¿Cómo avanza la incorporación de la metodología Building Information Modeling en el sector construcción a 2024? Recogimos los objetivos para este año de algunas iniciativas tanto gremiales como académicas.
Varias son las iniciativas que han difundido y continúan promoviendo el uso de la metodología BIM en el sector construcción. Acá presentamos un resumen de algunas de ellas:
Planbim
Iniciativa que nace como parte de la Hoja de Ruta de Construye2025, en forma independiente y también con financiamiento basal de Corfo, con un plazo original de ejecución de 10 años, tuvo como una de sus principales metas la utilización de la tecnología y metodología de Building Information Modeling (BIM) para el desarrollo y operación de proyectos de edificación e infraestructura pública al año 2020.
Su objetivo era incrementar la productividad y sustentabilidad –social, económica y ambiental– de la industria de la construcción, mediante la incorporación de procesos, metodologías de trabajo y tecnologías de información y comunicaciones, que promuevan su modernización a lo largo de todo el ciclo de vida de las obras.
Entre sus principales logros están el haber capacitado a más de 1.500 personas, haber fortalecido mallas curriculares de educación superior, la edición y publicación del Estándar BIM (con más de 38.000 descargas) y haber organizado y participado en 125 eventos nacionales e internacionales para promover el uso de esta tecnología.
Planbim actualmente se encuentra suspendido, por no contar con financiamiento para su continuidad.
Avances de BIM Forum Chile
BIM Forum Chile (BFCh) nace en 2014 como una instancia técnica y permanente, para convocar a los principales profesionales e instituciones relacionadas a BIM en nuestro país. Su objetivo es promover la adopción de BIM para el incremento de la productividad y la optimización de los proyectos del rubro de la construcción. Se busca convocar como participantes a toda la red de profesionales y empresas que busquen conocer y profundizar en temas BIM.
Para este 2024, BFCh mantiene dicho objetivo, promoviendo, incentivando y agilizando la transformación digital, alineado a la meta conjunta que tiene con la CChC, de “contribuir a aumentar el nivel de uso regular de la Metodología BIM en la industria de la construcción llegando al 70% de adopción para el 2028”. Para ello, se focalizarán los esfuerzos en promover la adopción de BIM entre los mandantes y las pequeñas y medianas empresas del rubro AEC (arquitectura, ingeniería y construcción), que aún no incorporan esta metodología.
Dado lo anterior, se definen tres lineamientos estratégicos de trabajo, relacionados a: (i) mejorar información respecto a los beneficios y desafíos que se presentan al implementar BIM en los proyectos, (ii) facilitar negocios y alianzas entre mandantes y prestadores de servicios y (iii) entregar lineamientos y herramientas que faciliten la implementación de BIM en los proyectos.
Dentro de la agenda, hay ocho iniciativas para acelerar la adopción de BIM, entre ellos está, el desarrollo de un Set de indicadores BIM, un programa apoyo pymes, bolsa de trabajo BIM, facilitar el networking y compartir experiencias, fortalecer las relaciones internacionales, generación de un capítulo chileno de BuildingSmart, el trabajo del Grupo Educación y diferentes mesas técnicas, fomentar habilitantes tecnológicos, y el desarrollo de la cuarta versión del Congreso Internacional BIM Forum Chile 2024, entre otras cosas.
Mauricio Heyermann, presidente de BFCh, comenta que “hemos estado trabajando desde fines del 2023 en la definición y priorización de sus actividades, además de definir la modalidad de participación en ellas, de manera de lograr llegar con la promoción del BIM a la mayor cantidad de empresas y profesionales. Todas estas novedades serán difundidas en las próximas semanas”.
Dentro de los desafíos y barreras relacionados a la adopción de BIM, “identificamos que muchos mandantes no han logrado valorizar ni implementar de manera correcta la metodología, donde aún no es parte de su filosofía o flujo de trabajo en sus proyectos, por lo que se hace necesario lograr medir y evidenciar sus beneficios en la gestión de proyectos”, dice.
En este contexto, BFCh estableció una mesa de trabajo cuyo objetivo es “desarrollar un set de indicadores enfocados en procesos claves, para cuantificar el aporte del BIM en la gestión de proyectos”. Durante este año se trabajará en (i) validar y priorizar el primer set de indicadores, (ii) definir el protocolo para recoger datos de cada indicador priorizado, (iii) pilotear los indicadores con empresas de la industria, de modo tal que en el mediano plazo podamos contar con una metodología de medición de impacto de BIM en la gestión de proyectos.
Respecto del alcance de este proyecto, Nayib Tala, quien lidera la iniciativa, indica que “una de las claves para aumentar la adopción es comprender cómo BIM nos puede ayudar en la gestión que desarrollamos, lo que buscamos con esta iniciativa es mejorar la información para los involucrados, así los tomadores de decisión y propietarios verán cuantitativamente cómo BIM genera un impacto en su gestión y esto nos ayudará a impulsar la adopción de BIM en el mercado, y, por cierto, a mejorar la gestión para una industria más sostenible, productiva e innovadora”.
Por su parte, el grupo Educación es un instancia que reúne a docentes e investigadores del área BIM de universidades y otras instituciones de educación superior para el intercambio de experiencias académicas y promoción de BIM en carreras afines al sector AEC en Chile. Actualmente, cuenta con más de 280 integrantes y tiene tres objetivos principales: a) promover la docencia e investigación de BIM en la educación superior y profesional, b) fortalecer la asociación entre academia y empresa privada en temas relacionados a BIM y c) generar instancias de perfeccionamiento docente en temas BIM.
Durante el 2023, publicaron la segunda edición de “Cómo se enseña BIM en Chile” en universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica. También realizaron el tercer Concurso de Colaboración BIM 2023 en el que participaron más de 20 equipos de Chile, Perú y Colombia.
Durante este 2024, se espera replicar este concurso en su cuarta versión, además, se van a activar nuevas iniciativas relacionadas al “Levantamiento de programas de Educación Continua Profesional BIM” y ¿Cómo enseñar la metodología BIM? focalizada en la colaboración en las mallas curriculares de pregrado, entre otras. Este año, asume como coordinador del Grupo, Rodrigo Herrera, de la PUCV, quien menciona que “estamos orgullosos del crecimiento que ha tenido el grupo, no solo a nivel nacional donde contamos con representantes de regiones, sino también a nivel internacional, especialmente en LATAM. Este año incorporamos un nuevo desafío relacionado con desarrollar una línea de trabajo enfocada en la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i)”.
Finalmente, BFCh ha creado una comisión para la incorporación de un capítulo chileno a la buildingSMART. En el corto plazo se conformará una mesa para realizar la postulación, instancia en la que se convocará la participación de organismos e instituciones tanto públicos como privados relacionados con el mundo BIM. BFCh deberá velar por su creación y posterior funcionamiento con un carácter abierto, neutral y sin fines de lucro. ¿Por qué se necesita un capítulo chileno? Porque es urgente proveer de los conocimientos necesarios que permitan una interoperabilidad con estándares abiertos internacionales, así como conocer e intercambiar buenas prácticas, promover certificaciones de calidad y potenciar el uso de nuevas tecnologías, entre otras cosas.
Aceleradora BIM CChC
La Cámara Chilena de la Construcción (CChC) busca dar un paso significativo para impulsar la transformación digital en el sector de la construcción, con el establecimiento de una instancia gremial denominada Aceleradora BIM, la que se enmarca en el trabajo que desarrolla la Comisión de Productividad, liderada por Rodrigo Sánchez, gerente de Innovación y Transformación Digital Corporativa de Echeverría Izquierdo S.A.
La Aceleradora BIM CChC tiene como uno de sus principales encargos definir una mirada BIM, consensuada y representativa de los distintos actores de la industria, que permita acelerar la adopción de la metodología en toda la cadena de valor, con un especial hincapié en el sentido de urgencia que esta tiene, dado que es una de las palancas que más beneficios puede generar a la hora de mejorar la productividad del sector. Para avanzar en esta dirección, se está trabajando en congregar, coordinar, informar y proponer distintas iniciativas en torno al BIM.
En este contexto y muy en línea con el estudio de Productividad de Matrix Consulting (2018), la aceleradora entiende la digitalización como una de las principales palancas de cambio y BIM como la columna vertebral de la transformación digital. Todo esto, reconociendo que el desafío no es solo llevar la metodología BIM técnicamente, sino enfatizar, también, en el cómo gestionamos el cambio para que dicha implementación sea exitosa y permanente en el tiempo.
BIM es una metodología que ha tenido una larga historia en Chile. La Cámara Chilena de la Construcción, reconoce el aporte de Planbim desde una mirada pública hacia la industria; sin embargo, desde el mundo privado se reconoce un trabajo pendiente en definir y priorizar acciones que nos permitan seguir avanzando para acelerar la adopción de BIM. Es así, como la función de la Aceleradora BIM es actuar con celeridad en aunar las visiones y definir los lineamientos para consensuar la visión BIM dentro de todas las instancias Cámara, como también, trabajar en conjunto las diferentes entidades y organismos que promueven BIM, con la finalidad de lograr esta meta país de lograr un 70% de adopción BIM en 2028 de la industria.
Para Rodrigo Sánchez, Líder BIM de la CChC, “el desafío BIM para la CChC este 2024, es trabajar internamente en comprender cuáles son los principales dolores BIM del gremio y luego priorizar acciones para facilitar iniciativas que permitan acelerar la adopción de esta metodología. Actualmente la Aceleradora BIM se encuentra estudiando las brechas, las cuales van desde aspectos de liderazgo empresarial, hasta temas más estratégicos del país. Esto hace constatar que el BIM, guarda mayor relación con un cambio cultural que debe darse al interior de las empresas, pero también en todo el sector construcción, más que un tema meramente tecnológico. En esto, el rol de la CChC puede ser fundamental para la masificación de BIM, ya que puede impulsarlo en un modelo de implementación middle-out. Es decir la Cámara podría influenciar hacia arriba, para que las autoridades (ej. el sector público) que requieran BIM en sus proyectos, mientras que aguas abajo podría impulsar acciones de apoyo para las empresas que quieren adoptar esta metodología”.
Parte de la propuesta de la aceleradora, es focalizar el concepto de BIM hacia el “Better Information Management”, para poner en valor el manejo y la gestión de la información. Actualmente gran parte de las licitaciones están solicitando metodologías como son BIM y Advanced Work Packaging (AWP), es así, como se vuelve fundamental dar visibilidad y acercar estas metodologías, nuevas tecnologías y herramientas digitales a la industria de la construcción. Así como también es urgente, trabajar en evidenciar los beneficios de la metodología y la promoción de buenas prácticas.
Valparaíso: sustentabilidad a través de BIM
El proyecto “PLAN DE TRANSFERENCIA BIM Y MITIGACIÓN DE HUELLA DE CARBONO PARA UN DESARROLLO PRODUCTIVO SOSTENIBLE DE LA INDUSTRIA DE LA CONSTRUCCIÓN”, liderado por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) con la colaboración de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), que buscan beneficiar a empresas pymes del área de la construcción, tiene como objetivo principal promover la difusión de tecnologías y mejores prácticas que permitirán la reducción de la huella de carbono, mediante la incorporación de la metodología BIM, con el propósito de fomentar su adopción y así potenciar la competitividad de las pymes, las prácticas sostenibles y la reducción de la huella de carbono en la industria de la construcción en la región de Valparaíso.
La metodología BIM, que implica el modelado y gestión de datos de edificaciones a lo largo de todo el ciclo de vida del proyecto, se implementa sólo parcialmente en Chile, principalmente en la etapa de diseño. Sin embargo, su aplicación en otras fases como la ejecución y mantención ofrece un gran potencial para optimizar tiempos, recursos y reducir la huella de carbono. Además, la industria de la construcción es responsable de una gran parte de las emisiones de CO2 a nivel mundial, y en Chile la gestión de la huella de carbono es aún limitada en la mayoría de las empresas del sector. Por lo tanto, la promoción de prácticas más sostenibles y eficientes se convierte en un objetivo crucial.
El proyecto se estructura en torno a tres pilares principales: a) la capacitación en metodología BIM a través de un Diplomado especializado, b) el desarrollo de un manual metodológico detallado para guiar la implementación y la provisión de recursos de aprendizaje continuo como tutoriales, cápsulas audiovisuales y seminarios con expertos de nivel internacional, c) desarrollo de experiencias piloto, tanto en asistencia técnica personalizada como en visitas y pruebas de campo en proyectos reales.
El Diplomado “Modelado y Revisión de Proyectos en BIM para la Industria de la Construcción” ofrecido por la PUCV constituye la etapa formativa del proyecto, proporcionando a los beneficiarios las habilidades necesarias para utilizar esta metodología
de manera efectiva en todas las etapas de un proyecto de construcción. Consta de siete módulos con relatores de alto nivel que entregarán estrategias de desarrollo para que los beneficiarios sean agentes de cambio en sus empresas o instituciones.
Además, el desarrollo de un manual metodológico (a modo de decálogo detallado) servirá como guía para la implementación de la metodología BIM en las empresas beneficiarias, ofreciendo un compendio de estrategias y observaciones surgidas durante el desarrollo del proyecto.
Por último, se proporcionarán tutoriales y cápsulas diseñados para ofrecer una capacitación continua a los beneficiarios, abordando aspectos prácticos de la implementación de BIM en contextos operativos específicos y enriqueciendo el manual metodológico con observaciones, procedimientos y 4ps extraídos de talleres y pruebas de campo.
En resumen, el proyecto de transferencia tecnológica busca no solo promover la adopción de la metodología BIM en la industria de la construcción de la región de Valparaíso, sino también contribuir significativamente a la reducción de la huella de carbono en el sector, mediante la capacitación, el desarrollo de herramientas metodológicas y la entrega de recursos de aprendizaje continuo.
La compañía que por más de 40 años ha sido líder de la industria en innovación en el país, con presencia en Argentina, Bolivia y Perú y que cotiza en la Bolsa, ha sido pionera en el sector construcción al medir sus emisiones con el objetivo de reducirlas gradualmente.
Desde sus inicios, Echeverría Izquierdo ha estado comprometida con la sostenibilidad, pues la empresa cree que el desarrollo económico debe coexistir en armonía con el desarrollo social y medioambiental. Por ello, hace años ha venido trabajando en temáticas como las prácticas empresariales responsables, la integridad corporativa, la preocupación por las personas, el respecto por el medio ambiente y las comunidades, el relacionamiento con los clientes y la cadena de valor, entre otros aspectos.
Están conscientes de los impactos que genera la industria de la construcción en el medioambiente y una vez creada la Gerencia de Sostenibilidad en el 2022, una de las primeras acciones que decidieron llevar a cabo fue la medición de la huella de carbono de la compañía. Dicha medición sería el primer paso para establecer metas, monitorear el progreso de la organización en el desempeño medioambiental y desarrollar una estrategia de cambio climático.
“Como Grupo, y en relación al pilar medioambiental, hemos definido la reducción de la huella de carbono como uno de nuestros objetivos principales”, señala Carolina Reyes, gerente de Sostenibilidad de Echeverría Izquierdo.
Y es que esta medición tiene varios beneficios para una organización: es un requisito para ratings ASG, tales como los cuestionarios del Dow Jones Sustainability Index y CDP, y para referencias de divulgación, tales como GRI, SASB y TCFD. En Chile, permite la participación en el programa Huella Chile para medir el inventario nacional de carbono en el país; y proporciona evidencia fundamental para el desarrollo de una estrategia de cambio climático, según explica la ejecutiva.
La huella de CO2 mide las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de una organización durante un período de tiempo establecido (normalmente un año calendario). Para su gestión adecuada, las emisiones se agrupan de acuerdo con el tipo de actividad con la que están asociadas y el nivel de control que tiene una compañía para gestionarlas tales como: Alcance 1, emisiones directas; Alcance 2, emisiones indirectas por consumo de energía adquirida y Alcance 3, otras emisiones indirectas.
La gerente de Sostenibilidad de EI comenta que en 2020 hicieron un primer levantamiento de información de consumos de combustible, electricidad y gestión de residuos de las unidades de negocio del grupo. Con ese primer ejercicio, pudieron ver las dificultades que un acto así constituye, pero también las oportunidades que presenta. “En 2021 nos pusimos de lleno a trabajar en lo que sería el proceso de medición de huella de carbono y realizamos el ejercicio para dos años consecutivos -2020 y 2021- en los alcances 1, 2 y 3 para todas las unidades de negocios del grupo, es decir a nivel de compañía”, asevera.
Principales resultados
Como señala Reyes, desde el punto de vista del proceso, el resultado fue exitoso. “Se cumplieron los objetivos que nos propusimos en relación a la cobertura; la medición de la huella en los tres alcances; y la participación y colaboración de los profesionales de las distintas unidades de negocio”.
Desde el punto de vista del resultado, la huella de carbono se comportó de manera similar a la de otras empresas de la industria a nivel internacional, siendo el Alcance 3 el más elevado. Ello, dado principalmente por la categoría 1 de consumo de materiales. Mientras que el Alcance 2 fue menor en relación al 1, por el consumo de combustible utilizado en las maquinarias.
“Para esta primera medición no teníamos un parámetro de comparación con empresas de similares características a nivel nacional por lo que hicimos un benchmark con empresas líderes en rankings de ESG a nivel mundial, que nos sirvieron como referencia para efectos de definir las categorías a medir”, especifica la profesional.
Y agrega que “el 2020 fue un año bien particular, porque fue el período de pandemia donde tuvimos un peak de proyectos en ejecución y aquellos de gran magnitud mantuvieron su continuidad operacional.Luego, el 2021 también fue especial porque fue un intervalo de transición entre la pandemia y la reactivación. Ese año el resultado obtenido fue prácticamente la mitad del año anterior. Es decir, se redujo la huella de carbono en casi un 50%. Nuevamente, observamos que el Alcance 3 fue el que nos dio mayor cantidad de emisiones y este alcance está incidido por bienes comprados, es decir mayoritariamente por materiales de construcción, tales como fierro y hormigón. Esta baja en las emisiones estuvo dada por el número de proyectos y las etapas de las obras en ejecución, lo que muestra que la variabilidad de los resultados depende del estatus de proyectos y consumo de materiales, analiza Reyes.
La profesional añade que en el 2022 reafirmaron los resultados obtenidos en 2021 y con esto ya existe una tendencia respecto a cómo se comporta la compañía en relación a las emisiones. Para efectos de tomar decisiones, consideran, es necesario tener un par de mediciones -o más-, para entender y reaccionar, dado que la huella de carbono se ve muy impactada respecto a la cantidad de proyectos existentes: si aumentan los proyectos/contratos, mayor es la huella y viceversa. Es por eso que hoy, en forma primaria, se están definiendo las medidas de intensidad para plantear metas de reducción en relación a ellas, sin descartar a futuro las metas de reducción de emisiones absolutas.
Comunicación en todos los niveles
En este contexto, el Grupo EI decidió generar alianzas con proveedores estratégicos, “que sabemos están trabajando en reducir su huella de carbono. En relación al fierro, con empresas que utilizan chatarra; y en relación al hormigón, con empresas que nos han informado están reemplazando algunos componentes para que su producto final genere menos emisiones”, cuenta la ejecutiva. “Estamos trabajando con Revaloriza en dos de nuestras unidades de negocios, siendo una iniciativa clara y concreta de revalorización”, puntualiza.
Asimismo, han definido iniciativas como planes de formación anual y campañas comunicacionales para transmitir este conocimiento a toda la organización, de modo que sea comprendida por todos los trabajadores y también todos puedan adherirse a ella. “El concepto de sostenibilidad es reciente, hoy está de moda, pero necesitamos estar todas y todos alineados y hablar en el mismo lenguaje y para eso es necesario tener planes de formación a todo nivel”, sostiene Reyes.
De este modo, en una fase inicial han tenido reuniones ampliadas por plataformas digitales y webinars para difusión del proceso de medición. Posteriormente, una vez realizado el ejercicio, han difundido los resultados con un gran interés y buena recepción de las y los colaboradores.
La primera mejora que realizó EI fue la creación de un sitio de ecoeficiencia operacional en el que cada unidad de negocio puede reportar mensualmente sus consumos, a nivel de obras y en forma centralizada, facilitando la recopilación de información y su confiabilidad para la medición anual.
Junto con ello, se creó el “Comité de Huella”, una comisión de medio ambiente en la cual participan los principales líderes medioambientales de las unidades de negocio. Se reúnen de forma trimestral y revisan temas de relevancia y, en particular, respecto a la medición de la huella de carbono. Esta instancia ha permitido aunar criterios y definir objetivos.
Otra mejora importante ha sido el desarrollo de la base de datos por parte de la Gerencia de Abastecimiento, la que permite año a año tener datos precisos, específicos y concretos.
Algunas empresas del rubro ya se han mostrado interesadas en medir su huella de carbono y se han acercado a Echeverría Izquierdo para despejar dudas. “Para dar cumplimiento al Plan Nacional de Descarbonización al 2050 todas deberán hacerlo, tenemos metas parciales al 2030 y 2040 que de no comenzar a trabajar hoy, no será posible alcanzarlas. Por esa razón, hoy no solo es necesario, sino urgente hacerlo”, afirma la gerente.
Pero reconoce que en la industria de la construcción no es un tema tan candente, aunque el cliente minero ha avanzado respecto a la medición y hoy ha llegado a ser una solicitud de algunos mandantes: “Si bien no es una exigencia, es un plus”, dice.
Finalmente, la gerente de Sostenibilidad recomienda a las empresas “perder el miedo a la medición, el proceso puede ser incremental, se puede comenzar con una parte de la operación, una obra por ejemplo y luego ampliar la cobertura, lo importante es partir”, concluye la ejecutiva.
Por Paola Valencia, gerenta de Sostenibilidad de E3
Como ya es ampliamente conocido, según el último reporte de Global Alliance for Building and Construction, el sector vinculado a edificación es responsable del 38% de las emisiones globales de GEI, donde un cuarto de éstas corresponde a las emisiones generadas en los procesos de producción de materiales, transporte y construcción. Por lo tanto, hoy en día se sabe que tres cuartos de las emisiones del sector corresponden a carbono operacional y un cuarto a carbono incorporado.
Sin embargo, ya hace muchos años que sabemos que el sector construcción es responsable de éste y otros impactos ambientales y ha sido uno de los sectores más lentos en incorporar cambios de buenas prácticas no sólo medioambientales, sino también de innovación, tecnológicas y sociales. Y ¿por qué ocurre esto? Bueno, por algo muy simple, porque al menos en Chile este sector compite sólo por costos directos y no considera los costos indirectos. Esto quiere decir que no paga impuestos por los diferentes impactos que genera. Un ejemplo muy claro de esto es que es más barato botar basura que valorizarla. Esto es grave, porque esos impactos ambientales los terminamos pagando todos, dado que el estado invierte un porcentaje no menor del presupuesto nacional en mitigación de daños ambientales, tales como planes de descontaminación, subsidios a familias de zonas saturadas, reforestación, gastos en salud por consecuencia de la contaminación y tantos otros.
Un gran desafío que tenemos en el sector construcción es lograr que nuestros procesos sean ambiental y socialmente responsables y para lograr esto, una de las herramientas más potentes son las certificaciones medioambientales, pero cuando promovemos estos sistemas, lo primero que encontramos por parte de la industria es la respuesta “es más caro”.
Por ello, es muy relevante avanzar a nivel nacional en levantar datos sobre los impactos ambientales vinculados a los procesos productivos y reflejar esto en los costos de producción, tomando para esto uno de los principios de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor, que señala que “El que contamina paga”. En este contexto, todos los procesos productivos deberían pagar impuestos ambientales de acuerdo con su nivel de impacto y, bajo este concepto, claramente un proyecto certificado con estándares de sustentabilidad tendería a ser más económico que uno no certificado.
Las certificaciones medioambientales de edificios también tienen un rol fundamental en la generación de datos e información ambiental sobre los procesos de producción, construcción y operación de los edificios e infraestructura. Es así como hace más de 20 años que se han implementado certificaciones medioambientales en el mundo, que buscan cambiarle la cara a la industria hacia una más responsable y verde. En ese sentido, se destaca a Chile como uno de los países que no sólo ha implementado sistemas internacionales, sino también desarrollado e implementado sistemas nacionales que ayudan a movilizar al sector a incorporar prácticas de menor impacto ambiental.
Es por esto que vale la pena destacar cómo están abordando la reducción de emisiones de GEI los sistemas de certificación medioambiental que están operando en Chile y que son las certificaciones internacionales LEED y EDGE, y las certificaciones nacionales CVS y CES. En ese sentido, se destaca que todos los sistemas tienen un enfoque de ciclo de vida para abordar la promoción de reducción de energía y por ende de emisiones de GEI, aunque claramente algunos la abordan con mayor profundidad que otros. Los temas en los que coinciden la mayoría de estas certificaciones son premiando el uso de materiales y productos que documenten la energía incorporada en sus procesos, medidas de eficiencia energética en el diseño del edificio, en los equipos de iluminación, climatización, agua caliente sanitaria y la incorporación de energías renovables.
Y al igual que las certificaciones anteriores la Certificación Edificio Sustentable se destaca por promover la eficiencia energética con enfoque de ciclo de vida, ya que premia a los proyectos que documenten la energía incorporada en los materiales, medidas de eficiencia energética en el diseño arquitectónico, en diseño de iluminación, en sistemas de climatización y de agua caliente sanitaria y a los que incorporen energías renovables.
Fuente: CES
En el marco del convenio de colaboración entre los ministerios de Energía, Obras Públicas y el IC, se desarrolló un completo análisis para el edificio del Centro Día del Adulto Mayor de Punta Arenas. El trabajo realizado por EBP Chile, como equipo consultor, permitió medir la huella de carbono en el ciclo completo, lo cual representa un hito fundamental en el camino hacia Net Zero Carbono.
En el marco del convenio de colaboración entre los ministerios de Energía, Obras Públicas y el Instituto de la Construcción, entidad administradora de CES, se desarrolló un completo análisis para el edificio del Centro Día del Adulto Mayor de Punta Arenas.
El estudio contribuyó con el levantamiento de los sistemas de cálculo de huella de carbono en la construcción y también realizar la evaluación de la intensidad de carbono incorporado y operacional, lo que permite contar con información real y cuantificable, señala Margarita Cordaro.
En una primera etapa, se revisaron las metodologías de cálculo, concluyendo que la más apropiada es la metodología RICS, que es inglesa”, detalla José Antonio Espinoza, asesor CES y Jefe de proyecto del equipo consultor de EBP.
Con dicha metodología seleccionada, analizaron etapas del ciclo de vida de la edificación, tales como la de producción de material, el transporte de materia prima y el fin de ciclo de vida, es decir, la disposición. “Hubo que tener presente que el proyecto estaba ubicado en Punta Arenas, por lo cual evaluar el transporte era fundamental”, explica el arquitecto.
Se revisaron plataformas y herramientas de cálculo para poder seleccionar la que se utilizaría para el desarrollo del estudio. Se consideraron Athena (Canadá), GaBi (Alemania), Rukaru (Chile), Tally (EE.UU), EC3 (EE.UU), ABACO (Chile) y One Click LCA (Finlandia), seleccionándose esta última.
En el escenario base se obtuvo un resultado de 1.467 toneladas de CO2 equivalentes. “Hicimos un estudio de sensibilidad donde fuimos modificando ciertas cosas, agregamos energía renovable, modificamos la ubicación del edificio y, finalmente, tomamos el edificio como si fuese Net Zero con bombas de calor geotérmicas y paneles fotovoltaicos. Hubo una reducción de 57% de la huella del edificio al pasar a 635 toneladas de CO2 en el ciclo de vida”, comenta Espinoza.
Para el asesor CES, José Antonio Espinoza, el beneficio de reducir los consumos energéticos al máximo (nivel de “energía neta cero”), implica un carbono operacional prácticamente nulo, ya que sólo se contabilizan las emisiones producidas por refrigerantes, sin tener que aumentar mayormente el carbono incorporado del proyecto.
Por último, la disposición de materiales a una distancia menor a mil kilómetros, jugó un papel clave en la reducción del carbono incorporado del edificio. Luego, de todo el trabajo en el Centro Día del Adulto Mayor de Punta Arenas, el especialista cree que Chile puede llegar a estándares muy cercanos a los de Inglaterra, donde la medida es de 800 toneladas de CO2 equivalentes. “Tenemos el potencial de mejorar si trabajamos en edificios de energía neta cero. Aunque aún nos faltan estudios para ver las diferencias que existen entre Punta Arenas y Arica”, concluye Antonio Espinoza.
Importancia del estudio
El objetivo general del convenio consistió en “aportar a la ampliación del alcance y a la mejora del modelo técnico de la CES, en cuanto ésta permite evaluar, calificar y certificar el comportamiento ambiental de edificios en Chile y así fomentar su uso en distintos tipos de edificaciones”, señala Bárbara Rodríguez, de la Unidad Edificación y Ciudades de la División de Energías Sostenibles del Ministerio de Energía. A su juicio, “este objetivo es complementario con lo que señalará la futura Ley de Eficiencia Energética respecto a la calificación energética de la edificación de uso público, comercial y oficinas nueva y uno de los objetivos específicos de este convenio apunta a ‘crear una etiqueta informativa que permita mostrar los resultados de eficiencia energética certificados por CES’”.
Por ello, Rodríguez comenta que durante el año 2021 y teniendo presente los nuevos desafíos que impondrá la futura Ley de Eficiencia Energética a la edificación nueva, en conjunto con el equipo técnico de la Unidad Edificación y Ciudades de la División de Energías Sostenibles, “se trabajó en reformular las actividades del objetivo específico antes mencionado, de manera tal que el nivel de profundidad al desarrollo de la etiqueta, pero también a profundizar en los temas de edificación cero emisiones netas. Desde esta perspectiva, para nosotros este convenio fue un éxito, puesto que permitió sentar las bases de una definición cero emisiones en nuestro país”.
En este contexto, la vicepresidenta del Comité Directivo CES y jefa del Departamento de Construcción Sustentable de la División Edificación Pública de la DA, Margarita Cordaro, destaca la relevancia de poder contar con edificios en operación que reúnen las condiciones para aplicar un proyecto piloto, como fue el caso del Centro Día Adulto Mayor de Punta Arenas. “Es importante destacar que esta medición de huella de carbono se realiza sobre un proyecto de diseño y obra, que obtuvo Premio CES año 2019, alcanzando el nivel de Certificación Destacada y que tiene un tiempo de operación del orden de cuatro años por la institución mandante”, afirma.
Y es que la eficiencia, aplicación y validación es parte del compromiso de la DA para cumplir -a través de la gestión de proyectos- con exigencias nacionales e internacionales. El Plan de Adaptación y Mitigación de los Servicios de Infraestructura al Cambio Climático (MOP-Ministerio del Medio Ambiente) y el aporte para postular la cartera a los bonos verdes soberanos (MOP-Ministerio de Hacienda), que se realiza sobre las emisiones en operación, fueron significativos en este sentido. “Es relevante posicionar el valor que tiene la gestión de certificación CES, en la calidad de los edificios públicos y de uso público y, por lo tanto, debemos fortalecer el proceso de medición, evaluación y su constante difusión y mejoramiento”, sostiene la vicepresidenta del comité directivo de CES.
En ese sentido, el trabajo integrado entre el Ministerio de Energía, la Dirección de Arquitectura del MOP y CES, administrada por el Instituto de la Construcción, para estudiar y evaluar la intensidad de carbono incorporado y operacional en un edificio de uso público con alcance desde la cuna a la tumba fue de suma importancia.
“El convenio nos permite seguir avanzando en el desarrollo sustentable de la edificación pública y el cumplimiento de los compromisos internacionales de medio ambiente, que ha adquirido el país. En lo interno, se requiere avanzar en futuros procesos de medición de huella de carbono, que para establecer una línea base de distintas edificaciones en zonas climáticas variadas en Chile”, argumenta la arquitecta.
Los resultados de este estudio están disponible en la sección Documentos del sitio web de CES: https://certificacionsustentable.cl/documentos/?dir=77
Fuente: CES
Las políticas Net Zero Energía y Net Zero Carbono fueron abordadas en el webinar “Nuevos enfoques de sustentabilidad en construcción en el contexto internacional.
Chile busca alcanzar la carbono neutralidad al año 2050. El objetivo no es menor y, por ello, se han definido 55 metas de avance para el año 2030. Estas buscan encaminar al sector construcción hacia una industria más eficaz en el uso eficiente de la energía y con un mayor control de las emisiones de gases de efecto invernadero en el contexto de cambio climático y en la proyección de crecimiento en el área inmobiliaria.
Al comenzar el webinar “Nuevos enfoques de sustentabilidad en construcción en el contexto internacional”, Katherine Martínez, subgerente de Desarrollo de la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT), recordó estas metas nacionales.
Asimismo, en el encuentro quedaron reflejados los frutos del trabajo colaborativo entre el Ministerio de Energía, la Dirección de Arquitectura del MOP, el Instituto de la Construcción y Certificación de Edificio Sustentable (CES), en los que se han planteado las bases para el trabajo específico dentro de los próximos años.
“Hay avances para que la carbono neutralidad tome más fuerza en el desarrollo de todo proyecto inmobiliario”, dijo Gabriel Prudencio, jefe de la División de Energías Sostenibles del Ministerio de Energía, respondiendo a uno de los cuatro ejes que la reducción de gases de efecto invernadero a través de la diversificación de la matriz energética; el desarrollo de la electromovilidad; el hidrógeno verde y la reducción de emisiones en todos los procesos industriales y edificaciones. “Vemos con muy buenos ojos lo que están realizando las diferentes organizaciones, para poder ampliar y mejorar los modelos técnicos de certificación de edificaciones sustentables, que permitan medir la huella de carbono”, señaló.
Por su parte, Margarita Cordaro, jefa del Departamento de Construcción Sustentable de la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas, valoró el convenio que tiene con el Ministerio de Energía y el Instituto de la Construcción, el cual representa una trayectoria enorme. “Recientemente estuvimos presentes en la COP26 con la formulación temprana de sustentabilidad. Nuestro aporte va enfocado hacia la parte operativa, en la que se miden, se evalúan y certifican las obras. En este contexto, el convenio nos permite medir para llegar a una Net Zero Energía y Net Zero Carbono”, dijo.
Para Paola Molina, presidenta del Comité Directivo de CES, un acuerdo tripartito es una gran oportunidad para diseñar, desarrollar y ejecutar obras más competitivas, más eficientes, que minimicen su impacto en el ecosistema. “Pudimos constatar en la COP26, que el sector construcción es una de las áreas donde podemos generar más pronto acciones para poder mitigar y adaptarnos al cambio climático”, afirmó en este aspecto. De ahí que el uso de instrumentos como las certificaciones sea vital para mejorar los estándares y medir el avance de la construcción sustentable en Chile.
Temas abordados
Para desarrollar el camino hacia la Net Zero Energía y Net Zero Carbono, en el marco del convenio de colaboración, se desarrolló un estudio de modo de poder definir para Chile los alcances de ambos conceptos. El estudio fue ejecutado por EBP Chile y el Centro Tecnológico para la Construcción CTeC.
“El objetivo general del estudio es definir aspectos técnicos que nos permitan desarrollar la definición Net Zero Energía para Chile e integrarse a la certificación CES”, comentó Natalia Reyes, investigadora del CTeC. Según la especialista, a nivel internacional, existe una política pública fuerte junto a una estrategia comunicacional efectiva, donde, “incluso muchos ministerios han cambiado sus nombres, como el Ministerio de la Transición Ecológica en España, por ejemplo, posicionando el cambio a nivel comunicacional”.
Un referente destacado por Monserrat Bobadilla de la agencia EBP, es Suiza donde las certificaciones ya han sido adaptadas a marcos regulatorios. Allí, hay demandas máximas de 35 kW/h/m2 año, suplir el consumo energético con autoproducción y con un 0% de matriz energética fósil, recalcó la investigadora, argumentando que “es más fácil adaptarse con este instrumento, ya que otros buscan reducir en porcentajes”.
Asimismo, Bobadilla comentó el caso español, donde valoró aspectos como: las instalaciones térmicas de la edificación; las condiciones para la iluminación limitando la potencia máxima y un sistema de control y regulación; además de contribución mínima de energía renovable; agua caliente sanitaria; envolventes; entre otros.
Los instrumentos que ayudarán a validar la Net Zero Energía como Net Zero Carbono permitirán generar los nuevos lineamientos para el desarrollo de futuras certificaciones CES, según el jefe de CES, Hernán Madrid, quien adelantó las ventajas de la nueva plataforma, además de las consideraciones en la versión 1.1.
Finalmente, Bárbara Rodríguez, profesional de la Unidad de Infraestructura, Edificación y Ciudades del Ministerio de Energía, aseguró que “al 2025 debemos contar con la información de carbono incorporado de todas las edificaciones nuevas y existentes, un gran trabajo en las metodologías, gobernanza, levantamiento y disponibilidad de datos. En 2030 esperamos que el 100% de los edificios reporten públicamente su huella de carbono operacional e incorporado, a través de un instrumento obligatorio”.
Fuente: CES
Por Dra. Claudia Muñoz Sanguinetti, directora Proyecto ÁBACO-CHILE.
“Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada para siempre.” Lord Kelvin (1824-1907).
Chile comienza a incorporar en sus políticas de Estado principios de sustentabilidad a nivel sectorial y, en concordancia con compromisos ambientales internacionales, ha llevado a establecer metas concretas para la reducción de las emisiones de GEI, con vistas a alcanzar la carbono neutralidad al año 2050. Sin duda, un desafío importante, que requiere no sólo del esfuerzo y compromiso del sector público y privado, sino que, además, contar con las capacidades de capital humano especializado e información ambiental disponible con características sitio-específicas del país, que permitan integrar en etapa temprana los criterios de sustentabilidad en proyectos de construcción.
Atendiendo los desafíos ambientales globales y nacionales señalados y ante la carencia de contar con bases de datos públicas de costos e indicadores ambientales y sociales para presupuestos de proyectos de construcción en Chile, un equipo de experimentados investigadores de la Universidad del Bío-Bío, con la colaboración de la Universidad de Sevilla-España, desarrollan la herramienta de ÁBACO-CHILE (Acceso a Bases Ambientales y Costos). El proyecto corresponde a un Bien Público, financiado por Corfo y mandatado por el Ministerio de Obras Públicas (Dirección de Arquitectura) y el Ministerio de Desarrollo Social, buscando atender la disminución de brechas, riesgos e incertidumbre en la evaluación de proyectos de inversión pública en Chile, como asimismo incorporar conceptos de sustentabilidad y ciclo de vida en la inversión pública y privada, para mejorar la productividad y ecoeficiencia de proyectos de construcción en Chile.
ÁBACO-CHILE fue concebida como una herramienta para predecir desde la fase de diseño de un proyecto de construcción los costos económicos, ambientales y sociales. Ésta consiste en un motor de cálculo e incluye tres bases de datos que están asociadas a los ítems necesarios en un presupuesto de obra y las tres dimensiones evaluadas: la base de datos de costos de recursos y actividades, que se vincula con el cálculo de costo social y la base de datos ambientales de recursos y actividades. Esta última contiene la cuantificación de dos categorías de impacto: Energía Contenida (MJ) y Huella de Carbono (CO2eq). Dichas bases de datos son de uso público y de libre acceso, las cuales interactúan entre sí facilitando la forma de presupuestar proyectos de construcción, siguiendo una estructura jerarquizada a través de una codificación lógica alfanumérica.
La principal fortaleza diferenciadora de ÁBACO (www.bancochile.cl), se basa en que la herramienta desarrollada vincula de forma automática costos de construcción con indicadores de sustentabilidad para distintas categorías de impacto ambiental, tal como se ha señalado, en una primera fase las referidas al costo energético y de emisiones de CO2, y en fases sucesivas cuantificación directa de generación y clasificación de residuos (RCD), huella hídrica y huella ecológica entre las más importantes. Del mismo modo y visualizando un futuro escalamiento de la herramienta, se considera la integración con Building Information Modeling (BIM). Así, el desarrollo y difusión de este bien público proveerá una mejora superlativa en la toma de decisiones para la evaluación de proyectos de construcción de inversión pública y privada, permitiendo alcanzar objetivos diferenciadores y cuantificables respecto a la incorporación de criterios de sustentabilidad ambiental y ecoeficiencia, para el sector construcción en Chile.
Es necesario modificar los paradigmas y los criterios utilizados hoy para el diseño, construcción, uso y fin de los proyectos de construcción. Actualmente, estos se evalúan principalmente en base a criterios económicos, de plazos para su ejecución y aspectos técnicos. Sin embargo, se ha comprobado que es posible la evaluación del perfil ambiental de los proyectos de edificación, a través de su presupuesto y, de esta manera, identificar en forma temprana los impactos que este tendrá durante su ciclo de vida, la generación de huellas ambientales que pudieran generarse y la reducción o anulación de las mismas oportunamente.
El objetivo es validar las acciones propuestas para lograr la neutralidad del carbono en el 2050.
El sector de la construcción genera cerca del 40% del total de emisiones de gases de efecto invernadero globales. Por esto, para dar cumplimiento a los desafíos en materia de carbono neutralidad al 2050, es crucial la definición de una estrategia de descarbonización para el sector.
En este escenario, en el año 2019, se formalizó el Comité de Huella de Carbono para el Sector Construcción en el Instituto de la Construcción (IC), al alero de su Convenio de Colaboración con el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, y que está conformado por instituciones relacionadas al sector que, de manera voluntaria, ofrecen el conocimiento para redactar y poner en marcha una Estrategia Nacional para la reducción de las emisiones de carbono de todo el sector construcción (edificaciones e infraestructura), a lo largo de todo su ciclo de vida.
A la fecha, ya se han definido los lineamientos principales de una hoja de ruta y desarrollado un completo estudio de análisis del estado de arte en huella de carbono a nivel nacional e internacional.
En base a estos productos, se desarrolló una consultoría para elaborar la primera propuesta de la “Estrategia Nacional de Huella de Carbono para el Sector Construcción”, cuyo documento será lanzado para consulta pública el próximo miércoles 16 de junio a las 11:00 horas, con el objetivo de validar las acciones propuestas para lograr la neutralidad del carbono en el 2050.
En este evento online, se expondrá el Estado del Arte Nacional e Internacional en Huella de Carbono del Sector Construcción, presentación que estará a cargo de Pía Wiche, de la empresa consultora EcoEd.
Asimismo, se presentará la Propuesta de Estrategia Nacional de Huella de Carbono para el Sector Construcción, que estará a cargo de Mauricio Villaseñor de la empresa consultora EBP.
Cabe señalar que representantes del sector privado, proveedores de materiales de construcción y gremios profesionales, han planteado compromisos muy importantes para el desarrollo y aplicación de la estrategia, tales como certificados de huella de carbono contenida (cuna a puerta) de materiales de construcción, desarrollo de calculadoras para productos específicos, medición de huella en construcción de edificios, actividades de capacitación y difusión.
Dada la relevancia de estas acciones, es que es fundamental la participación de todos los actores en este proceso de consulta publica.
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Conformado en 2019 con el objetivo de definir metodologías para promover la gestión y disminución del CO2 en la industria, hoy ya cuenta con una hoja de ruta proyectada a tres años. ¿Lo más urgente? La implementación de una estrategia a largo plazo que permita combatir y tratar de forma eficiente este tipo de contaminación para lograr la neutralidad de carbono el año 2050.
El reto claramente no era menor: realizar un plan de trabajo a mediano plazo y formalizar una mesa técnica en el Instituto de la Construcción para definir una visión estratégica asociada al impacto de la huella de carbono al llevar a cabo una obra. De esta forma, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) y el Instituto de Cemento y Hormigón de Chile (ICH) conformaron hace tres años una mesa público privada con el propósito de definir procedimientos que apuntan hacia esta meta.
Mediante la convocatoria a diez actores claves (ministerios de Medio Ambiente, Obras Públicas y de Energía, Instituto Chileno del Acero (ICHA), Madera21 de Corma, Compañía Industrial El Volcán, Asociación Gremial Chilena del Vidrio, Aluminio y Pvc (Achival), la Secretaría Ejecutiva de Construcción Sustentable (SECS) de la DITEC del Minvu y el mencionado ICH, se realizó una nivelación de conocimiento y alianzas por parte de todas las instituciones y se acordaron actividades, productos y técnicas de financiamiento.
El primer año fue dedicado principalmente a gestionar acuerdos y a la mencionada nivelación de información. Luego, se concertó formalizar una mesa técnica para definir una visión estratégica y un plan de trabajo a mediano plazo asociado a actividades, productos y estrategias de financiamiento.
De esta forma fue como en el Instituto de la Construcción, a mediados de 2019, se consolida el Comité de Huella de Carbono del Sector Construcción como una de las iniciativas del programa de trabajo derivado del convenio entre el mismo Instituto y el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (en el cual también participó el jefe de Certificación de Edificio Sustentable (CES)). Paola Valencia, secretaria ejecutiva de Construcción Sustentable del Minvu, es quien preside esta comisión, la cual invita a expertos que representan a instituciones del sector público y privado y que están interesados en la gestión responsable de las emisiones de CO2 en la construcción. La vicepresidencia del Comité la ocupa en la actualidad Chile Green Building Council.
Para ponerse en marcha, una de las prioridades era marcar directrices de trabajo. Al respecto, se definieron tres puntos clave: el levantamiento de base de datos de huella de carbono para el ciclo completo de la edificación, una metodología de monitoreo, reporte y verificación de la misma y un plan de cálculo para estimar impactos ambientales desde la etapa de diseño de la obra.
Mediante este procedimiento se cubren objetivos primordiales como, por ejemplo, tener una línea base de la realidad nacional para establecer distintos niveles de avance a través de datos validados que aseguren confianza, trazabilidad e interoperabilidad.
Estrategia nacional
Para poner en acción una ruta de trabajo, se requiere previamente de una estrategia que defina los pasos a seguir para ir logrando los macros y micro objetivos de cada ítem. En este lineamiento, se estableció un método a nivel nacional que apunta a la consecución de metas responsables e indicadoras de seguimiento para fomentar que el sector de la construcción gestione de forma sustentable sus recursos y gestione, a su vez, la huella de carbono a lo largo de todo el ciclo de vida (incluyendo tanto el carbono incorporado como el operacional).
Teniendo esto como base para lanzar directrices, se definió trabajar en tres niveles: sectorial, de edificación y de productos. En el primer punto se abarcan todos los antecedentes que sean de utilidad para actores como el gobierno y la academia, considerando los requerimientos de diferentes ministerios y la identificación de la calidad de información necesaria para satisfacerlos. Para comprender mejor, se puede ejemplificar concretamente mediante el Ministerio del Medio Ambiente, el cual necesita información sobre el consumo de energía en la construcción para la elaboración del Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero.
El tópico orientado a la edificación, en tanto, comprende la información que sea de utilidad a los entes relacionados al acto mismo de planificar, diseñar, construir, operar y ocupar inmuebles. Éste posee requerimientos asociados al alcance de certificaciones y esquemas para demostrar la sustentabilidad de las obras.
En cuanto al apartado referido a los productos, la dirección va hacia el ecodiseño. Sobre todo teniendo en cuenta que la huella de carbono de los materiales, equipos y sistemas utilizados afecta directamente el carbono incorporado (suma del impacto de todas las emisiones de gases de efecto invernadero atribuidas a un material durante su ciclo de vida), por lo que resulta un desafío sumamente necesario.
Logros del Comité
Es cierto que es temprano como para poder visibilizar una permeabilidad de la industria a partir de las acciones que se han llevado a cabo (pues sólo se lleva un año y medio de funcionamiento). Sin embargo, los logros obtenidos a la fecha corresponden a etapas prematuras relevantes en el camino a poner en marcha una estrategia nacional. Como muestra, hasta el momento se han definido los lineamientos principales de una hoja de ruta y desarrollado un completo estudio de análisis del estado del arte en huella de carbono a nivel nacional e internacional para los tres niveles señalados anteriormente (titulado “Estado del arte nacional e internacional de alternativas metodológicas para levantamiento de datos, monitoreo, reporte, verificación y calculadoras de Huella de Carbono”).
Como segunda etapa de este mismo trabajo, se definió el objetivo general, los objetivos específicos, el alcance y el trazado de los próximos tres años para este Comité. Entre ellos, por supuesto, aparece como primera necesidad el desarrollo e implementación de un método a largo plazo para la gestión de la huella de carbono del sector.
Destaca, también, la puesta a disposición de documentos correspondientes al proyecto, como el “Manual para la Implementación de Declaraciones Ambientales de Productos de Construcción”, el “Resumen para Tomadores de Decisiones” y la “Hoja de Ruta Comité Huella de Carbono Sector Construcción”.
En base a estos productos, en la actualidad se desarrolla una consultoría para elaborar la primera versión de la estrategia, la cual esperan esté lista para finales de 2021. Ésta, incluso, será sometida a consulta para ajustar su contenido durante el segundo semestre del presente año. De hecho, las instituciones que participan (provenientes de los sectores público, privado y de la academia), han demostrado su preocupación y su real compromiso para lograr la neutralidad del carbono en 2050, disponiendo de profesionales expertos que asisten bimensualmente a sesiones de trabajo para definir ese camino.
Fuente: Madera21
Expertos y representantes del mundo público y privado trabajan en un sistema que se integrará a las certificaciones existentes (CES y CVS), considerando todas las emisiones de gases de efecto invernadero, en el ciclo de vida completo de la edificación.
Hace casi un año se instauró la Mesa Huella de Carbono Sector Construcción, gracias al convenio de colaboración entre el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) y el Instituto de la Construcción, con la secretaria ejecutiva de Construcción Sustentable del Minvu, Paola Valencia, a la cabeza. En primera instancia, un comité conformado por expertos de carácter técnico y representantes directivos del sector público y privado, definió ciertos aspectos básicos, previos al desarrollo de una estrategia nacional, tales como objetivos, alcance, actividades necesarias, plazos disponibles, actores, posibles fuentes de financiamiento y resultados esperados.
Esa primera fase terminó a fines de abril de este año, con significativos avances, según Rodrigo Narváez Sotomayor, secretario ejecutivo del Instituto de la Construcción, quien explicó que la mesa organizó a las instituciones públicas y privadas, buscando consensos en favor de la creación, desarrollo y fortalecimiento de una base de datos, línea base, calculadora simplificada de huella de carbono y metodología de monitoreo, revisión y verificación, para el ciclo de vida completo de la edificación, en línea con normativas internacionales.
Paola Valencia, encargada de la Secretaría Ejecutiva de Construcción Sustentabie del Minvu, enfatiza que “el trabajo de levantamiento de información sobre los impactos del sector que se desarrolla a través de este comité es crucial, ya que hay escases de estos datos en el país y, por sobre todo, porque sabemos que gestionar la huella nos va a permitir reducir impactos ambientales, hacer más eficientes los procesos y utilizar menos recursos naturales, lo que traerá, además, beneficios para productividad del sector, el medioambiente y la calidad de vida de las personas”.
El trabajo mancomunado permitió establecer un plan de trabajo a tres años para el proyecto “Estrategia Nacional de Huella de Carbono Sector Construcción”. En esta etapa, el grupo definió las bases técnicas para el estudio sobre estado del arte nacional e internacional de alternativas metodológicas para levantamiento de datos, monitoreo, reporte y verificación y calculadoras de huella de carbono.
“A partir del trabajo desarrollado por el comité, en 2019, se definieron lineamientos básicos para la Estrategia Nacional de Huella de Carbono para el sector construcción. Esta deberá ser profundizada y terminada durante 2020 en el comité constituido en el Instituto de la Construcción por mandato del Minvu”, explica Rodrigo Narváez.
Carbono neutralidad 2050
Para que el sector construcción tienda a la carbono neutralidad, con miras a 2050, se identificaron tres niveles de trabajo:
a) Sectorial: información de utilidad para actores como el gobierno y la academia. Se consideran los requerimientos de diferentes ministerios y la identificación de la calidad de información necesaria para satisfacer sus requerimientos.
b) Edificación (Certificaciones): información de utilidad para los actores relacionados con acciones de planificación, diseño, construcción, operación y ocupación de edificaciones (residenciales, no residenciales) e infraestructura. El sector tiene requerimientos de información asociados al alcance de certificaciones de edificios y esquemas para demostrar la sustentabilidad de los proyectos en su ciclo completo o parcial. De esta manera, se espera que se integre con CES y CVS, fortaleciendo la línea de huella de carbono en las certificaciones nacionales.
c) Productos (Ecodiseño): la huella de carbono de los materiales, productos, equipos y sistemas utilizados en el sector construcción afecta directamente el carbono incorporado a las construcciones.
Finalmente, se establecieron tres ejes de trabajo:
a. Levantamiento de base de datos de huella para el ciclo completo de la edificación, definiendo sistemas constructivos y tipologías de edificios a evaluar.
b. Una metodología de monitoreo, reporte y verificación de huella de carbono para el ciclo de vida completo de la edificación.
c. Definición de una metodología para calculadora de huella de carbono para estimar impactos desde la etapa de diseño.
Según el secretario ejecutivo del Instituto de la Construcción, la construcción es clave en la reducción de la huella de carbono del país, en alianza con otros sectores económicos. Sin embargo, no existe hasta ahora un sistema de certificación de huella de carbono de productos (incluyendo edificios) que considere todas las emisiones de gases de efecto invernadero en el ciclo de vida completo de la edificación, que permita levantar información sobre la huella del sector.
Por eso, a nivel macro, los sistemas para la medición de la huella de carbono cubiertos en esta revisión conjunta tienen dos grandes objetivos: el análisis de las decisiones de diseño para apoyar el diseño más sustentable de edificaciones y la certificación del desempeño ambiental de un producto de construcción o una edificación en su ciclo completo o parte de él.
Hoja de ruta
Para gestionar de forma efectiva la huella de carbono en el ciclo de vida de la edificación e infraestructura nacional, la mesa de trabajo propuso ocho acciones críticas:
Entre las instituciones participantes en la mesa se cuentan: el Minvu, el MOP, el Ministerio de Energía, el Ministerio de Medio Ambiente, Chile Green Building Council, ADDERE – International EPD System, la Asociación Chilena del Vidrio y Aluminio, la Cámara Chilena de la Construcción, Certificación Edificio Sustentable, la Corporación Chilena de la Madera, la consultora ECOEd, EDGE Chile, el Instituto del Cemento y del Hormigón, la Pontificia Universidad Católica, la Universidad Andrés Bello, la Universidad de Chile, Volcán, WSP Chile y, por supuesto, el Instituto de la Construcción.
Fuente: CES