Por Carlos Cayo, coordinador de Innovación y Desarrollo Tecnológico de Construye2025
Este 2025 celebramos 10 años desde que comenzó a gestarse Construye2025 como un programa estratégico nacional con una misión clara: transformar el sector de la construcción en Chile hacia un modelo más productivo, sustentable y competitivo. Lo que comenzó como una hoja de ruta visionaria, impulsada por Corfo, hoy es una plataforma consolidada que articula a los principales actores públicos, privados y académicos del ecosistema. Y en estos años, si hay algo que ha sido transversal a todo nuestro trabajo, es la convicción de que la innovación no es opcional, es estructural.
Uno de nuestros principales avances ha sido instalar el concepto de innovación como eje productivo. Desde 2021, trabajamos sistemáticamente con empresas, gremios y startups para facilitar el acceso a instrumentos como la Ley de I+D, que permite deducción tributaria por actividades de investigación aplicada y desarrollo tecnológico. En 2024, dimos un paso clave con la creación del Comité Gestor de Innovación, que nos ha permitido activar alianzas, difundir casos exitosos y desarrollar herramientas prácticas como la Ficha de Orientación para la Ley de I+D, que lanzamos este año junto a Corfo, la Cámara Chilena de la Construcción y el Centro de Innovación UC.
Por otro lado, potenciar la relación entre startups con corporativos, participando en eventos como fue el Construye Lazos 2025, liderado por CTEC, donde empresas, startups y emprendedores se conectaron para intercambiar ideas, explorar nuevas oportunidades y fortalecer el ecosistema Contech, consolidándose como un espacio clave para la colaboración e impulso de soluciones disruptivas en el sector.
Nuestro enfoque ha sido siempre claro: la innovación no se trata de grandes laboratorios o tecnologías inalcanzables, sino de resolver problemas concretos del sector con soluciones creativas, sostenibles y escalables.
En estos diez años también hemos sido testigos de una evolución profunda en la digitalización del sector. La incorporación del Building Information Modeling (BIM) en proyectos públicos y privados ha dejado de ser promesa y se está convirtiendo en estándar. Desde Construye2025 impulsamos activamente la adopción de BIM desde sus primeras etapas, trabajando junto a la CChC, Planbim y el MOP. En 2024, consolidamos nuestra participación en la Aceleradora BIM, que entrega acompañamiento personalizado a empresas para incorporar esta metodología con enfoque en eficiencia, calidad y colaboración. Hoy en día nos enfocamos en identificar y documentar los casos de éxito de implementación de BIM en empresas chilenas, con el fin de visibilizar los beneficios de esta tecnología y fomentar su adopción en el sector.
Además, hemos promovido el uso estratégico de datos y tecnología en todo el ciclo de vida de los proyectos, desde el diseño hasta la operación, integrando herramientas como escáneres 3D, plataformas colaborativas y automatización de procesos. Lo que antes era visto como “tecnología para grandes”, hoy empieza a permear a la pyme, gracias a programas como los Programas de Absorción Tecnológica para la Innovación de Corfo, que articulamos en conjunto desde Construye2025.
La transformación digital no es un fin en sí mismo, sino una condición habilitante para una industria más inteligente, inclusiva y resiliente. Por eso, hemos apostado por crear una cultura digital que supere la barrera tecnológica y se enfoque en las personas. En cada capacitación, piloto o asesoría hemos buscado instalar nuevas capacidades, nuevas formas de trabajo, nuevas alianzas.
Hoy, a diez años de nuestro nacimiento, vemos con orgullo cómo muchos de los conceptos que impulsamos desde el inicio –como prefabricación, economía circular, trazabilidad o eficiencia energética– ya no son ajenos al lenguaje cotidiano del rubro.
Queda camino por recorrer, sí. Pero también hay una base sólida, una red de colaboración activa y una industria que, aunque desafiante, tiene la voluntad de cambiar.
Desde Construye2025, seguiremos impulsando la innovación con sentido, poniendo la tecnología al servicio del desarrollo sostenible y trabajando para que construir con ciencia, datos e impacto no sea la excepción, sino la regla.
Diez años de transformación: el rol de la academia en una construcción más productiva y sustentable
Por Felipe Ossio, director Escuela de Construcción Civil UC
Hace una década, hablar de sostenibilidad, industrialización o economía circular en la construcción era incipiente. Hoy, estos conceptos se han instalado como ejes estratégicos que transforman no solo la forma en que construimos, sino también cómo formamos a quienes lideran esta industria. En este proceso, Construye2025 ha sido un catalizador clave, articulando una visión de largo plazo que une al sector público, privado y académico en torno a una meta común: una construcción más productiva, sustentable y centrada en el bienestar de las personas.
Desde la academia, hemos respondido a este llamado. En la Escuela de Construcción Civil de la Pontificia Universidad Católica de Chile, hemos reformulado nuestro plan de estudios para que nuestros egresados no solo sean líderes en gestión de proyectos, sino también agentes activos en los procesos de cambio que exige el sector. Nuestros estudiantes aprenden hoy sobre construcción circular, carbono incorporado, metodologías BIM, industrialización, gestión integrada de proyectos, liderazgo con propósito y ética profesional. Porque formar profesionales competentes ya no es suficiente: debemos formar ciudadanos comprometidos.
Pero la transformación no termina en el pregrado. La educación continua es hoy una herramienta estratégica para el desarrollo del capital humano en la industria. Las empresas enfrentan nuevos desafíos tecnológicos, regulatorios y ambientales que requieren profesionales actualizados, con competencias que van más allá de su formación inicial. La academia debe asumir un rol más activo en esta actualización permanente, abriendo espacios de formación flexibles, pertinentes y vinculados con la realidad del sector. Esa ha sido también nuestra apuesta desde DECON UC.
La colaboración intersectorial ha sido esencial. Gracias al trabajo conjunto con Corfo, ANID, ministerios sectoriales, la Cámara Chilena de la Construcción y actores sociales, hemos logrado identificar brechas, pilotar soluciones, y conectar nuestras capacidades con los desafíos del país. La academia ya no es solo observadora: participa activamente en la creación de políticas públicas, en el desarrollo de proyectos innovadores y en el fortalecimiento de una cultura de productividad y sostenibilidad.
En estos diez años, Construye2025 ha generado algo fundamental: un lenguaje común para transformar colectivamente. Y ese lenguaje ha permeado también nuestras aulas, laboratorios y programas. Hoy más que nunca, necesitamos fortalecer este ecosistema de colaboración. Porque formar profesionales competentes ya no basta. Debemos formar líderes comprometidos, capaces de construir un país más justo, más resiliente y más humano.
La transformación del sector construcción será necesariamente intersectorial, pero también será educativa. Y ahí, la academia tiene una responsabilidad ineludible: liderar el cambio desde la formación, la investigación y el vínculo con la sociedad.
Una década construyendo futuro: avances y desafíos en sustentabilidad y economía circular en la construcción
Por Alejandra Tapia Soto, coordinadora de Sustentabilidad de Construye2025
Hace una década, hablar de sustentabilidad en la construcción se enmarcaba para muchos, en temáticas como eficiencia energética y energías renovables. Hoy, existe una mirada más amplia e integral, y un llamado a la urgencia para establecer acciones ante el cambio climático y el agotamiento de los recursos. En estos 10 años, desde Construye2025 hemos trabajado para transformar esa visión en acciones concretas, catalizando cambios profundos en cómo planificamos, diseñamos, construimos, usamos y gestionamos nuestras edificaciones e infraestructuras, en todo su ciclo de vida.
En 2015 iniciamos un camino que parecía ambicioso: avanzar hacia una industria de la construcción más productiva, sustentable y competitiva. Desde entonces, hemos sido testigos —y protagonistas— de una evolución significativa que ha involucrado a todos los actores del ecosistema: sector público, empresas, academia, gremios y centros de investigación.
Uno de los hitos más relevantes fue la elaboración de la Hoja de Ruta RCD Economía Circular en Construcción 2035, fruto del trabajo colaborativo intersectorial, liderado por actores del sector público, orquestado por el programa, y con una importante participación del sector privado y la academia. Este instrumento pionero trazó un camino hacia la economía circular en la construcción y hoy también es un referente para América Latina y el Caribe.
Este documento no sólo nos ha orientado técnicamente, sino que ha sido clave para incidir en políticas públicas, el fomento a la innovación, las regulaciones, y a trabajar en colaboración con un horizonte en común. Tal vez ese ha sido mayor valor, y que a pesar de las diferencias, hemos sido capaces de avanzar por el bien común, hacia una construcción más sostenible, contribuyendo a un cambio de paradigma, de empresas centradas en la maximización de utilidades, a empresas que trabajan por un propósito que incorpora la sostenibilidad mediante la inclusión de aspectos ambientales y sociales en el corazón de su negocio.
Durante estos años, también hemos impulsado pilotos, estudios y herramientas que hoy son referentes para quienes quieren construir de manera distinta. Hemos acompañado procesos de innovación con enfoque sustentable, promoviendo el uso eficiente y responsable de los recursos, apoyando también la formación de trabajadores, técnicos y profesionales que entienden la construcción desde una lógica de ciclo de vida.
Pero nada de esto hubiera sido posible sin la colaboración. La gobernanza público-privada de Construye2025 ha demostrado ser un modelo eficaz para articular voluntades, visiones y capacidades. Esta alianza ha sido fundamental para acelerar procesos, compartir aprendizajes y escalar buenas prácticas.
Sabemos que aún quedan desafíos importantes como incorporar en un sentido más amplio la sostenibilidad, apoyando a las empresas con los desafíos que existen en una sociedad compleja. Para eso, necesitamos seguir fortaleciendo estrategias, la política pública, la inversión y la formación técnica en todos los niveles.
El futuro de la construcción no se puede pensar sin sostenibilidad, sin las personas y su talento, ya que las personas son el alma de las entidades. Por eso, esta década ha sido solo el comienzo.
Finalmente, agradecemos a todos quienes han trabajado en forma colaborativa y que están convencidos de tomar esta oportunidad única de avanzar hacia un modelo de desarrollo que ponga en el centro a las personas, al territorio y al planeta.
Mujeres en la construcción: Un camino de desafíos y logros en Chile
Por Gabriela González, gerente comercial de Idiem
Hasta los años 90, la presencia femenina en la construcción chilena era marginal, representando menos del 5% de la fuerza laboral del sector, principalmente en roles administrativos y de apoyo. La cultura organizacional y los estereotipos de género limitaban el acceso de las mujeres a posiciones operativas y técnicas.
A partir de la década del 2000, el panorama comenzó a cambiar. Programas de capacitación especializados, promovidos tanto por el gobierno como por el sector privado, impulsaron una mayor incorporación de mujeres en funciones técnicas. Para 2010, la cifra de participación femenina en el sector ya alcanzaba el 10%, con un mayor número de trabajadoras en áreas de supervisión y gestión de proyectos.
Hemos obtenido un crecimiento lento pero sostenido. Actualmente, según datos recientes de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), la participación femenina en el sector ronda el 17%, con un incremento importante en cargos operativos, aunque la mayor concentración sigue estando en funciones administrativas y de gestión.
Uno de los avances significativos en tema de equidad de género en nuestro país es la creciente presencia de mujeres en cargos directivos, lo que se espera siga en aumento dado el proyecto de Ley “Más Mujeres en Directorios”, iniciativa que busca elevar la participación femenina estableciendo una cuota máxima sugerida del 60% del sexo con mayor representación en las mesas directivas de las sociedades anónimas fiscalizadas por la Comisión para el Mercado Financiero (CMF).
Según el Ranking IMAD 2024de la organización Mujeres Empresarias, que mide la participación de mujeres en la alta dirección en distintas industrias, la mayor participación femenina en alta dirección se encuentra en el sector salud, con un 42% de mujeres en la primera línea ejecutivay un 33% en directorios. En contraste, el sector retail, consumo y alimentos ha mostrado avances en la última década, alcanzando un 26%de participación en la primera línea ejecutiva y un 25% en directorios. En el caso del sector construcción, según este ranking aún existen desafíos a superar en términos de equidad de género en sus niveles ejecutivos.
En gobiernos corporativos en el mundo de la construcción destacan algunos nombres como Andrea Repetto, directora en Echeverría Izquierdo, Patricia Nuñez, miembro del directorio en Salfacorp, Paola Assael en Ingevec y María Verónica Morales y Victoria Vásquez, ambas directoras en Sigdo Koppers. No obstante, la representación femenina en directorios en este sector ha aumentado lentamente, alcanzando un 15% en 2024, mientras que en la primera línea ejecutiva la cifra es de apenas un 18%. El estudio también revela que muchas empresas del sector continúan sin incorporar mujeres en sus directorios o en sus primeras líneas ejecutivas, lo que refleja barreras estructurales que aún deben ser superadas.
En el caso del sector minero, uno de los pilares de la economía chilena, está exigiendo una mayor participación femenina en su ecosistema de proveedores. Las empresas constructoras, de ingeniería, inspección y laboratorios de control de calidad, que somos proveedores clave en proyectos de construcción minera, nos enfrentamos al desafío de incorporar políticas de diversidad y equidad de género en nuestros equipos y procesos que nos permitan ser bien evaluados de acuerdo a las variables de valor social. En Idiem acabamos de obtener la certificación de la Norma NCh 3262 de “Gestión de igualdad de género y conciliación de la vida laboral, familiar y personal”, que nos permite contar con un sistema de gestión formal que garantice la mejora continua de las condiciones que promueven la diversidad de género en nuestra Institución, respondiendo de manera efectiva a esas nuevas realidades en materia de equidad.
Para el futuro, se proyecta que, con el fortalecimiento de políticas inclusivas y programas de formación especializada, la participación femenina en la construcción podría superar el 20% en la próxima década. La industria no solo necesita más mujeres, sino que también debe reconocer que su aporte es clave para la innovación, la productividad y la sostenibilidad del sector. Con cada nuevo avance, Chile se acerca a un sector más equitativo, donde el talento y la capacidad de liderazgo no dependen del género, sino del compromiso y la excelencia profesional.
Prevenir es mejor que curar
Por Marianne Küpfer Cauty, vicepresidenta de AICE, Ingeniera civil estructural de la Universidad de Chile, socia directora de proyectos en Rene Lagos Engineers.
Los 15 años transcurridos desde el acontecimiento del terremoto del 27F nos invitan a recordar que nuestro país no está exento de volver a vivir un fenómeno como aquel, o de enfrentar eventos de similar impacto, que ponen a prueba la capacidad de prevenir, actuar y reparar.
Así como en el área de la salud la prevención ha pasado de ser un abordaje específico para una cierta enfermedad a ser un foco central en la organización de los sistemas de salud, con una visión más amplia, es importante observar los posibles eventos críticos para la ingeniería estructural desde todas sus dimensiones. Si bien se ha avanzado mucho en esta dirección en los últimos años, como Asociación de Ingenieros Civiles Estructurales, resulta interesante reflexionar acerca de dos aspectos que hemos estado observando con cierta preocupación.
Por una parte, los ingenieros estructurales tenemos la voluntad de poner todo nuestro conocimiento al servicio de la sociedad, buscando edificaciones, infraestructura e instalaciones más seguras y con un desempeño cada vez mejor, que nos permitan mantener el reconocimiento del resto del mundo hacia nuestra labor, tal como ocurrió para el 27F.
Pero vemos con pesar cómo el aumento de viviendas irregulares, sobre todo en campamentos, genera una exposición permanente a la amenaza de fenómenos naturales como inundaciones, derrumbes e incendios. Nada podremos hacer para evitar el impacto que pueda generar sobre sus ocupantes el deterioro, colapso o inhabitabilidad de sus hogares cuando ocurra un nuevo gran terremoto, lo que se vuelve más notorio con lo recientemente mencionado por el director del Centro Sismológico Nacional, Sergio Barrientos, en relación con las más de “65% de probabilidades de que ocurra un sismo (de magnitud) 8 o superior en el año que viene”.
Por otra parte, el decaimiento sostenido de nuestra actividad en los últimos años ha implicado, entre otras cosas, un desincentivo para las nuevas generaciones de profesionales en especializarse en ingeniería estructural, afectando el natural recambio y el traspaso de conocimiento. Es ese traspaso, que se da únicamente en la práctica diaria de la profesión, el que nos ha permitido transferir la experiencia de nuestros grandes próceres de la ingeniería hasta hoy. Esa capacidad de tomar decisiones acertadas y muchas veces difíciles, de asumir responsabilidades significativas y muchas veces sin la justa retribución, sólo se forja a través de la motivación personal, del vibrar interior que se transmite de maestro a aprendiz, y que solo puede vivirse desde la propia patria.
Pero como en todo ámbito de la vida, siempre en la adversidad es posible encontrar una oportunidad. Por ello debemos permanecer atentos y con nuestro corazón abierto para percibir aquellos instantes en que a través de una conversación fraterna, de una acción oportuna o de la observación de nuestro entorno, podemos sutilmente entregar nuestro conocimiento y compartir nuestra experiencia profesional, enriqueciendo nuestra herencia de cultura sísmica, la que nos enorgullece como país y que hoy celebramos en esta nueva conmemoración del 27F.
Arquitectura y género: contribuyendo a una ciudad más inclusiva
Por Loreto Wahr Rivas, Directora Nacional de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas
En el contexto del Desarrollo Humano Sostenible que conforma la Agenda 2030, debemos y queremos avanzar en proveer arquitectura pública con altos estándares de sustentabilidad, participación ciudadana, enfoque de género, inclusión y seguridad. Entendemos que no son variables que se adicionan, sino que convergen en una perspectiva sobre cómo hacer nuestra gestión pública.
En ese escenario para poner en valor e implementar el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 5, sobre “lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”, se reconocen los cambios y avances en temas de género en nuestra sociedad. Parte de estos son el aumento de las jefaturas de hogar femenina ascendiendo en casi la mitad; y el incremento en la incorporación de las mujeres al mercado laboral, formal y/o informal. Si bien estos trabajos implican una mayor autonomía, son procesos de transformación que han mantenido las brechas de género. Por una parte, nuevos roles se han asumido por las mujeres, pero se adicionan a las responsabilidades domésticas y/o de cuidados. Esto se observa tanto en mujeres jóvenes, adultas y también en aquellas adultas mayores que se encuentran activas. Sin embargo, puede aumentar los niveles de rezago, pudiendo ser aún más si es que esas mujeres poseen alguna condición de discapacidad, de proveniencia migrante o de pueblos originarios, de identidad diversa o de ruralidad, entre otras discriminaciones.
Ante lo expuesto, existe convergencia que la planificación y diseño urbano, así como en la arquitectura pública, deben contribuir de forma cotidiana en la provisión de suficientes redes de apoyo para el cuidado y el trabajo doméstico en las diferentes escalas.
Es en esta línea desde la cual la Dirección de Arquitectura del MOP se ha propuesto contribuir en la materia, elaborando Guías orientadoras para el diseño en la edificación pública, en el año 2009 y en 2016. Actualmente estamos desarrollando un nuevo documento que actualiza las orientaciones de diseño que amplíen un enfoque de derechos, profundizando una perspectiva de género e interseccional en respuesta a las necesidades de mayor inclusión, igualdad y sustentabilidad.
Este nuevo documento, busca ser una oportunidad para avanzar en el diálogo, para comprender y acoger la diversidad desde una nueva mirada, que contribuya a una arquitectura acorde con los cambios y demandas actuales. Es así como se continúa avanzando en más y mejor acceso a servicios de salas cunas, jardines infantiles y establecimientos educacionales con jornada escolar presencial completa y en horarios no diferidos. Lo anterior, haciendo hincapié en que estos dispositivos espaciales diseñados para la corresponsabilidad y el cuidado deben adecuarse a las particularidades del territorio y a las necesidades propias de la comunidad local, en las cuales se aplique un enfoque de género pertinente, evitando caer en soluciones estándar.
La arquitectura y el diseño de la ciudad, en sus diversas formas y escalas, no son neutrales, sino que responden a un contexto histórico, social y político, por ello, cada vez se hace más necesario incorporar la perspectiva de género en la planificación y construcción de espacios urbanos.
A través de políticas públicas que se consoliden en una construcción de espacios y lugares con enfoque de género, el sector público puede incidir directamente en la creación de espacios más seguros, amables, accesibles y justos. La transformación de nuestras ciudades no es un proceso sencillo ni inmediato, pero es urgente y cada construcción y espacio que consolidamos es un paso decidido hacia mayores transformaciones. El rol del Estado es crucial en este camino, pues a través de la acción política y el compromiso con los derechos humanos, puede garantizar que las ciudades sean espacios donde todas las personas puedan vivir y desarrollarse con dignidad, seguridad y libertad.
Industria 4.0 en la construcción: el desafío ineludible para el futuro de Chile
Por Carlos Cayo, coordinador de Innovación y Desarrollo Tecnológico de Construye2025
La construcción en Chile enfrenta un cambio de paradigma impulsado por la adopción de tecnologías asociadas a la Industria 4.0. En este contexto, herramientas como la automatización, la inteligencia artificial (IA), el Internet de las Cosas (IoT) y el Building Information Modeling (BIM) no son solo complementos, sino pilares fundamentales que redefinirán la manera de concebir, planificar y ejecutar proyectos.
El impacto de la IA, por ejemplo, ya es evidente en varias industrias chilenas. En la construcción, promete optimizar desde el diseño de estructuras hasta la gestión de proyectos, introduciendo soluciones como modelos paramétricos más precisos, planificación automatizada y robots autónomos capaces de ejecutar tareas complejas en obra. Estos avances no solo incrementan la eficiencia y reducen costos, sino que también abren paso a un uso más racional de los recursos, un punto crítico para un país con desafíos en sostenibilidad y eficiencia energética.
En el corto plazo, se espera que la IA continúe su integración en áreas de la ingeniería como la minería, la construcción y la energía, donde su impacto ya es evidente. En particular, se prevé un crecimiento significativo en la adopción de sistemas de mantenimiento predictivo, optimización de procesos y análisis de datos en tiempo real. Esto contribuirá a mejorar la eficiencia operativa y a reducir el impacto ambiental de diversas industrias, algo clave para el futuro de Chile en términos de sostenibilidad.
A mediano plazo, la IA podría transformar aún más las industrias chilenas con el desarrollo de tecnologías como el machine learning y los algoritmos de optimización avanzada, lo que podría resultar en la creación de nuevas soluciones para problemas complejos, como el cambio climático, la escasez de recursos naturales y la infraestructura obsoleta. Adicionalmente la IA permitirá a las empresas chilenas competir de manera más efectiva en el mercado global, abriendo puertas a la exportación de productos y servicios tecnológicos de alto valor añadido.
La integración de estas tecnologías también trae consigo la necesidad de una transformación cultural en el sector. Profesionales y técnicos deben adaptarse a un entorno donde las habilidades digitales son esenciales, y las universidades tienen el deber de actualizar sus mallas curriculares para incorporar temáticas como sustentabilidad, innovación y tecnologías digitales.
Sin embargo, este salto tecnológico no está exento de retos. La centralización de recursos en Santiago y la brecha en acceso a tecnologías avanzadas en regiones evidencian la necesidad de una estrategia descentralizada. Además, la industria enfrenta el desafío de integrar estas tecnologías sin comprometer la generación de empleo, fomentando la formación y la reubicación laboral hacia tareas de mayor valor agregado.
Chile se encuentra en un punto de inflexión. La adopción de la Industria 4.0 en la construcción no es solo una oportunidad para mejorar la productividad, sino un imperativo para mantenerse competitivo a nivel global y avanzar hacia una economía más sostenible e innovadora. El sector está llamado a liderar con visión y compromiso, construyendo no solo edificios, sino un futuro más próspero y equilibrado.
El futuro cercano será testigo de una integración más profunda de la inteligencia artificial en todos los niveles de la ingeniería, lo que permitirá no solo una mejora continua en la productividad y competitividad de las industrias chilenas, sino también un paso decisivo hacia una economía más tecnológica, innovadora y sostenible.
Industrialización de la construcción en Chile: hablemos en serio
Por Ricardo Flores, gerente de desarrollo de IDIEM
En octubre se realizó la feria Edifica 2024, que reveló una realidad que demanda atención urgente: la industrialización de la construcción en Chile requiere un cambio profundo en su estrategia. Durante los tres días que duró la feria, el espacio estuvo repleto de proveedores nacionales e internacionales, incluyendo empresas chinas que ofrecieron soluciones industrializadas. Sin embargo, en esencia, casi todas estas soluciones son muy similares. Entonces, ¿qué estamos haciendo realmente?
Es hora de dejar de competir y comenzar a dejar de lado las rivalidades. La industrialización y el uso de plataformas digitales en la construcción son negocios que dependen del volumen para sobrevivir. Para lograr eficiencia, las industrias requieren escala. Y hoy, el mercado de la edificación en Chile opera en uno de sus niveles más bajos, amenazando la viabilidad de muchas empresas.
Sin colaboración entre los actores nacionales, prefabricadores, industrializadores y empresas de aplicaciones digitales, nuestra industria está destinada al fracaso. La competencia real no está dentro de nuestras fronteras: la encontramos en los gigantes internacionales, que tienen la ventaja del volumen y la tecnología avanzada.
Un ejemplo claro es la inversión anunciada por Microsoft: 1,3 mil millones de dólares en investigación y desarrollo para los próximos tres años. ¿Cómo puede una empresa chilena competir contra algo así? Solo formando alianzas, fusiones o colaboraciones que nos permitan alcanzar la escala necesaria.
Existen muchos ejemplos de éxito en la unión empresarial. La marca de café colombiano Juan Valdez, que agrupa a miles de pequeños productores, supo competir globalmente al asociarse bajo una identidad común. Las cooperativas agrícolas y lecheras lo hicieron hace años en nuestro país, al igual que las ferreterías locales, que enfrentaron a gigantes internacionales como Home Depot al crear marcas unificadas como Construmart, MTS y Chilemat. Entendieron que el verdadero desafío no estaba en el competidor local, sino en los grandes actores globales, más eficientes y con acceso a tecnologías de punta.
Si no vemos pronto fusiones, adquisiciones o alianzas estratégicas, muchas empresas locales y sus ideas innovadoras desaparecerán. Necesitamos avanzar en la estandarización y en la trazabilidad de la información. Un sello país de construcción industrializada.
Para lograr eficiencia y escala, las soluciones de diferentes empresas deben integrarse y ensamblarse como piezas de LEGO. En Idiem, creemos en la colaboración y, con nuestros laboratorios y profesionales, podemos contribuir a la trazabilidad y el cumplimiento de los estándares. Sin embargo, la alianza principal debe provenir de las propias industrias.
Mi invitación es a que la industria de la construcción en Chile tome una postura estratégica frente a la industrialización. Esto no se logrará con reuniones esporádicas entre amigos, sino con acciones concretas que emulen el éxito a través de la colaboración. La convicción y el alineamiento entre los actores importan más que la estrategia perfecta.
La Reglamentación Térmica 3.0: Transformando el diseño arquitectónico en Chile
Por María Blender, arquitecta consultora independiente
A partir del 28 de noviembre de 2025, entrará en vigor la tercera etapa de la Reglamentación Térmica (RT), con cambios significativos para el sector de la construcción. El 5 de octubre de ese mismo año comenzará a ser obligatoria la Calificación Energética (CEV) para los proyectos inmobiliarios de vivienda.
La Reglamentación Térmica aplicará a toda obra nueva de uso residencial, de educación y de salud, incluyendo los hoteles. El cambio más fuerte les tocará a los proyectos inmobiliarios que tendrán que aplicar la RT y la CEV.
La RT actual es un estándar netamente térmico que básicamente exige aislantes. La nueva RT es higrotérmica, ya que incluye diferentes exigencias que apuntan a evacuar el aire húmedo del interior y a impedir su ingreso a los elementos constructivos. De esta forma, responde al hecho de que no hay protección térmica sin protección de la humedad.
En la práctica, muchas soluciones constructivas que cumplen con la aislación térmica mínima, no cumplen con la exigencia muy estricta de prevenir el riesgo de condensación intersticial. Esto requiere una revisión de las soluciones habituales y el desarrollo de nuevas tipologías constructivas, aplicando la física de la construcción, específicamente el conocimiento del comportamiento del calor y de la humedad y la interacción entre ellos.
Dentro de la nueva RT, los requisitos a las ventanas residenciales son los más debatidos. La RT privilegia el acristalamiento orientado al norte, considerando la eficiencia energética en invierno, la protección solar en verano y la iluminación con luz natural. Como consecuencia, hay que repensar el diseño arquitectónico. Para lograr resultados óptimos, se requiere un cambio en el desarrollo de los proyectos: es oportuno realizar cálculos preliminares de las ventanas en la etapa conceptual.
Se sabe que, con el avance de un proyecto, la posibilidad de influir en él disminuye, y los cambios y las correcciones se complican y son cada vez más costosos. Por lo tanto, las decisiones importantes deben tomarse cuanto antes.
Es indispensable incluir la RT, y la CEV cuando corresponde, desde el inicio en el proceso de diseño: en la primera etapa se definen los objetivos y las prioridades, por ejemplo, la letra de eficiencia energética que se quiere lograr y a qué precio. En las siguientes etapas se procede con la evaluación de alternativas de diseño, avanzando en cada etapa con la escala de trabajo, desde el layout general, por la definición de la envolvente térmica hasta el detalle de los elementos.
La planificación integral se viene promocionando desde hace muchos años en relación con los complejos requisitos de los proyectos de construcción sostenible. Para las empresas, los nuevos instrumentos RT 3.0 y CEV obligatoria, podrían ser motivo para cambiar la dinámica de los proyectos, hacia procesos de diseño integrado, esto es interdisciplinario desde el inicio, y utilizando el modelado energético con la herramienta CEV. (Lamentablemente será necesario duplicar con los cálculos de la RT para ventanas, hasta el 28 de mayo 2027, cuando entrará en vigencia la posibilidad de acreditar la transmitancia térmica mediante la CEV.)
Cabe mencionar que, también en el caso de la RT 3.0, el cumplimiento de la normativa no garantiza automáticamente la calidad constructiva. Persisten desafíos como la protección del sobrecalentamiento veraniego que queda corta en la RT 3.0 y, por lo tanto, sigue en manos de los proyectistas la responsabilidad por construir hogares, escuelas y hospitales que se mantengan frescos en verano sin el uso del aire acondicionado.
La nueva normativa térmica y de eficiencia energética podrá dar lugar a una nueva arquitectura, cuya principal característica será su orientación al sol. Similar a lo que se conoce de la arquitectura solar pasiva y de los edificios “Passivhaus”, pero con un distintivo sello chileno. ¡Se vislumbran tiempos emocionantes para el diseño arquitectónico en Chile!
El rol de la arquitectura en la industrialización y la sustentabilidad
Mucho hemos escuchado hablar de los conceptos de industrialización y sustentabilidad ligadas a la construcción en el último tiempo. Pero, ¿cuál es el rol de los arquitectos y nuestro quehacer en estas materias?
Hay quienes dicen que los arquitectos somos como directores de orquesta, que no necesariamente sabemos tocar cada instrumento a la perfección, pero que tenemos que conocer sus virtudes, sus sonidos, y en qué momento ellos deben entrar a escena para poder completar una sinfonía. Tradicionalmente, los arquitectos desarrollamos un proyecto y llegado a un determinado nivel de avance, debemos compartirlo con el resto de las especialidades, para luego coordinarlas y conjugarlas, haciendo las modificaciones necesarias al proyecto para que éste tome en cuenta todos sus requerimientos.
¿Qué pasa, entonces, con un proyecto industrializado? Pues bien, debemos estar dispuestos y coordinarnos desde el comienzo con todos quienes en él participan, es decir, lo que llamamos una Integración Temprana. Aquí es fundamental conocer las condiciones del proveedor de soluciones industrializadas con quien sea que vayamos a trabajar. Y ello no sólo se limita a la solución en sí, un proyecto industrializado debe considerar variables de transporte y montaje en su diseño, debe coordinarse con la constructora y debe conocer las condiciones del terreno donde se emplazará. No debemos olvidar que el éxito o fracaso de un proyecto, más allá de la edificación en sí, tiene que ver en cómo la edificación se emplaza en terreno y cómo son las relaciones de ésta con el barrio y sus vecinos. Esto último es una materia fundamental que los arquitectos debemos considerar en todos nuestros proyectos.
Ciertamente un proyecto industrializado tiene ventajas de sustentabilidad frente a un proyecto tradicional. Son proyectos que generan menos residuos, al considerar que la obra se transforma en un montaje más que una construcción. Bien coordinados son proyectos cuyo tiempo de ejecución en terreno es más corto, ya que hay faenas en fábrica y en obra que se traslapan, y permiten manejar un mayor grado de certeza, lo que se traduce en ventajas económicas.
No se trata, entonces, de crear una sinfonía y luego enseñarla a la orquesta y ensayar en conjunto la pieza. Se trata de que la sinfonía la creemos en conjunto, ajustando desde el comienzo los tonos, los tiempos, los silencios y las notas, para que, de este modo, seamos más eficientes, más productivos, y logremos crear proyectos que enriquezcan el barrio donde se insertan y sean un aporte a quienes lo habitan y a sus vecinos, porque nunca debemos olvidar que nuestro trabajo se trata de mejorar la vida de las persona, los barrios y las ciudades.
Nuevos negocios sostenibles: El desafío para una construcción circular
Por Carolina Garafulich, presidenta de Construye2025.
Si bien en el mundo, nuestra industria contribuye al crecimiento económico y es un importante pilar de desarrollo, también es necesario asumir que como sector es uno de los grandes consumidores de materias primas, que genera una alta cantidad de residuos, así como entre 25% y 40% de las emisiones de carbono a nivel global, según datos de la Comisión Europea y el World Economic Forum.
En Chile, no estamos lejos de esta realidad: los residuos de la construcción y demolición (RCD) representan cerca de 34% de los residuos sólidos (Conama, 2010). Sin duda, estamos frente a una situación crítica, si consideramos que actualmente hay regiones de Chile que aún no cuentan con lugares autorizados de disposición de residuos sólidos asimilables, por lo que no hay cobertura nacional para su adecuada disposición ni tampoco inversiones proyectadas para resolver esta problemática o una institucionalidad a nivel nacional encargada de la gestión de los RCD.
Pese a que hemos avanzado desde el lanzamiento de la Hoja de Ruta RCD y Economía Circular 2035, realizado en 2021, todavía debemos avanzar en el uso eficiente de los recursos y la gestión sustentable de los residuos de construcción y demolición.
Es necesario entender que no es sostenible continuar bajo el mismo paradigma de la economía lineal en la fabricación de materiales, el proceso constructivo y su cadena de valor. Por el contrario, el camino a incorporar es el de un modelo circular, donde los recursos son reutilizados, pudiendo ser reintegrados al proceso.
Adoptar la economía circular en el diseño, procesos, sistemas y la cadena de suministros del sector, junto con la posibilidad de generar nuevos negocios a través de innovación y desarrollo tecnológico, permitirá mitigar los daños medioambientales generados por el sector. Ese es nuestro desafío crítico.
El emplazamiento de un nuevo edificio no es una hoja en blanco: la importancia de una auditoría previa a la demolición
Por Alejandra Tapia, coordinadora de Sustentabilidad de Construye2025
Cuando un arquitecto comienza un nuevo proyecto, generalmente parte su diseño en un terreno despejado, una hoja en blanco. Al diseñar, piensa en la funcionalidad y el programa, en la forma que tendrá el nuevo edificio, en la tendencia arquitectónica, en los materiales, entre otros. No obstante, si se trata de un terreno urbano o rural, anteriormente, existió una construcción, un canal de regadío, árboles, e incluso vestigios de una cultura anterior.
Ante un contexto cada vez más complejo, con extensos plazos en la permisología, la presión de las comunidades, aspectos ambientales y escasez de recursos, el hacer las cosas siempre de la misma manera no está dando buenos resultados. Cada vez es más frecuente escuchar que un proyecto se paralizó porque encontraron un canal que lo atravesaba, hubo un hallazgo de vestigios arqueológicos, una fosa, un estanque de petróleo enterrado, residuos peligrosos y asbesto, entre otras tantas causas.
El no considerar las distintas variables que pueden afectar a una obra, podría ser un gran riesgo no solo para el cumplimiento de los plazos del proyecto, sino que podría impactar fuertemente en su presupuesto.
Por todo lo anterior, es necesario implementar herramientas que ayuden a prevenir riesgos y controlar los residuos generados en la etapa de la demolición, con el fin de facilitar su gestión y trazabilidad. Es así como nace la NCh3727 Gestión de residuos – Consideraciones para la gestión de residuos en obras de demolición y auditorías previas a obras de demolición.
Las auditorías previas a la demolición permiten planificar y ejecutar obras en un activo construido, considerando estrategias que ayuden a mantener el valor de los materiales y recursos por el mayor tiempo posible, reducir impactos en el medio ambiente y evitar el daño a la salud de las personas. La auditoría consiste en levantar una serie de antecedentes, planificar las obras para recuperar la mayor cantidad de materiales posibles y realizar una adecuada gestión de residuos, lo cual involucra revisar la documentación del activo a demoler, realizar un estudio en terreno, elaborar un inventario y diagnóstico, establecer recomendaciones para la elaboración de un plan de gestión y un informe, el cual servirá para licitar las obras y contar con un presupuesto más detallado, realizar la gestión adecuada de residuos peligrosos, tratar de recuperar la mayor cantidad de materiales para su reutilización y reciclaje.
Las auditorías previas y una adecuada planificación de la demolición, considerando un manejo segregado de los residuos, nos permite un mejor aprovechamiento de los materiales y reducir riesgos en cuanto a aumentos de plazos y costos de las obras.
Nuevos desafíos para la industria de la construcción
Por Verónica Latorre, líder de Desarrollo Técnico, CDT y coordinadora técnica de Edificación, CChC.
En el dinámico mundo de la construcción, enfrentamos constantes cambios que nos obligan a evolucionar y adaptarnos. Dos de los aspectos más relevantes que he identificado en torno a los desafíos que conllevan estos cambios, son la multidisciplinariedad y la ejecución. Estos aspectos no solo afectan la calidad de los proyectos y el desempeño de esas construcciones, sino que -finalmente- la experiencia que tendremos como usuarios de dichos espacios.
Luego de su publicación, en la Cámara Chilena de la Construcción, CChC, hemos tomado este desafío conformando una mesa de trabajo que convoca a socios de todo el territorio nacional y de todos los ámbitos. Este foro no solo permite la colaboración entre diferentes expertos, sino que también facilita el intercambio de experiencias y mejores prácticas. Este enfoque colaborativo ha sido invaluable, ya que nos ha permitido aprender unos de otros. Además, dentro del trabajo que estamos desarrollando, hemos podido conocer la experiencia de quienes ya han aplicado estos estándares -por ejemplo a través de los Planes de Descontaminación Atmosférica- e integrando todas las miradas, lo que a su vez se ha plasmado en un análisis detallado y en profundidad de cómo esta reglamentación impactará en nuestras edificaciones. Al mismo tiempo, hemos podido identificar aquellas temáticas en las que creemos que sería beneficioso para la industria contar con mayores antecedentes.
Otro gran desafío que hemos identificado es la correcta ejecución. Un proyecto puede tener un diseño excepcional, estar respaldado por la mejor tecnología y contar -con esta nueva reglamentación térmica- con los más altos estándares; sin embargo, si la ejecución no es la adecuada, todo el esfuerzo previo puede quedar en nada. Esto se pone de manifiesto especialmente cuando comenzamos a incorporar el desempeño de la edificación, como es el caso de las infiltraciones.
Es nuestra responsabilidad, como profesionales del sector, asumir los desafíos, aprovechar estas oportunidades y seguir innovando para construir un futuro mejor para todos.
Actualización de la Ordenanza y CES
Por Hernán Madrid, jefe de Certificación Edificio Sustentable CES
Evidentemente que el foco principal de la actualización es viviendas, pero también se incorporan requisitos para edificios de uso Educación, Salud y Hoteles. Muchos de los proyectos en los que ya se ha convertido en un estándar incorporar CES, como Jardines Infantiles, Escuelas, Colegios, Liceos y Edificios Educación Superior en el caso de usoeducación, y Centros médicos, CESFAM, Hospitales y Clínicas, para uso salud.
Dentro de los puntos que será necesario profundizar el análisis, en atención a posibles modificaciones que necesiten los requerimientos CES, se encuentran:
Sincronía entre la zonificación térmica y zonificación climática, ambas de la NCh1079.
Requerimientos para envolvente térmica mínimos y su relación con el caso de referencia de CES.
Requerimientos de infiltración de aire.
En general, hay una correlación bastante buena entre las zonas térmicas y climáticas, con excepción de algunas zonas pobladas, relevantes pero puntuales, como por ejemplo La Serena- Coquimbo. Será necesario evaluar los ajustes que requiere CES para abordar adecuadamente estas diferencias.
Respecto al segundo punto, envolvente térmica, la actualización de la versión CES Edificios de Uso público v1.1 incluyó, entre varios aspectos, un ajuste en los estándares mínimos para el caso de referencia. Debido a que nuestra actualización se produjo hace casi dos años, sin tener completamente a la vista los nuevos requisitos del 4.1.10 de la OGUC, los requerimientos asociados de la v1.1 se encuentran en el mismo orden de magnitud, pero en algunas zonas presentan leves diferencias.
Un ejemplo es lo que se muestra en la siguiente tabla, que para el caso de muros presenta algunas diferencias en todas las zonas climáticas (respecto de las térmicas de la OGUC):
En el último punto, infiltración de aire, el esquema de certificación CES ha abordado hasta el momento el tema como requerimiento voluntario, con el ensayo de infiltración de aire (blower door test). Con la actualización del 4.1.10 de la OGUC el escenario cambia, ya que se vuelve una exigencia reglamentaria realizar la prueba y, por lo tanto, debería pasar a ser un requerimiento obligatorio en CES, dejando espacio para el requerimiento voluntario cumplimientos por sobre el mínimo.
Todos estos temas los comenzaremos a revisar en un Comité Técnico especifico al que pronto convocaremos, pero siempre es una buena noticia tener que ajustar los requerimientos voluntarios porque los mínimos reglamentarios avanzan, es el espíritu de la certificaciones y su relación con los reglamentos.
Energy House 2.0: un modelo a imitar en Chile
Por Christian Cancino, coordinador de Capacidades Tecnológicas de Construye2025.
El equipo ganador del Concurso Desafío NetZero 2030, junto a representantes de Construye2025, el Colegio de Arquitectos y la Universidad de Nottingham, tuvo el privilegio de visitar el pasado mes de mayo el Energy House 2.0 en la ciudad de Manchester, Reino Unido.
Esta visita, guiada por Richard Halderthay, director de Brand Digital and Communications de la empresa Saint-Gobain, y Mike Brown, Director/Strategic Partners de la Universidad de Salford, permitió a la delegación explorar un centro de investigación único en el mundo, dedicado a la optimización de tecnologías de eficiencia energética y sostenibilidad en la construcción.
Energy House 2.0 es un proyecto pionero desarrollado en el Reino Unido, impulsado por distintos actores, como la Universidad de Salford y Saint-Gobain, entre otras empresas. Energy House 2.0 se ha convertido en un referente mundial: actualmente cuenta con dos cámaras climáticas capaces de replicar condiciones climáticas extremas, desde -20˚C hasta +40˚C, simulando viento, lluvia, radiación solar e, incluso, hasta 20 centímetros de nieve. Estas dos cámaras son lo suficientemente grandes para albergar cada una edificaciones de hasta dos pisos de altura, permitiendo pruebas exhaustivas en entornos controlados.
Junto a la delegación chilena, visitamos la cámara número uno y pudimos ver las dos casas que allí se encuentran: eHome2 y The Future Home, completamente equipadas como una vivienda habitada y con miles de sensores. Energy House 2.0 mide una variedad de parámetros ambientales, incluyendo temperatura, humedad, velocidad del viento y niveles de radiación solar, lo que permite a los investigadores evaluar cómo diferentes condiciones afectan el rendimiento de las viviendas y diferentes soluciones constructivas. Los resultados de las pruebas de las dos casas en la cámara uno, los pueden revisar en los siguientes enlaces: eHome2 (Saint-Gobain y Barratt Developments) y The Future Home (Bellway Homes).
El proyecto surgió de la colaboración entre la Universidad de Salford, empresas del sector energético, construcción y organismos de gobierno. La universidad proporcionó el conocimiento y la capacidad de investigación, mientras que las empresas aportaron financiamiento y experiencia técnica. Energy House 2.0 es un proyecto con un costo total de de £16 millones, cofinanciado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional, impulsado en un momento crucial en que el cambio climático afecta la vida de todos.
La implementación de un proyecto similar a Energy House 2.0 en Chile podría ser altamente beneficioso. Con su variada geografía y climas diversos, Chile enfrenta desafíos únicos en eficiencia energética y sostenibilidad. Impulsar un proyecto como éste permitiría desarrollar y perfeccionar soluciones adaptadas a las condiciones locales, fomentar la innovación y mejorar la capacitación en el sector de la industria de la construcción. Además, la colaboración entre academia e industria puede acelerar la transición hacia la construcción sostenible, necesaria para cumplir los compromisos de carbono neutralidad del país.
En el contexto de nuestro país, la nueva normativa de reglamentación térmica vinculada a un proyecto como Energy House 2.0 impulsaría a que ambas iniciativas busquen mejorar la eficiencia energética y reducir las emisiones de carbono en las viviendas. Sin embargo, la normativa es solo el primer paso, puesto que la verdadera transformación requiere de proyectos de investigación y desarrollo como Energy House 2.0 para probar y optimizar las tecnologías y soluciones constructivas necesarias para cumplir con los nuevos estándares y avanzar hacia un futuro más verde.
Finalmente, con este tipo de iniciativas se evidencia cómo la colaboración entre academia, industria y gobierno es esencial para adaptar y replicar este tipo de proyectos, lo que posicionaría a Chile como líder en sostenibilidad en la región.
Esta sinergia no solo mejoraría la calidad de vida de los habitantes de nuestro país, sino que también contribuiría a un futuro más verde y sostenible para todos. Es imperativo que trabajemos juntos para asegurar un futuro eficiente y sostenible para las próximas generaciones y para enfrentar los desafíos energéticos y medioambientales actuales.
Participación de Construye2025 en el Congreso Camacol Verde 2024
Tras un intenso programa de presentaciones y conversatorios, nos tocó a los extranjeros exponer al final de cada bloque, donde conocimos interesantes casos de construcción sustentable en Reino Unido, India, Suiza, Brasil y España. Construye2025 tuvo el desafío de ser la última presentación de todo el Congreso, lo que agregó, naturalmente, algo de nerviosismo adicional. Felizmente, el auditorio se mantuvo lleno hasta el final y nuestra presentación fue una de las más aplaudidas, generando un alto grado de interés de los empresarios y directivos colombianos, pensando en que se pueda replicar nuestra experiencia en Chile, siendo un país de economía equivalente con la local.
En este tipo de instancias es especialmente cuando podemos darnos cuenta de la trascendencia y alcances que esta hoja de ruta ha significado para Chile e incluso para otros países vecinos, que admiran y aplauden el trabajo que Corfo ha impulsado, con apoyo de todo el sector.
Entre los principales take aways, puedo mencionar que aprendí sobre conceptos como la Taxonomía Ambiental que Europa está aplicando, con muy favorables resultados y que se está buscando aplicar en Colombia, por ejemplo, a través del trabajo Indio-Colombiano, que impulsa Ambire Global. Cabe señalar que en Chile, Hacienda lanzó en 2023 una estructura para taxonomía ambiental en Chile. Asimismo, se habló bastante de las certificaciones ambientales, siendo en ese país la Casa Colombia (CCCS) Certificación de Vivienda Sostenible y EDGE, las más utilizadas.
En los conversatorios, también surgieron voces promoviendo la coordinación de grupos de interés altamente estratégicos, donde poder generar estrategias de valor compartido, tal como lo hace Construye2025. Bolívar, una de las constructoras más importantes de Colombia, señaló especialmente la necesidad de generar una mayor coordinación y la importancia de crear un capital social, para así focalizar esfuerzos hacia un mayor valor económico. La misma constructora presentó interesantes casos de valorización de residuos en sus obras.
Entre otros a resaltar, está la iniciativa “En Cadena”, que busca agrupar y disponibilizar a los mejores proveedores de construcción sustentable, similarmente a lo que la CChC está buscando con el Mapa Medio Ambiente (CChC-CDT). Asimismo, otros como BIMCO, para la promoción en uso del BIM; CIRCULATAM, que promueve crear y transformar empresas de triple impacto por medio de la economía circular; EVALORE, en España, como empresa experta en aplicación de taxonomía ambiental y proyectos de upcycling (regeneración urbana).
En octubre de este año, se realizará en Cali la Conferencia de las Partes sobre la Diversidad (CDB) Biológica de las Naciones Unidas, COP16, el espacio de discusión y negociación más importante con respecto al cuidado de la biodiversidad desde los sistemas productivos, incluyendo por supuesto la construcción. Cabe señalar, que en mi presentación se me solicitó referenciar los objetivos declarados por la COP16 con las iniciativas que llevamos, naturalmente hubo una gran correlación y será un tema a desarrollar durante los próximos años, para así lograr una mejor coordinación entre países.
En definitiva, tal como lo planteé en Cali, la importancia y trascendencia de visibilizar nuestras brechas de productividad y sustentabilidad, para así abordarlas y trabajar en el cierre de éstas, ya no es solo un trabajo a nivel local. Las metas son globales y urgentes, por lo que la colaboración internacional será parte importante de nuestros próximos esfuerzos como programa estratégico nacional de construcción.
Avances en los Acuerdos de Producción Limpia del sector
Para avanzar en sostenibilidad, la colaboración es fundamental. Por eso, los Acuerdos de Producción Limpia (APL) son una oportunidad para, de forma colaborativa, abordar temas complejos y que requieren de la articulación del sector público, privado y academia.
En el caso del sector de la construcción, el uso eficiente de recursos es clave a lo largo del ciclo de vida. Por ello, a través de la economía circular podemos buscar oportunidades para un uso eficiente del agua y de materiales, previniendo la generación de residuos y promoviendo una correcta gestión. Así, los APL se han convertido en un medio para aunar esfuerzos para avanzar decididamente en esta línea, iniciando un trabajo piloto en regiones, que es capaz de generar herramientas y estándares aplicables a nivel nacional.
Este camino inició en 2021, con el “Acuerdo de producción limpia hacia la economía circular en la construcción en la región de Valparaíso”, con 20 empresas decididas y comprometidas a fortalecer sus capacidades, cambiar procesos e iniciar un cambio cultural, que integre la innovación y el intercambio de experiencias. Como resultado, las empresas han logrado una disminución de casi un 50% en la generación de residuos, así como un aumento de aproximadamente un 200% en la valorización, principalmente a través del reciclaje. A esto se sumó la mesa público privada, que permitió sintonizar a todas las partes involucradas, levantando brechas para su resolución en conjunto.
Luego, con el fin de extender el alcance al norte y sur de Chile, en 2023 se firmaron tres nuevos APL en las regiones de Antofagasta, Los Lagos y Magallanes, que hoy están en la fase de implementación, para incorporar metodologías y estrategias para la prevención, reducción y valorización de los RCD, y uso eficiente del agua. Esto en paralelo a las mesas público privadas que buscan desarrollar una estrategia para dar solución a la falta de sitios de valorización y/o disposición final autorizada, y las mesas de innovación para propiciar un ecosistema de mercado local basado en modelos de negocio circulares.
Para nosotros como CDT, siguiendo nuestro propósito de “Ser el motor de desarrollo y articulador de la productividad y la sostenibilidad ambiental de la industria a través de la Cámara Chilena de la Construcción“, es muy valioso acompañar a la CChC en este desafío, porque nos permite llegar con iniciativas muy contreras para apoyar a las empresas en su tránsito a la sostenibilidad en distintas regiones. Creemos firmemente que este proceso, basado en vínculos, alianzas y colaboración, puede impactar positivamente en el desempeño ambiental de las empresas y la industria en general, lo cual repercutirá en el desarrollo sostenible de las ciudades y la calidad de vida de las personas.
Para explicar el concepto de Constructabilidad, pensemos en la construcción como un partido de fútbol. La Constructabilidad sería la estrategia de juego, pensada previamente en cada entrenamiento de los jugadores.
Para lograr “jugar el partido con Constructabilidad”, se requiere que el equipo entrene y planifique el partido con anticipación, donde cada miembro del plantel aporte con su experiencia y con lo que sabe hacer, que exista comunicación, colaboración, y por supuesto, trabajo en equipo. Que se analicen las variables del partido de manera anticipada, como conocer las condiciones de la cancha, del clima, la pelota que utilizaremos, analizar posibles riesgos, saber cómo juega el equipo rival, etc. Y que cada miembro del plantel aporte con lo que sabe hacer para encontrar la mejor táctica.
¿Se imaginan jugar un partido sin que los jugadores se conozcan previamente? ¿Sin antes haber pensado y conversado la estrategia de juego? ¿Sin saber cómo juega el equipo rival o a qué riesgos nos enfrentamos? ¿Sin haber tenido entrenamientos o reuniones previas para planificar el partido? ¿Sin objetivos en común? Es muy probable que, de esa manera, no ganemos el partido. Tal vez no demos dos pases seguidos. Eso sería como construir sin aplicar Constructabilidad.
La Constructabilidad se define como “la integración óptima del conocimiento y experiencia en construcción en la planificación, diseño, logística y operaciones de obra para alcanzar todos los objetivos del proyecto (CII, 1986)”. Implica pensar en el “cómo se construirá y operará el proyecto”, pero de manera temprana y colaborativa, para tomar decisiones que permitan una construcción y operación eficiente.
En esta línea, la Constructabilidad busca que diseñar y construir no sean etapas fragmentadas entre sí. Y es aquí donde el concepto “Diseño Edificable” o más bien “Diseño Construible” (como lo nombramos en el Grupo Técnico 3 del CCI), cobra especial relevancia. El Diseño Construible es una parte de la Constructabilidad, que implica poner a disposición la pericia constructiva, los aprendizajes de proyectos pasados, la experiencia de proveedores, innovaciones del mercado, entre otros, para mejorar los diseños poniendo foco en el proceso constructivo y no sólo en el resultado final.
De esta forma, la integración del concepto de Constructabilidad es un habilitante para lograr mejores resultados, desarrollar proyectos industrializados e incorporar Métodos Modernos de Construcción (MMC) de manera exitosa. En esta línea, por ejemplo, en AXIS contamos con matrices de diseño que desarrolló nuestro equipo BIM con experimentados profesionales de obra, que capturan los aprendizajes de los proyectos ejecutados. Estas matrices son utilizadas y consideradas en la etapa de diseño de los nuevos proyectos que ejecutaremos.
En el fútbol, gana el equipo que hace más goles. Y si hablamos de Constructabilidad, gana el equipo que aplica de mejor manera los principios de Constructabilidad, ya que este concepto se puede medir y cuantificar (como lo hacen en Singapur o en Estados Unidos, por ejemplo). Y todo lo que se mide, se puede mejorar, por lo que es clave contar con un plan de Constructabilidad a nivel organizacional. No se trata de aplicar este concepto de manera aislada, sino de mejora continua, con roles definidos y con una cultura de trabajo en equipo para romper el paradigma de una industria fragmentada. De esta manera, jugaremos como un equipo de primer nivel.
Conmemoración 27F: tránsito del diseño estructural al 2024
Por Francisca Pedrasa, presidenta de la Asociación de Ingenieros Civiles Estructurales (AICE).
Ya han pasado 14 años desde el 27F, evento en el que como gremio una vez más vimos nuestros diseños estructurales puestos a prueba, debido a una de las amenazas de la naturaleza preponderante en el diseño estructural en Chile, el sismo.
Es así como pudimos apreciar, gracias al compromiso inequívoco de las y los ingenieros frente a la importancia de un evento de esta magnitud, cómo nos pusimos en marcha, trabajando en terreno, apoyando a las autoridades y de la misma manera, analizando y revisando cómo podíamos mejorar nuestras normativas para evitar, aunque el porcentaje fuese menor, el impacto en cada estructura frente a un fenómeno como el sismo.
Fue un trabajo intenso que dio como respuesta a un año del 27F los decretos supremos D.S. N° 117 y 118, que generaron una mejora en la seguridad y funcionamiento de nuestras estructuras, a través de nuestros requerimientos normativos. Sin embargo, estos procesos tienen siempre una segunda mirada de calibración y realidad y con las aguas más tranquilas, a fines del 2011 se efectuaron correcciones derogando estos decretos y generando los decretos, hoy en uso, D.S. 60 y 61, que complementan o reemplazan las normas NCh 433 y NCh430 respectivamente. Estos incorporaron el concepto de confinamiento en las puntas de muros, que producto de las experiencias vividas en eventos sísmicos anteriores y la realidad del estado del arte del momento de la eventos (año 1985, sismo Valparaíso, no existía una edificación masiva en altura y poca esbeltez de muros) nos hizo visible la importancia de este requerimiento, así como fue evidente para el sismo del 27F a las edificaciones existentes.
Es muy tranquilizador saber que los ingenieros civiles estructurales chilenos cuentan con los conocimientos y las capacidades, no sólo en el desarrollo de su profesión, sino que, además, enfrentamos eventos como el 27F, realizamos análisis y actualizaciones normativas y estamos a la vanguardia mundial respecto al desarrollo de la profesión. Es así como el concepto del diseño por desempeño, la actualización de la norma sísmica de estructuras industriales, entre muchos otros, son desafíos que siguen en curso por parte de los profesionales de nuestro gremio.
Estos años, a través del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, el Ministerio de Obras Públicas, el Instituto Nacional de Normalización, el Instituto de la Construcción y la Asociación de Ingenieros Civiles Estructurales, entre otros, el país ha continuado generando normativa que ha mejorado la estandarización y asegurando el comportamiento para elementos estructurales que han incrementado su visibilidad en la última década, como son los prefabricados, materiales como madera y los requerimientos para la industrialización de la construcción, así como el uso de los residuos de la construcción, que es parte del hoy respecto a sustentabilidad y el cambio climático.
Como gremio, estamos despertando a una realidad diversa, donde somos uno más de los actores relevantes, pero debemos ser capaces de sumarnos a la inmensa variabilidad existente en nuestros proyectos.
Desde 2010 a la fecha, el cambio climático se ha agudizado y nos ha enfrentado a nuevos y mayores desafíos, nuestras estructuras son parte de un conjunto de proyectos que acompañan a una ciudad y sus habitantes y las amenazas de la naturaleza son cada día más inclementes. En estas nuevas crisis es donde vemos cómo debemos continuar aportando, incorporando a nuestras normativas requerimientos que antes no eran parte del diseño estructural, como son el transitar en requerimiento de proyecto a requerimientos de barrios y éste a urbanización y, posteriormente, a una comuna y a la ciudad.
Estas son conversaciones que ya están transitando en nuestros especialistas y posiblemente veamos cómo en los años venideros habrá requerimientos normativos. Así como está la colindancia entre estructuras para evitar el choque de edificios en un sismo, se incorporará el concepto de distanciamiento a bosques o franja de seguridad incluidas en los drenes de evacuación de aguas lluvias y la definición, además de los ya requeridos estanques de agua de reserva, se exigirá también estanques de mitigación de incendios.
La resiliencia de nuestros proyectos está unida a la resiliencia de la ciudad, ya que probablemente la condición directa que más afecte a la mayor cantidad de estructuras en Chile es el sismo, pero esto no asegura que las amenazas de la naturaleza detengan su efecto frente a eventos de gran magnitud que correlacionan los proyectos y la ciudad, inundaciones, incendios, entre otros.
Esto nos presenta un desafío como profesionales y como gremio, que implica hacernos parte de los equipos y aportar todas nuestras capacidades por el bien de un proyecto y sus habitantes.
Una invitación a hacer las cosas de manera diferente
Por Carolina Garafulich, presidenta de Construye2025
Como Construye2025 estamos comprometidos con el desarrollo sostenible de la construcción, por lo que nos embarcamos en el gran reto de sacar adelante el concurso nacional Desafío Net Zero 2030. Hoy, con una gran motivación vemos los resultados del proceso, con la convicción del impacto positivo que generó esta iniciativa en todos los equipos que participaron y que tuvieron la posibilidad de ser parte y motor transformador de la industria de la construcción.
Esta experiencia nos ha mostrado la posibilidad de hacer las cosas de manera diferente. Un grupo de estudiantes de distintas carreras relacionadas al desarrollo de proyectos de construcción logró diseñar viviendas de calidad y respetuosas con el medio ambiente. Como país tenemos el objetivo de alcanzar la neutralidad de carbono y este desafío impulsa innovaciones significativas en diseño, materiales y procesos constructivos que buscan cumplir con el objetivo señalado.
Consideramos clave involucrar esta nueva consciencia y forma de trabajo desde los estudios superiores, ya que ahí es donde se están formando los líderes del futuro que tendrán la responsabilidad de permear una nueva cultura en la forma de hacer las cosas y de relacionarse, incorporando el trabajo colaborativo e integración temprana en el desarrollo de proyectos, entre otras cosas.
Agradezco y celebro a todas la universidades que impulsaron este desafío al interior de sus carreras, también a todos los profesores y profesionales que motivaron y acompañaron a los alumnos para llegar a término con sus entregas. Estamos seguros que todos los equipos participantes fueron ganadores por los beneficios de haber sido parte del proceso, accediendo a distintas charlas y otras experiencias que fueron parte de este desafío.
Felicito también a todos los protagonistas que hicieron posible este desafío, los estudiantes, todos ellos comprometidos con hacer un mejor país a través de una mejor solución habitacional. A su vez, invito a todas las universidades, a sumarse al Comité Gestor Académico que estamos formando como programa, puesto que necesitamos que estos proyectos dejen de ser novedades de un concurso y pasen a formar parte de las mallas curriculares de los profesionales de Chile.
Construye Zero: A paso firme hacia una construcción sustentable
Por Daniela Vásquez J., arquitecta y gerente general de Construye Zero.
En medio de la crisis climática, donde la urgencia de abordar y ser resilientes al cambio climático se hace más evidente, surge Construye Zero. Este Programa Tecnológico liderado por CTEC y apoyado por Corfo, que completa su primer año de avance de un total de tres, se centra en el desarrollo de 10 Tecnologías de Adaptación al Cambio Climático (TACC) destinadas a transformar la industria de la construcción y contribuir a la descarbonización del país.
Innovación tangible y ejemplificadora en marcha
La iteración constante de prototipado, medición y mejora es esencial para desarrollar soluciones tecnológicas pertinentes. En el Parque CTEC, la construcción de “Parawatts” es un hito significativo en el testeo de energías renovables, siendo este un kit de energía solar autónomo y de “plug and play”. Parawatts colabora con el “Módulo NetZero”, que aspira a reducir la huella de carbono en construcción modular mediante soluciones de bajo impacto, desde el diseño BIM hasta la fase inminente de construcción y operación.
En cuanto a soluciones constructivas, “Impresión 3D y Eco Hormigón” está por iniciar su fase física, ofreciendo un sistema que optimiza el uso de materias primas y reduce la generación de residuos, transformando la construcción tradicional de viviendas sociales. En simultáneo, se lanzará el prototipaje de “Fachadas adaptables industrializadas”, con avances que incluyen el desarrollo de tipologías, conexiones y detalles, reduciendo tiempos y residuos para cambiar la forma de construir edificios en Chile.
Finalmente, el “Laboratorio de Materiales”, proveerá al mercado nacional un espacio de prueba y validación con foco en el cambio climático. Hasta ahora se han definido requerimientos de ensayo y el diseño de la cámara para iniciar su construcción en 2024.
Plataformas digitales para la construcción del ahora
La digitalización y gestión de la información es clave en la toma de decisiones, por lo que está siendo abordado por medio de tres TACC. “Pasaporte de Materiales P+” ha logrado avances claros, colaborando estratégicamente con otras plataformas y anticipando el desarrollo de la etiqueta “+GreenProduct”. “Plataforma de Optimización y EE” también ha progresado, destacando la creación de una red neuronal predictiva para reducir el consumo energético en viviendas. Simultáneamente, el “Gemelo Digital” se presenta como una herramienta esencial, centralizando información de otras TACC, para mejorar la eficiencia y sustentabilidad de los proyectos, buscando cambios sustanciales desde las etapas tempranas de diseño hasta la operación utilizando modelos BIM e instrumentos de medición.
Construye Zerocomo un agente transformador en la construcción, abre caminos hacia un futuro donde la eficiencia y la adaptabilidad deberán ser esenciales en la industria. Con un año de avances cruciales, este programa ejemplifica que la innovación, el compromiso y la colaboración son las claves para construir un futuro más sustentable y resiliente al cambio climático.
*Construye Zero es liderado por el Centro Tecnológico para la Innovación en la Construcción CTEC. Participan como coejecutores la CDT de la CChC, Acciona, USACH, IDIEM y Echeverría Izquierdo. Participan como asociados y partners: Melón, VerdeActivo, Inves, Kaptus, Recylink, Grupo Cintac, Watgen, Revaloriza, Chile GBC, EcoAza, Vorwerk, Efis, Bioasilant, Injas, Falabella Inmobiliario, Volcán, AZA, Catálogo Arquitectura y René Lagos Engineers. Más en www.ctecinnovacion.cl/construye-zero
El desafío de participar en el Concurso de Vivienda Social Net Zero
Por Daniel Schmidt M., decano Facultad de Arquitectura, Construcción y Medio Ambiente de la Universidad Autónoma de Chile
¡Primero había que entender lo que NetZero significaba!
Aprendimos que el concepto de NetZero se refiere a edificaciones de consumo energético y emisiones de CO2 casi nulo. Una aspiración que normalmente está orientada a edificios de alto estándar y presupuesto. Luego cabía hacerse la pregunta: ¿Es posible que una vivienda social en Chile pueda alcanzar esta aspiración?
¡De acuerdo con los resultados del concurso podríamos concluir que sí! El equipo de estudiantes de Arquitectura e Ingeniería en Construcción de la Universidad Autónoma de Chile sede Temuco, liderados por su profesor guía, el Dr. Juan Pablo Cárdenas logró dar con una solución que cumplió con todos los parámetros evaluados por el jurado, dando respuesta así a la pregunta que subyace en la organización del concurso Desafío Net Zero 2030 organizado por el programa estratégico de Corfo Construye2025, el Instituto de la Construcción y el Colegio de Arquitectos de Chile.
Para nuestra Facultad, la organización de este concurso nos entregó la oportunidad de poner a prueba la forma en que estamos educando a nuestros futuros profesionales y a cuestionarnos los énfasis que hoy ponemos en los contenidos que entregamos en las aulas. El proceso que vivieron nuestros alumnos durante la participación en el concurso supera con creces la experiencia de aprendizaje que pudieron haber tenido en su proceso normal. El enfrentarse a un desafío real y poner a prueba sus conocimientos y convicciones frente a un jurado de alto nivel los obligó a indagar, a investigar en profundidad sobre la construcción sustentable, a proponer formas novedosas de resolver los problemas técnicos y a trabajar en un equipo multidisciplinario para alcanzar el objetivo. Es así como el rigor técnico que este concurso exigía se conjugó con una propuesta a escala humana, práctica y con gran sensibilidad hacia el usuario, sellos de nuestra propuesta de formación académica.
La experiencia que ahora les tocará vivir en Nottingham, como premio por haber alcanzado el primer lugar en el concurso, será, sin duda, otro gran aporte a su formación. Ninguno de ellos ha viajado al extranjero con anterioridad y el poder participar de este viaje y conocer los estándares constructivos y la forma de enfrentar los desafíos del diseño, la planificación y la construcción en Inglaterra es una oportunidad única de crecimiento personal y de ampliación de sus marcos de referencia profesionales. Esta experiencia les permitirá, además, relacionarse con pares, con académicos y con profesionales del ámbito de la construcción en Europa, ampliando así sus redes de colaboración futuras. Sin duda, este grupo de alumnos comenzará su futuro laboral con una mirada distinta sobre su rol como profesionales, particularmente con el compromiso de avanzar hacia una construcción más sustentable.
Nos interesa avanzar hacia la concreción de la construcción a escala real de este prototipo, de manera de poner a prueba lo que hoy está en el papel y en los modelos que arrojaron los software de cálculo. Sin duda, ésta sería otra gran experiencia para este grupo de alumnos y un gran aprendizaje para avanzar hacia una vivienda social NetZero.
Es fundamental que sigamos promoviendo y participando en estas instancias de reflexión y encuentro para afrontar los desafíos que tenemos en la industria de la construcción y, en espacial, el desafío de reducir el impacto de las edificaciones en nuestro medio ambiente, haciéndonos cargo de la huella que estas dejan durante todo su ciclo de vida.
Son estas instancias las que nos desafían a repensar las estrategias y los énfasis que imprimimos en la formación de nuestros futuros profesionales.
NCh3744: Ya podemos hablar de Construcción Industrializada en Chile (no confundir con prefabricada)
Por Marcos Brito, gerente de Construye2025.
En el año 2020, mientras nos encontrábamos confinados, se produjo el inicio de un primer trabajo mancomunado -en formato “virtual”- para desarrollar lo que sería el Anteproyecto de Norma de Construcción Industrializada – Definiciones y Términos Generales (prNCh3744), al alero del Instituto de la Construcción y con financiamiento del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu).
La participación fue masiva, habiendo llegado a contar con 64 destacados representantes del sector, quienes, tras más de un año de comprometido trabajo, lograron generar un primer borrador para esta norma, que se revisó en consulta pública, como el procedimiento establece. Luego de varios meses adicionales de trabajo, se revisaron uno por uno los comentarios de la consulta. Así, finalmente, la NCh3744 fue aprobada como Norma Chilena a finales de agosto de 2023, por el Instituto Nacional de Normalización (INN), tras un proceso que fue impecablemente conducido por Emilio Rojas, de la misma institución.
La norma logra establecer términos y definiciones de construcción industrializada y prefabricada, aplicables al diseño y construcción de obras de edificación, obras civiles e infraestructura, aunando criterios de un conjunto de profesionales de empresas privadas, arquitectos, ingenieros calculistas, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo y Construye2025. El camino al consenso fue arduo, ya que al tratarse de conceptos que han ido evolucionando en el tiempo, es complejo aunar criterios generales para definir acepciones, que tengan sentido para quienes las utilizan, en diversos tipos de proyectos, con diferentes sistemas constructivos, así como alcances, aplicaciones, materialidades, etc.
En definitiva, en Chile, la construcción industrializada se refiere a una forma de construir que busca lograr mejoras: en productividad, sostenibilidad, gestión RCD, plazos y costos, entre otros, y que, además puede o no incluir prefabricados. Este último punto es muy relevante, ya que ambos conceptos, la prefabricación y la industrialización no son sinónimos. Ver NCh3744 en www.inncoleccion.cl.
Gracias al empuje que Construye2025 le ha dado al concepto mismo de la Construcción Industrializada, como cambio de paradigma hacia una construcción más eficiente, productiva y sustentable, se crea en Chile, en 2017, el Consejo de Construcción Industrializada (CCI), organización que ha sido clave en lograr difundir este nuevo paradigma, relevar su importancia, dar un espacio de difusión a quienes han trabajado en la industrialización de la construcción y concientizar a todo un sector con la relevancia de incorporar en mayor o menor medida los elementos clave que conlleva la industrialización, entre otros objetivos.
La norma NCh3744 establece, en definitiva, una mayor claridad sobre lo que la construcción industrializada involucra y sus objetivos. Asimismo, ofrece claridad sobre otros conceptos clave, tales como la construcción modular, la constructabilidad y la prefabricación, que muchas veces pueden entenderse de otras formas en el idioma coloquial, pero que es importante definir bajo una estructura normativa, para que así estos sean entendidos de manera clara en Chile.
Con todo, avanzamos como país en la construcción de un relato técnico consensuado, que, sin duda, ayudará a utilizar estos conceptos en futuros documentos formales, tales como contratos o reglamentos públicos. La construcción industrializada avanza hoy rápidamente, pero también es importante que lo haga de manera ordenada y desarrollando estándares técnicos, así también como un lenguaje claro y unificado.
Debemos estar alineados para un futuro que no espera
Por Claudia Petit, directora del Colegio de Constructores Civiles e Ingenieros Constructores
El 2023 ha sido un año complejo para nuestro país. Más que nunca, se ha visto la inexistente anticipación a problemas gravísimos que hemos tenido de acuerdo al cambio climático.
Eventuales lluvias centenarias, que demuestran la fragilidad de la conectividad, vivienda, y distribución urbana, comprometiendo transversalmente a sectores de distinta realidad económico-social y extendiéndose a diferentes regiones del país.
Debemos estar articulados, conectados y convocados a nuevos y más exigentes estándares de calidad y planificación adecuada. La autoconstrucción no es la solución ante estos eventos y menos, con la sismicidad de nuestro país. Un país de climas y geografía extrema, que no se puede abandonar a la suerte de quienes no cuentan con los conocimientos mínimos para elevar la inversión más importante para cada uno, como es su vivienda.
Por tanto, nuevos desafíos, que se suman a una baja productividad que por años sacude nuestro sector, requieren de nuevas visiones, complementarias y que permitan un mejor futuro.
Construye2025 es un programa que desde 2016 ha convocado grandes actores para producir un cambio, respaldado por la Corfo, y con la gran misión de aportar a la productividad, con un sector que no quede ajeno de los nuevos requerimientos sociales y ambientales que son fundamentales. El Colegio de Constructores Civiles e Ingenieros Constructores de Chile A.G., está muy agradecido de esta invitación para ser parte del Consejo Estratégico de la Construcción y asumir los desafíos que nuestro rubro necesita.
Nuestro Directorio Nacional se ha reactivado y estamos con optimismo de aportar dentro de este organismo a sus requerimientos cuanto antes.
Los objetivos del nuevo Directorio Nacional son representar a las regiones, aportando desde la experiencia y el conocimiento, promocionando la identificación clara de las competencias, de los profesionales, para muy diferentes instancias y etapas de los proyectos. La mayor productividad y calidad de los proyectos está estrictamente relacionada con la calidad de los actores involucrados.
Estaremos permanentemente articulando con la RENADEC y la CUNEC para transmitir los requerimientos y necesidades de esta gestión.
El Colegio tiene 68 años de historia, representando una carrera que conecta y coordina, analiza y ejecuta los proyectos en terreno. El origen del Colegio está en los graves desastres nacionales, que exigieron controlar a los profesionales responsables de la construcción. Reconstrucción que una y otra vez nos acecha, y ahora más que nunca nos exige esta responsabilidad de excelencia.
Un alto nivel ético para lograr resultados efectivos, y con un comportamiento a largo plazo que permita el deseado retorno de la inversión, y la calidad que los habitantes de Chile se merecen.
La tecnología de modelación digital es clave para reducir los tiempos ante problemáticas de cruce de disciplinas. La planificación también juega un rol decisivo, los espacios digitales permiten simular ciclos de hormigonado agregando la dimensión del tiempo, optimizando los tiempos de cubicaciones, control de flujos de hormigón/día y elementos a hormigonar para cumplir las metas impuestas, implementar, ambientes virtuales permitiría el desarrollo de diseños complejos.
La IA podrá ser un aporte a planes de trabajo, informes, procedimientos de trabajo o planificación lo que generaría la reducción de tiempos de gestión en terreno de los profesionales, supervisores, y trabajadores, brindando mejor calidad de vida, permitiendo la conciliación familiar y personal.
D+I es fundamental para seguir explorando tecnología, eliminar materiales tóxicos, o reemplazar aquellos que requieren incorporación excesiva de agua.
Medioambientalmente, la necesidad de desarrollar planes para el control de residuos en obra, reciclaje, reducción de huella de carbono, lograr implementar proyectos energéticamente sostenibles.
Debemos estar alineados para un país con una construcción de excelencia, preparados para un futuro que no espera.
Diseño dinámico orientado al cambio: estrategias relevantes para aplicar economía circular desde la activación de proyectos (inversionistas y proyectistas)
Por Anamaría De León, consultora en economía circular y académica de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
El gran paraguas de la Economía Circular [EC] es el desarrollo sostenible, definido por primera vez en 1987 en el Informe Burtland como: “La capacidad de satisfacer nuestras necesidades presentes sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones”. Me detengo en esta frase tan conocida solo para hacer mención al tiempo: La sostenibilidad en general y, sobre todo la EC, busca la integración equilibrada y sistemática del desempeño económico, social y ambiental a lo largo del tiempo, pensando tanto en lo que sucede en el presente como en futuros ciclos.
El sector de la construcción es capaz de producir los bienes de mayor longevidad entre todos los sectores productivos. En prácticamente todos los continentes de nuestro planeta es posible ver construcciones de cien, quinientos, mil o aún más años de antigüedad. Es por ello que los bienes que construimos traspasan varias generaciones. Sin embargo, el dinamismo propio de nuestra sociedad se contradice con la alta longevidad (estática) con la cual tradicionalmente concebimos los edificios.
Imagen 1: Pirámide Chichén Itzá, México. Luis Aceves, Unsplash.
La vida técnica, económica y funcional va sufriendo variaciones en el tiempo y cambian los requerimientos. Aplicar un diseño que responda a estos cambios tiene el potencial de disminuir el impacto ambiental, debido a que las estrategias de adaptabilidad y desmontaje promueven un menor consumo de materiales y generan menor cantidad de residuos de construcción y demolición.
A grandes rasgos, un diseño circular es aquel que está preparado para el cambio, que puede ser adaptable, desmontable y que permite recircular fácilmente los materiales. Por supuesto que incorpora otras estrategias como reducción, reparación, remanufactura, etc.: Todas ellas buscan tanto ralentizar, estrechar como cerrar los ciclos de materiales y energía. Estos conceptos forman parte de lo que comúnmente se conoce como Estrategias-R, Imperativos-R o Listados-R. Más allá de esta relación a través de la letra R, el concepto que hay detrás son los Procesos de Retención de Valor [PRV]. El mismo material puede finalizar un ciclo de uso funcional, pero su vida técnica puede estar intacta todavía y por lo tanto aún conserva un valor que puede ser procesado e incorporado en un nuevo ciclo. Para aplicar estas estrategias es relevante concebir el edificio como un sistema de capas, las cuales tienen sus propios ritmos de cambio. Francis Duffy propone que no existe tal cosa como un edificio: “Un edificio adecuadamente concebido son varias capas de longevidad de los componentes construidos”.
Imagen 2: Sistema de Capas y Ritmos de Cambio. Elaboración propia en base a Duffy 1979, Brand 1994, Arup 2016.
A pesar de que fácilmente podemos comprender los beneficios ambientales que existen al aplicar modelos circulares y es necesario incorporarlos, existen varias brechas para transitar hacia una EC en el entorno construido. La principal barrera radica en la intención que el propio mandante imprime en el proyecto. Desde esta perspectiva, es fundamental asociar la variable tiempo no solo a aspectos ambientales, sino también a económicos. En 1989, Francis Duffy también hizo mención al costo del edificio a través de los años: “en 50 años el gasto en construcción puede alcanzar tres veces el costo del edificio original debido a un desarrollo financiero acumulativo de tres generaciones de la vida de un edificio”.
Imagen 3: Diagrama del Costo Total Acumulado en el
Tiempo. Elaboración propia en base a Duffy, Henney,
DEGW, 1989.
Es por ello que aplicar un pensamiento de ciclo de vida circular es crucial, incorporando tanto análisis ambientales (Análisis de Ciclo de Vida, ACV) como económicos (Costos del Ciclo de Vida, CCV) y relacionarlos a Procesos de Retención de Valor, a Métodos de Planificación de Escenarios y a Capas y Ritmos de Cambio. Investigadores de EC y entorno construido italianos, holandeses y belgas han profundizado en los impactos ambientales y económicos que subyacen en las distintas escalas de una edificación, demostrando que es factible entrecruzar ambos análisis (económico y ambiental) para tomar decisiones integrales más acertadas y que, a lo largo de los años, los escenarios que incorporan estrategias de Diseño Circular traen mayores beneficios tanto en lo económico como en lo ambiental.
Avanzar juntos por el desarrollo sustentable del país
Por Antonia Biggs, gerenta general de la Asociación Nacional de la Industria del Reciclaje (ANIR)
La Asociación Nacional de la Industria del Reciclaje (ANIR) es una asociación gremial fundada en el año 2013, siendo la única que reúne a empresas de soluciones, servicios, logística, pretratamiento y tratamiento de residuos tales como los de aceite mineral y vegetal, baterías, biomasa forestal y agrícola, cartones, hospitalarios, orgánicos, papeles, plásticos, metales, neumáticos, vidrio, entre muchos otros.
Desde sus inicios, ha trabajado por visibilizar la realidad del rubro, velar por la formalidad y una correcta implementación de la ley particular, decretos, norma general y normativa sectorial.
Su propósito es articular, impulsar y promover la recuperación de materiales en coherencia con la jerarquía en el manejo de residuos, de forma sostenible y descentralizada, colaborando con el sector público y privado a lo largo del país.
Para ANIR los residuos son materiales valorizablesy, por tanto, un recurso, el séptimo recurso se podría decir y, por lo tanto, es de especial interés pertenecer al Consejo Estratégico de Construye2025, dado el potencial que tiene la construcción en poder recuperar materiales y reincorporarlos en sus procesos productivos. Esto, sin duda, generaría un impacto positivo y disminución de la huella de carbono de esta importante industria.
Es sabido que la construcción es uno de los seis sectores que pueden generar cambios importantes en patrones de consumo y producción de un país y, por otra parte, desde ANIR existe la capacidad de ofrecer alternativas para gestionar y procesar los materiales que se generan tanto en la construcción como demolición para darles una segunda vida y mantenerlos en circulación por el mayor tiempo posible; las sinergias entre la industria de la construcción y la del reciclaje son evidentes.
Para los próximos años, ANIR ha definido una planificación estratégica que incluye seis objetivos bien claros:
Potenciar la toma de decisiones de los actores del ecosistema mediante la generación de información confiable y oportuna que promueva la trazabilidad y transparencia.
Fomentar la articulación entre los actores del ecosistema mediante la creación de mecanismos e iniciativas de colaboración, y la participación en instancias existentes.
Ser la voz de la industria de la gestión y la valorización de materiales desde una perspectiva circular y sostenible.
Impulsar la creación de normativas y certificaciones que promuevan la formalización y regulación de la industria, contribuyendo a la discusión y generación de políticas públicas.
Empujar la co-creación de iniciativas de desarrollo sostenible con las comunidades, integrando sus necesidades en el contexto de sus territorios.
Contribuir a la instalación de capacidades, sobre manejo sostenible y valorización de materiales, en los diversos actores del ecosistema.
Todo lo anterior deberá realizarse en conjunto y de forma colaborativa con distintos actores y sectores, por lo mismo, pertenecer al Consejo Estratégico de Construye 2025 es clave para avanzar juntos por el desarrollo sustentable del país.
CDT: Motor de la productividad y sostenibilidad ambiental de la construcción
Por Carlos López R., gerente general CDT.
Los últimos años han sido especialmente desafiantes en nuestra sociedad. Al terminar 2022, el mundo comenzó un proceso de recuperación tras la pandemia y un entorno complejo.
En este contexto, nuestro sector no ha estado ajeno a múltiples cambios que nos desafían. En particular, sabemos que en materia de productividad no tenemos buenas noticias. Diversos estudios e indicadores nos reafirman que el sector no ha crecido en esta materia y que, si nos comparamos con otros países, lamentablemente tenemos mucho que mejorar.
De forma similar, sabemos que el impacto medioambiental de nuestras obras es relevante y que, cada día más, las empresas se ven en la necesidad de ejercer diversas acciones para reducir dicho impacto y ser mucho más sostenibles.
Estos temas, de los que hoy se está haciendo cargo la Cámara Chilena de la Construcción, motivaron a revisar el rol de la CDT, con el objetivo de avanzar de forma contundente en proyectos e iniciativas que aporten a la industria de manera concreta.
Sin duda, estamos orgullosos de los más de 30 años en los que hemos sido un actor relevante para el sector. Desde una mirada técnica, hemos prestado soporte en diversos ámbitos alcanzando un importante reconocimiento como referente en materias de transferencia tecnológica para enfrentar los diversos desafíos sectoriales.
Es por ello que, luego de un profundo trabajo de análisis y reflexión estratégica, optamos por focalizar nuestra acción redefiniendo un nuevo propósito: “ser el motor de desarrollo y articulador de la productividad y la sostenibilidad ambiental de la Industria a través de la Cámara Chilena de la Construcción”.
Esta transformación estratégica, fue acompañada de un profundo proceso de adaptación que nos permitió concentrarnos en nuestros focos de trabajo fundamentales y adecuar nuestras acciones de forma clara en torno al propósito. Lo anterior, se acompañó de una revisión y adecuación de la estructura organizacional, el gobierno corporativo y los procesos internos, de modo de ser más eficientes en nuestro actuar.
De este modo, es que hemos impulsado iniciativas concretas en materias de productividad y sostenibilidad ambiental, transformándolos en nuestros principales ejes estratégicos. A ellos, sumamos acciones vinculadas al desarrollo técnico, capital humano y la gestión de contenidos. Estas últimas buscan brindar soporte a ambos ejes centrales y colaborar con el desarrollo de nuestro propósito.
Para responder a todos estos desafíos, junto con nuestro nuevo propósito, desarrollamos un proceso de redefinición de marca, en la que participaron diversos actores de nuestra industria, con talleres de co-creación realizados en Santiago y regiones.
Así, a partir de esta redefinición, creemos que la colaboración y vinculación es el medio para ser más sostenibles, innovadores y productivos. Es por ello que queremos mirar siempre adelante para difundir nuevas formas de construir y generar las transformaciones que impacten y eleven los estándares de nuestra industria.
Queremos ser articuladores de los distintos actores de la construcción, generando una red virtuosa que propicia resultados óptimos y eficientes, con un sello de cercanía que contextualice las necesidades en terreno y permita concretar avances de nuestro sector.
En suma, este último tiempo fue un periodo de transformación para la CDT. Hoy evolucionamos. Con este propósito y una nueva imagen, avanzamos como motor de la productividad y la sostenibilidad ambiental de la industria y, junto a todos los actores, queremos continuar articulando este camino que busca afianzar a nuestro sector, lo que es fundamental para el desarrollo de nuestro país. Queremos articular el futuro, transformando colaborativamente el presente de la construcción.
La materialización de la alianza academia – sector productivo
Por Rodrigo Becerra Arias, jefe de Vinculación con el Medio, Escuela de Ingeniería de Construcción y Transporte Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
Desde este rol, hemos tenido la oportunidad de aportar a enfrentar los desafíos de la hoja de ruta del programa con nuestras capacidades asociadas al quehacer de la Universidad: docencia, investigación y vinculación con el medio, en el contexto de un espacio público-privado en el cual participan instituciones del Estado, de la academia, representantes de los gremios y de la empresa en general.
Este vínculo es bidireccional debido a la valiosa retroalimentación que recibimos desde las organizaciones, de la mirada común del sector y de la industria de la construcción, las que nos han impulsado a mejorar nuestro quehacer en términos de los planes de estudio, la formación de nuestros estudiantes, la pertinencia de nuestra investigación y las capacidades de nuestros laboratorios e infraestructura.
Nuestra participación en Construye2025 nos hace absoluto sentido al coincidir en diversas aristas: tanto la hoja de ruta inicial como la actualizada, plantean objetivos que están asociados con nuestras líneas de investigación, que son coherentes con la actividad que realizamos, entre ellas, la pertinencia de nuestro cuerpo académico y la orientación formativa que queremos darle a nuestros profesionales. Asimismo, la Universidad en su constante relación con el medio, avanza de manera bastante pionera y decisiva en tópicos que hoy ya son un consenso en la hoja de ruta del programa, como es la sustentabilidad en la industria de la construcción, la productividad y la transformación digital.
Todo esto no sólo relato, sino que se materializa en la actualización de mallas curriculares, desarrollo de proyectos de título en sintonía con la hoja de ruta, ejecución de iniciativas con empresas y con organismos públicos, el fortalecimiento del Magíster con mención en Gestión de la construcción (MIC), así como también en la línea de las publicaciones que desarrolla nuestra Escuela.
Algunos ejemplos tienen que ver con los trabajos llevados a cabo en materia de BIM, Industrialización, Estandarización, Gestión de residuos, Contratos Colaborativos y otros que están asociados a resiliencia frente a la emergencia climática.
Todas estas adaptaciones las hemos efectuado en diálogo con la industria y con los actores de los sectores público y privado que están desarrollando proyectos, no sólo en el área de la edificación, sino también de infraestructura crítica para el desarrollo. Otro actor relevante para la materialización de dichas mejoras es nuestra red de ex alumnos, los Alumni PUCV, que están en todo Chile y en todas las áreas de la construcción, quienes son, sin duda, embajadores de este sello valórico y formativo que significa formarse en nuestra Universidad.
El programa Construye2025, de carácter estratégico para una industria compleja y relevante para el país como es la construcción, nos fija una ruta con ejes claros y cuyos desafíos debemos enfrentar con asociatividad, capacidad de amplificar a regiones, a distintos segmentos de empresa y a distintos subsectores dentro del mismo rubro, además de gradualidad en atención a las contingencias que afectan a la industria y al contexto económico que vive el país, pero que no puede dejar en ningún caso de atender urgencias como por ejemplo, lo que estamos viviendo hoy respecto a los efectos de la emergencia climática. Es un consenso que el desarrollo de la construcción en Chile va de la mano con productividad, con reducción de costos (optimización de recursos) y con beneficios a largo plazo para los usuarios de las edificaciones e infraestructuras también.
Adicionalmente, otro foco debe estar puesto en la sustentabilidad. Un ejemplo de una buena forma de enfrentar los desafíos de la industria y de la hoja de ruta es lo que se realizó en el APL (Acuerdo de Producción Limpia) que impulsó la Cámara Chilena de la Construcción en la región de Valparaíso y que hoy se va a replicar en otras regiones del país.
Como PUCV, en particular, destacamos el trabajo que estamos impulsando con algunas empresas, en particular Polpaico, con la que hemos desarrollado tesis y trabajos de final de titulación relacionados con el tratamiento de los restos de sus faenas productivas.
En el contexto de la sustentabilidad, un proyecto relevante es el de revalorización de algunos residuos que Polpaico recupera producto del mal cubicaje, con el objetivo de recuperar áridos del proceso de construcción y también hay unos residuos que se originan en el lavado de los áridos que son unos lodos, con los cuales la idea es generar elementos constructivos no estructurales, pero que le den una salida a ese material que actualmente se dispone en botaderos. Representa una vuelta de mano para el entorno ya que se recupera un recurso que se está extrayendo desde zonas que son bastante vulnerables como las riveras de ríos.
De manera adicional, hemos generado trabajos con la comunidad, en particular acá en Valparaíso, para profundizar la relación que debemos tener como universidad que permita permear el conocimiento que estamos produciendo hacia el ámbito comunitario y trabajar con estas comunidades que se hacen cargo de los territorios y de su espacio, y así regenerar un sistema sustentable no solamente desde el punto de vista ambiental, sino que también social. Se trata de una labor que llevamos a cabo como Escuela de Ingeniería en Construcción y Transporte porque es parte de nuestra vocación, pero que también es una línea de trabajo institucional.
Creatividad e inventiva: los atributos del liderazgo femenino y la ingeniería
Por Carolina Garafulich, presidenta de Construye2025
El Día Internacional de la Mujer en la Ingeniería fue creado en 2014 por la Women’s Engineering Society (WES) en el Reino Unido, para la celebración de su 95° aniversario. En 2016, la UNESCO entregó el patrocinio a esta efeméride, distinguiendo anualmente a 50 ingenieras en todo el mundo que se hayan destacado de manera sobresaliente en su profesión. A partir de 2017, la fecha adquirió el carácter internacional que tiene actualmente.
Hoy, desde un puesto de liderazgo en la industria de la construcción, quisiera reconocer a todas las mujeres ingenieras, en especial a Elisa Leonida Zamfirescu, rumana que sobresalió por ser una de las primeras mujeres del mundo en alcanzar esta profesión, cosa que hizo en 1912, y a Justicia Acuña, quien, en 1919, fue la primera mujer ingeniera en Chile.
Estas mujeres abrieron las puertas a tantas otras que hemos optado por desarrollarnos en espacios que parecían ser solo para hombres.
Sin embargo, muchos años después de que esas pioneras nos abrieran el camino, en 2022, se compartió que el ingreso de mujeres a las carreras de educación superior relacionadas a la ingeniería solo alcanzaba el 28%, un número todavía bajo que nos deja un gran desafío hacia adelante.
La ingeniería es clave en el desarrollo de los países. Los ingenieros aplican la ciencia y la tecnología para mejorar el desarrollo económico y calidad de vida de las personas, entre otras cosas.
La palabra ingeniería se relaciona con la palabra ingenio, concepto relacionado a la creatividad e inventiva, dos características muy ligadas a los atributos del liderazgo femenino, por lo que no es de extrañar que cada día visualicemos a más mujeres que se destacan en el ámbito de la ingeniería.
Por ello, hoy hacemos el llamado a que más mujeres desarrollen sus talentos al servicio de la ingeniería y del desarrollo sostenible de nuestro país en los distintos niveles profesionales, tanto en el ámbito ejecutivo como en la alta dirección, y por otra parte, a que más hombres faciliten estos espacios de desarrollo, considerando que cada día hay más respaldo de que la complementariedad en los liderazgos mejora el resultado de las empresas, logrando mayor productividad y eficiencia, y una mejora en el clima laboral, entre otras cosas.
El camino de la construcción hacia la sostenibilidad
Por Marisol Cortez, presidenta Comisión de Medio Ambiente de la Cámara Chilena de la Construcción.
Para nadie es ajeno hablar de cambio climático, economía circular y huella de carbono, así como de impactos negativos por contaminación por exceso y/o falta de gestión de residuos. Estos y otros temas son una amenaza latente, permanente y creciente que tiene nuestro planeta.
Frente a este escenario, desde el sector de la construcción hemos trabajado en Acuerdos de Producción Limpia (APL), en industrialización, innovación, mejoras desde el diseño y adición de tecnologías a la creación y gestión de los proyectos. Asimismo y para enfrentar esta problemática se están gestionando permanentemente mesas público privadas que permitan incorporar iniciativas que vayan en pro de cambiar el comportamiento en la industria de la construcción, algunos ejemplos, el Compromiso PRO, la generación de proyectos cada vez más verdes, la reutilización de residuos, entre otros.
Como Comisión de Medio Ambiente de la CChC nuestro propósito es levantar las tendencias en esta materia, tanto nacionales como internacionales, así como las inquietudes que las cámaras regionales y los comités gremiales tienen en materia medioambiental, donde es necesario precisar y conocer el escenario actual y futuro del sector relacionado a tendencias y/o cambios impulsados.
Respecto a temas más específicos queremos visualizar de mejor manera las tendencias mundiales relativas al medio ambiente y sustentabilidad que tengan efecto en la construcción, caracterizar estas tendencias en términos de crecimiento y casos de estudio en los últimos años e identificar las tendencias y normativas nacionales y su efecto en el sector.
Esta Comisión tiene una oportunidad para innovar y proponer formas distintas de hacer las cosas. Vincularse con el sector público y la academia desde una forma propositiva que ayude a articular para concretar proyectos en conjunto. Estos desafíos son permanentes y cambiantes, y debemos ser un aporte en los ejes de mitigación y adaptación ante el desafío del cambio climático, donde coordinados con los grupos de trabajo de las regiones y los comités gremiales impulsaremos de forma decidida cambios trascendentales hacia una construcción cada día más sostenible.
Cómo la Universidad del Bío-Bío avanza en sustentabilidad
Por Dr. Ariel Bobadilla Moreno, profesor titular de la Universidad del Bío-Bío, secretario técnico del Comité Ejecutivo Programa UBB Sustentable 2023-2050.
La Hoja de Ruta RCD Economía Circular en Construcción 2035, elaborada en el contexto del Programa Construye2025, declara en su parte introductoria, la ambición de impulsar políticas de Estado en torno a la economía circular, integrando al sector privado y a la academia, para los fines de promover trabajo colaborativo, definiciones comunes, acuerdos, políticas, prácticas y metas de mejora, que den un impulso a la transición hacia una economía circular del sector construcción y sus cadenas de valor. A nivel operativo, define estrategias y acciones concretas para superar desafíos y brechas, con un sueño en común, el de “un país que gestiona sus recursos en forma eficiente, impactando positivamente en los ámbitos social, ambiental y económico”; condición que el colectivo de la industria debe entender como premisa de sustentabilidad básica y, más que un problema, una oportunidad para la generación de nuevos mercados y empleos verdes.
El rol de la academia es fundamental para el cumplimiento de ese sueño común. En dicho entendido, la Universidad del Bío-Bío (UBB) junto a un importante grupo de instituciones de educación superior (IES) forma parte del Acuerdo de Producción Limpia II (APL II). EL APL II para IES, es el único instrumento de política pública que certifica a las instituciones como Campus Sustentables, conforme a un detallado y minucioso proceso que toma 36 meses; acuerdo gestado por la Red Campus Sustentable y la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático, con el objetivo de fortalecer la sustentabilidad de las Instituciones de Educación Superior, promoviendo acciones que contribuyan a la reducción de gases de efecto invernadero y a la adaptación al cambio climático.
Con la firma del APL II por parte de la UBB, el nuevo gobierno universitario comprometió, además, la construcción de una Hoja de Ruta 2023 – 2050 UBB Sustentable, con metas al 2035 y 2050 que se hacen coincidir con las metas comprometidas por el Estado de Chile a esos años. El gran desafío institucional es desarrollar e instalar capacidad para crear más valor con menos impacto sobre el medio ambiente a lo largo de su ciclo de vida, medir y monitorear el impacto y obtener certificación tercera, toda vez que hoy no basta decirse sustentable.
El proceso se inició con la instalación de una gobernanza triestamental (estudiantes, funcionarios administrativos y académicos) y un comité ejecutivo asesor, que cuenta con la participación de investigadores líderes del país en disciplinas atingentes a la sustentabilidad, que por diversas razones habían estado fuera de este proceso. En paralelo, se desarrolla la política de sustentabilidad de la institución, en proceso de consulta pública actualmente, y un levantamiento de línea base de consumos de energía, agua y residuos, que compromete la revisión de más de un centenar de edificios y reparticiones en los tres campus universitarios, el Campus de la sede Concepción en la región del Biobío y los campus la Castilla y Fernando May en la sede Chillán de la región de Ñuble, trabajo que ejecutan un grupo de más de 20 alumnos de los últimos niveles de las carreras de arquitectura e ingeniería en construcción de la Universidad, capacitados previamente con ese fin. Con este trabajo se busca establecer a lo menos cuatro indicadores básicos a medir y monitorear en las décadas que vienen: cantidad de energía, de agua, de residuos y de emisiones de gases de efecto invernadero por alumno año.
Para esos propósitos, el plan considera intervenciones en las bases de diseño y construcción de edificios, en las de compra y adquisiciones, así como en la de gestión de todos los recursos que la institución destina a sus funciones de formación, investigación y vinculación con el medio. Promueve una operación amigable con el medio ambiente, muy importante en una institución de educación superior, que forma profesionales en esos temas, considerando el gran valor que tiene el ejemplo como método de enseñanza.
Buenas noticias para la construcción industrializada
Por Marcos Brito, gerente de Construye2025
La construcción industrializada se estima que está hoy en el 1% de la edificación y podemos aspirar a que, por lo menos, ésta aumente orgánicamente a un 5% de aquí al año 2025, como una estimación sobre la base de la tendencia actual.
Ahora bien, considerando actuales estimaciones sobre la capacidad productiva de las plantas prefabricadoras en Chile, que estaría entre 7.000 y 12.000 unidades habitacionales anuales, dependiendo de la demanda, la tasa de penetración de la industrialización en la vivienda -al menos- podría estar superando el 10% del total, considerando el actual Plan de Emergencia Habitacional y las políticas públicas que se han impulsado para favorecer la construcción de viviendas industrializadas en Chile.
Desde esa perspectiva, es una buena señal el avance que se dio este 25 de abril, con la publicación de la Ley Miscelánea (Ley 21.558), que amplía el plazo para acceder al 100% del Crédito Especial de Empresas Constructoras (CEEC), con lo que las empresas podrán ingresar sus permisos de edificación ante las respectivas DOM hasta el domingo 30 de abril. Además, permite ingresar permisos con el Informe de Mitigación de Impacto Vial en trámite y faculta al Minvu a dictar normas técnicas de industrialización. Todo en el marco del Plan de Emergencia Habitacional.
Sin duda, este plan ha sido un gran desafío y una importante oportunidad para la industria. Especialmente para plantas prefabricadoras, que podrán contar con una demanda más estable y, con ello, la oportunidad de invertir en una mayor capacidad productiva, aumentando turnos o bien, añadiendo líneas de producción. Con esto, además, estamos ganando experiencia y capacidad de respuesta, involucrando no solo a las plantas, sino que a proveedores de materias primas e insumos, transportistas, montajistas y constructoras. También ha permitido a quienes realizan las inversiones para los desarrollos inmobiliarios integrarse de mejor manera con la cadena de valor de la edificación, concibiendo los proyectos con una mejor coordinación temprana de especialidades y proveedores, pudiendo elaborar proyectos más certeros en sus estimaciones de riesgo.
Por otra parte, para quienes esperan sus viviendas, la oportunidad también es significativa, ya que los plazos se acortarán cada vez más y si a la capacidad productiva le logramos agregar una mayor rapidez en la tramitación de permisos, el resultado será un mayor compromiso desde el sector privado, pudiendo paliar el déficit habitacional de una vez por todas, con eficiencia, calidad y compromiso.
Y es que, en ese sentido, el potencial de las viviendas industrializadas es alto y, además, está creciendo. Tenemos que ser capaces de construir viviendas sociales mucho más rápido que al ritmo que la demanda crece, para así eliminar el déficit actual, a la vez que, evitar volver a ser deficitarios.
Para esto se requiere trabajar sobre varios frentes; por una parte la capacidad productiva, que con la industrialización se hace especialmente más rápida y eficiente, la mayor rapidez en las tramitaciones y la mayor certeza jurídica para los inversionistas.
Con todo, poder hacer frente a la construcción convencional, además de la que se requiere para enfrentar emergencias producto de desastres naturales, la creciente inmigración y la proliferación de campamentos y tomas, requiere de esfuerzos conjuntos, así como una mayor y mejor capacidad productiva. La construcción industrializada, como concepto productivo y organizacional, aúna mejoras que el método y la técnica hoy ofrecen, para desplegar obras de manera rápida, eficiente y con un alto estándar de calidad.
Desafíos vigentes
Por Pablo Ivelic, Past President de Construye2025
El programa Construye2025 entra en su fase final. A partir de este año enfrenta su último trienio dentro del marco del período que contemplan los programas Transforma de Corfo. Ya han transcurrido seis años de trabajo intenso con el propósito de transformar la industria de la construcción en Chile desde la productividad y la sostenibilidad ambiental y vale la pena repasar algunos hitos relevantes.
A partir de la articulación de diferentes actores ligados a la construcción, desde la empresa privada, los organismos públicos y la academia, se han lanzado e implementado iniciativas, como Planbim, DOM en Línea, los centros tecnológicos CTeC y CIPYCS; se creó el Consejo de Construcción Industrializada, se diseñó la hoja de ruta para avanzar en la reducción y tratamiento de residuos de construcción y demolición, y se elaboró la estrategia de economía circular para la industria, que cuenta hoy con un plan de iniciativas y una gobernanza para su control y seguimiento. Este año estamos lanzando el desafío universitario netzero, que busca imprimir en los futuros profesionales del rubro la necesidad de diseñar infraestructura sostenible.
Pero mirar los avances del período pasa por entender también el contexto en el que nos desenvolvimos. Sin duda, la pandemia, con las cuarentenas, las restricciones a la movilidad y los protocolos sanitarios movieron el tablero de juego. ¿Qué pasó en este periodo? En forma transversal, los procesos de transformación digital se aceleraron y la productividad durante este período se vio mermada. Revisemos algunas cifras para nuestro rubro: la adopción de BIM en la construcción alcanzó un 41% el año 2021, progresando 19 puntos desde 2016. El índice de transformación digital en la construcción se situó a sólo 4 puntos bajo el promedio nacional, lo que considerando lo tarde que se sumó el rubro al proceso de digitalización es un resultado esperanzador. Lamentablemente, en forma paralela, la productividad media laboral disminuyó un 4,2% en septiembre de 2021 y 3,8% en 2022. Si bien otras industrias que normalmente resultaban aventajadas con respecto a la construcción -como la minería y la industria manufacturera- sufrieron caídas mayores (27% y 9%, respectivamente), estos retrocesos deben hacernos tomar acción.
¿Qué debe esperarse para los próximos años? La dicotomía entre el avance en la transformación digital y el retroceso de la productividad es sólo entendible en un contexto especial como el que vivimos los últimos tres años. Sin las restricciones por la pandemia debiéramos de ser capaces de capitalizar con eficiencia el proceso de digitalización. Si a eso sumamos los esfuerzos multiplicadores que el país en su conjunto (organismos públicos, empresa privada, centros tecnológicos y academia) ha puesto en la industrialización, debiéramos de ser capaces de cosechar cambios positivos en el valor agregado por cada hora hombre trabajada.
Y el trabajo de sostenibilidad ambiental debe redoblarse. La toma de conciencia empieza a apoderarse de los tomadores de decisión en nuestra industria. Una muestra de aquello fue la puesta en escena de la economía circular en el patio de Edifica 2022. También lo es que somos el primer rubro en contar con una estrategia de economía circular sectorial en el país.
Con todo, los desafíos marco por los que existe Construye2025 se mantienen vigentes. Junto con el comienzo del tercer trienio se da inicio también a una nueva presidencia en el programa. Hoy me toca despedir mi periodo, pero por sobre todo, dar la bienvenida al trabajo que asumirá Carolina Garafulich, quien liderará junto al equipo ejecutivo estas últimas millas. Conocedor de las competencias, la calidad humana y profesional y la energía de Carolina, estoy seguro de que al final de este periodo podremos ver los cambios que ha buscado Construye2025 desde sus inicios.
La necesidad de perfeccionar el proceso de actualización de la normativa
Recurrentemente, nos preguntan si Chile está preparado para volver a vivir un terremoto de la magnitud del que sucedió en 2010. Desde el punto de vista normativo, inmediatamente después del 27F, se reaccionó modificando la normativa de diseño sísmico de edificios mediante decretos emitidos por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, en base a las primeras conclusiones del comportamiento de las estructuras en el sismo. Posteriormente, con conclusiones más robustas disponibles, se ha actualizado y/o se están actualizando las normas de cálculo sísmico de edificios y de estructuras industriales, así como las de diseño de los distintos materiales que se utilizan en la construcción, ya sea, hormigón, acero, madera, etc.
Además, se han ido incorporando con mayor fuerza los conceptos de edificios y/o infraestructura resiliente, lo cual ha influido directamente en los diseños y también en la incorporación de dispositivos de aislación basal y/o de disipación de la energía que recibe la estructura, lo cual ha requerido actualizar la normativa vigente y las soluciones técnicas a utilizar.
Por otro lado, en base a la experiencia vivida el 27F, donde varios edificios no sufrieron daños estructurales, pero sí muchos daños de sus componentes internos, como tabiques, cielos falsos, etc., se ha mejorado el diseño de estos componentes y sistemas no estructurales que contiene una estructura, para lo cual el año 2015 el Instituto Nacional de Normalización (INN) publicó una norma y esperamos que pronto sea norma oficial de la República.
A ello se suma que los edificios habitacionales o de oficinas son verificados, de acuerdo con la normativa vigente, cada vez que son modificados estructuralmente o se cambia el uso del inmueble, especialmente cuando las cargas que afectan a la estructura son modificadas. Por otro lado, las estructuras industriales son verificadas cada vez que su propietario lo requiere, habitualmente por un cambio en los procesos productivos que alberga la estructura. En ambos casos, se verifica la estructura para que resista las nuevas solicitaciones de acuerdo con la normativa vigente en el momento de su modificación.
No debemos olvidar que la normativa de diseño estructural en nuestro país es mundialmente reconocida por sus buenos resultados estructurales en los grandes terremotos que nos ha tocado vivir. Hoy se podría decir que tiene un buen estándar técnico para los tipos de estructuras que históricamente se han diseñado en Chile y para los terremotos de subducción que principalmente nos afectan.
En base a lo ya expuesto, creo que estamos mejor preparados para un gran terremoto, aunque no debemos olvidar que todavía tenemos mucho que aprender de estos fenómenos de la naturaleza, y que es necesario seguir estudiando y desarrollando nuevas tecnologías en base a las evidencias que día a día nos revelan los terremotos que se producen en distintas partes del mundo, para estar mejor preparado día a día.
Pero sí se quiere innovar en las tipologías estructurales y/o lograr mejores comportamientos estructurales. Es necesario perfeccionar el proceso de actualización de la normativa en todos sus ámbitos, construyendo una instancia que disponga de recursos económicos y dirija un proceso periódico de actualización de las normas y, además, hay que incorporar instrumentos en las estructuras que permitan obtener datos del comportamiento estructural que respalde dicho proceso de actualización periódica de las normas.
Punto de Vista “Interconexión pro industrialización de la construcción”
Por Tatiana Martínez, presidenta del Consejo de Construcción Industrializada (CCI).
Estamos desafiados constantemente y la incertidumbre se ha generalizado por diversos factores, generando un impacto negativo en el desarrollo de la construcción. Han sido tiempos difíciles que forzaron a algunas empresas a reorganizarse, migrar capitales de inversión al exterior, y otras con gran trayectoria lamentablemente han quebrado.
Es común ver que las decisiones que toman las personas en un estado mental de constante estrés, hace que sean más bien conservadoras, se resguarden de todos los riesgos aparentes y existentes para sentirse más seguros y decidan permanecer como están; pero están también las personas, que se detienen a pensar en cómo revertir esta situación y toman la crisis como una oportunidad para generar nuevas ideas, donde la innovación los lleva a buscar mejores resultados, asumiendo que – no poder controlar todo – es parte del juego de la vida personal o empresarial, y que hoy, la interconexión en espacios de confianza puede ayudar de forma colaborativa a transformar la manera en la que tomamos decisiones y empezamos un nuevo proyecto.
Desde el Consejo de Construcción Industrializada, CCI, hemos estado impulsando la integración temprana de la industrialización en los proyectos, y vemos el éxito del trabajo colaborativo que se ha logrado generar en estos casi seis años junto al Programa Construye 2025. La participación activa de los principales actores del sector, y el vínculo público – privado ha sido relevante en diversas iniciativas, concursos, cambios normativos, proyectos o estudios desarrollados por CCI y otras instituciones como por ejemplo el Estudio de Productividad en el Sector Construcción, realizado en 2020 por Matrix Consulting, en colaboración con la Cámara Chilena de la Construcción para la Comisión Nacional de Productividad, donde una de las nueve palancas es la industrialización.
La vinculación entre los integrantes de la Asociación de Oficinas de Arquitectos AOA y CCI, justamente busca potenciar un compromiso de trabajo en dicha palanca en etapas de diseño, y estamos replicando esto junto a la Asociación de Ingenieros Civiles Estructurales, AICE, porque creemos que ambos son claves para avanzar a pasos agigantados en etapas tempranas de los proyectos, y el llamado es a ser protagonista poniendo en valor las singularidades de cada disciplina, en favor de cómo se construirá de forma más eficiente, con mayor uso de tecnología y sistemas constructivos que aportan industrialización a las obras que comúnmente se realizan de forma tradicional.
Gracias al liderazgo colaborativo, veremos cómo se generará la cohesión profesional e interconexión pro industrialización, donde el aporte de los socios CCI será el valor agregado al proyecto, y se pensará como un diseño avanzado, donde la creatividad interdisciplinaria ayuda a encontrar soluciones que permiten gran flexibilidad, y la industrialización no restringe al que diseña la obra, sino que potencia nuevas dimensiones aún no exploradas, por la brecha cultural existente.
En los próximos años, veremos cómo la infraestructura pública, las constructoras de viviendas sociales, los desarrolladores inmobiliarios, los contratistas generales y el sector minero, implementarán contratos colaborativos, adoptarán metodologías de industrialización incorporando nuevas soluciones constructivas, sistemas híbridos, nuevos materiales y tecnología, que potenciará la digitalización, e incluso apreciaremos la inauguración de nuevas plantas industriales para satisfacer la demanda que se genere. Sin duda avanzaremos más de prisa gracias a la interconexión multidisciplinaria y también formaremos parte del ecosistema global.
El crecimiento de la construcción industrializada en cada rincón de Chile, potenciará el desarrollo del capital humano, impactará positivamente en la vida de sus habitantes y la sostenibilidad de la industria; sin embargo para asombrarnos del desarrollo de la industria de la construcción del futuro, debemos tomar decisiones hoy y generar acciones que habiliten esta transformación; por lo tanto la pregunta que debemos hacernos es ¿Estamos dispuestos a sumarnos?. Lo cierto es que aún hay espacio para todos, pero es algo que podría cambiar y dejar fuera a quien se resista.
La necesidad urgente de enfrentar un déficit habitacional que crece agresivamente desde el 2015, llegando hoy a afectar a unas 650.000 familias a nivel nacional, ha generado una respuesta institucionalizada desde el gobierno a través del “Plan de Emergencia habitacional”, política pública que finalmente se ha materializado en los llamados a concurso de “Viviendas industrializadas” en las comunas de Renca y Lo Espejo; sin embargo, dicha emergencia ya ha sido abordada anteriormente por la autoridad y el sector privado conjuntamente.
Una publicación de INVI del año 1996, del autor Luis Bravo Heitmann denominada “Vivienda social industrializada: La experiencia Chilena (1960- 1995)”, relata la historia “truncada” que inicia a fines de los 50 y que fue puesta en pausa entre los años 70 y 90 en nuestro país, el cual dejó hitos relevantes en nuestra historia, como el concepto de “Vivienda industrializada”, las “casas experimentales CORVI” (1962), la creación del “Centro Chileno de productividad” (1964), las “Obras demostrativas” (1965), donde se “demostró” empíricamente la interrelación entre la simplicidad del diseño y el aumento de productividad en la ejecución, las “Operaciones Sitio” (1968), donde se entregaban kits de “prefabricados” para “ensamblaje in situ”, en zonas periféricas y a principios de los años 70, con la planta KPD, donada por la URSS, post terremoto del año 1971, donde se producían soluciones prefabricadas en hormigón armado para 4 pisos sin ascensor, posteriormente en los años 80 y 90 cambia el foco de las políticas públicas y la industrialización pasa a segundo plano.
Sin duda alguna, los llamados hechos por el Minvu marcan el inicio de un proceso de transformación pendiente hace varios años en nuestro país y que pretende replicar los beneficios de la industrialización en la producción de viviendas, que varios países ya han sabido aprovechar (UK, USA, Japón, Singapur y Malasia, entre otros), algunos de estos son:
Control de gasto y disminución de los tiempos en obra
Reducción de instalaciones provisionales
Reducción de mano de obra in situ, tecnificación, mejora de competencias y salarios
Reducción de accidentes de traslado e in situ
Incorporación del concepto de economía circular y sostenibilidad
A pesar de lo “truncado” del proceso, la “industrialización del sector construcción” en nuestro país ha sido trabajado sistemáticamente en instancias como el Programa Estratégico Nacional Construye2025 y el Consejo de Construcción Industrializada (CCI), desde la década pasada, donde se han generado las instancias para lograr los consensos, gestionar el conocimiento, reconocer las buenas prácticas y posibilitar la estandarización y normalización, no es casualidad entonces que las empresas ganadores del concurso Minvu sean socias del CCI.
Los próximos llamados deberían estar marcados por la sistematización y la precisión en cuanto a las métricas de evaluación para comparar a las empresas participantes de las licitaciones, potenciando la competencia privada en una cancha pareja y transparente para todos, probablemente deberán incorporarse conceptos como “Diseño edificable” y “Constructabilidad” con sus respectivos “principios”, jerarquizados y consensuados localmente, lo que permitirá la creación de indicadores respectivos, la sostenibilidad será un atributo básico, replicando así experiencias positivas como el indicador de “Constructabilidad de Singapur” que aumentó la productividad del sector en un 20% en cuatro años, donde se evalúa la productividad de las propuestas entre diseño y construcción, en la “Hoja de Ruta 2023 – 2025 del PEN C2025” aparece “Constructabilidad” como acción número 1 del eje industrialización, lo que acelerará el proceso de transformación hacia la construcción industrializada tan anhelada por todos, aprovechando la crisis de vivienda actual como una oportunidad.
Incentivos para la industrialización de la construcción en Chile
Por Ricardo Carvajal G., jefe de la DITEC del Ministerio de Vivienda y Urbanismo.
En el marco del Plan de Emergencia Habitacional del Gobierno, que presentara el ministro de Vivienda y Urbanismo, Carlos Montes, y la subsecretaria Tatiana Rojas, al Presidente de la República, Gabriel Boric, se estableció dentro de las formas para diversificar el acceso a la vivienda la industrialización. Actualmente, estimamos que la producción de viviendas industrializadas en el país es de 7.000 unidades al año, lo que es insuficiente si queremos mejorar la productividad de la construcción en nuestro país, sobre todo la de las viviendas sociales.
Para hacer esto, como gobierno hemos ido dando pequeños pasos en distintos frentes. El primero de ellos fue actualizar el protocolo de inspección de las obras, dado que no tenía sentido que los inspectores pidieran desarmar la pieza prefabricada que llegaba a la obra que se armaba en la industrializadora. Ahora se inspecciona en la planta directamente.
Otro paso fue firmar convenios con industrializadoras para diseñar desde cero las viviendas sociales, considerando las exigencias de los programas del Minvu, los materiales y las máquinas con que cuentan las fábricas, para así poder llegar a precio. Los diseños de estas viviendas producto del convenio son de propiedad del Minvu, por lo que quedan a disposición de las constructoras que las quieran ocupar, por lo que el arquitecto que tiene que patrocinar el proyecto, pueda ocuparlo sin mayor costo.
Hicimos un concurso para vivienda industrializada en la Región Metropolitana, para las comunas de Renca y Lo Espejo, que se lo adjudicó la oficina Archiplan en conjunto con la industrializadora Tecnofast con edificios de madera. Este no fue un concurso de ideas, sino una adjudicación para la construcción, por lo que esperamos que se inicien las obras el 2023.
Un último paso que se dio como incentivo, es incorporar una glosa en la ley de presupuesto, la que exime a la vivienda tipo industrializada aprobada por la DITEC de tener permiso y recepción municipal, para no recargar a las direcciones de obras y acelerar el proceso de construcción y entrega para las familias.
Dado que es una copia casi textual de un artículo de la Ley General de Urbanismo y Construcción (LGUC) que señala que “no les serán aplicables las limitaciones ni autorizaciones establecidas en el artículo 55° de la misma ley” muchas personas interpretan esto como que vamos a expulsar a las familias al campo o que fomentaremos las parcelas de agrado. Eso no es posible con esta glosa, ya que no se puede generar loteos o subdivisiones a través de ella, simplemente es para la construcción de vivienda, por lo que esperamos con esto por dar solución a las miles de familias con sitio propio en área rural que tienen un subsidio sin poder ejecutar, ya sea porque son lugares muy remotos o no hay interés por parte de empresas dada las complicaciones logísticas para construir en un área remota en la zona rural.
Las alternativas que tenemos disponibles para las viviendas tipos industrializadas aprobadas por DITEC no están cerradas, todo lo contrario, extendemos la invitación para que las empresas, con sus arquitectos y calculistas, nos presenten nuevas alternativas las que pondremos a disposición de las familias para que puedan ser usadas como su solución habitacional. Los invitamos a consultar la página del Minvu para ver los pasos a seguir.
Sabemos que los cambios pueden generar temor, sobre todo si uno está acostumbrado a hacer las cosas de una manera, pero tenemos la convicción de que el trabajo público-privado nos dará las certezas para seguir adelante en este nuevo camino que se nos abre con la industrialización de la construcción.
Avances de DOM en Línea
Por Vicente Burgos, jefe de la División de Desarrollo Urbano (DDU) del Minvu.
DOM en Línea es un proyecto de transformación digital liderado por el Minvu, que se concreta como una línea de apoyo del ministerio a la gestión de las Direcciones de Obras del país. Además de operativizar la gestión de los permisos de edificación, la implementación completa de la plataforma será una ayuda cierta para agilizar y dar certezas a la inversión privada y pública. Cuenta con la gobernanza de una Mesa Público Privada que le ha dado continuidad desde el 2017 y se inserta en la Política Nacional de Desarrollo Urbano, apoyando la generación de políticas públicas de equidad territorial, transparencia y productividad, contribuyendo en el avance hacia ciudades más justas y equitativas.
En el contexto de cooperación institucional, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, ha entregado un apoyo sostenido en la gestión y asesoría del proyecto, colaborando en el desafío que propone el Objetivo de Desarrollo Sostenible ODS 11, de lograr Ciudades y Comunidades Sostenibles acción que, junto a otras, se espera potenciarán los resultados en otras áreas. impulsando un desarrollo en equilibrio en el ámbito social, económico y ambiental.
La iniciativa colabora en disminuir las brechas entre municipios, pues considera el desarrollo continuo de una plataforma digital gratuita y supervisada, cuyo avance de implementación registra, a fines de septiembre del presente año, 192 comunas en DOM en Línea, de 286 comunas objetivo (que no cuentan con plataforma propia o privada), alcanzando una presencia del 55 % a nivel nacional y contabilizando un registro histórico de 42.057 solicitudes cursadas a través de la plataforma.Cabe señalar que, durante el período de confinamiento provocado por la pandemia, esta herramienta de gestión normativa aumentó significativamente su cobertura, ampliando su acceso a la ciudadanía y favoreciendo la continuidad del servicio que las Direcciones de Obras brindan a la comunidad.Lo anterior, se intensificó durante la época de pandemia, donde la plataforma contribuyó a la ciudadanía y a las DOM a continuar operando y no interrumpir el servicio que brindan a la comunidad.
Durante este proceso que aporta a la descentralización del territorio, se van instalando capacidades en los equipos municipales, mediante una estrategia de seguimiento de implementación que cuenta, desde el último año a la fecha, alrededorde 520 reuniones de coordinación, capacitación y apoyo de implementación, estimando una asistencia y participación del ordende 3.000 funcionarios DOM de todo el país. Junto con ello, de modo complementario, 4625 alumnos se han certificado en 4 cursos realizados entre el Minvu y Academia Subdere, oferta digital de capacitación transversal que se ampliará entre 2022 y 2023, otorgando 1600 cupos adicionales en cuatro nuevos cursos, relacionados con la normativa urbana para las DOM y sus equipos.
Teniendo el desafío de promover la creación de un estándar nacional para el sistema de gestión documental digital de trámites municipales, la plataforma DOM en Línea interopera con otros servicios como factor distintivo e indicador de calidad,alineándose con los objetivos estratégicos ministeriales y favoreciendo la modernización del Estado. Está conformada por un Ecosistema tecnológico que, desde su origen, incorpora los lineamientos de Gobierno Digital que pone a disposición de los órganos de la administración, distinguiendo como componentes los que se indican, complementados con otras posibilidades de operación:
– Autenticación vía Clave Única del Servicio de Registro Civil e Identificación, permitiendo al usuario solicitante un registro personalizado con resguardo de su identidad digital y verificación de datos en registros administrativos.
– Autenticación de funcionarios DOM, permitiendo a usuarios externos del MINVUidentificarse con clave personal con roles diferenciados según las funciones que desempeña.
– Firma Electrónica Avanzada de SEGPRES, permitiendo a los/las Directores/as de Obras la suscripción con validez legal de actas, certificados y resoluciones, sin excluir el uso de otro tipo de firmas manuales o electrónicas.
– Botón de Pago TGR habilitado por SUBDERE que facilita la operación, incorporando además instituciones privadas como Transbank, que amplía las alternativas de pago en línea con Webpay.
A su vez, la estructura de su ecosistema considera actualmente nuevos desarrollos a modo de piezas o elementos, que tienen por propósito entregar un servicio cada vez más robusto a los usuarios que participan del proyecto y que se ordenan en cuatro grandes ramas o líneas de acción: Módulos DOM en Línea, Integraciones, Portales de Acceso Ciudadano y App DOM en Línea, que dicen relación con las siguientes materias:
Módulos DOM en Línea, la plataforma digital está configurada por módulos de soporte tecnológico, que incorporan diversas herramientas y funcionalidades, permitiendo de manera integrada realizar los trámites en ella. Los actuales desarrollos ofrecerán nuevosmicroservicios que se incorporan al Ecosistema DOM en Línea, cuyos beneficios se potenciarán con el desarrollo de bases catastrales que los alimenten y se proyectan mejoras en las funcionalidades del Módulo DOM Revisión, que acogen necesidades y propuestas del Equipo DOM en Línea y que han expresado sus usuarios, buscando agilizar el servicio que ofrecen las Direcciones de Obras.
Solicitud de Trámites,Portal del Usuario Solicitante, que se configura como la evolución del actual Módulo de Ingresos, al incorporar mayor flexibilidad ante adecuaciones normativas, nuevas secciones temáticas, herramientas y funcionalidades el cual, progresivamente, irá reemplazando a los módulos existentes que ofrecen esta función, cuando transiten la totalidad de los municipios hacia aquel. En términos operativos, con posterioridad a la selección del trámite, desplegará un Formulario Único Digital en un formato de navegación paso a paso, que se integra como expediente en su paso final, autocompletando sus secciones temáticas en el formulario correspondiente al trámite seleccionado, permitiendo el ingreso de texto libre por parte del usuario y descarga de la solicitud como documento pdf. A su vez, tendrá como requisito la aceptación de su envío al obtener todas las firmas de los profesionales que suscriben la solicitud.
Administrador de Catastro de Predios: Sistema que operará con una base catastral previamente cargada de forma autónoma y segura por los Municipios, que permitirá a cada Dirección de Obras, gestionar la creación y modificación de registros estructurados en tres categorías a administrar: zonas, vías y predios, favoreciendo la actualización de sus bases de datos catastrales, dejando una traza de la operación en un historial e incluyendo operaciones como dividir y fusionar predios, de modo de poder contar con información vigente que facilitará los procesos de subdivisión y urbanización.
Mejoras a DOM Revisión, Portal del Usuario Municipal, que permite gestionar una solicitud con integraciones a sistemas de pago en línea y firma electrónica, ofreciendo comunicación automática con el usuario solicitante de los hitos del proceso de revisión. En su evaluación, se consideran mejoras de orden normativo, operativo y facilidades de funcionamientopudiendo destacar entre otras:implementación Ficha de Control de trámites; adecuaciones al Escritorio de Trabajo, que incorporen opciones de filtro y búsqueda mezclando criterios (por ej. Rol de Usuario y Estado del trámite); ajuste de Contador de Plazos,abriendo un canal de comunicación con el Usuario Solicitante; inclusión de Calculadora de Aportes al Espacio Público, herramienta que facilite la labor del funcionario municipal, aportando mayor transparencia a este proceso, etc.
Integraciones, corresponden a iniciativas públicas y privadas que comparten la misión del proyecto, que se configuran como proyectos estratégicos de colaboración Interinstitucional con el MINVU mediante Mesas de Trabajo y otras que nacen como necesidades de mejora del servicio. Tienen como objetivo facilitar la gestión administrativa de trámites en la plataforma digital DOM en Línea y en los propios sistemas de dichas Instituciones, según proceda, mediante el acceso a información sistematizada y centralizada de su sistema, contribuyendo a la sostenibilidad de la inversión pública:
Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones (MTT), dado que los Proyectos de Crecimiento Urbano por extensión o densificación que deberán mitigar sus impactos sobre la movilidad local, deben ser declarados en la Plataforma Tecnológica SEIM (Sistema de Evaluación de Impacto a la Movilidad) del MTT conforme a lo estipulado en la Ley de Aportes y que las Resoluciones Aprobatorias, resultado de aquella evaluación, serán exigidas en las DOM como parte del expediente de Solicitud de Permisos, la integración entre ambas plataformas apoyará el proceso de tramitación de los IMIV (Informes de Mitigación de Impacto Vial), permitiendo vincular roles y direcciones oficiales de cada predio con aquellos IMIV y obtener la validación de aquellos aprobados, agilizando el proceso de creación de solicitudes en ambos sistemas.
Instituto Nacional de Estadísticas (INE),este proyecto permitirá el acceso a documentación municipal de interés de esta Institución, favoreciendo la transferencia de registros administrativos e información catastral y planimétrica, en cuanto insumos para la actualización estadística y cartográfica continua del INE, aliviando de tributar información a las DOM, obtener la validación del Certificado FUE-web, promover la alimentación del proceso de georreferenciación, proporcionando valor agregado a la estadística de edificación vinculada con permisos de edificación y urbanización de consulta ciudadana y avanzar en la normalización de las direcciones prediales a nivel nacional.
Servicio de Impuestos Internos (SII), como principal organismo generador de la información catastral a nivel nacional, esta integración tiene por propósito que los sistemas y bases de datos del SII puedan proporcionar, durante el proceso de tramitación digital y en forma automática, información actualizada tributaria, catastral y de los propietarios de los predios, junto con facilitar la creación de nuevos roles para nuevas direcciones y permitir su visualización al incorporar su cartografía digital, contribuyendo a la construcción continua de las bases catastrales comunales, mediante un manejo eficiente, seguro, oportuno y confiable de la información.
Planbim de Corfo, esta Integración utilizará la información estandarizada contenida en los modelos BIM, la cual deberá estar organizada de acuerdo con lo definido en el “Estándar BIM para proyectos públicos” permitiendo evaluar de manera automatizada, previamente al ingreso de su solicitud, el cumplimiento de las principales condiciones técnico urbanísticas que aplican a un proyecto, el cual se cargará en la plataforma DOM en Línea como archivo interoperable en formato IFC, pudiendo ser desarrollado en cualquier software BIM. Una vez realizada esta evaluación la plataforma mostrará un reporte descargable, permitiendo que el equipo desarrollador realice las correcciones que procedan en caso de ser necesario o bien al cumplir la revisión pueda guardar el resultado y utilizarlo en el ingreso de la solicitud, evitando retrasos por posibles observaciones. De esta manera se pondrá a disposición una herramienta que permitirá analizar los proyectos y agilizar los procesos de revisión, aliviando a los funcionarios municipales, sin por ello reemplazar la validación y aprobación de la Dirección de Obras.
Sistemas Contables Municipales, esta integración facilitará el proceso de implementación de los sistemas de pago en línea (Transbank o TGR) disponibles a través de la Plataforma DOM en Línea, al comunicar éstos con los sistemas de contabilidad existentes en cada municipio, vinculados a las unidades encargadas de recaudación, registro y finanzas, asociando a las cuentas municipales los pagos realizados y obteniendo registros de las transacciones, de modo que sean informados y consumidos automáticamente por la Municipalidad que corresponda, lo que se traduce en una mejora en la calidad del servicio.
Portales de Acceso Ciudadano, estarán conectados al Ecosistema DOM en Línea e irán dando respuesta progresiva a mandatos legales y necesidades de sus usuarios, con acceso disponible para la totalidad de la ciudadanía. El Portal Único de Información, vinculado a la Ley 21.078 sobre Transparencia del Mercado de Suelo, contempla tres Observatorios, de los cuales el primero que se detalla, entrará en operación próximamente y el segundo pretende en un futuro cercano, ser una herramienta de gestión urbana y territorial más que un repositorio, agregando valor a las Políticas Públicas del MINVU.Por otra parte, incorporarán acceso restringido para que los funcionarios autorizados por el MINVU puedan gestionar y administrar la información territorial, según sus funciones y responsabilidades.
Portal de Seguimiento de Trámites: anterior Observatorio denominado “Información Permisos de Urbanización y Edificación”, propone un sistema de información respecto del estado de tramitación de los permisos de urbanización y edificación reportados y publicados por las 345 Direcciones de Obras, gestionados en forma análoga (atención presencial) o digital (DOM en Línea u otras plataformas privadas), que contará con tres visores: Estadísticas para visualización, Buscador georreferenciado y un Buscador de Trámites.
Portal de Seguimiento Instrumentos de Planificación Territorial: anterior Observatorio denominado “Instrumentos de Planificación Territorial”, propone un sistema de información respecto de los procesos de elaboración, aprobación y modificación de los Instrumentos de Planificación Territorial (IPT), que dará cuenta de forma sistematizada de toda la información que señale la normativa vigente, distinguiendo en los niveles de análisis cobertura y vigencia (localización, nivel de planificación, tipo, estado de tramitación, vigencia, actualización según antigüedad, etc.) y seguimiento (procedimiento de evaluación ambiental, hitos cumplidos, financiamiento, etc.) e incorporará mapas y elementos gráficos territoriales que faciliten la lectura a escala nacional, regional, comunal e intercomunal, según corresponda, junto con otros componentes como Memoria, Ordenanza y Planos respectivos.
Portal de Supervigilancia de Reclamos SEREMI: propone dar una solución a la necesidad de canalizar los reclamos interpuestos por los usuarios ante las SEREMI, mandatado por el DS 397 de su Reglamento Orgánico, facilitando la supervigilancia y comunicación con las DOM de manera remota, a través de la plataforma DOM en Línea. Mediante un formulario digital, que permite al solicitante adjuntar o vincular los antecedentes requeridos, podrá hacer monitoreo en línea del estado del trámite, descargar respuesta en bandeja y recibir notificaciones en correo electrónico.
Con el propósito de fortalecer la transparencia, vinculado al proceso de mejora continua, que ha ampliado la comunicación de los estados de revisión en línea en la plataforma digital y mediante notificaciones en correo electrónico, se pondrá a disposición de todo el público la App DOM en Línea, que se integra con la plataforma DOM en Línea y su página web, la cual pretende constituirse en un medio de comunicación fluido que aumentará las posibilidades de interacción entre sus usuarios de modo oportuno e inmediato. Considera “alerta de notificaciones” según secciones que aparecerán como alerta en el ícono de la App y luego se destacarán en la pantalla, autenticación vía Clave Única con acceso a sesión personal, navegador con contador de estadísticas de solicitudes según estado de revisión y las siguientes secciones que incluirán preguntas frecuentes por temática:
Notificaciones, en la cual estarán ordenadas por fechas los registros de los cambios de estado más recientes de la grilla Mis Permisos de la plataforma DOM en Línea.
Mis Solicitudes, los registros anteriores se destacarán con los datos principales y el logo municipal correspondiente, e incorpora un filtro de búsqueda y acceso a preguntas frecuentes. Al pulsar la solicitud de mi interés se desplegará “Mi Solicitud” que incluye Datos del trámite, Usuarios interesados, Historial de Notificaciones con posibilidad de descarga del documento digital y Contacto DOM que permitirá envío de mail con registro del celular para obtener respuesta, si aplica, también por esta vía.
Noticias, expondrá las noticias en orden cronológico descendente, destacando su título e imagen en un menú vertical y al acceder a ella se incluirá todo el texto y enlaces considerados para descarga de documentos y/o acceso a sitios web. Además, el Menú Principal de la App considerará un distintivo que alerte las novedades.
Acerca de, del mismo modo que lo descrito en la anterior sección “Noticias”, en una grilla de navegación vertical mostrará las preguntas y al pulsar alguna permitirá el acceso a todo su contenido e hipervínculos, siendo destacadas sus novedades en el Menú principal de la App.
Listado de Comunas, permitirá el acceso al documento que identifica las comunas habilitadas en los Módulos de Ingresos y Emergencia, alojado en un drive y actualizado mensualmente por el Equipo DOM en Línea.
Finalmente, de cara al 2023, entre otros, los desafíos que movilizan al Equipo DOM en Línea con el apoyo de los actores estratégicos del proyecto destacan: fortalecer la vinculación del territorio, la comunicación y confianza alcanzada hasta ahora con las Direcciones de Obras Municipales, acogiendo la diversidad de sus necesidades; avanzar en el desarrollo de la interoperabilidad del Ecosistema digital con sistemas públicos y privados, como el Ministerio de Transportes y el Ministerio de Economía, facilitando su acceso desde un landing page que lo estructure, que simplifique la navegación de sus usuarios en los servicios que ofrezca a la ciudadanía y que potencie la comunicación de sus contenidos; continuar impulsando el uso de la plataforma, ampliando su operación a los desarrollos o piezas ya señaladas del ecosistema, apoyando a los equipos municipales en los procesos de implementación y habilitación e instalando capacidades en aquellos que favorezcan un aumento de la digitalización en sus territorios; monitorear, medir y sistematizar la gestión realizada, de modo de visualizar las posibilidades de disminución de brechas y nuevas oportunidades de mejora del servicio, que fortalezcan el proyecto y aporten al desarrollo del país.
Compromiso BIM
Por Ricardo Carvajal G., jefe de la DITEC – MINVU
El Ministerio de Vivienda y Urbanismo, en el marco del Plan de Emergencia Habitacional, está buscando mejorar la productividad de las obras, desde que se conciben hasta que se construyen, y parte de los elementos considerados para lograr este objetivo es el uso del BIM en los proyectos.
Nuestra agenda de industrialización, por defecto, exige el Modelado de la Información de la Construcción, o el Building Information Modeling, conocido más popularmente como BIM, porque es necesario tener todas las piezas y componentesdigitalizadas y que calcen para entrar en la producción de la vivienda industrializada y su montaje.
El diseño del gemelo digital se debe realizar antes de la construcción, para identificar con anterioridad alguna inconsistencia en el diseño con alguna especialidad no solo ahorra tiempo, sino que también recursos. Muchas veces los proyectos se escapan del presupuesto cuando uno detecta problemas del diseño al momento de ejecutar la obra. Esto no debería ocurrir con el BIM, ya que tengo cada información antes, y al detectarla, la corregimos.
Al desarrollar las viviendas tipo industrializadas en el marco del convenio que firmamos como DITEC con las empresas, estamos trabajando con BIM, dado que tenemos que sacarle el mayor partido al material y llegar a costo para poder financiar la vivienda social que tenemos que construir y eso con otras tecnologías anteriores hubiera sido imposible.
En lo personal, creo que el uso del BIM es cómo pasar de diseñar con rapidograf en un tablero de dibujo a diseñar en AutoCAD. Este paso de AutoCAD a BIM es la iteración natural y es inevitable, por lo que ya estamos viendo actualizaciones en nuestra normativa, primero para poner su como optativo y en otros pilotos, como obligatorio para los proyectos de vivienda del Minvu, incluso avanzando en desarrollos que al apretar un botón nos permitan saber si un proyecto cumple o no con la normativa y el estándar.
Esto nos permitirá ahorrar mucho tiempo precioso que necesitamos para cumplir las metas del Plan de Emergencia Habitacional, pero también requerirá un tremendo esfuerzo para cambiar la inercia de cómo se venían haciendo las cosas.
Una muestra de productividad y sostenibilidad en Edifica 2022
Por Marcos Brito, gerente de Construye2025
Este año, Edifica, feria organizada por la Cámara Chilena de la Construcción, hace eco de nuestra Hoja de Ruta 2022-2025, poniendo foco en la construcción industrializada y la economía circular, a través de la Plaza de la Industrialización y Sostenibilidad Ambiental.
Con 10 prototipos de vivienda a escala real y múltiples montajes en vivo, podremos apreciar los beneficios de la industrialización en la construcción, y entenderemos porqué el Minvu ha optado por este camino para el Plan de Emergencia Habitacional.
Asimismo, en esta plaza se podrá asistir a demostraciones de sostenibilidad en economía circular, BIM, seguridad laboral y eficiencia energética e hídrica. Allí se podrán conocer experiencias prácticas para disminuir los residuos, evitar accidentes en obra y ahorrar agua y energía durante las faenas. Además, no podían quedar fuera los casos concretos de emprendimiento que apuntan directamente a mejorar y optimizar el ciclo de vida de materiales y recursos de un proyecto de construcción.
El enfoque de Edifica 2022 es muy interesante y relevante, dado que en la última versión de esta feria internacional (2019) estos temas derechamente no se hablaban o eran muy incipientes. Antes, solo unas pocas empresas se atrevían a desafiar el status quo de nuestra industria para iniciar un camino más complejo, pero que les ha permitido ver resultados antes que al resto. Imposible no destacar -entre otros- los casos de Axis Desarrollos Constructivos, Echeverría Izquierdo y Viconsa, que nos han demostrado que es posible ser productivos y sostenibles, al mismo tiempo.
Destaca, además, que se podrá realizar visitas guiadas al Parque de Innovación CTeC, cercano al recinto ferial de Edifica. Asimismo, recorrer y participar en diversos roadshows, que la feria tiene programados y participar en un nutrido programa de presentaciones y ceremonias, como la importante firma del Acuerdo de Colaboración entre CChC, IC y Construye2025, para implementar en conjunto la Estrategia de Economía Circular en Construcción.
Hoy, desde Construye2025, sentimos que el camino iniciado hace siete años rinde sus frutos y una prueba de ello es el programa de Edifica 2022. Estamos seguros que, de ahora en más, la industria de la construcción podrá seguir transitando por la senda de las transformaciones que tanto ha costado plantear y poner en marcha en el sector.
Un cambio cultural que requiere trabajo colaborativo
Por Scarlett Vásquez, directora general de Obras Públicas
Vivimos en un contexto complejo, el cambio climático amenaza nuestra disponibilidad de recursos naturales y fuentes de extracción de materiales para la construcción. En el Ministerio de Obras Públicas, trabajamos en incorporar la economía circular en los proyectos públicos para las metas planteadas en la Hoja de Ruta RCD Economía Circular en Construcción 2035.
Sabemos que nuestro rol es relevante por el impacto que tienen estas nuevas medidas en la industria y en el territorio. Las primeras acciones que hemos realizado es la gestión de los residuos de construcción: nuestro desafío es ser un aporte a la reutilización de materiales en las obras públicas.
Destacan así los avances realizados por Vialidad, en la región de Valparaíso, a través de la reutilización de asfaltos; o la Dirección de Aeropuertos, respecto al uso del RAP o fresado asfáltico. En ese sentido en el Aeropuerto Andrés Sabella de Antofagasta por ejemplo, se está reutilizando el RAP sobrante para otras obras en la región o en la construcción del Aeródromo de Tobalaba en donde se reutilizó más del 90% de este material. Además de cambios en las bases de las mantenciones de pistas para alargar la vida útil de materiales y de recursos.
Como Ministerio y gobierno, tenemos el desafío de incorporar la economía circular en todo nuestro quehacer, en crear incentivos en las licitaciones de obras para contratistas que cuenten con criterios sustentables, como la reutilización de material, gestión de residuos, cálculo de huella de carbono, compromisos con la comunidad, certificaciones, entre otros.
Todo esto implica un cambio cultural, por lo que se necesita del trabajo colaborativo entre todos los actores del sector construcción: públicos, privados, y academia, siendo este uno de nuestros principales desafíos como Ministerio de Obras Públicas.
Reconocer el impacto de nuestras decisiones
Por Tatiana Vidal, presidenta del Comité de Sustentabilidad y Energía del Colegio de Arquitectos.
Hoy, a propósito del Día del Arquitecto, quisiera relevar la importancia de nuestra disciplina, en la toma de decisiones, y sus efectos en la sociedad y en el medio ambiente.
Es tan valiosa la posibilidad de decisión que tenemos como arquitectos, desde el inicio de nuestra intervención, desde la idea, el lugar, aportando, no sólo en mejorar el hábitat de las personas, sino en reducir nuestro impacto en el ambiente, en las ciudades, en las viviendas. Estas buenas decisiones conducen a disminuir emisiones y residuos, y a aportar sobre todo en calidad de vida, en lograr espacios saludables, entregando confort a los usuarios. Podemos decidir bien, desde el diseño en adelante, desde los materiales, los sistemas, con elecciones y propuestas informadas, de tal forma, que nuestros impactos, que serán durante años, sean mitigados, y respetuosos.
Como arquitectos, estamos en permanente diálogo con nuestro medio ambiente, intervenimos el espacio, por lo tanto, estamos en primera línea para evidenciar los efectos del cambio climático. Sabemos que el aumento de temperatura podría ser nefasto, entonces la única forma de responder a esta crisis es trabajando de forma colectiva con los principios de sustentabilidad, en el diseño de nuestro hábitat, para frenar el avance de los impactos y sus consecuencias, como la escasez de agua, el gran consumo energético o la pobreza energética.
En este sentido, una acción relevante es seguir reforzando la sustentabilidad en la enseñanza de la arquitectura, donde será fundamental contar con la visión entrenada de los futuros profesionales. Manejar la visión macro de las consecuencias que genera la construcción y el uso de un edificio es una necesidad. Desarrollar la arquitectura hacia metas como la carbono neutralidad, energía neta cero, materiales sustentables, ahorro de agua y energía, pero asegurando confort y calidad de vida, deben ser parte de los input de diseño en la enseñanza, entendiendo que es algo del presente, no un encargo del futuro… es ahora.
En nuestra área, contamos con grandes profesionales, que han aportado con responsabilidad y conocimiento frente a los desafíos urgentes que tenemos por delante. Reconozco y felicito la capacidad de innovación, especialización y coordinación de nuestra disciplina frente a estos desafíos.
Hoy, estamos viviendo tiempos complejos, una realidad económica deprimida, una pandemia que se resiste a desaparecer y junto a esto, el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad. En nuestra profesión, debemos vincular todas estas realidades.
Esta realidad involucra procesos de planificación y de ciudades sostenibles, también asociadas a la movilidad sostenible, el almacenamiento de aguas pluviales y la agricultura urbana.
Un principio importante es reconocer las diferencias climáticas, de lugar, culturales y económicas para pensar en su forma de habitar, desde el espacio hasta la materialidad, desde ahí ya se estaría considerando una visión de sustentabilidad en nuestro quehacer.
Es importante reconocer los datos sobre el impacto de la edificación, para priorizar la respuesta a través de nuestra profesión; hacerlas visibles nos dan la certeza de que hay que aplicar estrategias de sustentabilidad en nuestro quehacer. Nuestra industria consume aproximadamente un 30% de la energía, representa el 40% del consumo de las materias primas a nivel mundial y es responsable del 34% del total de los residuos sólidos generados en el país. A nivel local, genera un 30% de Gases de Efecto Invernadero (GEI). Además, el sector consume el 16% del agua del planeta.
Hoy contamos con herramientas, estándares, certificaciones, profesionales e instituciones que han avanzado liderando con esfuerzo este camino, para acortar las brechas medioambientales en la construcción, pero nos falta por recorrer aún.
Creo que hay que entender la urgencia de las acciones. Están los compromisos del país, por un lado, de descarbonización, leyes de cambio climático, pero en las viviendas y edificaciones, aún tenemos la manga muy ancha para diseñar y construir sin un estándar adecuado. En regiones como la Metropolitana, sin programa de descontaminación ambiental, estamos a la deriva, sin contar con una reglamentación térmica actualizada, que se suba al carro de los compromisos; algo se nos estanca.
Nuestra responsabilidad como arquitectos hoy es reconocer el impacto de nuestras decisiones, estar informados, seguir mejorando el resultado de nuestros espacios y edificaciones, contrastar las mediciones de nuestros efectos en el medio, para avanzar aún más en lo profesional, en políticas públicas y enseñanza de la arquitectura. Podemos hacer mucho en cuánto al cambio climático, de nosotros depende.
Trabajo colaborativo para un mundo en constante cambio
Por Pablo Ivelic, presidente de Construye2025.
La industria de la construcción ha presentado, en forma sostenida, dos carencias de alto impacto. Sus índices de productividad no han podido despegar, mostrando un estancamiento en las últimas décadas. Al mismo tiempo, presenta una oportunidad gigantesca en el ámbito de sustentabilidad ambiental, siendo el rubro que más materia prima consume, el que más residuos genera y el que mayores gases de efecto invernadero emite.
Con esta realidad a la vista, en 2015, Corfo impulsó la creación del Programa Estratégico “Productividad y Construcción Sustentable”, hoy conocido como Construye2025. Su principal fortaleza radica en el carácter público-privado de su constitución, y su rol articulador -entre las diferentes hélices que participan de la industria- ha permitido generar procesos transformacionales para nuestro rubro.
El trabajo de este período y los innegables beneficios para el rubro han sido posibles gracias a la co-construcción de una hoja de ruta el año 2016, en la que participaron diversos actores de la industria, y se fijaron los principales objetivos y los focos de acción para un período de 10 años.
El mundo está cambiando, nuestro país ha evolucionado, nuevas tendencias nacen y necesidades específicas se tornan más urgentes. Resultaba necesario revisar y afinar el trabajo para el próximo cuatrienio. Esta actualización de la Hoja de Ruta resume el trabajo de revisión de nuestra carta de navegación de cara al año 2025. Fiel al funcionamiento del Construye2025, ha sido elaborada incorporando las visiones de los diferentes actores de la industria mediante talleres, entrevistas y un trabajo participativo de co-construcción.
Tenemos la convicción de que este trabajo nos posiciona a la vanguardia. Y estamos convencidos que -manteniendo el trabajo conjunto entre todos los actores de nuestra industria- lograremos acelerar la transformación de la construcción, avanzando a un país más productivo y más sustentable.
PLAN DE EMERGENCIA HABITACIONAL: OPORTUNIDAD PARA REVOLUCIONAR LA INDUSTRIA DE CONSTRUCCIÓN DE VIVIENDAS SOCIALES
Por Ricardo Carvajal, jefe de la Ditec-Minvu y director del Consejo de Construcción Industrializada.
El 3 de julio pasado, el ministro de Vivienda y Urbanismo, Carlos Montes, presentó al Presidente de la República y al país entero el Plan de Emergencia Habitacional, el que busca construir 260 mil viviendas en cuatro años. El documento propone diversas alternativas para suplir la demanda habitacional, entre ellas la diversificación en los caminos para obtener la vivienda y actualizar la forma de construcción.
Respecto a la actualización de la forma de construir, ésta consiste básicamente en la industrialización del proceso de construcción de viviendas. Es importante entender que esto es la manera de producir la vivienda, es decir que las partes se construyen en una fábrica para que luego ser instaladas en la obra. Esto permitirá disminuir los residuos, optimizar plazos y aprovechar al máximo los materiales con menos pérdidas, lo que se contrapone al sistema tradicional de construcción al que estamos acostumbrados a ver, en que nos encontramos con una faena en que las partidas se construyen a la intemperie.
Para mejorar la productividad en la construcción de viviendas, el Minvu ya se encuentra actualizando su normativa. Hace un par de semanas se publicó el nuevo Protocolo de Inspección, en el que se reconoce la construcción industrializada, lo que se suma al anuncio del propio ministro Montes sobre tres iniciativas que van a permitir seguir fomentando el proceso de industrialización.
La primera de éstas es el anuncio de llamado a concurso oferta que se realizará durante julio para construir viviendas industrializadas en la Región Metropolitana, específicamente en las comunas de Renca y Lo Espejo. La segunda es el desarrollo de pilotos de industrialización en las regiones de O’Higgins y Biobío; y la tercera es la firma de un convenio entre la División Técnica (Ditec) del Ministerio de Vivienda y Urbanismo y 5 fábricas, para realizar en conjunto viviendas tipo industrializadas.
Los dos primeros anuncios suman en su conjunto más de 1.000 viviendas industrializadas que estarán en desarrollo durante el presente año.
Para entender los alcances de la firma del convenio entre el Minvu y las industrializadoras es importante entender en qué consisten estas viviendas tipo industrializadas. En pablas simples, nos referimos a viviendas que se revisan y aprueban una sola vez y son replicables, por lo que los Serviu a nivel nacional no tienen que revisar de nuevo, ya en este acto se ahorran varios meses de trámites para iniciar la construcción.
Como son viviendas tipos que se desarrollarán en conjunto con las industrializadoras, se busca optimizar al máximo los materiales en base a los programas habitacionales y a la forma de construir en las plantas, reduciendo así las pérdidas de material y velando por la calidad de la solución.
Esperamos contar con una variedad de viviendas tipo industrializadas, por lo menos una docena de tipologías, que reconozcan la diversidad geográfica de nuestro país, con sus distintos requisitos, considerando además la pertinencia tanto en el norte, centro y sur de Chile, de distintos materiales, en extensión y en altura.
Este Plan de Emergencia es el punto de partida para innovar en temas habitacionales y mejorar los índices de productividad que tenemos en la industria de la construcción, por lo que en ningún caso su anuncio es el fin de un proceso, sino que solo es el comienzo.
Por Marcos Brito Alcayaga, gerente de Construye2025.
Recientemente, presentamos la Hoja de Ruta 2022-2025, que incorpora diagnósticos sectoriales actualizados y pone especial acento en continuar y fortalecer iniciativas originales de la estrategia.
La estrategia se organiza en cinco ejes estratégicos: industrialización, sustentabilidad, transformación digital, capital humano e innovación, en donde hemos agrupado 13 iniciativas y 25 acciones, que nos guiarán de cara a los esfuerzos que nos imponen los desafíos del cambio climático y la carbono neutralidad al sector construcción.
De esta manera, en el ámbito de la industrialización, buscaremos articular esfuerzos para el desarrollo de un manual de constructabilidad, que ayude a mejorar el diseño con foco en industrialización; junto con manuales de aplicación que promuevan el uso de componentes estandarizados de construcción. Asimismo, gestionar el levantamiento de soluciones constructivas, productos y servicios disponibles a nivel nacional, que puedan ser visualizados y así potenciar su adopción en la industria.
Por otra parte, creemos que es importante seguir difundiendo casos de proyectos y soluciones constructivas exitosas en Chile, para que se repliquen y multipliquen; y junto con ello, medir la mayor cantidad de obras, con la herramienta que desarrollamos junto al Consejo de Construcción Industrializada (CCI), para así poder descubrir dónde están las principales oportunidades de mejora para las obras de construcción tradicional e industrializadas.
La sostenibilidad es un eje vertical, en el que se enmarca la propia Hoja de Ruta RCD y Economía Circular en Construcción 2035 del programa y su importante rol frente a la Estrategia Nacional de Economía Circular. Es en este eje donde se articulan iniciativas para propiciar modelos de negocio, productos y servicios de economía circular, apoyando otras iniciativas a través de distintas instancias de colaboración. Además, promover la economía circular en certificaciones e, incluso, en la rehabilitación de edificios existentes. En este contexto, destacar, además, la importancia de contar con plataformas de medición estandarizada de huella de carbono, que es el principal indicador de sostenibilidad.
En el eje de capital humano hay un compromiso con buscar herramientas para fomentar y fortalecer la capacitación y certificación de los trabajadores, trabajar en el desarrollo de nuevas capacidades en el mundo técnico para la construcción y renovar las mallas curriculares de los profesionales del sector, incorporando cada vez más la integración femenina. Finalmente, todo tiene que ver con las personas y cómo estás asumen los desafíos que el sector se plantea, por lo que será importante en este eje trabajar con un comité transversal de instituciones académicas y de formación.
Sin duda, el apoyo de Corfo durante estos seis años y del Instituto de la Construcción, durante los últimos dos, ha sido crucial para poder observar cómo poco a poco los temas que impulsamos al inicio hoy ya están cada vez más incorporados en los sectores público y privado, así como en la academia y sus mallas curriculares. El cambio de paradigma ya ha comenzado a ocurrir.
Pero no podemos avanzar solos, como siempre, uno de nuestros principales desafíos es reunir y congregar a representantes del sector que puedan generar los cambios necesarios, aunar esfuerzos y voluntades y trabajar unidos en forma estratégica. Tal vez una de las principales variables de éxito en esta etapa es medir. Midiendo y conociendo indicadores en ámbitos de productividad, sustentabilidad y transformación digital, podemos detectar con mayor precisión las áreas de mejora y, con ello, apuntar las iniciativas a objetivos que logren mejorar estos indicadores.
Por lo mismo, y más que antes, el principal esfuerzo estará centrado en contar con todas aquellas instituciones y personas que puedan aportar en el logro de estas mejoras, que estén dispuestas a trabajar en conjunto para movilizar esfuerzos sectoriales, con convicción y determinación, ya que -a la luz de las nuevas leyes de Eficiencia Energética y Cambio Climático– se nos agota rápido el tiempo para lograr todas las mejoras que nos estamos proponiendo como país. Asimismo, la urgente necesidad de eliminar campamentos y combatir el déficit habitacional, para lo cual urge una mayor productividad en nuestra capacidad productiva y despliegue de proyectos. El desafío es de todos.
Huella de carbono en la edificación y el vínculo con las certificaciones
Por Paola Valencia, gerenta de Sostenibilidad de E3
Como ya es ampliamente conocido, según el último reporte de Global Alliance for Building and Construction, el sector vinculado a edificación es responsable del 38% de las emisiones globales de GEI, donde un cuarto de éstas corresponde a las emisiones generadas en los procesos de producción de materiales, transporte y construcción. Por lo tanto, hoy en día se sabe que tres cuartos de las emisiones del sector corresponden a carbono operacional y un cuarto a carbono incorporado.
Sin embargo, ya hace muchos años que sabemos que el sector construcción es responsable de éste y otros impactos ambientales y ha sido uno de los sectores más lentos en incorporar cambios de buenas prácticas no sólo medioambientales, sino también de innovación, tecnológicas y sociales. Y ¿por qué ocurre esto? Bueno, por algo muy simple, porque al menos en Chile este sector compite sólo por costos directos y no considera los costos indirectos. Esto quiere decir que no paga impuestos por los diferentes impactos que genera. Un ejemplo muy claro de esto es que es más barato botar basura que valorizarla. Esto es grave, porque esos impactos ambientales los terminamos pagando todos, dado que el estado invierte un porcentaje no menor del presupuesto nacional en mitigación de daños ambientales, tales como planes de descontaminación, subsidios a familias de zonas saturadas, reforestación, gastos en salud por consecuencia de la contaminación y tantos otros.
Un gran desafío que tenemos en el sector construcción es lograr que nuestros procesos sean ambiental y socialmente responsables y para lograr esto, una de las herramientas más potentes son las certificaciones medioambientales, pero cuando promovemos estos sistemas, lo primero que encontramos por parte de la industria es la respuesta “es más caro”.
Por ello, es muy relevante avanzar a nivel nacional en levantar datos sobre los impactos ambientales vinculados a los procesos productivos y reflejar esto en los costos de producción, tomando para esto uno de los principios de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor, que señala que “El que contamina paga”. En este contexto, todos los procesos productivos deberían pagar impuestos ambientales de acuerdo con su nivel de impacto y, bajo este concepto, claramente un proyecto certificado con estándares de sustentabilidad tendería a ser más económico que uno no certificado.
Las certificaciones medioambientales de edificios también tienen un rol fundamental en la generación de datos e información ambiental sobre los procesos de producción, construcción y operación de los edificios e infraestructura. Es así como hace más de 20 años que se han implementado certificaciones medioambientales en el mundo, que buscan cambiarle la cara a la industria hacia una más responsable y verde. En ese sentido, se destaca a Chile como uno de los países que no sólo ha implementado sistemas internacionales, sino también desarrollado e implementado sistemas nacionales que ayudan a movilizar al sector a incorporar prácticas de menor impacto ambiental.
Es por esto que vale la pena destacar cómo están abordando la reducción de emisiones de GEI los sistemas de certificación medioambiental que están operando en Chile y que son las certificaciones internacionales LEED y EDGE, y las certificaciones nacionales CVS y CES. En ese sentido, se destaca que todos los sistemas tienen un enfoque de ciclo de vida para abordar la promoción de reducción de energía y por ende de emisiones de GEI, aunque claramente algunos la abordan con mayor profundidad que otros. Los temas en los que coinciden la mayoría de estas certificaciones son premiando el uso de materiales y productos que documenten la energía incorporada en sus procesos, medidas de eficiencia energética en el diseño del edificio, en los equipos de iluminación, climatización, agua caliente sanitaria y la incorporación de energías renovables.
Y al igual que las certificaciones anteriores la Certificación Edificio Sustentable se destaca por promover la eficiencia energética con enfoque de ciclo de vida, ya que premia a los proyectos que documenten la energía incorporada en los materiales, medidas de eficiencia energética en el diseño arquitectónico, en diseño de iluminación, en sistemas de climatización y de agua caliente sanitaria y a los que incorporen energías renovables.
Por Jorge Canals De la Puente, socio de Moraga & Cía.
La situación actual de los RCD en Chile es crítica. Estimaciones respecto a su generación con origen en edificación, a partir de datos oficiales de permisos de construccióny de modelos de generación de residuos, arrojan una cifra cercana a los 7 millones de toneladas al año, sin considerar los RCD generados por la construcción de edificios públicos, infraestructura, demoliciones ni tampoco los escombros originados tras desastres naturales (tan solo como afectación de viviendas se calcula que el terremoto de 2010 pudo haber generado más de 20 millones de toneladas de RCD).
Del total de residuos generados, no más de un 6% es valorizado. La falta de valorización y, en consecuencia, de uso de material reciclado en la construcción, presiona, entre otras cosas, sobre la extracción ilegal de áridos naturales en el desierto y en riberas de ríos, aumentando el riesgo de desastres de origen antrópico y la vulnerabilidad de la población.
Además, una cantidad no conocida de estos residuos se maneja en un ámbito de informalidad, siendo depositados en lugares sin autorización, y generando impactos ambientales, económicos y sociales. Luego, no solo falta infraestructura para su debido tratamiento, sino que nueve regiones de Chile, ni siquiera cuentan con lugares autorizados de disposición.
Reglas claras. Gran parte de esta situación se explica por la ausencia de un marco normativo claro para los RCD, que genere las condiciones para su valorización (dado su alto potencial), para la generación de una industria que la fomente, y para la creación de los mercados secundarios que demanden el uso de material reciclado.
La experiencia comparada indica que estas reglas se construyen sobre ciertas constantes: Principio de jerarquía en el manejo de los residuos; determinación de objetivos vinculantes de preparación para la reutilización, reciclado y otra forma de valorización de los RCD; exigencia de planes de gestión y de auditorías previas a la demolición, de separación in situ y de demolición selectiva; sistemas de fianza; medidas restrictivas para la descarga de RCD en vertederos; impuestos al uso de materiales vírgenes; control y sanción del vertido ilegal y garantías de calidad y seguridad para el uso del material reciclado.
Si bien hemos tenido avances significativos recientes en el país, como la oficialización de la NCh 3562, que define los RCD, y determina los contenidos de los planes de gestión de éstos, y como la pronta publicación de un Reglamento Sanitario en la materia, sigue pendiente la creación e implementación de un marco regulatorio coherente e integrado, que reglamente las etapas de generación, acopio, transporte, pretratamiento y tratamiento (con énfasis en la valorización) de los RCD, y fomente los mercados secundarios.
Por de pronto, y a la espera de una Ley General de Residuos, es perfectamente posible avanzar en un Plan Nacional, que fije objetivos relativos a la valorización y al aumento de uso de material reciclado de los RCD, e incentive el desarrollo de infraestructura, generando instancias de coordinación entre las distintas agencias públicas con competencia en la materia, y ordenando la aplicación de la serie de normas dispersas que hoy se aplican a estos residuos.
Día del Reciclaje, responsabilidad y eficiencia
Por Joaquín Cuevas Aldunate, gestor de Cultura Sostenible, CEO – Co-fundador de REVISTE
Hace ya algunos años en nuestro país, ha comenzado a circular cada vez con más fuerza cierta información que da cuenta de la alarmante situación actual con respecto a la gestión, regulación, tratamiento y disposición final de los residuos de construcción y demolición, o RCD, los mal llamados escombros. Según el MMA, son aproximadamente 7 M de toneladas de estos residuos que se generan anualmente y que no tiene otro destino que ser enterrados indiscriminadamente en los patios traseros de nuestras ciudades a lo largo de todo el país. Por otra parte, sólo el 4% de las inmobiliarias responsables de declarar sus ineficiencias lo hacen. A esto le podemos sumar que tampoco existen lugares de disposición adecuados y autorizados para esta actividad, lo que da paso a mafias y dejando en evidencia una legislación llena de vacíos en torno a esta problemática, carente de herramientas y mecanismos para su correcta regulación y manejo que nos asegure a todos los ciudadanos un medio ambiente libre de contaminación.
Por otra parte, la falta de infraestructura en el país y conocimientos técnicos sobre la correcta gestión de estos residuos, hace que sea más complejo crear un cadena logística que permita transformar estos desperdicios en recursos y dejar de desperdiciar el potencial de la energía almacenada en los materiales que estamos enterando por toneladas todos los días.
Ante el panorama actual pareciera que autoridades y empresarios han estado dormidos o haciendo la vista gorda a un problema que tarde o temprano debemos solucionar y que requiere en un esfuerzo colaborativo nunca antes visto, para llegar a acuerdos regionales que permitan crear un ecosistema apto para la innovación y el desarrollo de la actividad industrial del reciclaje. Aquí es donde la pregunta viene de cajón:
¿Cómo puede una industria tan importante para la economía y el país ser capaz de cambiar los malos hábitos de mezclar y enterrar los residuos, para comenzar a transitar desde una economía lineal hacia una circular?
Si reflexionamos sobre la respuesta, esta parece compleja y cada quien pudiera tener sus teorías, pero la verdad es que muchas veces las cosas son más simples de lo que pensamos y la respuesta la encontramos ahí, día a día en nuestros hábitos : SEPARANDO LOS RESIDUOS.
Separar los residuos es un acto de responsabilidad, pero también de eficiencia en muchos sentidos, cuando separamos los residuos somos capaces de visualizar el potencial que estos tiene de ser recuperados o reutilizados, cuando separamos nuestros residuos podemos obtener indicadores de pérdidas y eficiencia de nuestros recursos, cuando separamos a nuestros tendremos obras más felices y eficientes, con menos posventa y accidentes. Este simple hecho requiere además una educación y organización de nuestros trabajadores que nos ayuda a avanzar de mejor manera en nuestras obras. Separar nuestros residuos es la nueva forma de trabajar.
Este pequeño acto individual requiere, además, una organización regional y nacional, requiere voluntades políticas y empresariales, para que comencemos a crear oportunidades de negocio dentro de un mercado incipiente y con un potencial enorme de crecimiento como ya se ha experimentado en Europa hace más de 30 años.
Es así como la semana pasada, en la ciudad de Punta Arenas, el gremio de la construcción, uno de los más importantes del país, ha dado señales positivas con respecto a esta problemática, firmando un acuerdo interregional entre cámaras, para lograr cuatro Acuerdos de Producción Limpia (APL), en las ciudades de Punta Arenas, Puerto Montt, Valparaíso y Antofagasta. Este hecho histórico, no es casualidad que sea impulsado desde la regiones, porque es desde ahí, donde los territorios pueden gestionar mejor los cambios y colaborar entre empresas, municipios, universidades, emprendedores y ciudadanos. Esta serie de acuerdos regionales serán de vital importancia para sentar las bases de una nueva forma de gestionar nuestros residuos, involucrando proveedores, sitios de disposición final, declaraciones, transportes, valorización y reciclaje de los recursos que utiliza este rubro para construir los espacios en la ciudades que habitamos. Lo mejor de todo es que todas las empresas e instituciones, están invitadas a participar . El tren ya se va, ¿te subes, o te quedas atrás?
Para terminar quisiera aclarar que no soy pesimista ni optimista con respecto al cambio climático, sino que más bien, me declaro activista, porque son nuestros actos cotidianos y de conciencia individual, los que nos permiten transitar paso a paso, hacia el cambio sostenible que necesitamos crear.
El futuro es hoy, construcción industrializada de vivienda
Por Ricardo Carvajal, jefe de la Ditec-Minvu y director del Consejo de Construcción Industrializada (CCI).
El programa del Presidente Gabriel Boric señala que se construirán viviendas dignas con innovación, estandarización e industrialización de sistemas de edificación. Esto último es una alternativa para poder construir más rápido, con mejor calidad y menos residuos, y se diferencia del sistema tradicional en que el proceso usa elementos que son construidos en una planta automatizada y con mano de obra capacitada; luego, estos son transportados a la obra casi terminados, por lo que la última etapa del proceso implica, básicamente, ensamblar estas piezas y proceder con las terminaciones.
¿Por qué, si la construcción industrializada se ve tan simple y conveniente, no se ha masificado?
Se pueden identificar varias razones; en primer lugar, “la resistencia al cambio”, por ejemplo, una constructora que viene trabajando con el sistema tradicional y ya está acostumbrada a funcionar así y no tiene mayores problemas, no ve motivos para innovar; como dicen por ahí “Para qué arreglarlo si no está roto”.
Por otra parte, nuestro país no cuenta con muchas plantas de construcción de elementos industrializados. De hecho, durante el segundo gobierno de la presidenta Bachelet se inauguró la primera y única planta que fabrica piezas industrializadas de hormigón y que fue financiada, en parte, por Corfo; además de esta, existen otras iniciativas privadas de fábricas industrializadas que producen esas piezas en madera, incluso una en el sur que construye la vivienda completa, pero pareciera que si de un día a otro decidiéramos hacer todas las viviendas con este sistema, no tendríamos el stock suficiente.
Estamos tan acostumbrados al sistema tradicional que, para avanzar hacia la industrialización, debemos partir por actualizar también la forma en que se inspeccionan las obras, incluyendo esta variable en los manuales y protocolos de inspección y construcción, ya que de nada sirve que llegue la pieza armada a la obra, para que luego se pida desarmarla para verificar si cumple la norma. Para eso está el código QR que tiene cada pieza que informa su trazabilidad, permitiendo hacer seguimiento desde que se arma, con robots y mano de obra capacitada, hasta que llega a la faena; pero para eso es necesario actualizar nuestras normas y capacitar.
El desafío que ha planteado el Presidente Boric, que establece la meta de construir 260 mil viviendas durante el periodo, es una oportunidad para darle un empuje al sistema de construcción industrializado; como ha mencionado el ministro de Vivienda y Urbanismo, Carlos Montes, estamos acostumbrados a producir 120 mil viviendas en cuatro años, pero una forma de llegar a la meta puesta por el Presidente, es disminuyendo los plazos de construcción de las obras, y el sistema industrializado es una alternativa.
Corfo y el sector construcción: Una alianza exitosa
Por Fernando Hentzschel Martínez, gerente de Capacidades Tecnológicas de Corfo.
En los últimos años, el sector de la construcción se ha visto fuertemente afectado, primero por la crisis social y luego por la crisis sanitaria. De acuerdo con el Balance 2019 realizado por la Cámara Chilena de la Construcción, más de un 20% de las empresas declara haber sufrido efectos por la crisis social, un 62% declara haber paralizado al menos uno de sus proyectos y casi un 70% señaló la necesidad de postergar en inicio de sus obras. Por su parte, el estudio de productividad realizado por Matrix Consultores (octubre de 2020), nos reconfirma un dato ya conocido; el estancamiento de la productividad en esta industria, que se ha mantenido prácticamente inalterable en los últimos 15 años, y el rezago del sector construcción en relación con el comportamiento de la economía nacional; mientras la productividad de esta última aumentó en 20% en el período 2018-2020, la construcción casi no varió. Por último, el sector se ve enfrentado a nuevos desafíos en torno al cambio climático; la Hoja de Ruta de Residuos de Construcción y Demolición y la Estrategia de Economía Circular en Construcción, imponen la necesidad de actuar en esta materia, ya que se han fijado metas al respecto: se espera que un 15% al 2025 de los materiales y sistemas constructivos cuenten con certificación de atributos circulares, meta que aumenta al 30% para el 2035; y al 2050 se espera que al menos el 30% del volumen de los RCD se valoricen.
Es importante señalar que esta industria es fundamental para el crecimiento de nuestra economía, representa cerca del 8% del PIB nacional y en torno al 8,5% del empleo en el país y es un pilar de desarrollo que tiene como misión mitigar el creciente déficit habitacional que nos aqueja.
Esta situación nos impone la necesidad de tomar acciones para enfrentar estos desafíos, y al mismo tiempo, nos abre una tremenda oportunidad de impulsar iniciativas transformacionales en una industria que ha sido históricamente lineal, hacia un modelo productivo no solo más sustentable gracias a los avances tecnológicos en materias de eficiencia energética, sino que también capaz de aprovechar las ventajas que los modelos de economía circular ofrecen en orden de empujar también la productividad del sector.
Ahí es donde Corfo tiene un claro rol que jugar, ya que, a través de nuestros distintos programas e instrumentos hemos apoyado a empresas y emprendedores de toda la cadena de valor de la industria, a dar un paso en materia de innovación y desarrollo tecnológico, en ámbitos tan relevantes como la digitalización, la construcción industrializada, la sustentabilidad en el sector y por cierto introduciendo elementos de la economía circular.
Es así, como desde el año 2015 asumimos el compromiso de articular y coordinar a los distintos actores vinculados a la industria, en el programa Transforma Construye2025, el que nos ha permitido identificar brechas y oportunidades concretas para apoyar en el desafío de transformar al sector desde la productividad y la sustentabilidad.
Como parte de la hoja de ruta de Construye2025, han surgido iniciativas claves como el Centro Tecnológico, CTEC, que busca promover la transformación digital, la adopción de tecnologías y la industrialización en el sector. Además, dispone de infraestructura y capacidades para que las empresas y emprendedores prueben nuevas tecnologías y desarrollos tecnológicos que las hagan más productivas y competitivas; por su parte, PlanBIM busca potenciar el uso de metodología BIM a través del poder de compra del Estado, dotando de capacidades al sector público e incorporando exigencias de BIM en proyectos públicos.
En lo que respecta a los desafíos ambientales, durante el 2021 articulamos la primera convocatoria de Retos de Innovación en Economía Circular en el Sector Construcción, la que, a través de un proceso de innovación abierta, buscó soluciones que apuntan a disminuir la pérdida de recursos en el sector construcción y las externalidades negativas, a través de soluciones tecnológicas que incorporen la economía circular.
A través de esta convocatoria estamos conectando al ecosistema emprendedor e innovador del país, con las empresas, para dar respuesta a problemas y desafíos que estas enfrentan en ámbitos como uso de nuevos materiales, sistemas constructivos sustentables, soluciones tecnológicas para uso eficiente de recursos y la gestión sustentable de sus residuos. Así es como hoy contamos con ocho proyectos que se encuentran validando este tipo de soluciones en entornos reales, de la mano de las empresas o instituciones que serán los usuarios de estas tecnologías una vez completados sus ciclos de desarrollo.
Para este año tenemos el desafío de seleccionar las tres mejores soluciones, las cuales apoyaremos con financiamiento y acompañamiento técnico y estratégico, en el desarrollo de su plan de escalabilidad. Esperamos que estas soluciones se encuentren en el mercado durante el primer semestre de 2023.
En cuanto a otros apoyos disponibles para el sector, contamos con los programas de innovación y de emprendimiento, así como la Ley de Incentivo Tributario, que si bien, su uso ha aumentado en los últimos años, creemos que aún puede ser más explotado como herramienta innovación empresarial de la mano con los Centros Tecnológicos especializados en esta materia. Del mismo modo, estamos próximos a lanzar una nueva convocatoria a programas tecnológicos asociativos que buscan abordar los desafíos de transformación productiva ante el cambio climático en sectores específicos como el de la Construcción.
Por ello, invitamos a las empresas del sector a abordar estas necesidades de transformación productiva mediante la innovación y el desarrollo tecnológico como parte de su quehacer, apoyándose en la infraestructura y capacidades tecnológicas desplegadas en Chile como los son los Centros Tecnológicos, así como los lineamientos que el programa Transforma Construye2025 ha puesto a disposición.
Economía circular y ambiente construido. El liderazgo de Construye2025 en la construcción de una Agenda Regional para América Latina
Por Guillermo Penagos, Coordinador de proyectos, Cátedra UNESCO de Sostenibilidad – UPC
Una mirada global con énfasis regional
En 2020 el Programa de Construcción Sostenible de la Red One Planet publicó un reporte global sobre Economía circular en el Ambiente Construido. En 2021 el Programa hizo un énfasis regional con la publicación de tres nuevos reportes con énfasis en África, Asia y América Latina y el Caribe.
El reporte correspondiente a América Latina y el Caribe fue elaborado por la Cátedra UNESCO de Sostenibilidad en la Universidad Politécnica de Cataluña, la Red RECNET “Reciclar Ciudad” y el Grupo de Resiliencia Urbana en la Universidad SDU de Dinamarca. Este reporte brinda una inmersión a la situación del sector constructor y sus oportunidades para la circularidad en Chile, Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá y Perú, presentando políticas, actores clave, estudios de caso y mejores prácticas que cubren diferentes fases y categorías de impacto del ciclo de vida de la construcción, al tiempo que se analiza el aporte potencial de la circularidad en el ambiente construido al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
A continuación, se presentan los aspectos más destacados de este informe y se describe la participación del Programa Construye 2025 en su realización.
Retos para la circularidad en el ambiente construido en América Latina
A pesar de que existen grandes diferencias respecto al desarrollo urbano en América Latina y el Caribe, se encuentran algunos desafíos comunes, entre los cuáles se destacan los siguientes:
El crecimiento urbano expansivo que conduce a la pérdida de áreas rurales y naturales, afectando la seguridad alimentaria, la biodiversidad y los servicios ecosistémicos; al tiempo que aumenta la vulnerabilidad a los desastres naturales y al cambio climático. Esta expansión también incrementa los flujos de materiales y energía, reduciendo la eficiencia de los recursos y la productividad.
La segregación espacial urbana, que excluye a las comunidades pobres del acceso a la vivienda, servicios básicos, espacio público y oportunidades laborales, lo que promueve economías asentamientos informales.
Los sistemas constructivos predominantes en la Región suelen ser intensivos en materiales, energía y carbono, con bajo grado de industrialización, prefabricación, diseño modular y flexibilidad.
El rol múltiple de los recursos hídricos. En materia energética, la región se destaca por su capacidad instalada para la producción hidroeléctrica, sin embargo el cambio climático implica una disponibilidad futura incierta de los recursos hídricos, lo cual hace perentorio el impulso a fuentes de energía alternativas, así como a la eficiencia energética. Por otro lado, la región cuenta con una elevada oferta hídrica y ha logrado una alta cobertura en el abastecimiento de agua potable, pero el acceso al saneamiento es menor, solo el 20% de las aguas residuales municipales se tratan antes de su descarga, mientras que la reutilización del agua es casi inexistente.
La armonización de políticas. La mayoría de los países de ALC han avanzado en políticas urbanas y de vivienda, la mitad de ellos incluye edificios y asentamientos humanos en sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas y algunos han emitido regulaciones y esquemas voluntarios de construcción sostenible. Asimismo, algunos países están fomentando la reutilización y el reciclaje de los residuos de construcción y demolición. Sin embargo, aún existe la necesidad de armonizar todas estas políticas entre sí, alineándolas con criterios de protección de la biodiversidad, reducción de las desigualdades sociales, eficiencia de los recursos desde un enfoque de ciclo de vida y productividad económica.
La ausencia de herramientas, métodos, conceptos y principios de sostenibilidad en los programas universitarios de arquitectura e ingeniería
La alta informalidad laboral que caracteriza al sector de la construcción, que se relaciona con la desigualdad social y la falta de acceso de la fuerza laboral a la educación básica
La baja capacidad de las pequeñas y medianas empresas para desarrollar estrategias de circularidad y modelos de negocio
La dificultad de transferir costos y beneficios de la circularidad a través de la cadena de valor, entre inversionistas, desarrolladores, propietarios y usuarios
Factores que pueden impulsar la circularidad en el ambiente construido
Entre los factores impulsores de la circularidad en la construcción, el informe destaca los siguientes:
El papel crucial que tienen las agencias de cooperación multilateral y los bancos de desarrollo regionales y nacionales mediante la emisión de bonos verdes, el fomento a informes de sostenibilidad, la participación en iniciativas globales de sostenibilidad y la inclusión del cambio climático en el análisis de riesgos financieros, entre otras áreas.
Las regulaciones nacionales, las asociaciones regionales y las iniciativas empresariales que fomentan la eficiencia, la digitalización y los nuevos modelos de negocios relacionados con el suministro eléctrico en toda la Región.
Los gremios empresariales nacionales y regionales han estado impulsando la edificación sustentable y la digitalización del sector de la edificación.
La Coalición Regional para la Economía Circular, que involucra a agencias multilaterales, bancos de desarrollo, gobiernos, instituciones académicas y actores privados, ha incluido a las ciudades y la construcción entre las áreas prioritarias.
Los productores de materiales que están aumentando con éxito la eficiencia de los recursos y la reducción de la huella de carbono, junto con proyectos de investigación, herramientas digitales, pautas y plataformas nacionales, modelos comerciales emergentes, así como experiencias prácticas en proyectos de construcción y vecindarios.
Las estrategias y hojas de ruta existentes sobre economía circular emitidas recientemente por los países de ALC favorecerán la circularidad en el sector de la construcción.
Construye2025: un referente regional
El desarrollo de un Ambiente Construido Circular exige un enfoque sistémico que considera todas las escalas, desde materiales y componentes hasta edificios, espacios públicos, infraestructuras, barrios, áreas metropolitanas y regiones. Dicho enfoque sistémico requiere la armonización de políticas y regulaciones, así como el compromiso de múltiples partes interesadas, incluidas las agencias de cooperación multilateral y bilateral, los bancos de desarrollo, los bancos privados y otras entidades financieras, los gobiernos nacionales, sub-nacionales y locales, los proveedores de materiales, los desarrolladores urbanos y las empresas constructoras, asociaciones empresariales, profesionales y trabajadores de la construcción, universidades y otros centros de formación, empresas de servicios públicos, así como usuarios y ocupantes.
Es importante la conformación de redes y alianzas que coordinen la interacción entre estos actores y pongan los desafíos basados en la circularidad en el centro de las agendas de innovación, desarrollando, difundiendo, replicando y escalando proyectos demostrativos, mientras se fortalecen los mecanismos de financiamiento. Los autores de este informe encontramos en el Programa Construye2025 un referente regional relevante de este tipo de alianzas y por esto le hemos dado un lugar importante.
El informe puede ser descargado en el siguiente vínculo:
Por: Sergio Contreras, Presidente Consejo de Normalización de la Construcción, Instituto de la Construcción
En el actual ordenamiento jurídico y técnico de la construcción en la organización de la sociedad contemporánea, el cumplimiento de la normativa tiene un rol fundamental ya que de ello depende una oferta de calidad adecuada y alcanzar un nivel de seguridad aceptable tanto para los fabricantes, los constructores y los usuarios.
Las construcciones de acero utilizan este material producto de un proceso de fabricación estrictamente controlado y que a su vez cuenta con la posibilidad de llevar una buena trazabilidad; sin embargo ello per se no garantiza un cabal cumplimiento normativo que es requerido para asegurar esa calidad. Desde este punto de vista, es de gran importancia contar con un cuerpo normativo sólido, actualizado y vigente según el conocimiento tecnológico de hoy.
A diferencia de lo que se tiende a creer, el contar con ese cuerpo y tener como objetivo cumplirlo cabalmente origina un comportamiento mejorado en la obtención de productos de más alta calidad, de la aplicación realista de la tecnología asegurando la seguridad, habitabilidad, el comportamiento de las construcciones y, en definitiva, la calidad de vida en la sociedad.
Para obtener estos logros, este comportamiento de la industria debe estar debidamente incorporado en las políticas públicas de manera que exista una consistencia real en toda la cadena, desde el proyectista que concibe una obra hasta el último de los ejecutores, es así como la aplicación de la normativa cobra su importancia real y se despoja de esa carga que equivocadamente se considera como obstáculos al desarrollo de la labor profesional y productiva.
En Chile, en el último tiempo se ha trabajado intensamente en diversas instituciones para mejorar este entorno normativo, de esta manera hoy tenemos normas como la NCh427/1 y NCh427/2 que son una poderosas herramientas para los ingenieros estructurales pues mejoran el marco en el cual debe situarse el correcto diseño de las estructuras de acero.
De la misma manera, el control de la calidad de los aceros queda claramente determinado en las normas NCh3518 para perfiles cerrados conformados en frío y, consecuentemente, la NCh3576 para perfiles abiertos conformados en frío. Esta tipología de perfiles es ampliamente usada en el país para las construcciones en acero.
De esta manera el país avanza en un camino definido para lograr la calidad que requieren los productos y construcciones de acero y, también así, podemos pensar que estamos sentando bases sólidas para mejorar el bienestar de las personas.
Eficiencia energética, con visión de presente y futuro
Por Ignacio Santelices Ruiz, director ejecutivo AgenciaSE
Desde 2015 en adelante se realizaron decenas de mejoras energéticas en diversos hospitales del país. Por un lado, se hicieron recambios de calderas, sistemas de clima y otras mejoras de eficiencia energética, y por otro, se instalaron paneles solares. Los proyectos de eficiencia energética tuvieron inversiones en torno a los $200 millones por establecimiento, y generaron ahorros en torno a los $100 millones anuales. En los proyectos renovables, se invirtieron alrededor de $70 millones, y se generaron ahorros del orden de $15 millones por año.
¿Dónde creen que se hicieron las inauguraciones? Por supuesto, en los techos de los edificios, junto con los paneles solares, lo que es bastante obvio: la foto al aire libre con unos lindos paneles no tiene comparación con una de una sala de máquinas en un subterráneo oscuro.
Este 5 de marzo es el Día Internacional de la Eficiencia Energética y es permanentemente necesario recordar los beneficios y la importancia de la eficiencia energética, porque de atractivo y glamoroso tiene bastante poco en comparación con otras tecnologías existentes.
Está ampliamente comprobado que empresas que hacen gestión de su energía pueden generar ahorros anuales de hasta 5% durante varios años; o que viviendas u otras edificaciones que se construyen eficientemente, pueden reducir el gasto de energía para calefacción en más de un 50%; o que, en países con estándares de eficiencia para el parque automotriz, se venden, en promedio, vehículos con un 30% de mejor rendimiento que en países sin esos estándares.
Todo lo anterior está debidamente documentado y nuestra política pública ya lo está abordando a través de la nueva ley de eficiencia energética. Sin embargo, los impactos de la eficiencia energética van mucho más allá de lo que podamos lograr hoy; es clave para nuestro futuro.
La Agencia Internacional de Energía (AIE) pronostica que, en los próximos 20 años, se aumentarán en un 60% los metros cuadrados edificados en el mundo, producto del aumento de la población y el desarrollo de la economía. Bill Gates ha indicado que esto equivale más o menos a construir y operar una nueva ciudad como Nueva York cada año. Pensar que vamos a poder cubrir esas enormes nuevas necesidades energéticas solo con nueva energía limpia, es poco realista, y aquí es donde juega un rol clave la eficiencia energética. De acuerdo con la misma AIE, todos los requerimientos adicionales de energía, de los próximos 20 años, podrían cubrirse con la misma cantidad de energía que consumimos hoy, si somos eficientes en su uso.
Los enormes desafíos del cambio climático, las añoradas mejoras en nuestra productividad, la reducción de la pobreza energética de nuestros hogares y la calidad de vida en nuestras ciudades requieren esfuerzos continuos en eficiencia energética. En este sentido, esperamos que, durante los próximos años, en el marco de las discusiones del impuesto verde, el presupuesto para eficiencia energética tenga un aumento considerable, tal como ocurre hoy en buena parte del mundo desarrollado.
Economía circular, un desafío transformador para el sector construcción
Por: Katherine Martínez, Subgerente de Desarrollo de la Corporación de Desarrollo Tecnológico, CDT.
Con la visión de “establecer en Chile la cultura de construcción circular, que permita el desarrollo sostenible de la industria”, en el mes de enero2022 se lanzó la Estrategia de Economía Circular en Construcción. Este hito da cuenta de un proceso de transformación que está viviendo nuestra industria en los últimos años, y que marcará precedente para los años venideros.
La economía circular representa un cambio profundo en la forma de hacer las cosas, dejando atrás el modelo lineal de tomar recursos, fabricar y descartar. Considerando los 3 principios clave planteados por la Fundación Ellen MacArthur, implica un diseño libre de residuos y contaminación, mantener el valor de los productos y materiales en uso; y regenerar los sistemas naturales.
Pero ¿cómo se puede materializar esto en la construcción? Primero, observar que los residuos de construcción y demolición (0.26 m3/m2 construido) son la punta de un iceberg. Significan pérdida de productividad, trabajo rehecho y una pérdida importante de recursos, por cuanto es un material que se fabricó, distribuyó, adquirió, almacenó, utilizó en obra y no llegó a cumplir el fin para el cual fue hecho, con todos los costos e impactos ambientales asociados. La oportunidad está en la prevención del residuo desde el diseño. Segundo, cambiar el enfoque, desde residuos a recursos. El desafío -también desde el diseño de productos y planificación de procesos- es lograr mantener el valor de esos recursos y la eficacia en su uso a lo largo del ciclo de vida, y de ser necesario, buscar posibilidades de valorización. Y tercero, pensar en oportunidades de generar un impacto positivo al medio ambiente (ir más allá que reducir el impacto), tal como revitalizar barrios, edificios existentes, generación de energía renovable, entre otros.
La colaboración es el eje central de la Estrategia de Economía Circular en Construcción. Esta transformación es sistémica y en la práctica se requiere de sinergias e interacciones con distintos actores. Así nace la alianza de la Cámara Chilena de la Construcción con el Instituto de la Construcción y el programa Construye2025 de Corfo, con la facilitación de la Corporación de Desarrollo Tecnológico. Juntos, en representación de la industria y buscando motivar a toda la cadena de valor para su co-construcción, logramos proponer una Estrategia que guíe los primeros pasos del sector al 2025, en línea con la Hoja de Ruta de Economía Circular Chile sin basura 2040 liderada por Ministerio Medio Ambiente, y la Hoja de Ruta de Residuos de construcción y demolición hacia la economía circular 2035 liderado por Construye2025.
Los frutos tempranos de esta Estrategia nos muestran la urgencia percibida en el sector. Existen distintas iniciativas y alianzas entre actores para generar confianza y trabajo colaborativo. Destaca la firma del APL hacia la economía circular en construcción en la Región de Valparaíso impulsado por CChC, la creación de una mesa interregional de APLs y de comisiones de economía circular en las cámaras regionales del norte y sur de Chile. Por su parte el comité de Economía Circular en el Instituto de la Construcción hoy agrupa a 29 profesionales de distintas entidades, que proponen y vinculan iniciativas circulares. A esto se suman los retos de innovación, estudios de modelos de negocio circulares y perfiles de formación para trabajadores, liderado por Construye2025.
Próximos pasos y desafíos 2022
Una disrupción, como ha sido para Chile el estallido social o la pandemia, puede ser una oportunidad para un cambio de paradigma y un replanteo de modelo, una recuperación verde. Durante el año 2022, en que ya contamos con una estrategia, el desafío es la acción y potenciar su implementación.Como CDT, nuestro propósito es ser el motor de desarrollo y articulador de la productividad, innovación y sustentabilidad ambiental de la industria de la construcción en la CChC, lo que nos motiva a continuar propiciando este trabajo colaborativo hacia la economía circular.
Economía circular: la reinvención del sector de la construcción
Por Omar Vargas Bahamonde, presidente de Comité de Economía Circular Cámara Chilena de la Construcción Punta Arenas
El cuidado del medio ambiente y el uso eficiente de los recursos serán los protagonistas de las próximas décadas. En la reciente cumbre COP26, múltiples líderes mundiales se comprometieron a realizar acciones concretas para detener el ritmo acelerado del cambio climático y sus desastrosas consecuencias.
El escenario actual representa una oportunidad para transformar la forma en la que construimos. Por eso, como Cámara Chilena de la Construcción, junto con el Instituto de la Construcción y el programa Construye2025 de Corfo, y guiados por la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT), lanzamos en enero de este año la Estrategia de Economía Circular en Construcción, que presenta los lineamientos para el tránsito hacia una nueva cultura del sector.
Desde la Cámara de Punta Arenas, queremos ser un aporte: buscaremos las mejores fórmulas que permitan un desarrollo sostenible, social, ambiental y económico de la industria a largo plazo.
En el segundo semestre del año pasado creamos la Comisión de Economía Circular con el objetivo de impulsar la cultura de construcción circular en Magallanes. Esto implica comprometernos a reducir la dependencia de los recursos naturales, controlar la cantidad de residuos generados en obras y centros de trabajo, y lograr un mayor crecimiento en la economía, respetando el medio ambiente y a nuestra sociedad.
Este tremendo desafío común y transformador convoca a todos quienes formamos parte de la cadena de valor de la industria. Es fundamental cambiar el paradigma de cómo construimos para enfrentar los retos actuales y futuros. Con la incorporación de la economía circular en el mundo de la construcción se abren innumerables posibilidades para la optimización y el ahorro de recursos, así como también para la innovación y el emprendimiento.
La reinvención tiene diferentes pilares de acción, los que van desde invitar a la academia a incorporar integraciones tempranas entre las diferentes especialidades como diseño, arquitectura, construcción industrializada y la formación de capital humano, con criterios de economía circular y desarrollo sustentable, hasta potenciar el compromiso del ámbito arquitectura y de los sectores industriales, proveedores, inmobiliarias, constructoras y por supuesto, la participación ciudadana.
Ya está en marcha un proceso histórico de innovación para la industria. Está abierta la invitación es a ser parte de la reinvención de la construcción en Magallanes, dejando un legado que enorgullezca a Chile.
Por Marianne Küpfer, directora de la Asociación de Ingenieros Civiles Estructurales (AICE)
El conocimiento humano, adquirido a lo largo de los siglos y transmitido de generación en generación, es el fruto de la constante observación, la interpretación y la experimentación, a través de lo cual podemos entender un sin número de fenómenos y crear nuevas experiencias que contribuirán a acrecentar este continuo saber. Es a través de la ciencia que todo este conocimiento, tanto del mundo natural, físico o tecnológico, se sistematiza y se pone al servicio de la humanidad.
¿Y qué tan cercanas están las mujeres a la ciencia? Pues creo que las mujeres somos científicas en esencia, muchas veces sin siquiera darnos cuenta de ello. Diestras en químicas desde la infancia, capaces de transformar simples alimentos en comidas de sabores exquisitos, en sustancias nutritivas que se convertirán en la energía que nos permitirá vivir. Diosas de la física cuántica, capaces de producir cambios tangibles en los seres que nos rodean tan solo a través de una sonrisa, de una palabra amable, de un gesto acogedor o de una mirada animosa. Biólogas por naturaleza, capaces de curar las heridas de todo tipo de criaturas. Expertas en ciencias aplicadas, capaces de construir un refugio inexpugnable ante las leyes de la física con el solo objeto de abrigar nuestros tesoros y convertirlo en un hogar para los que amamos, ya sea en un árbol o incluso bajo una mesa. Entonces, ¿por qué no hacer de las ciencias nuestra profesión? Está ahí, en nuestro interior y al alcance de nuestra mano. Una puerta abierta para aquellos que desean aprender y aportar con su conocimiento, explorar nuevos horizontes y expandir el saber humano.
Mi formación estuvo marcada por la ciencia, desde el colegio, en donde gozaba con las clases de física y química, de biología, y las matemáticas que me acompañaban en todo momento. Y luego en la universidad pude profundizar mi conocimiento en diversas ramas de la ingeniería, desde hidráulica hasta electricidad, para finalmente darme cuenta que era en el área de las estructuras en donde mejor podía aprovechar mis habilidades e intereses. Los ingenieros estructurales nos encargamos de diseñar todo tipo de infraestructura, usualmente tomando como base un proyecto de arquitectura y generando los documentos de construcción con los cuales se podrá materializar una obra. En ese proceso de diseño se realizan análisis complejos, se usan herramientas tecnológicas y se trabaja en equipo con profesionales de diversas áreas. Así he podido contribuir al desarrollo de proyectos habitacionales, comerciales, hospitalarios, educativos y también algunos proyectos inusuales. Ha estado en mis manos diseñar parte de aquellos lugares en donde las personas habitarán, trabajarán y realizarán múltiples actividades. Y esto es una gran responsabilidad, pero también una gran motivación para hacer bien mi trabajo, mantenerme siempre al día en conocimiento, en tecnología y en transferir a otros mi experiencia.
Si sientes ese gusto por la ciencia, explora el camino con decisión y entusiasmo, hasta que encuentres tu verdadera pasión.
Transformar la industria de la construcción con foco en las personas
Por Luis F. Alarcón, director del Centro de Excelencia en Gestión de Producción de la Universidad Católica de Chile y miembro del Consejo Directivo de Construye2025
Las tres dimensiones sociales sustantivas del desarrollo sostenible -reducción de la pobreza, inversión social y comunidades seguras y solidarias- no son nuevos objetivos sociales, pero hoy están más vigentes que nunca en el contexto político y social de nuestro país. Para alcanzar un desarrollo sostenible en proyectos de ingeniería, y particularmente en proyectos de infraestructura y sistemas productivos, es necesario desarrollar estrategias que aseguren que los proyectos y sus procesos estén de acuerdo con las necesidades sociales y ambientales, y permitan una actividad económica sostenible en el tiempo.
Hoy debemos hacernos cargo de una revolución de la industria impulsada por cambios tecnológicos transformadores, lo que ha llevado a cambios fundamentales en la forma en que funcionan las industrias. Se habla hoy de la transformación digital asociada a la denominada Industria 4.0, o Construcción 4.0 cuando se asocia a nuestra industria. Esta transformación trae consigo cambios que tienen consecuencias económicas y sociales, algunas de ellas son intencionadas y deseables y otras indeseables.
Como muchas transformaciones anteriores, la transformación digital en la construcción está impulsada por la tecnología y hoy hablamos de BIM, Digital Twins, la información en la nube, aprendizaje de máquina, automatización e industrialización y otras tecnologías que prometen resultados asombrosos. Sin embargo, también corremos el riesgo de no llegar a buen puerto si olvidamos a las personas y la filosofía de gestión que debe inspirar las transformaciones deseadas y evitar las consecuencias no deseadas. Por eso es que ha surgido una corriente, denominada Industria 5.0, que busca reorientar las transformaciones que queremos impulsar en nuestra industria, poniendo a las personas en el foco de las transformaciones. Esto significa poner al frente de las transformaciones las necesidades sociales esenciales, el valor y la responsabilidad como últimos objetivos. Sin lugar a dudas, para alcanzar estos objetivos se requiere de tecnologías y soluciones centradas en el ser humano, la sostenibilidad y la resiliencia.
En la actualidad muchos proyectos de ingeniería enfrentan una fragilidad en la forma como se vinculan con los actores sociales en los territorios a intervenir, tanto en su etapa de concepción, desarrollo, implementación y operación. Reconocer la sostenibilidad social como un pilar fundamental para el diseño y operación de los proyectos, especialmente aquellos de ingeniería asociados a la construcción de infraestructura y sistemas productivos resulta de gran relevancia. Esta dimensión de los proyectos es hoy en día reconocida como uno de los desafíos más importantes que enfrentan estos sectores. Este es sólo un ejemplo entre múltiples razones por las que es necesario reformular nuestra estrategia de transformación en tres valores centrales interconectados: centrada en el ser humano, la sostenibilidad y la resiliencia.
El enfoque centrado en el ser humano pone las necesidades e intereses humanos fundamentales en el corazón del proceso de producción, cambiando el énfasis en tecnología por un enfoque centrado en el ser humano y centrado en la sociedad. Como resultado, los trabajadores de la industria desarrollarán nuevos roles como un cambio de valor de considerar a los trabajadores como “costo” a “inversión”. La tecnología es para servir a las personas y sociedades, lo que significa que la tecnología utilizada en la construcción se adapta a las necesidades y la diversidad de los trabajadores de la industria. Se debe crear un ambiente de trabajo seguro e inclusivo para priorizar la salud física, la salud mental y el bienestar y, en última instancia, salvaguardar los derechos fundamentales del trabajador, es decir, la autonomía, la dignidad humana y la intimidad.
Para que la industria respete los límites planetarios, debe ser sostenible. Necesita desarrollar procesos circulares que reutilicen, y reciclen los recursos naturales, reducir los residuos y el impacto en el medio ambiente y, en última instancia, conducir a una economía circular con mejores recursos, eficiencia y eficacia.
La resiliencia se refiere a la necesidad de desarrollar un mayor grado de robustez en la construcción, preparándola mejor contra interrupciones y asegurando que puede proporcionar y apoyar el desarrollo de infraestructura crítica en tiempos de crisis. La construcción del futuro debe ser lo suficientemente resistente para navegar rápidamente los cambios (geo-) políticos y las emergencias naturales.
Avanzamos juntos hacia la economía circular
Por Marisol Cortez Villanueva, presidenta CChC Valparaíso
La semana pasada, con la presentación por parte de la Cámara Chilena de la Construcción, el Instituto de la Construcción y el programa Construye2025 de Corfo, de la Estrategia de Economía Circular en Construcción 2025, la carta de navegación que nos permitirá como país transitar de un modelo lineal de producción hacia una construcción sustentable y una industria más sostenible, dimos un paso decisivo hacia una nueva manera de construir para Chile.
Una transición ineludible, pensarán muchos. Pero lo cierto es que no son tiempos fáciles para los empresarios de la construcción y lo sabemos. Múltiples presiones afectan la operación de las empresas, desde los riesgos sanitarios hasta el estallido social y la crisis económica. Sin embargo, hoy también somos testigos de los esfuerzos que emprendedores y empresarios de distintos tamaños, han realizado con el objetivo de mejorar sus procesos a todo nivel y desarrollar una construcción más sustentable y que cumpla mejor con las nuevas exigencias que la sociedad les hace a las empresas.
En este contexto, como CChC Valparaíso, en conjunto con la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático de Corfo y autoridades, instituciones y empresarios del sector, el 12 de enero lanzamos oficialmente la etapa de Implementación de nuestro Acuerdo de Producción Limpia (APL) del sector Construcción de la Región de Valparaíso, el primero de su tipo en el país y al que ya han adherido una treintena de empresas, instituciones y organismos públicos de nuestra región, y que además cuenta con el apoyo técnico de la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT) de la CChC.
Por todo esto me parece que esta es una buena una oportunidad para destacar los esfuerzos que a nivel nacional y regional se están realizando en pos de estos objetivos compartidos y para agradecer a todos quienes nos han acompañado en este proyecto tan trascendental para nuestra industria, nuestro gremio, la región y la comunidad, como es nuestro APL.
Quiero aprovechar también este espacio para agradecer el trabajo desinteresado e intenso de nuestros socios y equipo profesional, liderados por el presidente de la Comisión de Desarrollo Sustentable, Christian Morales. Y también agradecer nuevamente la cooperación de nuestros compañeros de ruta en este viaje hacia la Economía Circular en el que estamos comprometidos, como son la Agencia de Sustentabilidad y la CDT.
Estamos contentos y orgullosos. Como presidenta de la CChC Valparaíso, valoro especialmente el esfuerzo, valentía y convicción de nuestros socios, por hacer frente con seriedad y sentido ético, a este tremendo desafío que es la gestión de los Residuos de la Construcción, considerando que nuestro sector es el principal productor de desechos sólidos en el país (35%).
Y más aún, valoro el haber formalizado este compromiso desde una visión de largo plazo, que apunta hacia la sostenibilidad de nuestra industria. Y que busca avanzar con acciones concretas hacia una economía circular, que es la misión que tenemos como gremio.
Quiero destacar que este proyecto de APL no fue de generación espontánea. Responde a nuestros desafíos estratégicos como Cámara nacional y, además, se enmarca en nuestro proyecto gremial nacional Compromiso PRO, en el que aporta reforzando los pilares Medio Ambiente y Comunidad.
Junto con ello, es importante destacar que éstos no son esfuerzos aislados. En nuestra región desde hace un par de años y con la participación del sector privado, el mundo público, las universidades y organizaciones civiles, se ha generado un círculo virtuoso en torno a la construcción sustentable, con iniciativas y experiencias sectoriales de gran valor, entre las que es necesario mencionar a la empresa local Revaloriza, dedicada al reciclaje de residuos de industria y construcción con el objetivo de evitar los impactos ambientales.
Y Plataforma Industria Circular para la Región de Valparaíso, iniciativa de la Universidad de Valparaíso financiada con aportes del Fondo de Innovación para la Competitividad del Gobierno Regional de Valparaíso y que busca diseñar e implementar una plataforma de facilitación y seguimiento de iniciativas de simbiosis industrial para la región, apuntando a transacciones y reutilización de residuos y subproductos industriales no peligrosos, entre empresas de la región.
Finalmente, quiero contarles que nuestro APL ha impactado fuerte en la Cámara. Tanto, que con gran alegría les puedo informar que acabamos de constituir la Mesa Interregional de APL, en la que ya estamos trabajando para implementar esta herramienta con las Cámaras regionales de Antofagasta y Punta Arenas. Y a las que se sumarán en el corto plazo Temuco y Puerto Montt.
A esta Mesa llevaremos nuestra experiencia desarrollando y gestionando el proyecto de APL en Valparaíso, y especialmente nuestra experticia en la gestión público – privada y en el trabajo colaborativo que requiere para ser implementado con éxito.
En este punto lamentablemente debemos reconocer que nuestro actual modelo de desarrollo no es amigable con el medio ambiente y claramente está precipitando el cambio climático. Por eso es sumamente importante que apoyemos este APL, porque aquí comenzamos a cambiar las cosas.
Así, en la Cámara hoy nos sentimos orgullosos, porque estamos avanzando juntos las empresas, el sector público, las universidades y las organizaciones civiles, hacia la economía circular. Y lo hacemos con el liderazgo de las regiones.
Día Mundial por la Reducción de CO2: la construcción se suma a la carbono neutralidad
Por Hernán Madrid, jefe de Certificación Edificio Sustentable
La necesidad de disminuir el CO2 no es reciente, debido a los efectos de los sistemas de producción y los niveles de consumo de energía, llevamos años alertando a nivel mundial y en Chile para disminuir los consumos energéticos y las emisiones asociadas, más recientemente, avanzar hacia la carbono neutralidad y transformar nuestra economía de una lineal a una circular.
Desde la creación de CES, hemos tendido a la medición de los consumos energéticos de los edificios certificados, lo que nos lleva a representar casi un tercio del consumo total de energía, estimado un promedio nacional de 275 kWh/m2 año (edificios oficinas) por parte del Ministerio de Energía. Con los edificios certificados CES, presentamos cifras de entre 40 a 145 kWh/m2 año, lo que sin duda contribuye directamente a la disminución del CO2 en la atmósfera.
Esto se alinea con la meta de Chile de alcanzar la carbono neutralidad al año 2050, para cumplir con el Acuerdo de París. Desde el sector construcción son diversas las iniciativas que se han llevado a cabo, y entre ellas destacamos el trabajo colaborativo entre el Ministerio de Energía, la Dirección de Arquitectura del MOP, el Instituto de la Construcción y Certificación de Edificio Sustentable (CES), en los que hemos plantado las bases para que la carbono neutralidad tome más fuerza en el desarrollo de los proyectos inmobiliarios.
Con ello, estamos cubriendo uno de los cuatro ejes para la reducción de gases de efecto invernadero: y la reducción de emisiones en todos los procesos industriales y edificaciones. Los otros restantes corresponden a la diversificación de la matriz energética; el desarrollo de la electromovilidad y el hidrógeno verde.
Así podremos en un futuro cercano diseñar, desarrollar y ejecutar obras más competitivas, más eficientes, que minimicen su impacto y que incluso puedan tener un impacto positivo. Gracias a las políticas de Net Zero Energía y Net Zero Carbono impulsadas con fuerza desde el sector público esperamos contar con la información de carbono incorporado de todas las edificaciones nuevas y existentes al año 2025, en tanto que para 2030, esperamos que el 100% de los edificios logren reportar públicamente su huella de carbono operacional e incorporado, mediante un instrumento obligatorio. Esto forma parte de los lineamientos de la estrategia de huella de carbono del sector edificación que esperamos sea lanzada próximamente.
Estas metas han implicado años de trabajo y esfuerzo de profesionales con una gran colaboración del sector público, privado, academia y gremios que hemos podido aportar desde el Instituto de la Construcción y de CES
Por ello, en el Día Mundial por la Reducción de CO2, hacemos un llamado a seguir trabajando con fuerza y aumentando la velocidad de nuestras acciones, la urgencia está instalada, depende de nosotros estar a la altura con nuestra respuesta.
Economía circular en la construcción: enorme oportunidad
Por Guillermo González, jefe Oficina de Economía Circular del MMA
La crisis climática es el mayor desafío que enfrentamos como humanidad y nos obliga a tomar acciones urgentes, cambiando cómo hacemos las cosas. Nuestro planeta ya no resiste la lógica lineal de extraer, producir y desechar, necesitamos dar un giro. ¿Qué hacer? La respuesta es avanzar hacia una economía circular, en donde la basura no exista, los materiales se mantengan en el ciclo de producción y la forma que producimos hasta tenga una capacidad de regenerar ecosistemas dañados.
Por eso lideramos un amplio proceso participativo que generó la Hoja de Ruta para un Chile Circular al 2040, plan maestro que contiene metas y acciones concretas para que el país avance hacia la economía circular, una que sea regenerativa e impulse a Chile hacia un desarrollo sostenible.
Imaginamos un país donde nada se desperdicia y todo se transforma para el cuidado de la vida. Si somos capaces de concretar este plan y llevar la visión circular a los distintos ámbitos de nuestra sociedad, podremos mejorar la calidad de vida de las personas en sus territorios, cuidar y regenerar los ecosistemas de nuestro país y abrir múltiples nuevas alternativas de crecimiento verde.
La construcción jugará un rol fundamental en esta transformación y quienes opten primero por esta nueva mirada, verán los beneficios que trae para el país, pero también para sus negocios.
Se estima que cerca del 35% de los residuos a nivel mundial proviene de la construcción y demolición (RCD). En Chile, la generación de estos alcanza 7,1 millones de toneladas al año, solo por edificaciones autorizadas, lo que es más que el total de los residuos municipales, algo así como tres cerros Santa Lucía. A eso hay que agregarle las obras de infraestructura, lo que se genera en catástrofes naturales y las edificaciones informales.
Asimismo, la construcción representa 7,1% del PIB de Chile, siendo un motor importante de la reactivación que necesitamos impulsar, y un consumidor de millones de toneladas de materiales.
Con la incorporación de economía circular al sector construcción se abren innumerables posibilidades de ahorro y optimización, además nuevas oportunidades de negocios.Pasar de enterrar materiales a darles una segunda vida útil es un cambio necesario, y en el sector construcción significa valorizar millones de toneladas de áridos, maderas y otros materiales, lo que es al mismo tiempo una oportunidad, y eso la industria ya lo está explorando. Según un estudio de la Universidad Católica, las pérdidas económicas por materiales desperdiciados son de US$315 millones al año. Sin embargo, los RCD son altamente aprovechables, pudiendo alcanzar tasas de 95%.
La industria de la construcción está conociendo las ventajas de incorporar la economía circular en sus procesos productivos y en su oferta.Hoy el gremio de la construcción es consciente de que tiene un rol importante para lograr ciudades sostenibles y mejorar el desempeño ambiental en nuestro país.
Así lo refleja la alta y positiva participación de la Cámara Chilena de la Construcción y de muchas empresas constructoras y proveedoras de materiales que participaron activamente, en todo Chile, de la confección de la hoja de ruta antes mencionada. También el hecho de que el sector ya está trabajando en la elaboración de su estrategia hacia la economía circular.
Las empresas que han implementado medidas ya han demostrado que resulta económicamente atractivo optimizar los diseños, mejorar el manejo de materiales en obra, disminuir la generación de residuos. Seguir el camino de la sustentabilidad en la construcción no es más costoso, porque la economía circular ofrece optimizar los procesos productivos mejorando la productividad de los materiales.
Nosotros proyectamos que al 2040 la economía circular esté instalada con fuerza en la cultura del país, generando hábitos de uso y consumo y patrones de producción más sostenibles. Asimismo, que las prácticas circulares hayan impulsado la regeneración de la naturaleza; que se aproveche al máximo el potencial de la innovación; que se promueva el desarrollo local sostenible. Para ello, el impulso del sector construcción es fundamental.
Por Carlos Guzmán, Director General de Obras Públicas
La experiencia internacional muestra que existe un gran volumen de residuos valorizables que pueden volver a ser usados como insumos para la construcción. En Chile, las tasas de reciclaje de RCD no superan el 4%. Es por eso que le damos la importancia a este tipo de medidas, que a través de la demanda son capaces de impulsar el cambio hacia una economía circular en la construcción, a partir de licitaciones y proyectos de edificación e infraestructura que incorporan inversión pública.
El Plan de Gestión de Residuos en Obra del Ministerio se alinea con los objetivos que se establecen en la Hoja de Ruta RCD y Economía Circular en Construcción 2035. Esto es un puntapié inicial para la implementación de los compromisos que como Ministerio tenemos establecidos y que la Dirección General de Obras Públicas (DGOP) ha impulsado fuertemente. Si bien, su implementación es un proceso paulatino, esperamos que para el 2022 el 100% de los contratos nuevos estén implementados.
En sintonía con lo anterior, en este Ministerio continuamos generando estrategias público-privadas para avanzar en aquellos lineamientos; destacando recientemente la firma como Dirección General de Obras Públicas en el Acuerdo de Producción Limpia (APL) hacia la Economía Circular en la Construcción con la Región de Valparaíso. Aquí nuestro objetivo es impulsar un enfoque de economía circular en la gestión de los residuos entre los distintos actores de la cadena de valor del sector construcción en la región, en donde como MOP estamos presentes.
La reutilización de material que actualmente se desecha es un desafío que nos permite avanzar en un trabajo colaborativo con nuestros compromisos ministeriales de la Hoja de Ruta RCD y Economía Circular en Construcción 2035, donde se busca fomentar y promover la gestión sustentable de los residuos.
Es por esto quetenemos el gran desafío de incorporar material reciclado y reutilizado como insumo para la construcción de obras públicas, tarea en la que ya hemos avanzado con pruebas y estudios para así poder usar nuevos materiales que hasta hace unos años eran considerados desechos. Esto es posible con tecnologías de reciclaje de materiales en terreno, que logran reducir la necesidad de transportar áridos de otros sectores y así disminuir la huella de carbono.
Como Ministerio nuestro compromiso es impulsar obras más sustentables que permitan, no sólo mejorar la calidad de vida de las familias chilenas, sino también proteger y preservar el medioambiente en el que viven.
Construye2025 y vinculación universidad-empresa: Los desafíos inmediatos
Por Ariel Bobadilla, director del Centro de Investigación en Tecnologías de la Construcción CITEC UBB, y miembro del Consejo Directivo de Construye2025.
Cumplido seis de los 10 años de su programa, Construye2025 se encuentra en un proceso de revisión y actualización de su Hoja de Ruta (HR) y de funcionamiento de su programa de cara a la implementación de su tercera etapa.
La revisión realizada a la fecha arroja que se ha progresado en la consecución de metas, pero el propósito para lo que resta debe ser, necesariamente, “Acelerar la transformación de la construcción, para juntos avanzar hacia un país más productivo y sustentable”, poniendo énfasis estratégicos en 10 iniciativas priorizadas en cuatro ejes estratégicos, a saber: Construcción industrializada, Construcción Sustentable, Innovación y Mejora Continua (I+D+i) y Construcción 4.0. Trabajo para el cual la industria y universidades deberán cultivar una vinculación bidireccional con más sentido en la realidad y conocimiento de las realidades de unos y otros.
Con el resultado surgen también, naturalmente, al menos cuatro preguntas básicas a responder: (a) ¿Cuánto hemos avanzado?; (b) ¿Los problemas mantienen vigencia; (c) ¿Qué otros problemas y/u oportunidades han surgido en el intertanto y; lo más importante, (d) ¿Cómo nos organizamos como colectivo para enfrentar con éxito lo que resta del programa?
¿Cuánto hemos avanzado en el mejoramiento de la productividad y sustentabilidad?: El programa identificó en sus comienzos 153 brechas susceptibles de abordar a través de distintas iniciativas, su estado y nivel de avance es el siguiente: 8 brechas han sido cubiertas; 51 mantienen vigencia, pero con trabajos en desarrollo y; de 71 no se cuenta con información y 21 no se han iniciado. Desconociendo la dinámica propia de cada proceso de reducción de brecha y a falta de una métrica objetiva para medir el impacto sobre los resultados esperados del programa, lo que existe son más bien percepciones en cuanto a que se ha mejorado la productividad del subsector edificaciones y la sustentabilidad de los productos y procesos, no más que eso. Iniciativas señeras como Plan BIM, Sistema de Gestión TCQ (Metabase), Centros de Investigación y Extensión y otras alimentan esa percepción. Está pendiente, sin embargo, acordar e implementar una métrica objetiva de medición y evaluación de resultados para poder, en algún momento, responder objetivamente a esa pregunta. Una acción reconocida como clave en cualquier proceso de innovación y mejoramiento continuo, como el que se pretende implementar.
¿Los problemas mantienen su vigencia?: En términos generales sí, lo que ha pasado y suele suceder, son más bien reordenamientos y cambios de enfoque para mejor responder a problemas antiguos, como los de eficiencia energética e hídrica, productos sustentables, certificación sustentable y sustentabilidad en general, que se agrupan ahora bajo el concepto de economía circular. Se busca con lo mismo vincular más correcta y convenientemente los problemas de la sustentabilidad a oportunidades de trabajo, negocio y crecimiento económico. Como bien señala el último informe del Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC): “a menos que haya reducciones inmediatas, rápidas y a gran escala de las emisiones de gases de efecto invernadero, limitar el calentamiento a 1,5 °C estará más allá de nuestro alcance”. Esa parece ser la meta de la humanidad en estos momentos, para lo cual, entre otras cosas, es necesario cambiar el paradigma de modelo de producción y consumo por otro más ecoeficiente y circular, que implica reutilizar, reparar, y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea necesario.
¿Qué otros problemas y oportunidades nuevas han surgido en el intertanto? Claramente la pandemia y la crisis sanitaria que todavía enfrentamos ha sido el evento disruptivo más importante. Una suerte de laguna que ha postergado metas de trabajo e inversión, que en este caso ha afectado de manera importante a la MIPYME más vulnerable de la industria, la menos preparada tecnológica y digitalmente. La reactivación de este sector será prioridad del Estado para los años que vienen. La inversión pública en la etapa post pandemia, deberá ir en ayuda de los sectores y subsectores más afectados, las universidades deben leer bien esas señales y prepararse. El esfuerzo se deberá focalizar en proyectos que fortalezcan la innovación y transferencias de soluciones nuevas o significativamente mejoradas a las ya existente, ideal con atributos competitivos de eco eficiencia demostrables y con alto potencial de generación de empleos y por lo mismo de negocio. Se espera que el esfuerzo público sea capaz de arrastrar volúmenes de inversión privada más significativos y consistentes con la situación de crisis que enfrenta el sector. Proceso donde las alianzas público privadas y el trabajo de las universidades como oferentes tecnológicos será fundamental.
¿Cómo nos organizamos como colectivo para enfrentar con éxito lo que resta del programa, en particular las universidades? Hoy más que nunca la sociedad exige a las universidades respuestas más inmediatas y diversificadas que las que tradicionalmente ha entregado a través de sus programas de formación de profesionales. Le exige atender, además, sus necesidades de producción de innovación y de formación para el trabajo, en un contexto de crecientes demandas sociales y “acelerar en ese empeño”, como se ha señalado. Actores importantes en dicho cometido deberán ser los centros tecnológicos creados al alero del programa, CIPYCS y CTeC, y demás oferentes tecnológicos del mercado, actores principales junto con la industria del proceso de producción de innovación y mejoramiento continuo.
En este escenario, es fundamental que el trabajo de creación de ideas y de apoyo a la resolución de problemas que realizan universidades e investigadores, se vincule cada vez más estrechamente a la producción de innovaciones para el bienestar de la sociedad. Algo que no deja de ser complejo considerando la gran masa de investigadores y el equipamiento para producir innovación está en las universidades y debe servir a múltiples otros propósitos, además. La figura del investigador gobernanzas e infraestructura jornada completa dedicado a producir innovación prácticamente no existe en Chile, no existe mercado para ello todavía. Será fundamental entonces, que las universidades consigan alinear y sumar mejor sus capacidades, practicar una mejor forma de cooperación y, sobre todo, generar gobernanzas y sinergias conducentes a entregar el servicio que la industria y la sociedad toda le demanda, de la forma más costo eficiente posible.
METABASE: un camino para avanzar en la productividad y coordinación del sector construcción
Por Ricardo Flores, gerente de Desarrollo de Idiem.
Mucho antes de la pandemia, durante el 2015, a partir de los programas estratégicos impulsados por Corfo, un equipo de profesionales de la construcción trabajó en la denominada “Hoja de Ruta del Programa de Productividad y Construcción Sustentable”, que el 2016 pasó a llamarse Construye2025. La elaboración de ese ambicioso plan contempló múltiples sesiones de trabajo y presentaciones respecto del estado del arte de iniciativas en el mundo, dentro de esas presentaciones el equipo de ITeC presentó las ventajas y beneficios de METABASE en España. Como siempre, el desafío es la priorización y por ello la Hoja de Ruta enfocó esfuerzo en elementos habilitadores.
Hoy el contexto es diferente, lo avanzado por Planbim, las iniciativas de DOM en Línea, los esfuerzos en economía circular y el desarrollo de la industria aumentan la factibilidad de una iniciativa como METABASE que a partir de la estandarización de datos y procesos, permiten de forma simple aumentar la productividad del sector, facilitando la comparación y análisis de proyectos, además de incluir herramientas potentes como calculadoras de impacto ambiental, todo sumado a la simplicidad de entornos OPEN BIM.
¿Qué es Metabase?
METABASE es la integración metodológica de BBDD y software, en un entorno estandarizado de datos y procesos, permitiendo el crecimiento escalado, con herramientas de verificación y actualización de información. Los elementos integrantes de METABASE son BEDEC (base de datos), TCQ (software de uso) y BIM (a través de plataformas de OpenBIM).
TCQ: TCQ nace ante la necesidad de gestionar las obras necesarias para la preparación de Barcelona para los Juegos Olímpicos de 1992. Un reto importante que requería un control muy ajustado de grandes inversiones, planificación y calidad, en un tiempo muy ajustado. Dentro de los beneficios de TCQ se pueden mencionar:
Lenguaje común: criterios comunes.
Estandarización de procesos de proyecto/licitación/seguimiento económico.
Transparencia y limitación de la arbitrariedad.
Pacto de productividad.
Ajuste del coste por tipologías.
Facilita procesos de mejora continua (Lean).
Facilita la cooperación entre agentes (BIM).
BEDEC: Es una base de datos estructurada para la construcción, compuesta por un banco de referencia, además de, bancos personalizables por empresa. La información es configurable por áreas geográficas, y dispone de acceso web. Todo lo anterior requiere adicionalmente un servicio de mantenimiento y actualización. Dentro de la base es posible encontrar:
Materiales básicos.
Materiales compuestos.
Partidas de obra para obra nueva y rehabilitación, urbanización, mantenimiento, con su justificación de precio descompuesto (mano de obra, materiales, maquinaria).
Partidas de ensayos de control de calidad.
Partidas de seguridad y salud.
Normativa.
Pliegos de condiciones técnicas de ejecución.
Biblioteca de objetos BIM.
Impactos ambientales (residuos, energía embebida, emisiones de CO2).
Productos con marcado CE.
El conjunto de herramientas permite acceder a herramientas modulares dentro de las cuales se mencionan:
Módulo banco. Creación y mantenimiento de bancos de datos.
Módulo 1. Presupuestos y condiciones técnicas.
Módulo 2. Planificación temporal.
Módulo 3. Seguimiento económico.
Módulo 4. Licitación y comparación de ofertas.
Módulo 5. Gestión de control de calidad.
Módulo 6. Estudios y planes de seguridad y salud.
Módulo 7. Gestión medioambiental.
Módulo 8. Gestión de control de costos.
La implementación de METABASE en Chile, sumando la experiencia de ITeC y las capacidades de IDIEM
La implementación de METABASE en Chile, sumando la experiencia de ITeC y las capacidades de IDIEM, permitiría disponer de una metodología de gestión de proyectos de construcción que estandarice los parámetros básicos de definición, de acuerdo con criterios homogéneos de planificación, costos, calidad, índices de productividad, que puedan ser extendidos a los distintos agentes intervinientes en el proceso de diseño y construcción de edificios e infraestructuras. La metodología, inspirada en la de TCQ (Tiempos, Costos y Calidad), se podría adaptar a la singularidad de los modelos de gestión de Chile. Las bases de datos, se adaptarían a las características propias de Chile en cuanto a: materiales, soluciones constructivas, mano de obra, rendimientos, normativa, y precios. Así mismo, se podrían evaluar las diferencias debidas a las distintas zonas geográficas.
¿Qué es ITeC?
ITeC es una fundación privada sin ánimo de lucro. Con representación de los principales agentes de la construcción: públicos y privados. Es una organización neutral, independiente, transversal, pluridisciplinar. Puedes conocer más de ITeC en https://itec.es/
Prototipo de Metabase Chile (ITeC + IDIEM)
Recientemente finalizó un concurso de innovación del MOP, denominado “Precios Unitarios de Obra”, en que se demostraron las funcionalidades de METABASE en un prototipo aplicado en Chile, a través del trabajo conjunto de ITeC e IDIEM. Para ello se seleccionó un proyecto ejecutado por el MOP (Rutas del Loa) y se construyó una BBDD (BEDEC Chile) replicando la estructura del modelo Español.
El prototipo permitió revisar en detalle las funcionalidades de TCQ (software que permite hacer consultas y análisis al presupuesto) y además, a través de aplicaciones de OPEN BIM se logró coordinar todo en un modelo digital de fácil análisis, consulta y visualización. Permitiendo interactuar con el proyecto y revisar en línea los impactos de las modificaciones en valor y comparar las propuestas de los oferentes. De esta forma se observaron los beneficios que tiene METABASE en las etapas de:
Desarrollo de un proyecto
Licitación de un proyecto
Análisis para adjudicación
El trabajo conjunto de instituciones como MOP, ITeC e IDIEM, permitió validar que es posible adaptar el modelo español y los aprendizajes de 30 años de uso en dicho país. Se observaron de forma tangible los beneficios de la estandarización de datos y procesos, en pos de la creación de activos digitales. Además de, capturar los beneficios de integrar BIM en el análisis de presupuestos.
La mayor complejidad estuvo en el levantamiento de la información y por ello se considera que iniciativas como esta deben tener respaldo de instituciones públicas.
El arduo y esperanzador camino que estamos recorriendo
Por Jadille Baza, presidenta nacional del Colegio de Arquitectos de Chile
El estallido social de octubre de 2019 y la extensa crisis sanitaria provocada por la pandemia del COVID-19, han afectado nuestro día a día y nuestras ciudades de manera radical, con cambios que serán permanentes e insospechados; pero también han evidenciado de forma brutal la inmensa desigualdad social en que una inmensa cantidad de chilenos y chilenas viven a diario.
Esta desigualdad dolorosa, se traduce en espacios en que los arquitectos y arquitectas tenemos mucho que decir y desde ahí hemos planteado el núcleo de la gestión del Directorio Nacional del Colegio de Arquitectos que me toca presidir. Queremos fortalecer nuestra asociación gremial para ser un referente capaz de levantar desde nuestro quehacer ciudades armónicas y, al mismo tiempo, fomentar políticas públicas que permitan dar solución a las demandas sociales
Tras esa búsqueda, el Colegio de Arquitectos de Chile está más activo que nunca, extendiéndose a lo largo de Chile con sus Delegaciones Zonales y en todas las áreas de especialidad que concurran a nuestro ámbito disciplinar, nutriéndonos del pensamiento y trabajo constante de nuestros Órganos Asesores. Construimos día a día un colegio plural, tolerante y democrático, en el que hay espacio para todas y todos.
Hoy estamos participando arduamente en la discusión de la más amplia variedad de temas vinculados a la arquitectura, entre las que se encuentran el Consejo Nacional de Desarrollo Urbano (CNDU), Ciudades 2050, grupo de trabajo Ciudad y Nueva Constitución y, por supuesto, Construye2025.
Por otra parte, hemos presentado en ambas cámaras del Congreso Nacional nuestra posición y planteamientos respecto a la indicación sustitutiva de la Ley de Patrimonio Cultural y la Ley de Integración Social y Urbana. Participamos en el Instituto de la Construcción, en el Consejo Nacional de Accesibilidad Universal y estamos abordando junto a otros actores el déficit de vivienda en el Diálogo Nacional por la Vivienda y la Ciudad.
También hemos tenido múltiples reuniones con los ministros de Obras Públicas y Vivienda y Urbanismo para plantear nuestros puntos de vista en diversos tópicos que atañen a nuestra profesión, pero también expresando nuestra máxima preocupación con quienes más lo necesitan: hemos pedido que se resuelva con celeridad la situación de las familias en condiciones de calle, campamentos y otras situaciones insostenibles.
En relación al proceso que iniciamos cuando se votó Apruebo una Nueva Constitución para Chile, estamos trabajando con un equipo liderado por nuestro director de Desarrollo, Juan Sabbagh, en una «Asamblea Constituyente de los arquitectos y arquitectas», instancia participativa que nos permitirá aportar con insumos para la discusión de los convencionales constituyentes y defender derecho a la vivienda, como parte del territorio y una ciudad armónica.
El camino que tenemos por delante como país y Colegio de Arquitectos se vislumbra arduo y, a su vez, esperanzador. Todos los arquitectos y arquitectas tenemos la oportunidad única de dibujar los trazos de una Nueva Constitución para Chile y, también, de liderar los acuerdos y políticas públicas que nos permitan establecer máximos comunes en materias de arquitectura, vivienda y ciudad.
Primer Diagnóstico de Desarrollo Sostenible para el Sector Construcción: brechas, oportunidades y aportes del sector construcción en el marco de salud, circularidad y cambio climático
Por María Fernanda Aguirre, directora ejecutiva de Chile Green Building Council.
De acuerdo con el World Green Building Council, los edificios consumen el 36% de la energía producida y son responsables del 39% de las emisiones globales de carbono, por lo que el mayor desafío para nuestro sector será resolver cómo mitigar y adaptarnos a los inevitables efectos del cambio climático mientras generamos valor social a través de la resiliencia.
En respuesta a estos desafíos, y tras varios años de trabajo junto a aliados globales, en septiembre del 2020, el WorldGBC lanzó oficialmente su estrategia “Sustainable Buildings for Everyone, Everywhere” que proporciona los lineamientos con los cuales los más de 70 GBCs o Consejos de Construcción Sostenible alrededor del mundo, estamos trabajando con el objetivo de acelerar la transformación de la industria de la construcción a una que se base en 3 pilares principales como son: acción climática, salud y bienestar, recursos y circularidad y levantando los desafíos y oportunidades de nuestro sector en relación a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.
En octubre del 2020, Chile Green Building Council inició los HUBS de trabajo con socios de la corporación pertenecientes a distintos rubros de la cadena de valor del sector, con el objetivo de levantar información específica de la construcción en nuestro país e identificar brechas y aportes de los distintos actores.
Este trabajo colaborativo y de investigación, se consolidó en el “Primer Diagnóstico Sectorial de Desarrollo Sostenible para Chile”, un trabajo pionero en nuestro país y Latinoamérica que fue lanzado el 28 de octubre de este año durante el International Summit en el marco de la Chile Green Building Week 2021.
Si bien reportar en relación a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible es un tema cada vez más extendido entre empresas e instituciones de distintos rubros, sigue haciendo falta el articular estos avances con las distintas políticas públicas y escalarlo a una dimensión territorial, ya que las ciudades en un futuro no lejano, deberán albergar una población que para el 2050 se incrementará en 27%, lo que requerirá que el stock de inmuebles disponibles se duplique.
Por lo tanto, es mandatorio que tanto las nuevas edificaciones como las existentes, cuenten con atributos de sustentabilidad validados, siendo aquí donde sistemas de certificación como CES, cobran gran relevancia al momento de evaluar y calificar múltiples aspectos de desempeño de excelencia en lo ambiental y lo social, demostrando, además, que tener construcciones certificadas también proveen beneficios económicos importantes.
Dentro de las conclusiones extraídas como parte del trabajo realizado para la elaboración del diagnóstico, se identificó la gran importancia de impulsar las certificaciones como herramientas movilizadoras del mercado ya que éstas, además, proporcionan datos que permite contar con información cuantitativa para robustecer metas y mejorar las políticas públicas.
Adicionalmente, están fuertemente alineadas con indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible por lo que los datos que entregan facilitan tanto reconocer los avances como identificar las brechas y, de esta forma, hacer más eficientes las acciones de nuestro sector.
Es fundamental avanzar en instrumentos que contribuyan a incrementar la masa crítica de inmuebles certificados de administración pública y privada y que las distintas herramientas como la Certificación Edificio Sustentable, se consideren como insumos importantes al momento de reportar en el marco de las metas de Naciones Unidas.
Desafíos del sector construcción de Chile después de la COP26
Por Paola Valencia M., ex secretaria ejecutiva de la Secretaría Ejecutiva Construcción Sustentable, Minvu, y actual gerenta de Sostenibilidad de la empresa E3.
Entre el 31 de octubre y el 12 de noviembre de este año se desarrolló, en la ciudad de Glasgow, la 26ª Conferencia de las Partes (COP26), de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Esta conferencia contó con la asistencia de veinticinco mil delegados de 200 países, y alrededor de 120 jefes de estado. Finalmente, después de 24 horas del cierre de la cumbre, el sábado 13 de noviembre, se logró adoptar el “Pacto de Glasgow” entre 197 naciones.
El Pacto Climático de Glasgow supone un progreso gradual y no el avance decisivo necesario para frenar los peores impactos del cambio climático, lo que repercute en que no se logra el acuerdo, tan ansiado, de limitar el calentamiento global a 1,5 °C al 2100, sobre los niveles preindustriales. Si no, por el contrario, los anuncios realizados sólo logran llegar a una estimación de 2,4 °C. Esto teniendo presente que según el sexto y último informe del IPCC (2021) ya hemos alcanzado más de 1 C° con respecto a los niveles preindustriales.
Por otra parte, el Pacto señala que los actuales planes climáticos nacionales, las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC), están lejos de lo necesario para alcanzar 1,5 °C que pide el pacto de París. Esto muestra una diferencia importante entre objetivos de cero emisiones a largo plazo y los planes de reducción de emisiones de corto plazo. Es por esto que propone que los Estados miembros presenten a finales de 2022 nuevos compromisos nacionales de recortes de emisiones de gases de efecto invernadero, tres años antes de lo previsto, aunque “teniendo en cuenta las diferentes circunstancias nacionales”.
La participación de Chile en la COP26 fue bastante activa considerando que en primer lugar entregó la presidencia a Reino Unido, por otra parte, presentó la Estrategia Climática de Largo Plazo para todos sectores de Chile y la delegación chilena participó en una serie de eventos.
Dentro de esta participación se destaca la presencia de Chile en tres eventos vinculados al sector construcción. El primero realizado el 01 de noviembre denominado “Navigating The Transition To Zero Carbon Buildings” organizado por el Global Alliance for Building and Construction (Global ABC), del United Nations Environment Programme, en este evento participó Carolina Urmenta, jefa de la oficina de Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente, quien se refirió al trabajo interministerial que lidera el Minvu en construcción sustentable y los desafíos que tenemos por delante para poder lograr la carbono neutralidad.
En segundo lugar, el Ministro de Vivienda y Urbanismo de Chile, Felipe Ward, participó el día jueves 11 de noviembre en el encuentro de “Ministros y alcaldes sobre edificaciones como soluciones críticas para el cambio climático”, donde detalló los objetivos de la ECLP, que establece metas para siete sectores para alcanzar la carbono neutralidad de Chile a más tardar al 2050, y en la que el Minvu es responsable del cumplimiento de 9 objetivos asociados a un total de 55 metas al 2030 y 2050. Entre ellos, destacan acondicionar 36.000 viviendas al año al año 2030; aplicar en el 50% de las regiones de Chile políticas de suelo e integración social y la implementación de nuevos estándares de aislación térmica en edificios, para ahorrar –en relación a los números actuales- un 50% en calefacción al 2030 y al 2050 lograr el 100% de trazabilidad de residuos de la construcción y demolición.
Adicionalmente, el ministro destacó diversas acciones sectoriales impulsadas o coordinadas desde el Minvu en materia de cambio climático y resiliencia, entre ellas se destaca; Plan Ciudades 2050, Mesa Interministerial de Construcción Sustentable, Plan Nacional de Construcción Sustentable 2050, Estrategia Nacional de Huella de Carbono para el Sector Construcción, la Calificación y Certificación sustentable para edificios y viviendas, Programas de Gestión de Riesgo de Desastres, entre otros.
Por último, el ministro Ward firmó el Compromiso de ser parte del Global ABC, comprometiendo el trabajo coordinado entre diferentes actores, de reflejar objetivos, políticas y medidas específicos relacionados con la construcción en los NDC, planes nacionales de acción climática y estrategias a largo plazo y alinear todos los fondos relacionados con los edificios, para lograr las reducciones esperadas.
Después de la experiencia de la COP26 y COP25, se fortalece la idea de que Chile, al igual que todos los países, debe comprometer acciones más ambiciosas. En particular en el sector construcción hay un gran desafío por delante que implica abordar los modelos de negocio de la industria bajo una perspectiva ambiental y social de largo plazo y sólo podremos lograr una industria verde y cero emisión cuando se incorporen los costos de los efectos ambientales y sociales en los modelos de negocio del sector.
Áridos reciclados disminuirían fuertemente los residuos en construcción
Por Felipe Ossio, académico de la Escuela de Construcción Civil UC y miembro del Subcomité de Economía Circular del Instituto de la Construcción.
La industria de la construcción es actualmente el mayor consumidor mundial de recursos y materias primas. En la actualidad, la construcción y demolición de edificios representa alrededor de un tercio del consumo mundial de materiales y la generación de residuos.
En Chile, el 35% de los residuos que se generan anualmente (7,1 millones de toneladas) proceden de las obras de construcción. Esto puede ser contrarrestado implementando estrategias que estén en línea con los principios de la economía circular, motivo por el cual el sector es considerado uno de los sectores claves para una efectiva transición.
Entre dichas estrategias, la incorporación de materiales con atributos circulares es una estrategia clave a la hora de alcanzar un uso más responsable de los recursos y menor generación de residuos por parte de la construcción.
En vista de ello, la Hoja de Ruta Residuos de Construcción y Demolición (RCD) y Economía Circular en Construcción 2035, cuyo objetivo es abordar desde el Estado, la reducción de extracción de materias primas y generación de RCD, a partir del uso eficiente de los recursos, y el manejo jerarquizado y ambientalmente racional de los residuos, fomentando la economía circular y la disminución de emisiones del sector construcción (Construye2025, 2020 b), establece como meta al 2025 que al menos el 15% de los materiales y sistemas constructivos cuenten con certificación de atributos circulares, aumentando dicho porcentaje a un 30% al 2035.
El hormigón con áridos reciclados es una excelente oportunidad para cumplir con dicha meta y disminuir los impactos de la industria de la construcción.
Los áridos corresponden al material pétreo compuesto de partículas duras, de forma y tamaño estables presente en el hormigón y ocupan entre un 65% y 75% del volumen total del hormigón siendo así un elemento fundamental para su elaboración.
En Chile, se estima que el consumo de áridos anual es superior a los 11 millones de metros cúbicos y su extracción tiene fuertes impactos medio ambientales como son la erosión y la pérdida de suelos naturales.
Los áridos naturales pueden ser sustituidos, en parte, por áridos reciclados procedentes de residuos de construcción y demolición (RCD), lo que conlleva varios impactos positivos. En primer lugar, permitiría disminuir el uso de áridos naturales cuya extracción y procesamiento es intensivo en energía y materiales. En segundo lugar, permitiría valorizar uno de los principales residuos generados por las obras de construcción, el hormigón. En Chile, se estima que se generan 7,1 millones de toneladas de RCD anualmente, de las cuales entre un 60% y 80% corresponden a hormigón.
De este modo, los áridos reciclados nos permitirían disminuir fuertemente la cantidad de residuos que terminan en un sitio de disposición final, y desde el punto de vista de la circularidad, la inclusión de áridos reciclados permitiría aumentar el porcentaje de un 5% a sobre el 60% de materiales con atributos circulares en la vivienda en extensión.
Caso de Éxito
La Dirección de Aeropuertos del Ministerio de Obras Públicas viene disminuyendo, desde 2014, los residuos de la construcción y demolición en los pavimentos aeroportuarios. Ejemplo es el Aeropuerto Diego Aracena de Iquique donde en vez de demoler las losas de hormigón y llevar los escombros a un botadero, se decidió triturar los escombros y reutilizarlos como material de relleno para la confección del terraplén que niveló el terreno ubicado al norte de la pista. Asimismo, en el Aeropuerto Chacalluta de Arica, se reutilizó el fresado (material que antes iba a botadero) en otras áreas del aeropuerto, dándole un nuevo uso, mientras que en el Aeródromo Eulogio Sánchez (Tobalaba) en vez de reemplazar el asfalto y la base antigua, se mezclaron y se le adicionó una emulsión asfáltica para transformarlo en una nueva base, de mejores competencias.
Este experiencia derivó en una nueva normativa que exige que en el diseño de pavimentos aeroportuarios, se evalúen las alternativas según variables de interés ambiental como son consumo energía, agua, emisión CO2, entre otras, promoviendo el reciclaje de pavimentos y la estabilización del terreno natural.
Asimismo, se elaboró una metodología que explica cómo identificar, clasificar y cuantificar los RCD, siendo el primer paso para optimizar y minimizar su generación, generar una base de datos robusta para que la Dirección de Aeropuertos haga una gestión óptima de los desechos constructivos.
Sintonizando con el dial de la productividad
Por Conrad Von Igel, gerente de Innovación de la Cámara Chilena de la Construcción.
Mejorar la productividad, en un escenario de buenos resultados económicos, pareció un objetivo deseable, pero a todas luces secundario, incluso irrelevante para la construcción en las últimas décadas. En el contexto de estos logros financieros, en los últimos 20 años el valor generado o el metro cuadrado construido por hora-persona trabajada, no registró mejoras considerables.
La realidad del sector ha cambiado y de manera dramática. Hoy las empresas enfrentan múltiples efectos que ponen en riesgo la sostenibilidad económica, pero también social y medioambiental. Los factores son múltiples: desde el aumento de costos de materias primas, la escasez de mano de obra y la caída en la demanda asociada, entre otros, al alza en el costo de financiamiento y las múltiples incertidumbres del entorno, tanto político como regulatorio. A esto, se suman factores asociados a la relación con la comunidad y el medio ambiente. Las empresas entonces, han debido entender que la única forma de abordar estos desafíos es a través del aumento en la productividad.
Naturalmente surge de inmediato la pregunta de cómo hacerlo. Si bien las alternativas son variadas, la mayor parte de los caminos convergen en los conceptos de estandarización, integración temprana y colaboración, transformación digital e industrialización.
En todos estos casos, podemos mejorar incorporando buenas prácticas, acelerando la transferencia y adoptando casos de éxito chilenos o extranjeros, desarrollando innovación e incorporando tecnología. No obstante, todo apunta a que el principal desafío del sector es la capacidad de adaptarse y de gestionar el cambio individual y organizacional que se requiere para que todas las medidas anteriores puedan rendir frutos y generar un impacto medible y concreto en los resultados de mediano y largo plazo de las empresas.
Es en este contexto, y justamente con estas temáticas de fondo, la Cámara Chilena de la Construcción, en conjunto con varias entidades del sector y del ecosistema de innovación de la construcción, organizaron la Semana de la Productividad 2021, espacio en el que más de 3.000 personas pudieron conectarse, participando en talleres, charlas y sobre todo, en un diálogo fructífero que puso en la misma mesa, las dificultades, las aspiraciones y las posibles soluciones.
Un ejemplo concreto de solución al desafío de conectar innovación y tecnología con las empresas del sector, presentado durante la semana, es el Mapa Contech, una plataforma interactiva que busca entregar soluciones innovadoras para el sector de la construcción de manera gratuita y simple, garantizando un fácil acceso.
El Mapa Contech es el resultado de un trabajo en conjunto realizado por Construir Innovando y Construye2025. Es una vitrina con 50 soluciones tecnológicas, que amplifica el crecimiento de startups, emprendedores y a todos quienes tengan el potencial de dar un paso más en la industria de la construcción.
En la medida que sintonicemos en el dial de la productividad, podremos tener nuevos líderes que sientan el llamado a innovar y transformar a nuestra industria. Necesitamos cambios culturales, mejorar nuestro espacio de diálogo, integrar a las nuevas generaciones y reforzar nuestra comunicación con el foco en un objetivo común, un sector 100% sostenible.
ÁBACO-CHILE: herramienta de ecoeficiencia para el diseño y ejecución de proyectos de construcción sustentable
Por Dra. Claudia Muñoz Sanguinetti, directora Proyecto ÁBACO-CHILE.
“Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada para siempre.” Lord Kelvin (1824-1907).
Chile comienza a incorporar en sus políticas de Estado principios de sustentabilidad a nivel sectorial y, en concordancia con compromisos ambientales internacionales, ha llevado a establecer metas concretas para la reducción de las emisiones de GEI, con vistas a alcanzar la carbono neutralidad al año 2050. Sin duda, un desafío importante, que requiere no sólo del esfuerzo y compromiso del sector público y privado, sino que, además, contar con las capacidades de capital humano especializado e información ambiental disponible con características sitio-específicas del país, que permitan integrar en etapa temprana los criterios de sustentabilidad en proyectos de construcción.
Atendiendo los desafíos ambientales globales y nacionales señalados y ante la carencia de contar con bases de datos públicas de costos e indicadores ambientales y sociales para presupuestos de proyectos de construcción en Chile, un equipo de experimentados investigadores de la Universidad del Bío-Bío, con la colaboración de la Universidad de Sevilla-España, desarrollan la herramienta de ÁBACO-CHILE (Acceso a Bases Ambientales y Costos). El proyecto corresponde a un Bien Público, financiado por Corfo y mandatado por el Ministerio de Obras Públicas (Dirección de Arquitectura) y el Ministerio de Desarrollo Social, buscando atender la disminución de brechas, riesgos e incertidumbre en la evaluación de proyectos de inversión pública en Chile, como asimismo incorporar conceptos de sustentabilidad y ciclo de vida en la inversión pública y privada, para mejorar la productividad y ecoeficiencia de proyectos de construcción en Chile.
ÁBACO-CHILE fue concebida como una herramienta para predecir desde la fase de diseño de un proyecto de construcción los costos económicos, ambientales y sociales. Ésta consiste en un motor de cálculo e incluye tres bases de datos que están asociadas a los ítems necesarios en un presupuesto de obra y las tres dimensiones evaluadas: la base de datos de costos de recursos y actividades, que se vincula con el cálculo de costo social y la base de datos ambientales de recursos y actividades. Esta última contiene la cuantificación de dos categorías de impacto: Energía Contenida (MJ) y Huella de Carbono (CO2eq). Dichas bases de datos son de uso público y de libre acceso, las cuales interactúan entre sí facilitando la forma de presupuestar proyectos de construcción, siguiendo una estructura jerarquizada a través de una codificación lógica alfanumérica.
La principal fortaleza diferenciadora de ÁBACO (www.bancochile.cl), se basa en que la herramienta desarrollada vincula de forma automática costos de construcción con indicadores de sustentabilidad para distintas categorías de impacto ambiental, tal como se ha señalado, en una primera fase las referidas al costo energético y de emisiones de CO2, y en fases sucesivas cuantificación directa de generación y clasificación de residuos (RCD), huella hídrica y huella ecológica entre las más importantes. Del mismo modo y visualizando un futuro escalamiento de la herramienta, se considera la integración con Building Information Modeling (BIM). Así, el desarrollo y difusión de este bien público proveerá una mejora superlativa en la toma de decisiones para la evaluación de proyectos de construcción de inversión pública y privada, permitiendo alcanzar objetivos diferenciadores y cuantificables respecto a la incorporación de criterios de sustentabilidad ambiental y ecoeficiencia, para el sector construcción en Chile.
Es necesario modificar los paradigmas y los criterios utilizados hoy para el diseño, construcción, uso y fin de los proyectos de construcción. Actualmente, estos se evalúan principalmente en base a criterios económicos, de plazos para su ejecución y aspectos técnicos. Sin embargo, se ha comprobado que es posible la evaluación del perfil ambiental de los proyectos de edificación, a través de su presupuesto y, de esta manera, identificar en forma temprana los impactos que este tendrá durante su ciclo de vida, la generación de huellas ambientales que pudieran generarse y la reducción o anulación de las mismas oportunamente.
Economía circular, una clave para el sector construcción frente a los nuevos desafíos
Por Paola Molina y Felipe Ossio, Subcomité de Economía Circular del Instituto de la Construcción.
Todos ya hemos percibido el innegable cambio climático que nos afecta y hemos podido vislumbrar como no solo deberemos trabajar desde todos los sectores de desarrollo en mitigar sus consecuencias, sino también en planificar y desarrollar la adaptación para generar un futuro posible a través de un desarrollo sostenible en que sea viable una sana convivencia entre el ser humano y el medio ambiente que lo rodea de manera que se facilite nuestra existencia.
Frente a estos y otros desafíos, el sector de la construcción tiene mucho que repensar, actuar y aportar.
De lo primero que debemos tomar conciencia es que no podemos seguir con el desarrollo de un modelo lineal, en que extraemos, procesamos, usamos, demolemos y por último botamos los desechos a un vertedero (ojalá legal). Esto no es viable en un sistema finito como nuestro planeta en que estamos agotando los recursos y afectando gravemente al ecosistema y su capacidad de regeneración, lo que ya nos comienza a afectar en el desarrollo de nuestro sector.
La solución está en un cambio de paradigma pasando de un modelo lineal a uno sistémico donde se mantienen los recursos circulando a su máximo valor el mayor tiempo posible.
Este cambio de paradigma no es solo una idea novedosa y creativa, sino que es una propuesta eficiente, rentable y realmente viable. El no comenzar a migrar a una transición hacia un modelo circular puede ser un costo muy alto para pagar en el futuro, no solo por el planeta sino también por la propia empresa u organización.
Al abordar la economía circular en su organización, esta le permitirá disminuir los costos de producción, permitiéndole acceder a nuevas fuentes de ingresos y generar nuevos modelos de negocio.
También le permitirá estar preparado frente a un inminente aumento futuro de la demanda y el consumo de recursos. La velocidad de aumento de la demanda y las frecuentes fluctuaciones de precio a corto plazo (del acero, por ejemplo), podrían llevar a precios más altos a largo plazo y a una mayor inseguridad del suministro. Esta pandemia nos dejó ver una pequeña ventana de lo que esto implica en el futuro.
El beneficio de la circularidad radica justamente en la seguridad mejorada del suministro de recursos y energía, permitiendo a las organizaciones una resiliencia mayor en momentos de crisis.
Además de lo anterior, la economía circular genera:
Más productividad y competitividad, permite a las empresas reducir sus costos operativos y de consumo de energía, buscar nuevas fuentes de ingresos y generar nuevos modelos de negocio que mejoren su competitividad, como, por ejemplo: suministro de recursos circulares, valorización de recursos, extensión de la vida útil, plataformas de intercambio de productos, y productos como servicios entre muchas otras. Un estudio de Accenture Strategy estima que la transición a una economía circular podría aportar hasta 4,5 billones de dólares a la economía global en 2030, dando lugar a un crecimiento del PIB mundial y contribuyendo a aumentar la capacidad de recuperación de las economías mundiales.
Más generación de empleo: El desarrollo de nuevos modelos de negocios, basados en el ecodiseño, la reutilización, el consumo colaborativo, entre otros, tiene un alto potencial de creación de nuevos puestos de trabajo. El European Environmental Bureau estima que se crearán 860.000 puestos de trabajo para 2030 en relación con la economía circular.
Clientes y redes colaborativas: Aparecen nuevas maneras de interactuar con los clientes y proveedores generando nuevos modelos de negocio como Product as a Service, donde se ofrece acceso al producto y se retiene la propiedad, fortaleciendo la relación con los clientes extendiéndose a lo largo de toda la vida útil del producto o del servicio.
Más seguridad y resiliencia: La economía circular influye positivamente en la seguridad del suministro de recursos y energía debido al menor uso de recursos vírgenes y energía, además de que propicia la diversificación de oferta local de productos, reduciéndose la variabilidad de precios.
Como se aprecia, la economía circular en el sector construcción tiene un gran potencial; a lo anterior además debemos agregar que según proyecciones de Global Status Report (GABC) el parque construido a nivel mundial se duplicará al 2060, por lo que hay una gran responsabilidad del sector de asumir estos desafíos a la brevedad, para minimizar los impactos de la construcción.
La economía circular ya comenzó a desarrollarse en nuestro país y cada uno debe sumarse y empezar, preguntándose ¿cómo podríamos hacer hoy más circulares nuestras empresas, diseños y construcciones?
ENASUM 2021: Diseñar para innovar
Por Luis Bass, gerente de Suministros de la Cámara Chilena de la Construcción.
La industria de la construcción, frente al gran reto de mejorar su productividad para hacer de ella una industria más sustentable, requiere intensamente de innovación.
Esta no llega por sí sola y si espontáneamente lo hace, al no estar soportada por una estrategia robusta, se diluye fácilmente y más aún, se dificulta cuando se hace solo, sin el enriquecimiento que otorga la vinculación colaborativa con una visión y propósito que vaya más allá de la visión individual de cada empresa.
Desde hace cinco años, nos decidimos a instalar las nuevas tendencias tecnológicas y la innovación en el centro de nuestro quehacer gremial y la experiencia ha sido enriquecedora y de alto impacto, convencidos de que esta sería una herramienta que facilitaría el aumento de la productividad en la industria, ha sido el eje central de nuestro V Encuentro Nacional de Suministros, ENASUM 2021.
El mejorar la calidad de vida de las personas nos aseguró un propósito, un problema que resolver y desde esa mirada de una industria desafiada a resolver el creciente déficit de viviendas, inspiró una conversación junto a Techo, para sumarnos a resolver un desafío país. Frente a crudas cifras que develan un dramático aumento de las familias que habitan en campamentos y que han llegado a más de 80.000 en el último catastro nacional, un 74% mas que en la medición anterior, urge tener una industria que acelere la incorporación de metodologías constructivas que ya son parte del estándar en países desarrollados.
A la velocidad en que construimos hoy, sabíamos que no lo podríamos resolver, sin embargo, orientando la mirada a la industrialización y conociendo a Bryden Wood, empresa de diseño e ingeniería de Reino Unido, pudimos visualizar el nivel de profundidad con el que se desarrolla el diseño de sus proyectos, dando luces al motivo de la falta de masificación a nivel nacional de estas soluciones constructivas, conocimos como en las etapas tempranas, se juega en gran medida los elementos clave que definirán la perfomance de productividad con que se desarrollará la ejecución de una solución habitacional o un proyecto de infraestructura.
Diseñar para industrializar, considerando sistemas constructivos como partes y piezas, solo es factible si esta opción es considerada desde la génesis de un proyecto, lo que es, sin duda, el camino que debe iniciarse con la integración temprana de todos los actores de la cadena de valor, pues el trabajo colaborativo ayuda a lograr una mayor perspectiva de las alternativas disponibles e innovaciones listas para ser implementadas, y también para ser piloteadas y testeadas. Oportunidades de innovación que generalmente se pierden muchas veces por desconocimiento o falta de información relevante para su adecuada implementación.
El segundo desafío que quisimos profundizar para resolver como industria, al que nos enfrentamos como planeta, tiene directa relación con el impacto de la construcción en el medioambiente y el rol que tenemos entre todos de desarrollar una construcción más sustentable, que impacta desde el consumo energético en un horizonte de largo plazo, hasta la gestión de los residuos que debiesen gestionarse con una mirada circular, donde cobra mayor relevancia la asertiva frase: “los residuos son un error de diseño”, con una mirada de principio a fin, con un fin que se inicia en el principio de un nuevo proyecto en un modelo ideal, en el que las piezas de un edificio que cumplió su vida útil, pueden ser reutilizados en una nueva construcción.
Por último, como una herramienta amplificadora, que ya no debemos ver como una amenaza, nos enfrentamos a una acelerada transformación digital de todo nuestro entorno, lo que puede ser un nuevo frente de incertidumbre en las organizaciones tradicionales, para las nuevas empresas es el punto de partida, solo nos queda elegir en que lado queremos estar.
Traspasada esa incertidumbre, la tecnología nos permitirá acceder a una fuente inagotable de datos e información de nuestros clientes y usuarios, quienes esperan que no existan barreras tecnológicas para implementar nuevas soluciones, pues al hacerse masivas y de fácil acceso, son las personas dentro de las empresas las que deben cambiar su forma de pensar y visualizar que la trasformación es en realidad cultural.
Como humanos, somos por esencia creativos, pero eso no asegura que nuestras empresas sean sosteniblemente innovadoras, para lograr una adaptación ágil o los vaivenes de este mundo cambiante, se requiere un ecosistema innovador e intensamente comunicado entre sí.
Diseñar nuestro futuro, nos traerá grandes beneficios, si construimos más rápido y mejor, resolveremos el déficit de vivienda y viviremos en mejores ciudades.
Necesitamos repensar, aportar y actuar ahora
Por Paola Molina, presidenta de Certificación Edificio Sustentable (CES).
Hoy, con miras a poder seguir viviendo adecuadamente al 2050, en medio del innegable escenario de cambio climático, debemos no solo trabajar en mitigar sus consecuencias, sino también en planificar y desarrollar la adaptación a futuros escenarios, desde el sector de la construcción. Arquitectos, ingenieros, constructores, técnicos y operarios tenemos mucho que repensar y aportar a este gran desafío.
Nuestra industria representa el 40% del consumo de las materias primas a nivel mundial y es responsable del 34% del total de los residuos sólidos generados en el país. Asimismo, consume aproximadamente un 30% aprox. de la energía, pero, en el mundo, un 36%. A nivel local, genera un 30% de Gases de Efecto Invernadero (GEI), pero a nivel mundial, las emisiones de CO2 son equivalentes a un 39%. Además, el sector consume el 16% del agua del planeta.
Hasta hace poco estas crudas cifras no eran visibles. Pero, ahora que lo son, tenemos la obligación de mitigar el cambio climático, adaptarnos y mejorar la calidad de vida. Hasta ahora, generábamos externalidades con edificaciones que promedian temperaturas interiores fuera de los rangos de confort (19°- 26°C) en épocas de frío y calor, obligando a los usuarios a depender de equipos de calefacción y refrigeración cuando existen los recursos necesarios, y cuando no, obligan a transitar por la pobreza energética. Lo anterior, con un clima que en gran parte de nuestro país es bastante benigno, con una demanda de energía fácil de controlar, si ejecutamos un diseño que logre buenos estándares de calidad de ambiente interior.
Como arquitectos, debemos hacernos cargo de todas las externalidades al momento de diseñar y de disminuir la demanda de energía de la nueva construcción en al menos un 50% con miras a 2030 y del 50% de las emisiones de CO2 de todo el parque edificado para 2035.
Hoy contamos con herramientas como BIM, que facilitan la visualización de las externalidades y la integración de especialidades en fases tempranas de diseño; también con certificaciones nacionales e internacionales, que exponen los aportes en cada uno de estos aspectos; y otros que nos ayudan a mitigar y adaptar nuestros edificios al cambio climático, para mejorar la calidad de vida de sus usuarios.
Aprovechemos los beneficios de contar con Certificación Edificio Sustentable (CES), Certificación de Vivienda Sustentable (CVS) y Calificación Energética de Vivienda (CVS); y, próximamente, de la Calificación Energética de Edificios de Uso Público (CEEUP), es decir, para edificios no residenciales. Adicionalmente, los Planes de Descontaminación Atmosférica (PDA) ya aplican la futura actualización a la Reglamentación Térmica en varias localidades y está vigente ya la Ley de Eficiencia Energética, que hará obligatorias las calificaciones energéticas.
Hagamos propio el Plan Nacional de Eficiencia Energética del Ministerio de Energía y la Estrategia de Economía Circular de la Construcción impulsada por la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), Construye2025 y el Instituto de la Construcción (IC), con la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT) como facilitador. Tomemos créditos verdes con tasas preferenciales para proyectos con certificaciones nacionales hoy ya existentes en el mercado.
Necesitamos acelerar y acrecentar la voluntad y determinación de los profesionales, técnicos y operarios del área, para avanzar con la mayor premura en la resolución de este desafío. No podemos seguir diseñando como si nuestros recursos naturales fueran infinitos. Tenemos una gran responsabilidad como arquitectos. Debemos tomarla ahora.
Industrializar hoy para surfear la ola que se viene en la construcción
Por Pablo Ivelic, presidente del Consejo Directivo de Construye2025.
Nuestra industria está muy al debe en productividad con respecto a otros países y a otras industrias. Por ello, la primera pregunta que surge es ¿cómo avanzamos? Hay muchas palancas que se pueden activar, varias de ellas se mencionan en el estudio de Matrix Consulting sobre productividad, por lo que los invito a leerlo.
Sin duda, la industrialización juega un rol relevante y hemos tenido avances muy importantes hace varios años; sin embargo, la industrialización incorporando tecnología en los procesos en obra hoy está bastante agotada. Por cierto podemos seguir avanzando, pero donde de verdad podemos generar cambios radicales es trasladando a una fábrica la mayor cantidad de partidas que hoy se ejecutan en el sitio del proyecto.
¿Por qué? La fábrica es, fundamentalmente, un ambiente de mucho mayor control. En una fábrica no solamente eliminamos el desplazamiento vertical, sino que también los desplazamientos horizontales son mucho menores; es factible, de manera real, generar una programación rítmica y por tanto automatizar los procesos.
Si nosotros como industria avanzamos hacia esa industrialización que traslada una cantidad importante de partidas del sitio a la fábrica, lo que hacemos es transformar el problema constructivo a un problema logístico y de montaje.
Los beneficios de este cambio son diversos, como lograr menor cantidad de trabajadores en obra. Un estudio hecho por Construye2025 comparando obras tradicionales con industrializadas, concluyó que se utilizan entre 34% y 50% menos cantidad de trabajadores en las partidas industrializadas, lo que conlleva un beneficio colateral tremendamente importante: la disminución de la exposición al riesgo. Singapur se planteó hace mucho tiempo atrás lograr una tasa de accidentabilidad grave igual a 0 y lo hizo industrializando sus procesos. La industrialización fue el puente, el mecanismo para lograr reducir de manera relevante las tasas de accidentabilidad.
Por supuesto, se reducen los plazos, puesto que en el minuto en que ejecuto partidas en un lugar distinto al sitio de la obra, puedo traslapar los procesos que en obra deben ser secuenciales, mejoro los rendimientos (HH) y costos, tengo menores pérdidas de materiales y menor generación de residuos. En Chile, se genera el doble de los residuos de los países más desarrollados, y según el mismo estudio de Construye2025, en una obra industrializada se puede llegar a generar entre 3 a 3,5 veces menos residuos que en una obra tradicional. A ello se suma la calidad en la ejecución, dado que los reprocesos en obras industrializadas son entre un 8% y un 27% menos que en obras tradicionales.
Entonces, ¿por qué seguimos ejecutando obras de manera tradicional? Por cierto que hay costos asociados, como la logística del transporte, mayores costos eventuales por sobre estructuración de elementos prefabricados, inversión en nuevas tecnologías, así como los costos y barreras culturales para su implementación. Minimizar este último punto es un error, dado que este es un cambio cultural, que implica procesos adaptativos, razón por la cual los colaboradores que participan en estos procesos tienen que estar efectivamente convencidos de lo que se está haciendo.
Con todo, en la ecuación entre los beneficios y los costos podemos decir que con la industrialización se pueden ejecutar los proyectos con mayor velocidad, menor mano de obra y mayor calidad, pero con costos bastante similares a un proceso tradicional (entre 1 a 2% de reducción de los costos según estudio de Matrix Consulting). Sin embargo, eso es desde la mirada del constructor, puesto que desde la visión del mandante, esto es mucho más beneficioso porque el menor tiempo implica menor costo financiero y un adelanto en los flujos de ingreso, y en las obras industriales esta variable es tremendamente.
A ello se suma que si bien hoy los costos y beneficios del proceso constructivo son bastante equivalente, esto irá migrando a un contrapeso mayor de los ahorros, dado que el costo de mano de obra de la construcción sigue incrementándose por sobre el resto de las industrias, razón por la cual el beneficio que otorga la mejora de los rendimientos cada vez va a ser mayor. A ello debemos sumar la cada vez menor disponibilidad de mano de obra: al 2015, se estimaba la relación de 4 trabajadores activos por cada trabajador retirado, en tanto, se estima que al 2050, vamos a tener 2 trabajadores activos por cada retirado. En adición, es necesario mencionar que es cada vez menos “sexy” trabajar en la construcción y hoy hay menos disponibilidad, lo que encarece el valor de la mano de obra.
Por ello, quienes hoy no se suban a este proceso, cuando la transformación sea una obligación, pasarán serios apremios. En cambio, habrá otros que tienen incorporada la industrialización en sus procesos, y estarán surfeando la ola, mientras el resto estará recién aprendiendo a nadar.
Más industrialización para elevar los estándares de calidad en las viviendas construidas en Chile
Por Erwin Navarrete, jefe de la División Técnica de Estudio y Fomento Habitacional del Ministerio de Vivienda y Urbanismo
En la evolución de la vivienda social en Chile, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo ha aportado desde diversos ámbitos, abordando inicialmente la problemática cuantitativa, para luego hacerse cargo del desafío de la calidad de lo construido. Para avanzar en materia cualitativa nuestro ministerio ha trabajado en el mejoramiento del estándar constructivo a partir del desarrollo de diversas acciones, como la definición de nuevas especificaciones técnicas de obras, la optimización de reglamentos y actividades para el seguimiento y la fiscalización técnica de obras y el diseño de estrategias para el acompañamiento de los postulantes y usuarios, entre otros ámbitos, así como la inclusión especializada de actores del mundo privado en el desarrollo de los proyectos.
Actualmente, en nuestro rol gestor y articulador de la innovación en el sector, como ministerio hemos adoptado un nuevo enfoque de gestión que apunta a fomentar la industrialización, productividad y sustentabilidad en la construcción nacional. Esto, a través de la incorporación de nuevas tecnologías para el desarrollo de procesos estandarizados en todas las etapas de la edificación, desde la fase de diseño, trabajo en planta e inspección de las nuevas tecnologías de la construcción.
Para ello hemos desarrollado una estrategia que considera la vinculación con distintos actores del sector con el objetivo de aunar esfuerzos que permitan mantener una agenda coordinada, que favorezca el desarrollo técnico necesario en el rubro de la construcción.
Desde el Minvu trabajamos para construir viviendas de calidad, sustentables y energéticamente eficientes, por eso buscamos alternativas y soluciones constructivas innovadoras que nos permitan llegar a más familias. Sabemos que la industrialización en la construcción reduce los tiempos en los que se ejecutan las obras, permiten un mejor control de calidad y reduce los desechos de construcción, lo que nos da el gran potencial de entregar viviendas de calidad y sostenibles en menor tiempo a más familias. De hecho, nuestro ministerio cuenta con un banco de proyectos de ‘vivienda tipo’ de alto estándar con componentes industrializados, que son opciones atractivas para que las familias vean en la construcción en madera una buena alternativa.
En esta línea hemos desarrollado metodologías para la acreditación de sistemas constructivos no tradicionales para el desarrollo de proyectos habitacionales. Dentro del universo de proyectos aprobados, el 80% son con base en construcción industrializada. Hoy existe La Casa Que Quiero (https://www.minvu.gob.cl/la-casa-que-quiero/) una plataforma abierta a la ciudadanía que consolida estos proyectos aprobados y que pone a disposición de los usuarios un catálogo de soluciones de viviendas tipo, que permite agilizar el proceso de construcción de proyectos, al contar con diseños previamente revisados y aprobados. Con este tipo de iniciativas, logramos acercar la arquitectura a los sectores más vulnerables.
Junto con lo anterior estamos impulsando la incorporación de nuevas metodologías de gestión y tecnologías digitales para agilizar los procesos y hacerlos más seguros, además de aumentar la trazabilidad, transparencia y generar ahorros en los costos de producción. Una de las iniciativas más relevantes es la Implementación de BIM en programas Minvu, cuyo objetivo es mejorar la productividad y sustentabilidad de los programas ministeriales, por medio una metodología basada en trabajo colaborativo y transformación digital. En 2020 en el Serviu Metropolitano el llamado especial del D.S. 19 con BIM resultó ampliamente exitoso en términos de la respuesta del sector privado, incluso más allá de nuestras expectativas, ya que casi el 90% de las entidades desarrolladoras presentaron sus proyectos con BIM, aun cuando estaba siendo solicitado de forma voluntaria.
De esta manera, estamos proyectando el desarrollo de proyectos ejemplificadores, de manera de fomentar y generar una base de información detallada con proyectos industrializados que cuenten con aporte del Estado, a modo de ir generando aprendizajes en el ámbito de la industrialización, construcción, costos y sustentabilidad.
Transformación digital, una gran oportunidad para el sector de la construcción
Por José Luis Jiménez, gerente regional Corporación de Desarrollo Tecnológico, CDT.
No es un secreto que la industria de la construcción presenta brechas importantes en el desarrollo de la digitalización, aspecto estructural que no sólo se observa en nuestro país. Ante este escenario, la Corporación de Desarrollo Tecnológico, CDT, de la Cámara Chilena de la Construcción, CChC, y la Consultora PMG, se unieron para desarrollar el primer Índice de Transformación Digital de la Construcción.
Para este estudio fueron evaluadas empresas de los rubros de contratistas generales, edificación en extensión, edificación en altura, obras públicas y contratista de especialidades, como una manera de aportar al sector información relevante en esta materia. De esta manera, se apunta a determinar la posición relativa que el rubro ocupa frente a otros importantes sectores industriales de nuestro país, reconocer las brechas, entenderlas y apoyar la generación de estrategias orientadas a avanzar en el camino del desarrollo de la transformación digital y el aumento de la productividad.
Resultados del Primer Índice de Transformación Digital de la Construcción
Los resultados obtenidos nos muestran que el sector de la construcción posee una brecha respecto del promedio de otras industrias evaluadas, siendo el puntaje obtenido igual al del pequeño comercio en términos de digitalización. Los resultados del ITD-C nos describen un sector que está cuatro puntos por debajo del promedio nacional, mostrando un rezago a nivel país, alcanzando en promedio 46 puntos de 100, mientras que el ITD nacional es de 50, situándonos en la categoría de Principiante Digital. Esta brecha se acentúa significativamente cuando comparamos el resultado con los sectores industriales que lideran el ITD nacional quedando debajo por 18 puntos del gran comercio o retail, por 16 del sector comunicaciones y 14 de los proveedores a la minería.
Niveles de Adopción Digital. Habilitador para la Transformación Digital
Los resultados generales nos confirman que el sector posee un bajo nivel de adopción de herramientas digitales, como también en la generación de las condiciones que posibilitan su adecuada implementación y en los procedimientos que aseguren su repetitividad y calidad del dato para la toma de decisiones, que es donde precisamente se acentúa esta diferencia.
En la capa digital más propia del sector, constatamos que es baja la cantidad de empresas que usan herramientas tecnológicas o software especializados, ya que sólo 3 de cada 10 emplean estas tecnologías. La empresa no sólo debe comprar o arrendar las licencias para su uso, sino que, además, debe propiciar la adaptación cultural y de los procesos para la obtención del máximo provecho de estas herramientas. Esto implica también procedimientos que permitan la repetibilidad de obra en obra. En este sentido, llama la atención el bajo desarrollo del uso del BIM en la industria, ya que sólo 3 de cada 10 constructoras declaran utilizar la metodología, concentrándose estos valores en las grandes empresas con un 39% y particularmente en el rubro de edificación que alcanza un 41% de los encuestados.
Cambio Organizacional. Impulsor para la transformación digital
La transformación digital implica no sólo la incorporación de herramientas TI, sino también la generación de las condiciones organizacionales para que esas herramientas se implementen y perduren en el tiempo, con los liderazgos adecuados, la cultura de trabajo idónea y con procesos y procedimientos definidos. Sólo 4 de cada 10 empresas declaran poseer culturas organizacionales ágiles, siendo el promedio del ITD nacional de 6 de cada 10, estando el sector 20 puntos por debajo del promedio nacional. El tamaño de las empresas hace una diferencia en este sentido, observándose que las empresas micro poseen una cultura más ágil que las medianas y grandes empresas, siendo los contratistas quienes logran un mayor valor en este punto.
Por otro lado, 5 de cada 10 empresas declaran tener una cultura de trabajo colaborativo con mandantes, mientras que a nivel nacional este valor alcanza a 7 de cada 10, con 45 y 65 puntos respectivamente, también, 20 puntos de brecha por debajo del promedio del ITD nacional. Nuevamente, son las micro empresas las que aventajan a las pymes y las grandes empresas con 49, 46 y 38 puntos respectivamente, destacando los contratistas generales.
Para el caso de la cultura de trabajo colaborativo con proveedores se observa una brecha aún mayor, de 17 puntos respecto del valor del ITD nacional, alcanzando el sector sólo 36 puntos, destacando nuevamente las micro empresas con una gran diferencia por sobre las pymes y las grandes empresas, en particular el rubro de contratistas generales.
Podemos indicar que en base a los datos obtenidos existen diferencias entre los rubros evaluados, en el que las empresas constructoras muestran una brecha negativa de 1 punto en relación a empresas contratistas, siendo la que más destaca en el valor del ITD obtenido las empresas constructoras de edificación en altura, con 49 puntos del ITD-C; por su parte, las constructoras de obras públicas muestran el ITD más bajo.
Conclusiones
La industria de la construcción enfrenta importantes desafíos en su proceso de transformación cultural y digital y deberá superar algunas complejidades adicionales propias del sector que lo retardan, como la fragmentación de la cadena de valor de los proyectos, dificultades para replicar modelos de gestión dada la diferente naturaleza de las obras, transitoriedad de los equipos de trabajo y falta de estandarización de procesos, entre otras. Para mejorar este panorama se requerirá de un intenso trabajo colaborativo entre los diferentes actores del ecosistema constructivo para acelerar los procesos de transformación digital.
Este trabajo deberá incluir a oficinas de arquitectura, de ingeniería, proveedores, subcontratistas de especialidades y generales, y por supuesto, a los profesionales de terreno y maestros. La transformación digital del sector no es una tarea sólo de las constructoras, sino que de la cadena extendida de la industria.
El uso de BIM, tema relevante en la transformación digital del sector, así como la industrialización de procesos constructivos, son elementos reconocidos y necesarios para mejorar la productividad de la industria. Sin embargo, y a la luz de los resultados, la brecha principal del sector para su transformación está en el cambio cultural, la flexibilidad, la agilidad organizacional y el trabajo colaborativo con el ecosistema; estos serán los elementos que impulsarán la transformación del sector.
Un llamado a atreverse sin miedo
Por María Eugenia Ubilla Flores, jefe de Medio Ambiente de Flesan, integrante del Comité Gestor RCD de Construye2025
Desde 2005, cuando fui aceptada en la universidad, en la que en dicho tiempo era considerada la “carrera del futuro”: Ingeniería de Ejecución en Ambiente, de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Santiago de Chile, he recorrido grandes y entretenidos caminos.
Ya titulada, el año 2011 comencé trabajando como encargada ambiental de una obra de construcción, específicamente una edificación de oficinas en la comuna de Renca. Dentro del eslabón de un proceso de construcción, mi área era lo menos importante, nadie quería ayudarme, solo querían que cumpliera por lo que me habían traído: “cumplir por un compromiso del titular del proyecto”. En esos tiempos estaba de moda la certificación LEED, no era un tratado directo en temas de medio ambiente como podrán imaginar, pero era un desafío, porque era un mundo muy masculino, muy a la antigua, donde el rol femenino era ordenar papeles, hacer el aseo o alimentarlos derechamente, es decir, lo mismo que ellos veían en sus casas y creían que era lo correcto.
Un rol de par profesional, donde el solicitar colaboración para lograr una sinergia laboral era lo normal de un lugar de trabajo ameno, existió para mí a casi seis meses de trabajar, investigar y poder aprender de todo lo que salía a colación en el día a día, logrando convencer con mi trabajo, esfuerzo y dedicación.
Logré salir adelante porque dos mujeres que trabajaban indirectamente conmigo vieron en mí un potencial, mi amor por el medio ambiente y me dieron la oportunidad de poder avanzar en la empresa en la cual estuve un año, para quedarme ya 10 años en el rubro de la construcción dando pelea a diario en dos aristas que no son una buena mezcla: poder hacer conciencia medio ambiental en un mundo de hombres.
Esta carretera laboral que he ido fabricando durante estos años, ha estado rodeada de mujeres que me han ayudado a romper los paradigmas y me han hecho ser la profesional y persona que soy hoy: un poco bruta (no puedo negar que los años en construcción han creado una reacción de protección a algunas de las mañas y formas del rubro que ha conllevado a respuestas duras de mi parte y que ya recorren mi sangre verde), pero con la convicción de que las áreas profesionales, los cargos en las empresas, los roles en la vida no están predeterminados ni dictados por ser mujer u hombre.
Que más allá del género, más allá de una mujer ingeniera en construcción controlando temas ambientales, lo que importa es el real aporte que cada uno de nosotros, como seres humanos, pueda ser y entregar en el área en donde decida desempeñarse, de la manera más fiel a lo que uno es y de la forma en la cual se ha formado por el camino que ha escogido libremente, de manera correcta y sensata con el medio ambiente.
En la actualidad, ya he logrado representar mi trabajo como una necesidad a varias gerencias, por lo cual he podido armar un área que me enorgullece y que agradezco a todos los que me han permitido poder desarrollar los talentos anexos a esta ardua tarea.
Hoy me desarrollo como jefa del Departamento de Medio Ambiente de Flesan, potenciando el hecho de que las mujeres en el rubro de construcción pueden generar cambios y entregar el soporte para ser una empresa integral y con mirada hacia el futuro, mediante la contratación de mujeres para puestos de oficina y terreno.
Mi equipo está conformado en un 58% por mujeres ingenieras, que son un aporte constante desde la trinchera que les toca defender en sus puestos, con la misma fuerza y entereza que un hombre, donde inspiran y desprenden respeto por el trabajo que desarrollan y que agradezco conocer, porque asumieron con responsabilidad desde el día que ingresaron a la empresa un compromiso por el área y por el proyecto que hemos ido desarrollando.
Hace 100 años atrás, nosotras, las mujeres, no podíamos estudiar en la educación básica, o media, menos incluso ser ingenieras, menos votar, solo teníamos roles predeterminados como casarnos, procrear, mantener el seno familiar y otros quehaceres considerados domésticos y muchas veces menos importantes para la sociedad, en comparación con los roles y funciones que desempeñan los hombres.
Es transcendental tener claro que aún muchas mujeres quieren desarrollar las funciones destinadas a nosotras a través de los años, pero a la par de poder ser ingenieras y desarrollarse en un mundo laboral integral que sea capaz de entender que hombre y mujer pueden ser un aporte desde el mismo pedestal o cargo al que desee pertenecer, sin ser excluidos por pertenecer aun sexo o género predeterminado.
El llamado es a no tener miedo por ser mujer, y si existe, hay que tomarlo de la mano y hacerlo de todas formas, porque el aprendizaje de los tiempos actuales son los recuerdos que transformarán la historia de nuestros herederos. Ellos deben, día a día, recordar que las diferencias entre hombres y mujeres fueron una leyenda debido a la disputa por la igualdad de poderes, de la cual todas fuimos una parte fundamental desde el rol de hija, hermana, jefa, trabajadora, ciudadana, amiga, para lograr que hoy muchas niñas puedan elegir ser ingenieras, por ejemplo, y lograr cambiar una fracción del mundo.
Construir un mundo sostenible requiere más mujeres ingenieras
Por Marlena Murillo Segura, vicepresidenta Red de Mujeres Ingenier@s y vicepresidenta Consejo Especialidad Civil del Colegio de Ingenieros de Chile A.G.
La sostenibilidad es representada por un mundo en paz, donde hay respeto por la diversidad, donde existe inclusividad, no existe hambre, donde cada persona tiene una educación de calidad. Y se promueven las alianzas para avanzar en un objetivo común.
Además de preservar, conservar el ecosistema, y reducir la pérdida de biodiversidad. Tenemos que dejar lo mejor para nuestras próximas generaciones.
Ahora es cuando la ingeniería es crucial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU al 2030. Y el objetivo final es la igualdad. La ingeniería por sí misma debe ser lo más diversa posible.
Las mujeres son subrepresentadas en ingeniería, por ello se han generado soluciones de ingreso inclusivo a universidades.
El incorporar más mujeres en este campo, implica más modelos de rol para las generaciones futuras. Y son las nuevas generaciones las motivadas a darse cuenta de que el desarrollo sostenible genera un mundo mejor. Y le da propósito a la ingeniería.
Las mujeres representan el 50% de la población mundial, por ello necesitan los mismos recursos y gestionar los mismos cambios globales.
Sin embargo, pocas son las mujeres que están trabajando en el diseño y desarrollo de soluciones basadas en tecnología sostenible, lo que permitirá que todos podamos tener una calidad de vida mejor.
Atraer y apoyar a más mujeres en ingeniería nos beneficia a todos, incrementando el potencial para desarrollar soluciones inclusivas e innovadoras para los complejos problemas que enfrenta el planeta.
El cambio climático, el acceso a agua potable y saneamiento, energía limpia y ciudades más habitables son todos desafíos actuales que debe resolver la ingeniería.
Y tanto en las ciudades como en zonas rurales, las mujeres son quienes soportan frecuentemente una carga mayor, lo que implica que podemos aportar perspectivas únicas para desarrollar soluciones de alto impacto.
El contratar más ingenieras puede mejorar el diseño de nuevos productos y soluciones en beneficio tanto de hombres como de mujeres. Dado que, al incorporar la mirada desde otra perspectiva, promueve y provee una solución más integral y completa.
Sin embargo, muy pocas ingenieras alcanzan posiciones de liderazgo y uno de los factores puede ser la falta de oportunidades y de apoyo para la progresión profesional. Por ello, la generación de redes en las asociaciones gremiales, en la academia, en empresas, permite tener espacios para poder analizar y debatir cómo nos apoyamos entre nosotras y cómo podemos también integrarnos y aportar en el desarrollo de nuestro país con nuestros pares hombres.
Tener más mujeres en posiciones de liderazgo, ayuda a dar visibilidad dando oportunidad a más ingenieras, además asegura el tomar decisiones ejecutivas más equitativas, inclusivas y representativas.
Si queremos albergar alguna esperanza de lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el año 2030, debemos aprovechar las habilidades y el talento de hombres y mujeres por igual, y esto significa trabajar continuamente para crear un entorno más propicio para que las mujeres, en el campo de la ingeniería, estudien, trabajen y prosperen.
Las mujeres tienen una importante labor que hacer en la construcción de un mundo más igualitario. Solo necesitan las mismas oportunidades para hacerlo.
Industrialización de la construcción: clave para el desarrollo
Por Elías Arze Cyr, representante AIC en Consejo Directivo Construye2025.
Una de las razones de nuestro subdesarrollo es la baja productividad del país y, particularmente, de la construcción. En efecto, en su último informe, la Comisión Nacional de Productividad menciona que la productividad en obras de edificación en altura, medida en términos de m2/persona-día es un 53% mayor en países como Alemania, Canadá, Japón y Estados Unidos y agrega que eliminar las brechas en edificación y en obras de infraestructura vial implicaría un aumento de la contribución al PIB del sector en 12.850 millones de dólares al año, equivalente a construir anualmente 52.000 viviendas y 1.500 Km rutas pavimentadas.
Por otra parte, la construcción, que representa un 7% del PIB, se estima que es responsable de un 35% de los desechos sólidos que se generan en el país.
Mirando estos dos aspectos, productividad y sustentabilidad, la industrialización de la construcción, consistente en la producción en fábrica de sus componentes, aparece como una gran oportunidad para mejorar en forma sustantiva estos dos aspectos. Es obvio, las fábricas, al dedicarse a un determinado tipo de productos deben estandarizar sus procesos, optimizar sus rendimientos y minimizar sus pérdidas para mantenerse competitivas. La industrialización conlleva además una mejora en la certeza de cumplir plazos y presupuestos al depender más de procesos controlados que de las incertidumbres del trabajo en obra, amén de reducir el riesgo de accidentes laborales tema en el cual la construcción no es un ejemplo.
Cabe preguntarse por qué, comparado con otros sectores de la economía, la construcción se nos fue quedando atrás. Las razones son, a mi juicio, tanto históricas como de naturaleza de la actividad:
– Históricas, porque siendo el acero el material que le dio el mayor impulso a la industrialización de la construcción en el mundo, Chile recién pudo contar con producción de acero en los años 50 y su importación era prohibitiva por su política de protección de la industria a través de altos aranceles. Ello favoreció la construcción en hormigón. Cabe hacer presente que si bien la prefabricación en hormigón existe, su desarrollo se vio restringido por las condiciones sísmicas del país, que limitaron su desarrollo.
– De naturaleza de la actividad, porque siendo ésta no transable (no compite con productos importados), la construcción no se vio sometida a la competencia internacional, lo que le permitió desarrollarse sin necesidad de tener estándares internacionales de productividad.
Cabe hacer presente también que a lo largo del tiempo ha habido destacables esfuerzos de personas y empresas por avanzar en la industrialización y que tenemos ejemplos a la vista, como son algunos edificios metálicos y varios que incorporaron elementos prefabricados, pero el grueso de la construcción de edificios en Chile fue de hormigón puesto en obra, situación ha ido cambiando gracias a los esfuerzos del programa Construye2025 (ex Productividad y Construcción Sustentable o PYCS) y de las organizaciones que participan en él (CChC, CORMA, AIC, varias universidades y otros).
Nos encontramos probablemente al inicio de un proceso de cambios que conlleva varias etapas y grados de sofisticación. Efectivamente, una primera etapa de la industrialización de la construcción es la prefabricación de elementos (vigas, columnas, losas, paneles, etc), una segunda es el preensamblaje, consistente en el armado en fábrica de componentes de la edificación y la tercera, la más sofisticada, es la modularización, en que se prearman en fábrica módulos completos, incluyendo toda la electrificación, cañerías, etc. Ejemplos de construcción modular de edificios son cada vez más frecuentes en el mundo.
Recientemente hemos visto cómo en China se levantaron hospitales en 10 días con ocasión del COVID y probablemente el caso más espectacular sea el del edificio Mini Sky City, también en China, de 57 pisos, que se levantó en sólo 19 días. La modularización exige abordar los proyectos con ese concepto desde su fase conceptual y aquí hago un llamado a los arquitectos y empresas de ingeniería ya que resulta evidente que mientras antes en el desarrollo de un proyecto se contemple el uso de elementos prefabricados mayor será el provecho que se haga de esta técnica.
Ley de Eficiencia Energética en Edificación
Por Francisco López, subsecretario de Energía.
En Chile nos hemos puesto la meta de ser un país Carbono Neutral al 2050. Es por eso que estamos impulsando decididamente una serie de iniciativas.
Entre ellas, están el plan de cierre de centrales a carbón, el fomento de las energías renovables, el desarrollo de una industria de hidrógeno verde, y la electromovilidad.
Todos estos pilares estratégicos son necesarios y están siendo abordados de manera sistemática por el Ministerio de Energía. Pero sabemos que es la eficiencia energética la que más contribuye a esa meta: representa más de 35% de las reducciones de gases de efecto invernadero proyectadas al 2050.
A mediados de enero, el presidente Sebastián Piñera promulgó la primera Ley de Eficiencia Energética (N°21.305), que promoverá el uso eficiente de la energía que hoy nos conecta, nos ilumina y nos abriga.
Con su puesta en ejecución, lograremos al 2030 una reducción de la intensidad energética del 10%, un ahorro acumulado de US$15.200 millones y una reducción de 28,6 millones Toneladas de CO2: lo anterior equivale a evitar el recorrido anual de 15,8 millones de vehículos livianos o a la absorción anual de 1,8 millones de hectáreas de bosque nativo.
Esta ley exigirá a los grandes consumidores que implementen sistemas de gestión de la energía. Con ello, reducirán sus consumos de manera sistemática, bajando también sus costos económicos y aumentando la productividad.
Se exigirá también nuevos estándares de eficiencia energética para el parque vehicular nuevo, promoviendo la electromovilidad. Esta ley, además, declara al hidrógeno, expresamente como combustible.
Las edificaciones nuevas tendrán un etiquetado como el que hoy tienen los electrodomésticos o vehículos. ¿Por qué esto es importante? Porque las edificaciones consumen casi un cuarto de la energía total del país, y parte importante de ésta se destina a calefacción.
De esta manera, la ley de Eficiencia Energética establece que edificaciones nuevas, como viviendas, edificios de uso público, edificios comerciales y edificios de oficinas, cuenten con una Calificación Energética para obtener la recepción final o definitiva.
Esta etiqueta deberá incluirse en toda publicidad de venta que realicen empresas. La norma es aplicable a empresas constructoras e inmobiliarias y a Servicios de Vivienda y Urbanismo. Además, la ley crea el registro de evaluadores, quienes realizarán las calificaciones energéticas de las edificaciones.
Desde lo práctico, creemos que esta indicación de la ley será muy positiva para las personas, pues este etiquetado -por ejemplo- permitirá a las familias tomar una decisión informada a la hora de comprar una vivienda y así optar por la que represente un mayor confort térmico, que considere por ejemplo el uso de equipos eficientes, o energías renovables no convencionales; permitiendo así un mayor ahorro en calefacción, enfriamiento, iluminación y agua caliente sanitaria.
En concreto, la etiqueta de eficiencia energética mostrará cuál es el porcentaje de ahorro en la demanda de energía para lograr calefacción, enfriamiento e iluminación apropiados para la vivienda, y el nivel de eficiencia energética en función del porcentaje de disminución de la demanda de energía. Gracias a ello, las viviendas contarán con una etiqueta con colores, porcentajes y letras, que van desde la A+ a la G, siendo esta última la menos eficiente, mientras que la letra E representa el estándar actual de construcción.
La Ley de Eficiencia Energética es un gran paso, y nos abre grandes posibilidades de acción a todos para reducir nuestra huella de carbono, para ahorrar en costos económicos, para lograr nuestra meta de carbono neutralidad, y mejorar además de manera considerable nuestra calidad de vida.
Normativa de aislación térmica: gran aliada para mejorar la calidad de vida de las personas
En el área de la construcción están sucediendo notables avances en relación con la eficiencia energética, que de alcanzarse todos, mejorarán considerablemente en nuestro país la calidad de vida de las personas en sus viviendas, lugares de estudio y trabajo, aportando también ahorros.
Por: Paola Molina, directora y presidenta del Subcomité de Economía Circular del Instituto de la Construcción (IC).
Con el sustento de destacadas competencias técnicas en algunas unidades del Estado y la academia, que aportan una visión de objetivos clara frente a los desafíos a mediano y largo plazo, y también con la creciente colaboración de la industria y distintas instituciones público-privadas que empiezan a avanzar y aportar en los desafíos que tenemos por delante; estamos frente a un escenario muy positivo que necesitamos consolidar frente a las actuales demandas sociales, económicas y ambientales.
Actualización de la Reglamentación Térmica (RT) 2021
A fines del año pasado, el Minvu hizo una consulta pública para actualizar la Reglamentación Térmica (RT) vigente desde el 2007, cuya base de actualización se sacó de un estudio desarrollado para el Minvu en el año 2013.
La RT del 2007 considera aislación en complejos de techumbre, muros, pisos ventilados y ventanas con estándares bastante básicos que han colaborado a la industria a introducir gradualmente parámetros de eficiencia energética en gran parte de la envolvente y en mitigar las patologías y la inconfortabilidad térmica. Pero la propuesta de actualización sube las exigencias, agrega componentes de puertas, sobrecimientos, superficies de ventana, orientación, infiltraciones, ventilación y condensación, lo que augura mejoras cuantificables en los resultados.
Hoy se espera su pronta aprobación después de 14 años, para poder garantizar, sobre todo en estos tiempos, condiciones positivas de habitabilidad para las viviendas nuevas de nuestro país, algo fundamental para subsanar a futuro la pobreza energética, lo que significa muchas horas al año sin un confort térmico, patologías en las murallas, enfermedades y altos costos en calefacción.
Pendiente queda para futuras etapas, abarcar las viviendas para paulatinamente ser actualizadas mejorando también sus estándares.
Es importante destacar que, en la actualización, además de viviendas, se incorpora edificios de salud y educación. Por su parte, los edificios de uso público gestionados por la Dirección de Arquitectura del MOP, ya cuentan con muy buenos estándares y resultados para la envolvente detallados en los TDR que exigen para sus licitaciones.
PPDA: Planes de Prevención y/o Descontaminación Ambiental
En el año 2015, el Ministerio del Medio Ambiente, ante la creciente problemática de la calidad del aire en muchas ciudades desde O´Higgins al sur y con colaboración del Minvu, ocupó el estudio elaborado en el Minvu el 2013, para aplicarlos como una medida efectiva para las ciudades con necesidad de descontaminación ambiental, creando los PPDA.
Los PPDA, al aplicar las exigencias de la propuesta de Actualización de la RT 2021, validan la capacidad de la industria y del mercado para asumir las nuevas exigencias a nivel de todo el país a través de la actualización de la RT. Además, año a año se incluyen más localidades, permitiendo avanzar hacia la descontaminación de cada lugar.
Ley de Eficiencia Energética
Por otra parte, en enero pasado salió la Ley de Eficiencia Energética la cual en aproximadamente 24 meses más, obligará a empresas constructoras e inmobiliarias y los servicios de Vivienda y Urbanismo, a través de sus artículos 3 y 4, a usar la Calificación Energética en todos los proyectos nuevos, inicialmente de viviendas (CEV) y en 48 meses se incorporarán los edificios de uso público, comerciales y de oficina a través de un sello que actualmente se encuentra en desarrollo, que será la Calificación Energética de Edificios de uso público (no residenciales).
La Calificación Energética es una etiqueta parecida a la de los electrodoméstico que muestra cómo se comporta la edificación energéticamente, destacándola con una letra y mostrando un porcentaje de ahorro frente a la misma vivienda, comparándola con las exigencias vigentes de la actual RT. Las letras van desde la A+ hasta la G; en la letra G se encuentran todas las viviendas construidas sin ninguna exigencia térmica, que son las construidas antes del año 2000, en la letra F están las que cumplen solamente con las exigencias de complejos de techumbre, y en la letra E las que cumplen con la actual Reglamentación Térmica. Las viviendas que cumplan con la futura actualización de la RT estarán cercanas a las letras C y D que ya garantizan un adecuado ahorro y calidad del ambiente interior, desde la letra B hacia arriba, se consideran viviendas con un alto propósito de eficiencia energética y con un poco de más de costos asociados para lograr dicho propósito.
Lo importante de esto es que en 24 meses más, gran parte de las personas que vayan a comprar una vivienda, podrán tener un sello objetivo a la vista, que les permita comparar y ver cuál de las opciones de compra es la más conveniente en relación a su eficiencia energética desde el diseño y de sus equipos de clima, destacando el ahorro energético que implica viviendas con una mejor letra y mejor porcentaje de ahorro, influyendo positivamente en la decisión de compra.
Es importante comentar que para que la actual Ley de Eficiencia Energética logré cumplir su propósito de impulsar adecuados estándares en todas las edificaciones a nivel nacional, es fundamental que se tramite pronto la Actualización de la Reglamentación Térmica 2021, sino el piso con la actual reglamentación será muy bajo para avanzar hacia mejores estándares de calidad de vida y ahorro de energía.
Por Ricardo Nicolau del Roure, presidente del Instituto de Ingenieros y miembro del Consejo Directivo de Construye2025.
En la actualidad, en la mayoría de los proyectos de inversión cuando éstos llegan a su fase de materialización, la alternativa contractual más utilizada para la construcción es del tipo confrontacional, situación donde mandantes y contratistas resguardan celosamente sus intereses comerciales y donde, además, procuran protegerse de los riesgos que, en general, no son correctamente asignados a las partes que intervienen en el contrato. Esta evidente falta de alineamiento entre los intereses de las partes y los objetivos del proyecto traen como resultado incrementos en los costos, alargamiento de los plazos e impactos en la calidad y la seguridad de las obras.
Como consecuencia de este repetido escenario, se ha vuelto evidente que los dueños o mandantes de proyectos debiesen considerar formas alternativas de relacionamiento con sus contratistas, abandonando las prácticas contractuales confrontacionales. Como una salida a estos escenarios que, por lo general, desembocan en situaciones en que “todos pierden”, se han desarrollado, principalmente en el mundo anglosajón, sistemas contractuales denominados genéricamente “contratos colaborativos”, que involucran conceptos, tales como alianzas o “partnering”, y también, la integración temprana, total o parcial, de los participantes en un proyecto (léase: dueños, proyectistas, contratistas y proveedores principales).
Dentro de estos marcos contractuales colaborativos, existe una variada gama o niveles de colaboración, desde tibios acercamientos tempranos con proveedores y contratistas con el dueño y su equipo de diseño, hasta los denominados Contratos IPD (Integrated Project Delivery), en los cuales los participantes trabajan, desde muy temprano, integrados en un solo contrato. Estos esquemas han probado ser exitosos en los últimos años, en proyectos complejos en países como Australia y USA, donde las estadísticas muestran mejoras en costos y plazos del orden del 15 al 20%, respecto de esquemas tradicionales.
Sin embargo, a pesar de los éxitos obtenidos a la fecha, la adopción de estos marcos contractuales ha sido lenta, debido a factores tales como: falta de conocimiento y experiencia de los dueños en cómo llevar adelante esquemas de estas características; falta de “socios” dispuestos a aventurarse y sortear los riesgos de algo desconocido. Por otro lado, las instituciones financieras que normalmente concurren a financiar los proyectos, tampoco se sienten cómodas en un ambiente relativamente incierto donde deberán asumir ciertos riesgos, distintos a los que asumen en contratos a suma alzada. Y cuando se trata de mandantes públicos, la dificultad es prácticamente insalvable, pues están obligados a licitar todas las etapas de un proyecto y adjudicarlas al postor con el menor valor, que cumpla técnicamente. Con esto, cualquier tipo de colaboración queda fuera del depurado.
Afortunadamente, tal como lo señalamos, existen muchos matices y niveles de colaboración posibles, por lo que no estamos frente a una situación de “todo o nada”, y hay numerosas buenas prácticas de colaboración que es posible adaptar de los contratos IPD u otros similares, que han sido utilizadas para conseguir alinear los intereses y objetivos de los participantes en un proyecto.
Ahora bien, para ser disruptivos en estas materias y adoptar contratos más colaborativos, es necesario que los dueños o mandantes comiencen por entender cabalmente los elementos que hacen “colaborativo” a un contrato y el amplio rango que esa colaboración puede abarcar. Enseguida, deben evaluar sus propias capacidades y la preparación de su personal y cuadros técnicos para enfrentar el desafío. El paso siguiente, es la cuidadosa y trascendental elección de los “socios” que le acompañaran. Finalmente, una tarea esencial a cumplir muy temprano, es desarrollar una descripción completa y detallada del proyecto, sus objetivos y sus restricciones.
Reflexiones finales:
+ Los contratos colaborativos o del tipo IPD no son aptos para todos los mandantes. No obstante, la adopción de prácticas colaborativas mejorarán los resultados.
+ Transitar desde marcos contractuales confrontacionales a modelos colaborativos no es tarea sencilla y requiere, necesariamente, construir y mantener relaciones de confianza y colaboración para superar las dificultades.
+La llave para abrir la puerta a “Contratos Colaborativos” la tienen los dueños de los proyectos, y será su decisión si estas modernas prácticas contractuales tienen un futuro en el país.
Hacia una ingeniería estructural sustentable
Por Ian Watt, presidente de la Asociación de Ingenieros Civiles Estructurales (AICE).
El llamado a un mundo sustentable es cada vez más fuerte en todos los ámbitos y el rubro de la construcción no es una excepción. Como una de las industrias motoras de la economía nacional, es de vital importancia que reduzcamos lo más posible el impacto de nuestra actividad sobre el medio ambiente.
Hasta ahora, nuestro rol principal como ingenieros ha sido buscar estructuras seguras, resistentes y funcionales, haciendo un uso eficiente de los recursos. Y nuestra misión no ha variado con el tiempo, sino que ahora tenemos que agregarle el reto de incorporar nuevos materiales, procesos y tecnologías para enfrentar este singular desafío. En un mundo con recursos naturales finitos, debemos considerar la sustentabilidad económica, social y ambiental de nuestros proyectos dentro de las variables de diseño.
Es tiempo de analizar cómo podemos impactar en cada una de las etapas del ciclo de vida de un proyecto, impulsando una transformación conceptual de cómo enfrentamos estos desafíos. Ya no podemos concentrarnos solo en el costo inicial, sino que debemos incorporar todos los otros costos asociados. Por ejemplo, en el caso de puentes, los presupuestos de mantención y demolición pueden exceder muchas veces el costo de construcción inicial, pero esto muy pocas veces se toma en consideración. Asimismo, es importante que aumentemos el uso de sistemas de protección sísmica como la aislación basal y la disipación de energía, de manera de reducir el potencial de daños frente a una de las fuentes principales de amenaza a nuestras estructuras, como son los terremotos.
Es un desafío también que como especialistas nos abramos a nuevas tecnologías de materiales. Chile cuenta con el potencial de ser un experto en el diseño y construcción en madera, un material sustentable por esencia. El hormigón del futuro será desarrollado principalmente con materiales reciclados, pilar básico de una economía circular, y nuestro país ya cuenta con varias iniciativas explorando estas soluciones. Y con constantes avances en investigación de materiales, no sabemos qué nuevas maravillas tecnológicas estarán a nuestra disposición en las próximas décadas.
Pero la ingeniería sustentable no solo involucra nuevas estructuras, sino que también debemos trabajar en cuidar las construcciones existentes. Y para ello es necesario estudiar cómo mantenemos y reforzamos lo previamente construido, protegiendo nuestro patrimonio. Podemos aportar a la sustentabilidad directamente al aumentar la vida útil de las estructuras existentes, ayudando a darles nuevos usos, aprovechando de repararlas y reforzarlas. Nuestros edificios e industrias, en muchos casos, no requieren ser demolidos, ya que contamos con las herramientas, tecnologías y conocimientos necesarios para que perduren en el tiempo.
Y aún tenemos otros desafíos. Si queremos ser activos partícipes de esta revolución ambiental, es necesario que eduquemos al país sobre la realidad de nuestra práctica. Hasta la fecha, nuestros proyectos están basados en diseños prescriptivos, que no pueden garantizar el desempeño de nuestras construcciones. Actualmente, nuestra filosofía de diseño busca que estas tengan daños limitados para sismos moderados, y que no colapsen en eventos severos. Pero no hemos transmitido esta realidad a los usuarios finales y las nuevas demandas de la sociedad están enfocadas en que tengamos desempeños aún superiores a los que históricamente hemos alcanzado. Es por eso que es esencial impulsar el diseño por desempeño y educar a la ciudadanía sobre el resultado real que pueden esperar. Debe quedar claro para nuestros mandantes el nivel de riesgo al que quieren optar. Existen ya los conocimientos para que estas técnicas se apliquen en el día a día.
No podemos desconocer que el trabajo realizado en el pasado y presente nos ha permitido ser líderes en el diseño sismorresistente, pero debemos seguir avanzando hacia un mejor futuro, está en nuestras manos como ingenieros estructurales tomar el desafío de ser líderes en el diseño sustentable.
El futuro de la construcción
Por Sergio Contreras A., representante del Colegio de Ingenieros de Chile en el Consejo Directivo de Construye2025.
Sólo cuando construimos el futuro tenemos derecho a juzgar el pasado
Nietzsche
Esta es una certeza del mundo que hoy vivimos. Estamos destinados a enfrentar un escenario complejo y esencialmente distinto. El mundo y nosotros sus habitantes, nos enfrentamos a una condición distinta a lo conocido en todos los últimos tiempos. Un virus mortal ha modificado la condición más íntima del ser humano y de su entorno, y este entorno incluye todas las actividades que puede abarcar, sociales, familiares y económicas.
La construcción, ligada íntimamente a los seres humanos y a su vida, se inserta también en el quehacer del homo faber y, por lo tanto, en el mundo global, es en este sentido en el cual debe avanzar con paso tranquilo, pero seguro, en los desafíos que plantea el mundo actual.
Estos desafíos incorporan nuevas técnicas, no solamente para mejorar la construcción de de las obras, sino también para incorporar al ser humano como entidad fundamental en ellas. Sin embargo en este último tiempo una variable nueva y altamente disruptiva ha aparecido en la faz de la tierra, una pandemia que ha cambiado la interacción entre los seres humanos y, por lo tanto, su manera de actuar y la manera de ejecutar las obras. La interacción entre los seres humanos se ha centrado de manera generalizada en los computadores con softwares dedicados: pero la construcción es esencialmente material, por lo tanto, una parte importante de ella necesariamente ha de llevarse a cabo in situ, sin mediar tecnologías intangibles. Es en este ámbito entonces, donde debemos encontrar un punto de equilibrio adecuado a la necesidad planteada. Las obras de construcción son variadas; podemos tener edificios, obras industriales, obras viales y todas ellas presentan desafíos y características distintas, por lo tanto su futuro debe considerar, como una cuestión fundamental, su planificación, con conceptos y herramientas que salven de manera definitiva las brechas que se presentan.
La actual pandemia nos ha mostrado, de manera abrupta, un escenario nuevo y distinto donde la construcción ha de llevar a cabo su cometido. Es aquí donde esa planificación finamente elaborada debe cumplir un papel fundamental en el desarrollo de las obras, no podemos dejar al azar la realización de las tareas normales en una faena, por nimias que ellas parezcan. Aquí las técnicas y herramientas actuales tienen un papel preponderante, como los entornos BIM que pueden predecir con claridad y certeza la representación virtual de los elementos físicos, incluso con su desarrollo en el tiempo.
Todas las nuevas tecnologías deben estar debidamente incorporadas en la ejecución de los nuevos proyectos para avanzar con paso definido en la inserción en una nueva realidad hacia la cual avanzamos con una velocidad mayor a la esperada, impulsada por la realidad despiadada que hoy invade nuestro entorno universal. En ella es también evidente que la estandarización y la construcción industrializada juegan un papel primordial en el desarrollo.
En este entorno, la participación público privada en todos los ámbitos de la construcción es de gran importancia, de esta manera el aporte del Colegio de Ingenieros y Construye2025 a los procesos actuales, tiene una validez y un valor que no es sustituible.
CIPYCS: Gran iniciativa e interesante desafío
Por Lorenzo Constans, presidente del Directorio del Centro Interdisciplinario para la Productividad y Construcción Sustentable (CIPYCS).
CIPYCS, Centro Interdisciplinario para la Productividad y Construcción Sustentable se formó el año 2017 con la participación, como fundadores, de las universidades Católica de Chile, del Bío-Bío, Católica del Norte y de Talca. A estas destacadas instituciones se incorporaron como socios la Universidad de Magallanes, Austral de Chile y Universidad Técnica Federico Santa María, Gepro, Sirve, Dictuc y DuocUC.
La participación de ellas y su trabajo en conjunto, permiten acceder a investigadores y profesionales diversos, además de acceder y firmar convenios con otras instituciones relacionadas a ellas mismas. Además, se cuenta con acuerdos con institutos, corporaciones del sector privado, nacionales como extranjeras y que permitirá aportar una mayor experiencia y variedad de conocimientos a empresas constructoras, industrias y fabricantes de materiales para la construcción.
CIPYCS busca que el sector de la construcción avance en la adopción de innovaciones tecnológicas y de procesos a través de entregar servicios I+D+i especializados para el diseño, desarrollo y validación de nuevas tecnologías, desarrollo de productos y servicios y educación continua teniendo como fin último mejorar la productividad y sustentabilidad de la construcción. CIPYCS está al servicio de las empresas del sector construcción y ofrece soluciones a sus desafíos, lo que hace un cambio claro de objetivo (según lo percibido por las empresas sobre las universidades), ya que consiste en solucionar problemas reales, a la medida de las empresas.
Lo destacable de esta iniciativa es que permite mirar con optimismo el aporte que se hace y hará, ya que está enfocada a unos de los desafíos permanentes que tiene la industria de la construcción, la cual es la mejora de la productividad y desarrollo de innovación aplicada.
El trabajo conjunto asociado de estas instituciones académicas potencia, sin lugar a dudas, a CIPYCS, ya que cuenta con visiones distintas y la posibilidad de acceder a una amplia variedad de conocimiento y complemento entre las mismas. Significación especial tiene la participación de instituciones con las cuales se cubre todo el territorio nacional, con lo cual, además de la ubicación geográfica, aporta una visión adicional de climas, uso de materiales locales, que sin lugar a dudas podrá incorporarse en el desarrollo aplicado de innovaciones técnicas.
Otro punto interesante es la participación directa de representantes del sector privado y público en el directorio, lo que complementa la calidad profesional y técnica con el mundo real de usuarios, lo que permite un contacto directo con los problemas y desafíos prácticos de la industria.
Hoy, con el apoyo e importante aporte de Corfo, y pese a las cuarentenas sanitarias, ha permitido estar próximos a entregar los laboratorios de Prototipado a Escala Piloto (PEP), y de Infraestructura Modular Adaptativa (IMA) que facilitarán, a la industria y empresas constructoras, la adopción de innovaciones, ya que al apoyar el diseño y validación de elementos y sistemas constructivos, en condiciones de laboratorio (PEP) y en condiciones reales (IMA), junto con el diseño del proceso de fabricación, se disminuye el riesgo de adoptarlas. Es por esto que las empresas se han mostrado interesadas en tan relevante iniciativa para mejorar la productividad y sustentabilidad del sector construcción, y el progreso del país en beneficio de sus habitantes.
Otro aspecto relevante es que ya está a disposición de las empresas el Laboratorio de Experiencias Virtuales Inmersivas, EVI, que permite mejorar la productividad, interacción colaborativa y el acceso a información relevante oportuna para la toma de decisiones, a través de herramientas basadas en la realidad virtual extendida inmersiva, aumentada y mixta y, el Observatorio VISTA que genera y provee información para el desarrollo sustentable del negocio inmobiliario.
El aporte de cada una de las instituciones permitirá abarcar y compartir su propia expertise y de esta manera trabajar como un verdadero consorcio académico al servicio de las empresas y su innovación. Desde la investigación en energía solar aplicada a edificios, uso de energías renovables, prototipos para el desarrollo y construcción sustentable en madera, innovación en robótica, aplicación de tecnología en temas acústicos, habitabilidad en zonas climáticas extremas entre otras.
Finalmente, la recepción positiva de importantes empresas del sector, nos hace ser optimistas del aporte real que CIPYCS está entregando y entregará en el futuro.
Plan Nacional de Construcción Sustentable: cómo transformamos ideas en acciones
Por Paola Valencia, encargada de la Secretaría Ejecutiva de Construcción Sustentable del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu).
Desde que en 2012 el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) impulsara y liderara la firma del convenio interministerial de construcción sustentable —firmado en ese entonces por los ministerios de Obras Públicas, Vivienda y Urbanismo, Medioambiente y Energía— el avance en los objetivos planteados no se ha detenido. En la actualidad hemos actualizado el convenio sumando a nuevos actores, entre los que cuentan los ministerios de Desarrollo Social y de Economía, Fomento y Turismo; junto con ello creamos las 16 Comisiones Regionales de Construcción Sustentable (CORECS) para articular su Gobernanza.
En la última década se han generado incontables iniciativas que han contribuido a promover, difundir y fomentar la implementación de la construcción sustentable en el desarrollo de la edificación e infraestructura del país, y una de las centrales ha sido la Mesa Interministerial de Construcción Sustentable (MICS), cuyo producto central ha sido la Estrategia Nacional de Construcción Sustentable (ENCS), publicada en 2013 como una hoja de ruta para el desarrollo del trabajo en este ámbito, y que se configuró en uno de los 6 instrumentos de mitigación para el proceso de implementación y seguimiento a la Contribución Nacional Determinada de Chile en el Acuerdo de París (NDC).
Como el periodo de vigencia de esta estrategia venció en 2020, era necesaria una actualización, lo que nos ofrece la oportunidad de elevar su estatus a Plan Nacional de Construcción Sustentable 2050, con el mérito adicional de estar al alero de la Política Nacional de Desarrollo Urbano (PNDU), por ser un documento que entrega principios orientadores y lineamientos que guían hacia una evolución positiva y sustentable de las ciudades y centros poblados en el territorio.
Por lo anterior, ahora nuestra tarea debe abocarse a elaborar un plan que detalle cuáles deben ser los lineamientos estratégicos en materia de la edificación e infraestructura sustentable. De esta manera será posible identificar objetivos, líneas de acción, mecanismos, indicadores y responsables, para poder llevar a cabo políticas concretas de corto, mediano y largo plazo, las que, además, deberán estar alineadas con los compromisos nacionales e internacionales en sustentabilidad del ambiente construido.
El alcance de este plan será entregar lineamientos estratégicos y metas para la incorporación de la sustentabilidad en el ciclo completo de la edificación e infraestructura nacional. La meta que se propone para la nueva versión de esta estrategia es que el sector construcción nacional tienda a la neutralidad al 2050.
Entre los objetivos ambientales preliminares que se contemplan para dar inicio al proceso de elaboración están la reducción de uso de recursos naturales (agua, áridos, madera, terreno) y la minimización de los efectos ambientales (emisiones, residuos, contaminación) en ecosistemas y espacios naturales dados por las distintas etapas de la edificación, junto con otras consideraciones de mitigación y adaptación al Cambio Climático que estarán muy presentes en el diseño de este instrumento.
Junto con lo anterior, otro objetivo ambiental se relaciona con el mejoramiento de los estándares de habitabilidad de las personas y equidad territorial. En este sentido un elemento central en este plan será la instauración de la Certificación de Vivienda Sustentable (CVS) como instrumento capaz de medir la sustentabilidad en el ciclo de vida completo de los proyectos de vivienda, con lo que se promueve que cada una de las etapas tenga un bajo impacto ambiental, entre otros beneficios, con lo que se confirma el importante rol de las certificaciones de edificaciones sustentables, y su aporte a la disminución de huella de carbono de la industria.
La CVS es relevante, además, porque permite promover la oferta y demanda de viviendas sustentables, considerando que, tanto el mercado, como las personas, están mirando hacia la sustentabilidad como un camino hacia soluciones que ofrezcan reducción de costos de operación de la vivienda, lugares más confortables donde vivir, y la oportunidad de aportar a cuidar el medioambiente, que ciertamente es un factor que cada vez tienen más en cuenta las personas.
Actualmente, la actualización del Plan Nacional de Construcción Sustentable 2050 se encuentra en proceso de licitación para su desarrollo, y se espera que para inicios del segundo semestre de 2022 esté disponible el primer borrador para su revisión y aprobación por parte de los actores involucrados en la Mesa interministerial de Construcción Sustentable.
Ingeniería estructural: un eslabón importante en la cadena de valor
Por Ian Watt, presidente de la Asociación de Ingenieros Civiles Estructurales (AICE).
Si bien la ingeniería estructural hoy está visibilizada, tanto dentro como fuera de Chile y hemos dado grandes pasos en los últimos años, es necesario seguir trabajando en ello. Somos un eslabón importante dentro de la cadena de valor, al diseñar los proyectos que más tarde verán la luz y, en ese sentido, tenemos que ponernos en sintonía con las nuevas necesidades que va pidiendo el mercado y también las que van impulsando instancias en las que participamos, como el Construye2025, el Instituto de la Construcción, el Consejo de Construcción Industrializada y BIM Forum Chile.
Desde fuera de nuestro país somos destacados por el nivel de nuestra ingeniería. Pero si queremos mantener esa posición, necesitamos avanzar en temas tan relevantes como el diseño por desempeño, así como acelerar la periodicidad con que se revisa nuestra normativa. A más de 10 años de ocurrido el último gran terremoto en Chile, aún no contamos con la normativa actualizada, si bien se han hecho grandes esfuerzos con los decretos y otras normas.
Otro punto pendiente como país es dar un paso sostenido hacia la instrumentación de nuestros edificios, si contamos con un laboratorio natural, estamos desaprovechando información valiosísima que nos podría permitir mejorar cada vez más nuestros diseños y con ello, posicionarnos de una vez por todas, en Chile y el mundo, con el nivel que hemos trabajado por tener y que ha llevado a algunos grandes ingenieros nacionales a salir a otros países y continentes con su trabajo e ideas.
Pero no podemos quedarnos en eso, tenemos que seguir apuntando a mejorar y para ello, solo la unión y el apoyo de todos los profesionales que estamos involucrados en la ingeniería estructural, podemos avanzar.
De pandemia a proceso constituyente: los desafíos del 2021
Por Mónica Álvarez de Oro, presidenta de la Asociación de Oficinas de Arquitectos (AOA).
En marzo se cumplió un año desde que se detectó el primer caso de covid-19 en Chile, una pandemia que ha afectado nuestra forma de vivir, con cambios que serán permanentes en nuestros hogares, trabajos y ciudades.
Las viviendas se volvieron oficinas, colegios, comercios, además de acoger el diario vivir, mientras que a la luz de las cuarentenas, las ciudades se replegaron y vieron vacías sus calles.
A futuro, las urbes se proyectarán diferentes, con más espacios públicos, mejor transporte y viviendas más amplias. El teletrabajo ha promovido la migración hacia lugares menos poblados, que permitan contactar con la naturaleza; las dimensiones de las oficinas se han reducido y la tendencia indica que serán cada día más eficientes, ya que el trabajo será flexible y los horarios, escalonados. La ciudad ya no será como antes y será nuestro trabajo aprender de lo que la pandemia ha dejado.
Arquitectura chilena hacia el mundo
Durante la crisis, las tecnologías han ayudado trabajar en forma remota, optimizando el tiempo y los recursos, haciendo más competitiva nuestra labor. Las fronteras se han difuminado y es más sencillo generar asociaciones estratégicas con oficinas en otros países. Ya no son necesarios los viajes, las reuniones presenciales o estar en otra región para poder exportar servicios profesionales.
La arquitectura chilena es exportable en su totalidad: es austera, racional, de gran belleza y elegancia, sin aspavientos ni elementos innecesarios.
El ser un país sísmico y con excelentes resultados en nuestra edificación para enfrentar terremotos, nos destaca a nivel mundial. Por otro lado, tenemos un territorio con una gran diversidad de climas y condiciones geográficas, por lo que entendemos y sabemos cómo enfrentar estos desafíos.
Chile es un mercado limitado para la arquitectura, por eso es importante buscar en el extranjero nuevos espacios, donde podamos llevar nuestra experiencia, generar nuevos ingresos y un nuevo y enriquecedor aprendizaje.
Cambios constitucionales
Para Chile y sus profesionales, el desafío no está solo en acoger esta nueva realidad. Con décadas proyectándose como un país seguro, políticamente estable, con gran desarrollo económico y atractivo para la inversión, desde el estallido social se ha hecho evidente una gran brecha social en la que es urgente trabajar.
Los grandes desafíos naturales y problemas sociales, deben ser resueltos de la misma forma responsable como desarrollamos nuestras políticas internas, sin caer en demagogias. Sin duda, la resiliencia es un atributo país.
Hoy se acerca el proceso constituyente y todos los profesionales estamos llamados a participar, formulando propuestas y visibilizando la relevancia de la arquitectura y el urbanismo en la calidad de vida de las personas.
Proyecta Circular: Herramienta digital para promover la simbiosis industrial
Por Macarena Guajardo Mavroski, arquitecta, fundadora y directora ejecutiva de Fundación Basura
Al igual que la industria de la construcción, Chile es líder -a nivel latinoamericano- en generación de residuos. Para atacar este problema, las primeras iniciativas de las que hemos escuchado, tanto a nivel político como cultural, han girado en torno al reciclaje de residuos, una iniciativa fundamental, sin duda, pero que, sin embargo, pone los énfasis en el final de la jerarquía. Lo más importante y eficiente es y seguirá siendo la prevención.
Pero, ¿cómo evitar la generación de residuos en una industria que crece constantemente?, ¿cómo evitar que todos estos residuos tengan el impacto negativo que tienen en la ciudad y sus barrios, a través de la generación de microbasurales y vertederos de escombros? Desafortunadamente, personas y seres vivos que no tuvieron nada que ver con esa seguidilla de sucesos, sufren las consecuencias del síndrome del patio trasero (NIMBY – not in my back yard).
El estallido social y la pandemia del COVID-19 han dejado marcas, reflexiones y cuestionamientos que espero puedan quedarse por largo tiempo en nuestra retina. La detención total del mundo podría significar un atisbo de esperanza a la realidad tragicómica que vivimos, donde buscamos la felicidad a través de objetos que no necesitamos para impresionar a personas que no conocemos, donde construimos guetos verticales en barrios de casas de un piso, con planes reguladores precarios, generando beneficios económicos para algunos y tacos de ascensor para otras personas. Edificios cuyos residuos -desde su fabricación, uso y demolición- atentan contra nuestra propia salud, bienestar y calidad de vida. Esto se refleja en las ciudades, en la arquitectura, en la manera de habitar, en la manera de pensar, de hablar y de votar.
Frente a esta realidad es que hemos creado una alianza entre Fundación Basura y la Facultad de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica, para dar origen a Proyecta Circular, una plataforma de información y apoyo para arquitectos y equipos de profesionales en el proceso de proyecto, permitiéndoles diferenciar los atributos de circularidad de manera homogénea, considerando materiales y componentes que a menudo no los explicitan en sus especificaciones o lo hacen de manera desigual, como sucede desde siempre, hasta en los empaques de los alimentos que compramos en el supermercado.
Proyecta Circular busca ser una nueva manera de cambiar la competencia por la colaboración, el crecimiento indiscriminado por bien común, la linealidad por circularidad en una de las industrias que más lo necesita: la arquitectura & construcción.
Y ustedes, ¿están listos para la construcción circular?
Día del obrero constructor: un pilar esencial para la industria
Por Raúl Letelier Rubio, director nacional de Simoc Chile, integrante del Consejo Directivo de Construye2025
Esta celebración es una oportunidad más para agradecer el compromiso que tienen los “viejitos” en cada obra a lo largo y ancho de Chile, para aportar al desarrollo y bienestar de nuestro país.
Hoy, que la industria enfrenta momentos complicados por efectos de la pandemia, debemos reforzar nuestro autocuidado, para enfrentar la jornada diaria y cumplir con los protocolos sanitarios que cada empresa lleva a cabo en las distintas obras del país, ya que los trabajadores somos un pilar esencial para la industria.
Pese a ello, necesitamos seguir impulsando la certificación para los maestros de la construcción, ya que debido al bajo porcentaje de maestros certificados, hoy no es un beneficio a la hora de emplearse. Aún hay desconocimiento de las empresas sobre el sistema de capacitación y evaluación de competencias laborales y, en especial, de la ley 20.267 que es la que crea y da forma al sistema.
El trabajador certificado tiene la satisfacción de saber que el trabajo que está desempeñando lo sabe hacer y lo hace bien. Pero por ahora no existe ninguna trazabilidad para identificar si con ese conocimiento tendrá más movilidad laboral, mejores expectativas económicas y, por último, saber si es más productivo o no. Todas estas interrogantes las tenemos a casi nueve años de instalado el sistema.
Si avanzamos hacia la implementación de un sistema de formación basado en la certificación, los nuevos trabajadores contarían con conocimientos adquiridos en seguridad, materiales y maquinarias usadas en los diferentes perfiles ocupacionales. De esta manera, los tiempos de inducción y adaptación en obra serían mucho más acotados, más simples y la capacitación sería más técnica y dirigida, solo para marcar y cerrar brechas de conocimientos.
Para llegar a esto, es importante identificar cuál es el mejor proceso de aprendizaje, hoy en día se han perdido los oficios de la construcción, en especial los de edificación que se aprendían en obras y, por lo general, eran transmitidos en forma verbal por los padres a hijos y familiares, o algún maestro con años de experiencia, así el trabajador aprendía lo bueno y lo malo de estos clanes o cuadrilla en las cuales le tocaba trabajar. Los oficios aún se aprenden en obra, aunque ya no de forma tan familiar. También existen Centros de Formación Técnica e Institutos Profesionales que imparten carreras relacionadas a la construcción, pero no vemos los cursos básicos como carpinteros, enfierradores y albañiles, que a pesar de los avances tecnológicos, nunca dejarán de existir en el rubro. Es difícil visualizar que a través de una formación en aula, podremos sacar a un maestro competente y listo para una obra hoy en día, por las diferentes condiciones y variables que tienen las diferentes obras o faenas.
Con un sistema de certificación, esperamos que los maestros obtengan lo que sugiere la ley, mayor movilidad, dignidad y, con ello, una mejora en sus remuneraciones, y la seguridad de mejorar la productividad del sector. La sistematización en un futuro nos permitirá contar con trabajadores capacitados y tecnificados de acuerdo a los nuevos tiempos y tecnologías que ya están apareciendo en el mercado, es decir, el paradigma de la construcción de ladrillo sobre ladrillo ya está en retirada y, para eso hay que adecuar la forma en que hoy se imparte la capacitación y enfocarse en la nueva materialidad y trabajabilidad de los mismos.
Debemos destacar que todo esfuerzo que se haga a favor de los obreros en capacitación y certificación es gratificante y que reconozcan tu trabajo nos devuelve la dignidad y así nosotros podemos entregar un trabajo de calidad a la primera. Como organización sindical estamos seguros de que este es el camino a seguir, para dar a nuestro trabajo la dignidad y reconocimiento que merecemos como parte integral del rubro construcción.
El llamado es a aunar esfuerzos para certificar al “viejito” que ya está en obra, pero que aún son jóvenes; aquellos que ya tienen familia y les quedan largos 35 años para jubilar, ahí hay que meter las fichas como dicen los viejos de la “constru”, porque ellos ya están cautivos y ninguno ha recibido formación para el trabajo y mucho menos una certificación. Y si los hay, son los menos.
Asimismo, no podemos olvidar al trabajador migrante, un desafío no menor, porque se están incorporando masivamente a la industria y debemos garantizarles la seguridad laboral y el respeto de los derechos de estos nuevos trabajadores, generando una cultura inclusiva entre todos los actores de la industria de la construcción. Con ello, evitamos la discriminación salarial y el trato que se les da a los trabajadores foráneos y extender a ellos la posibilidad de capacitación y certificación de sus habilidades y destrezas, para que sean también un real aporte al mundo laboral.
Beneficios de la industrialización de los procesos constructivos
Por Lucio Ricke G., presidente de AICE.
Desde hace tiempo, se ha estado discutiendo en relación con los bajos índices de productividad que tiene la industria de la construcción en Chile, a lo cual se suman las complejidades operacionales que ha traído esta pandemia y, en ambos sentidos, la idea de industrializar los procesos constructivos parece una buena solución, considerando que se asume que tiene virtudes como optimización de procesos y uso de recursos, aumento de calidad y disminución de plazos.
Pasos importantes se han dado con el surgimiento del hormigón premezclado, las armaduras fabricadas en maestranzas, entre otros, todos procesos que han aumentado la productividad y también la calidad de las obras, porque tienen mayores controles de fabricación, considerando la normativa de cada material utilizado.
Pero cuando hoy hablamos de industrialización de la construcción, estamos pensando en el proceso completo, desde su diseño hasta el término de la obra, y para ello se requiere avanzar en planificación temprana de las obras, incorporando a todos los profesionales que intervienen en el proyecto, en capacitación de mano de obra y en definición de protocolos y normativa que establezca estándares mínimos para toda la cadena productiva que interviene en el proceso y así alcanzar la eficiencia que se está buscando.
Por ello, es muy importante la incorporación de las tecnologías BIM en la administración de los proyectos, pero aquí también es necesario avanzar en normativa que estandarice su uso y definiciones, para lograr mayor transversalidad y amplitud de aplicación.
En este sentido, es muy importante el trabajo que se está realizando en el Instituto de la Construcción, a solicitud del Minvu, en el comité que está desarrollando el “Anteproyecto de norma industrialización – Principios y definiciones generales”, donde participa una amplia gama de instituciones que aportan sus distintas miradas en la redacción de un documento que establecerá los conceptos mínimos que requiere una innovación tan importante como esta para nuestra industria.
Ahora, en nuestro caso, de manera muy especial, se requiere la incorporación del ingeniero estructural en las etapas de anteproyecto, para que desde el principio pueda aportar soluciones estructurales acordes a las demandas propias de la naturaleza de nuestro entorno y que sean eficientes en el proceso industrial de construcción.
Adicionalmente, cuando la industrialización de la construcción también alcanza elementos estructurales de una obra, se requiere que dichos elementos tengan comportamiento sísmico certificado y compatible con los requerimientos de la estructura y que sus patentes comerciales permitan al ingeniero responsable y al revisor independiente de cálculo, si es que corresponde, validar estos elementos de acuerdo a las responsabilidades que la ley exige al ingeniero estructural responsable, temas que también deben ser parte del desarrollo normativo pendiente.
En este sentido, es una muy buena noticia que recientemente el MOP oficializara la norma NCh 3417 Requisitos para Proyectos de Cálculo Estructural, que define los alcances y complejidades de los servicios profesionales de cálculo estructural, la estandarización de los procesos para quienes ejercen la profesión, indicando el estándar de servicio y la forma en que se relacionan las distintas subespecialidades o áreas de especialización del cálculo estructural, e incluye expresamente los conceptos de elementos estructurales con ingeniería previa, que serían todos los elementos que una industria externa puede proveer a la estructura resistente.
Desde la ingeniería estructural, consideramos que las estructuras en Chile han tenido un muy buen comportamiento frente a los requerimientos de sus usuarios y la naturaleza, y eso se debe a buenos procedimientos de diseño y construcción, lo cual debemos cuidar y avanzar en productividad y eficiencia, sin sacrificar en lo más mínimo la calidad y respuesta dúctil de las estructuras.
Por Felipe Ossio, académico de la Escuela de Construcción Civil de la Universidad Católica.
El reciente Circularity Gap Report 2021 (https://www.circularity-gap.world/2021) nos muestra que la economía mundial es un 8,6% circular siendo necesario duplicar la circularidad a 17% para vivir en un mundo próspero y habitable.
Para lograr tan ambiciosa meta la industria de la construcción es fundamental.
Según la Fundación Ellen MacArthur, la industria de la construcción representa alrededor de un tercio del consumo mundial de materiales y la generación de residuos. Esto puede ser contrarrestado implementando nuevas técnicas de construcción que estén en línea con los principios de la economía circular, motivo por el cual es considerada uno de los cinco sectores claves para una efectiva transición a la economía circular.
En vista de ello, iniciativas como el desarrollo de la Estrategia de Economía Circular en Construcción lanzada por el Instituto de la Construcción, junto con la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) y el programa Construye2025 de Corfo, y con la facilitación técnica de la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT), que pretende establecer en nuestro país una cultura de construcción circular, que permita el desarrollo sostenible, social, ambiental y económico de la industria, son fundamentales.
Pero, para aplicar los principios de la economía circular en la construcción, hay que tener en consideración tres grandes ejes:
El primero es el diseño y construcción de proyectos con atributos circulares, es decir, proyectos capaces de adaptarse a las necesidades, demandas y condiciones en constante cambio de los usuarios. Asimismo, son proyectos con la posibilidad de extender la vida útil mediante la fácil reparación y/o sustitución de componentes debido a la capacidad de desmontaje del producto y la fácil valorización mediante la deconstrucción.
El segundo es la utilización de materiales disponibles en edificios existentes, conocido usualmente como Urban Mining, con dos grandes etapas. La primera es la adecuada gestión de residuos de construcción y demolición en obra; y la otra etapa tiene relación con considerar que la infraestructura existente es una cantera de materiales, no es necesario utilizar materiales vírgenes si podemos deconstruir los edificios y reutilizar y reciclar los elementos que salgan de ellos.
Finalmente, el tercer eje es el desarrollo de nuevos modelos de negocios que permitan crear valor agregado a lo largo del ciclo de vida dentro de ciclos cerrados de materiales.
Sin duda, el futuro de la industria de la construcción será circular y no nos podemos quedar debajo de este desafío.
¿Por qué mejorar la productividad en la construcción?
Por Marcos Brito, gerente de Construye2025
“La productividad no es todo, pero en el largo plazo, es casi todo”, señala el Nobel de Economía Paul Krugman, en una de sus célebres frases. El concepto de productividad, como ha sido definido por la Comisión Nacional de Productividad (CNP), es una medida de cuántos bienes y servicios se producen con un número determinado de factores productivos, por ejemplo, trabajo y capital. En consecuencia, si existe aumento de la productividad es porque se han producido más bienes o servicios con los mismos recursos. Una mayor productividad del capital, asimismo, aumenta los incentivos a invertir, lo que trae consigo una elevación de las remuneraciones del trabajo. Al final, el resultado es crecimiento económico y equidad.
En términos generales, el crecimiento significativo de la productividad en Chile, ya es un hecho pasado, pues hoy asistimos a una baja relevante de los índices de crecimiento de la productividad en un buen número de sectores, por lo que se requiere entrar en un nuevo impulso, si realmente se desea llegar a los niveles de los países desarrollados.
Según McKinsey & Co., el potencial de crecimiento de nuestro país se sustenta, principalmente, en productividad, participación y población. Así, en los años 90 crecíamos a una tasa promedio de 6,3%, donde 4,2% se debía a mejoras en productividad. Hoy, la productividad ya no avanza de la misma forma (ya no supera el 2% de crecimiento) y, en el caso de la construcción, ha estado estancada por ya muchos años.
“No hay una bala de plata, mejorar la productividad depende de muchos factores”, señalaba en 2019 Raphael Bergoeing, presidente de la CNP. En consecuencia, la misma organización -por mandato presidencial- desarrolló un completo estudio de productividad para el sector de la construcción (tras haberlo hecho también exitosamente para la minería), que además fue complementado por otro diagnóstico realizado por Matrix Consulting (por encargo de la CChC). La lista de tareas es vasta y compleja, pero junto a la hoja de ruta de Construye2025, la misión está declarada: si queremos crecer y desarrollarnos, hay que mejorar la productividad.
Anterior a estos estudios, McKinsey, en su diagnóstico de potencial de crecimiento (2007), señalaba al menos cuatro grandes ámbitos para concentrar acciones de mejora, que me parece vale la pena recordar y desempolvar:
Desarrollar una visión de país: definiendo un nivel de ambición nacional y estrategias sectoriales.
Impulsar la excelencia operacional: mejorando y estandarizando los procesos productivos; potenciando métodos avanzados de gestión; y fortaleciendo las capacidades técnicas y conocimientos operacionales.
Regulación sectorial y laboral: desarrollando regulaciones con foco en productividad, reduciendo barreras administrativas y facilitando una justa competencia; y flexibilizando el mercado laboral.
Cambio cultural: aumentando el nivel de aspiración; rompiendo paradigmas limitantes como la falta de confianza y colaboración; acelerando la integración al mundo y el dominio de otros idiomas; aumentando la valoración del emprendimiento y reduciendo el costo social de los emprendimientos no exitosos.
¿Queremos ser una industria (y un país) plenamente desarrollados? Bueno, los análisis ya están y contamos con hojas de ruta estratégicas para hacernos cargo de estos desafíos. La productividad, en el largo plazo, será la que nos lleve a un mayor progreso, que, si se plantea y desarrolla de manera adecuada, nos brindará crecimiento económico y esa tan anhelada equidad que soñamos.
Esta columna fue publicada en la Revista Negocio&Construcción, en su edición de febrero 2021, disponible AQUÍ.
Innovación: Una palanca para la reactivación económica
Por Conrad von Igel, gerente de Innovación de la Cámara Chilena de la Construcción
Tras un 2020 en el que todos los sectores productivos, incluido la construcción, se vieron desafiados para dar continuidad a su operación, se prevé que 2021 sea un año en el que, además de los esfuerzos por controlar la pandemia, se den los primeros pasos hacia la reactivación y la generación de empleo.
Como gremio de la construcción velaremos porque la reactivación sea segura para nuestros trabajadores, previniendo los contagios, y también que profundice la transformación de las grandes, medianas y pequeñas empresas que integran el sector apostando por la búsqueda permanente de mejores procesos, prácticas y uso de tecnología, todo de una manera eficiente y optimizando el uso de los recursos disponibles.
Es en este espacio donde vemos que la innovación debe ser una palanca protagónica de la reactivación, pues para volver a poner en marcha al país debemos avanzar en nuevos estándares y capacidades, manteniendo la flexibilidad para adaptarnos ante los permanentes desafíos que se nos presentan.
Innovación es crear valor económico, social y ambiental. Y el valor lo determina “el otro”, usuarios, clientes o la sociedad. Innovación es también una actitud, una forma de enfrentar la vida, viendo siempre como resolver desafíos y convertirlos en oportunidad. Permite aproximarse a los desafíos desde una visión diferente, buscar nuevas herramientas para abordarlos y tomar las oportunidades que tanto el desarrollo tecnológico como las nuevas formas de organización y modelos de negocio entregan.
El año pasado nos dejó como aprendizaje la resiliencia y la adaptación y debemos verlo como un impulso para tomar conciencia de que las cosas no siempre se deben hacer igual a como las veníamos haciendo. De hecho, son estas transformaciones las que nos hacen más productivos, más sostenibles y nos permiten aumentar el impacto positivo en la calidad de vida de las personas.
Este cambio de visión también considera que el error es parte del aprendizaje. Muchas veces vamos a frustrarnos y sentir que estamos equivocando el camino. Pero solo el entrenamiento constante de las capacidades de los equipos para innovar, junto a un portafolio diversificado de proyectos, nos podrá garantizar buenos resultados.
En la Cámara Chilena de la Construcción estamos empujando la innovación entre nuestros socios como parte de la transformación cultural hacia el desarrollo empresarial sostenible. Hemos apoyado la transferencia de conocimiento y también la articulación de redes que fomenten procesos y productos innovadores.
En esta línea, en 2020 participamos del primer estudio nacional sobre productividad en la construcción, el que evidenció la brecha actual en digitalización, industrialización, adopción tecnológica y sostenibilidad. Por ello es urgente potenciar la innovación en el sector, incorporando múltiples dimensiones como la necesaria colaboración entre actores públicos, la academia, los privados y distintas sinergias con actores internacionales, así como la interconexión de todos quienes forman la cadena de valor del proceso constructivo.
De cara a 2021, nos hemos comprometido a seguir implementando medidas concretas para avanzar en una reactivación segura que se haga de la mano con la innovación.
Para ello, trabajaremos en la consolidación del programa Construir Innovando, que busca crear una vinculación permanente entre empresas y startups, así como también aportaremos a mejorar los procesos de digitalización, industrialización y trazabilidad en la construcción para medir oportunamente la productividad en las empresas y en el sector. También seguiremos avanzando en una hoja de ruta con foco en la economía circular y seremos protagonistas de la transformación que la construcción está llevando a cabo para ser una industria más sostenible y que entregue soluciones concretas a los problemas diarios de las personas, mejorando su calidad de vida.
Como gremio, reafirmamos nuestro compromiso con la innovación colaborativa, asociativa y abierta entre distintos actores de la sociedad, pues creemos que es el camino para construir un mejor país.
Construcción impresa-3D en la Universidad del Bío-Bío: oportunidad única de innovación
Por Dr. Rodrigo García Alvarado, depto. Arquitectura, Universidad del Bío-Bío.
La construcción impresa-3D es una avanzada tecnología que permite realizar elementos constructivos sin moldajes y con gran rapidez, reduciendo drásticamente los plazos y costos. Al disminuir accesorios y faenas, permite reducir también el transporte y los residuos, mejorando la sustentabilidad y seguridad de las obras. Además, otorga un completo control digital del diseño y la ejecución, y la introducción de nuevos materiales y componentes, lo que ayuda a realizar formas y soluciones muy variadas.
En distintas partes del mundo se están ejecutando viviendas y edificios completos para probar esta tecnología, pero aún hay bastante que experimentar. En Chile tenemos importantes desafíos de productividad e industrialización en la construcción que se pueden impulsar con esta tecnología, y liderar su introducción en Latinoamérica, para exportar nuevos servicios y productos.
En la Universidad del Bío-Bío, en Concepción, a través de la iniciativa CIPYCS, se está instalando un gran robot industrial de 2,5 m de alcance, con un riel de siete metros y bomba de hormigonado para promover la construcción impresa-3D en Chile, y otras tecnologías de automatización en la edificación. Con el apoyo de CBB (Cementos Bio-Bío) y SIKA, un equipo multidisciplinario de la UBB, bajo la dirección de la Dra. Claudia Muñoz del Depto. Ciencias de la Construcción, ha logrado, primeramente, elaborar un diseño de mezclas cementicias para imprimir, que ya cuenta con registro de invención y protección intelectual, por lo que se puede utilizar en diferentes aplicaciones. También se están realizando pruebas de arrecifes artificiales, en colaboración con el Programa de Ecología Marina de la UCSC, debido a la necesidad de instalar en las costas de elementos de formas variadas para el asentamiento de especies oceánicas. Y se está avanzando en pruebas de impresión de muros con enfierraduras integradas para lograr capacidades resistentes sísmicas, que es un desafío esencial para construir en Chile, y no se ha desarrollado todavía en el mundo.
Asimismo, se ha experimentado con impresión en tierra, en colaboración con especialistas del área, para aprovechar la capacidad de esta tecnología de usar materiales locales, y actualmente se prepara un proyecto internacional con la U. Plymouth, Reino Unido, sobre este tema.
Un avance sustancial se ha realizado también en la modelación BIM de elementos impresos, a través del Laboratorio de Diseño Integrado que lidera el Dr. Eric Forcael de la Facultad de Ingeniería, para gestionar soluciones optimizadas y controlar la impresión directamente, con el fin de evaluar anticipadamente los diseños y retroalimentar en tiempo real la planificación de obra, maquinarias e insumos durante el proceso de construcción, desarrollando la programación de diferentes formas arquitectónicas, que han sido verificadas con muestras impresas a escala y en tamaño real. Como también, se están preparando análisis térmicos de muros y viviendas impresas, para impulsar un desempeño sustentable de esta nueva tecnología mediante ensayes los laboratorios certificados de la U. del Bío-Bío, para la definición de materiales y diseños con menor impacto ambiental, mejor habitabilidad y mayor recuperación en su ciclo de vida.
La instalación del robot para construcción impresa-3D en la Universidad del Bío-Bío, en Concepción, constituye una oportunidad única de innovación y desarrollo de una tecnología avanzada para desarrollar nuevos sistemas constructivos y soluciones arquitectónicas ecoeficientes y sustentables, estando disponible para colaboraciones industriales, desarrollo de tesis e investigaciones universitarias, como para también para emprendimientos en nuevos productos o servicios para la construcción.
Innovación en el diseño de espacios educativos
Por Maureen Trebilcock, arquitecta, académica Universidad del Bío-Bío
La gran mayoría de los establecimientos educacionales se ha limitado a replicar el esquema clásico que consiste en varias aulas repetidas y conectadas por un pasillo monótono. La organización interior del aula, en la gran mayoría de los casos, promueve que el profesor sea la fuente primaria de la información en base a un sistema de instrucción. Los tiempos actuales indican que el método de enseñanza-aprendizaje debiese estar centrado en el/la estudiante, donde el/la profesor/a cumple un rol de guía y mediación. Así, los estudiantes asumen un rol activo que les permite aprender a través de diferentes modalidades de aprendizaje, tales como desarrollo de proyectos, aprendizaje colaborativo, juego y movimiento, aprendizaje socioemocional, entre otras. De esta manera, el espacio educativo como mediador entre las prácticas docentes y el aprendizaje de los estudiantes tiene un gran potencial para desarrollar habilidades creativas e innovadoras en los estudiantes, estimulando la participación activa, el encuentro y la comunicación. El entorno físico de los establecimientos educacionales influye y modela el aprendizaje de los estudiantes, constituyéndose en un tercer profesor.
Con la idea de proponer nuevos espacios educativos que reflejen estos cambios de paradigmas en la educación, la Universidad del Bío-Bío está desarrollando un proyecto de innovación regional denominado “FutureEduSpace: Generación de Capacidades Tecnológicas para la Construcción de Espacios Educativos Escolares Vanguardistas y Sustentables desde la Región del Biobío” financiado por el Fondo de Innovación para la Competitividad Regional FIC-R del Gobierno Regional del Biobío. El proyecto tiene por objetivo mejorar la calidad de la infraestructura escolar través de la implementación de espacios educativos vanguardistas, creativos, confortables y sustentables que propicien la innovación pedagógica y contribuyan a mejorar la calidad de la educación, y al mismo tiempo, impulsen la creación de un polo industrial especializado en diseño, construcción e industrialización que satisfaga esta nueva demanda desde la región del Biobío para el sur del país.
El principal desafío del proyecto es diseñar y construir un prototipo de espacio educativo que cumplirá un rol demostrativo y de transferencia tecnológica a oficinas de arquitectura y diseño, a constructoras y a pymes, para promover el desarrollo de espacios educativos sustentables y confortables en madera. Una vez concluidos los 24 meses de este proyecto FIC, se espera que el prototipo cumpla también un rol para la capacitación de profesores, que permita explorar el efecto que un ambiente innovador cumple en el aprendizaje. Como resultado de esta propuesta se pondrá a disposición, como bien público, un paquete tecnológico compuesto por un manual de diseño y construcción de espacios educativos, especificaciones técnicas, cursos de capacitación, así como la implementación del prototipo demostrativo.
El equipo interdisciplinario que lleva adelante esta propuesta está liderado por la arquitecta M. Beatriz Piderit y coordinado por la arquitecta Maureen Trebilcock, donde también participan educadores, ingenieros, diseñadores, antropólogos y arquitectos. La propuesta se apoya en las capacidades instaladas en el Centro de Investigación en Tecnologías de la Construcción CITEC UBB y del Centro Tecnológico para la Producción y Construcción Sustentable CIPYCS. La asociatividad es un componente esencial de este proyecto, para lo cual se conformó un Comité Técnico Asesor, en el cual participa el programa Construye 2025, junto con organizaciones representantes de los sectores educación, arquitectura, diseño, construcción y manufactura.
Eficiencia y sostenibilidad en la infraestructura educacional
Elaborado en conjunto por Camila Vergara, profesional Línea Edificación; David Cabieles, profesional Línea Edificación, y Guillermo Soto, jefe Línea Edificación de la AgenciaSE.
A través de un trabajo intersectorial entre el Ministerio de Educación (Mineduc) y el Ministerio de Energía, se incorporó en la Ruta Energética 2018 – 2022 un “Programa de Mejoramiento Energético de la Infraestructura Escolar Pública”, que tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de los estudiantes interviniendo al menos 200 establecimientos educacionales, reducir el consumo de energía y promover el desarrollo de un mercado de proveedores con soluciones de eficiencia energética.
En este contexto y como primera etapa, la Agencia de Sostenibilidad Energética (Agencia SE), en el año 2019 desarrolló 40 diagnósticos energéticos con foco en acondicionamiento térmico en recintos educacionales públicos, lo que permitió identificar y caracterizar las condiciones ambientales al interior de las salas de clase, además de conocer sus respectivos consumos energéticos, para luego, proponer y estandarizar medidas de eficiencia energética, como por ejemplo, el mejoramiento de la envolvente térmica, la instalación de quipos de ventilación, climatización, iluminación, y en algunos casos, la incorporación de energías renovables.
Producto de este trabajo de diagnóstico, el Ministerio de Energía encargó a la Agencia SE la implementación de dos proyectos piloto en el Liceo Enrique Molina Garmendia de Concepción y el Liceo Rahue de Osorno con una inversión de 365 millones. Este plan piloto beneficiará a más de 2.500 usuarios directos entre estudiantes, profesores y administrativos. Estos proyectos, que actualmente se encuentran en etapa final de construcción, reducirán el consumo de energía térmica en aproximadamente un 40% y generarán ahorros del orden 8,7 millones de pesos anuales. Adicionalmente y producto del recambio de equipos de climatización y la instalación de sistemas fotovoltaicos, se estima que se evitarán 55 toneladas de CO2 al año.
En paralelo y bajo el mismo programa, la Agencia SE, también por encargo del Ministerio de Energía, ha desarrollado una línea de trabajo para asesoramiento de Establecimientos Educacionales Municipales, brindando apoyo técnico a sus sostenedores en siete regiones del país y beneficiando 106 establecimientos distribuidos en 60 comunas. Dicho apoyo consistió en la elaboración de proyectos de eficiencia energética y acondicionamiento térmico, en conjunto con los equipos municipales y consultores, con el fin de generar proyectos factibles y elegibles para presentarlos a la convocatoria de “Proyectos de Conservación” del Fondo de Infraestructura Educacional para el año 2020 del Ministerio de Educación, lo que finalmente se tradujo en el financiamiento 26 proyectos por alrededor de MM$6.000 de pesos, para la implementación de MEE. Paralelamente, se realizó un taller de capacitación intensivo dirigido a los equipos técnicos y administrativos de los municipios por parte de profesionales de la Agencia SE enfocado en la revisión de proceso licitatorios vinculados a la implementación de MEE y difusión de buenas prácticas durante la ejecución de proyectos.
Como segunda etapa, entre el 2020 y 2021 la Agencia SE tiene proyectado el levantamiento de 100 proyectos nuevos, tanto en Establecimientos Educacionales Municipales como en Servicios Locales de Educación, y la implementación de dos nuevos proyectos Piloto, correspondientes a la Escuela Rural Carretera Austral de Aysén y la Escuela de Cruzaco en la Araucanía, lo que valida y reafirma nuestro compromiso por mejorar la calidad de vida de los estudiantes, contribuyendo a mejorar el desempeño de los alumnos en el proceso de aprendizaje, así como también en la transformación de la productividad y sustentabilidad en el sector de la construcción.
Por último, es importante considerar que estos proyectos buscan potenciar la innovación y consolidar los métodos establecidos en nuestras primeras experiencias de implementación, incorporando el levantamiento y desarrollo de proyectos en plataformas BIM, junto a las exigencias en el buen uso, disposición y valorización de los residuos durante las etapas de construcción.
Desafíos para la productividad en la construcción
Por Rodrigo Krell, secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Productividad (CNP).
La actividad de la construcción puede afectar, en distintas dimensiones, la vida de las personas: la asequibilidad y calidad de la vivienda, disponibilidad de infraestructura pública adecuada, integración urbana, sustentabilidad en la construcción y uso de las obras, son algunos de los aspectos más importantes del desempeño de esta industria de cara a la ciudadanía. Por ello, las políticas públicas que tienen efectos sobre el sector, deben ser examinadas con evidencia dura y desde diversos puntos de vista.
Uno de los ángulos desde donde se puede examinar el desempeño de los actores involucrados, detectar problemas y proponer soluciones para esta industria, es la productividad. Durante los últimos 11 meses, la Comisión Nacional de Productividad (CNP) ha estado investigando en profundidad al sector de la construcción, poniendo foco en la búsqueda de políticas que permitirían mejorar el uso de los recursos productivos, tanto en el sector público como en el privado. Si bien la conexión entre políticas y resultados es más directa, probablemente, cuando se trata del desempeño de nuestro sistema de obras públicas, encontramos problemas sistémicos, que clasificamos en seis categorías:
Falta de planificación y priorización en la adjudicación de obras públicas: Desde que se concibe una obra hasta que esta se comienza a utilizar, suelen pasar largos períodos de “tiempos muertos”, que prolongan innecesariamente los plazos e introducen complejidades políticas adicionales.
Ineficiencias del sistema de obras públicas: Chile se compara desfavorablemente con el contexto internacional, en cuanto a los sobrecostos y los incumplimientos de plazos de sus obras de infraestructura. Deficiencias en las bases de licitación y los contratos llevan a múltiples modificaciones, lo que genera demoras innecesarias con elevados costos.
Deficiencias en regulación requerida para desarrollo de proyectos: La ejecución de obras debe lidiar con procesos ineficientes de expropiación, cambios de servicios y de manejo de hallazgos no previstos, entre otros. Además, existe incertidumbre respecto de la estabilidad de los permisos de construcción, a gran costo para los involucrados.
Bajos niveles de sostenibilidad: Se estima que el sector de la construcción genera 4,8 millones de metros cúbicos de residuos. Un porcentaje ínfimo de éstos son posteriormente valorizados.
Deficiente formación de los trabajadores: La fuerza de trabajo de la construcción chilena es, en comparación con estándares internacionales, poco capacitada y especializada. Esto denota deficiencias que ya han sido detectadas en nuestro sistema de generación de competencias laborales.
Mala gestión y escasa adopción tecnológica: No han penetrado en Chile tecnologías y herramientas de gestión, que sí han generado importantes ganancias de productividad en otros países. En este sentido, destacan la construcción industrializada, y uso de metodología BIM, proceso de generación y gestión de datos del proyecto durante su ciclo de vida, utilizando software dinámico de modelado en tres dimensiones y en tiempo real, para disminuir la pérdida de tiempo y recursos en el diseño y la construcción.
Dentro de los próximos meses, la CNP publicará el informe final de este estudio, describiendo en detalle cada uno de los hallazgos y recomendando una serie de medidas para hacerse cargo de los desafíos enumerados.
Industrializar y estandarizar: el secreto de una reactivación temprana y competitiva
Por Marcos Brito, gerente de Construye2025, programa impulsado por Corfo
La reducción del riesgo y la precisión en la estimación de costos y plazos son algunas de las ventajas, para algunos desconocidas, que ofrece la construcción industrializada. En el mundo, la construcción estandarizada -que pone por delante la digitalización, la especialización del capital humano y la innovación- ha ido ganando terreno, mejorando la competitividad de la industria.
Aunque la pandemia fue una sorpresa para todos, también aceleró un proceso que venía gestándose lentamente en la industria de la construcción. La escasez de recursos, la baja inversión y la capacidad productiva de alto estándar que se encuentra ociosa se hicieron más visibles en medio de la crisis que ha movilizado a todos los sectores productivos en la búsqueda de una pronta reactivación.
Ser más eficientes en nuestros procesos, aumentando la productividad al máximo posible, equivale a eliminar completamente los tiempos muertos en obra, secuenciar partidas, integrar especialidades e intensificar el uso de herramientas digitales. Para ello, las tecnologías de información, la manufactura avanzada y los procesos de certificación de mano de obra especializada son grandes aliados.
La estandarización en cada eslabón de la cadena de valor se presenta como uno de los firmes puntales de la reactivación. Asimismo, la tramitación digital de permisos de obra, la planificación, la coordinación con proveedores y la logística de obras, además de nuevos factores a considerar en higiene y seguridad laboral allanan el camino al despegue económico tras el duro golpe que nos dio el coronavirus.
Empresas e instituciones públicas y privadas -que hoy forman parte del Consejo de Construcción Industrializada (CCI), impulsado por Construye2025, están remando en este sentido. De hecho, en CCI y Construye2025, estamos trabajando para eliminar barreras, derribar mitos, resaltar ventajas y difundir casos de éxito, junto con desarrollar metodologías de control y medición, que nos permitan ser más autoexigentes en los resultados de nuestras obras.
Por eso, es tan importante contar con una normativa acorde, que establezca estándares y favorezca la interoperabilidad de sistemas constructivos, para lograr obras híbridas con foco en la calidad y la eficiencia. En un ambiente cada vez más competitivo y exigente, es fundamental innovar y adaptarse y qué mejor vehículo para ello que la construcción industrializada, que beneficia a todos los que intervienen en el proceso, sin tiempo perdido y con recursos utilizados de manera óptima.
Hacer de la crisis una oportunidad, actuando con coherencia
Por Carlos Zeppelin, presidente Comité de Obras de Infraestructura Pública de la CChC.
Hoy nos enfrentamos a un gran desafío: recuperar el empleo y la inversión ante los devastadores efectos de la crisis sanitaria, económica y social. Por eso, el sector político acordó un marco de entendimiento para el “Plan de emergencia por la protección de los ingresos de las familias y la reactivación económica y del empleo”, con un impulso fiscal significativo.
En la fase de reactivación plena se debe implementar un potente plan de inversión pública, principalmente a través de los Ministerios de Obras Públicas y Vivienda y Urbanismo, en infraestructura hídrica, en logística y en viviendas. Este plan debe ser de rápida ejecución, con cobertura regional, con cronograma e identificación de territorios que permita su monitoreo y con énfasis en sustentabilidad y mitigación del cambio climático (embalses, agua potable rural, obras de regadío, entre otros).
Evitemos que este nuevo y necesario plan de inversiones incurra en los errores del pasado, como los que deja entrever la publicación conjunta de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) “Evaluaciones del desempeño ambiental CHILE 2016”, que señala: “en líneas generales, los programas de inversión pública no toman en cuenta de manera sistemática los componentes ambientales y climáticos, ni los indicadores o los criterios de sostenibilidad”.
Entre las acciones para dar cumplimiento a este acuerdo de manera sostenible y rápida, destaco las siguientes:
A. Implementar políticas públicas, iniciativas y acciones a través de las compras públicas y licitaciones de proyectos de infraestructura y edificación, que traccionen el desarrollo de la economía circular en construcción.
La compra y contratación pública, representa un instrumento importante para conseguir la implantación de este nuevo modelo productivo y de consumo más sostenible, por su impacto y poder tractor sobre el mercado, y el abandono del adictivo modelo lineal
Nuestros sistemas de licitación y adjudicación se basan, fundamentalmente, en el precio, lo que supone una grave dificultad para todos estos nuevos desarrollos. La Comisión Europea desarrolló el documento “Compra y contratación pública verde”, de momento de carácter voluntario, el cual consiste en que los organismos gubernamentales adquieran productos, servicios y obras con un impacto ambiental reducido durante su ciclo de vida. La aplicación de criterios ambientales en la contratación pública supone no solo beneficios ambientales, sino también económicos y sociales tanto para la administración, como para el sector privado y la sociedad.
Entre los beneficios para la administración está el incrementar la transparencia y eficiencia, lo que permite lograr metas ambientales asumidas y reducir impactos ambientales y fomenta el ahorro al considerar los costos del ciclo de vida. Además, favorece al sector privado, al dar incentivos para innovar y ser más competitivo; y a la comunidad, al mejorar la calidad de vida de la ciudadanía por la reducción de impactos ambientales.
B. Generar herramientas que incluyan criterios de economía circular en la evaluación de inversión pública, fomenten mercados y faciliten información para la trazabilidad de los RCD.
C. Desarrollar infraestructura adecuada para la disposición final y valorización de los RCD, y un marco regulatorio único y claro para su implementación.
En la actualidad y con miras al cumplimiento de los compromisos del Acuerdo de París, en materia de sostenibilidad, los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y las acciones necesarias para la adaptación y mitigación al cambio climático, el Ministerio de Obras Públicas, en un convenio de cooperación técnica con el BID y la Universidad de Harvard, se encuentra evaluando un sistema de calificación y una guía orientadora que introduce consideraciones de sostenibilidad en los proyectos de infraestructura, asumiendo una postura integral mediante la evaluación de los proyectos en función del valor que tiene para las comunidades, el uso eficiente de fondos y la contribución a las condiciones de sostenibilidad. El sistema abarca todas las etapas del ciclo de vida de un proyecto: planificación, diseño, construcción, operaciones y deconstrucción y evalúa 60 criterios de sostenibilidad estructurados en 5 categorías: calidad de vida, liderazgo, distribución de recursos, mundo natural y clima y riesgo.
Para el logro de este objetivo es necesario incorporar -al momento de planificar, financiar y construir la infraestructura pública- una nueva mirada en materia de calidad, una coordinación intersectorial e integrada entre la provisión de la infraestructura y el modelo deseado de desarrollo territorial, y un nuevo enfoque en criterios de priorización de las inversiones para un desarrollo sostenible.
Además, es necesario incluir aspectos de sustentabilidad en las obras de infraestructura tales como: cambio climático, eficiencia energética, eficiencia hídrica, el uso sustentable de recursos naturales, entre otros. Los principales recursos naturales utilizados son los llamados inertes, por lo cual existe un enorme margen para reconvertir el sector hacia la economía circular.
Asimismo, los inspectores de obra juegan un importante papel, especialmente a la hora de aprobar cambios que permitan reutilizar materiales generados en la misma obra, evitando así su transporte a plantas de tratamiento para su posterior incorporación y reduciendo, por tanto, el consumo de combustible y las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas.
Los modelos de economía circular no sólo tienen sentido desde la perspectiva ambiental y cuidado de los recursos naturales, sino que también desde la perspectiva económica, ya que son drivers de innovación y de replantear, una y otra vez, nuevas maneras de llevar a cabo los distintos procesos. Por lo mismo, favorecen el desarrollo sostenible de Chile.
Hoy los desafíos van por el lado de una colaboración integral, tanto de lo público como de lo privado, donde los emprendedores no pueden quedar fuera, ya que deben empaparse del concepto y ver la oportunidad de crear nuevos modelos de negocio, generar empleos de calidad, combatir el cambio climático y revolucionar la forma de hacer las cosas.
La tentación de “acelerar la marcha” en pos de una recuperación rápida puede tener un impacto profundo en la continuidad de las acciones, avances y desarrollos que se estaban realizando en materia de sostenibilidad y relacionamiento con el entorno. Este es el momento de poner a prueba la coherencia y fortaleza del propósito de nuestras organizaciones.
Salir de esta crisis no será fácil, pero tampoco se trata de salir de cualquier manera, sino que con coherencia, para que podamos transformar esta crisis en una verdadera oportunidad.
Reactivos o proactivos, ¿de qué manera nos levantaremos post-pandemia?
Por Carolina Briones, directora ejecutiva del CTeC
Si hay algo que nos caracteriza como chilenos y nos llena de orgullo, es esa tremenda resiliencia que tenemos para reaccionar a las catástrofes naturales que cíclicamente nos golpean, apelando a la caridad de nuestros compatriotas para ir en ayuda de los más necesitados, y así, una y otra vez volver a levantarnos. Sin embargo, esta crisis no es igual ni comparable a las anteriores. Esta vez, tenemos a nuestro favor los meses de conocer con anticipación los efectos de la pandemia, lo que hoy nos permite mirar hacia Europa y Asia para entender sus procesos, extraer lecciones aprendidas, idealmente no cometer los mismos errores, pero, por sobre todo, tener algo de tiempo para planificar de manera proactiva lo que será la reactivación del país.
El sector de la construcción ha sido fuertemente golpeado, se han paralizado todo tipo de obras a lo largo del país, se proyectan bajas importantes en las inversiones, altas tasas de desempleo y tendremos que aprender a lidiar con las nuevas medidas sanitarias y de distanciamiento social en las obras. Dadas las actuales circunstancias, hemos escuchado voces desde diferentes sectores apelando a que nuestra industria debe migrar rápidamente hacia la transformación digital, y avanzar hacia la industria 4.0, mensajes que ya se venían escuchando tiempo atrás, pero que hoy calan hondo y se hacen necesarios.
De algún modo u otro, cada uno de nosotros ha vivido estos cambios, adoptando de forma no planificada y a veces un tanto atolondrada la modalidad de teletrabajo, donde hemos visto un aumento de procesos que usualmente requerían muchos trámites y tiempo, a ser digitales y sorprendentemente eficientes. Y entonces nos dimos cuenta de que sí lo podíamos hacer, pero ¿esto, es todo lo que había que hacer?, lamentablemente la respuesta es no. Para que la industria viva realmente este proceso de renovación, debemos dejar de pensar en el business as usual y reconocer que éste, es un cambio de paradigma donde todos los actores deben ser partícipes.
Tanto para las grandes empresas como para las Pymes, los desafíos se enmarcan dentro de los siguientes ámbitos:
Digitalización
Industrialización
Planificación temprana con metodologías LEAN BIM
Sustentabilidad
Economía Circular
Todas estas temáticas, ya sean trabajando juntas o por sí solas, generan grandes beneficios al permitir: mejorar la gestión de plazos y costos, mejorar la calidad de los proyectos, reducir la cantidad de desperdicios, aumentar las medidas de seguridad, permitir entornos más controlados y con mayores medidas de higiene, disminuir riesgos y externalidades, reducir emisiones de C02 y ruido, mejorar las condiciones laborales de la mano de obra, entre otras muchas cosas.
Sin embargo, transitar de un modelo de desarrollo de proyecto tradicional a uno de construtech, requiere de un nuevo pensar digital, y demanda que planifiquemos los proyectos de manera interdisciplinaria y desde etapas tempranas, y no solamente centrado en el proyecto sino que también en las partes y piezas que se puedan industrializar, lo que requiere que migremos con nuestros obreros desde el terreno a construir en fábricas siguiendo un modelo offsite, y en paralelo derribar ciertos mitos, como que lo prefabricado no es de óptima calidad.
A pocos meses de retomar una “nueva normalidad”, vale la pena preguntarnos si estamos listos para ello. Lamentablemente, si previo a esta crisis la industria no lo estaba, tampoco lo está ahora. Las grandes brechas siguen siendo, la fragmentación tanto de los procesos como de las etapas en el desarrollo de los proyectos, y la falta de formación de capital humano. Para ello, se requerirá mayor tecnificación de la mano de obra, pero también conocimiento avanzado de las capas gerenciales, junto a planes de entrenamiento especializados en conceptos como: planificación temprana, LEAN, BIM, automatización, fabricación digital, control numérico, gemelo digital, robótica, inteligencia de datos, etc.
Se debe dar el salto hacia la digitalización, pero de manera ordenada y de la mano de un “plan de reconstrucción”, que nos permita avanzar y salir de la parálisis en esta fase de emergencia. Y para ello, nuestro sector necesita con urgencia una comisión de trabajo público-privada y multisectorial, que, reconociendo las brechas y limitaciones de la industria, defina líneas de acción y trace una hoja de ruta soportada y traccionada por políticas públicas. En esta comisión y en su gobernanza, debe haber un fuerte liderazgo femenino, ya que, una de las grandes lecciones que nos ha dejado la pandemia y las gobernantes mujeres, ha sido la toma de medidas en base a modelos sistémicos y accionar colaborativo, dando clase mundial con los resultados obtenidos.
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