Por Carlos Bascou, presidente del Consejo de Productividad, Innovación, y Construcción Sustentable de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC).
Chile es el país que menos invierte en innovación y desarrollo dentro de los países OCDE y, a su vez, la industria de la construcción está en último lugar a nivel mundial. Por ello, nuestro sector tiene hoy un tremendo desafío: desarrollar las capacidades de la industria y sus empresas, a través de la innovación, con el fin de mejorar la productividad y la sostenibilidad.
Y precisamente, ese es el objetivo que se ha propuesto el programa Construye2025, a través de una agenda de transformación del sector, para que esta industria sea más productiva, sustentable y competitiva a nivel mundial y comprometida con el desarrollo del país, con sus empresas y trabajadores.
En ese sentido, con la incorporación de innovación y tecnologías que vayan fortaleciendo el capital humano, tiene que generarse un valor y bienestar de los usuarios, familias y empresas para contribuir a diversificar la oferta de bienes y servicios y mejorar la calidad del empleo, junto con aportar a la sustentabilidad ambiental, tanto nacional como global, y con esto avanzar hacia la sostentabilidad, que es el equilibrio entre el crecimiento económico, desarrollo social y el cuidado del medio ambiente.
El sector privado es, claramente, parte importante de esta cadena de valor, por lo que su compromiso es relevante. Por ello, es necesario avanzar, aterrizar y consolidar ese compromiso, generando focos de entendimiento que permitan liderar y encauzar las grandes necesidades de transformación que tiene la industria. Acá se puede incluir a todo el sector productivo, desde los trabajadores hasta los mandantes, incluyendo grandes empresas, proyectistas, proveedores y todas las pymes y mipymes del sector, las que debido a la coyuntura, tienen que estar muy presentes para el nuevo Chile que viene apoyando fuertemente el desarrollo de sus capacidades.
Los enfoques que da el programa Construye 2025 son una gran oportunidad para generar valor a través de productos y servicios orientados al sector Construcción. Y en particular, la sustentabilidad tiene un tremendo potencial para nuevos profesionales y emprendedores, tanto para Chile como para el exterior.
Los desafíos prioritarios de la sustentabilidad hoy en nuestro sector son desacoplar el consumo energético del crecimiento, aumentar el confort térmico de las viviendas y reducir los residuos de la construcción, entre otros como el agua y las ciudades.
Nuestro país adquirió el compromiso de ser carbono neutral en el año 2050 y esto ha llevado a que Chile esté presentando en la COP25 sus nuevos Compromisos Nacionales Determinados (NDC). En aspectos de mitigación, el sector construcción se ha propuesto avanzar en la eficiencia energética, el desarrollo de ciudades y la economía circular. En lo que se refiere a adaptación la escasez hídrica y el borde costero son los ejes principales.
Hoy en Chile el 87% de la población vive en ciudades, lo que las convierte en las mayores demandantes de energía. El sector construcción representa un tercio del consumo energético del país, si consideramos todo el ciclo de vida de los proyectos, pero si le agregamos el sector transporte, un buen diseño de las ciudades con mayores densificaciones y equilibrios entre zonas que integren barrios habitacionales, de oficinas y servicios permitirán, junto a la electrificación de los eje de transporte, avanzar decididamente hacia las metas país de carbono neutralidad.
De todas las iniciativas del programa, estructurales y habilitantes, entre las que se encuentran la industrialización, Plan BIM, los centros tecnológicos, el desarrollo de capital humano, DOM en Línea, y Sustentabilidad, entre otras, hay dos aspectos que podemos relacionar con la contingencia y que podemos plantear como desafíos. Estos son el desarrollo de proveedores y toda la cadena de suministros y las compras innovadoras de grandes mandantes.
Hoy hablamos mucho de las empresas, pero no necesariamente estamos llegando a las pequeñas y medianas empresas o menos aun a las mipymes, de las que hay miles en nuestro país. Una pyme puede ser un subcontratista de unos pocos trabajadores, de los cuales tenemos a veces decenas en obras, y deben ser tenidos muy en cuenta hoy y a futuro para ampliar el alcance del desarrollo de la industria.
Hoy cualquier empresa con una obra como un edificio puede tener fácilmente integradas como servicio o mano de obra más de 20 o 30 empresas subcontratistas y es aquí donde hay mucho campo de acción con la posibilidad, además, de llegar a muchas más personas del sector.
Por otro lado, el desarrollo de nuevos modelos contractuales más colaborativos, y compras innovadoras de mandantes industriales permitirán ampliar a mayor velocidad los alcances del programa. La fuerza de compra pública o los grandes mandantes privados pueden incorporar requerimientos de sustentabilidad y bajar las barreras de modelos contractuales, donde innovar de manera colaborativa pueda ayudar junto a la integración temprana de proyectos permitan mejores proyectos y más alineados con la sostenibilidad.
Por último, la agenda del programa está muy en línea con los desafíos internacionales de la industria de la construcción y ha integrado a los principales actores de la industria como el Instituto de la Construcción, los ministerios, la Cámara Chilena de la Construcción, la academia, colegios profesionales, Corma y CDT, entre otros, quienes han identificado y alineado una profunda necesidad de transformación y trabajo colaborativo en materias de productividad y sustentabilidad.