Con la presencia de destacados representantes del mundo público y privado, OCDE hizo entrega del documento “Revisión de Políticas de Transformación Productiva de Chile” en el que realiza un análisis detallado sobre la agenda de desarrollo productivo de Corfo y expone cómo los actuales cambios globales y tecnológicos ofrecen al país nuevas oportunidades para la transformación económica del país.
El estudio evalúa la gobernanza, las políticas, los instrumentos, y las nuevas formas de diálogo público-privado, que se han expresado, entre otras acciones, en los Programas Estratégicos de Especialización Inteligente, impulsados por Corfo.
Los resultados de la revisión de la política fueron presentados por Mario Pezzini, Director del Development Centre OCDE, y completados en un panel que incluyó a Mario Cimoli, Director de la División de Desarrollo Productivo y Empresarial de la CEPAL, y Eduardo Bitran, Vicepresidente Ejecutivo de Corfo. Según explicaron, el informe recomienda a Chile avanzar hacia una actualización del modelo para continuar su desarrollo hacia la diversificación y sofisticación productiva.
El documento señala que la minería seguirá siendo un factor clave de crecimiento en el futuro, pero debe generar un cambio. “En Suecia, los servicios de ingeniería y de manufactura contribuyen, respectivamente, al 30% y al 10% del valor agregado de las exportaciones mineras, mientras que en Chile, están bajo el 21% y 7%, respectivamente. Adicionalmente, el sector enfrenta límites en términos de su capacidad futura para generar empleos dado el movimiento hacia la minería automatizada”. El estudio asegura además, que el sector deberá abordar su creciente intensidad de consumo energético: representó el 20% del consumo total de energía doméstica en Chile en 2015, un 7% más alto que en 2000.
Asociado a este desafío para la minería, está el vigoroso despliegue de la industria solar. Al respecto, el documento señala que, si bien las condiciones para el desarrollo de una industria de gran escala están dadas en nuestro país, es necesario abordar tempranamente los desafíos tecnológicos vinculados a la adecuación de las actuales soluciones de alta radiación del Norte de Chile. Esto, junto con aprovechar las oportunidades en materia de innovación e integración tecnológica.
En relación a la innovación, destaca la baja inversión del sector público y privado. “Las empresas chilenas invierten poco en innovación. Con un gasto aproximado de USD 1,2 mil millones de dólares en investigación y desarrollo (0.39% del PIB), Chile tiene uno de las intensidades de I + D más bajas de todos los países de la OCDE. Por otra parte, la contribución del sector privado – 33% del gasto total en I + D- es significativamente inferior a los países OCDE, cuyo promedio es de alrededor del 68%”.
Otra de las conclusiones relevantes abordadas por el estudio, es la baja especialización y preparación de los chilenos en áreas relevantes para la competitividad del país. Se enfatiza que solo el 3% de los graduados lo ha hecho en el área TIC, mientras que el 1% en ciencias naturales, matemáticas y estadística. Es decir, la más baja participación de todos los países de la OCDE.
“Esta brecha dificulta la capacidad de conectarse a sistemas globales de producción, que estarán cada vez más dominados por la digitalización, las nuevas tecnologías, y la innovación en áreas estratégicas para el país”, señala el estudio.
Además, asegura que “el modelo chileno requiere una “actualización” para seguir teniendo éxito: se necesita un pacto renovado entre el gobierno, las empresas, la academia y la sociedad para permitir que Chile avance”.
En la misma línea Marcos Brito, gerente de Construye2025, sostiene que el Programa es una respuesta para el progreso del país en el ámbito de la construcción: “Este programa ha logrado gestionar -entre otros- el desarrollo de Centros Tecnológicos que habiliten la inversión pública y privada para el desarrollo de investigación, desarrollo de nuevas soluciones constructivas y la innovación necesaria para lograr productos de alto valor agregado y con un alto grado de diferenciación. Asimismo, nos estamos enfocando en el desarrollo de iniciativas que ayuden a lograr un capital humano más especializado, a todo nivel, que permita a su vez la industrialización de los procesos productivos en la edificación. Debemos lograr que éste y los demás sectores se concentren en mejorar su productividad y, con ello, la competitividad del País”.
Política de Transformación Productiva
En 2014, el Gobierno de Chile hizo pública la Agenda de Productividad, Innovación y Crecimiento, a fin de sentar las bases de un desarrollo y crecimiento sostenible, por medio de mejoras de productividad, diversificación económica y desarrollo tecnológico, impulsando, en particular, sectores y actividades económicas con alto potencial de crecimiento y ventajas comparativas a nivel mundial.
Como parte de esta política se pusieron en marcha los Programas Estratégicos de Especialización Inteligente (PEEI), “Transforma”, que tienen el objetivo de contribuir a mejorar la competitividad en ámbitos donde existe alto potencial de generación de valor o crecimiento, mediante un proceso de diálogo y coordinación, que busca identificar brechas y oportunidades, tanto a nivel productivo como tecnológico, que estén limitando el crecimiento.
El propósito final de estas iniciativas es lograr pasar de una economía basada en los recursos naturales a una basada en el conocimiento, donde las actividades económicas sean capaces de producir nuevos bienes y servicios, favoreciendo el desarrollo industrial y la generación de polos de innovación y emprendimiento regionales.
En este marco, los Programas Estratégicos Transforma se han focalizado en el impulso de actividades económicas con alto potencial de crecimiento como son la industria de alimentos, construcción, minería, turismo, acuicultura y pesca, economía creativa, logística, energía solar y transformación digital.