Si el país quiere mantener el actual ritmo de construcción pero al mismo tiempo disminuir sus emisiones de CO2, una buena opción es utilizar la madera como material estructural, aseguran los expertos.
Todo partió hace tres años, cuando el gobierno decidió impulsar una agenda de productividad, innovación y crecimiento que llevara a Chile a una nueva fase de desarrollo. Como parte de esa nueva agenda, nació el Programa Estratégico Nacional en Productividad y Construcción Sustentable, Construye2025.
El objetivo de este programa era, de aquí al año 2025, transformar el sector de la construcción desde la perspectiva de la sustentabilidad y productividad con el fin de alcanzar un desarrollo nacional con equidad social, económica y medioambiental. Y todo esto en menos de ocho años.
Aunque la meta pudiera parecer imposible, la idea no es tan descabellada, pues ordena a los distintos actores y los congrega en pos de un objetivo común. “Lo positivo es que las políticas públicas y privadas actuales están fomentando la construcción sustentable”, comenta el ingeniero Marcelo González, socio fundador de la startup del Biobío EligeMadera. “Y en ese escenario, la madera como material estructural es mucho más competitiva que el acero y el hormigón”, agrega.
Y es que la madera es un material amigable con el medioambiente, crece naturalmente y no se agota, pues es un recurso renovable. Además, ayuda a descontaminar el aire ya que captura el CO2 de la atmosfera y libera oxígeno. “Entonces ─explica González─ mientras más se use este material en estructura e infraestructura pública o privada, en colegios o gimnasios, por ejemplo, más sustentables van a ser las construcciones; se va a poder mantener el mismo ritmo de construcción y al mismo tiempo ir bajando las emisiones de CO2”.
Sin embargo, si nos comparamos con países del hemisferio norte, Chile tiene un retraso de al menos 30 años en lo que se refiere a construcción sustentable. Así lo asegura el arquitecto chileno Mauricio Ramírez, especialista en Green Buildings. Pero este retraso, dice él, no es homogéneo. “Estamos atrasados 30 años en desarrollo industrial pero no en el uso de herramientas informáticas”.
Esto se traduce que la principal brecha por salvar en cuanto a construcción sustentable es la calidad del producto final. En decir, “que los elementos con los cuales se construya sean de calidad, que la edificación provea de una calidad ambiental interior buena para los residentes, que en invierno no andemos con parkas al interior de las casas y en verano sin ropa. Y por sobre todo, que se construya respetando el medioambiente”, explica el arquitecto.
En cuanto al manejo de herramientas tecnológicas, Ramírez asegura que es nuestra principal ventaja para superar la brecha de calidad, basándonos en sofisticados programas y softwares para generar proyectos sustentables.
Otro punto es la calidad de los materiales constructivos. Según Claudio Oyarzo, director de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, actualmente la madera se vende aserrada o incluso como subproducto. “Hay muy poco de producción de madera como un servicio. Por eso el desafío de hoy es convertir a la madera en un producto con valor agregado de servicio de ingeniería, es decir, agregarle algo más, sacarle un provecho mayor”, dice. “No se trata de vender palos solamente sino también vender estructuras, casas, sistemas de ingeniería”, agrega.
Para eso es fundamental la capacitación de futuros profesionales. EligeMadera, por ejemplo, está llevando a cabo la segunda versión de un curso de cálculo estructural en madera basado en la utilización del primer softwares de diseño eficiente en madera.
Cuenta con el apoyo de Becas de Capital Humano de Corfo y ya ha entregado 300 licencias a profesionales y universidades, además de las mil 500 descargas internacionales de su versión demo.
“Basado en el cálculo eficiente que provee este softwares podemos seguir avanzando en mejorar la calidad de las construcciones para que sean más sustentables”, concluye Marcelo González.
Fuente: Madera 21