Los compromisos adquiridos en los ejes de Innovación y Capital Humano ya toman forma, a partir del Comité de Transversal de Instituciones Académicas y el Comité Gestor de Innovación, los que tendrán sus primeras reuniones.
En junio de 2022, Construye2025 presentó la actualización de su hoja de ruta para el período 2022-2025, centrada en cinco ejes: Industrialización, Sustentabilidad, Transformación Digital, Innovación y Capital Humano.
De esta forma, el equipo del programa se ha ido haciendo cargo de cada una de las iniciativas y acciones pauteadas en el documento.
Así por ejemplo, en el caso del eje Capital Humano, se percibía una brecha en la oferta de formación, relacionada con la “Falta de alineación entre la oferta actual de programas de formación y las necesidades de los trabajadores” y la “Falta de coordinación entre el sector público, privado y académico en desarrollar oferta formativa en línea con las proyecciones tecnológicas”.
De esta manera, en una de las tres iniciativas propuestas es la “Oferta y demanda de formación para capital humano profesional y técnico”, cuya primera acción es la “Conformación de Comité Transversal de Instituciones Académicas y Levantamiento de oferta de programas o cursos nacional e internacional”.
Por ello, en enero de 2024, el equipo de Construye2025, liderado por Marcos Brito y Christian Cancino, inició los preparativos de la convocatoria, con representantes de 14 entidades de formación superior, representantes CDT, la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) y Corfo, a los que se les invitó a participar de este comité.
La primera reunión formal del Comité Transversal de Instituciones Académicas, que se realizará el viernes 19 de abril, de 11:00 a 13:30 horas, en Corfo.
En este espacio, se espera abordar desafíos, levantar propuestas y encontrar soluciones que beneficien a las instituciones académicas, así como a la industria. Los temas principales son Industrialización en la construcción, Transformación digital en ingeniería y arquitectura, Sustentabilidad en procesos constructivos y Alineación de la oferta académica con las necesidades de la industria y sus profesionales.
Eje Innovación
Asimismo, en el eje Innovación, en el área de Patentes de innovación, ley I+D, innovación y pilotaje, tecnología, se diagnosticó como brecha que “Existe un reducido número de patentes e innovación que no permiten mejorar la productividad a través de productos y soluciones constructivas”, falta “Promover aún más la Ley I+D” y es necesario “Fortalecer infraestructura tecnológica del sector, cantidad de centros de investigación y pilotaje para nuevas tecnologías”.
Por ello, Construye2025 lanzará el Comité Gestor Innovación, que abordará desafíos de innovación para fortalecer el desarrollo de nuevos productos y servicios del sector, el pilotaje de nuevas tecnologías y promover la ley I+D, entre otros.
Este comité gestor tendrá por objetivo trabajar mancomunadamente en temáticas de innovación, definidas en la hoja de ruta de Construye2025, así como otras que pueda por común acuerdo incorporar. En principio, se planea realizar reuniones presenciales trimestrales, así como otras virtuales, según se acuerde con sus integrantes. Consideramos que este espacio será importante para abordar desafíos, levantar propuestas y encontrar soluciones que beneficien a la industria.
Los temas principales de este comité serán:
En una visita guiada al CIPYCS, tanto empresas de construcción como otras, pudieron acceder a los detalles de la postulación a esta ley, que evalúa proyectos en la modalidad de ventanilla abierta y para este 2023 tiene $380 mil millones.
InnovaChile de Corfo organizó hace unas semanas una visita guiada al Centro Interdisciplinario para la Productividad y Construcción Sustentable (CIPYCS), en el Campus San Joaquín. De esta manera, junto con un recorrido por los laboratorios de Infraestructura Modular Adaptativa (IMA), Observatorio de Productividad y construcción sustentable, Laboratorio de experiencias virtuales inmersivas y aumentadas y el de Prototipado a Escala real, los asistentes pudieron acceder a charlas sobre los fundamentos de la Ley I+D, las formas de aplicar y casos de éxito.
“La experiencia de innovación tiene por objetivo fomentar la investigación, el desarrollo y la innovación empresarial. Por ello, tenemos instrumentos que son cofinanciamiento, relacionados con subsidios; certificación que tiene que ver con la Ley I+D y el acompañamiento, que tiene que ver con este tipo de actividades de difusión”, comentó Manuel Neira Cardenas, líder de la Ley I+D desde InnovaChile, en la oportunidad.
En este contexto, dicha ley tiene un rol predominante, con $380 mil millones para este 2023; en tanto para la certificación los proyectos tienen un tope mínimo de $6,5 millones (100 UTM) y los topes máximos se relaciones con el crédito tributario, pero “el más grande que nos ha llegado es de “140 millones”, precisó Neira.
El ejecutivo contó que la Ley I+D es ventanilla abierta, por lo que cada proyecto se evalúa en su mérito, es decir, “se define si tiene I+D o no, y en función de eso, la empresa obtiene el beneficio”. En tanto que hay un calendario de convocatorias para los fondos concursables, cuyos subsidios se evalúan en el marco de una competencia, donde hay un fondo acotado que se distribuye.
Ley I+D
El objetivo de la Ley I+D es contribuir a mejorar la capacidad productiva de las empresas chilenas, a través de un beneficio tributario a la inversión privada, investigación y/o desarrollo. “Esto se materializa en la postulación de contratos o proyectos. Lo más relevante es qué vamos a entender por I+D, la definición está establecida en la propia ley, con definiciones donde básicamente está la investigación, que es la generación de conocimiento a través de procesos sistemáticos y metódicos”, explicó Manuel Neira.
A su vez, ésta puede ser investigación básica, es decir, generación de conocimiento que es sin un objetivo específico, o también podría ser investigación aplicada, que va a ser la generación de un nuevo conocimiento, pero con un objetivo específico, “que es más bien lo que llega de parte de la empresa y lo que va a llegar es el desarrollo, que consiste en los trabajos sistemáticos que aprovechan el conocimiento disponible o la experiencia ya disponible y están enfocados a generar nuevos materiales, procesos o dispositivos nuevos, la puesta en marcha de nuevos procesos, sistemas y servicios, la mejora sustancial de lo ya existente y, en específico, el desarrollo software”, agregó.
También Neira precisó que están excluidas algunas actividades como la puesta en marcha de una tecnología ya existente. “Esto tiene que ver más con transferencia tecnológica”, comentó. Asimismo, otra razón recurrente de rechazo tiene que ver con que se postulan servicios profesionales o de carácter rutinario: “Si yo le pregunto a alguien que está al tanto del conocimiento de las materias, si puede resolver un problema y tiene la respuesta, eso probablemente no es I+D, porque es más bien un servicio profesional. Ahora, si alguien que está al conocimiento de la técnica y de las materias en el área y no tiene la respuesta, va a tener que buscar un camino, que es un desarrollo experimental, eso está más ligado a un proyecto I+D”, aclaró el ejecutivo de InnovaChile.
¿Qué beneficios otorga la ley? Básicamente, de todo lo invertido, el 35% es crédito tributario, que se rebaja directamente al pago de impuestos, en tanto que el otro 65% va a ser gastos necesarios para producir la renta. “Eso significa que disminuye la tasa imponible, por lo cual genera un efecto indirecto que llega a un beneficio de un 52,55%. Matemáticamente, podemos ver un ejercicio que es una empresa que tenga ingresos operacionales de 750 millones, con costos operacionales de 380 millones, si tiene un proyecto de I+D de 100 millones, pero no lo ha certificado y no es parte del giro, va a pagar en total 99.900.000, casi 100 millones de impuestos”, ejemplifica Neira.
Ahora, “si este mismo proyecto lo certifica, pasarían 65%, equivalente a 65 millones, a ser gastos necesarios para producir la renta, entonces ya el impuesto bajó a $82.350.000, porque aumentaron más gastos y luego, el crédito tributario, los 35 millones, rebajan directamente al impuesto a pagar al final y pagó en total 47 millones y fracción. Pasó de casi 100 a 47 millones, se ahorró el 52% del proyecto que certificó”, analiza.
Con respecto al uso de la ley desde 2012, Neira afirmó que ha habido una evolución importante que ha permitido aumentar la cantidad de empresas que postulan, y que la tasa de aprobación es del orden del 63%. “Inicialmente, era muy alta, sobre el 80%, pero de ahí aumentó la masividad y eso significó que hubiera más proyectos que postularan que tenían menos nociones de qué era I+D”, aseguró.
Más antecedentes de la ley pueden ser conocidos en https://www.corfo.cl/sites/cpp/incentivo_tributario
Más encuentros uno a uno, más innovación y más tecnología allanarán el camino hacia la productividad de una industria que poco a poco comienza a cambiar su cultura y visión de futuro.
En tiempos de incertidumbre, la masificación de la cultura de la innovación es más que necesaria. El Ranking C* de Creatividad e Innovación -elaborado por la consultora Brinca y la Universidad del Desarrollo- reveló que la innovación cobra cada vez mayor interés en las organizaciones.
Asimismo, a fines de 2020 se creó el Comité Gestor I+D, que impulsa Construye2025, el cual se propuso hacer un calendario para promover el I+D en la construcción durante 2021, especialmente a través de la Ley I+D, administrada por Corfo. “Estamos convencidos de que Construye2025 es un espacio ideal, ya que tenemos una triada potente: la participación de Corfo, la Gerencia de Innovación de la Cámara Chilena de la Construcción y los centros tecnológicos de construcción”, explica Ignacio Peña, quien lidera este comité al interior del programa.
Aunque el año pasado fue incierto, debido a la pandemia, la industria pudo adaptarse y comenzó a evaluar nuevas opciones de tecnología e innovación para ser más productiva. El director de I+D+i de Brinca Global Consultores, Andrés Blake, explica que, en 2020, hubo investigación y desarrollo, pero de manera incipiente. Sin embargo, dice que hay un amplio espacio para crecer en el futuro.
“Transformación digital, innovación, el BIM como metodología de trabajo y Data Science, van a ir permeando la industria. Es una necesidad clara incorporar más data a la gestión de las empresas para obtener mejor resultado y mayor productividad por hora trabajada. Va a ser un primer paso”, señala Andrés Blake. No obstante, habrá que dar un segundo paso que es cultural. “La gestión de empresas aún sigue siendo un poco ochentera. No se ha incorporado del todo la visión de innovación. Pero, esto debiera consolidarse, girar hacia nuevas formas de trabajar”, comenta.
De hecho, en eso trabaja Brinca, midiendo la cultura de innovación y tomándole la temperatura al grado de madurez, para que a partir de ese diagnóstico puedan definirse indicadores de gestión para adoptar esto desde su mindset. Así, será posible evolucionar hacia un trabajo vinculado a la innovación y la transformación digital, elementos que son cruciales para lograr una empresa más productiva. “El Ránking de Creatividad e Innovación lleva ocho versiones con la UDD. Ahí se muestra en qué etapa está la industria. Hacemos un benchmark. Las mayores debilidades están relacionadas con el uso de la tecnología y todo lo que tiene que ver con cultura, como instalar procesos de innovación”, señala Andrés Blake.
En este sentido, Ignacio Peña, de Construye 2025, afirma que 2021 será un año en el que Chile contará con tecnologías habilitantes para testear probar y monitorear tecnologías y abrirse a un nuevo campo de innovación en I+D. “Nosotros estaremos enfocados en ofrecer talleres a distintos gremios para mejorar la tasa de aceptación de los proyectos. Además, articularemos a los actores mediante actividades de networking, para que los nuevos desarrollos tecnológicos y de innovación puedan responder a los desafíos del sector”, concluye.
La Ley 20570. más conocida como la “Ley I+D”, fue pensada para que las empresas privadas invirtieran en desarrollo y soluciones tecnológicas, y a estas les genera beneficios tributarios por los gastos internos de investigación y desarrollo, y/o la contratación de cualquier entidad que ejecute el proyecto I+D.
En “Negocio & Construcción” conversaron con Ignacio Peña, profesional de apoyo de Construye2025, quienes son unos de los principales promotores de esta alternativa, para conocer cómo esta ley ha impulsado el desarrollo tecnológico y la investigación de las empresas en Chile.
Puedes leer la entrevista AQUÍ.
Incentivos tributarios, pero también la oportunidad de ampliar sus horizontes y de generar vínculos para trabajar de forma colaborativa, cautivan a las empresas que se acogen a la ley I+D, que administra Corfo.
En sus 12 años de existencia, la ley I+D ha experimentado positivos cambios. Estos han llevado a cerca de 800 empresas a aprovechar los incentivos tributarios que aporta el Estado para quienes invierten en soluciones innovadoras. Cuando se creó en 2008, los beneficios sólo podían aplicarse contratando los servicios de centros de investigación inscritos en el registro Corfo. “Uno de los objetivos era poder vincular a las empresas con las unidades generadoras de conocimiento, como universidades y centros de investigación”, recuerda la directora de Promoción y Desarrollo I+D+I de Corfo, María Isabel Salinas.
Luego, en 2012, la ley se hizo más flexible, permitiendo que las empresas pudieran aplicar beneficios tributarios no solo por la contratación de terceros, sino también por las actividades que realizaban internamente. De esta manera, el país buscaba aumentar la inversión e investigación y desarrollo, que apenas alcanza el 0,37% del PIB, una cifra seis veces menor al promedio de inversión de los países OCDE en este ítem.
Y así fue. Más empresas fueron interesándose en crear soluciones tecnológicas novedosas, que las diferenciaban de su competencia y les permitían ingresar a exigentes mercados globales. “El desafío es sumar la mayor cantidad de empresas para que hagan uso de estos beneficios tributarios, porque, además la ley permite sistematizar los procesos”, afirma María Isabel Salinas.
Según la ejecutiva de Corfo, hoy, las empresas pueden descontar -en impuestos- un 35% del gasto anual efectivo asociado a investigación y desarrollo, respecto de uno o más proyectos certificados por el organismo estatal. “No obstante, el 65% -gasto necesario para producir la renta- también tiene un efecto tributario porque disminuye la base sobre la cual se calcula el impuesto. Por lo tanto, hablamos de un beneficio tributario total de un 52%”, señala la directora de Promoción y Desarrollo I+D+I de Corfo.
Trabajo colaborativo
Pero eso no es todo. Naturalmente, la ley permite sistematizar los procesos de investigación y desarrollo en las empresas que son innovadoras y están constantemente planteándose desafíos. Además, abre la posibilidad de vincularse con terceros para trabajar de forma colaborativa. “No es algo que exija la ley, pero permite mejores conocimientos al sumar capacidades expertas”, acota María Isabel Salinas.
Actualmente, las empresas que postulan a la ley I+D disfrutan de un proceso totalmente organizado, en el cual se les presta un apoyo muy cercano que permite a sus ejecutivos entender cómo funciona el proceso y encontrar el foco para la adecuada formulación de sus proyectos. “Si una empresa necesita acceder a un crédito lo contactamos con la banca o si necesita contactar a ProChile, hacemos el vínculo. No solo entregamos beneficios tributarios, también hacemos un aporte para la llegada al mercado -lo antes posible- de las innovaciones que están llevando a cabo las empresas”, explica la directora de Promoción y Desarrollo I+D+I de Corfo.
Frente a ello, Ricardo Fernández, gerente Técnico y Desarrollo Sostenible de Volcán, cree que la aprobación de los proyectos debe contemplar reorientaciones y cambio de las partidas presupuestadas inicialmente, ya que, frecuentemente, el diagnóstico no es el adecuado o el mercado cambia rápidamente, dejando obsoletos los supuestos iniciales del proyecto. “Es fundamental la capacitación a las distintas áreas de la empresa, previo a la postulación de proyectos, con el fin de tener claras las obligaciones y recursos administrativos requeridos para el desarrollo de actividades e informes”, señala.
Además, Fernández piensa que es fundamental que el lenguaje entre empresas, consultores y autoridad sea el mismo. “A veces, los consultores, con el fin de asegurar el éxito de la postulación para tener el incentivo tributario, terminan perdiendo el objetivo del proyecto y haciendo menos precisa la información. Asimismo, los formularios para presentación y rendición de proyectos deben estar estandarizados y ser más simples de completar”, concluye.
En tanto, Claudio Gahona, Jorge Villarroel y Mario Castillo, profesionales que son parte del equipo de René Lagos Engineers, explican que si el proyecto está bien armado y cumple con los requisitos de I+D, la revisión de Corfo se vuelve muy expedita. Sin embargo, la jugada es agresiva. “No se sabe hasta el final, realmente, cuánto te están aprobando”, afirma Gahona, gerente general de la empresa.
Casos de éxito
La ingeniería estructural requiere un alto nivel de detalle. Asimismo, el ambiente BIM exige buenas dosis de tecnología para trabajar la información. A pesar de ello, en René Lagos Engineers, observaron que las herramientas carecían de la productividad deseada. Para resolver este problema, el equipo liderado por Jorge Villarroel desarrolló un paquete que se acomodaba a los nuevos software.
“Ese proyecto nos ha permitido hacer una plataforma única, donde se gestiona toda la información, lo que ha significado un ahorro de tiempo de producción de entre 25% y 30%”, explica el director de I+D de René Lagos Engineers sobre el proyecto de generación automatizada de armaduras en modelos BIM.
Igualmente, Volcán ha aprovechado los beneficios de la Ley I+D, en los siguientes proyectos: