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Día del obrero constructor: un pilar esencial para la industria

Fecha: 19/03/2021

Por Raúl Letelier Rubio, director nacional de Simoc Chile, integrante del Consejo Directivo de Construye2025

Esta celebración es una oportunidad más para agradecer el compromiso que tienen los “viejitos” en cada obra a lo largo y ancho de Chile, para aportar al desarrollo y bienestar de nuestro país.

Hoy, que la industria enfrenta momentos complicados por efectos de la pandemia, debemos reforzar nuestro autocuidado, para enfrentar la jornada diaria y cumplir con los protocolos sanitarios que cada empresa lleva a cabo en las distintas obras del país, ya que los trabajadores somos un pilar esencial para la industria. 

Pese a ello, necesitamos seguir impulsando la certificación para los maestros de la construcción, ya que debido al bajo porcentaje de maestros certificados, hoy no es un beneficio a la hora de emplearse. Aún hay desconocimiento de las empresas sobre el sistema de capacitación y evaluación de competencias laborales y, en especial, de la ley 20.267 que es la que crea y da forma al sistema.

El trabajador certificado tiene la satisfacción de saber que el trabajo que está desempeñando lo sabe hacer y lo hace bien. Pero por ahora no existe ninguna trazabilidad para identificar si con ese conocimiento tendrá más movilidad laboral, mejores expectativas económicas y, por último, saber si es más productivo o no. Todas estas interrogantes las tenemos a casi nueve años de instalado el sistema.

Si avanzamos hacia la implementación de un sistema de formación basado en la certificación, los nuevos trabajadores contarían con conocimientos adquiridos en seguridad, materiales y maquinarias usadas en los diferentes perfiles ocupacionales. De esta manera, los tiempos de inducción y adaptación en obra serían mucho más acotados, más simples y la capacitación sería más técnica y dirigida, solo para marcar y cerrar brechas de conocimientos.

Para llegar a esto, es importante identificar cuál es el mejor proceso de aprendizaje, hoy en día se han perdido los oficios de la construcción, en especial los de edificación que se aprendían en obras y, por lo general, eran transmitidos en forma verbal por los padres a hijos y familiares, o algún maestro con años de experiencia, así el trabajador aprendía lo bueno y lo malo de estos clanes o cuadrilla en las cuales le tocaba trabajar. Los oficios aún se aprenden en obra, aunque ya no de forma tan familiar. También existen Centros de Formación Técnica e Institutos Profesionales que imparten carreras relacionadas a la construcción, pero no vemos los cursos básicos como carpinteros, enfierradores y albañiles, que a pesar de los avances tecnológicos, nunca dejarán de existir en el rubro. Es difícil visualizar que a través de una formación en aula, podremos sacar a un maestro competente y listo para una obra hoy en día, por las diferentes condiciones y variables que tienen las diferentes obras o faenas.

Con un sistema de certificación, esperamos que los maestros obtengan lo que sugiere la ley, mayor movilidad, dignidad y, con ello, una mejora en sus remuneraciones, y la seguridad de mejorar la productividad del sector. La sistematización en un futuro nos permitirá contar con trabajadores capacitados y tecnificados de acuerdo a los nuevos tiempos y tecnologías que ya están apareciendo en el mercado, es decir, el paradigma de la construcción de ladrillo sobre ladrillo ya está en retirada y, para eso hay que adecuar la forma en que hoy se imparte la capacitación y enfocarse en la nueva materialidad y trabajabilidad de los mismos.

Debemos destacar que todo esfuerzo que se haga a favor de los obreros en capacitación y certificación es gratificante y que reconozcan tu trabajo nos devuelve la dignidad y así nosotros podemos entregar un trabajo de calidad a la primera. Como organización sindical estamos seguros de que este es el camino a seguir, para dar a nuestro trabajo la dignidad y reconocimiento que merecemos como parte integral del rubro construcción.

El llamado es a aunar esfuerzos para certificar al “viejito” que ya está en obra, pero que aún son jóvenes; aquellos que ya tienen familia y les quedan largos 35 años para jubilar, ahí hay que meter las fichas como dicen los viejos de la “constru”, porque ellos ya están cautivos y ninguno ha recibido formación para el trabajo y mucho menos una certificación. Y si los hay, son los menos. 

Asimismo, no podemos olvidar al trabajador migrante, un desafío no menor, porque se están incorporando masivamente a la industria y debemos garantizarles la seguridad laboral y el respeto de los derechos de estos nuevos trabajadores, generando una cultura inclusiva entre todos los actores de la industria de la construcción. Con ello, evitamos la discriminación salarial y el trato que se les da a los trabajadores foráneos y extender a ellos la posibilidad de capacitación y certificación de sus habilidades y destrezas, para que sean también un real aporte al mundo laboral.

El nuevo perfil del maestro de la construcción

Fecha: 30/03/2020

Nuevos procesos y tecnologías están cambiándole la cara al maestro obrero constructor. Hoy la experiencia debe combinarse con la capacidad de adaptarse a herramientas y formas de trabajo que cambian constantemente.

¿Cómo es hoy el maestro de la construcción en Chile? Con la celebración del Día del Maestro Obrero Constructor, cada 19 de marzo, esta pregunta se vuelve necesaria de revisar. Según Rogelio González, presidente del

(OSCL), si bien muchas veces el trabajador cuenta con experiencia y habilidades base, hoy deben desarrollarse destrezas específicas para lograr transformar materiales en productos de calidad. “La incorporación de nuevas tecnologías, en materiales, productos y procesos ha irrumpido con fuerza en algunas especialidades de la construcción”, señala. 

En este sentido, Julián Rodríguez, jefe del Área de Estudios, y Francisca Echeverría, investigadora del Área de Estudios de OTIC CChC, recuerdan el estudio que encargó la Corporación de Capacitación de la Construcción a la Dirección de Estudios Sociales de la Universidad Católica (DESUC), en 2019, para hacer una caracterización del maestro de la construcción desde una perspectiva cuantitativa y cualitativa. “Este arrojó que es diverso, predominando tendencias como que trabajadores más especializados y jóvenes tienen más años de escolaridad”, afirman.

El estudio da cuenta también de la importancia que tiene el sector como generador de movilidad social, considerando que la mayoría de los trabajadores dice ingresar al rubro sin proyecciones, pero una vez dentro muchos hacen carrera. “Además, quienes tienen cargos de mayor responsabilidad sienten mayor cariño por su trabajo ante la sensación de desarrollo laboral”, explican Rodríguez y Echeverría.

Quienes permanecen en el rubro suelen asociarse a personas responsables, trabajadores, principalmente de carácter fuerte y que están dispuestos a enfrentar un trabajo arduo. No obstante, según la investigación de la OTIC CChC, hay un grupo de personas más indecisas, representado por jóvenes y migrantes, quienes suelen estar entrando y saliendo del rubro. Para los primeros, con enseñanza media completa, es más factible encontrar trabajo en otros sectores productivos; mientras que los migrantes se encuentran en búsqueda de oportunidades, lo cual es posibilitado por la oferta laboral de la construcción.

Nuevas tecnologías

Actualmente, hay empresas liderando un cambio en las competencias de los trabajadores, lo que se acentuará debido a las nuevas tecnologías y al escenario laboral que plantea la cuarta revolución industrial. Así lo creen Julián Rodríguez y Francisca Echeverría de la OTIC CChC, que destacan dos aspectos en el cambio de perfil: el fenómeno migratorio y la creciente inserción de la mujer al mercado laboral.

Respecto a la incorporación de trabajadores extranjeros, los desafíos tienen que ver con temáticas que van más allá del aspecto técnico, como por ejemplo comprender las ventajas que la interculturalidad puede traer a los espacios de trabajo, con la comunicación efectiva desde los liderazgos y con hacer frente a posibles situaciones de discriminación en las obras. Frente a la inserción femenina están los estereotipos de género y el reto de que ellas también puedan ocupar cargos de liderazgo.

Muchos procesos constructivos incorporan tecnologías nuevas, principalmente, en las partidas de:

  • Obra gruesa (excavaciones y movimiento de tierra, hormigón, moldajes, andamios y enfierraduras, entre otros).
  • Terminaciones (pintura, yesos, cerámicos, entre otros).
  • Instalaciones (alcantarillado, agua, electricidad, telecomunicaciones).

Lo anterior, según Rogelio González, explica la diferencia entre la cantidad de mano de obra y horas hombre en las distintas partidas, que se ve reflejada en la calidad del producto final, en viviendas, edificios y otros, donde las “no conformidades” están principalmente en las terminaciones e impactan en los procesos de postventa.

“Ahora, los muchachos tienen mucha voz y voto dentro del proceso constructivo, pero la construcción ladrillo sobre ladrillo prácticamente no existe. Hoy todo es más modular, más preciso y más técnico”, añade Raúl Letelier, tesorero de SIMOC, sobre el nuevo perfil del “maestro de la construcción”.

Debido a la velocidad de los cambios tecnológicos, es probable que un trabajador de la construcción sea partícipe, a lo menos dos veces durante su vida laboral, de cambios de paradigma en los procesos constructivos, materiales, herramientas, equipos, afirma Rogelio González, quien enfatiza: “los maestros más exitosos serán los que desarrollen la capacidad de aprender y cambiar, ya sea de modo independiente o a través de cursos de capacitación en el rubro”.

Obras industrializadas

Las faenas de construcción tradicional difieren del trabajo que se ejecuta en obras industrializadas, principalmente, en el grado de control sobre las variables que inciden en los costos, los plazos, la calidad y cuidado al medio ambiente. “En las obras industrializadas, para la transformación de los materiales en productos constructivos, el control de las etapas asegura la calidad y la homogeneidad, entre otras. Lo anterior es más complejo de controlar en una obra tradicional”, explica Rogelio González.

En este sentido, las competencias laborales del maestro en proyectos industrializados son similares a las de un trabajador de la industria fabril, que para transformar los materiales en productos utiliza las nuevas herramientas y tecnología. Por lo tanto, el trabajador tradicional debe poder adaptarse para entrar a los mecanismos industrializados. 

Las grandes empresas se preocupan de capacitar día a día a sus maestros obreros constructores, pero para las pymes, este ítem tan importante en la mejora de la producción, puede hacerse cuesta arriba. Sin embargo, Rogelio González, comenta que existe una amplia oferta de capacitaciones en diversos organismos, disponibles para ellas: Organismo Sectorial, Sence, ChileValora, Corfo, OTIC, ONGs, OTECs, CFTs, IPs y universidades cuentan con planes de formación para los antiguos y nuevos maestros de la construcción, que les ayudan a adaptarse a las nuevas exigencias que trae la industrialización, donde se tiende a estandarizar para mejorar la calidad y la productividad.

El desafío, en este contexto, es la trazabilidad, algo que se complejiza considerando que, en Sence, por ejemplo, existen más de 800 perfiles de construcción distintos, según Raúl Letelier. En cuanto a la seguridad, dice que falta fiscalización en la obra. “La CChC debiera crear observadores en terreno. Eso dio muy buenos resultado en la minería”, concluye el representante de SIMOC.

En tanto, los especialistas de la OTIC CChC rescatan el espacio del Organismo Sectorial de la Construcción (OSCL), instancia tripartita que dio vida al Marco de Cualificación Técnico Profesional, una herramienta estratégica que vincula la educación formal e informal con el mundo del trabajo y que permite que las personas -los trabajadores y trabajadoras de la construcción- puedan transitar por un camino que busca mejorar su formación, empleabilidad y remuneraciones.

Fotografía gentileza E2E.

Certificación en el sector construcción, una tarea pendiente

Fecha: 03/07/2019

Por Raúl Letelier, gerente técnico de Centro de Evaluación y Certificación de Competencias Laborales (CECC SIMOC).

El llamado es a aunar esfuerzos para certificar al “viejito” que ya está en obra, pero que aún es joven; aquellos que ya tienen familia y les quedan largos 35 años para jubilar, ahí hay que poner las fichas, como dicen los viejos de la “constru”, porque ellos ya están cautivos y ninguno ha recibido formación para el trabajo y mucho menos una certificación. Y si los hay, son los menos. 

Sin embargo, hoy estamos frente a un escenario poco optimista cuando hablamos de certificación para los maestros de la construcción, ya que debido al bajo porcentaje de maestros certificados, hoy no es un beneficio a la hora de emplearse. También hay desconocimiento por parte de las empresas sobre el sistema de capacitación y evaluación de competencias laborales y, en especial, de la ley 20.267 que es la que crea y da forma al sistema.

El trabajador certificado tiene la seguridad de que la labor que está desempeñando la sabe hacer y la hace bien. Pero por ahora no existe ninguna trazabilidad para identificar si con ese conocimiento tendrá más movilidad laboral, mejores expectativas económicas y, por último, si es más productivo o no. Todas estas interrogantes las tenemos a casi siete años de instalado el sistema.

Si avanzamos hacia la implementación de un sistema de formación basado en la certificación, los nuevos trabajadores contarían con conocimientos adquiridos en seguridad, materiales y maquinarias usadas en los diferentes perfiles ocupacionales. De esta manera, los tiempos de inducción y adaptación en obra serían mucho más acotados, más simple y la capacitación sería más técnica y dirigida, solo para marcar y cerrar brechas de conocimientos.

Para llegar a esto, es importante identificar cuál es el mejor proceso de aprendizaje. Hoy se han perdido los oficios de la construcción, en especial los de edificación que se aprendían en obras y, por lo general, eran transmitidos en forma verbal por los padres a hijos y familiares, o algún maestro con años de experiencia, así el trabajador aprendía lo bueno y lo malo de estos clanes o cuadrillas en las que le tocaba trabajar. Los oficios aún se aprenden en obra, aunque ya no de forma tan familiar. También existen Centros de Formación Técnica e Institutos Profesionales que imparten carreras relacionadas a la construcción, pero no vemos los cursos básicos, como carpinteros, enfierradores y albañiles, que a pesar de los avances tecnológicos, nunca dejarán de existir en el rubro. Es difícil visualizar que a través de una formación en aula, podremos sacar a un maestro competente y listo para una obra actualmente, por las diferentes condiciones y variables que tienen las diferentes obras o faenas.

Debemos destacar que todo esfuerzo que se haga a favor de los obreros en capacitación y certificación es gratificante y que reconozcan tu trabajo nos devuelve la dignidad y así nosotros podemos entregar un trabajo de calidad a la primera. Como organización sindical estamos seguros de que este es el camino a seguir, para dar a nuestro trabajo la dignidad y reconocimiento que merecemos como parte integral del rubro construcción.

Con un sistema de certificación, esperamos que los maestros obtengan lo que sugiere la ley: mayor movilidad, dignidad y, con ello, un aumento en sus remuneraciones, y la seguridad de mejorar la productividad del sector. La sistematización en un futuro nos permitirá contar con trabajadores capacitados y tecnificados de acuerdo a los nuevos tiempos y tecnologías que ya están apareciendo en el mercado, es decir, el paradigma de la construcción de ladrillo sobre ladrillo ya está en retirada y, para eso hay que adecuar la forma en que hoy se imparte la capacitación y enfocarse en la nueva materialidad y trabajabilidad de los mismos.