Por Carolina Garafulich, presidenta de Construye2025
El Día Internacional de la Mujer en la Ingeniería fue creado en 2014 por la Women’s Engineering Society (WES) en el Reino Unido, para la celebración de su 95° aniversario. En 2016, la UNESCO entregó el patrocinio a esta efeméride, distinguiendo anualmente a 50 ingenieras en todo el mundo que se hayan destacado de manera sobresaliente en su profesión. A partir de 2017, la fecha adquirió el carácter internacional que tiene actualmente.
Hoy, desde un puesto de liderazgo en la industria de la construcción, quisiera reconocer a todas las mujeres ingenieras, en especial a Elisa Leonida Zamfirescu, rumana que sobresalió por ser una de las primeras mujeres del mundo en alcanzar esta profesión, cosa que hizo en 1912, y a Justicia Acuña, quien, en 1919, fue la primera mujer ingeniera en Chile.
Estas mujeres abrieron las puertas a tantas otras que hemos optado por desarrollarnos en espacios que parecían ser solo para hombres.
Sin embargo, muchos años después de que esas pioneras nos abrieran el camino, en 2022, se compartió que el ingreso de mujeres a las carreras de educación superior relacionadas a la ingeniería solo alcanzaba el 28%, un número todavía bajo que nos deja un gran desafío hacia adelante.
La ingeniería es clave en el desarrollo de los países. Los ingenieros aplican la ciencia y la tecnología para mejorar el desarrollo económico y calidad de vida de las personas, entre otras cosas.
La palabra ingeniería se relaciona con la palabra ingenio, concepto relacionado a la creatividad e inventiva, dos características muy ligadas a los atributos del liderazgo femenino, por lo que no es de extrañar que cada día visualicemos a más mujeres que se destacan en el ámbito de la ingeniería.
Por ello, hoy hacemos el llamado a que más mujeres desarrollen sus talentos al servicio de la ingeniería y del desarrollo sostenible de nuestro país en los distintos niveles profesionales, tanto en el ámbito ejecutivo como en la alta dirección, y por otra parte, a que más hombres faciliten estos espacios de desarrollo, considerando que cada día hay más respaldo de que la complementariedad en los liderazgos mejora el resultado de las empresas, logrando mayor productividad y eficiencia, y una mejora en el clima laboral, entre otras cosas.
Por María Eugenia Ubilla Flores, jefe de Medio Ambiente de Flesan, integrante del Comité Gestor RCD de Construye2025
Desde 2005, cuando fui aceptada en la universidad, en la que en dicho tiempo era considerada la “carrera del futuro”: Ingeniería de Ejecución en Ambiente, de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Santiago de Chile, he recorrido grandes y entretenidos caminos.
Ya titulada, el año 2011 comencé trabajando como encargada ambiental de una obra de construcción, específicamente una edificación de oficinas en la comuna de Renca. Dentro del eslabón de un proceso de construcción, mi área era lo menos importante, nadie quería ayudarme, solo querían que cumpliera por lo que me habían traído: “cumplir por un compromiso del titular del proyecto”. En esos tiempos estaba de moda la certificación LEED, no era un tratado directo en temas de medio ambiente como podrán imaginar, pero era un desafío, porque era un mundo muy masculino, muy a la antigua, donde el rol femenino era ordenar papeles, hacer el aseo o alimentarlos derechamente, es decir, lo mismo que ellos veían en sus casas y creían que era lo correcto.
Un rol de par profesional, donde el solicitar colaboración para lograr una sinergia laboral era lo normal de un lugar de trabajo ameno, existió para mí a casi seis meses de trabajar, investigar y poder aprender de todo lo que salía a colación en el día a día, logrando convencer con mi trabajo, esfuerzo y dedicación.
Logré salir adelante porque dos mujeres que trabajaban indirectamente conmigo vieron en mí un potencial, mi amor por el medio ambiente y me dieron la oportunidad de poder avanzar en la empresa en la cual estuve un año, para quedarme ya 10 años en el rubro de la construcción dando pelea a diario en dos aristas que no son una buena mezcla: poder hacer conciencia medio ambiental en un mundo de hombres.
Esta carretera laboral que he ido fabricando durante estos años, ha estado rodeada de mujeres que me han ayudado a romper los paradigmas y me han hecho ser la profesional y persona que soy hoy: un poco bruta (no puedo negar que los años en construcción han creado una reacción de protección a algunas de las mañas y formas del rubro que ha conllevado a respuestas duras de mi parte y que ya recorren mi sangre verde), pero con la convicción de que las áreas profesionales, los cargos en las empresas, los roles en la vida no están predeterminados ni dictados por ser mujer u hombre.
Que más allá del género, más allá de una mujer ingeniera en construcción controlando temas ambientales, lo que importa es el real aporte que cada uno de nosotros, como seres humanos, pueda ser y entregar en el área en donde decida desempeñarse, de la manera más fiel a lo que uno es y de la forma en la cual se ha formado por el camino que ha escogido libremente, de manera correcta y sensata con el medio ambiente.
En la actualidad, ya he logrado representar mi trabajo como una necesidad a varias gerencias, por lo cual he podido armar un área que me enorgullece y que agradezco a todos los que me han permitido poder desarrollar los talentos anexos a esta ardua tarea.
Hoy me desarrollo como jefa del Departamento de Medio Ambiente de Flesan, potenciando el hecho de que las mujeres en el rubro de construcción pueden generar cambios y entregar el soporte para ser una empresa integral y con mirada hacia el futuro, mediante la contratación de mujeres para puestos de oficina y terreno.
Mi equipo está conformado en un 58% por mujeres ingenieras, que son un aporte constante desde la trinchera que les toca defender en sus puestos, con la misma fuerza y entereza que un hombre, donde inspiran y desprenden respeto por el trabajo que desarrollan y que agradezco conocer, porque asumieron con responsabilidad desde el día que ingresaron a la empresa un compromiso por el área y por el proyecto que hemos ido desarrollando.
Hace 100 años atrás, nosotras, las mujeres, no podíamos estudiar en la educación básica, o media, menos incluso ser ingenieras, menos votar, solo teníamos roles predeterminados como casarnos, procrear, mantener el seno familiar y otros quehaceres considerados domésticos y muchas veces menos importantes para la sociedad, en comparación con los roles y funciones que desempeñan los hombres.
Es transcendental tener claro que aún muchas mujeres quieren desarrollar las funciones destinadas a nosotras a través de los años, pero a la par de poder ser ingenieras y desarrollarse en un mundo laboral integral que sea capaz de entender que hombre y mujer pueden ser un aporte desde el mismo pedestal o cargo al que desee pertenecer, sin ser excluidos por pertenecer aun sexo o género predeterminado.
El llamado es a no tener miedo por ser mujer, y si existe, hay que tomarlo de la mano y hacerlo de todas formas, porque el aprendizaje de los tiempos actuales son los recuerdos que transformarán la historia de nuestros herederos. Ellos deben, día a día, recordar que las diferencias entre hombres y mujeres fueron una leyenda debido a la disputa por la igualdad de poderes, de la cual todas fuimos una parte fundamental desde el rol de hija, hermana, jefa, trabajadora, ciudadana, amiga, para lograr que hoy muchas niñas puedan elegir ser ingenieras, por ejemplo, y lograr cambiar una fracción del mundo.
Por Marlena Murillo Segura, vicepresidenta Red de Mujeres Ingenier@s y vicepresidenta Consejo Especialidad Civil del Colegio de Ingenieros de Chile A.G.
La sostenibilidad es representada por un mundo en paz, donde hay respeto por la diversidad, donde existe inclusividad, no existe hambre, donde cada persona tiene una educación de calidad. Y se promueven las alianzas para avanzar en un objetivo común.
Además de preservar, conservar el ecosistema, y reducir la pérdida de biodiversidad. Tenemos que dejar lo mejor para nuestras próximas generaciones.
Ahora es cuando la ingeniería es crucial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU al 2030. Y el objetivo final es la igualdad. La ingeniería por sí misma debe ser lo más diversa posible.
Las mujeres son subrepresentadas en ingeniería, por ello se han generado soluciones de ingreso inclusivo a universidades.
El incorporar más mujeres en este campo, implica más modelos de rol para las generaciones futuras. Y son las nuevas generaciones las motivadas a darse cuenta de que el desarrollo sostenible genera un mundo mejor. Y le da propósito a la ingeniería.
Las mujeres representan el 50% de la población mundial, por ello necesitan los mismos recursos y gestionar los mismos cambios globales.
Sin embargo, pocas son las mujeres que están trabajando en el diseño y desarrollo de soluciones basadas en tecnología sostenible, lo que permitirá que todos podamos tener una calidad de vida mejor.
Atraer y apoyar a más mujeres en ingeniería nos beneficia a todos, incrementando el potencial para desarrollar soluciones inclusivas e innovadoras para los complejos problemas que enfrenta el planeta.
El cambio climático, el acceso a agua potable y saneamiento, energía limpia y ciudades más habitables son todos desafíos actuales que debe resolver la ingeniería.
Y tanto en las ciudades como en zonas rurales, las mujeres son quienes soportan frecuentemente una carga mayor, lo que implica que podemos aportar perspectivas únicas para desarrollar soluciones de alto impacto.
El contratar más ingenieras puede mejorar el diseño de nuevos productos y soluciones en beneficio tanto de hombres como de mujeres. Dado que, al incorporar la mirada desde otra perspectiva, promueve y provee una solución más integral y completa.
Sin embargo, muy pocas ingenieras alcanzan posiciones de liderazgo y uno de los factores puede ser la falta de oportunidades y de apoyo para la progresión profesional. Por ello, la generación de redes en las asociaciones gremiales, en la academia, en empresas, permite tener espacios para poder analizar y debatir cómo nos apoyamos entre nosotras y cómo podemos también integrarnos y aportar en el desarrollo de nuestro país con nuestros pares hombres.
Tener más mujeres en posiciones de liderazgo, ayuda a dar visibilidad dando oportunidad a más ingenieras, además asegura el tomar decisiones ejecutivas más equitativas, inclusivas y representativas.
Si queremos albergar alguna esperanza de lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el año 2030, debemos aprovechar las habilidades y el talento de hombres y mujeres por igual, y esto significa trabajar continuamente para crear un entorno más propicio para que las mujeres, en el campo de la ingeniería, estudien, trabajen y prosperen.
Las mujeres tienen una importante labor que hacer en la construcción de un mundo más igualitario. Solo necesitan las mismas oportunidades para hacerlo.
Referencias bibliográficas:
United Nations Sustainable Development – 17 Goals to Transform Our World
Measuring progress towards the Sustainable Development Goals – SDG Tracker (sdg-tracker.org)
http://ingenieria.uchile.cl/admision/admision-especial-pregrado/94355/cupos-equidad-de-genero