El problema es que si abre la puerta a la tecnología, podría destruir puestos en uno de los rubros que ofrece más trabajo.
Hay una historia entre constructores de que cuando Henry Ford cambió el mundo con la cadena de producción moderna, también puso una fábrica de casas, pero la terminó cerrando al poco tiempo. A la gente no le gustaban los productos, así que siguió usando el proceso manual de construcción que, Ford además sabía, era una de las mayores fuentes masivas de trabajo que le quedaban a Norteamérica.
La historia es un reflejo de lo que pasa hasta el día de hoy en el rubro de la construcción, uno que lucha por remontar en una carrera tecnológica donde otras industrias lo dejaron atrás. ¿Pero será bueno que esta industria, que en el mundo emplea al 7% de las personas en edad de trabajar y en Chile al 8,4%, le abra la puerta a la automatización, que muchos creen podría destruir hasta millones de empleos?
“La destrucción de empleos por el avance de la automatización es una amenaza que no se puede desconocer. Y si bien aún no se constata en forma masiva, podría suceder principalmente por la industrialización y montaje in situ de distintos componentes de las obras”, comenta el gerente de Estudios de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), Javier Hurtado.
El problema es que la construcción necesita urgentemente ser más eficiente y la tecnología, con automatización y más, podría ser una de las soluciones. Según Clapes UC, la productividad total de factores de la construcción en Chile cayó 46,6% entre 1997 y 2017, lejos de la baja de 0,3% de la economía total, mientras que la productividad de un trabajador llegó a US$37 mil en 2016, lo que representa un crecimiento medio anual nulo en dos décadas.
Y para ser justos, el problema no es de Chile. En el mundo, la situación es solo un poco mejor. Según la consultora McKinsey, la productividad del sector en el mundo creció solo 1% en las últimas dos décadas, versus un 2,8% del total de los sectores productivos. Pero es la misma consultora la que cree que la automatización podría destruir 800 millones de trabajos en el mundo a 2030. Y según Clapes, para los empleos en construcción, la probabilidad promedio de automatización es de 42,3%, por sobre el comercio.
¿Qué pasa con los robots?
Un vistazo al futuro de la automatización en la construcción quizá lo da la empresa de construcción modular Tecno Fast, que utiliza robots para producir las diferentes partes de un edificio de hasta 6 pisos, que después se arman in situ.
“Sin duda que hay un impacto en el trabajo cuando uno comienza a operar así”, comenta el gerente de Ingeniería de Tecno Fast, Mario Yáñez. La empresa comenzó a automatizarse en marzo de 2018, cuando tenían 480 trabajadores.
Yáñez admite que se despidieron personas mientras las máquinas reemplazaban tareas que antes realizaban manos humanas. Pero también hubo reconversión. “En seis meses tuvimos un proceso de selección interno para ver quiénes cambiaban de tareas. La gente con labores físicas pasó a nuevas áreas que crecían, como logística, y otros con más capacitación técnica, que eran más flexibles o sabían de tecnología, se capacitaron en robótica”, cuenta Yáñez.
Y aunque en un principio el neto de la automatización de Tecno Fast fue una reducción de trabajadores, hoy la empresa tiene 40 empleados más de los que tenía antes de empezar el proceso. ¿Cómo? Se volvieron más eficientes gracias a la tecnología, lo que les permitió abrir nuevas líneas de negocio y crecer.
“Existe considerable evidencia que muestra que cada revolución tecnológica ha generado sostenidos crecimientos en productividad y mejora de calidad de vida de las personas, así como generación de nuevos empleos”, comenta el director de Clapes UC, Hernán de Solminihac.
“Empiezan a aparecer pequeños nuevos roles en la construcción que antes no se veían en el rubro, como en la programación de línea, personal de mantención de obra y otros”, explica el socio fundador de BauMax, Alexis Berczely.
BauMax, una empresa chilena apoyada por Corfo, construye viviendas prefabricadas utilizando impresión 3D con hormigón. Aunque aún no es 100% automatizado, una parte relevante de la línea de producción no tiene humanos, como la lectura de planos, que son digitales, y los trazados.
Según un estudio de 2017 de McKinsey, integrar a la construcción un sistema de producción industrial con algunas máquinas autónomas podría aumentar su productividad entre 5 y 10 veces. En Tecno Fast dicen que se demoran solo 3 meses en tener una casa lista desde cero, mientras que en BauMax comentan que el proceso requiere un 30% menos de tiempo que la construcción tradicional.
Recuadro
8,4% de las personas en edad de trabajar en Chile emplea la construcción.
800 millones de trabajos podría destruir la automatización en el mundo.
46,6% ha caído la productividad total de los factores en esta industria en dos décadas en Chile.
El límite que existe hoy
¿Qué no puede hacer un robot?
Según Yáñez, de Tecno Fast, hoy las máquinas no pueden hacer cosas como instalar puertas o ventanas, colocar los pisos y pintar. ‘Lo más difícil de automatizar, creo que será la encerradura, que es como los huesos de la estructura, y en general, lo que requiera mucha destreza’, agrega Berczely, de BauMax. En cuanto a las capacidades para el futuro, los dos empresarios concuerdan en que la flexibilidad, la capacidad para enfrentar cambios y los conocimientos de softwares serán habilidades importantes.
Fuente: La Segunda