Por Luis F. Alarcón, director del Centro de Excelencia en Gestión de Producción de la Universidad Católica de Chile y miembro del Consejo Directivo de Construye2025
Las tres dimensiones sociales sustantivas del desarrollo sostenible -reducción de la pobreza, inversión social y comunidades seguras y solidarias- no son nuevos objetivos sociales, pero hoy están más vigentes que nunca en el contexto político y social de nuestro país. Para alcanzar un desarrollo sostenible en proyectos de ingeniería, y particularmente en proyectos de infraestructura y sistemas productivos, es necesario desarrollar estrategias que aseguren que los proyectos y sus procesos estén de acuerdo con las necesidades sociales y ambientales, y permitan una actividad económica sostenible en el tiempo.
Hoy debemos hacernos cargo de una revolución de la industria impulsada por cambios tecnológicos transformadores, lo que ha llevado a cambios fundamentales en la forma en que funcionan las industrias. Se habla hoy de la transformación digital asociada a la denominada Industria 4.0, o Construcción 4.0 cuando se asocia a nuestra industria. Esta transformación trae consigo cambios que tienen consecuencias económicas y sociales, algunas de ellas son intencionadas y deseables y otras indeseables.
Como muchas transformaciones anteriores, la transformación digital en la construcción está impulsada por la tecnología y hoy hablamos de BIM, Digital Twins, la información en la nube, aprendizaje de máquina, automatización e industrialización y otras tecnologías que prometen resultados asombrosos. Sin embargo, también corremos el riesgo de no llegar a buen puerto si olvidamos a las personas y la filosofía de gestión que debe inspirar las transformaciones deseadas y evitar las consecuencias no deseadas. Por eso es que ha surgido una corriente, denominada Industria 5.0, que busca reorientar las transformaciones que queremos impulsar en nuestra industria, poniendo a las personas en el foco de las transformaciones. Esto significa poner al frente de las transformaciones las necesidades sociales esenciales, el valor y la responsabilidad como últimos objetivos. Sin lugar a dudas, para alcanzar estos objetivos se requiere de tecnologías y soluciones centradas en el ser humano, la sostenibilidad y la resiliencia.
En la actualidad muchos proyectos de ingeniería enfrentan una fragilidad en la forma como se vinculan con los actores sociales en los territorios a intervenir, tanto en su etapa de concepción, desarrollo, implementación y operación. Reconocer la sostenibilidad social como un pilar fundamental para el diseño y operación de los proyectos, especialmente aquellos de ingeniería asociados a la construcción de infraestructura y sistemas productivos resulta de gran relevancia. Esta dimensión de los proyectos es hoy en día reconocida como uno de los desafíos más importantes que enfrentan estos sectores. Este es sólo un ejemplo entre múltiples razones por las que es necesario reformular nuestra estrategia de transformación en tres valores centrales interconectados: centrada en el ser humano, la sostenibilidad y la resiliencia.
El enfoque centrado en el ser humano pone las necesidades e intereses humanos fundamentales en el corazón del proceso de producción, cambiando el énfasis en tecnología por un enfoque centrado en el ser humano y centrado en la sociedad. Como resultado, los trabajadores de la industria desarrollarán nuevos roles como un cambio de valor de considerar a los trabajadores como “costo” a “inversión”. La tecnología es para servir a las personas y sociedades, lo que significa que la tecnología utilizada en la construcción se adapta a las necesidades y la diversidad de los trabajadores de la industria. Se debe crear un ambiente de trabajo seguro e inclusivo para priorizar la salud física, la salud mental y el bienestar y, en última instancia, salvaguardar los derechos fundamentales del trabajador, es decir, la autonomía, la dignidad humana y la intimidad.
Para que la industria respete los límites planetarios, debe ser sostenible. Necesita desarrollar procesos circulares que reutilicen, y reciclen los recursos naturales, reducir los residuos y el impacto en el medio ambiente y, en última instancia, conducir a una economía circular con mejores recursos, eficiencia y eficacia.
La resiliencia se refiere a la necesidad de desarrollar un mayor grado de robustez en la construcción, preparándola mejor contra interrupciones y asegurando que puede proporcionar y apoyar el desarrollo de infraestructura crítica en tiempos de crisis. La construcción del futuro debe ser lo suficientemente resistente para navegar rápidamente los cambios (geo-) políticos y las emergencias naturales.