Tags

Certificación en el sector construcción, una tarea pendiente

Fecha: 03/07/2019

Por Raúl Letelier, gerente técnico de Centro de Evaluación y Certificación de Competencias Laborales (CECC SIMOC).

El llamado es a aunar esfuerzos para certificar al “viejito” que ya está en obra, pero que aún es joven; aquellos que ya tienen familia y les quedan largos 35 años para jubilar, ahí hay que poner las fichas, como dicen los viejos de la “constru”, porque ellos ya están cautivos y ninguno ha recibido formación para el trabajo y mucho menos una certificación. Y si los hay, son los menos. 

Sin embargo, hoy estamos frente a un escenario poco optimista cuando hablamos de certificación para los maestros de la construcción, ya que debido al bajo porcentaje de maestros certificados, hoy no es un beneficio a la hora de emplearse. También hay desconocimiento por parte de las empresas sobre el sistema de capacitación y evaluación de competencias laborales y, en especial, de la ley 20.267 que es la que crea y da forma al sistema.

El trabajador certificado tiene la seguridad de que la labor que está desempeñando la sabe hacer y la hace bien. Pero por ahora no existe ninguna trazabilidad para identificar si con ese conocimiento tendrá más movilidad laboral, mejores expectativas económicas y, por último, si es más productivo o no. Todas estas interrogantes las tenemos a casi siete años de instalado el sistema.

Si avanzamos hacia la implementación de un sistema de formación basado en la certificación, los nuevos trabajadores contarían con conocimientos adquiridos en seguridad, materiales y maquinarias usadas en los diferentes perfiles ocupacionales. De esta manera, los tiempos de inducción y adaptación en obra serían mucho más acotados, más simple y la capacitación sería más técnica y dirigida, solo para marcar y cerrar brechas de conocimientos.

Para llegar a esto, es importante identificar cuál es el mejor proceso de aprendizaje. Hoy se han perdido los oficios de la construcción, en especial los de edificación que se aprendían en obras y, por lo general, eran transmitidos en forma verbal por los padres a hijos y familiares, o algún maestro con años de experiencia, así el trabajador aprendía lo bueno y lo malo de estos clanes o cuadrillas en las que le tocaba trabajar. Los oficios aún se aprenden en obra, aunque ya no de forma tan familiar. También existen Centros de Formación Técnica e Institutos Profesionales que imparten carreras relacionadas a la construcción, pero no vemos los cursos básicos, como carpinteros, enfierradores y albañiles, que a pesar de los avances tecnológicos, nunca dejarán de existir en el rubro. Es difícil visualizar que a través de una formación en aula, podremos sacar a un maestro competente y listo para una obra actualmente, por las diferentes condiciones y variables que tienen las diferentes obras o faenas.

Debemos destacar que todo esfuerzo que se haga a favor de los obreros en capacitación y certificación es gratificante y que reconozcan tu trabajo nos devuelve la dignidad y así nosotros podemos entregar un trabajo de calidad a la primera. Como organización sindical estamos seguros de que este es el camino a seguir, para dar a nuestro trabajo la dignidad y reconocimiento que merecemos como parte integral del rubro construcción.

Con un sistema de certificación, esperamos que los maestros obtengan lo que sugiere la ley: mayor movilidad, dignidad y, con ello, un aumento en sus remuneraciones, y la seguridad de mejorar la productividad del sector. La sistematización en un futuro nos permitirá contar con trabajadores capacitados y tecnificados de acuerdo a los nuevos tiempos y tecnologías que ya están apareciendo en el mercado, es decir, el paradigma de la construcción de ladrillo sobre ladrillo ya está en retirada y, para eso hay que adecuar la forma en que hoy se imparte la capacitación y enfocarse en la nueva materialidad y trabajabilidad de los mismos.

Preparar a los trabajadores para los oficios del futuro

Fecha: 26/06/2019

Por Joaquín Díaz, coordinador Formación Construye2025

La digitalización ha traído tecnologías de comunicación y datos que permiten que varias personas trabajen en un mismo proyecto de forma simultánea y remota, propiciando un “virtual” encuentro entre personas para colaborar en todo momento.

El impacto de todo esto en las diferentes industrias ha sido considerado como parte de la cuarta revolución industrial, o Industria 4.0, porque día a día siguen apareciendo nuevas soluciones y aplicaciones prácticas de basadas en tecnología digital, que ofrecen nuevas formas de trabajar.

En este escenario, la palabra clave es “colaboración” y el primer ahorro es en tiempo.

Pero todos estos avances no generan valor si no hay personas preparadas para usarlos. La pregunta no es si las tecnologías llegarán ni cuándo lo harán. La pregunta es si cuando lo hagan, contaremos con la capacidad para usarlas. Y todo indica que ya están llegando.

Un primer desafío es entonces contar con un capital humano que pueda usar estos avances. Para esto hay que identificar de qué forma cambiarán los procesos, cuál será el nuevo rol de los trabajadores y qué competencias necesitarán para estos desafíos. Y comenzar a preparar gente en los oficios del futuro, para que cuando el futuro llegue, no tengamos que llevar a cabo las tareas con trabajadores del pasado.

Pero ello no basta: esta era seguirá trayendo cambios y no se trata de aprender a hacer las cosas de una forma distinta, sino que de estar dispuestos y preparados para aprender nuevas formas de hacerlas. No es aprender “un nuevo oficio” (que eventualmente podría quedar obsoleto también), sino aprender a “aprender oficios”.

En Chile, ya existe un instrumento que puede comenzar hoy a apoyar la adopción de los oficios del futuro. Se trata del Marco de Cualificación, una herramienta que tiene como objetivo desarrollar, organizar y reconocer las habilidades y actitudes de los trabajadores chilenos, visibilizando lo que falta por aprender y cuándo se logra dominar un oficio.

Asimismo permite a los trabajadores visibilizar sus posibles trayectorias laborales futuras y rutas de aprendizaje asociadas a ellas, para que se puedan mover dentro de un sector productivo o cambiarse hacia otro rubro. El empleador podrá estar seguro de que el trabajador que contrata sabe hacer su labor.

Diseñado para ser usado tanto por las empresas como por los trabajadores, el Marco de Cualificación es una herramienta construida de forma colaborativa y apoyada en la digitalización, que permitirá al sector construcción responder a estos desafíos.

Mediante esta herramienta podremos ordenar un sistema, que de mejores garantías a trabajadores y empleadores, y ayude a mejorar en términos de productividad el sector. El Marco de Cualificación ofrece un sistema que permite estructurar los oficios del presente, para así poder instalar los oficios del futuro en la construcción.

Fuente: Mundo en Línea