La entrega del Imacec (abril 2019) muestra cifras que continúan siendo preocupantes. Particularmente en construcción, según reciente publicación de CLAPES-UC, el déficit en productividad del sector le resta 1,5% al PIB nacional.
Se vuelve urgente acelerar procesos de cambio y mejora para la industria, echando mano a soluciones que de otro modo sería más difícil adoptar, buscando así alternativas más eficientes de trabajo, de menor riesgo y con resultados a la vista en economías industrializadas.
Construcción industrializada
La construcción industrializada, cuya masificación está entre las iniciativas estratégicas de Construye2025, aparece como una buena idea desde el momento en que se consideran sus beneficios. A saber, en 2018 el Consejo de Construcción Industrializada (CCI) creado por este programa estratégico de Corfo, desarrolló un estudio que analizó tres obras. Dos de ellas eran prefabricadas -con tecnología de paneles de hormigón y madera, respectivamente- versus una hecha con albañilería tradicional. Fue ahí que vimos que hay beneficios importantes en relación con el efectivo cumplimiento de plazos, además de calidad y mayor eficiencia en la mano de obra.
Las cifras son contundentes y hablan por sí solas. Al comparar, en las obras que utilizaron la construcción industrializada hubo un 92% de reducción de horas hombre de ajustes de calidad, 76% menos en tiempo efectivo para la construcción y 13% menos en costos directos de fabricación de obra gruesa. Para coronar esto, hubo tres veces menos generación de residuos.
Durante mayo, se realizó una misión tecnológica a Oceanía, organizada por la CDT, en la que pudimos observar en directo -junto con importantes empresarios y ejecutivosobras de construcción industrializada, así como plantas industriales de edificación, e interactuar con asociaciones de construcción modular. En resumen, aprendimos que la edificación puede ser todavía más rápida, versátil, eficiente y de mayor calidad de lo que conocíamos, que la industrialización de este sector va a ocurrir en Chile y es mucho mejor ser parte del cambio de paradigma que observarlo desde fuera como espectador. Los beneficios son muchos y el alcance es global.
Es tomando en cuenta seriamente estos datos que la industria puede considerar hoy la debilidad económica del país como una oportunidad para dar un golpe de timón y cambiar el paradigma actual, el mismo que la mantiene con una productividad de la edificación que lleva estancada dos décadas. Algo que, si logra igualar la tasa de crecimiento agregada de la economía local, traería enormes resultados positivos tal como el aumentar el PIB nacional, como señala CLAPES-UC.
Ciertamente, no se trata de un salto fácil de dar. Esto, debido a que aún se suele equiparar la idea de construcción industrializada con viviendas prefabricadas de emergencia, minimizando así su verdadero alcance y potencial. Es por eso que el trabajo al que Construye2025 dio pie en 2016 con su “Plan de Industrialización y Construcción Limpia”, se hace tan importante hoy. El país necesita reforzar sus lazos con este sistema constructivo, fomentando el desarrollo y utilización de soluciones industrializadas en la edificación local, a través de la estandarización de componentes, además de la especialización del capital humano y la siempre urgente necesidad de bajar los niveles de generación de residuos de la construcción.
Finalmente, esto trae bondades tanto económicas, de eficiencia, calidad y de menor impacto ambiental, como de abrazar la innovación y lo que implica eso en términos de mejor productividad y reputación para el sector.
Fuente: Revista EMB Construcción