Por Marcos Brito, gerente de Construye2025
Lamentablemente para el país, este mes las cifras sobre el Imacec fueron menos que estelares. Es en momentos como este, cuando se vuelve urgente acelerar procesos de cambio y mejora para la industria, echando mano a soluciones que de otro modo sería más difícil adoptar, buscando así alternativas más eficientes de trabajo, de menor riesgo y con resultados a la vista en economías industrializadas.
Es así como la construcción industrializada, cuya masificación está entre las iniciativas estratégicas de Construye2025, aparece como una buena idea desde el momento en que se consideran sus beneficios. A saber, en 2018 el Consejo de Construcción Industrializada (CCI) creado por este programa estratégico de Corfo, desarrolló un estudio que analizó tres obras. Dos de ellas eran prefabricadas -con tecnología de paneles de hormigón y madera, respectivamente- versus una hecha con albañilería tradicional. Fue ahí que vimos que hay beneficios importantes en relación con el efectivo cumplimiento de plazos, además de calidad y mayor eficiencia en la mano de obra.
Las cifras son contundentes y hablan por sí solas. Al comparar, en las obras que utilizaron la construcción hubo un 92% de reducción horas hombre de ajustes de calidad, 76% menos en tiempo efectivo para la construcción y 13% menos en costos directos de fabricación de obra gruesa. Para coronar esto, hubo tres veces menos generación de residuos.
Es tomando en cuenta seriamente estos datos que la industria puede considerar hoy la debilidad económica del país como una oportunidad para dar un golpe de timón y cambiar el paradigma actual, el mismo que la mantiene con una productividad de la edificación que lleva estancada dos décadas. Algo que, si logra igualar la tasa de crecimiento agregada de la economía local, traería enormes resultados positivos: podría aumentar el PIB nacional en torno a un 2% (Clapes UC, 2018).
Ciertamente, no se trata de un salto fácil de dar. Esto, debido a que aún se suele equiparar la idea de construcción industrializada con viviendas prefabricadas de emergencia, minimizando así su verdadero alcance y potencial. Es por eso que el trabajo al que Construye2025 dio pie en 2016 con su “Plan de Industrialización y Construcción Limpia”, se hace tan importante hoy. El país necesita reforzar sus lazos con este sistema constructivo fomentando el desarrollo y utilización de soluciones industrializadas en la edificación local, a través de la estandarización de componentes, además de la especialización del capital humano y la siempre urgente necesidad de bajar los niveles de generación de residuos de la construcción.
Finalmente, esto trae bondades tanto económicas, de eficiencia, calidad y de menor impacto ambiental, como de abrazar la innovación y lo que implica eso en términos de mejor productividad y reputación para el sector.