Las nuevas tecnologías y la transformación digital pueden ser un gran aporte para mejorar la productividad y sustentabilidad del sector. Es necesario habilitar nuevos modelos de gestión y coordinación integrada de proyectos, que favorezcan nuevas formas de colaboración.
A nivel mundial, se ha estimado que para el año 2030 se requerirán alrededor de US$ 57 trillones en infraestructura, debido al crecimiento del PIB, de acuerdo con McKinsey. En ese sentido, la industria requiere fuertemente y a alta velocidad generar mejoras, considerando sus mayores debilidades.
Para Verónica Oyarzún, gerente de Nuevos Negocios del Centro Tecnológico para la Innovación (CTeC), estas mejoras pasan por: impulsar la productividad, minimizar sobrecostos, contar con mano de obra calificada y especializada, revertir la planificación ineficiente, integrar mayor automatización, adecuar la gestión de riesgos y recursos, mejorar la calidad y confort interior de los usuarios y generar prácticas más sofisticadas en la cadena de suministro, entre otras.
Sin duda, la transformación digital está movilizando varios cambios tecnológicos en el sector construcción, “como una forma de habilitar nuevas formas de planificar, diseñar, fabricar, construir y monitorear procesos en distintas etapas de los proyectos”, comenta Juan Carlos León, gerente general de la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT).
Y es que las nuevas tecnologías son imprescindibles aliadas, dada su rapidez y flexibilidad cada vez mayor. “En particular, observando el aspecto de transformación digital, se estima que dentro 10 años, la digitalización a gran escala podría ayudar a la industria a salir de su estancamiento. Las empresas podrían tener entre 20%-30% márgenes de operación si diseñan sus operaciones diferente utilizando la digitalización”, analiza la gerente de Nuevos Negocios del CTeC.
En el sector construcción, la digitalización “tiene el gran potencial de beneficiar a la industria en variados aspectos, entre los cuales se pueden mencionar la disminución del riesgo al tomar decisiones con datos confiables; permitir a las empresas generar nuevas oportunidades de negocio a través de la tecnología; generar modelos predictivos para optimizar decisiones y reducir costos, optimización de procesos en toda la cadena de operación, entre otras”, añade Oyarzún.
Así también lo visualiza Luis Fernando Alarcón, director del Centro Interdisciplinario para la Productividad y Construcción Sustentable (CIPYCS), para quien las tecnologías deberían traer competitividad y productividad al rubro. “La globalización nos obliga a movernos más rápido de lo acostumbrado, no podemos quedarnos esperando a que lleguen los cambios. Se requiere una actitud proactiva, dado el riesgo de quedarse atrás frente a quienes lideren la transformación tanto en Chile como el extranjero”, opina.
Evolución del sector
Sin embargo y pese a tener un panorama claro, la construcción ha avanzado lento en implementar desarrollos tecnológicos, en comparación con otros sectores. “Si bien existe un sinnúmero de oportunidades para que la construcción aborde nuevas tecnologías, ha sido difícil generar cambios y, en consecuencia, que se adopten desafíos innovadores”, da cuenta Verónica Oyarzún.
En cuanto a la adopción tecnológica e innovación y la evolución hacia el desarrollo tecnológico del rubro, Luis Fernando Alarcón la califica como dispareja y lenta: “hay empresas que destacan por su participación en esta evolución y, en mi opinión, son muy pocas las que concentran el liderazgo en la innovación”. Por el contrario, muchas compañías se concentran en adquirir tecnologías “que aparecen como atractivas sin contar con una estrategia y un análisis adecuado para una correcta implementación, ni una mirada del contexto global de la adopción de ellas. Es común que se enfatice demasiado el aspecto tecnológico y se descuide los desafíos de gestión que representa la evolución tecnológica”, analiza el director del CIPYCS.
Aunque sí se ven avances en el desarrollo tecnológico de empresas que están utilizando nuevos materiales o soluciones constructivas, “que están mirando hacia afuera las alternativas que permiten innovar en el rubro de la construcción e incorporar nuevas metodologías en un mundo globalizado”, precisa la gerente de Nuevos Negocios del CTeC. Además, existen nichos de mercado que han integrado en su quehacer nuevas soluciones tecnológicas. Entre ellas se destacan a nivel mundial y nacional la implementación de BIM en el proceso constructivo, desde el diseño, pasando por la construcción hasta la operación.
Ejemplos en Chile
En términos generales, Juan Carlos León menciona que el uso de tecnologías digitales que permiten vincular diseño con manufactura ha sido un hito para el sector. “Esto cambia la forma de enfrentar los proyectos, favoreciendo industrialización, y con ello, más eficiencia, productividad y sustentabilidad”, afirma.
A ello se suman otros ejemplos de innovación que ha visto el país. Verónica Oyarzún menciona AIW (All in Wall), sistema ganador del primer torneo de innovación en madera (2018). “Se trata de un sistema constructivo basado en paneles prefabricados que mantienen inserto en ellos las terminaciones para que se monten con menos riesgo y de forma mucho más rápida. Su objetivo es simplificar la cadena de valor de la construcción, disminuyendo métodos de terminación y pérdidas derivadas de los procesos constructivos de las obras de entramado ligero”, explica.
Además, destaca los casos reconocidos por la incorporación de procesos industrializados, como los de E2E y Baumax, que han comenzado a interoperar en desarrollos inmobiliarios. “E2E diseña y produce un sistema constructivo industrializado basado en paneles con estructura de madera, con un alto performance térmico, acústico y estructural. Baumax por su parte, cuenta con un sistema capaz de producir hasta cuatro casas en una jornada, mediante una tecnología de punta que produce elementos de hormigón mediante un robot capaz de dimensionar, directamente desde el modelo BIM, sin espacio para errores”, especifica la ejecutiva.
Entre las ventajas más importantes de los sistemas mencionados, destaca la disminución de costos, reducción de los plazos de entrega y flexibilidad.
Y a ello agrega el sistema VAP (Viga-Aislación-Pilar), que consiste en un marco de alta resistencia estructural y aislación térmica, que permite levantar una vivienda de forma rápida, eficiente, con cero residuos y otorgando versatilidad y flexibilidad al espacio interior, dadas sus opciones de dimensionamiento.
Al respecto, Luis Fernando Alarcón opina que “las tecnologías de automatización e industrialización de la construcción representan una tremenda oportunidad para el sector y aquí hay diversas iniciativas que destacar, ligadas a distintas materialidades actualmente en nuestro país”. Por ejemplo, construcción industrializada de edificios y viviendas de hormigón y construcción en altura de edificios en madera.
Para León, los sistemas constructivos que permiten diseño para manufactura y ensamblaje también marcan una disrupción en el sector. “La construcción en madera de CLT es sistema constructivo muy innovador y un ejemplo de industrialización, que se ve beneficiado por el uso de tecnología, tanto para el diseño basado en BIM, como para el dimensionamiento de partes y piezas utilizando CNC. Con ello se obtiene precisión de los componentes, para el desarrollo de proyectos que son eficientes en el uso de recursos”, explica.
Otro sistema constructivo innovador, según el gerente de la CDT, es el sistema de acero ligero como Framecad, que permite el diseño en BIM y manufactura en fábricas que generan perfiles precisos y de fácil y rápido montaje. También sistemas robotizados de construcción, como el caso de Baumax para industrialización de hormigón.
Pese a esta diversidad, Luis Fernando Alarcón considera necesario un cambio: “los esfuerzos de industrialización deberían estar abiertos a la integración de distintas materialidades en una solución, creo que el espacio de optimización se amplía enormemente con un planteamiento abierto”.
Los desafíos
La industria no ha estado exenta de dificultades para llevar adelante esta implementación. “Es importante trabajar en modernizar la gestión de las empresas, que permita gestionar los cambios que implica la implementación de nuevas tecnologías. Se debe combinar adecuadamente la gestión y la innovación”, considera Alarcón.
Para ello, ve como uno de los principales desafíos educar a los líderes y profesionales de la industria. “Muchas oportunidades se pierden por un conocimiento incompleto. Con ejecutivos y líderes que conozcan bien de innovación, tecnologías y gestión hoy día disponibles se puede realizar un trabajo más efectivo y liderar cambios más sustanciales”, añade.
Verónica Oyarzún coincide en que es necesario un cambio cultural de las organizaciones. “La disrupción tecnológica, la era de la digitalización, la industria 4.0 están integrándose a grandes velocidades, inclusive a la vida cotidiana de las personas y los hogares. Algunas de las barreras para la implementación al interior de las empresas, son el desconocimiento e incertidumbre de los trabajadores con respecto al reemplazo de sus actividades. En este sentido, la gestión del cambio y la capacitación, son pilares fundamentales”, sostiene.
Y es que no solamente se trata del uso de tecnologías, sino que este cambio “implica nuevas formas de abordar los proyectos, esquemas distintos de trabajo e incluso modelos de negocio diferentes. Uno de los temas críticos es el involucramiento temprano de la cadena de suministros y especialistas al desarrollo de proyectos, bajo modelos colaborativos”, opina el gerente general de la CDT.
Por otra parte, en cuanto a los estándares de construcción, es necesario sumar que las normativas actuales son restrictivas y de bajo incentivo a la innovación: “de forma similar la exigencia de estándares homologables y transversales a los diversos tipos de empresas, no están ligadas a la tecnología. Las normativas no van con la misma velocidad que la transformación tecnológica, sus procesos de innovación son claramente más lentos y con trabas administrativas”, añade Oyarzún.
Sin embargo, Oyarzún aclara que se están haciendo esfuerzos muy relevantes, tanto desde el ámbito público como del privado. Algunos de ellos son: el fomento a la primera empresa de fabricación robotizada de estructuras de hormigón; iniciativas de potenciar a emprendimientos y pymes con el Desafío SSAF (Subsidio Semilla de Asignación Flexible, de CORFO) enfocado a la construcción; además de generación de manuales y buenas prácticas. “Desde el punto de vista de la digitalización, se ha generado toda una gobernanza y metas para digitalizar la mayor parte de los procesos de las organizaciones públicas, innovación que es claramente un hito muy relevante para todos los sectores del país”, menciona.
El camino a seguir
Para Alarcón, el camino es claro: “deberíamos aprender de países como Inglaterra o Finlandia, donde se desarrollan estrategias conjuntas con el sector privado y público para acelerar los cambios y asumir riesgos compartidos. Se requiere colaborar para avanzar más y hacer mejor las cosas”.
En tanto, para Oyarzún, el sector construcción debiese modificar sus procesos para incorporar la industrialización, digitalización, metodologías de trabajo colaborativo, desarrollo de sistemas de edificación que utilicen técnicas y procesos automatizados para producir componentes.
Por su parte, Juan Carlos León considera necesario masificar el uso de herramientas BIM y abrir oportunidades para más innovación abierta y emprendimientos que permitan dar soluciones a problemas de la construcción tradicional, con base tecnológica. Asimismo, también se debe “fomentar cada vez más el diseño para manufactura y ensamblaje. El desarrollo de modelos digitales de los proyectos o ‘digital twins’, que permita mejorar productividad, eficiencia, reduciendo riesgos y errores en el sitio”, a su juicio.