiernos y las prioridades cambian, y eso influye en el ritmo de los proyectos, pero todavía enfrentamos la percepción de que la calidad ambiental y la eficiencia energética son caras o poco rentables. Incluso, todavía hay quienes aún creen que en invierno hay que pasar frío y en verano, soportar el calor.
Sin embargo, creo firmemente que la clave está en ser persistente, creativo y aprovechar las oportunidades que surgen. En este momento, por ejemplo, salud y educación ya están incorporados en las normativas y estándares, lo que es coherente con la experiencia mundial. Estos son sectores que requieren condiciones óptimas, como los hospitales con sus pabellones, salas de recuperación y su alto consumo energético.
De hecho, en el programa de La Florida de 1991 ya habíamos incorporado certificaciones para establecimientos de educación y salud. Incluso se certificó un colegio en esa época, lo que muestra que la idea no es nueva. Me alegra que estas áreas ahora sean prioridad, porque es un avance lógico y necesario.
En ese sentido, ¿qué crees que falta desde el punto de vista de la reglamentación térmica?
Creo que hay un tema fundamental que siempre he señalado, la calefacción intradomiciliaria. Estamos en un mundo hiperconectado globalmente, con acceso a redes sociales e internet, pero seguimos teniendo estufas a parafina o a gas licuado con llama abierta dentro de las casas. A mi juicio, eso es completamente inaceptable, es como si todavía viviéramos en las cavernas, y no se condice con la modernidad que decimos tener como sociedad.
Además, hoy se exige hermeticidad en las viviendas, lo que incluye pruebas específicas para garantizar este estándar. Si tienes una vivienda bien sellada pero usas calefacción a parafina o gas licuado, los contaminantes que se generan pueden tener consecuencias gravísimas, incluso fatales. Esto es algo de lo que hemos hablado tanto con el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, como con el Ministerio de Medio Ambiente, y espero que se tomen medidas al respecto.
Otro tema importante es la regulación del manejo de residuos. Estamos muy atrasados en comparación con otros países, incluso dentro de nuestra región, que ya tienen reglamentación específica para los residuos en general, incluyendo los de construcción. Esto también está vinculado a la rentabilidad social de estos cambios y a los beneficios que generan para la población.
Finalmente, creo que falta mucha difusión sobre estos temas. La importancia de mejorar la reglamentación térmica en esta segunda etapa es enorme, pero a nivel poblacional hay muy poco conocimiento sobre sus beneficios sociales y económicos. Es necesario informar mejor a la ciudadanía.
Y, en términos generales de sustentabilidad, ¿qué desafíos crees que aún tenemos?
Creo que los desafíos son los mismos que hemos estado mencionando. Primero, el manejo de residuos, que es un área en la que estamos muy atrasados, tanto en la gestión general como en la de residuos de construcción. Luego, la falta de rentabilidad social percibida, la escasa difusión de los beneficios de estas medidas, y, por supuesto, los sistemas de calefacción intradomiciliaria.
Cuando hablo de calefacción intradomiciliaria, me refiero no solo a las viviendas, sino también a las oficinas. Recuerdo que cuando trabajaba en el Ministerio (de Vivienda), las estufas que se usaban eran a parafina o gas, y eso me parece completamente desactualizado.
Por otro lado, el mundo privado también tiene que asumir su parte. Como mencionaba antes, las condiciones ambientales afectan directamente el rendimiento de las personas. Si alguien pasa frío o calor mientras trabaja, no va a tener ganas de trabajar ni lo hará con eficiencia. Esto tiene un impacto directo en la productividad y en los resultados.
Por eso, diría que la sociedad en general, tanto el sector público como el privado, aún tiene un largo camino por recorrer en términos de sustentabilidad.
¿Qué mensaje le darías al sector de la construcción?
Agradezco los esfuerzos del Estado en esta materia, y, mi recomendación sería persistir, no bajar los brazos. Este es el camino correcto, aunque enfrentemos dificultades, como las que hemos vivido durante todos estos años, hay que ser creativos, arriesgarse y resistir. Las cosas suceden con trabajo constante y creativo.
Representantes clave del sector público, privado, academia y sociedad civil participaron en un taller para fortalecer la colaboración y garantizar el éxito del modelo territorial de economía circular en la construcción.
En el contexto del proyecto “Red de Economía Circular de la Construcción”, se llevó a cabo un exitoso primer taller para la presentación del mapa de actores y aliados, con el objetivo central de avanzar en la conformación de la gobernanza territorial. Esta iniciativa es un paso clave para impulsar la transición hacia una economía circular en el sector de la construcción, promoviendo la valorización de residuos y la creación de sinergias productivas en la Región Metropolitana.
El taller, realizado en la CDT, con la participación activa de representantes del sector público, privado, academia y sociedad civil, permitió identificar y priorizar actores estratégicos para una gobernanza efectiva. El equipo técnico trabajó en la categorización de cerca de 500 actores relevantes, seleccionando a los 40 más influyentes. Así, los participantes trabajaron sobre esta base para formar parte de una red colaborativa orientada al desarrollo sostenible.
“Es muy importante la participación de todos los actores de la cadena de valor y ecosistemas relacionados a la economía circular, más allá de la cadena de valor de la construcción, es clave incluir a actores relacionados a las finanzas sostenibles, la innovación, I+D, emprendedores y startup, entre otros”, agrega la coordinadora de sustentabilidad de Construye2025, Alejandra Tapia.
Resultados del taller
Entre los logros destacados de la jornada, se identificaron nuevos aliados estratégicos, incluyendo gremios, consultoras y asociaciones internacionales. Además, se discutió la importancia de incorporar representantes del sector financiero y fortalecer la participación de actores clave en la toma de decisiones.
El taller marcó el inicio de un plan de acción dinámico que incluirá la organización de nuevos encuentros y la implementación de proyectos piloto para validar el modelo territorial en la Región Metropolitana. En los próximos dos meses, se trabajará en robustecer el mapa de actores para conformar la gobernanza territorial y aliados estratégicos, luego se diseñará un modelo de gobernanza que permita la participación activa e inclusiva de sus actores, actividades que son parte del primer componente Modelo de Gobernanza Territorial.
En esta ocasión, participaron Hernán Madrid, de CES; María Fernanda Aguirre, de Chile GBC; Sergio Díaz, de la Cámara Chilena de la Construcción; Paola Molina, del Instituto de la Construcción; Guillermo Silva de Achival; Solange Fuentes, de Banco Itaú; Benjamín Ramírez, de Greenrec Lepanto; Maria Renee Oliva de CIPYCS; Paola Valencia y Matías Dueñas de EBP Chile; Danae Haase de la Pontificia Universidad Católica de Chile; Karla Llanos del área de Residuos de la Municipalidad de Independencia; Natalia Reyes de CTEC. La facilitación estuvo a cargo de Antonio Iturra de Ematris; Francisca Díaz, María José Cobo y Salomé Muñoz, de la CDT.
En tanto, del equipo técnico estuvieron presentes: Sergio Diaz (CChC), Alejandra Tapia (Construye2025), Edelmira Dote (Corfo), Katherine Martínez (CDT), Carolina Manríquez (Gobierno de Santiago), Sergio Díaz (CChC) y Bárbara Silva (CDT), coordinadora del proyecto.
El proyecto, financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo y liderado por instituciones como Corfo, Construye2025, el Gobierno Regional Metropolitano de Santiago y la Cámara Chilena de la Construcción, reafirma su compromiso de transformar la industria de la construcción hacia un modelo circular y sostenible.
Cinco componentes
El proyecto “Red de Economía Circular de la Construcción” se articula en torno a cinco pilares fundamentales:
Ricardo Fernández, presidente de Certificación Edificio Sustentable (CES), participó de la actividad, destacando al gremio local por ser pioneros en sustentabilidad. También asistió el alcalde electo, Jaime Bertin.
La Cámara Chilena de la Construcción (CChC) Osorno conmemoró el décimo aniversario desde su Certificación como Edificio Sustentable (CES). Las oficinas del gremio de la construcción fueron la primera edificación en el país en recibir la condecoración en diciembre del 2014 y como explicó en el evento, Ricardo Fernández, presidente de la Certificación Edificio Sustentable (CES) el sello busca “evidenciar las buenas prácticas en cuanto a acondicionamiento en temas de manejo de residuos, acondicionamiento térmico, condiciones acústicas, entre otras” de las construcciones públicas y privadas.
En el evento participaron autoridades locales y gremiales, como el alcalde electo Jaime Bertín, el vicepresidente de la Cámara de Comercio, Francisco Dumay; y actores claves del sector privado, ciudadano y académico.
El edificio, diseñado por Scheel Arquitectos y construido por Constructora Denco, obtuvo la certificación el 24 de diciembre de 2014. Fernández resaltó la importancia de los proyectos sustentables en el país, agregando que aunque las reglamentaciones son obligatorias, las certificaciones son voluntarias. Felipe Pavez, presidente de la CChC Osorno, comentó sobre la importancia del hito para la comuna y la región. “Nosotros fuimos el primer piloto que se hizo a nivel nacional y que se logró después de un trabajo mancomunado entre los socios de la Cámara, el mundo privado y el mundo público”.
Por su parte, Scheel valoró la Certificación de Edificio Sustentable, valorada tanto en el país como en Sudamérica.
Marisol Cortés, presidenta de la Comisión de Medio Ambiente, discutió la importancia de las certificaciones de sostenibilidad, específicamente el sello CES, celebrado en la ceremonia. “Este sello busca cumplir con compromisos internacionales como el Acuerdo Escazú y el Tratado de París, promoviendo una menor huella de carbono y ciudades más sostenibles. A diferencia de certificaciones como LEED, el CES se adapta mejor a las condiciones sísmicas y climáticas de Chile”, cerró.
En tanto, Hernán Madrid, jefe de CES, recordó y valoró la visión del equipo de la CChC que impulsó la certificación de este edificio de la Cámara, que lo llevó a ser el primero en Chile en contar con el sello CES.
Con la participación de Alejandra Tapia, el programa se hizo presente en actividades relacionadas con el Ministerio de Obras Públicas: en el Comité Consultivo del Estudio Básico “INVESTIGACIÓN Y ANÁLISIS DE PARÁMETROS PARA CERTIFICACIÓN DE PROYECTOS DE INFRAESTRUCTURA AEROPORTUARIA SUSTENTABLE”, y en el encuentro de diálogo titulado “Sustentabilidad y Cambio Climático”, en el contexto de la conmemoración de los 150 años de la Dirección de Arquitectura.
En un esfuerzo por posicionarse como referente en sustentabilidad aeroportuaria, la Dirección de Aeropuertos del Ministerio de Obras Públicas (DAP MOP) lidera un innovador estudio que busca sentar las bases para la versión específica CES Aeropuertos que aborde una infraestructura sostenible y la inclusión de la economía circular. Este proyecto es desarrollado en conjunto con diversas entidades públicas, privadas y académicas, marcando un hito en el desarrollo sustentable del país.
Durante el segundo Comité Consultivo del Estudio Básico “INVESTIGACIÓN Y ANÁLISIS DE PARÁMETROS PARA CERTIFICACIÓN DE PROYECTOS DE INFRAESTRUCTURA AEROPORTUARIA SUSTENTABLE”, expertos y representantes de distintas instituciones evaluaron avances y compartieron perspectivas sobre cómo integrar prácticas sostenibles en el diseño, construcción y operación de los aeropuertos en Chile, entre ellas estuvo Alejandra Tapia, coordinadora de Sustentabilidad de Construye2025.
“Estamos muy contentos de haber realizado este segundo comité consultivo con una amplia participación y muchas consultas. Este estudio aborda distintas visiones, no solo de la Dirección de Aeropuertos, sino también de otras áreas del MOP y del sector privado. Es un paso clave hacia la certificación sostenible que esperamos concretar el próximo año”, destacó Martita Molina, inspectora fiscal del Estudio de la Dirección de la DAP MOP.
El proyecto no solo busca implementar medidas de eficiencia energética, economía circular e infraestructura verde, sino también establecer una certificación que posicione a Chile como líder en prácticas sustentables a nivel regional. Según Margarita Cordaro, vicepresidenta de CES y representante del MOP, “generar una certificación aeroportuaria representa un avance increíble para Chile. Este trabajo, que reúne tecnología y la colaboración de especialistas, academia e instituciones públicas y privadas, marca un punto de partida en una especialidad maravillosa. Aunque aún queda camino por recorrer, lo logrado hasta ahora es una contribución significativa al desarrollo sustentable”.
Por su parte, el sector privado también ha jugado un rol crucial en este proceso. John Rathkamp, gerente de Sustentabilidad de Nuevo Pudahuel S.A., destacó los esfuerzos realizados para reducir el impacto ambiental de las operaciones aeroportuarias: “Estamos comprometidos con avanzar en la sustentabilidad del aeropuerto, no sólo entregando infraestructura de calidad, sino también reduciendo el impacto ambiental. Medidas como eficiencia energética, uso de energía verde certificada y puentes de embarque sustentables son parte de este esfuerzo por un futuro más sostenible”.
La importancia de este trabajo radica en su capacidad para incorporar innovaciones claves en el diseño y la operación de aeropuertos, como explicó Evelyn Reid, jefa de Edificación y Planes Maestros de la Dirección de Aeropuertos. “Este estudio nos permite integrar temas actuales de sustentabilidad como huella de carbono, net zero e infraestructura verde y azul. Estamos explorando nuevas soluciones que nos ayudarán a mejorar nuestros diseños y medir los avances en sostenibilidad, algo fundamental para el desarrollo de mejores proyectos aeroportuarios”, afirmó.
Alejandra Tapia, coordinadora de Sustentabilidad de Construye2025, participó de esta instancia y comentó que “para el programa es muy importante la certificación CES Aeropuertos, y la inclusión de la economía circular en las certificaciones. Hay muchas oportunidades en la inclusión de materiales con atributos sustentables, como lo son los áridos reciclados y artificiales”.
De esta manera, el estudio continúa avanzando y se espera que en el próximo comité consultivo se consoliden más detalles sobre esta herramienta de certificación, que podría posicionar a Chile como líder en infraestructura sostenible en la región.
Diálogo sobre políticas públicas “Sustentabilidad y Cambio Climático”
Asimismo, Tapia participó en uno de los dos paneles de expertos para llevar a cabo el segundo diálogo titulado “Sustentabilidad y Cambio Climático”, en el contexto de la conmemoración de los 150 años de la Dirección de Arquitectura. En la oportunidad, se respondieron a las preguntas sobre cómo inciden las políticas sobre el cambio climático y la sustentabilidad en la edificación pública y cuáles son las nuevas estrategias y tecnologías de la construcción que se presentan para que la sociedad pueda adaptarse al cambio climático.
Al respecto, la directora nacional de Arquitectura, Loreto Wahr, destacó la importancia de generar estos espacios de conversación, a pocos meses de celebrar los 150 años de la Dirección de Arquitectura que se cumplen el próximo 25 de enero de 2025. “Es sumamente importante considerar el ciclo completo de los proyectos, desde la planificación, el diseño y la construcción, estableciendo buenas conversaciones con un trabajo integrado para, posteriormente, innovar en la construcción”, aseguró Whar, recalcando la importancia de incorporar a la mujer y la perspectiva de género en la industria, además del uso de tecnologías avanzadas.
Alejandra Tapia remarcó el valor de estos 150 años de experiencia que tiene la Dirección y aspectos claves en la gestión como “la responsabilidad en el diseño de los proyectos y los impactos que estos pueden causar, tanto ambientales como sociales.”
Algo en lo que también coincide el jefe de la División de Infraestructura Sustentable (DIS) de la Dirección General de Obras Públicas, Daniel Bifani, es en que “la planificación es crucial por la importancia estratégica de las obras que se planifican de facto en el territorio, lo que requiere una estrecha colaboración con organismos regionales y el sector académico”. Todo esto, bajo el alero de los cuatro pilares de la Política de Sostenibilidad MOP, que incluyen lo ambiental, lo económico-financiero, lo social y lo institucional.
Desde su área, Rodolfo Jiménez, decano de la Facultad de Arquitectura y Ambiente Construido de la Universidad de Santiago de Chile, señaló que el mayor desafío que están enfrentando es algo que ya están abordando, y tiene que ver con la formación. “Nuestro enfoque principal es la educación de profesionales. Desde los primeros años, tratamos todos los temas relacionados con la sustentabilidad con nuestros estudiantes. Ahora, creemos que es posible establecer una sinergia mucho mayor con las instituciones públicas, a través de metodologías como el aprendizaje y servicio, lo que permitiría la realización de convenios de colaboración”, agregó.
Andrés Venegas, gerente de Proyecto en la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), expresó que es fundamental que la arquitectura se transforme en un sistema eficiente, que minimice el uso de energía y recursos, y que tenga una incidencia positiva a largo plazo en el entorno. Agregando que “el desafío ahora es implementar estas iniciativas, compartirlas transversalmente en la sociedad y educar a las personas para poder construir una nueva sociedad que proteja el planeta y permita nuestra subsistencia como especie.”
En ese sentido, el jefe de la Certificación Edificio Sustentable (CES), Hernán Madrid, consideró que esta fue una oportunidad de “poner en valor el trabajo de política pública que ha hecho la Dirección de Arquitectura con CES, que ha dado muestras de ser una política pública consistente en el tiempo, que empezaron a trabajar hace más de 10 años y que empezaron ellos a apoyar fuertemente incorporando proyectos a certificación”, con lo cual se refuerza la importancia de la planificación como un instrumento clave en esta materia.
El primer panel fue moderado por la arquitecta Margarita Cordaro, funcionaria de la Sección de Sustentabilidad y Normas de la Dirección de Arquitectura, y contó con la participación de Macarena Ortiz Arrieta, secretaria ejecutiva de la Construcción Sustentable DITEC del MINVU; Orietta Valdés, de la División de Evaluación Social de Inversiones del Ministerio de Desarrollo Social y Familia; Alexandre Carbonnel Torralbo, académico de la USACH, Daniel Bifani y Hernán Madrid. Mientras que el segundo panel fue moderado por la arquitecta Paulina Ortiz, jefa (s) de la Unidad de Proyectos de la Dirección de Arquitectura, y contó con la participación de David Cabieles, del Departamento de Edificación y Ciudad del Ministerio de Energía; Evelyn Medel, jefa del Departamento de Sostenibilidad y Cambio Climático de la DGOP; Daniela Vásquez, gerenta del Programa Tecnológico de Construye Zero del Centro Tecnológico para la Innovación en la Construcción; Andrés Venegas, Alejandra Tapia y Rodolfo Jiménez.
En la actividad realizada en Espacio AOA, Marcos Brito, Alejandra Tapia y Carlos Cayo, integrantes del equipo de Construye2025, dieron a conocer algunos de los principales avances y actividades realizados en los últimos meses. Asimismo, los representantes de las principales certificaciones en Chile analizaron el ecosistema de la construcción sostenible en Chile.
Las certificaciones disponibles en Chile fueron el tema principal de la sesión número 50 del Consejo Estratégico de la Construcción, realizado en el Espacio AOA de la Asociación de Oficinas de Arquitectos. En la ocasión, la presidenta de Construye2025, Carolina Garafulich, dio la bienvenida a Ximena Ruz Espejo, quien se sumó al Consejo en calidad de representante de Sustentabilidad; y a Carlos Cayo Rojas, quien se hizo cargo de la línea de Innovación y Desarrollo Tecnológico del programa.
Asimismo, Garafulich presentó el tema principal en tabla sosteniendo que “las certificaciones son un buen mecanismo para instalar, ordenar y guiar a las distintas organizaciones. Todas estas cosas que se dicen que hay que hacer se puede hacer de manera fácil, estandarizada, y ahí las certificaciones toman un rol fundamental”.
Posteriormente, Marcos Brito, Alejandra Tapia y Carlos Cayo comentaron algunas de las actividades y noticias relacionadas con el área de la construcción, entre las que destacan el lanzamiento de la Hoja de Ruta BIM, con una selección de propuestas de las mesas de trabajo realizadas entre la industria y la academia, y el cierre del primer Acuerdo de Producción Limpia del sector construcción, efectuado en Valparaíso.
Las exposiciones posteriores estuvieron a cargo de María Fernanda Aguirre, directora ejecutiva de Chile Green Building Council (GBC); Hernán Madrid, jefe de Certificación Edificio Sustentable (CES), del Instituto de la Construcción; y Sergio Díaz, subgerente de Sostenibilidad de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC).
La primera en exponer fue María Fernanda Aguirre, quien explicó que el GBC se encarga de promover y difundir distintos sistemas de certificación, tanto nacionales como internacionales, para potenciar el uso eficiente de recursos y mejorar la calidad de vida de los usuarios de las obras. Fernanda detalló que, en Chile, el mercado de los sistemas de certificación y calificación es grande en comparación con otros países de la región, y destacó la existencia de herramientas nacionales como CES. “Nosotros, como Chile GBC, promovemos también herramientas internacionales”, tales como LEED, WELL, Passivhaus, entre otras.
Entre las principales novedades, Aguirre anunció que “Chile es el canal oficial de difusión para el sistema de certificación Envision, que es un sistema para infraestructura no habitable, como puentes, centrales de generación, tratamiento de agua, etcétera”. Además, invitó a conocer otros sistemas, como Zero Waste, que definió como “un muy buen sistema de certificación que gestiona circularidad en el ciclo de vida completo de las instalaciones”.
Luego tomó la palabra Hernán Madrid, jefe de la certificación CES, que se aplica para edificios de uso público, es decir, no para viviendas. “Tenemos dos versiones funcionando, la versión de edificios de uso público, que ya está en su segunda versión; y tenemos una específica para hospitales”, detalló, agregando que esta certificación aborda temas de calidad, uso eficiente de energía, de agua, gestión de residuos, operación del edificio e innovación, y que evalúa en escala de 0 a 100, con 30 puntos mínimos para certificar.
Además, Madrid destacó que lo importante de la certificación de CES es que fue diseñada para “reflejar las condiciones climáticas y geográficas de nuestro país. El sistema está calibrado para nuestras condiciones específicas”. En este sentido, explicó que este año se estrenó “una versión específica para resiliencia, llamada CES+Resiliencia”.
A la fecha, existen 528 proyectos en etapa de certificación, 126 edificios ya certificados y 311 proyectos precertificados, agregó, precisando que las regiones que lideran las certificaciones están en la zona centro y sur del país.
Finalmente, Sergio Díaz, subgerente de Sostenibilidad de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), entregó detalles de la certificación PRO, que reconoce a las empresas que cumplen estándares de calidad y prácticas sostenibles. Relató que esta iniciativa nació como respuesta a un proceso de transformación de la Cámara, cuya misión se enfoca en mejorar la calidad de vida de las personas, siempre mediante el desarrollo sostenible.
El Sello PRO “nos permite llevar todas las buenas prácticas, la formación, las herramientas, los espacios de vinculación y reconocimiento a las empresas de manera tal que puedan ir incorporando todo eso en su forma de hacer un negocio”, detalló, y añadió que éste busca asegurar un estándar mínimo de prácticas en la organización.
Este sello funciona a través de un programa de acompañamiento a las empresas, para que vayan integrando todos los estándares requeridos con la ayuda de un equipo de asesores, en un trabajo que se extiende, generalmente, alrededor de diez meses. El programa es para todo tipo de empresa, desde constructoras e inmobiliarias hasta proveedoras. Sergio indica que, desde 2020 a la fecha, cerca de 236 empresas han pasado por el programa, más de 150 tienen el estándar, abarcando más de 1.400 obras.
El Liceo Jorge Teillier de Lautaro, en la región de la Araucanía; el Edificio Institucional de la Dirección Regional de Aduanas de Talcahuano, en la región del Biobío, y la Subcomisaría de Longaví, en la región del Maule, son los edificios que superan los 70 puntos en la certificación. Además, por primera vez se premió a un proyecto de Aysén.
La sexta versión de los Premios CES reveló que los edificios más sustentables del país están en el sur de Chile, específicamente en las regiones de La Araucanía, Biobío y Maule.
Este año, el primer lugar fue para el Liceo B-15 Jorge Teillier, ubicado en la comuna de Lautaro. El segundo lugar fue para el Edificio Institucional de la Dirección Regional de Aduanas de Talcahuano (D.R.A.T.), mientras que en la tercera posición se instaló la Subcomisaría de Longaví.
Cabe mencionar que en la categoría de Proyecto Precertificado, el primer lugar fue para el Retén de Río Tranquilo, de Río Ibáñez, ubicado en la región de Aysén, cuyo mandante es Carabineros de Chile. El segundo lugar quedó en manos de la Escuela La Piedra, de Galvarino, perteneciente a la región de la Araucanía, cuyos mandantes corresponden a la Municipalidad de Galvarino y Desafío Levantemos Chile.
Con una ceremonia realizada en el Auditorio de Contraloría, organizada por Certificación Edificio Sustentable (CES), en conjunto con el Ministerio de Obras Públicas, los asistentes pudieron celebrar y aplaudir a los mandantes y equipos involucrados en cada edificio y proyecto.
El presidente de CES, Ricardo Fernández, destacó que los proyectos galardonados constatan que se está trabajando “con un alto estándar y cada vez estos premios son más buscados, más deseados”. Asimismo, sostuvo que certificaciones como la que entrega CES “hacen que el nivel de la industria mejore, y estamos proporcionando un hábitat mejor para las personas y cuidando el medioambiente”.
Por su parte, el director general de Obras Públicas, Boris Olguín, celebró “la cantidad de de servicios públicos involucrados: Aduanas, Carabineros” y “el rol del Ministerio de Obras Públicas en toda la edificación pública, que ha sido reconocida por el trabajo que viene realizando desde la Dirección de Arquitectura y también desde la Dirección de Aeropuertos”. Al mismo tiempo, sostuvo que los Premios CES constituyen un incentivo para que más instituciones del sector privado se comprometan con la edificación sustentable.
Un liceo mejor para todos
El renovado liceo Jorge Teillier, de la Municipalidad de Lautaro, estuvo a cargo de la Dirección de Arquitectura de la Región de la Araucanía, con el diseño de Arquitectonica Ltda., la asesoría CES de Alejandro Reyes en etapa de certificación, la evaluación de 88 Ltda., y fue construido por Wörner S.A.
Cuenta con más de 9.200 metros cuadrados de superficie construida total en su conjunto. Con 76/100 puntos, alcanzó el nivel de Certificación Sobresaliente. Además, su diseño le valió el puntaje máximo en las categorías de Construcción y de Gestión, convirtiéndose en el primer edificio en implementar al máximo nivel las estrategias de gestión de residuos durante la construcción.
Manuel Bravo Schilling, Director Regional de Arquitectura MOP La Araucanía, da cuenta de la importancia de los Premios CES, “pues promueven una arquitectura sustentable, fundamental considerando el compromiso que todos debemos tener con las generaciones futuras”. Sobre la obra realizada en el liceo Jorge Teillier, resaltó las estrategias para “maximizar ganancias solares, una envolvente térmica continua, ventilación con un sistema híbrido, iluminación LED, artefactos sanitarios de bajo consumo de agua y un sistema de calefacción de alta eficiencia. Debido a todo ello, el edificio cuenta con una certificación sobresaliente y nos alegra estar generando edificios públicos de excelencia y comprometidos con el medioambiente”.
El nuevo edificio de Aduana en Talcahuano Con una superficie total de casi 1.400 metros cuadrados construidos; este edificio alcanzó un puntaje de 72,5/100, lo que lo califica en el nivel de Certificación Sobresaliente.
El Servicio Nacional de Aduanas trabajó con la Dirección Regional de Arquitectura del Biobío, con Prado Arquitectos, Francisco Pizarro como asesor CES, 88 Ltda como Entidad Evaluadora y Gabriel Fernandez de la Maza como constructor.
La directora nacional de Aduanas de Chile, Alejandra Arriaza, manifestó su emoción al recordar que este nuevo edificio viene a reponer el que, en 2010, fue arrasado por el terremoto y tsunami que arrasaron la zona. “Fue un trabajo arduo, anhelado por nuestros funcionarios, por lo tanto, es muy grato contar con un edificio que para nuestra Dirección Regional, para la enorme e importante labor que desarrollamos para el país, tiene la dignidad de esta función”. En esa línea, la directora regional, Katherine Ampuero, añadió que “tenemos un edificio que es la envidia de los otros servicios, incluso algunos nos piden un paseo por las dependencias. Este reconocimiento viene también a darnos fuerzas y a reconocer que el Servicio y el Gobierno están con nosotros”.
Una comisaría acogedora
Con la Subcomisaría de Longaví, Carabineros de Chile se hace presente en cuatro de las seis ceremonias de los Premios CES. Con el diseño de BIS Arquitectos, la asesoría CES de Fernanda Soto y la evaluación de EBP Chile, la nueva comisaría cuenta con más de 1.200 metros cuadrados de superficie construida y obtuvo el tercer mayor puntaje, con 71/100 puntos, alcanzando el nivel de Certificación Sobresaliente. En tanto, la construcción estuvo a cargo de Angel Bartolomé Cecchi Ltda.
El coronel Fabián Rocha, jefe del Depto. de Cuarteles, quiso “enfatizar el gran trabajo en equipo detrás de esto y la alianza estratégica que tenemos con el MOP desde hace 14 años, a través de lo que hemos podido llegar a estas certificaciones y estos premios. Estos edificios públicos deben ser puntos de encuentro para la comunidad y hacia allá va nuestra línea de trabajo”.
Para el capitán de Carabineros y subcomisario de Longaví, Diego Rivera Bravo, las principales características de la nueva comisaría son “un buen espacio, un buen confort para los que trabajamos al interior, una buena aislación térmica que permite que las temperaturas sean adecuadas tanto en verano como en invierno, la iluminación adecuada que permite mantener lugares visibles en todo momento, sin necesidad de usar de forma exagerada la luz eléctrica”. Asimismo, recalca que, como usuario, agradece que el edificio haya sido bien pensado para su función de comisaría, lo que resulta en espacios cómodos y de buena amplitud para organizar de mejor manera el espacio en el día a día.
Profesionales, empresas y política pública
En la oportunidad, también fueron reconocidos como Profesionales Destacados el arquitecto Enrique Browne, precursor en Chile del concepto de la doble piel vegetal, además es autor de emblemáticas obras, entre las cuales destaca el Edificio Consorcio, la Casa Caracola, la Iglesia Colegio Villa María, Sonda y las Oficinas Pioneer, entre muchas otras, y José Pedro Campos, director ejecutivo del Instituto de la Construcción, donde ha destacado por diversas iniciativas.
Asimismo, el Comité Directivo de CES entregó este año una nueva distinción, denominada “Reconocimiento CES a la Construcción desde la Academia”, orientada a quienes han contribuido desde las diversas universidades de nuestro país a fortalecer la construcción sustentable en el sector. Este reconocimiento toma el nombre del profesor Gabriel Rodríguez Jaque, quien desde los años setenta, formó a miles de profesionales de las carreras de arquitectura, ingeniería civil y construcción civil, contribuyendo, desde la universidad, al gran cuerpo de normas técnicas y regulaciones para la construcción en nuestro país, las que fueron una base a los sistemas de certificación como CES.
El Premio CES a la Empresa Destacada recayó en Sacyr, especialmente por el trabajo que han realizado en la construcción de hospitales en nuestro país, y el de la Política Pública Destacada, lo obtuvo la Dirección de Aeropuertos del MOP, por el trabajo de impulso y compromiso que ha tenido con la certificación de infraestructura sustentable.
Desde Sacyr, Ángel Plaza, administrador de Contrato Hospital Quillota Petorca y Hospital Sótero del Río, explicó que “nuestro compromiso con la sostenibilidad es ineludible, estamos trabajando en ello, por ejemplo, en estudios de huella de carbono, cosa que todavía no se había hecho en este país; y tenemos la certificación de residuos cero, que es la primera que se obtiene en una obra en este país, que garantiza que valorizamos y reutilizamos más de 95% de nuestros residuos”.
Claudia Silva, directora nacional de Aeropuertos del MOP, señaló que el compromiso de su gestión es “que todos nuestros edificios y todas nuestras construcciones se hagan de manera sustentable y estamos constantemente mejorando los recintos aeroportuarios”.
En la ceremonia de los Premios CES 2024, la Certificación Edificio Sustentable reconocerá a los equipos que alcanzaron los mayores puntajes en edificios y proyectos, que este año se concentran en cuatro regiones de todo el país.
Las regiones de La Araucanía, Maule, Biobío y Aysén son las que zonas en las que están los edificios y proyectos que serán reconocidos en la ceremonia de los Premios CES 2024. Éstos representan a los que obtuvieron los mayores puntajes en el sistema nacional de certificación durante el año 2023.
CES considera diversos parámetros para calificar proyectos de uso público desde su diseño hasta su operación. Este año, nuevamente, destacará a los edificios que alcanzaron mejores niveles de certificación por aspectos como la calidad del ambiente interior, que considera confort térmico, acústico, calidad del aire e iluminación; uso eficiente de la energía, que toma en cuenta demanda, consumo y también huella de carbono en la operación; uso eficiente del agua; y gestión de residuos, entre otros.
La premiación que se realizará el próximo jueves 3 de octubre, a las 09:30 horas, por sexto año consecutivo, busca reconocer a todos los actores que participan en el desarrollo de los proyectos, entre ellos, el mandante, los arquitectos, ingenieros, constructores, asesores CES y evaluadores, que mancomunadamente trabajan por la sustentabilidad de los edificios.
“Estamos expectantes de esta ceremonia, porque a diferencia del año pasado, este 2024 los premios están concentrados principalmente en la zona centro sur e incluyen regiones en las que por primera vez se encuentran proyectos premiados”, explica el jefe de CES, Hernán Madrid.
De esta manera, CES busca incentivar las mejores prácticas sustentables en la edificación y reconocer públicamente a quienes han hecho un esfuerzo por certificarse con una herramienta nacional que incorpora variables propias de cada territorio.
El año pasado el primer lugar en la categoría Certificado, se lo adjudicaron los edificios de apoyo del Recinto Modelo Educación y Trabajo, edificios ADE-DEP y ASA-ADI La Laguna, Talca, en la región del Maule, mientras que como Proyecto Precertificado, fue reconocido el Jardín Infantil y Sala Cuna Chinkowe Temuco.
Al igual que en las versiones anteriores del Premio CES, en esta oportunidad, se reconocerá nuevamente al “Profesional Destacado” del año, distinción que este 2024 recaerá en dos profesionales, uno ligado directamente a CES y otro por su aporte a la sustentabilidad en general, así como a la Política Pública Destacada y la Empresa Destacada.
Por Hernán Madrid, jefe de Certificación Edificio Sustentable CES
Luego de la alegría por la recientemente actualización del artículo 4.1.10 de la Reglamentación Térmica de la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC), es necesario dimensionar los puntos que requerirán ajustes a los requerimientos de CES.
Evidentemente que el foco principal de la actualización es viviendas, pero también se incorporan requisitos para edificios de uso Educación, Salud y Hoteles. Muchos de los proyectos en los que ya se ha convertido en un estándar incorporar CES, como Jardines Infantiles, Escuelas, Colegios, Liceos y Edificios Educación Superior en el caso de uso educación, y Centros médicos, CESFAM, Hospitales y Clínicas, para uso salud.
Dentro de los puntos que será necesario profundizar el análisis, en atención a posibles modificaciones que necesiten los requerimientos CES, se encuentran:
En general, hay una correlación bastante buena entre las zonas térmicas y climáticas, con excepción de algunas zonas pobladas, relevantes pero puntuales, como por ejemplo La Serena- Coquimbo. Será necesario evaluar los ajustes que requiere CES para abordar adecuadamente estas diferencias.
Respecto al segundo punto, envolvente térmica, la actualización de la versión CES Edificios de Uso público v1.1 incluyó, entre varios aspectos, un ajuste en los estándares mínimos para el caso de referencia. Debido a que nuestra actualización se produjo hace casi dos años, sin tener completamente a la vista los nuevos requisitos del 4.1.10 de la OGUC, los requerimientos asociados de la v1.1 se encuentran en el mismo orden de magnitud, pero en algunas zonas presentan leves diferencias.
Un ejemplo es lo que se muestra en la siguiente tabla, que para el caso de muros presenta algunas diferencias en todas las zonas climáticas (respecto de las térmicas de la OGUC):
En el último punto, infiltración de aire, el esquema de certificación CES ha abordado hasta el momento el tema como requerimiento voluntario, con el ensayo de infiltración de aire (blower door test). Con la actualización del 4.1.10 de la OGUC el escenario cambia, ya que se vuelve una exigencia reglamentaria realizar la prueba y, por lo tanto, debería pasar a ser un requerimiento obligatorio en CES, dejando espacio para el requerimiento voluntario cumplimientos por sobre el mínimo.
Todos estos temas los comenzaremos a revisar en un Comité Técnico especifico al que pronto convocaremos, pero siempre es una buena noticia tener que ajustar los requerimientos voluntarios porque los mínimos reglamentarios avanzan, es el espíritu de la certificaciones y su relación con los reglamentos.
Un Centro Penitenciario de la región del Maule, un edificio municipal de la región de Atacama, y un hospital de la región de Tarapacá, fueron los ganadores de los Premios CES 2023, destacando por sus estrategias de sustentabilidad, eficiencia energética y confort ambiental para sus usuarios.
Ya se conocen los ganadores de la quinta versión de los Premios CES y la región del Maule obtuvo por tercera vez consecutiva el primer lugar, con el Recinto Modelo Educación y Trabajo Edificios ADE-DEP y ASA-ADI La Laguna, Talca.
Le siguen el Edificio Consistorial de Chañaral, de la región de Atacama, y el Hospital Alto Hospicio, de la región de Atacama, zonas del norte grande del país que por primera vez obtienen galardones en la categoría Edificio Certificado.
Estos tres son los ganadores de un total de 17 edificios que se certificaron en 2022, año en el que también se incorporaron 60 nuevos proyectos al sistema.
Así, con un centenar de asistentes, en el auditorio de la Cámara Chilena de la Construcción, se entregaron galardones en las siguientes categorías: edificio certificado, proyecto precertificado, profesional destacado, empresa destacada y política pública destacada.
“Nos llena de orgullo ver cómo esta iniciativa se ha ido consolidando y transformado en un referente de valoración de proyectos y edificios sustentables a lo largo de todo el país, motivando día a día, mejores logros y alcances”, comentó Paola Molina, presidenta de Certificación Edificio Sustentable (CES).
Y es que “tenemos el objetivo de entregar, a través de la certificación CES, una herramienta acorde a los desafíos a que nos enfrentamos para avanzar hacia un desarrollo sostenible que permita mejorar la productividad y el desempeño de los proyectos que se certifican, desde la perspectiva: social, ambiental y económica; y en todo su ciclo de vida, aportando desde el sector construcción a avanzar hacia la anhelada y comprometida carbono neutralidad al 2050”, añadió.
Marisol Cortez, presidenta de la Comisión de Medioambiente de la Cámara Chilena de la Construcción, destacó el compromiso y el avance. “Dentro del sector de la construcción hay múltiples desafíos, como incorporar tecnología, mejorar procesos, mejorar la productividad; pero todo esto dentro de un contexto de cambio climático que nos recuerda constantemente la necesidad de hacer un cambio en nuestras ciudades y en nuestros edificios”, precisó.
Los ganadores
Como comenta Molina, “los Premios CES, además de ser un reconocimiento al esfuerzo y logro obtenido por los equipos de cada proyecto, son una instancia que celebra el aporte de edificios responsables, que mejoran la calidad de vida de las personas, que son un aporte al cuidado de los recursos, y a la regeneración del medio ambiente; impactando positivamente en nuestra sociedad”.
En el caso del Hospital de Alto Hospicio, Alex Moyá, arquitecto de Bbats Consulting compartió que desarrollar el proyecto con categoría CES fue bastante complicado por la ubicación en medio del desierto, por lo que trabajaron mucho en la sustentabilidad, en que el consumo energético fuera bajo, proyectando unas lamas al perímetro las que le dieron carácter al proyecto, pero a pesar de las dificultades con el trabajo conjunto del equipo lograron un muy buen resultado.
La alcaldesa de Chañaral, Margarita Flores, quien viajó especialmente para recibir este reconocimiento, afirmó que “es muy emotivo y emocionante para mí que ser reconocida como comuna, primero, y luego nuestro edificio sustentable ha sido un orgullo, porque yo lo recibí e inauguré y ahora recibo el reconocimiento de este premio que viene a valorizar mucho más a las personas que trabajamos en este Municipio, a las usuarias, a las trabajadoras y trabajadores del municipio que tienen una mejor calidad de vida, una forma mejor, más agradable de atender a nuestros usuarios y usuarias”.
Asimismo, sostuvo que este “es un edificio que viene a mejorar nuestra calidad de vida. Arreglar, en cierto modo, la visión de la comuna de Chañaral y ser la envidia sana de nuestros vecinos. Es el único edificio que tenemos en la comuna, por tanto, agradecer el estar acá, agradecer a Dios y a todos quienes trabajaron en este proyecto, a la División de Arquitectura, a los ,andantes, y a quienes hacen el proyecto para dejarlo en las condiciones en que está: la verdad, me siento como el primer lugar”.
El primer lugar fue para Edificio Certificado – Recinto Modelo Educación y Trabajo ASA – ADI y ADE – DEP La Laguna, Talca. El inspector operativo subrogante de Gendarmería, Coronel Oscar Luna Mella, también demostró su orgullo “de poder representar a la autoridad ministerial de la institución de Gendarmería de Chile, al recibir este premio, el cual destaca los equipos de trabajo que proyectaron el Recinto de Educación y Trabajo La Laguna y en definitiva, esto provoca tener mejores condiciones de habitabilidad y también, no sólo se circunscribe a la cárcel, también permite generar un apoyo a la seguridad interior, apoyando la reinserción social, los climas laborales de nuestro personal que atiende a quienes son los que están en reclusión”.
Consuelo Larrea de luis vidal + architects, oficina a cargo del diseño de este recinto carcelario también manifestó su orgullo “por el resultado que obtuvimos y el bienestar que puede generar en los usuarios, que podemos pensar, van a obtener una experiencia sustentable también”. Por su parte, “nos parece muy importante que se destaque este tipo de proyectos”, concluyó Juan Carlos Barros, profesional del mismo estudio de arquitectos.
Categoría Proyecto Precertificado
En la categoría proyecto precertificado, los galardones se fueron a las regiones de O’Higgins, que se llevó el tercer lugar, con la Reposición Liceo Claudio Arrau Leon Doñihue, zona que ha sido tan afectada en los últimos meses. El 2° lugar recayó en la región de Valparaíso, con la Reposición Cuartel BICRIM PDI, Villa Alemana.
Y el 1º lugar nuevamente correspondió a la región de La Araucanía, con la Construcción Jardín infantil y Sala Cuna Intercultural Chinkowe. Felipe Barros, arquitecto coordinador de Proyectos-UCMEE-JUNJI Araucanía, señaló que “estamos muy orgullosos, teniendo en cuenta que aquí se conjugan dos cosas: la sustentabilidad y la interculturalidad. Ustedes saben el problema de contaminación que tenemos en Temuco y cómo afecta a los niños, entonces, son estos proyectos los que ayudan a que estos niños tengan una mejor calidad de vida”.
Asimismo, destacó la interculturalidad, “teniendo todos los problemas que existen en la Araucanía. Este es el único jardín intercultural en una capital regional. Esa es la importancia que tiene. Todo nuestro esfuerzo estuvo orientado a crear una arquitectura de calidad, con un alto confort, sustentable para los niños y niñas. Quiero agradecer a todos”, dijo Barros, despidiéndose con unas palabras en mapudungun.
Como ha ocurrido en años anteriores, Hernán Madrid, jefe de CES, contó en el evento que los puntajes han ido aumentando, “lo que habla de una mejora en los estándares de la certificación CES”.
Además, se reconoció como Profesional Destacado CES 2023, a Ricardo Fernández. gerente Técnico & Desarrollo Sostenible en Compañía Industrial El Volcán, quien fue presidente de CES en el periodo 2018-2021 y por su impulso comenzaron los premios CES, y a Teodoro Fernández, renombrado arquitecto chileno, graduado en la Universidad Católica en 1972. Es reconocido por su destacada contribución al mundo de la arquitectura y el diseño. Desde principios de los años 90, Fernández ha sido docente en la Escuela de Arquitectura UC, donde imparte el Taller de Formación y Representación, influyendo en numerosas generaciones de arquitectos talentosos.
“Estoy muy emocionado, no por recibir el premio, sino por quienes pensaron en mi nombre para esto. Realmente ver al equipo que está en CES, me genera sólo gratitud” (…) e invitó a considerar el impacto en las personas, “el cómo generar valor a las comunidades. “Los invito a seguir siempre con esta bandera de la sostenibilidad, que de la certificación -que si bien hoy día es maravilloso lo que vemos aquí- debiera ser mucho más, el mundo privado, sobre todo, está al debe”, añadió.
Mientras que Teodoro Fernández, “más que recibir felicitaciones, me corresponde felicitar a CES”, compartió, “porque nos ha ido alivianando el trabajo pues, fundamentalmente, ha establecido un estándar, una hoja de ruta o -para nosotros- una especie de guía de diseño, de manera de poder ir elaborando o trabajando con respecto a estos temas”.
Este año, además, se entregó un nuevo reconocimiento, para destacar el trabajo que realiza el sector privado en la construcción sustentable. De esta manera, el primer galardón recayó en la empresa Tánica Inmobiliaria, por su gran aporte al diseño y construcción sustentable en Chile, al ser uno de los pioneros en incorporar en sus proyectos altos estándares de eficiencia energética, tecnología y diseño sustentable. “Estamos muy orgullosos de tener el honor de estar acá. Replicamos la certificación de ese primer edificio piloto corporativo Transoceánica, en otros edificios y proyectos”, señaló Matías Poblete, gerente de Tánica.
El último premio a entregar fue a la Política Pública, que lo obtuvo el Ministerio de Obras Públicas, por la incorporación de la certificación voluntaria CES en la gran mayoría de sus licitaciones. La Dirección de Arquitectura MOP estuvo a cargo como unidad técnica de cinco de los edificios premiados.
“El 96% de los proyectos que ejecuta el Ministerio de Obras Públicas, que son más de dos mil contratos en todo Chile, lo realizan las empresas constructoras y las consultoras con las cuales estamos trabajando, vale decir, el desarrollo de la infraestructura y la edificación pública en el país la hacemos de manera conjunta entre el mundo público y el mundo privado. Por lo tanto, estas alianzas son muy naturales para nosotros y nos parecen además que son virtuosas del punto de vista de la edificación pública que hacemos para las personas”, afirmó Boris Olguin, director general de Obras Públicas.
Por su parte, Loreto Wahr, directora nacional de Arquitectura del MOP, reconoció “un sentimiento de mucho orgullo y de reconocimiento, sobre todo del esfuerzo que hacen las regiones. Este premio es bien relevante para nosotros porque demuestra y da cuenta de la consolidación de una política pública que llevamos impulsando por muchos años desde la Dirección de Arquitectura. Es la consolidación de una trayectoria y el esfuerzo permanente que se ha hecho porque se incorporen criterios de sostenibilidad en la edificación pública y que tengamos cinco de seis premios, de alguna manera, dan cuenta de ese esfuerzo”.
Tanto CES como CVS incluyen dentro de sus metodologías exigencias relacionadas con la gestión de residuos de la construcción y demolición. Conoce cuáles son.
Sin duda, tras el lanzamiento de la Hoja de Ruta RCD y Economía Circular 2035 impulsada por los ministerios de Vivienda y Urbanismo, Medio Ambiente y Obras Públicas, Corfo y Construye2025, y de la Estrategia de Economía Circular en Construcción 2025, liderada por la Cámara Chilena de la Construcción, el Instituto de la Construcción y Construye2025, con la facilitación y coordinación de la CDT, se ha configurado un escenario diferente que ha permeado a las certificaciones locales, tanto de edificios como de viviendas.
Por ejemplo, a partir del lanzamiento de una actualización de su metodología, realizado en enero de este 2023, Certificación Edificio Sustentable (CES) habla de una evolución con respecto a la versión anterior, en la que los requerimientos se encontraban divididos en dos categorías ARQ.Residuos y CONST.Residuos, ambas relacionadas solo con el manejo de residuos, tanto en el diseño como en la construcción y operación del edificio.
En tanto, la versión 1.1 de CES une los requerimientos anteriores en una nueva categoría llamada ARQ. & CONST. Materiales y Residuos, contiene tres variables:
“Así, los proyectos tienen ahora la posibilidad de postular al requerimiento relacionado a la especificación de materiales con Declaración Ambiental de Productos (DAP) a través de dos opciones: la primera es entregando la información de materiales o productos para la construcción permanentemente instalados o declarando información de al menos un 20% del presupuesto total de materiales de la obra”, comenta Hernán Madrid, jefe de CES.
La Declaración Ambiental tipo III, Declaración Ambiental de Producto o DAP, proporciona datos ambientales cuantificados, utilizando parámetros predeterminados, basada en el análisis de ciclo de vida según la norma internacional ISO14025. En ese sentido, “para CES es muy relevante promover el uso de materiales que identifiquen y cuantifiquen su impacto ambiental, preparándonos y en miras a una futura versión 2.0 de CES, donde las DAP serán necesarias para la medición de huella de carbono en el ciclo completo de la edificación”, asegura.
En detalle, la variable 9.Gestión de Residuos en Operación contempla un requisito voluntario que debe ser considerado desde etapas tempranas del proyecto, donde el diseño del edificio considere espacio suficiente que permita el almacenamiento de residuos reciclables por separado y una acumulación de determinados días. Además, se debe considerar accesos que faciliten el depósito y el retiro adecuado, junto con presentar un plan que posibilite en un futuro a la administración del edificio poner en marcha el reciclaje de residuos en operación.
La variable 10.Gestión de Residuos en la construcción presenta dos requerimientos obligatorios: el 10R1 y 10 R2 y a diferencia de la versión anterior (v1), donde se solo se solicitaba demostrar con reportes mensuales de obra el cumplimiento del artículo 5.8.3 de la OGUC, la que incluye básicamente medidas con el objetivo de mitigar el impacto de las emisiones de polvo y material, la v1.1 de CES Edificios de Uso Público suma, además, la obligatoriedad de incorporar un plan de gestión de residuos durante la construcción, basado en la NCh3562 y la cuantificación de residuos de construcción incluyendo demolición y excavaciones.
Y de forma voluntaria, los proyectos pueden postular al requerimiento Gestión de Residuos: Separación, Control y Reciclaje, donde si bien se debe cumplir con un porcentaje mínimo de reciclaje de residuos para obtener puntaje, existe la posibilidad de visibilizar, tanto en los reportes finales que entrega el sistema de certificación como en el sitio web, independiente del resultado obtenido, el porcentaje de reciclaje final logrado.
Según Madrid, la modificación y ampliación del alcance de los requerimientos responden a dos motivos principales. “El requerimiento asociado a las DAP de materiales es una modificación en línea con promover de mejor manera y más amplia su uso en los proyectos de construcción, los requerimientos anteriores (energía y agua incorporada) no tuvieron el efecto esperado cuando se creó la certificación CES. Por otra parte, el requerimiento gestión de residuos durante la construcción corresponde a una respuesta a la evolución de la gestión de residuos en los últimos años, con la incorporación del plan de gestión de residuos en obra, y a la necesidad de levantar un indicador de generación de residuos para Chile”, analiza el profesional.
Las viviendas
Por su parte, Allan Ubilla, coordinador de Proyectos de CTEC, comenta que la Certificación Vivienda Sustentable (CVS) tiene los siguientes requerimientos de la Categoría 4 “Materiales y Residuos” que podrían relacionarse de alguna forma con la economía circular:
4.1.1.a. Declaración ambiental de productos de construcción.
4.1.2.a. Maderas con certificación de gestión sustentable.
4.1.3.a. Materiales nacionales o regionales.
4.1.4.a. Materiales con contenido reciclado.
4.1.6.a. Materiales de rápida renovación.
4.2.1.a. Optimización de materiales desde el diseño.
4.3.1.a. Infraestructura para gestión de residuos domiciliarios.
4.4.1.a. Gestión y monitoreo de residuos de construcción y demolición.
Como explica, “estos requerimientos se incorporaron desde el inicio de la CVS (lanzada en 2020) y se incluyeron porque eran parte de los Estándares de Construcción Sustentable para Viviendas, que es la base técnica de la CVS”.
Estos “evalúan, de alguna forma, la gestión del proceso de fabricación de materiales, del proceso de los residuos tanto domiciliarios como RCD y la incorporación de criterios del ciclo de vida de los materiales”, explica Ubilla.
Algunos de estos requerimientos son obligatorios, como 4.3.1.a. Infraestructura para gestión de residuos domiciliarios y 4.4.1.a. Gestión y monitoreo de residuos de construcción y demolición, “por lo que todos los proyectos certificados bajo el sistema CVS cumplen con estos 2 requerimientos”, dice el profesional del CTEC. En tanto, “del resto de requerimientos voluntarios, los más perseguidos son 4.1.3.a. Materiales nacionales o regionales, 4.1.4.a. Materiales con contenido reciclado y 4.1.6.a. Materiales de rápida renovación”, dice.
Y agrega: “En algún momento, en el Minvu se pensó replantear esta Categoría 4 de “Materiales y Residuos” hacia un enfoque más integral de la economía circular, pero actualmente no conozco la posición del Minvu al respecto”, precisa.
La actualización se concretó tras año y medio de trabajo, gracias al aporte del Convenio de Colaboración Técnica y Transferencia de Recursos entre la Subsecretaría de Energía, la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas y el Instituto de la Construcción, y a la participación de los profesionales de la industria.
Ya se encuentra disponible la versión 1.1 del Manual CES para edificios de uso público, que incorpora múltiples actualizaciones y ajustes en las metodologías y requerimientos del proceso de certificación con CES. Los ajustes tienen relación y están en concordancia con la Ley de Eficiencia Energética y la Ley de Cambio Climático, pero sin un nexo directo.
“No incorpora un cambio de visión y distribución entre las categorías, ya que, por ejemplo, las categorías de energía que pesaban del orden del 40% del total, sigue manteniendo ese porcentaje de relevancia dentro del modelo de certificación”, explica Hernán Madrid, jefe de Certificación Edificio Sustentable (CES), quien añade que en esta versión solo se hicieron ajustes y adelanta que “en la versión 2 esperamos incorporar una redistribución de los pesos relativos y nuevas categorías”.
El jefe de CES señala que “en general, los procesos de certificación voluntaria como el nuestro se van moviendo y mejorando el estándar promedio de la construcción en el lugar donde se aplican. CES ha permitido alcanzar un cierto estándar, por ejemplo en la categoría de energía, que ha aumentado respecto a lo que teníamos hace siete años. Por ello, en la actualidad, ya no son tan desafiantes los niveles de eficiencia planteados en la versión CES 1.0, eso nos permite establecer que hay espacio para poder subir un peldaño y tener un poco más de exigencia en ese ámbito”, plantea Madrid, aunque reconoce que este escenario es solo para algunos requerimientos.
Cambios en la estructura
Dentro de los principales cambios de estructura está la creación de una nueva categoría de Innovación, que busca reconocer estrategias de sustentabilidad implementadas en el edificio, pero que no estén formalmente estructuradas en un requerimiento del sistema de certificación. Y también reconocer un comportamiento mejor que el nivel máximo definido para un requerimiento.
Un segundo cambio en la estructura es la creación de la categoría Materiales y Residuos, la que reagrupa los requerimientos existentes relacionados, y que se encontraban distribuidos en otras categorías.
Requerimientos ajustados
En general, se realizaron ajustes en la metodología y en las exigencias de algunos requerimientos. Estos ajustes eran necesarios después de siete años con el modelo de certificación vigente y muchos de los aspectos modificados ya se han transformado en un estándar de construcción. Algunas de las principales modificaciones son:
Zonas climáticas
Se incorporaron también cambios en las definiciones de las distintas zonas climáticas, lo que involucra varios requerimientos. Para esta versión 1.1 “se desagregaron zonas climáticas en las que contamos con antecedentes suficientes para constatar con una mayor precisión”, afirma Madrid. Por ejemplo, en la zonificación climática de Chile definida en la NCh1079, desde Puerto Montt al sur es la misma zona, “pero ahora tenemos datos suficientes para constatar que, tanto en características climáticas como en la latitud, tienen diferencias considerables para los requerimientos de la certificación. Un ejemplo es el acceso a la luz natural en Magallanes en relación a Aysén, las temperaturas a nivel de congelamiento, lo que afecta en los requerimientos de riego y paisajismo. Entonces, ese tipo de cosas se incorporaron dentro de la metodología de evaluación de los requerimientos”, precisa.
Como todos los desarrollos de CES, este proceso de actualización de la versión 1.1 se llevó a cabo a través del Comité Consultivo, que entregó los lineamientos y diversos Comités Técnicos, donde se evaluaron las propuestas de modificación de los requerimientos o ampliación. Luego, esta propuesta fue aprobada por el Comité Directivo. El financiamiento para el desarrollo de los estudios necesarios fue posible gracias al Convenio de Colaboración Técnica y Transferencia de Recursos entre la Subsecretaría de Energía, la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas y el Instituto de la Construcción.
El Manual está disponible aquí: https://www.certificacionsustentable.cl/documentos/?dir=77
Fuente: CES
Gracias a una medición que realizan desde 2018 la Dirección de Arquitectura del MOP y CES, se ha logrado establecer el ahorro en gasto de energía, así como la mitigación de CO2 que aportan al país los edificios certificados.
La Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas, a través de Certificación Edificio Sustentable, ha logrado ahorrar 10.568 tCO2eq/año, desde 2018 a la fecha, sobre un universo medido de 38 proyectos. Lo anterior equivale al ahorro en gasto de energía de más de 20.000 viviendas en un año.
Esto ha hecho posible la mitigación de 10.568 tCO2eq/año, lo que en términos prácticos, equivale a carbono secuestrado de más de 5.000 hectáreas de bosque, según comenta Hernán Madrid, jefe de CES.
Este trabajo de medición incluye a todos los proyectos certificados y precertificados mandatados por la DA-MOP, y se hace a través de un levantamiento de los indicadores del sistema de certificación, incluyendo características como la demanda y consumo de energía. “Tenemos la información de reducción de consumo de energía en kWh/m2 al año comparada con la referencial. También el equivalente a nivel de emisiones y la mitigación en términos de porcentaje”, explica Madrid.
De esta manera, para la emisión de bonos verdes, se utilizan estos datos sobre los edificios ya certificados y, por lo tanto, en funcionamiento, por lo que “están mitigando, sumándose así las reducciones de CO2 equivalentes al año”, comenta el ingeniero.
Por ejemplo, la Reposición Instituto de Rehabilitación, Teletón Coquimbo, tiene una reducción de 65 toneladas de carbono equivalente al año. Si bien los proyectos precertificados se cuantifican también, no se consideran para el indicador de reducción de emisión, “pero sí hay una cuantificación del estimado para conocer cuántas toneladas va a mitigar cuando efectivamente se construya”, dice Madrid.
En total, los edificios certificados que han logrado ahorrar los 27.759.422 Kwh/año son los siguientes:
PROYECTO |
ESTADO CES |
||||
AHORRO TOTAL ENERGÍA kWh/m2 año |
MITIGACIÓN tCO2eq/año |
MITIGACIÓN % |
|||
Reposición Instituto de Rehabilitación, Teletón Coquimbo |
Certificado |
16 |
65 |
68% |
|
Ampliación Escuela Formacion de Carabineros Grupo Ovalle |
Certificado |
68 |
138 |
78% |
|
Liceo Alberto Gallardo Lorca Punitaqui |
Certificado |
36 |
84 |
40% |
|
Reposición Escuela Collín Alto, Vilcún |
Certificado |
28 |
11 |
32% |
|
Construcción Fiscalía Local de Pucón |
Certificado |
226 |
24 |
54% |
|
Reposición Dirección Regional del IND Región del Maule |
Certificado |
29 |
13 |
73% |
|
Reposición con Relocalización 2° Comisaría de Coronel, 2° Llamado |
Certificado |
34 |
26 |
56% |
|
Reposición 5° Comisaría de Quirihue |
Certificado |
48 |
60 |
93% |
|
Reposición Tenencia de Carabineros Pinto Ñuble |
Certificado |
41 |
15 |
89% |
|
CONSTRUCCIÓN HOSPITAL BI PROVINCIAL QUILLOTA PETORCA |
Certificado |
77 |
2.894 |
41% |
|
NORMALIZACIÓN HOSPITAL PROVINCIAL DE CURICÓ |
Certificado |
55 |
2.728 |
33% |
|
CONSTRUCCIÓN HOSPITAL, ALTO HOSPICIO |
Certificado |
219 |
3.988 |
38% |
Fuente: CES
En la cuarta versión del certamen que lidera Certificación Edificio Sustentable, el Hospital de Curicó y el edificio que alberga a la Prefectura Aconcagua y la 2da Comisaría de San Felipe, compartieron el primer lugar en la categoría “Edificio Certificado”.
Con 74,5 puntos de un total de 100, el Hospital de Curicó, mandatado por el Ministerio de Salud y el Servicio de Salud Maule; y el edificio de Carabineros de Chile, donde funcionan la Prefectura Aconcagua y la 2da Comisaría de San Felipe, obtuvieron el primer lugar de la categoría Edificio Certificado del Premio CES 2022.
La distinción -que se entregó por cuarto año consecutivo- promueve las mejores prácticas en edificación y reconoce a las personas detrás de los proyectos, que han hecho un esfuerzo por certificarse. “Al contemplar el camino avanzado desde 2015, cuando CES entró en operación, nos llena de orgullo contarles que contamos con más de 500 proyectos trabajando con CES, de los cuales 90 se encuentran certificados y 200 precertificados”, comentó la presidenta de Certificación Edificio Sustentable (CES), Paola Molina, durante la ceremonia.
El Hospital de Curicó, cuya Unidad Técnica es la Dirección Regional de Arquitectura del MOP Región del Maule y fue diseñado por Carvajal Casariego + Riesco Rivera, con más de 108.000 metros cuadrados de superficie construida total, alcanzó el mayor puntaje (74,5/100 puntos) durante 2021. El edificio fue uno de los primeros en trabajar con la versión CES Hospitales y luego de un proceso de certificación colaborativo alcanzó el nivel de Certificación Sobresaliente.
“Este proyecto destaca por su envolvente y sus estrategias de diseño pasivo capaces de soportar los requerimientos climáticos del lugar y también por la incorporación de diseño y equipamiento eficiente de los sistemas que consumen energía, lo que se traduce en: una importante reducción de las demandas de energía para climatización e iluminación, superior al 29%; una gran reducción de los consumos de energía de un 36%; una reducción de la evapotranspiración del paisajismo, alcanzando el 26%; y una enorme disminución del consumo de agua potable para consumo humano de 56% y de 72% para riego”, explicó el jefe de CES, Hernán Madrid.
Adicionalmente, en el Hospital de Curicó decidieron trabajar también por el Sello Plus operación para la etapa de uso. “Esto es un esfuerzo de muchas personas y de muchos años. La Dirección de Arquitectura fue nuestro colaborador principal. El Ministerio de Energía y el Ministerio de Salud plantearon metas muy concretas hace 10 años y ese enfoque nunca se perdió. La operación para nosotros también es un tema, por las dimensiones del edificio que, además, tiene diversas áreas y algunas de alto consumo de energía. Agradezco a todos los participantes de este proceso. Estamos felices y a las puertas de echar a andar este edificio”, comentó Carolina González, coordinadora del proyecto Hospital de Curicó del Servicio de Salud del Maule, al recibir el galardón.
Primer lugar San Felipe
En el caso del edificio de Carabineros de Chile, cuya unidad técnica fue la Dirección de Arquitectura MOP Valparaíso y fue diseñado por Valle Cornejo Arquitectos, destacan el confort térmico pasivo y la reducción del consumo de energía y agua potable. “El edificio cuenta con más de 2.500 metros cuadrados de superficie construida total y obtuvo el mayor puntaje (74,5/100 puntos) durante el año 2021 en su proceso de certificación, alcanzando el nivel de Certificación Sobresaliente”, detalló el jefe de CES, Hernán Madrid.
El proyecto ubicado en San Felipe, región de Valparaíso, logró reducir las demandas de energía para climatización e iluminación en más de 40%; mientras que los consumos de energía disminuyeron en 48%. Igualmente, la reducción del consumo de agua potable para consumo humano fue superior al 41%.
“Para nosotros este premio es un orgullo, porque, en 2019, obtuvimos el tercer lugar con la subcomisaría Nonguén en la región del Biobío y todo esto, con el trabajo colaborativo con el MOP nos ha permitido ir creciendo. Cuando llegamos a un lugar tenemos que adaptarnos a él y no al revés, porque nuestros cuarteles son puntos de encuentro a los que se acerca mucha comunidad”, afirmó el general Ramón Alvarado, director nacional de Apoyo a las Operaciones Policiales de Carabineros de Chile, en la ceremonia del Premio CES.
Colbún y Pucón
El segundo lugar se quedó en la comuna de Colbún, en las Oficinas Administrativas Central Hidroeléctrica Colbún, diseñadas por Gestiona Corp. Arquitectura – Ingeniería – Medio Ambiente. “Es un verdadero orgullo representar a Colbún con este tremendo premio de CES. Ya hemos participado anteriormente, aunque no sacamos premio, pero sí certificamos”, señaló Eduardo Lauer, gerente de Ingeniería de Proyectos de Colbún, dado que “nosotros estamos preocupados de la calidad de vida de nuestros operadores y de nuestro personal que está en las 27 centrales afuera”.
Por su parte, el tercer lugar lo obtuvo la Fiscalía de Pucón, diseñada por Prado Arquitectos. Maruzzella Paván, directora de la Unidad de Infraestructura de la Fiscalía Nacional, recibió el reconocimiento de CES, quien comentó que “construimos inmuebles desde el inicio de la Reforma Procesal Penal, hace 20 años atrás y teníamos el desafío de la planificación pública, desde la arquitectura, que nuestros proyectos sean funcionales para nuestros usuarios, y también sumamos este elemento de cómo optimizamos la utilización de recursos y ser más eficientes, a través de clima, envolvente térmica y otros elementos pasivos”.
Precertificados
El primer lugar en la categoría Precertificados fue compartido por el Cuartel de Bomberos, Segunda Faja, Villarrica, mandatado por el Gobierno Regional de La Araucanía y diseñado por Arqlofts; y por el Pabellón Docente Campus lsla Teja de la Universidad Austral de Chile, cuyo diseño corresponde a la Dirección de Infraestructura de esa casa de estudios. En tanto, el tercer lugar se lo llevó el Centro de visitantes Santuario Santa Inés, mandatado por Minera Los Pelambres y diseñado por el Teodoro Fernández, Premio Nacional de Arquitectura 2014.
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Fuente: CES
La Certificación Edificio Sustentable reconocerá a quienes alcanzaron los mayores puntajes en edificios y proyectos.
Diversos indicadores son los que considera Certificación Edificio Sustentable (CES) para calificar proyectos de uso público desde su diseño hasta su operación. Este año, nuevamente, destacará a los edificios que alcanzaron mejores niveles de certificación por aspectos como la calidad del ambiente interior, que considera confort térmico, acústico, calidad del aire e iluminación; energía, que toma en cuenta demanda, consumo y energía incorporada; uso del agua; y gestión de residuos, entre otros.
La premiación que se realizará el próximo 28 de septiembre, a las 17:00 horas, por cuarto año consecutivo, busca reconocer a todos los actores que participan en el desarrollo de los proyectos, entre ellos, el mandante, los arquitectos, ingenieros, asesores CES y evaluadores, que mancomunadamente trabajan por la sustentabilidad de los edificios.
“Los proyectos que obtienen los mayores puntajes en las categorías de Edificio Certificado y Precertificado durante el año anterior, en este caso 2021, son los que se destacan en la entrega de los Premios CES. Este año se realizará la cuarta versión, donde conoceremos a las distintas técnicas y metodologías que utilizaron los profesionales de diversas especialidades para lograr importantes atributos de sustentabilidad”, explicó el jefe de CES, Hernán Madrid.
De esta manera, CES busca incentivar las mejores prácticas sustentables en la edificación y reconocer públicamente a quienes han hecho un esfuerzo por certificarse con una herramienta nacional que incorpora variables propias de cada territorio.
El año pasado el primer lugar en la categoría Certificado, se lo adjudicó la Piscina Temperada de Talca; mientras que como Precertificado, fue reconocido el proyecto Sala Cuna y Jardín Infantil Pinocho de Temuco.
Al igual que en las versiones anteriores del Premio CES, en esta oportunidad, se reconocerá nuevamente al “Profesional Destacado” del año, distinción que este 2022 recaerá en dos profesionales, uno ligado a CES y otro por su aporte a la sustentabilidad. El año pasado este reconocimiento recayó en la constructora civil Yoselin Rozas Ubilla que, entonces, se desempeñaba en la División de Eficiencia Energética del Ministerio de Energía.
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El ministro de Obras Públicas, Juan Carlos García, expuso en la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, sobre el estado de los proyectos de infraestructura mandatados a la Dirección de Arquitectura del ministerio, que corresponden a los hospitales de Alto Hospicio, Curicó, Quillota-Petorca y Quellón.
El titular de la cartera comenzó explicando las etapas que tiene el sistema de “pago contra recepción”, que es una de las dos modalidades para la construcción de hospitales. En este contexto, se explicó a las y los parlamentarios que la ejecución de la obra puede durar entre 3 a 5 años, luego la recepción provisoria puede durar hasta 12 meses (por lo complejo de estos casos, porque no es lo normal en el resto de los contratos MOP) para seguir con la explotación de la obra (período de garantía) y por último la recepción definitiva.
Al respecto, el ministro señaló que “la recepción provisional de un hospital significa que está la infraestructura lista o con observaciones. Desde ese momento hasta que esté en puesta en servicio para la ciudadanía puede pasar incluso un año. En ese año se pueden resolver observaciones y le permite al Ministerio de Salud proveer los equipos y el personal. Recién ahí llega la puesta en servicio para la ciudadanía. Cuando se termina la obra no significa que ha terminado el proceso y queda un tiempo que tiene cierta variación”.
Luego, el ministro García explicó la situación de cada uno de los hospitales:
1. Quillota Petorca:
Desde el término de la obra (junio 2021) hasta la puesta en servicio hay un plazo para resolver las observaciones. No significa que la obra esté abandonada. La autorización sanitaria definitiva se espera para octubre de 2022, y a finales del 2022 la obra podría ser puesta en servicio. Primer hospital certificado CES.
2. Hospital de Curicó:
Este es un proyecto mayor. La obra terminó en agosto del 2021, sin embargo la Contraloría estimó que las observaciones que había entregado la comisión no eran menores, sino que bastante significativas. De hecho, eran del orden de 16 mil observaciones. De ellas, no pocas observaciones eran de fondo. Ese proceso terminó un año después. Por lo tanto, ya se dio por recepcionado. Esperamos en noviembre de este año tener la autorización sanitaria, para que el primer trimestre del próximo año esté la puesta en servicio de la obra a la ciudadanía. Hospital certificado CES.
3. Hospital de Alto Hospicio:
Esta obra terminó en diciembre del año 2021. Se estima que por el tipo de observaciones y la complejidad del proyecto, en noviembre tendremos la recepción provisional para entregarlo al Ministerio de Salud. En marzo del 2023 podríamos tener puesta en servicio. Hospital certificado CES.
4. Hospital de Quellón:
La recepción provisional estará entre septiembre y diciembre de este año, mientras que en diciembre podríamos tener el inicio de explotación por parte del Servicio de Salud. Esperamos tener la puesta en servicio en abril del 2023.
Tras detallar el estado de los 4 hospitales, el ministro Juan Carlos García hizo una crítica a la forma como el Gobierno anterior comunicó el avance de estas obras: “Me gustaría hacer un alcance importante. Estos son proyectos largos, que duran entre 4 a 6 años, que superan a una administración. Muchos de estos proyectos se iniciaron en el periodo de la Presidenta Bachelet, continuaron con el Presidente Piñera, y los vamos a entregar con el Presidente Boric. Sin embargo, ha habido polémicas, sobre todo con los hospitales de Quillota-Petorca y Curicó.
Quiero ser bien responsable: una obra de este tipo no puede generar una falsa expectativa a la ciudadanía. El Hospital Quillota-Petorca, el 19 de noviembre de 2021 fue inaugurado por las autoridades, es decir, sólo cuando tenía la autorización sanitaria de infraestructura, no la autorización sanitaria completa. Lo inauguraron cuando la obra estaba lista, pero no estaba en condiciones definitivas para ser entregado a la ciudadanía”.
En la misma línea, el ministro García señaló que “en el caso del hospital de Curicó, se hizo una actividad parecida a una inauguración, con gente, el 7 de enero del 2022 a la que asistió el expresidente Piñera. A pesar de que se dijo que el hospital estaba terminado, la Contraloría indicó que las observaciones eran graves. En estas obras complejas, no puede ser que privilegiemos las puestas de placas y que termine siendo la ciudadanía la que está confundida, que no sabe cuándo va a poder ocupar su hospital. Estos puntos comunicacionales generaron confusión en la ciudadanía”.
Por último, el ministro destacó el trabajo conjunto que se ha realizado con el Ministerio de Salud (cuya ministra y subsecretario de Redes Asistenciales también estuvieron en la comisión), para destrabar las dificultades que las obras han ido presentando y poder entregar las infraestructuras lo más rápido posible a las distintas comunidades.
Fuente: MOP
En la oportunidad, se destacaron las alianzas público-privadas que han permitido avanzar en mecanismos de fiscalización y certificación para gestionar diseño, construcción y operación de edificios con características sustentables.
Una productiva reunión de trabajo sostuvieron en Punta Arenas la Seremi del Ministerio de Obras Públicas (MOP) de Magallanes, Dahián Oyarzún, el director regional de la DA-MOP, Jorge Cortés, junto a representantes de los ministerios de Energía y Desarrollo Social, el jefe Certificación Edificio Sustentable (CES), Hernán Madrid y la arquitecta jefa del Departamento de Construcción Sustentable de la Dirección Nacional de Arquitectura del MOP y vicepresidenta de CES, Margarita Cordaro.
En el encuentro, los especialistas conversaron sobre la sustentabilidad en la edificación pública, relevando las alianzas público-privadas que han permitido avanzar en mecanismos de fiscalización y certificación para gestionar diseño, construcción y operación de edificios con características sustentables.
Luego de visitar dos edificios públicos -que cuentan con certificación CES-ejecutados por la Dirección Regional de Arquitectura del MOP, las autoridades constataron los avances de la construcción del gimnasio “18 de Septiembre”, que actualmente cuenta con precertificación y está trabajando para certificarse. “Gestionado por la DA Regional, el proyecto integral corresponde a licitación mediante el sistema de Pago contra Recepción (PCR), el edificio se encuentra en etapa de construcción”, explica Margarita Cordaro.
Con toda la envolvente terminada, el proyecto que presenta del orden de 75% de avance, albergará una cancha, graderías y espacios laterales para actividades de entrenamiento y apoyo al deporte. “Este es el segundo edificio con certificación que materializa la constructora Bravo Izquierdo. Al enfrentarse a este edificio, y como parte del aprendizaje del proceso anterior, pusieron énfasis en la documentación oportuna de los materiales y/o partidas relevantes para la certificación, de modo de contar de manera fluida con toda la información de seguimiento del proceso constructivo y no requerir ensayos adicionales. Se esfuerzan para tener toda la información disponible de manera clara para la entidad evaluadora, esto por supuesto requiere de un orden y gestión de información avanzado, lo que realizan con un sistema computacional específico que implementaron. De acuerdo a lo que nos comentaron, al comienzo representa un esfuerzo adicional pero con el paso del tiempo esta metodología de trabajo se integra al proceso normal y permite el acceso a información fácilmente”, comenta el jefe de CES, Hernán Madrid.
En opinión del ingeniero, el equipo de la Dirección de Arquitectura de Magallanes y los profesionales de la seremi de Obras Públicas han logrado conformar un equipo bien afiatado, y muestran experiencia trabajando en certificación CES. “Sus preguntas tuvieron que ver más bien con los procesos y la coincidencia o no de sus hitos y plazos propios de los contratos, así como detalles específicos de algunos requerimientos. Pero el macro de lo que involucra CES ya lo tienen plenamente incorporado en sus actividades”, detalla.
La sustentabilidad, que parte con la exigencia de la incorporación de estándares por la Dirección de Arquitectura del MOP en las licitaciones de diseño y obra, son medidos, evaluados y certificados por el sistema CES. “Su evaluación en terreno, nos permitió desarrollar un trabajo colaborativo, siendo notables los aportes que realizan los usuarios, su compromiso técnico y operacional y, en este caso, la gran participación de los profesionales de la Dirección de Arquitectura y de la empresa contratista”, señala Margarita Cordaro.
En tanto, Hernán Madrid, destaca que las visitas a regiones han permitido constatar el conocimiento cada vez más detallado respecto a los atributos que son relevantes para CES. “Nos alegra enormemente que la certificación haya ido permeando en los mandantes y las constructoras. Eso es súper positivo. La Dirección de Arquitectura del MOP, en términos de proceso, trabaja de maenra similar a una inmobiliaria, ya que recibe la solicitud, la desarrolla, la ejecuta y entrega al mandante, por lo tanto la operación no depende de ellos. Sin embargo, transmiten la conveniencia de que el edificio cuente, posteriormente, con el sello CES Operación para que se mantenga el nivel de sustentabilidad que se certificó”, acota.
En este contexto, el diálogo con representantes de los ministerios de Energía y de Desarrollo Social se generaron espacios para que los presupuestos asociados a operación de edificios, con énfasis en todo lo relacionado con el consumo de energía y agua, puedan ser orientados considerando el sello plus operación de CES.
Fuente: CES
El pasado 30 de junio, se llevó a cabo la 26ª Asamblea General de Socios, donde el Instituto de la Construcción dio cuenta de las actividades llevadas a cabo durante el año 2021.
Ricardo Fernández, presidente del Instituto, señaló que “con todas las consecuencias negativas que ha tenido la pandemia, ha presentado también la necesidad de acelerar y/o reflotar iniciativas relacionadas al uso de herramientas digitales, aumentar la productividad, relevar aun más la importancia de la sustentabilidad, el confort ambiental, la economía circular y la importancia de la huella de carbono, entre otras, todas iniciativas en las cuales el Instituto ha estado colaborando históricamente y que hoy cobran mayor importancia”.
Asimismo, destacó que este año el Instituto celebra 25 años desde el inicio de su operación -el 1 de julio de 1997- conmemoración que tiene especial relevancia, ya que en el transcurso de los años, el Instituto se ha ido consolidando y ha sido reconocido como una institución transversal, que ha logrado desarrollar proyectos e iniciativas mediante la colaboración articulada de los principales actores del sector, que ha contribuido con aportes concretos al mejoramiento del sector y de esta manera, al bienestar de toda la población.
“Todo ello, por cierto, gracias a la colaboración, compromiso y generosidad de cientos de personas, que han aportado innumerables horas para alcanzar los objetivos propuestos. Nuestros mayores agradecimientos a todos ellos”, agregó Ricardo Fernández.
En cuanto a las actividades desarrolladas el año pasado, el presidente destacó el Plan de Trabajo Minvu-IC que contempló la realización de 13 iniciativas, consistentes en seis anteproyectos de Normas Técnicas; cuatro actividades relacionadas a la Comisión Permanente del Código Modelo de Diseño Sísmico para América Latina y El Caribe, un Manual de Inspección Técnica para Proyectos de Accesibilidad y dos actividades relacionadas a sustentabilidad.
Por otra parte, se desarrollaron y se apoyaron importantes actividades e iniciativas relacionadas al Código Modelo de Diseño Sísmico para América Latina y El Caribe, tales como el apoyo técnico para el desarrollo de un proyecto de Mapa de Amenaza Sísmica, la colaboración para la participación de más instituciones en el desarrollo colaborativo del documento de Índice y Contenidos, la creación de la imagen corporativa y página web de la Comisión Permanente, entre otras.
En cuanto a la Certificación Edificio Sustentable – CES, el presidente del Instituto indicó que los edificios certificados aumentaron en un 44% en comparación con 2020, llegando a 26, y los precertificados fueron 63 proyectos.
“Dentro de los edificios certificados destacan los primeros tres que lo hacen bajo la versión CES Hospitales, que son Quillota-Petorca, Curicó, y el Centro de Atención Providencia de la Mutual CChC. También destacó la certificación del Edificio Majestic, el primer edificio inmobiliario, además de escuelas, centros penitenciarios, bibliotecas, edificios de Teletón, comisarías, polideportivos, entre otros”, comentó Ricardo Fernández.
Por otra parte, el Instituto de la Construcción como Entidad Gestora del programa Construye2025, cumplió satisfactoriamente con las labores propias de administración como presupuesto, plan de trabajo, informes de avance trimestrales, etc., mientras que el Consejo de Normalización de la Construcción, realizó una encuesta sobre el acceso, conocimiento y uso que se le da a la normativa en la industria de la construcción chilena, además de priorizar los anteproyectos de normas propuestas por los socios del Instituto de la Construcción.
Asimismo, el Subcomité Economía Circular analizó el documento “Estrategia de Economía Circular en la Construcción”, definiendo 6 ejes de acción y levantando capacidades y experiencias de todos los integrantes junto con un catastro de propuestas. En este sentido, se priorizaron 14 acciones que se enmarcan en los ejes de formación, normativa, benchmarking y colaboración.
Adicionalmente, considerando el estado actual del desarrollo de los contratos de construcción, el Instituto elaboró una estructura para la Modernización de las Relaciones Contractuales (CRC) que será un aporte de gran relevancia para mejorar el desarrollo de los contratos de construcción y un evidente mejoramiento de las relaciones mandante contratista.
“Quiero agradecer especialmente la colaboración de nuestros socios y sus máximas autoridades, a los directores titulares y suplentes, a los miembros de los Comités Técnicos de las numerosas iniciativas y a todos quienes, con su labor especializada y desinteresada, dan vida a cada una de las instancias que conforman nuestro Plan de Acción. También agradezco a los profesionales que nos prestan servicios y especialmente al personal que compone la dirección ejecutiva, quienes, con dedicación y compromiso, permiten llevar adelante nuestra labor y finalmente mejorar el bienestar de las personas de nuestro país a través de la construcción”, concluyó Ricardo Fernández.
Fuente: Instituto de la Construcción
El edificio ahorra un promedio de un 36% de energía anual en todos los usos del edificio: sistema de calefacción, refrigeración, ventilación, motores, iluminación artificial, equipamiento interior, entre otros.
Con la presencia de autoridades de la zona, el nuevo Hospital Biprovincial Quillota Petorca fue certificado como el primer Hospital sustentable en Chile por parte del CES, sistema de certificación desarrollado en Chile, que busca mejorar la calidad de vida de quienes habitan edificios de uso público, tanto de financiamiento público como privado.
En un sencillo acto, se desplegó una placa que acredita la categoría de sustentable, luego las autoridades asistentes hicieron un recorrido por las dependencias del Hospital, para conocer las distintas características que lo convierten en un recinto de esta índole.
El edificio ahorra un 36% de energía anual respecto de uno similar, con un estándar de consumo anual de energía en todos los usos del edificio: sistema de calefacción, refrigeración, ventilación, motores, iluminación artificial, equipamiento interior, entre otros.
Estrategias de ahorro energético:
El Hospital considera las siguientes estrategias para el ahorro energético: activas entre ellas: equipos de alta eficiencia en tecnología led que permiten un ahorro significativo de electricidad y alto estándar de iluminación; central térmica para climatización y calentamiento de agua con equipos de alta eficiencia, tales como intercambiadores de calor y calderas eléctricas; colectores solares para calentamiento de agua, iluminación exterior alimentadas mediante placas solares. Y estrategias pasivas que consideran: envolvente térmica de alta eficiencia, cristales de control solar, cubiertas verdes y placas quiebra- sol.
Factores y características que fueron resaltados por el Subsecretario de Redes Asistenciales Fernando Araos Dattoli quien comentó que “este es sin duda un gran hito para nuestra red asistencial, y es un ejemplo de cómo tenemos que empezar a mirar nuestras construcciones a futuro, ya que además de construir con infraestructura moderna y con buena tecnología, puede ser de manera sustentable, con respeto y cuidado del Medioambiente, tema que hoy es urgente y también fundamental para nosotros como Gobierno”.
Al respecto, Haroldo Faúndez Romero, Director (S) SSVQ, señaló: “Es un hito para nosotros, ya que es súper importante que este Hospital sea el primero en el país en ser certificado como autosustentable. La idea de esto es que el impacto que tengan en el medio ambiente sea minimizado, racionalizado, que ese es el objetivo y también con ahorro de energía sin generar mayores externalidades. Pero esto también tiene una mirada al interior, en beneficio de nuestros usuarios, ya que este edificio autosustentable, sin duda, genera un valor a la atención que le presentamos a nuestros usuarios, y también a nuestros funcionarios, pues el trabajar, desempeñarse, en este tipo de infraestructura genera un adecuado clima y mejor servicio”
Paola Molina O’Ryan, presidenta del Directorio de CES destaca: “ Este edificio fue trabajado desde la certificación y logró un nivel de destacado, esto requiere mucho esfuerzo por parte del diseño para poder lograr estos estándares y lo que esperamos desde la certificación, es que este sea el primer Hospital que se certifique dentro de muchos más que vengan, para que puedan aportar a la sociedad, en lugares que van a brindar una mejor calidad de vida y que a la vez, van a permitir que estas instalaciones ocupen menos recursos de los que se ocupan normalmente y que eso pueda ser redestinado en mejorar la infraestructura en otras partes del país y por último, también con la responsabilidad que esto requiere en estos tiempos en temas medioambientales, porque vamos a cuidar un bajo consumo de energía, vamos a generar pocas emisiones, vamos a lograr poco consumo de agua y vamos a generar pocos residuos”.
Finalmente, Omar Ogalde Bahamondes, Director (S) Hospital Biprovincial Quillota Petorca señaló: “Es un honor ser el primer Hospital en Chile en tener esta certificación. Esta certificación es una metodología de trabajo de ser mucho más eficientes con las energías renovables y eso requiere tener mayor empatía respecto a nuestro medio ambiente. Nos involucra, en nuestro quehacer diario, tener la conciencia y la perspectiva de cuidar nuestro medio ambiente”.
A la fecha, más de 400 edificios de todo Chile están trabajando con CES, impulsado por los Ministerios de Obras Públicas, de Vivienda y Urbanismo y de Energía, la Cámara Chilena de la Construcción y el Colegio de Arquitectos y el Instituto de la Construcción. Los beneficios de certificarse son, entre otros: edificios y ambientes construidos más sustentables, mejorar la calidad ambiental para los usuarios y la reducción de gastos, reducción de consumo de recursos naturales no renovables: energía, agua, materiales.
Fuente: CES
Por Paola Valencia, gerenta de Sostenibilidad de E3
Como ya es ampliamente conocido, según el último reporte de Global Alliance for Building and Construction, el sector vinculado a edificación es responsable del 38% de las emisiones globales de GEI, donde un cuarto de éstas corresponde a las emisiones generadas en los procesos de producción de materiales, transporte y construcción. Por lo tanto, hoy en día se sabe que tres cuartos de las emisiones del sector corresponden a carbono operacional y un cuarto a carbono incorporado.
Sin embargo, ya hace muchos años que sabemos que el sector construcción es responsable de éste y otros impactos ambientales y ha sido uno de los sectores más lentos en incorporar cambios de buenas prácticas no sólo medioambientales, sino también de innovación, tecnológicas y sociales. Y ¿por qué ocurre esto? Bueno, por algo muy simple, porque al menos en Chile este sector compite sólo por costos directos y no considera los costos indirectos. Esto quiere decir que no paga impuestos por los diferentes impactos que genera. Un ejemplo muy claro de esto es que es más barato botar basura que valorizarla. Esto es grave, porque esos impactos ambientales los terminamos pagando todos, dado que el estado invierte un porcentaje no menor del presupuesto nacional en mitigación de daños ambientales, tales como planes de descontaminación, subsidios a familias de zonas saturadas, reforestación, gastos en salud por consecuencia de la contaminación y tantos otros.
Un gran desafío que tenemos en el sector construcción es lograr que nuestros procesos sean ambiental y socialmente responsables y para lograr esto, una de las herramientas más potentes son las certificaciones medioambientales, pero cuando promovemos estos sistemas, lo primero que encontramos por parte de la industria es la respuesta “es más caro”.
Por ello, es muy relevante avanzar a nivel nacional en levantar datos sobre los impactos ambientales vinculados a los procesos productivos y reflejar esto en los costos de producción, tomando para esto uno de los principios de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor, que señala que “El que contamina paga”. En este contexto, todos los procesos productivos deberían pagar impuestos ambientales de acuerdo con su nivel de impacto y, bajo este concepto, claramente un proyecto certificado con estándares de sustentabilidad tendería a ser más económico que uno no certificado.
Las certificaciones medioambientales de edificios también tienen un rol fundamental en la generación de datos e información ambiental sobre los procesos de producción, construcción y operación de los edificios e infraestructura. Es así como hace más de 20 años que se han implementado certificaciones medioambientales en el mundo, que buscan cambiarle la cara a la industria hacia una más responsable y verde. En ese sentido, se destaca a Chile como uno de los países que no sólo ha implementado sistemas internacionales, sino también desarrollado e implementado sistemas nacionales que ayudan a movilizar al sector a incorporar prácticas de menor impacto ambiental.
Es por esto que vale la pena destacar cómo están abordando la reducción de emisiones de GEI los sistemas de certificación medioambiental que están operando en Chile y que son las certificaciones internacionales LEED y EDGE, y las certificaciones nacionales CVS y CES. En ese sentido, se destaca que todos los sistemas tienen un enfoque de ciclo de vida para abordar la promoción de reducción de energía y por ende de emisiones de GEI, aunque claramente algunos la abordan con mayor profundidad que otros. Los temas en los que coinciden la mayoría de estas certificaciones son premiando el uso de materiales y productos que documenten la energía incorporada en sus procesos, medidas de eficiencia energética en el diseño del edificio, en los equipos de iluminación, climatización, agua caliente sanitaria y la incorporación de energías renovables.
Y al igual que las certificaciones anteriores la Certificación Edificio Sustentable se destaca por promover la eficiencia energética con enfoque de ciclo de vida, ya que premia a los proyectos que documenten la energía incorporada en los materiales, medidas de eficiencia energética en el diseño arquitectónico, en diseño de iluminación, en sistemas de climatización y de agua caliente sanitaria y a los que incorporen energías renovables.
Fuente: CES
En el marco del convenio de colaboración entre los ministerios de Energía, Obras Públicas y el IC, se desarrolló un completo análisis para el edificio del Centro Día del Adulto Mayor de Punta Arenas. El trabajo realizado por EBP Chile, como equipo consultor, permitió medir la huella de carbono en el ciclo completo, lo cual representa un hito fundamental en el camino hacia Net Zero Carbono.
En el marco del convenio de colaboración entre los ministerios de Energía, Obras Públicas y el Instituto de la Construcción, entidad administradora de CES, se desarrolló un completo análisis para el edificio del Centro Día del Adulto Mayor de Punta Arenas.
El estudio contribuyó con el levantamiento de los sistemas de cálculo de huella de carbono en la construcción y también realizar la evaluación de la intensidad de carbono incorporado y operacional, lo que permite contar con información real y cuantificable, señala Margarita Cordaro.
En una primera etapa, se revisaron las metodologías de cálculo, concluyendo que la más apropiada es la metodología RICS, que es inglesa”, detalla José Antonio Espinoza, asesor CES y Jefe de proyecto del equipo consultor de EBP.
Con dicha metodología seleccionada, analizaron etapas del ciclo de vida de la edificación, tales como la de producción de material, el transporte de materia prima y el fin de ciclo de vida, es decir, la disposición. “Hubo que tener presente que el proyecto estaba ubicado en Punta Arenas, por lo cual evaluar el transporte era fundamental”, explica el arquitecto.
Se revisaron plataformas y herramientas de cálculo para poder seleccionar la que se utilizaría para el desarrollo del estudio. Se consideraron Athena (Canadá), GaBi (Alemania), Rukaru (Chile), Tally (EE.UU), EC3 (EE.UU), ABACO (Chile) y One Click LCA (Finlandia), seleccionándose esta última.
En el escenario base se obtuvo un resultado de 1.467 toneladas de CO2 equivalentes. “Hicimos un estudio de sensibilidad donde fuimos modificando ciertas cosas, agregamos energía renovable, modificamos la ubicación del edificio y, finalmente, tomamos el edificio como si fuese Net Zero con bombas de calor geotérmicas y paneles fotovoltaicos. Hubo una reducción de 57% de la huella del edificio al pasar a 635 toneladas de CO2 en el ciclo de vida”, comenta Espinoza.
Para el asesor CES, José Antonio Espinoza, el beneficio de reducir los consumos energéticos al máximo (nivel de “energía neta cero”), implica un carbono operacional prácticamente nulo, ya que sólo se contabilizan las emisiones producidas por refrigerantes, sin tener que aumentar mayormente el carbono incorporado del proyecto.
Por último, la disposición de materiales a una distancia menor a mil kilómetros, jugó un papel clave en la reducción del carbono incorporado del edificio. Luego, de todo el trabajo en el Centro Día del Adulto Mayor de Punta Arenas, el especialista cree que Chile puede llegar a estándares muy cercanos a los de Inglaterra, donde la medida es de 800 toneladas de CO2 equivalentes. “Tenemos el potencial de mejorar si trabajamos en edificios de energía neta cero. Aunque aún nos faltan estudios para ver las diferencias que existen entre Punta Arenas y Arica”, concluye Antonio Espinoza.
Importancia del estudio
El objetivo general del convenio consistió en “aportar a la ampliación del alcance y a la mejora del modelo técnico de la CES, en cuanto ésta permite evaluar, calificar y certificar el comportamiento ambiental de edificios en Chile y así fomentar su uso en distintos tipos de edificaciones”, señala Bárbara Rodríguez, de la Unidad Edificación y Ciudades de la División de Energías Sostenibles del Ministerio de Energía. A su juicio, “este objetivo es complementario con lo que señalará la futura Ley de Eficiencia Energética respecto a la calificación energética de la edificación de uso público, comercial y oficinas nueva y uno de los objetivos específicos de este convenio apunta a ‘crear una etiqueta informativa que permita mostrar los resultados de eficiencia energética certificados por CES’”.
Por ello, Rodríguez comenta que durante el año 2021 y teniendo presente los nuevos desafíos que impondrá la futura Ley de Eficiencia Energética a la edificación nueva, en conjunto con el equipo técnico de la Unidad Edificación y Ciudades de la División de Energías Sostenibles, “se trabajó en reformular las actividades del objetivo específico antes mencionado, de manera tal que el nivel de profundidad al desarrollo de la etiqueta, pero también a profundizar en los temas de edificación cero emisiones netas. Desde esta perspectiva, para nosotros este convenio fue un éxito, puesto que permitió sentar las bases de una definición cero emisiones en nuestro país”.
En este contexto, la vicepresidenta del Comité Directivo CES y jefa del Departamento de Construcción Sustentable de la División Edificación Pública de la DA, Margarita Cordaro, destaca la relevancia de poder contar con edificios en operación que reúnen las condiciones para aplicar un proyecto piloto, como fue el caso del Centro Día Adulto Mayor de Punta Arenas. “Es importante destacar que esta medición de huella de carbono se realiza sobre un proyecto de diseño y obra, que obtuvo Premio CES año 2019, alcanzando el nivel de Certificación Destacada y que tiene un tiempo de operación del orden de cuatro años por la institución mandante”, afirma.
Y es que la eficiencia, aplicación y validación es parte del compromiso de la DA para cumplir -a través de la gestión de proyectos- con exigencias nacionales e internacionales. El Plan de Adaptación y Mitigación de los Servicios de Infraestructura al Cambio Climático (MOP-Ministerio del Medio Ambiente) y el aporte para postular la cartera a los bonos verdes soberanos (MOP-Ministerio de Hacienda), que se realiza sobre las emisiones en operación, fueron significativos en este sentido. “Es relevante posicionar el valor que tiene la gestión de certificación CES, en la calidad de los edificios públicos y de uso público y, por lo tanto, debemos fortalecer el proceso de medición, evaluación y su constante difusión y mejoramiento”, sostiene la vicepresidenta del comité directivo de CES.
En ese sentido, el trabajo integrado entre el Ministerio de Energía, la Dirección de Arquitectura del MOP y CES, administrada por el Instituto de la Construcción, para estudiar y evaluar la intensidad de carbono incorporado y operacional en un edificio de uso público con alcance desde la cuna a la tumba fue de suma importancia.
“El convenio nos permite seguir avanzando en el desarrollo sustentable de la edificación pública y el cumplimiento de los compromisos internacionales de medio ambiente, que ha adquirido el país. En lo interno, se requiere avanzar en futuros procesos de medición de huella de carbono, que para establecer una línea base de distintas edificaciones en zonas climáticas variadas en Chile”, argumenta la arquitecta.
Los resultados de este estudio están disponible en la sección Documentos del sitio web de CES: https://certificacionsustentable.cl/documentos/?dir=77
Fuente: CES
Confort, flexibilidad e integración caracterizan a los establecimientos diseñados para facilitar el aprendizaje. Hoy, los arquitectos interactúan fluidamente con otros especialistas para responder a cada contexto.
La evidencia internacional ha demostrado el positivo impacto que las condiciones de confort y habitabilidad tienen en las personas. Por eso, muchas de las edificaciones donde se ejerce pedagogía cuentan con la Certificación Edificio Sustentable (CES).
“Se trata de establecer una relación con la comunidad, fomentar que haya espacios abiertos para recibir a padres y apoderados; y también de promover la apertura en distintos horarios de espacios como los gimnasios y las bibliotecas. La idea es que sean verdaderos centros comunitarios”, afirma el jefe del Departamento de Infraestructura y Equipamiento Educacional de la Dirección de Educación Pública (DEP), Esteban Montenegro.
Pensando en el tipo de usuarios, es decir, principalmente en los niños se crean espacios innovadores que optimizan su aprendizaje. De hecho, en muchos de los recintos mandatados por el Ministerio de Educación se está trabajando con la Fundación Patio Vivo, para que los lugares que antes servían solo para recreación también sean pedagógicos. “Hoy se busca que estas áreas no sean solo para hacer deportes, sino que también permitan el desarrollo de otras actividades que promuevan la convivencia”, comenta Montenegro.
Lo anterior, permite apreciar grandes diferencias en este tipo de infraestructura, con respecto a un edificio tradicional o uno de oficinas, que tiene otro tipo de horario y usuarios. “El rol de la arquitectura es demostrativo. En estos espacios es muy útil, por ejemplo, disponer de un panel solar en una escuela porque así, el profesor puede explicar cómo funciona e ir generando conciencia en los niños sobre la sustentabilidad”, sostiene el jefe del Departamento de Infraestructura y Equipamiento Educacional de la (DEP).
Arquitectura pasiva
Con una trayectoria de más de 20 años en establecimientos destinados a la educación, Crisosto Smith Arquitectos, ha dejado su sello de arquitectura pasiva en escuelas y liceos. Desde los orígenes de la Certificación CES, profesionales especializados en sustentabilidad han ido evolucionando junto a sus proyectos. “Si miro los proyectos que se hicieron en 2000, eran muy distintos a la manera en que se trabajan hoy. Ahora, hay más información y concordancia con los especialistas en sustentabilidad. Ha sido un aprendizaje”, afirma el arquitecto Andrés Crisosto.
Y es que las variables en esta materia siempre son múltiples. Las condiciones del terreno, las características de la edificación y los requerimientos específicos del mandante, por ejemplo, pueden generar restricciones que los profesionales de la arquitectura convierten en beneficios. “Todo proyecto responde a un requerimiento específico de la normativa: la escala, la materialidad y cómo se expresa el edificio son factores importantes”, dice Andrés Crisosto.
Diferentes respuestas, densidades y contextos conversan con elementos sustentables en medio de una fluida interacción con los asesores CES. En este diálogo se conjugan cuatro factores indispensables para Crisosto Smith Arquitectos: la relación del colegio con el entorno, la escala del lugar, la respuesta hacia la comunidad educativa y su integración. “La clave es cómo la comunidad es acogida dentro de este contexto”, explica el arquitecto.
Para eso, la misión de los profesionales es identificar si la escuela tiene algún sello en particular. “Muchas tienen sello artístico, o bien, lo ponen en la parte deportiva y ahí es primordial que la idea matriz pueda recoger la identidad de la escuela. Luego, los espacios educativos deben ser innovadores, porque las clases ya no se realizan en un recinto cerrado frente al pizarrón. Ahora, puede cambiar la manera de enseñar. Los niños ya no aprenden solo en una clase expositiva”, comenta.
Por lo anterior, los espacios deben ser flexibles e integradores también con el medio. Y así como la sustentabilidad es importante, también lo es el confort interior que ayuda a los niños y jóvenes a estudiar adecuadamente y ser acogidos para que no pasen frío, con espacios bien diseñados. “Todos los temas de sustentabilidad van más allá en algunos casos: la incorporación de tecnología o de elementos para ahorrar energía; los paneles fotovoltaicos; y la utilización de las aguas grises”, concluye el socio fundador de Crisosto Smith Arquitectos.
Fuente: CES
Los edificios que albergan a los CECREA de Castro y Valdivia, la Universidad de Los Lagos en Chiloé y la Comunidad Terapéutica de Puerto Montt, lograron altos estándares de eficiencia.
Las cifras no mienten. Comparativamente, los edificios que visitó el jefe de Certificación Edificio Sustentable (CES), Hernán Madrid, este verano, consumen muchísima menos energía que los datos de consumo de energía promedio a nivel nacional que dispone el Ministerio de Energía, considerando su tipo de uso. Esto, pese a estar ubicados en zonas del sur de Chile, donde las características climáticas hacen que la calefacción suela ser más requerida durante el año.
Con un consumo de 31 kwh/m2. año (kiloWatt hora por metro cuadrado al año) y una ocupación cercana al 50% por las dificultades de la pandemia durante el último año, el edificio de la Universidad de Los Lagos en Chiloé es uno de los proyectos más destacados a nivel de consumo de energía del sistema de certificación CES. Más aún, si se toma como referencia el consumo promedio de un recinto educacional que, en 2018, alcanzó aproximadamente 90 kwh/m2. año.
Igualmente, la Comunidad Terapéutica de Puerto Montt, que obtuvo el primer lugar en el Premio CES 2020, solo consumió 58 kwh/m2 en el último año. La cifra es significativamente más baja que el promedio de consumo nacional de los hospitales y oficinas, que alcanzan los 248 y 276 kwh/m2. año, respectivamente, que por sus condiciones de uso puede aproximarse a estas condiciones.
Por su parte, el edificio CECREA de Valdivia totalizó un consumo de 75 kw/h por metro cuadrado; mientras que el recinto que alberga al CECREA de Castro consumió 83 kw/h en el último año, considerando una ocupación cercana al 80% por las dificultades de la pandemia. Estos se comparan con el promedio de consumo de los edificios de oficinas (cercano en tipo de uso) que fue de 276 kw/h según los últimos registros del Ministerio de Energía (2018).
“Comparativamente, todos estos edificios consumen menos que el promedio nacional. Los CECREA, por ejemplo, gastan apenas un tercio del consumo promedio de energía, aún cuando están en la zona sur en que presenta condiciones climáticas más exigentes. En ellos destaca el uso de calefacción con sistemas de bombas de calor con dispositivos de recuperación de calor”, explica el jefe de CES, Hernán Madrid.
Igualmente, el funcionamiento eléctrico eficiente en términos de iluminación. Por ejemplo, la Comunidad Terapéutica de Puerto Montt cuenta con lucarnas en gran parte de su superficie, que ayudan a privilegiar la iluminación natural, contando además con circuitos de iluminación sectorizados para encender y apagar según la ocupación.
“Los edificios de la zona sur requieren un consumo de calefacción importante. Por eso, nos alegra enormemente constatar que la utilización de estrategias de arquitectura y diseño lograron reducir tanto el gasto energético”, señala Hernán Madrid.
Fuente: CES
En enero del 2021 se aprobó la Ley de Eficiencia Energética que obliga a las inmobiliarias, constructoras y a proyectos de vivienda pública, a usar la Calificación Energética de Vivienda (CEV) y deja consignado un plazo de 4 años para que se desarrolle y entre en operación la Calificación Energética de Edificios de Uso Público (CEEUP).
Esta ley establece la obligatoriedad de etiquetado energético de viviendas a partir del año 2023 y de edificios de uso público, comercial y oficinas a partir del año 2025.
En este sentido, el Instituto de la Construcción (IC) ha liderado el desarrollo de los estudios que permitirán la creación de ésta última calificación de edificios, coordinada e integrada a la Certificación Edificio Sustentable (CES), a través de un trabajo colaborativo en base a un comité técnico conformado por profesionales de los ministerios de Vivienda, Energía y Obras Públicas.
Yoselin Rozas, profesional de la Unidad Edificación y Ciudades de la División de Energías Sostenibles del Ministerio de Energía, señala que “la colaboración del IC junto a los ministerios en este tipo de estudios permite una mirada que integra los ámbitos público y privado, además de la colaboración con la academia, consultores, y actores relacionados”.
Paola Molina, presidenta del Comité de Economía Circular del IC y presidenta del Directorio de la Certificación CES, señala que la Certificación CES -administrada por el IC- considera dentro de sus variados requerimientos, la demanda de energía, por lo que se vuelve muy necesario el desarrollo de una Calificación Energética de Edificios de Uso Público que permita estandarizar y visibilizar en el sector, la demanda energética de dichos edificios.
”En el proceso de formulación de la CEEUP, ha sido relevante la colaboración desde CES porque ha sido posible traspasar la experiencia y conocimientos de los edificios de uso público adquirida durante los años de funcionamiento, y de esta manera se han incorporado algunas de las condiciones base para la evaluación de edificios, tales como cargas internas, ocupación, desagregación por tipo de uso, entre otras”.
Por otra parte, la Certificación de Vivienda Sustentable (CVS), liderada por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu), y administrada por CTeC, contribuye a la labor que desarrolla la Calificación Energética de Vivienda (CEV), fomentando este sistema como herramienta de evaluación de los aspectos de eficiencia energética de las viviendas en Chile.
Allan Ubilla, coordinador de proyectos de CTeC, señala que la CEV, además de ser por sí sola una herramienta de evaluación energética de viviendas, es el único instrumento de evaluación de los requerimientos de confort térmico pasivo y de reducción de demanda térmica de la Certificación de Vivienda Sustentable (CVS), los cuales, a su vez, son requerimientos obligatorios para acceder a cualquiera de los 3 niveles de certificación que ofrece la CVS. Y esto aplica para las 3 macrozonas que diferencia el sistema CVS.
“Hasta ahora esta calificación es voluntaria, pero con la nueva Ley de Eficiencia Energética ya promulgada y que entrará en vigencia prontamente, se hace obligatorio que las edificaciones, incluyendo viviendas, cuenten con una calificación energética y su etiquetado para obtener la recepción final, por lo que las empresas tendrán prontamente la obligación de calificar sus proyectos”.
Certificaciones nacionales
Las Certificación Edificio Sustentable CES y la Certificación de Vivienda Sustentable CVS incluyen varios aspectos para su análisis como energía, agua, confort, residuos, etc., y las calificaciones energéticas CEV y la futura CEEUP, se enfocan específicamente en el requerimiento de energía y las emisiones que este genera, de manera más detallada, sirviendo para validar este punto con mayor precisión en las certificaciones antes mencionadas.
“Hoy tenemos que estar orgullosos con las herramientas que se han y están levantando en nuestro país, porque están adaptadas a los requerimientos locales y permiten disponer de los recursos necesarios para avanzar en la industria de manera asertiva y pertinente a todos los desafíos que hoy se le plantean para el sector tanto a nivel nacional como mundial. El hacerlo oportunamente, permite una máxima eficiencia y costo, además de una óptima calidad de vida para los usuarios finales”, indica Paola Molina.
Yoselin Rozas, señala que “la Calificación Energética de Viviendas y Edificios formará parte de ambas certificaciones, permitiendo acreditar el ítem de energía, es decir, cuando un mandante decide certificar un proyecto, como parte del proceso de certificación obtendrá también la calificación energética. De esta manera, la contribución de CES y CVS a la calificación es directa”.
“Hay varios beneficios para los usuarios finales de viviendas calificadas y/o certificadas. Primero, al fomentar mejoras en las viviendas en pos de la eficiencia energética a través de la CEV y CVS, el confort térmico al interior debería mejorar ostensiblemente en comparación con una vivienda con los estándares mínimos que establece la OGUC. Asimismo, los gastos operacionales de los usuarios, posiblemente, se verán reducidos por requerir menos energía para calefacción y enfriamiento. Por otro lado, hay algunos instrumentos crediticios para aquellos proyectos que tengan CEV o CVS, lo que ayuda a la ciudadanía a acceder a proyectos más eficientes y sustentables”, agrega Allan Ubilla.
Desafíos
Paola Molina, presidenta del Comité de Economía Circular del IC y presidenta del Directorio de CES, señala que el principal desafío hoy es levantar los estándares mínimos de la Calificación Energética de Vivienda, ya que la letra menor de acuerdo con nuestra actual reglamentación térmica para viviendas es la E, la cual es bastante deficiente en términos de lograr una calidad ambiental térmica interior.
“Con la esperada pronta actualización de la Reglamentación Térmica, este estándar debiese subir a la letra C y D como mínimo, lo que implica lograr estándares valorados internacionalmente que permitan una adecuada calidad térmica del ambiente interior para todas las personas, lo que tiene un gran impacto positivo en el ámbito social y ambiental”.
Sin embargo, también es importante que todo el sector releve esta herramienta de manera oportuna para hacer las adaptaciones necesarias y lograr los mejores resultados. “Tratar de asimilar esto a presión y contra el tiempo, puede conducir a malos resultados, que perjudiquen a inmobiliarias, constructoras, usuarios finales y al país”, agrega Paola Molina.
Allan Ubilla, coordinador de proyectos de CTeC, comenta que este año 2022 se comenzará a trabajar en conjunto con el Minvu para extender la CVS a viviendas existentes y, “más adelante, esperamos también integrar la certificación de la etapa operacional de las viviendas. Si bien se trata de una certificación nueva, a la fecha ya cuenta con 105 proyectos registrados correspondientes a 17 mil unidades de vivienda con una cobertura en 11 regiones; 4 proyectos precertificados y 2 certificados.
Por su parte, en CES también se encuentran trabajando en la versión de edificios existentes y en sumar la versión de CES Aeropuertos a las ya existentes.
Finalmente, Yoselin Rozas comenta que la implementación de la Calificación Energética de Edificaciones tiene importantes desafíos para su masificación “entre ellos, el fortalecimiento de las herramientas que permitirán su correcta implementación una vez que sea obligatoria; la educación y difusión a consumidores y actores relacionados; la gestión de los datos para el cumplimiento de los compromisos internacionales; y un punto que nos parece muy relevante es el reconocimiento a nivel nacional de la Calificación Energética de Edificaciones como un referente de herramienta de medición de la eficiencia energética de las edificaciones”.
Fuente: Instituto de la Construcción
Centros hospitalarios de primer nivel en Cauquenes, Constitución y Parral se suman al recién inaugurado Hospital de Curicó. Juntos, la infraestructura clínica más eficiente y sustentable de la región.
Red Maule es el primer proyecto del llamado a licitación del segundo “Programa de Concesiones de Establecimientos de Salud”, que comprende el diseño, construcción y mantenimiento de nuevas dependencias de los edificios, además de la provisión, reposición, montaje y mantenimiento del equipamiento médico y mobiliario clínico y no clínico.
El proyecto -según detallan en la Dirección General de Concesiones del MOP- comprende tres establecimientos de salud de mediana a alta complejidad tanto en el ámbito hospitalario (atención cerrada), servicios ambulatorios (atención abierta), como en los servicios de urgencias. Todo esto con el objeto de contar con una capacidad resolutiva que permita atender la demanda de su área de cobertura. También considera crear unidades médicas propias de diálisis y salud mental.
La concesión de la Red Maule involucra una inversión cercana a los US$244 millones que permitirá atender a una población de 174 mil habitantes de las comunas de Cauquenes, Chanco, Pelluhue, Constitución, Empedrado, Parral y Retiro. De ellos, los hospitales de Cauquenes, Parral y Constitución se certificarán con CES.
En total, los establecimientos aportarán 368 camas, en una superficie estimada total de 157 mil m2, que funcionarán en modalidad de red, articulando la referencia de pacientes a hospitales de mayor complejidad, de tal forma que el hospital de Constitución se apoyará en el Hospital de Talca; y los hospitales de Cauquenes y Parral en el Hospital de Linares.
A dicha red se suma, por supuesto, el Hospital de Curicó, que depende de la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas. Este último es uno de los más modernos de Chile, con sus más de 109 mil m2, 400 camas y 12 pabellones. “Este recinto cuenta con sistema autónomo para la administración eficiente de la energía y destaca por su certificación CES sobresaliente tanto desde el punto de vista pasivo como por su envolvente para prescindir al máximo de las maquinaria, que está pensada más que nada para las renovaciones de aire. La idea es no tener que climatizar demasiado. El 75% del agua caliente que requiere el edificio proviene de paneles solares”, comentó el director de Arquitectura(s) de la Región del Maule, Alejandro Pacheco.
Y es que un establecimiento como este debe permanecer en pie y funcionando en cualquier circunstancia. Por eso, el edificio ofrece tecnología de punta en aislamiento sísmico. “El antiguo Hospital de Curicó quedó muy dañado con ocasión del terremoto de 2010. Por eso, este proyecto fue diseñado para quedar funcionando en una catástrofe. La aislación sísmica hace la gran diferencia. Además, hay muchos elementos cortafuegos, el edificio cuenta con un sistema que lo aísla por sectores, bloqueando las zonas para que no se propaguen las llamas o el humo”, señaló la autoridad regional del MOP.
En definitiva, un proyecto que destaca por su materialidad, arquitectura y confort. “Es un edificio que no tiene nada que envidiar a una de las mejores clínicas del país. Cada sala de espera tiene pantallas para el público, cómodas ubicaciones, cafeterías y climatización”, detalló Alejandro Pacheco. Además, el Hospital de Curicó está rodeado de jardines y cuenta con 800 estacionamientos (400 en superficie y 400 en subterráneo), 27 ascensores y escaleras mecánicas. De esta manera, ofrece un desplazamiento completo a cualquier persona con discapacidad. Un edificio sin barreras.
Hospital de Cauquenes
Este establecimiento hospitalario de mediana a alta complejidad ofrecerá una capacidad de 136 camas, con una superficie proyectada de 47 mil m2. El Hospital de Cauquenes será el único establecimiento de estas características en la provincia y atenderá la demanda de Cauquenes, Chanco y Pelluhue, además de la coordinación con los otros centros asistenciales que conforman el Servicio de Salud del Maule.
La población beneficiaria de su área de cobertura se estima en aproximadamente 59.000 personas, considerando a toda la provincia de Cauquenes que presenta altos índices de ruralidad, además de ser una de las zonas de la Región del Maule que presenta uno de los mayores tiempos de desplazamiento hacia los otros establecimientos de mayor complejidad.
Será certificado con CES.
Hospital de Constitución
El proyecto consiste en un establecimiento hospitalario de mediana a alta complejidad, que tendrá una capacidad de 111 camas, con una superficie proyectada de 46 mil m2 y se ubicará en la comuna de Constitución, Región del Maule. El Hospital de Constitución será el establecimiento de referencia para los establecimientos de salud ubicados en la costa del Maule, coordinado con la red del Servicio de Salud del Maule, con una población beneficiaria de 57.000 habitantes aproximadamente.
Será certificado con CES.
Hospital de Parral
El proyecto consiste en un establecimiento hospitalario de mediana a alta complejidad, que tendrá una capacidad de 121 camas, con una superficie proyectada de 41 mil m2 y se ubicará en la comuna de Parral. El Hospital de Parral será el único establecimiento de estas características en la zona sur de la provincia de Linares y por tanto los centros asistenciales de ese sector podrán derivar hacia este nuevo Hospital, además de la coordinación con los otros establecimientos que conforman el Servicio de Salud del Maule.
La población beneficiaria de su área de cobertura se estima en aproximadamente 58.000 personas, incluyéndose a toda la zona sur de la provincia de Linares que presenta altos índices de ruralidad.
Será certificado con CES.
Fuente: CES
Por Hernán Madrid, jefe de Certificación Edificio Sustentable
La necesidad de disminuir el CO2 no es reciente, debido a los efectos de los sistemas de producción y los niveles de consumo de energía, llevamos años alertando a nivel mundial y en Chile para disminuir los consumos energéticos y las emisiones asociadas, más recientemente, avanzar hacia la carbono neutralidad y transformar nuestra economía de una lineal a una circular.
Desde la creación de CES, hemos tendido a la medición de los consumos energéticos de los edificios certificados, lo que nos lleva a representar casi un tercio del consumo total de energía, estimado un promedio nacional de 275 kWh/m2 año (edificios oficinas) por parte del Ministerio de Energía. Con los edificios certificados CES, presentamos cifras de entre 40 a 145 kWh/m2 año, lo que sin duda contribuye directamente a la disminución del CO2 en la atmósfera.
Esto se alinea con la meta de Chile de alcanzar la carbono neutralidad al año 2050, para cumplir con el Acuerdo de París. Desde el sector construcción son diversas las iniciativas que se han llevado a cabo, y entre ellas destacamos el trabajo colaborativo entre el Ministerio de Energía, la Dirección de Arquitectura del MOP, el Instituto de la Construcción y Certificación de Edificio Sustentable (CES), en los que hemos plantado las bases para que la carbono neutralidad tome más fuerza en el desarrollo de los proyectos inmobiliarios.
Con ello, estamos cubriendo uno de los cuatro ejes para la reducción de gases de efecto invernadero: y la reducción de emisiones en todos los procesos industriales y edificaciones. Los otros restantes corresponden a la diversificación de la matriz energética; el desarrollo de la electromovilidad y el hidrógeno verde.
Así podremos en un futuro cercano diseñar, desarrollar y ejecutar obras más competitivas, más eficientes, que minimicen su impacto y que incluso puedan tener un impacto positivo. Gracias a las políticas de Net Zero Energía y Net Zero Carbono impulsadas con fuerza desde el sector público esperamos contar con la información de carbono incorporado de todas las edificaciones nuevas y existentes al año 2025, en tanto que para 2030, esperamos que el 100% de los edificios logren reportar públicamente su huella de carbono operacional e incorporado, mediante un instrumento obligatorio. Esto forma parte de los lineamientos de la estrategia de huella de carbono del sector edificación que esperamos sea lanzada próximamente.
Estas metas han implicado años de trabajo y esfuerzo de profesionales con una gran colaboración del sector público, privado, academia y gremios que hemos podido aportar desde el Instituto de la Construcción y de CES
Por ello, en el Día Mundial por la Reducción de CO2, hacemos un llamado a seguir trabajando con fuerza y aumentando la velocidad de nuestras acciones, la urgencia está instalada, depende de nosotros estar a la altura con nuestra respuesta.
Las políticas Net Zero Energía y Net Zero Carbono fueron abordadas en el webinar “Nuevos enfoques de sustentabilidad en construcción en el contexto internacional.
Chile busca alcanzar la carbono neutralidad al año 2050. El objetivo no es menor y, por ello, se han definido 55 metas de avance para el año 2030. Estas buscan encaminar al sector construcción hacia una industria más eficaz en el uso eficiente de la energía y con un mayor control de las emisiones de gases de efecto invernadero en el contexto de cambio climático y en la proyección de crecimiento en el área inmobiliaria.
Al comenzar el webinar “Nuevos enfoques de sustentabilidad en construcción en el contexto internacional”, Katherine Martínez, subgerente de Desarrollo de la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT), recordó estas metas nacionales.
Asimismo, en el encuentro quedaron reflejados los frutos del trabajo colaborativo entre el Ministerio de Energía, la Dirección de Arquitectura del MOP, el Instituto de la Construcción y Certificación de Edificio Sustentable (CES), en los que se han planteado las bases para el trabajo específico dentro de los próximos años.
“Hay avances para que la carbono neutralidad tome más fuerza en el desarrollo de todo proyecto inmobiliario”, dijo Gabriel Prudencio, jefe de la División de Energías Sostenibles del Ministerio de Energía, respondiendo a uno de los cuatro ejes que la reducción de gases de efecto invernadero a través de la diversificación de la matriz energética; el desarrollo de la electromovilidad; el hidrógeno verde y la reducción de emisiones en todos los procesos industriales y edificaciones. “Vemos con muy buenos ojos lo que están realizando las diferentes organizaciones, para poder ampliar y mejorar los modelos técnicos de certificación de edificaciones sustentables, que permitan medir la huella de carbono”, señaló.
Por su parte, Margarita Cordaro, jefa del Departamento de Construcción Sustentable de la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas, valoró el convenio que tiene con el Ministerio de Energía y el Instituto de la Construcción, el cual representa una trayectoria enorme. “Recientemente estuvimos presentes en la COP26 con la formulación temprana de sustentabilidad. Nuestro aporte va enfocado hacia la parte operativa, en la que se miden, se evalúan y certifican las obras. En este contexto, el convenio nos permite medir para llegar a una Net Zero Energía y Net Zero Carbono”, dijo.
Para Paola Molina, presidenta del Comité Directivo de CES, un acuerdo tripartito es una gran oportunidad para diseñar, desarrollar y ejecutar obras más competitivas, más eficientes, que minimicen su impacto en el ecosistema. “Pudimos constatar en la COP26, que el sector construcción es una de las áreas donde podemos generar más pronto acciones para poder mitigar y adaptarnos al cambio climático”, afirmó en este aspecto. De ahí que el uso de instrumentos como las certificaciones sea vital para mejorar los estándares y medir el avance de la construcción sustentable en Chile.
Temas abordados
Para desarrollar el camino hacia la Net Zero Energía y Net Zero Carbono, en el marco del convenio de colaboración, se desarrolló un estudio de modo de poder definir para Chile los alcances de ambos conceptos. El estudio fue ejecutado por EBP Chile y el Centro Tecnológico para la Construcción CTeC.
“El objetivo general del estudio es definir aspectos técnicos que nos permitan desarrollar la definición Net Zero Energía para Chile e integrarse a la certificación CES”, comentó Natalia Reyes, investigadora del CTeC. Según la especialista, a nivel internacional, existe una política pública fuerte junto a una estrategia comunicacional efectiva, donde, “incluso muchos ministerios han cambiado sus nombres, como el Ministerio de la Transición Ecológica en España, por ejemplo, posicionando el cambio a nivel comunicacional”.
Un referente destacado por Monserrat Bobadilla de la agencia EBP, es Suiza donde las certificaciones ya han sido adaptadas a marcos regulatorios. Allí, hay demandas máximas de 35 kW/h/m2 año, suplir el consumo energético con autoproducción y con un 0% de matriz energética fósil, recalcó la investigadora, argumentando que “es más fácil adaptarse con este instrumento, ya que otros buscan reducir en porcentajes”.
Asimismo, Bobadilla comentó el caso español, donde valoró aspectos como: las instalaciones térmicas de la edificación; las condiciones para la iluminación limitando la potencia máxima y un sistema de control y regulación; además de contribución mínima de energía renovable; agua caliente sanitaria; envolventes; entre otros.
Los instrumentos que ayudarán a validar la Net Zero Energía como Net Zero Carbono permitirán generar los nuevos lineamientos para el desarrollo de futuras certificaciones CES, según el jefe de CES, Hernán Madrid, quien adelantó las ventajas de la nueva plataforma, además de las consideraciones en la versión 1.1.
Finalmente, Bárbara Rodríguez, profesional de la Unidad de Infraestructura, Edificación y Ciudades del Ministerio de Energía, aseguró que “al 2025 debemos contar con la información de carbono incorporado de todas las edificaciones nuevas y existentes, un gran trabajo en las metodologías, gobernanza, levantamiento y disponibilidad de datos. En 2030 esperamos que el 100% de los edificios reporten públicamente su huella de carbono operacional e incorporado, a través de un instrumento obligatorio”.
Fuente: CES
Por María Fernanda Aguirre, directora ejecutiva de Chile Green Building Council.
De acuerdo con el World Green Building Council, los edificios consumen el 36% de la energía producida y son responsables del 39% de las emisiones globales de carbono, por lo que el mayor desafío para nuestro sector será resolver cómo mitigar y adaptarnos a los inevitables efectos del cambio climático mientras generamos valor social a través de la resiliencia.
En respuesta a estos desafíos, y tras varios años de trabajo junto a aliados globales, en septiembre del 2020, el WorldGBC lanzó oficialmente su estrategia “Sustainable Buildings for Everyone, Everywhere” que proporciona los lineamientos con los cuales los más de 70 GBCs o Consejos de Construcción Sostenible alrededor del mundo, estamos trabajando con el objetivo de acelerar la transformación de la industria de la construcción a una que se base en 3 pilares principales como son: acción climática, salud y bienestar, recursos y circularidad y levantando los desafíos y oportunidades de nuestro sector en relación a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.
En octubre del 2020, Chile Green Building Council inició los HUBS de trabajo con socios de la corporación pertenecientes a distintos rubros de la cadena de valor del sector, con el objetivo de levantar información específica de la construcción en nuestro país e identificar brechas y aportes de los distintos actores.
Este trabajo colaborativo y de investigación, se consolidó en el “Primer Diagnóstico Sectorial de Desarrollo Sostenible para Chile”, un trabajo pionero en nuestro país y Latinoamérica que fue lanzado el 28 de octubre de este año durante el International Summit en el marco de la Chile Green Building Week 2021.
Si bien reportar en relación a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible es un tema cada vez más extendido entre empresas e instituciones de distintos rubros, sigue haciendo falta el articular estos avances con las distintas políticas públicas y escalarlo a una dimensión territorial, ya que las ciudades en un futuro no lejano, deberán albergar una población que para el 2050 se incrementará en 27%, lo que requerirá que el stock de inmuebles disponibles se duplique.
Por lo tanto, es mandatorio que tanto las nuevas edificaciones como las existentes, cuenten con atributos de sustentabilidad validados, siendo aquí donde sistemas de certificación como CES, cobran gran relevancia al momento de evaluar y calificar múltiples aspectos de desempeño de excelencia en lo ambiental y lo social, demostrando, además, que tener construcciones certificadas también proveen beneficios económicos importantes.
Dentro de las conclusiones extraídas como parte del trabajo realizado para la elaboración del diagnóstico, se identificó la gran importancia de impulsar las certificaciones como herramientas movilizadoras del mercado ya que éstas, además, proporcionan datos que permite contar con información cuantitativa para robustecer metas y mejorar las políticas públicas.
Adicionalmente, están fuertemente alineadas con indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible por lo que los datos que entregan facilitan tanto reconocer los avances como identificar las brechas y, de esta forma, hacer más eficientes las acciones de nuestro sector.
Es fundamental avanzar en instrumentos que contribuyan a incrementar la masa crítica de inmuebles certificados de administración pública y privada y que las distintas herramientas como la Certificación Edificio Sustentable, se consideren como insumos importantes al momento de reportar en el marco de las metas de Naciones Unidas.
Fuente: CES
Con 74,5 puntos, el edificio que beneficiará a miles de personas de la Región
del Maule acaba de certificarse. Su diseño integrado, aislación acústica,
iluminación, cuidada selección de materiales y hasta su manejo de residuos, lo
destacan.
Construido por OHL con la asesoría de B-Green, el Hospital de Curicó se impone en la Región del Maule con más de 109 mil m2 construidos, lo que multiplica por casi cinco veces la superficie del recinto anterior que atendía a parte importante de la población en la Región del Maule. El edificio de alta complejidad hospitalaria acaba de obtener una certificación CES sobresaliente, nada menos que con 74,5 puntos.
Bajo el mandato de la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas del Maule y el Servicio de Salud Maule, este hospital tendrá 400 camas de hospitalización, 54 de ellas para la atención de pacientes críticos. Además, contará con sillones de diálisis, 9 box de emergencia, 12 pabellones, 5 salas de parto, 16 salas de procedimientos, 800 estacionamientos y un helipuerto disponible para traslados de alta complejidad.
Con siete pisos de altura y dos niveles subterráneos, esta moderna infraestructura no solo cuenta con un alto grado de autonomía energética, sino que, además, es totalmente amigable con el entorno. Éste fue el resultado del trabajo mancomunado de un gran equipo multidisciplinario, tal como relatan sus protagonistas.
“En el proceso de ejecución de obra estaban considerados los parámetros con los cuales se establecen los requerimientos de eficiencia energética como envolvente térmica, fachada ventilada, iluminación, ahorro de agua, paisajismo, aislación acústica, etc. Velamos por cumplir todo lo establecido, durante todo el proceso de ejecución de obra. Además, nos preocupamos de la certificación de los materiales a utilizar y su trazabilidad”, explica Juan Pablo Sepúlveda, jefe de Calidad del Hospital Provincial de Curicó en OHL.
En este sentido, el especialista de la empresa constructora comenta que la preocupación por la certificación incluso alcanzó a los materiales y su trazabilidad. “El manejo de residuos de la obra también estaba asociado a CES. Se consideró cuánto se podía reutilizar en obra. No fue solo un cumplimiento llevado a cabo de manera documental, fue de la mano de la ejecución en terreno. Velamos por cumplir con la tipología de materiales descritos y la ejecución de acuerdo al diseño de eficiencia energética”, detalla Sepúlveda.
Tope de línea
Para el arquitecto Javier Durán, socio de B-Green Chile, entidad encargada de la asesoría CES, en este proyecto se reúnen todas las buenas prácticas de un edificio sustentable. “Los términos de referencia exigían contar con esta certificación y este proyecto consigue el máximo puntaje en instalaciones y energía gracias a que el edificio combina reducciones de puentes térmicos, mejoramiento de la envolvente, sistemas altamente eficientes, iluminación de alta calidad. Desde el inicio suponía estar en el tope de línea de los requerimientos”, comenta.
Aunque no se trata del primer edificio certificado por B-Green, la obra cobra relevancia debido a las particularidades de la metodología CES Hospitales, que permite incluir estrategias pasivas de ahorro energético. “Estamos súper contentos. Este proyecto es muy significativo. Aunque no es el primero que certificamos fue sobresaliente. Cuando partimos desarrollando este proyecto, el sistema CES sólo cubría los sistemas más convencionales. Comenzamos con la versión borrador y para el equipo fue complejo traducir estos requerimientos sin errar ni perder puntos en el proceso. Felizmente, el manual final resultó con una evaluación bastante favorable”, explica Javier Durán.
Debido a las condiciones en que debía desarrollarse el proyecto y a su alto nivel de exigencia, parecía que técnicamente el trabajo se hacía cuesta arriba. Sin embargo, avanzar en equipo lo hizo todo más fácil. “La cantidad de gente que participó en el diseño, en la construcción, los cambios en los roles, te obligan a tener una metodología. Organizar todo es una labor que a medida que aumenta la complejidad es más engorrosa. Pero, el diseño integrado exige el cruce entre especialidades y la discusión de los aspectos sustentables y de eficiencia energética”, recuerda el arquitecto socio de B-Green.
Y es que la arquitectura se desarrollaba en Santiago, el proyecto y la obra se ejecutaba en Curicó y gran parte de las especialidades radicaba en España. Por eso, el esfuerzo de todo el equipo fue enorme. “Tal vez los aspectos de eficiencia energética son invisibles para los usuarios, pero para ellos las condiciones ambientales son muy relevantes. Esto se ha cuidado muchísimo y se ha intentado generar un buen óptimo entre esas variables: la selección de materiales para tener una mínima o cero contaminantes en el interior, la selección de colores que busca mejorar la experiencia de los usuarios”, detalla Javier Durán.
CES reconocerá a los edificios con mayores puntajes dentro del sistema de certificación, en las categorías Edificio Certificado y Proyecto Precertificado. Además, distinguirá al Profesional Destacado del año.
El próximo jueves 9 de septiembre, a las 17:00 horas, se realizará la ceremonia de premiación de la tercera versión de los Premios CES, que buscan promover las mejores prácticas en sustentabilidad en la edificación y destacar los proyectos que han hecho un esfuerzo por certificarse, incorporando la herramienta nacional, así como difundir los resultados del comportamiento de los edificios.
“Estamos muy felices de la fuerza que ha ido tomando el Premio CES año a año, del incentivo que produce en arquitectos y equipos de proyectos, especialmente en las regiones del centro sur del país”, afirma el jefe de CES, Hernán Madrid.
Este reconocimiento destaca a aquellas obras que alcanzan los mayores puntajes en el proceso de certificación, permite conocer e interactuar con mandantes, asesores, consultores, arquitectos, constructores y especialistas que vivieron el proceso. Todos ellos manejan los costos reales de cada etapa del proyecto, la estimación de los beneficios y, además, pueden medir y verificar con los resultados obtenidos.
El año pasado, el primer lugar categoría “Certificado” se lo llevó el Centro Clínico y Comunitario UACh de Puerto Montt, que tuvo como arquitectos a M&H Arquitectos y Gabriel Muñoz Cifuentes y como asesor a Rodrigo Escobar. Este edificio fue mandatado por el Club Los Leones Puerto Montt Angelmó y la Universidad Austral de Chile y su unidad técnica fue la Dirección Regional de Arquitectura del MOP de Los Lagos. La entidad evaluadora fue 88 Ltda.
En tanto, el segundo lugar, en dicha categoría lo obtuvo la 3ª comisaría de Limache de MAO Arquitectos, con la asesoría de María Luisa del Campo, de Kipus. El tercer puesto, en la Región de La Araucanía, fue adjudicado al edificio de la Escuela Cantino, del arquitecto Jaime Gatica y asesorado también por Rodrigo Escobar.
En la categoría “Precertificado” los premios fueron, en primer lugar para la reposición del terminal de buses Hualpín de Teodoro Schmidt, Región de La Araucanía; en segundo lugar para el Cuartel Bricrim de la PDI de Huechuraba; y, en tercero, para la Piscina Temperada de Talca.
Los interesados pueden inscribirse aquí: https://forms.gle/A1hPL9NNZhWTgNpq7
Por Paola Molina, presidenta de Certificación Edificio Sustentable (CES).
Hoy, con miras a poder seguir viviendo adecuadamente al 2050, en medio del innegable escenario de cambio climático, debemos no solo trabajar en mitigar sus consecuencias, sino también en planificar y desarrollar la adaptación a futuros escenarios, desde el sector de la construcción. Arquitectos, ingenieros, constructores, técnicos y operarios tenemos mucho que repensar y aportar a este gran desafío.
Nuestra industria representa el 40% del consumo de las materias primas a nivel mundial y es responsable del 34% del total de los residuos sólidos generados en el país. Asimismo, consume aproximadamente un 30% aprox. de la energía, pero, en el mundo, un 36%. A nivel local, genera un 30% de Gases de Efecto Invernadero (GEI), pero a nivel mundial, las emisiones de CO2 son equivalentes a un 39%. Además, el sector consume el 16% del agua del planeta.
Hasta hace poco estas crudas cifras no eran visibles. Pero, ahora que lo son, tenemos la obligación de mitigar el cambio climático, adaptarnos y mejorar la calidad de vida. Hasta ahora, generábamos externalidades con edificaciones que promedian temperaturas interiores fuera de los rangos de confort (19°- 26°C) en épocas de frío y calor, obligando a los usuarios a depender de equipos de calefacción y refrigeración cuando existen los recursos necesarios, y cuando no, obligan a transitar por la pobreza energética. Lo anterior, con un clima que en gran parte de nuestro país es bastante benigno, con una demanda de energía fácil de controlar, si ejecutamos un diseño que logre buenos estándares de calidad de ambiente interior.
Como arquitectos, debemos hacernos cargo de todas las externalidades al momento de diseñar y de disminuir la demanda de energía de la nueva construcción en al menos un 50% con miras a 2030 y del 50% de las emisiones de CO2 de todo el parque edificado para 2035.
Hoy contamos con herramientas como BIM, que facilitan la visualización de las externalidades y la integración de especialidades en fases tempranas de diseño; también con certificaciones nacionales e internacionales, que exponen los aportes en cada uno de estos aspectos; y otros que nos ayudan a mitigar y adaptar nuestros edificios al cambio climático, para mejorar la calidad de vida de sus usuarios.
Aprovechemos los beneficios de contar con Certificación Edificio Sustentable (CES), Certificación de Vivienda Sustentable (CVS) y Calificación Energética de Vivienda (CVS); y, próximamente, de la Calificación Energética de Edificios de Uso Público (CEEUP), es decir, para edificios no residenciales. Adicionalmente, los Planes de Descontaminación Atmosférica (PDA) ya aplican la futura actualización a la Reglamentación Térmica en varias localidades y está vigente ya la Ley de Eficiencia Energética, que hará obligatorias las calificaciones energéticas.
Hagamos propio el Plan Nacional de Eficiencia Energética del Ministerio de Energía y la Estrategia de Economía Circular de la Construcción impulsada por la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), Construye2025 y el Instituto de la Construcción (IC), con la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT) como facilitador. Tomemos créditos verdes con tasas preferenciales para proyectos con certificaciones nacionales hoy ya existentes en el mercado.
Necesitamos acelerar y acrecentar la voluntad y determinación de los profesionales, técnicos y operarios del área, para avanzar con la mayor premura en la resolución de este desafío. No podemos seguir diseñando como si nuestros recursos naturales fueran infinitos. Tenemos una gran responsabilidad como arquitectos. Debemos tomarla ahora.
Conquistar al mundo privado, transmitir el valor de la herramienta y contribuir a la meta de la carbono neutralidad que se propone Chile serán los principales retos para la arquitecta durante su gestión como presidenta de CES.
La arquitecta Paola Molina, que ha formado parte del Comité Directo CES desde 2016, asume a partir de julio la presidencia de la Certificación Edificio Sustentable (CES), en representación del Colegio de Arquitectos, entidad a la que le corresponde este liderazgo durante el período 2021-2023.
Este es un desafío que -según dice la profesional- asume con un alto grado de compromiso. “Conozco la certificación desde antes de que naciera. He visto todas sus etapas y procesos a la fecha y creo que es una herramienta súper valiosa a nivel nacional, que permite levantar competencias vinculadas a la sustentabilidad, un tema puesto en la palestra tanto por la calidad de vida como de cara al cambio climático”, señala la nueva presidenta de CES.
Para Molina, quien también preside el subcomité de Economía Circular del Instituto de la Construcción (IC), los mayores retos que enfrenta CES son lograr que se levanten edificios Net Zero y conquistar al sector privado. “Que entiendan que CES es una herramienta muy valiosa, que permite -desde el diseño- disminuir considerablemente las demandas de energía y mejorar la calidad de ambiente interior”, comenta.
Arquitectura y diseño van de la mano, a la hora de responder a las condicionantes relacionadas con el cliente, el clima y otros elementos importantes cuando se toma la decisión de levantar un muro, hacer una ventana o un techo. Paola Molina lo sabe bien y, en este sentido, espera que la reglamentación continúe actualizándose.
Mirando los estándares térmicos a nivel internacional, en todas las ciudades de Chile, se han impulsado planes de descontaminación que buscan generar una cultura sustentable, para desarrollar mejores soluciones constructivas. “CES es una manera de validar esas mejoras, de poder mostrarlas. La calidad del ambiente o la iluminación no son factores tan en la conciencia del usuario, ni las posibilidades que ofrece el diseño para manejar eso. Antes se privilegiaban más las terminaciones, pero no la calidad de ambiente interior”, explica la arquitecta.
Ahora, el objetivo es responder con la herramienta CES promoviendo las condiciones que se necesitan para avanzar hacia la carbono neutralidad, valorizando los edificios con balance energético. “La certificación tiene que ir abordando los incentivos, para que se vaya moviendo toda la industria”, señala Paola Molina.
Si bien las certificaciones internacionales han sido valiosas, en este sentido, al ir poniendo temas de sustentabilidad sobre la mesa, los estados de desarrollo de los países que los generan son diferentes. “Los climas son distintos, eso va generando barreras para lograr la eficiencia esperada. En cambio, las certificaciones nacionales están considerando parámetros sociales, ambientales, etc., a nivel local”, acota la nueva presidenta de CES, quien valora poder contar con un directorio que representa a todo el espectro público-privado, a la academia e industria, lo que aporta una visión amplia y vinculada a la realidad país. “Necesitamos certificaciones como CES, que ayudan con eso”, concluye.
Es ingeniero civil de la Universidad Católica de Chile, gerente Técnico & Desarrollo Sostenible de Compañía Industrial El Volcán; director de varias entidades y expresidente del Comité Directivo de Certificación Edificio Sustentable (CES).
Durante la 25ª Asamblea de Socios del Instituto de la Construcción (IC), realizada el jueves 24 de junio, se confirmó como nuevo presidente de la entidad, a Ricardo Fernández Oyarzún, quien ha sido director del IC por más de 20 años.
El nuevo presidente indicó que el Instituto de la Construcción tiene la fortaleza que no tiene ninguna otra institución y es la transversalidad y la capacidad de reunir al ámbito público y privado con un mismo fin.
“El instituto está ad-portas de cumplir 25 años y a través de las instancias que ha creado, como comités, comisiones, consejos y otras, participan alrededor de 300 personas que contribuyen de manera fundamental al desarrollo y mejoramiento de la industria. Eso hay que cuidarlo, reconocerlo e incentivarlo”, señala Ricardo Fernández.
En este sentido, comenta que los próximos dos años son tremendamente relevantes para el país, por lo tanto, el desafío es visibilizar todo lo que hace el instituto, marcar agenda en la industria y participar en las decisiones políticas y gubernamentales que se vienen por delante con la nueva constitución.
“Lo fundamental es trabajar en equipo y lograr un consenso colaborativo donde seamos capaces de escuchar distintas posturas, con argumentos técnicos sólidos y nos pongamos a disposición de los socios para apoyarlos en los proyectos que propongan”, comenta el nuevo presidente del IC.
Por ello, indica que el foco para este próximo periodo estará puesto en seguir apoyando al programa Construye2025, continuar posicionado la Certificación Edificio Sustentable (CES) y potenciar temas relevantes para la industria como son la economía circular, la huella de carbono, la productividad, la industrialización y la tecnologización.
“Otro tema que me parece fundamental, y que ha estado un poco olvidado son las ciudades y la manera de construir en forma rápida para responder al déficit de viviendas, pero a la vez, densificando las ciudades de una manera responsable y con barrios bien integrados”, agrega Ricardo Fernández.
Respecto a su antecesor, señala “agradezco a Miguel Pérez por su gestión, hizo un trabajo extraordinario que nos ayudó a definir el rumbo a seguir, visualizando las brechas y los dolores, por lo tanto, es tremendamente valioso lo que hizo en estos dos años. También agradezco al directorio por elegirme, es un desafío del cual no nos podemos restar. Invito a los socios, directores colaboradores y amigos del instituto a que trabajemos colaborativamente en la construcción de nuestro país y del Chile que soñamos”.
Por su parte, Miguel Pérez, en su última cuenta anual como presidente del instituto, señaló: “quiero desearle a Ricardo el mayor de los éxitos en el desafío que enfrentará como presidente del instituto. Creo que él cuenta con la fortaleza y capacidad necesarias para ejercer el liderazgo que merece esta institución”.
Ricardo Fernández es ingeniero civil de la Universidad Católica de Chile, gerente Técnico & Desarrollo Sostenible de Compañía Industrial El Volcán; director del Chile Green Building Council (Chile GBC), del Consejo de Construcción Industrializada (CCI), del Centro Tecnológico para la Innovación en Construcción (CTeC) y expresidente del Comité Directivo de Certificación Edificio Sustentable (CES).
Conformado en 2019 con el objetivo de definir metodologías para promover la gestión y disminución del CO2 en la industria, hoy ya cuenta con una hoja de ruta proyectada a tres años. ¿Lo más urgente? La implementación de una estrategia a largo plazo que permita combatir y tratar de forma eficiente este tipo de contaminación para lograr la neutralidad de carbono el año 2050.
El reto claramente no era menor: realizar un plan de trabajo a mediano plazo y formalizar una mesa técnica en el Instituto de la Construcción para definir una visión estratégica asociada al impacto de la huella de carbono al llevar a cabo una obra. De esta forma, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) y el Instituto de Cemento y Hormigón de Chile (ICH) conformaron hace tres años una mesa público privada con el propósito de definir procedimientos que apuntan hacia esta meta.
Mediante la convocatoria a diez actores claves (ministerios de Medio Ambiente, Obras Públicas y de Energía, Instituto Chileno del Acero (ICHA), Madera21 de Corma, Compañía Industrial El Volcán, Asociación Gremial Chilena del Vidrio, Aluminio y Pvc (Achival), la Secretaría Ejecutiva de Construcción Sustentable (SECS) de la DITEC del Minvu y el mencionado ICH, se realizó una nivelación de conocimiento y alianzas por parte de todas las instituciones y se acordaron actividades, productos y técnicas de financiamiento.
El primer año fue dedicado principalmente a gestionar acuerdos y a la mencionada nivelación de información. Luego, se concertó formalizar una mesa técnica para definir una visión estratégica y un plan de trabajo a mediano plazo asociado a actividades, productos y estrategias de financiamiento.
De esta forma fue como en el Instituto de la Construcción, a mediados de 2019, se consolida el Comité de Huella de Carbono del Sector Construcción como una de las iniciativas del programa de trabajo derivado del convenio entre el mismo Instituto y el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (en el cual también participó el jefe de Certificación de Edificio Sustentable (CES)). Paola Valencia, secretaria ejecutiva de Construcción Sustentable del Minvu, es quien preside esta comisión, la cual invita a expertos que representan a instituciones del sector público y privado y que están interesados en la gestión responsable de las emisiones de CO2 en la construcción. La vicepresidencia del Comité la ocupa en la actualidad Chile Green Building Council.
Para ponerse en marcha, una de las prioridades era marcar directrices de trabajo. Al respecto, se definieron tres puntos clave: el levantamiento de base de datos de huella de carbono para el ciclo completo de la edificación, una metodología de monitoreo, reporte y verificación de la misma y un plan de cálculo para estimar impactos ambientales desde la etapa de diseño de la obra.
Mediante este procedimiento se cubren objetivos primordiales como, por ejemplo, tener una línea base de la realidad nacional para establecer distintos niveles de avance a través de datos validados que aseguren confianza, trazabilidad e interoperabilidad.
Estrategia nacional
Para poner en acción una ruta de trabajo, se requiere previamente de una estrategia que defina los pasos a seguir para ir logrando los macros y micro objetivos de cada ítem. En este lineamiento, se estableció un método a nivel nacional que apunta a la consecución de metas responsables e indicadoras de seguimiento para fomentar que el sector de la construcción gestione de forma sustentable sus recursos y gestione, a su vez, la huella de carbono a lo largo de todo el ciclo de vida (incluyendo tanto el carbono incorporado como el operacional).
Teniendo esto como base para lanzar directrices, se definió trabajar en tres niveles: sectorial, de edificación y de productos. En el primer punto se abarcan todos los antecedentes que sean de utilidad para actores como el gobierno y la academia, considerando los requerimientos de diferentes ministerios y la identificación de la calidad de información necesaria para satisfacerlos. Para comprender mejor, se puede ejemplificar concretamente mediante el Ministerio del Medio Ambiente, el cual necesita información sobre el consumo de energía en la construcción para la elaboración del Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero.
El tópico orientado a la edificación, en tanto, comprende la información que sea de utilidad a los entes relacionados al acto mismo de planificar, diseñar, construir, operar y ocupar inmuebles. Éste posee requerimientos asociados al alcance de certificaciones y esquemas para demostrar la sustentabilidad de las obras.
En cuanto al apartado referido a los productos, la dirección va hacia el ecodiseño. Sobre todo teniendo en cuenta que la huella de carbono de los materiales, equipos y sistemas utilizados afecta directamente el carbono incorporado (suma del impacto de todas las emisiones de gases de efecto invernadero atribuidas a un material durante su ciclo de vida), por lo que resulta un desafío sumamente necesario.
Logros del Comité
Es cierto que es temprano como para poder visibilizar una permeabilidad de la industria a partir de las acciones que se han llevado a cabo (pues sólo se lleva un año y medio de funcionamiento). Sin embargo, los logros obtenidos a la fecha corresponden a etapas prematuras relevantes en el camino a poner en marcha una estrategia nacional. Como muestra, hasta el momento se han definido los lineamientos principales de una hoja de ruta y desarrollado un completo estudio de análisis del estado del arte en huella de carbono a nivel nacional e internacional para los tres niveles señalados anteriormente (titulado “Estado del arte nacional e internacional de alternativas metodológicas para levantamiento de datos, monitoreo, reporte, verificación y calculadoras de Huella de Carbono”).
Como segunda etapa de este mismo trabajo, se definió el objetivo general, los objetivos específicos, el alcance y el trazado de los próximos tres años para este Comité. Entre ellos, por supuesto, aparece como primera necesidad el desarrollo e implementación de un método a largo plazo para la gestión de la huella de carbono del sector.
Destaca, también, la puesta a disposición de documentos correspondientes al proyecto, como el “Manual para la Implementación de Declaraciones Ambientales de Productos de Construcción”, el “Resumen para Tomadores de Decisiones” y la “Hoja de Ruta Comité Huella de Carbono Sector Construcción”.
En base a estos productos, en la actualidad se desarrolla una consultoría para elaborar la primera versión de la estrategia, la cual esperan esté lista para finales de 2021. Ésta, incluso, será sometida a consulta para ajustar su contenido durante el segundo semestre del presente año. De hecho, las instituciones que participan (provenientes de los sectores público, privado y de la academia), han demostrado su preocupación y su real compromiso para lograr la neutralidad del carbono en 2050, disponiendo de profesionales expertos que asisten bimensualmente a sesiones de trabajo para definir ese camino.
Fuente: Madera21
Con el Estudio 1, desarrollado el segundo semestre de 2020 por un equipo de la Universidad del Biobío, se avanzó en el estado del arte, propuestas de tipologías y de edificios de referencia, considerando las certificaciones y calificaciones ya existentes en el país.
Dos años después del Convenio de colaboración firmado entre el Ministerio de Energía, la Dirección de Arquitectura del MOP, el Instituto de la Construcción como Administradora de la Certificación Edificio Sustentable, se comienzan a ver los primeros frutos en esta línea de trabajo.
Entre 2019 y 2020, este convenio tuvo alcance en seis iniciativas: crear los Archivos climáticos (disponibles aquí); Actualización de CES (Manual CES 1.1, CES Edificios Existentes y nueva plataforma web); Monitoreo de edificios certificados; el Estudio 1 de Calificación energética de edificios de uso público; Huella de carbono (documentos disponibles aquí) y Lineamientos CES Net Zero.
Gracias a los buenos resultados de esta primera etapa, se decidió ampliar el trabajo durante 2021, para desarrollar acciones como el Monitoreo de edificios certificados; el Estudio 2 de Calificación energética de edificios de uso público, y en Huella de carbono, un piloto en edificio gestionado por la DA-MOP y certificado con CES.
La Ley de Eficiencia Energética establece, entre otras cosas, la obligatoriedad la Calificación Energética de Viviendas en dos años más y la Calificación Energética de Edificios de Uso Público, Comerciales y Oficinas en cuatro años a partir de su promulgación.
Actualmente, está operando en forma voluntaria la Calificación Energética para Viviendas, pero la de Edificios de Uso Público, Comerciales y Oficinas no existe, por lo que este convenio se modificó para considerar dos estudios de base para el desarrollo de esta Calificación Energética, siempre teniendo en cuenta la experiencia y sincronía con las certificaciones de sustentabilidad existentes en el país (CVS y CES).
Dado que la certificación de edificios de uso público (CES) ya lleva cinco años de funcionamiento, “tenemos la experiencia desde el trabajo con edificios de uso público, comerciales y de oficina que se ha traspasado al desarrollo de la calificación energética para este tipo de edificación”, precisó Hernán Madrid, jefe de CES.
Por ello, hoy el foco está puesto en que el área de energía de la futura Calificación Energética de Edificios de Uso Público, Comerciales y Oficinas se encuentre en sincronía con los requerimientos de energía de CES en futura versión 2.
Particularmente, el Estudio 1, que se centró en el estado del arte, tipologías y edificios de referencia, se desarrolló durante el segundo semestre de 2020, con un equipo consultor y de trabajo de la Universidad del Biobío, en el que participaron profesionales internacionales, que transmitieron experiencias relevantes de Alemania, Australia, España, Japón y Estados Unidos. A ello se suma la activa participación en el Comité Técnico de profesionales del Ministerio de Vivienda y Urbanismo que, como lo establece la Ley de Eficiencia Energética será el encargado de administrar la futura Calificación.
Por su parte, Bárbara Rodríguez, profesional de la Unidad Edificación y Ciudades de la División de Energías Sostenibles del Ministerio de Energía y contraparte técnica del convenio de colaboración, detalló los alcances de los tres estudios. El primero, como se mencionó antes, enfocado en el estado del arte, tipologías representativas y características del edificio de referencia y prospección de la línea base. En tanto, el segundo, está centrado en la metodología de cálculo y diseño de la herramienta de cálculo, y también hay un tercer estudio, contemplado para 2022, que permitirá el desarrollo de escalas de la calificación energética y el diseño de la etiqueta, que ejecutará directamente Minvu.
“Los tres estudios son muy importantes, porque esta es la primera vez que tendremos la obligatoriedad de una calificación energética en nuestro país, y específicamente con respecto a la edificación de uso público, porque hoy no lo tenemos dentro de nuestra Ordenanza, dado que la obligatoriedad ahora en términos de reglamentación térmica, es para viviendas”, aseguró la profesional de la cartera de Energía.
La profesional también agregó que “mientras no tengamos la actualización de la reglamentación térmica, no vamos a ver requisitos para edificación de uso público”, por lo que están frente a un desafío grande, porque a diferencia de lo que sucede en el ámbito de la vivienda, existe gran diversidad de tipologías arquitectónicas y energéticas. “No solo estamos hablando de edificios de oficinas, comerciales desde el ámbito público, sino que también de hospitales, centros de salud, colegios, entre otros”, especificó Rodríguez.
Estudio 1
Dado que no es posible contar con 100 tipologías o más, fue necesario encontrar una forma de caracterizar el parque nacional de edificios de uso público, comerciales y de oficinas, de forma estratégica. Al mismo tiempo, llegar a la prospección de una línea base.
“Para nosotros es sumamente relevante poder establecer este sistema de calificación en el mercado que ya tenemos de certificaciones y calificaciones en el país. Tenemos una capacidad instalada de más de 10 años, con trabajo en distintos comités e iniciativas, tanto en el sector público como privado”, señaló la profesional del Ministerio de Energía.
Caracterizar energéticamente el parque de edificios nuevos, dado que la ley establece su obligatoriedad solamente para la edificación nueva, es otro de los aspectos que Rodríguez destacó. En ese sentido, se estableció lo mínimo que se tiene que solicitar para caracterizar a estos edificios.
“Se evaluaron los atributos de la mayoría de los sistemas existentes a nivel mundial, que en su mayoría son obligatorios, y hubo elementos muy relevantes, como que la mayoría se caracteriza por tipología de uso, en el caso de la edificación no residencial, donde también hay un principio de evaluación justo”, resumió Rodríguez.
Y algo que, a su juicio, es muy importante de considerar tiene que ver con la gestión de la información, dado que en la mayoría de estos sistemas internacionales, especialmente en el de Australia y Estados Unidos, hay un sistema central relacionado con registrar la información y utilizarla para generar conocimiento sobre el mercado. “Y en este estudio la evaluación de los atributos de estos dos sistemas, tanto el australiano como el estadounidense, eran los más robustos en ese aspecto”, precisó.
La gobernanza, por su parte, también es relevante, ya que existen ejemplos muy importantes, como los directorios de CVS y CES, que son muy determinantes para la mejora continua.
Con la gestión de residuos plásticos, madera, metales, vidrios, papeles y cartones entre otros materiales, se espera minimizar al máximo la generación de residuos, bajar las emisiones de C02 y contribuir al desarrollo sostenible. En este desafío la UACh se alinea con “Hoja de Ruta RCD y Economía Circular en Construcción 2035”, estrategia multisectorial implementada a nivel país.
Se estima que un tercio del total de los residuos generados en Chile corresponde a residuos de construcción y demolición, tendencia que también se aprecia a nivel mundial, posicionando a la industria de la construcción como una de las más contaminantes del planeta donde impera el modelo de economía lineal de “extraer, usar y botar”.
Exigir a las constructoras que gestionen sus residuos es un tema que recién se está impulsando en el país y que muy pocas empresas constructoras —en su mayoría de Santiago— han adoptado implementando acciones de manejo de residuos de obra en la actualidad.
Publicada en junio de 2019, la Norma Chilena 3562 establece una clasificación para residuos de construcción y demolición (RCD), contempla las consideraciones mínimas para la gestión de RCD no peligrosos que se generan en obras de construcción y demolición y los contenidos de un plan de gestión de RCD.
Adelantándose a estos lineamientos regulatorios generales la Dirección de Infraestructura y Desarrollo Físico (DIDF) de la UACh exige a los contratistas el manejo de los residuos desde el año 2017, buenas prácticas que decidió incrementar en un plan piloto a partir del 2020. “Uno de los problemas que existe en Chile y el mundo en el manejo de los residuos en la construcción es la falta de implementación; falta llevarlo a la práctica, por lo que como Universidad y como mandantes decidimos dar el primer paso desarrollando un plan más exhaustivo y ambicioso para cooperar con nuestra sociedad y el planeta que tanto lo necesita”, dice Wilson Aravena, director de la DIDF.
Con visión de futuro, la estrategia de la UACh es un enorme paso para avanzar de manera efectiva hacia una economía circular al mejorar la gestión de los residuos de construcción y demolición (RCD), mediante un uso más eficiente de recursos donde prima la reducción de los elementos. “Este modelo apunta a minimizar la producción al mínimo indispensable, y cuando es necesario hacer uso de un producto, priorizar la reutilización de los elementos que por sus propiedades no pueden volver al medio ambiente”, explica.
Pero esta iniciativa va aún más allá en la búsqueda de una sociedad más sostenible. En esa dirección aspira a contribuir en la formación de los estudiantes desde una perspectiva más vivencial. “Las instituciones de educación superior también necesitan mucha infraestructura, lo bueno es que nuestros estudiantes pueden ver el esfuerzo que se realiza por liderar estos cambios. La teoría se aplica y pueden verlo in situ, complementando el trabajo que realiza la Unidad de Gestión Ambiental con fuerte participación en la academia y en el área operativa”, indica Aravena destacando los fundamentos de la Política de Sustentabilidad que guían a esta institución.
RCD en las bases técnicas de licitación
“Que mejor que liderar el cambio desde la perspectiva del mandante”, sostiene Wilson Aravena, convencido de que estas acciones irán permeando gradualmente en la sociedad. Con ese norte, los profesionales de esta Dirección diseñaron un modelo que, plasmado en el primer Plan de Residuos de la Construcción y Demolición (RCD), se incorporó a las bases técnicas de licitación que deben cumplir las empresas constructoras.
Para llevar a la práctica el Plan RCD fue elegido el Proyecto Pabellón Docente, edificio que está construyéndose en el Campus Isla Teja desde noviembre del 2020. Esta infraestructura fue sometida a altos estándares de sustentabilidad y espera obtener la certificación CES (Certificación Edificio Sustentable), tanto en diseño como en construcción.
“La implementación de la gestión y manejo sustentable de los RCD en el Pabellón Docente, Campus Isla Teja, marca un tremendo hito en los casos a nivel nacional al ser un ejemplo para las distintas instituciones educacionales y otras, en cuanto a implementar políticas de sustentabilidad”, indica Alejandra Tapia, coordinadora de Sustentabilidad de Construye2025.
“Esta iniciativa liderara por la Dirección de Infraestructura y Desarrollo Físico de la UACh, implica un gran esfuerzo para salir de la zona de confort, y de la inercia de cómo se hacen habitualmente las cosas, a través del cambio hacia una cultura sostenible en la forma de construir y en el impacto que esto conlleva. Lo más difícil es generar el cambio, y el mandante, tiene un inmenso potencial para realizarlo”, destaca Alejandra Tapia.
Refiriéndose a los beneficios de implementar planes RCD, fue enfática en señalar que éstos no solo son ambientales. “A corto plazo, las constructoras se dan cuenta que al medir y controlar sus residuos comienzan también a ver beneficios económicos al disminuir el volumen a disponer y las pérdidas de materiales, así como también mejoran la seguridad de los trabajadores”, señala.
Acota que “sin duda, la gestión de este proyecto ha generado un sinnúmero de aprendizajes, tanto para la constructora como para el mandante, este último a través de la gestión del conocimiento, podrá enriquecer los aprendizajes de los propios estudiantes a partir de su experiencia”.
Uso eficiente de recursos
Fiel a los procedimientos del Plan RCD y al modelo de economía circular, los materiales que se consideraban residuos (o desperdicios de un proceso) y se destinaban a vertedero, ahora son valorizados a través de la reutilización y/o el reciclaje. Ver video Economía Circular en Construcción
Comprender este nuevo paradigma no es fácil y su aplicación es de largo aliento, tiempo precioso si se piensa en la emergencia climática y en las problemáticas sociales que estamos viviendo. “Todos sabemos que los cambios son difíciles y a las empresas les cuesta tomar iniciativas sin conocer resultados, por ende, es mejor que la RCD sea parte de las exigencias del mandante, de las bases especiales de licitación y del contrato”, precisó Aravena.
¿Pero cómo llevar a terreno estos conceptos? “Como es algo cultural del día a día en las obras, lo mejor es tener a un experto a tiempo completo junto a equipos multidisciplinarios que entreguen conocimiento y luego fiscalicen el cambio. Como son temáticas nuevas a nivel mundial se debe ser un evangelizador para el éxito de estas buenas prácticas” indica.
Para tal efecto, Luis Romero, ingeniero civil ambiental de la empresa constructora que ejecuta la construcción del Edificio Pabellón Docente trabaja desde el inicio de esta obra implementando acciones orientadas a la reducción de residuos que contempla el Manual informativo y de procedimientos de gestión de residuos de la construcción y demolición desarrollado por la Dirección de Infraestructura y Desarrollo Físico de la UACh, junto a la NCh 3562:2019.
La separación o segregación de los residuos es una medida fundamental, por eso la disposición de contenedores es uno de los primeros cambios en el “paisaje de la obra”. Para fierros y metales, por ejemplo, la gestión de residuos tiene un reporte económico favorable para la constructora y para el mandante.
Al respecto, Romero describe el procedimiento, “internamente en la obra hay punto de acopio para metales en general y otro para fierros y latas; acopiamos chatarra, despuntes de fierro, alambres de cobre, restos de tubos de aluminio y de lo que se encontró en el terreno antes de empezar la obra de construcción. Los retira una empresa que se encarga de reciclar materiales metálicos y los valoriza de acuerdo con el tipo de metal”.
Con una dinámica parecida son tratados los residuos de madera, plástico, papel y cartón, botellas plásticas y de vidrio, escombros de hormigón y residuos orgánicos de origen vegetal. Datos preliminares indican que hasta mediados del mes de enero se habían manejado 109 kilos de plásticos; 66 kg de papel y cartón; 405 kg de madera y 3 kg de orgánicos, por citar algunos.
“Estas cifras nos tienen muy contentos como Universidad, ya que aun cuando son cantidades menores, podemos ver que el plan de RCD ha tenido efectos importantes en la obra, reduciendo al máximo los residuos generados”, dice el director de la DIDF. Como bajar los impactos ambientales es uno de los principales objetivos, actualmente se trabaja en los indicadores locales que permitirán organizar una potente base de datos para enfrentar proyectos en el futuro.
Cabe señalar que el plan piloto de la UACh también tiene una dimensión social que considera a los trabajadores como beneficiarios directos de ciertas acciones que van más allá de aumentar las plazas de trabajo en la región, ya que muchos materiales son donados para que puedan ser usados en sus propias viviendas y reciben capacitación en forma constante.
Hoja de Ruta RCD
Con objetivos similares avanza a nivel país “Hoja de Ruta RCD y Economía Circular en Construcción 2035”, iniciativa multisectorial que lidera el Comité Consultivo de la Estrategia RCD, conformado por los ministerios de Vivienda, Medio Ambiente y Obras Públicas, más Corfo y su programa Construye2025.
El documento, presentado en agosto de 2020, busca fomentar y promover la gestión sustentable de los residuos de construcción y demolición, bajo el foco de Economía Circular. “Una de sus grandes fortalezas es la articulación del sector público, privado y la academia y en ese contexto plantea metas compartidas, que dependen de la coordinación y compromiso de diferentes actores. Es en este punto donde destaca el compromiso de la Universidad Austral de Chile, ya que es imposible cumplir las metas en forma individual, por ejemplo, alcanzar al menos el 70% de valorización de los RCD al 2035”, dice la coordinadora de Sustentabilidad de Construye2025.
Asimismo, valora el interés por avanzar en la inserción de la sustentabilidad en el currículum. Al respecto dijo, “existen enormes desafíos, en cómo incorporar la economía circular en las mallas curriculares, y desde el diseño de los proyectos -integrando a arquitectos, ingenieros, diseñadores, ingenieros constructores, entre otras especialidades- disminuir los residuos, desarrollar y utilizar sistemas constructivos y materiales más sustentables”.
“Existen muchas oportunidades en investigación, desarrollo e innovación para explorar en nuevos proyectos, y comenzar por la gestión sustentable de los residuos, es un gran paso”, afirma la profesional.
Gracias al trabajo público-privado, el país contará con lineamientos, metas, responsables e indicadores de seguimiento para fomentar el uso sustentable de los recursos, a lo largo de todo el ciclo de vida de los proyectos.
Debido al impacto que genera la construcción y operación de las edificaciones en el medioambiente, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) y el Instituto de Cemento y Hormigón de Chile (ICH) formaron, en 2018, una mesa público- privada que buscaba definir metodologías de levantamiento de monitoreo reporte y verificación, bases de datos y calculadoras para promover la gestión y reducción de Huella de Carbono en la Construcción.
Con este fin, el Minvu –a través de la Secretaría ejecutiva de Construcción Sustentable de la Ditec- convocó a 10 instituciones del sector construcción, entre ellos, los ministerios de Medio Ambiente, Obras Públicas y Energía, el Instituto de Cemento y Hormigón de Chile (ICH), el Instituto Chileno del Acero (ICHA), Madera21 de Corma y el Instituto de la Construcción, con la participación de Hernán Madrid, jefe de CES, como representante.
El primer año se dedicó a nivelar conocimiento y gestionar acuerdos. Luego, se acordó formalizar una mesa técnica, cuyo fin era definir una visión estratégica y plan de trabajo a mediano plazo, asociado a actividades, productos y estrategia de financiamiento. Así fue como, a mediados de 2019, en el Instituto de la Construcción, se consolidó el Comité de Huella de Carbono del Sector Construcción, como una de las iniciativas del programa de trabajo del Convenio entre el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) y el IC, en el que también participó el jefe de CES.
Uno de los logros de este comité fue el estudio “Estado del arte nacional e internacional de alternativas metodológicas para levantamiento de datos, monitoreo, reporte y verificación y calculadoras de Huella de Carbono”, que permitió conocer el estado del arte nacional e internacional y hoy están disponibles en el sitio web de CES. Como segunda etapa, se definieron objetivos y hoja de ruta para los próximos tres años, lo que llevó a pensar en la implementación de una estrategia a largo plazo para la gestión de la huella de carbono del sector.
Hoy, se desarrolla la “Estrategia Nacional de Huella de Carbono Sector Construcción, Chile”, que establecerá lineamientos, metas, responsables e indicadores de seguimiento para fomentar el uso sustentable de los recursos, a través de la gestión eficiente de la huella de carbono del sector a lo largo de todo el ciclo de vida, es decir, incluyendo tanto el carbono incorporado como el carbono operacional.
Los documentos de la estrategia ya están disponibles para consulta en el sitio web de Certificación Edificio Sustentable.
Descarga aquí la Estrategia Nacional Huella de Carbono y la presentación del Minvu.
El portal que será lanzado en diciembre generará indicadores que permitirán contar con información estadística de parámetros relevantes para la construcción sustentable.
Hace casi dos años, gracias al convenio de colaboración entre los ministerios de Energía y Obras Públicas más el Instituto de la Construcción, en conjunto con CES, tomó forma la idea de mejorar el funcionamiento operativo de la certificación. Así, en marzo de este año, la administración comenzó a trabajar en su nueva plataforma web y en el sitio público para mejorar los procesos y, al mismo tiempo, lograr un lenguaje en común con la Certificación de Vivienda Sustentable (CVS).
“La nueva plataforma es más eficiente porque automatiza acciones que hoy se hacen de manera manual. Los asesores podrán inscribir sus proyectos por sí mismos y cuando éstos tengan suficiente avance, podrán ingresar información general y específica para cada requerimiento. Luego, el mismo asesor enviará a revisar estos antecedentes, de modo que el evaluador podrá analizar toda la información de forma estandarizada, para luego emitir sus observaciones”, explica la arquitecto asistente de CES, Romy Lückeheide.
Además, una vez ingresadas las observaciones del evaluador, la nueva plataforma generará informes de revisión con sus comentarios por cada requerimiento y en cada etapa. Junto con esto, el sistema arrojará una cartilla de puntaje, en la que se visualizará en detalle el puntaje optado y el puntaje ganado por categoría y por requerimiento.
De esta manera, cuando el proyecto logre la Precertificación o la Certificación, el equipo de proyecto podrá descargar un reporte final con, al menos, indicadores de porcentajes de reducción de ahorro de agua, emisiones de CO2, energía y residuos. En este aspecto, los indicadores que se rescaten de cada proyecto permitirán contar con información estadística de parámetros relevantes para la construcción sustentable.
“La plataforma está conectada al sitio público, que se modernizó y fue lanzado en septiembre y, ahora, la información que ingrese por proyecto, automáticamente, se vinculará con el sitio público, lo que facilitará la publicación de la información general de los proyectos”, detalla la arquitecto Romy Lückeheide.
Los alcances de esta nueva plataforma, que se lanzará en diciembre próximo, se expondrán en una serie de charlas virtuales que se programarán tras el debut de este sistema, que será más estandarizado y más eficiente.
Fuente: CES
Menos consumo de energía, emisiones de CO2 y residuos. Estos son los objetivos clave de las certificaciones chilenas para la industria de la construcción.
Durante el proceso colaborativo para la elaboración de la hoja de ruta del Construye2025, programa impulsado por Corfo, se propuso el logro de un market share de edificaciones nuevas sustentables del 20% para 2025. Con esa meta puesta enfrente, existe una serie de herramientas que están impulsando en cada eslabón de la industria, incorporando la sustentabilidad como factor adicional de competitividad. A nivel nacional, estas son: Certificación Edificio Sustentable (CES), Certificación Vivienda Sustentable (CVS) y Calificación Energética de Viviendas (CEV). También están presentes en Chile el sistema estadounidense LEED y el alemán PassivHaus.
De esta manera, Chile busca optimizar el valor de sus activos inmobiliarios, reducir los costos de operación y dar paso a edificaciones de mejor estándar, fortaleciendo la cadena de valor desde una perspectiva holística. El país va por buen camino: “En el caso de la Certificación Edificio Sustentable, lanzada el año 2014, hay a la fecha más de 330 edificios en proceso y más de 50 certificados. En Certificación de Vivienda Sustentable, lanzada en mayo del presente año tenemos 40 proyectos registrados y un proyecto precertificado”, comenta la secretaria ejecutiva de Construcción Sustentable de la División Técnica de Estudio y Fomento Habitacional (Ditec) del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu), Paola Valencia.
Sin embargo, la especialista reconoce que aún estamos alejados del cumplimiento del compromiso original de 20% de edificios sustentables, que fijó la hoja de ruta del programa “Productividad y Construcción Sustentable”. “Sabemos que el 6% de los edificios no residenciales cuenta con certificación CES, pero en vivienda sólo 20.000 tienen una óptima calificación energética hasta la fecha, lo que es menos del 1%”, señala.
El sistema CES, que preside Ricardo Fernández y cuyo jefe es Hernán Madrid, gracias a un convenio entre los ministerios de Energía, Obras Públicas y el Instituto de la Construcción, ha podido actualizar el modelo técnico de la certificación, lo que ha llevado a potenciar ciertos materiales y productos, en línea con la economía circular. Ahora, la colaboración público-privada hará posible obtener una certificación específica para edificios existentes. “Hoy todos los edificios nuevos buscan cumplir con un determinado estándar, pero para los existentes se basará en demostrar mejoras”, explica el jefe de CES, Hernán Madrid.
Certificación Vivienda Sustentable
La Certificación de Vivienda Sustentable (CVS) es una herramienta pensada para mejorar la calidad de vida de las personas a través del cuidado del desempeño de los proyectos de vivienda a nivel nacional. Para ello, utiliza como base los Estándares de Construcción Sustentable para Viviendas, publicados en 2016 por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo.
Esta herramienta ayudará a definir los mínimos requerimientos para catalogar una vivienda como “sustentable” y, además, para poner en valor experiencias de edificación residencial que incorporen parámetros de eficiencia energética, hídrica, uso de materiales sustentables, gestión de residuos, medidas de mitigación de impacto ambiental, mejor calidad ambiental para las personas y medidas de respeto al entorno urbano y cultural, durante todo el ciclo de vida del proyecto, es decir, desde el diseño y construcción hasta la operación.
Calificación Energética de Viviendas
Entre las importantes herramientas orientadas a optimizar el consumo de energía, está la Calificación Energética de Viviendas (CEV), instrumento diseñado por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, en conjunto con el Ministerio de Energía, que inició sus funciones en 2012 para promover el atributo de eficiencia energética en las edificaciones de uso residencial.
Desde este año, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo está trabajando en los documentos reglamentarios necesarios para la implementación de la obligatoriedad de la CEV (Reglamento de la CEV y Reglamento del Registro de Evaluadores Energéticos). Además, los equipos regionales del ministerio se concentran en fortalecer las capacidades instaladas y aumentar el número de evaluadores y fiscalizadores.
Recientemente, el Minvu abrió por segunda vez en 2020, la convocatoria para postular al llamado nacional de profesionales interesados en acreditarse como evaluadores energéticos de la CEV, el que estará abierto hasta el 28 de agosto.
Expertos y representantes del mundo público y privado trabajan en un sistema que se integrará a las certificaciones existentes (CES y CVS), considerando todas las emisiones de gases de efecto invernadero, en el ciclo de vida completo de la edificación.
Hace casi un año se instauró la Mesa Huella de Carbono Sector Construcción, gracias al convenio de colaboración entre el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) y el Instituto de la Construcción, con la secretaria ejecutiva de Construcción Sustentable del Minvu, Paola Valencia, a la cabeza. En primera instancia, un comité conformado por expertos de carácter técnico y representantes directivos del sector público y privado, definió ciertos aspectos básicos, previos al desarrollo de una estrategia nacional, tales como objetivos, alcance, actividades necesarias, plazos disponibles, actores, posibles fuentes de financiamiento y resultados esperados.
Esa primera fase terminó a fines de abril de este año, con significativos avances, según Rodrigo Narváez Sotomayor, secretario ejecutivo del Instituto de la Construcción, quien explicó que la mesa organizó a las instituciones públicas y privadas, buscando consensos en favor de la creación, desarrollo y fortalecimiento de una base de datos, línea base, calculadora simplificada de huella de carbono y metodología de monitoreo, revisión y verificación, para el ciclo de vida completo de la edificación, en línea con normativas internacionales.
Paola Valencia, encargada de la Secretaría Ejecutiva de Construcción Sustentabie del Minvu, enfatiza que “el trabajo de levantamiento de información sobre los impactos del sector que se desarrolla a través de este comité es crucial, ya que hay escases de estos datos en el país y, por sobre todo, porque sabemos que gestionar la huella nos va a permitir reducir impactos ambientales, hacer más eficientes los procesos y utilizar menos recursos naturales, lo que traerá, además, beneficios para productividad del sector, el medioambiente y la calidad de vida de las personas”.
El trabajo mancomunado permitió establecer un plan de trabajo a tres años para el proyecto “Estrategia Nacional de Huella de Carbono Sector Construcción”. En esta etapa, el grupo definió las bases técnicas para el estudio sobre estado del arte nacional e internacional de alternativas metodológicas para levantamiento de datos, monitoreo, reporte y verificación y calculadoras de huella de carbono.
“A partir del trabajo desarrollado por el comité, en 2019, se definieron lineamientos básicos para la Estrategia Nacional de Huella de Carbono para el sector construcción. Esta deberá ser profundizada y terminada durante 2020 en el comité constituido en el Instituto de la Construcción por mandato del Minvu”, explica Rodrigo Narváez.
Carbono neutralidad 2050
Para que el sector construcción tienda a la carbono neutralidad, con miras a 2050, se identificaron tres niveles de trabajo:
a) Sectorial: información de utilidad para actores como el gobierno y la academia. Se consideran los requerimientos de diferentes ministerios y la identificación de la calidad de información necesaria para satisfacer sus requerimientos.
b) Edificación (Certificaciones): información de utilidad para los actores relacionados con acciones de planificación, diseño, construcción, operación y ocupación de edificaciones (residenciales, no residenciales) e infraestructura. El sector tiene requerimientos de información asociados al alcance de certificaciones de edificios y esquemas para demostrar la sustentabilidad de los proyectos en su ciclo completo o parcial. De esta manera, se espera que se integre con CES y CVS, fortaleciendo la línea de huella de carbono en las certificaciones nacionales.
c) Productos (Ecodiseño): la huella de carbono de los materiales, productos, equipos y sistemas utilizados en el sector construcción afecta directamente el carbono incorporado a las construcciones.
Finalmente, se establecieron tres ejes de trabajo:
a. Levantamiento de base de datos de huella para el ciclo completo de la edificación, definiendo sistemas constructivos y tipologías de edificios a evaluar.
b. Una metodología de monitoreo, reporte y verificación de huella de carbono para el ciclo de vida completo de la edificación.
c. Definición de una metodología para calculadora de huella de carbono para estimar impactos desde la etapa de diseño.
Según el secretario ejecutivo del Instituto de la Construcción, la construcción es clave en la reducción de la huella de carbono del país, en alianza con otros sectores económicos. Sin embargo, no existe hasta ahora un sistema de certificación de huella de carbono de productos (incluyendo edificios) que considere todas las emisiones de gases de efecto invernadero en el ciclo de vida completo de la edificación, que permita levantar información sobre la huella del sector.
Por eso, a nivel macro, los sistemas para la medición de la huella de carbono cubiertos en esta revisión conjunta tienen dos grandes objetivos: el análisis de las decisiones de diseño para apoyar el diseño más sustentable de edificaciones y la certificación del desempeño ambiental de un producto de construcción o una edificación en su ciclo completo o parte de él.
Hoja de ruta
Para gestionar de forma efectiva la huella de carbono en el ciclo de vida de la edificación e infraestructura nacional, la mesa de trabajo propuso ocho acciones críticas:
Entre las instituciones participantes en la mesa se cuentan: el Minvu, el MOP, el Ministerio de Energía, el Ministerio de Medio Ambiente, Chile Green Building Council, ADDERE – International EPD System, la Asociación Chilena del Vidrio y Aluminio, la Cámara Chilena de la Construcción, Certificación Edificio Sustentable, la Corporación Chilena de la Madera, la consultora ECOEd, EDGE Chile, el Instituto del Cemento y del Hormigón, la Pontificia Universidad Católica, la Universidad Andrés Bello, la Universidad de Chile, Volcán, WSP Chile y, por supuesto, el Instituto de la Construcción.
Fuente: CES
Erwin Navarrete, jefe de la División Técnica de Estudio y Fomento Habitacional del Minvu.
El Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) ha asumido, desde su ámbito, un importante compromiso con el cuidado del medio ambiente, de los recursos naturales y la calidad de vida de los chilenos, y por ello hemos impulsado una serie de políticas y estrategias que consideran la sustentabilidad como eje transversal.
Estas acciones responden a una agenda sustentable que considera iniciativas, tanto ministeriales como colaborativas, con otros organismos públicos y del sector privado, que buscan optimizar la calidad de la construcción en términos de eficiencia energética y sustentabilidad, con el objetivo de mejorar las condiciones de las viviendas y su entorno, y así cuidar las condiciones de habitabilidad y de salud de las personas que las habitan, sobre todo considerando la situación actual que estamos viviendo a nivel global.
En este contexto, surge la Certificación de Vivienda Sustentable (CVS), iniciativa que hemos presentado al público técnico hace unos días en un evento online organizado por Chile GBC, instancia en la que compartimos con la Certificación Edificio Sustentable (CES), un proyecto homólogo que coincide en sus líneas estratégicas con la CVS.
Ciertamente, agradecemos y valoramos la oportunidad de haber participado con éxito en este webinar que, junto con responder a los desafíos comunicacionales que plantea esta contingencia mundial, tuvo un alcance masivo que nos permitió dar a conocer, no sólo el sistema, sino también sus beneficios y logros a la fecha, además de su preponderancia dentro de la Estrategia Nacional de Construcción Sustentable que hemos estado impulsando.
Creo necesario enfatizar que con la CVS nos hemos propuesto aportar una herramienta que valore los atributos que hacen de una vivienda un espacio amigable, tanto para sus habitantes, como para el ambiente y el entorno en el que se emplaza, y que permita informar de manera fidedigna cuán sostenible es una edificación, considerando todo su ciclo de vida, desde su diseño, hasta su etapa de operación. Estamos apostando a que la ciudadanía, en un futuro cercano, pueda acceder a modelos de viviendas con un mejor estándar y más sustentables en forma masiva, cuyos beneficios se verán reflejados en la reducción de sus gastos y en un incremento en la durabilidad de las viviendas.
Asimismo, debo destacar que, desde el inicio del período de marcha blanca del sistema, que comenzó en febrero del presente año, se han registrado 43 proyectos que están próximos a iniciar su precertificación, lo que se traducirá en la evaluación de más de 8 mil viviendas a nivel nacional. Uno de estos proyectos denominado “Goycolea 100” ya ha logrado la precertificación en nivel Sobresaliente, el máximo que ofrece la certificación, dado que reúne más del 60% de los atributos que la CVS exige.
Junto con lo anterior, y fundamental para para velar por la sustentabilidad de nuestros proyectos, es que estamos trabajando en incorporar esta certificación en el Programa de Integración Social D.S. N° 19, que cumple hasta el 92% de los requerimientos mínimos de la CVS. Esto nos permitirá poner en valor el estándar de sustentabilidad que tiene este programa, y lo importante que es darlo a conocer, pues es una muestra de que las viviendas sociales también pueden ser sustentables.
Creo necesario agradecer a todas las instituciones que han colaborado en la concreción de esta iniciativa, entre ellas, a los ministerios de Energía y de Medio Ambiente, al Colegio de Arquitectos, la Asociación de Oficinas de Arquitectura, el Instituto de la Construcción, la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios, la Corporación de Desarrollo Tecnológico, la Cámara Chilena de la Construcción y el Centro Tecnológico para la Innovación, entre otras entidades públicas y privadas.
Gracias a su aporte hemos logrado hacer posible este proyecto que nos posiciona en un lugar de liderazgo en materia de certificación de edificación habitacional a nivel latinoamericano, y que contribuye a generar una mejora sustancial en el estándar constructivo nacional, lo que permite finalmente elevar la calidad de vida de las familias de nuestro país.
Por Erwin Navarrete Saldivia, jefe de la División Técnica de Estudio y Fomento Habitacional del Minvu.
Las circunstancias actuales nos han puesto a prueba como sociedad. Estamos frente a una de las mayores crisis que hemos vivido mundialmente en la era de la globalización, lo que ha dejado de manifiesto las vulnerabilidades que tiene nuestro sistema de vida.
Problemáticas globales como la migración a zonas urbanas y, por ende, la planificación de esas zonas, entre muchas otras, se han traducido en factores que han favorecido que el mundo se vea impactado hoy por una pandemia de estas características, por lo que vale preguntarse ¿cómo podemos aportar desde el sector construcción a mejorar las condiciones futuras de vida para que esto no se repita?
Como ministerio nos preocupa el impacto ambiental que tienen las edificaciones a lo largo de su ciclo de vida, ya que consumen grandes porcentajes de energía y agua, y generan altos índices de residuos y contaminación ambiental en las ciudades, entre otras externalidades negativas.
En respuesta a lo anterior, hemos asumido en nuestro quehacer un compromiso fundamental con el medioambiente y la calidad de vida de los ciudadanos, por esta razón, hace más de una década hemos incorporado la sustentabilidad como una herramienta central para desarrollar nuestra labor, es así que hemos desarrollado políticas y programas que permitan incorporar estándares de sustentabilidad en la industria de la construcción, que han permitido mejorar la calidad constructiva, así como del ambiente interior de las viviendas, impulsando diversas acciones que buscan reducir el impacto de las edificaciones en el medioambiente y en la vida de las personas.
Una de estas iniciativas es la Certificación Edificio Sustentable (CES), administrada por el Instituto de la Construcción (IC), que está enfocada en incentivar la construcción sustentable en edificios de uso público. La CES comparte una misma línea estratégica con la Certificación de Vivienda Sustentable (CVS) que lidera el Minvu, y que es parte de las iniciativas de la Estrategia Nacional de Construcción Sustentable para fomentar la incorporación de sustentabilidad en la edificación.
Dado lo anterior, hemos propiciado generar sinergias entre las dos iniciativas, participando mutuamente, tanto en los comités directivos como en los técnicos de ambas certificaciones. Asimismo, hemos intencionado un trabajo conjunto para alinear otros aspectos en estas iniciativas, como la homologación de conceptos, con el fin de que compartan un lenguaje común y la misma lógica de trabajo, y con ello facilitar la masificación en el uso de ambos instrumentos en el mercado.
Todos estos esfuerzos apuntan a un objetivo común, que es optimizar las condiciones de vida de las familias chilenas, teniendo directo impacto en la salud de las personas a través de estrategias que privilegien metodologías de trabajo, diseños, materialidades y comportamientos de uso de viviendas, espacios comunes y medio urbano.
El proyecto que ya se encuentra en su tercer trámite en el Senado pasará de haber instalado el concepto de eficiencia energética, a un proceso de mejora continua inherente a la excelencia operacional.
La Ley de Eficiencia Energética -que podría ser promulgada este semestre- incorpora una serie de medidas que irán en directo beneficio de la sociedad y el medioambiente. Los Sistemas de Gestión de Energía (SGE), por ejemplo, traerán consigo ahorros que podrían incentivar todavía más a las empresas que aún están pensando en hacer cambios en esta materia.
A ello se suma que, tal como señala Ignacio Santelices, director ejecutivo de la Agencia de Sostenibilidad Energética (AgenciaSE), la nueva ley cambia la forma en que vemos y hacemos eficiencia energética. “Primero, la institucionaliza a nivel de políticas públicas, haciendo que no sea solamente competencia del Ministerio de Energía, sino que a través de planes de cinco años, participen activamente el Ministerio de Transporte, de Vivienda, de Medioambiente, de Obras Públicas, de manera que la eficiencia energética esté incorporada en sus acciones”, explica.
Esto abre infinitas posibilidades y nuevos escenarios. A nivel industrial, la nueva ley vendrá a instalar el concepto más allá de las acciones individuales, como las renovaciones de equipos. Ahora, pasaremos a vivir en un proceso de mejora permanente, donde la eficiencia energética será parte de la gestión y la excelencia operacional de las empresas de la construcción y otros rubros.
“En la Agencia ya llevamos varios años empujando este concepto, a través del cofinanciamiento para la implementación y certificación de Sistemas de Gestión de la Energía (SGE), acompañado, además, de una serie de iniciativas que buscan apoyar al sector productivo en el uso eficiente y sostenible de la energía”, detalla Santelices.
Asimismo, “las grandes industrias productoras presentan avances dispares entre sí, ya que la mayor parte ha desarrollado proyectos aislados de eficiencia energética. Afortunadamente, en 2019 se produjo un incremento en los SGE, ya que permiten identificar de manera sistemática las mejoras energéticas que se deben implementar. Por eso, vemos con optimismo los avances que podremos lograr en 2020”, afirma Héctor Arellano, gerente comercial de Efizity, especialista en gestión energética.
Consumo térmico
A nivel de las personas, un eje clave será informar a la población respecto de la eficiencia energética en las viviendas. “Esta es la principal compra que hace una persona durante su vida y el mayor consumo de energía a nivel residencial está justamente en los consumos térmicos que están muy vinculados con cómo está construida la vivienda. Por lo mismo, es sumamente relevante que las viviendas nuevas informen cómo es el consumo de energía para que la gente, cuando compre, vaya a tomar una buena decisión, bien informada”, añade el director ejecutivo de la AgenciaSE.
Según Héctor Arellano, de Efizity, en Chile existe experiencia relevante en las distintas tecnologías que se pueden aplicar a la eficiencia energética y las metodologías de gestión asociadas, como recambios tecnológicos, control automático de procesos y mejoras en contratos de suministro, entre otros. “Cada condición es distinta, pero, en general, las empresas están dispuestas a invertir en mejoras si estas consiguen un retorno de su inversión en torno a los tres años”, comenta.
En este aspecto, el especialista refuerza que la nueva ley exigirá a las empresas con altos consumos de energía implementar un sistema bajo una norma (ISO 50001) que dé soporte a sus actividades de gestión de energía, con objetivos, metas e indicadores de cumplimiento. Además, estas empresas deberán informar, anualmente, a la Superintendencia de Electricidad y Combustibles sobre sus planes relacionados.
¿Cómo prepararse para estos cambios? Al menos con un diagnóstico que identifique y cuantifique las brechas que la empresa posee. “Es un ejercicio muy práctico y rápido, que permite contar con una carta Gantt para diseñar e implementar un sistema de gestión específico, junto a los costos iniciales y recurrentes de operación, que puede corresponder a costos de inversión en equipos de medición, recambio de tecnología y horas de trabajo gerencial y operativo”, sostiene el profesional de Efizity.
En este sentido, conviene mirar -desde ya- a los SGE como un aliado en el camino a la neutralidad, necesario no solo para el medioambiente, sino también para mejorar la productividad, la competitividad económica y la calidad de vida de las personas. En la construcción, si bien los responsables de las edificaciones ya se están preocupando más profundamente del consumo de energía, ahora tendrán que hacerlo mucho más, pues no sólo contarán con una etiqueta y un informe de eficiencia energética, sino que en la mayoría de los casos deberán presentar esta información a la Dirección de Obras Municipales para obtener la recepción final de la obra.
Fuente: Certificación Edificio Sustentable
En Chile, las herramientas CES, CVS y CEV hoy promueven la optimización energética. Como complemento, se tramita en el Senado una Ley de Eficiencia Energética que buscará disminuir aún más el consumo.
La edificación de tipo comercial, pública y residencial es responsable del 21% del consumo de energía en Chile, según la Ruta Energética 2018-2022 del Ministerio de Energía. Pero hay herramientas disponibles en Chile que trabajan para disminuir dicho porcentaje. Se trata de las certificaciones Edificio Sustentable (CES), Vivienda Sustentable (CVS) y la Calificación Energética de Viviendas (CEV), sumadas a la Ley de Eficiencia Energética -que se encuentra en tercer trámite en el Senado.
Estas se agrupan de acuerdo a sus características en calificaciones y certificaciones. Además, se dividen por los usos o destinos de la edificación a los que se aplican.
Por una parte, las calificaciones abordan únicamente las variables de demanda y consumo de energía, y pueden entregar un indicador de emisiones de CO2eq durante la operación, basado en el consumo de energía. Asimismo, sus metodologías para la estimación de consumos de energía tienen una aproximación más simplificada, principalmente producto de la masividad de su aplicación.
Actualmente, “tenemos disponible en el país la Calificación Energética de Viviendas (CEV) desde el año 2012, y producto de la Ley de Eficiencia Energética se creará en los próximos años una calificación para edificios de uso público, comerciales y oficinas”, comenta Hernán Madrid, jefe de CES.
Por otra parte, las certificaciones abordan una mayor cantidad de variables en su evaluación, incluyendo demanda y consumo energía, pero extendiéndose a calidad del ambiente interior, eficiencia en el uso de agua, materiales y residuos, entre otras. “Las metodologías de análisis suelen ser más complejas e incluyen una evaluación de tercera parte. Actualmente, tenemos disponibles la Certificación Edificio Sustentable (CES) para edificios de uso público, comerciales y oficinas desde 2014, y desde este 2020 la Certificación de Vivienda Sustentable (CVS), que se aplica a viviendas y a la que se integra la CEV en sus variables de energía”, sintetiza el profesional.
Y la nueva Ley de Eficiencia Energética, incluso, traerá aparejado el desarrollo de la definición y certificación “Net Zero Energy” en Chile, para edificaciones de uso público y residencial. Además, el programa “Gestiona Energía” fortalecerá las capacidades técnicas de los gestores energéticos de los servicios públicos y ampliará la cantidad y tipo de edificios monitoreados, incorporando medición inteligente.
Calificación Energética de Viviendas
Entre las importantes herramientas orientadas a optimizar el consumo de energía, está la Calificación Energética de Viviendas (CEV), instrumento diseñado por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, en conjunto con el Ministerio de Energía, que inició sus funciones en 2012 para promover el atributo de eficiencia energética en las edificaciones de uso residencial.
Desde este año, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo está trabajando en los documentos reglamentarios necesarios para la implementación de la obligatoriedad de la CEV (Reglamento de la CEV y Reglamento del Registro de Evaluadores Energéticos). Además, los equipos regionales del ministerio se concentran en fortalecer las capacidades instaladas y aumentar el número de evaluadores y fiscalizadores.
Una vez aprobada la Ley de Eficiencia Energética, los proyectos nuevos de viviendas, edificios de uso público, edificios comerciales y edificios de oficinas deberán contar con una calificación energética para obtener la recepción final o definitiva por parte de la Dirección de Obras Municipales respectiva. La obligación de precalificación y calificación energética respecto de viviendas, regirá transcurridos 24 meses desde la publicación de la norma.
Certificación Edificio Sustentable
Asimismo, un sistema de certificación voluntario evalúa las edificaciones de uso público en Chile, tanto nuevas como existentes, considerando una serie de parámetros que incentivan el diseño y la construcción sustentable. La Certificación Edificio Sustentable -desarrollada por el Instituto de la Construcción con el apoyo de 13 instituciones públicas y privadas- busca que el mercado valore mucho más este tipo de construcciones.
“Las variables se agrupan en líneas de acción como calidad de ambiente interior (confort térmico, acústico, calidad del aire e iluminación), energía (demanda, consumo y energía incorporada), agua (demanda, consumo y energía incorporada), residuos y gestión”, explica Hernán Madrid, jefe de Certificación Edificio Sustentable.
Certificación Vivienda Sustentable
La Certificación de Vivienda Sustentable (CVS) es una herramienta pensada para mejorar la calidad de vida a las personas a través del cuidado del desempeño de los proyectos de vivienda a nivel nacional. Para ello, utiliza como base los Estándares de Construcción Sustentable para Viviendas, publicados en 2016 por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo.
Esta herramienta ayudará a definir los mínimos requerimientos para catalogar una vivienda como “sustentable” y, además, para poner en valor experiencias de edificación residencial que incorporen parámetros de eficiencia energética, hídrica, uso de materiales sustentables, gestión de residuos, medidas de mitigación de impacto ambiental, mejor calidad ambiental para las personas y medidas de respeto al entorno urbano y cultural, durante todo el ciclo de vida del proyecto, es decir, desde el diseño y construcción, hasta la operación.
La construcción ha dado grandes pasos en eficiencia energética, logrando combinar confort y bajo consumo de energía. Los motores que hoy la mueven son: calidad del ambiente interior, uso de energía, uso de agua, gestión de residuos y gestión de operación y mantenimiento. Pero va por más.
Un innovador sistema desarrollado por el Instituto de la Construcción, con el apoyo y la participación de 13 instituciones públicas y privadas, hizo posible crear la Certificación Edificio Sustentable (CES), que permite evaluar, calificar y certificar el comportamiento ambiental de edificios de uso público en Chile. La iniciativa fue la respuesta de la industria de la construcción ante la necesidad de incorporar sustentabilidad a las edificaciones y a los desafíos globales que impone el cambio climático, pero es sólo el comienzo.
El diseño y la construcción con criterios de sustentabilidad no pueden pasar por alto la aislación térmica, el uso de la radiación solar, la iluminación natural, entre otros elementos que contribuyen a la eficiencia energética desde el diseño. Otro aspecto fundamental es la operación del edificio. “Es importante que cada edificio sea administrado por personas o empresas capacitadas en temas de sustentabilidad y eficiencia energética. Actualmente, la mayoría de las administradoras de edificios (oficinas, residenciales, públicos, etc.) tienen un conocimiento extenso en finanzas y distribución de recursos, pero poco en mantenimiento, eficiencia energética y calidad del ambiente interior”, explica Romy Lückeheide, asistente de CES.
Los resultados de los edificios certificados con CES avalan esta tendencia. Cifras del Ministerio de Energía de 2019, revelan que el promedio nacional de consumo de energía en edificios de oficinas supera los 250 kilowatt-hora por metro cuadrado al año (kWh/m2 año), en tanto, los que han sido certificados CES están muy por debajo de ese promedio. Por ejemplo, el edificio de Caja Los Andes de Providencia (certificado en categoría destacada 2017), llegó a los 152 kWh/m2 año en consumo eléctrico, mientras que el edificio de la PDI de Puerto Montt alcanzó los 74 kWh/m2 año.
Asimismo, en el área educacional, la Escuela Manuel Anabalón de Panguipulli logró entre 33 y 37 kWh/m2 año (solo consumo de calefacción) y la Escuela Bernardo O’Higgins de Tocopilla alcanzó 14 kWh/m2 año (consumo total). “Es relevante considerar que estos bajos consumos de energía consideran las condiciones adecuadas de confort interior, de modo que no solo son edificios con consumos bajos por no usar sistemas, si no que son realmente eficientes”, destaca Hernán Madrid, jefe de CES.
Hacia una segunda etapa
De ahí que el Instituto de la Construcción, mediante un convenio de colaboración con el Ministerio de Energía y el MOP, esté impulsando fuertemente la certificación de los edificios existentes y con miras a un desafío más ambicioso pero posible y necesario: la certificación nacional de edificios públicos “cero energía”.
Una herramienta como la certificación cero energía contribuirá a mover el foco de la sustentabilidad en la construcción a desarrollar edificios aún más eficientes y con un impacto en emisión de carbono significativamente menor.
Hoy, CES cuenta con más de 300 edificios en proceso de certificación, entre oficinas, escuelas, cuarteles de bomberos, recintos fronterizos, comisarías, centros médicos y hospitales, entre otras tipologías. Y a febrero de 2020, 42 estaban certificados.
La primera versión del reconocimiento distinguió a los edificios con los más altos puntajes del sistema de certificación nacional.
Tres establecimientos educacionales y un cuartel de Bomberos de la región de la Araucanía, un centro para el adulto Mayor en Magallanes y uno deportivo en Atacama fueron distinguidos en la primera versión de los Premios Certificación Edificio Sustentable, instancia que busca poner en valor el resultado de proyectos que han incorporado la herramienta de certificación nacional.
Considerando que las edificaciones influyen en la calidad de vida de los usuarios y el entorno, el Premio CES permite destacar también la forma en que una obra, al incorporar sustentabilidad, logra mejorar los niveles de calidad interior, usa eficientemente los recursos y reduce tanto emisiones como residuos.
“Esta premiación reconoce a espacios de uso público donde se trabaja confortablemente, lo que eleva la productividad, asegura un menor gasto energético y un mejor uso de los recursos naturales, considerando la climatología de las principales zonas de nuestro país. A fin de año se realizará la COP25 en Chile, por lo que hacemos un llamado a que certifiquemos nuestras edificaciones y mostremos al mundo un ejemplo a seguir”, sostuvo el presidente de Certificación Edificio Sustentable, Ricardo Fernández.
En la categoría Premio CES al Edificio Certificado, resultó ganador el Centro de Día del Adulto Mayor del Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama), mandatado a la Dirección de Arquitectura del MOP Magallanes. Emplazado en Punta Arenas, es el proyecto más austral en obtener la Certificación Destacada, con 69 puntos. Cuenta con aberturas bien diseñadas y una envolvente capaz de soportar los requerimientos climáticos del lugar. En tanto, la reducción de la potencia del sistema de climatización significó un ahorro de cerca del 50% en consumo respecto a la referencia, mientras que en su desempeño se advirtió una reducción del 57% de consumo de agua en el interior del edificio.
El segundo lugar fue para la Reposición del cuartel de Bomberos de Cunco, mandatado por la Municipalidad y que contó con la Dirección Regional de Arquitectura del MOP de La Araucanía como Unidad Técnica. El proyecto fue el primero de la región en contar con la precertificación de diseño y certificación en construcción en nivel Destacado, con 60,5 puntos. Dentro de las características de sustentabilidad, fueron aspectos relevantes la reducción en un 21% de las horas de disconfort y un 55% en la demanda de energía, además de un ahorro del 36% en consumo de agua.
El tercer lugar fue para el Centro Elige Vivir Sano de Caldera, perteneciente al Instituto Nacional de Deportes. Obtuvo la certificación CES nivel destacado con 56 puntos. En el diseño de los espacios se incorporaron estrategias pasivas para los recintos más pequeños, mientras que en los espacios más grandes se instalaron equipos de climatización eficientes, logrando una disminución del consumo en calefacción, enfriamiento e iluminación de un 41%. Incorpora elementos que lo hacen amigable con el medioambiente, como la utilización de 40 colectores solares térmicos que cubren el 20% de la demanda, además de artefactos sanitarios y de grifería que permiten ahorrar un 66% del consumo de agua.
En la categoría Premio CES al Edificio Precertificado, el primer lugar fue para la Escuela Básica Huitranlebu. Perteneciente a la Municipalidad de Purén, contó con Seremi Mineduc Araucanía como Unidad Técnica y obtuvo la precertificación CES con 81,5 puntos. Dentro de las características de sustentabilidad que destacaron en el proyecto, se contó un 42% de reducción en la demanda de energía y 21% menos de horas de disconfort, además de 70% ahorro de consumo de agua.
El segundo lugar de esta categoría fue para el Liceo B-15 Jorge Teillier. Perteneciente a la Municipalidad de Lautaro, su Unidad Técnica fue Seremi Mineduc La Araucanía y la Dirección de Arquitectura MOP La Araucanía. Recibió la precertificación con 79,5 puntos en el sistema. Dentro de las características de sustentabilidad que destacaron en el proyecto, se contaron reducciones de 43% en demanda de energía, 57% en consumo de la misma y 13% en horas de disconfort, además de 56% de ahorro de consumo de agua.
El tercer lugar fue para la Escuela Rural Rucapangue. Proyecto de la Municipalidad de Cholchol, obtuvo la precertificación con 76,5 puntos y la Unidad Técnica fue Mineduc Seremi La Araucanía. Dentro de sus características de sustentabilidad descritas en el proyecto, destacaron reducciones de 20% de demanda de energía, 19% de horas de disconfort y 41% de ahorro en consumo de agua.
En tanto, el premio al Profesional Destacado CES recayó en Norman Goijberg, arquitecto de la Universidad de Chile con vasta experiencia en temas de sustentabilidad, quien fue el primer presidente de Certificación Edificio Sustentable, entre los años 2014 y 2016. Actualmente forma parte de su Comité Directivo en representación de la Cámara Chilena de la Construcción.
Iniciativa de valor
Para esta primera versión de los Premios CES, se consideraron los proyectos desde la puesta en marcha de la herramienta hasta diciembre de 2018, explicó Hernán Madrid, jefe de Certificación Edificio Sustentable. Recibieron la distinción los edificios y proyectos con los más altos puntajes del sistema, mientras que el Profesional Destacado se eligió entre el universo de participantes que históricamente se ha articulado en torno a la certificación.
“Además del reconocimiento, los ganadores del premio CES 2019 tendrán un espacio en la muestra permanente de la XXI Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile, que se realizará entre el 03 y 27 de octubre”, añadió Madrid.
La ceremonia de entrega se realizó el pasado 04 de septiembre en Santiago y contó, entre otros con la presencia del director Nacional de Arquitectura, Raúl Irarrázabal; la directora nacional del Instituto Nacional de Deportes, Sofía Rengifo; la directora (s) del Servicio Nacional del Adulto Mayor, Muriel Abad; el alcalde de Cholchol, Luis Huirilef; el alcalde de Purén, Jorge Rivera; el director regional MOP Magallanes, Patricio Hormazábal; el director ejecutivo del Instituto de la Construcción, José Pedro Campos; presidente del Colegio de Arquitectos, Humberto Eliash, y el past president de la Asociación de Oficinas de Arquitectos, Yves Besançon.
Ganadores Premios CES
Categoría Edificio Certificado
Primer lugar: CENTRO DE DÍA DEL ADULTO MAYOR PUNTA ARENAS
Certificación Destacada – 2018
Mandante: Servicio Nacional del Adulto Mayor
Unidad Técnica: Dirección de Arquitectura MOP Magallanes
Arquitecto: Néstor Vásquez
Asesor: Pasiva
Entidad Evaluadora: IDIEM
Ubicación: Punta Arenas, Región de Magallanes
Segundo lugar: REPOSICIÓN CUARTEL DE BOMBEROS DE CUNCO
Certificación Destacada – 2018
Mandante: Ilustre Municipalidad de Cunco.
Unidad Técnica: Dirección Regional de Arquitectura del MOP de La Araucanía.
Arquitecto: Soc. Arquitectura Arquiferreira
Asesor: Rodrigo Escobar (PC) – Rodrigo Vargas (C)
Entidad Evaluadora: 88 Ltda.
Ubicación: Cunco, Región de la Araucanía
Tercer lugar: CENTRO DEPORTIVO INTEGRAL CALDERA
Certificación Destacada – 2018
Mandante: Instituto Nacional de Deportes
Arquitecto: PHH Arquitectos
Asesor: Daniela Olmos
Entidad Evaluadora: 88 Ltda.
Ubicación: Caldera, Región de Atacama
Categoría Edificio Precertificado
Primer lugar: ESCUELA BÁSICA HUITRANLEBU
Mandante: Ilustre Municipalidad de Purén
Unidad técnica: Mineduc Seremi Araucanía.
Arquitecto: M&H Arquitectos
Asesor: Rodrigo Escobar
Entidad Evaluadora: 88 Ltda.
Ubicación: Purén, Región de la Araucanía
Segundo lugar: LICEO B-15 JORGE TEILLIER
Mandante: Ilustre Municipalidad de Lautaro
Unidad técnica: Mineduc Seremi Araucanía y Dirección de Arquitectura MOP Araucanía. Arquitecto: Arquitectonica Ltda.
Asesor: Tatiana Vidal
Entidad Evaluadora: 88 Ltda.
Ubicación: Lautaro, Región de la Araucanía
Tercer lugar: ESCUELA RURAL RUCAPANGUE
Mandante: I.M. de Cholchol
Unidad técnica: Mineduc Seremi Araucanía
Arquitecto: Paulo Lagos Yáñez
Asesor: Rodrigo Escobar
Entidad Evaluadora: 88 Ltda.
Ubicación: Cholchol, Región de la Araucanía
Fuente: CES