El programa Transforma del sector construcción comienza a ingresar en una nueva fase, con la presidencia de Francisco Javier Costabal, quien toma la posta de Carolina Garafulich, destacando el compromiso de continuidad, colaboración y fortalecimiento institucional.
En su primer Consejo Estratégico del año —y número 52 desde su creación— Construye2025 vivió un momento clave en su historia: el traspaso de la presidencia desde Carolina Garafulich a Francisco Javier Costabal, quien liderará el programa en esta nueva fase de proyección hacia 2035.
La instancia, realizada en el marco de los 10 años del programa impulsado por Corfo y administrado por el Instituto de la Construcción, marcó un hito no solo por el cambio de liderazgo, sino también por el inicio de un proceso de transformación hacia una política pública permanente. En este contexto, Carolina Garafulich entregó la posta tras dos años de intensa gestión, destacando el valor de Construye2025 como espacio colaborativo y transformador. “Este programa no se trata solo de construir edificios, se trata de construir bienestar, oportunidades y futuro. La construcción une miradas distintas para levantar soluciones concretas que impactan en la vida de las personas”, señaló al Consejo. Durante su gestión, Carolina Garafulich fue clave en articular el proceso de continuidad del programa, abriendo camino para consolidar su institucionalización dentro del Instituto de la Construcción.
Francisco Javier Costabal González, ingeniero civil de la Pontificia Universidad Católica de Chile, socio de Constructora Errázuriz de la Cuadra Costabal (EDC), con trayectoria en innovación y sostenibilidad, asumió el desafío con entusiasmo. “Construye2025 ha sido una gran idea, con resultados concretos y un impacto que aún puede ir mucho más allá. Estoy convencido de que los grandes cambios en la industria solo se logran en comunidad, con esfuerzos colaborativos como este programa”, comentó el nuevo presidente.
Durante el Consejo, también se abordaron temas clave para el futuro del programa, como la proyección hacia un Construye2035, la integración con el Instituto de la Construcción, el impulso a la economía circular, el fortalecimiento de la industrialización y los avances en transformación digital, productividad e innovación.
Desde su creación, Construye2025 ha sido un referente estratégico en la articulación del sector público, privado y académico, consolidándose como motor de transformación hacia una industria más sustentable y productiva. El nuevo ciclo, liderado por Costabal, buscará consolidar los logros alcanzados y proyectarlos hacia los nuevos desafíos del sector.
Este traspaso de liderazgo se produce en un momento clave para Construye2025, que este año cumple una década impulsando la transformación del sector construcción hacia una industria más productiva y sustentable.
El traspaso también marca una sinergia estratégica entre el Instituto de la Construcción y Construye2025, con la visión de potenciar la articulación entre ambas entidades para fortalecer la gobernanza, escalar iniciativas y continuar aportando desde la construcción al desarrollo sostenible del país.
Desde el equipo de Construye2025 se reconoció y agradeció la labor de Carolina Garafulich, destacando su liderazgo, compromiso y el impulso clave que dio al proceso de continuidad, especialmente frente a los desafíos organizacionales paralelos que enfrentó desde su rol en PlanOK.
En 10 años, quien ha sido la única mujer a la cabeza de Construye2025, llega al final de un liderazgo marcado por la relevancia del trabajo colaborativo entre los sectores público, privado y la academia, la integración femenina en el rubro y la producción sostenible.
Carolina Garafulich es ingeniera comercial, directora de PopEstate y gerenta general de la empresa de tecnología Plan OK, roles que ha sabido conjugar con su cargo de presidenta en Construye2025. Conversamos con ella, ad portas de terminar su periodo y convertirse en Past President, nos cuenta cómo ha sido la experiencia de ser la única mujer a la cabeza de esta institución en una década.
Desde el ámbito personal, la líder explica que pudo conectar con el impacto que genera el rubro de la construcción en el país, tanto en lo económico como en lo social. “La palabra construcción tiene una tremenda energía: construir es levantar, edificar, crear posibilidades, posibilidades de desarrollo, de empleo, de vivienda, de conexión y de tantas cosas más. Cuando conectas con eso los tiempos y la energía se multiplican, porque cada avance en este rubro es un grano de arena que podemos entregar y una huella que podemos dejar”.
Desde lo profesional, para ella “fue muy enriquecedor, por una parte, ver la entrega del equipo ejecutivo, movido por sus convicciones, con una capacidad multiplicadora para estar presente en la mayor cantidad de instancias posibles que permitieran acelerar la transformación del rubro, y por otra parte, ver el interés de todos aquellos que participaban directa o indirectamente en la existencia de este programa con un rol articulador entre el mundo público, privado y la academia, logrando conexión y colaboración entre las partes”, precisa. Con esta experiencia, puede ratificar que “la colaboración es el puente para construir un mejor futuro para las siguientes generaciones”.
¿Cuál fue el mayor desafío que enfrentaste al asumir la presidencia del programa y cómo lo superaste?
Creo que el mayor desafío es elegir desafíos y priorizar. Hay mucho que hacer todavía y dan ganas de abordarlo todo, pero no es posible, por lo que siempre hay que estar identificando dónde se puede generar más valor. Por otra parte, hay una gran necesidad de diálogo y de visibilizar acciones, iniciativas e información en general; hay muchas iniciativas que a veces se toman en paralelo desde distintas instancias y siempre es un desafío mantener un mapeo actualizado de acciones en marcha para articularlas de manera de unir esfuerzos y de esa forma, traccionar de forma más rápida y eficiente los resultados esperados. Creo que una buena comunicación y generar instancias de diálogo e interacción han sido clave para generar conexiones que permitieran avanzar en la hoja de ruta.
En estos años, ¿qué hitos destacarías como los más relevantes en la transformación del sector?
Construye2025 ha sido clave en instalar conceptos como la industrialización, la productividad, la innovación, la economía circular y la sostenibilidad en el sector de la construcción. Hoy, parecen conceptos cercanos y presentes en los titulares, comisiones de trabajo, gerencias, etc., pero hace 10 años no tenían la fuerza de hoy. Por supuesto que queda mucho por avanzar, pero ya logramos lo más importante: instalarlos como un tema relevante para el país, para las mallas curriculares y para la alta dirección en las empresas del rubro. Una iniciativa es, por ejemplo, el Sello Pro de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), que permite iniciar un camino hacia la sostenibilidad de proyectos y empresas del sector a través de pilares concretos.
Construye2025 ha sido un referente en productividad y sustentabilidad en la construcción. ¿Cómo crees que ha cambiado la industria gracias a este programa?
Dentro de las iniciativas dentro de estos ámbitos, es clave destacar la creación del Consejo de Construcción Industrializada, con el fin de promover la industrialización como una estrategia que permite apoyar el desarrollo de la industria, favoreciendo su avance en productividad y sustentabilidad. En el ámbito de la sustentabilidad, destaco la creación de la Hoja de Ruta RCD Economía Circular en Construcción 2035, iniciativa para fomentar y promover la gestión sustentable de residuos, bajo el foco de economía circular.
En ese sentido, ¿qué rol ha tenido la sustentabilidad en la evolución del programa y cómo se proyecta a futuro?
La sustentabilidad ha sido uno de los temas centrales del programa, tanto así que es uno de los cinco pilares estratégicos de la Hoja de Ruta y el que ha contemplado la mayor cantidad de acciones (ocho). Cada día, el mundo está más consciente del impacto que hemos dejado en el planeta. Como país tenemos el desafío de ser carbono neutral y resiliente al clima para 2050 y el sector de la construcción es uno de los que más contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), por esto ha sido y es un aspecto clave a movilizar.
¿Cómo ha sido la relación y el trabajo conjunto entre el sector público, privado y la academia en estos años?
Es muy destacable que el programa complete diez años, lo que significa que ha perdurado más allá de los cambios políticos, lo que demuestra que este es un desafío país más allá de ideologías u otras diferencias, por el impacto económico, social y medioambiental del sector. Este trabajo conjunto no siempre es fácil, principalmente por los focos y desafíos particulares de cada uno, pero lo valioso es que en cada Consejo Estratégico se veía claramente el interés de colaborar y acceder a información de lo que estaba pasando en el rubro, de manera de generar sinergia, diálogo y avance. Me quedo con el valor que se la ha dado a C2025 desde estos tres sectores como acelerador y articulador, todavía necesario para disminuir las brechas actuales en el sector.
Un liderazgo integrador
Al despedirse de su periodo como presidenta, la hoy Past President espera haber dejado la huella de una líder comprometida con su misión, y espera que quien tome la posta responda a la misma inspiración y anhelo por hacer del sector de la construcción uno cada vez más avanzado y en sintonía con las necesidades del entorno.
¿Cómo te gustaría que se recordara tu gestión en Construye2025?
Espero que se recuerde como un liderazgo integrador, comprometido y con foco en resultados y avances concretos, que nos permitieran una base para un proyección a futuro.
¿Qué consejos le darías a quien tome el relevo en la presidencia del programa de cara a los próximos años?
Espero que quien me suceda se enamore de los desafíos del sector para que se mantenga motivado y en movimiento para abrir permanentemente posibilidades y conexiones para transformar este rubro. Que mantenga la capacidad de diálogo y articulación entre las partes para materializar los avances que nos quedan pendientes.
¿Cuáles son tus próximos desafíos profesionales tras dejar Construye2025?
Mis desafíos se mantienen en seguir aportando a la transformación digital de la industria desde mi rol de gerente general de PlanOK y directora de PopEstate, y mantenerme al servicio del sector como consejera de la CChC y como Past President de Construye2025, para asegurar una proyección del programa que permita seguir acelerando la transformación del sector. Espero también mantener una huella positiva en lo que hago, de manera de ser puente para que más mujeres se sumen al rubro.
Si bien la construcción industrializada gana cada vez más terreno en nuestro país, muchas empresas se han abierto camino mediante un trabajo arduo y sostenido en el tiempo. Es el caso de Martabid, empresa que, en su desarrollo en Chile, encontró una serie de obstáculos que ha sabido superar, y hoy cuenta con la planta más moderna de Latinoamérica.
Corría el año 2018 y la construcción industrializada se erigía como un tema incipiente en Chile. En julio de ese mismo año, Construye2025 publicaba el tema “Industrialización de calidad: la apuesta de Martabid por la mejora continua de sus procesos y viviendas”, como un caso que marcaba la pauta que el programa veía para la industria. Ya en 2017, había impulsado la creación del Consejo de Construcción Industrializada (CCI), con el objetivo de promover el desarrollo de este tipo de soluciones constructivas.
En esa época, el Holding Martabid debió bogar contra la falta de mano de obra calificada y otros obstáculos que la llevaron a hacerse cargo de toda la cadena de valor, segmentando su negocio en cuatro áreas: inmobiliaria, constructora, arriendo de maquinaria e industrialización de paneles. En esta última, aparece Canada House, que, siete años más tarde, cuenta con la mayor fábrica de casas en Latinoamérica.
Emplazada en Lautaro, región de la Araucanía, la planta de Canada House detenta más de 20.000 metros cuadrados construidos, y la capacidad de construir 30 casas por día, lo que se traduce en 600 viviendas por mes y 7200 por año. Con esta capacidad, se espera un gran impacto en el fortalecimiento del mercado habitacional en las regiones desde Santiago hacia el sur del país, generando soluciones accesibles y de alta calidad en estas zonas de mayor déficit de viviendas.
La respuesta a un desafío
José Miguel Martabid, director ejecutivo de Canada House, advertía en 2018 sobre las carencias de la construcción tradicional: problemas en la realización de controles de calidad, mano de obra no calificada, lentitud y dispersión de las faenas en terreno. En ese marco, el profesional puso énfasis en la mejora continua y estableció alianzas con importantes socios y proveedores, todo con miras a un producto final de excelencia.
El objetivo de Martabid es lograr una vivienda óptima, basado en controles de calidad realizados en fábrica, mediante un proceso constructivo industrializado de los distintos elementos que lo componen, complementado por un sistema de montaje mecanizado en obra que aborda programas masivos de vivienda.
Tras esta definición, realizada hace 17 años, José Miguel Martabid realizó un estudio en aquellos países que cuentan con viviendas industrializadas. Las conclusiones arrojaron la necesidad de adaptar la integración de tecnologías a la realidad del mercado nacional y a los productos disponibles.
En 2018, uno de los problemas importantes a enfrentar era la escasez de proveedores locales, razón que llevó a Martabid a buscar soluciones de alto estándar en el extranjero. Paradójicamente, importaron puertas metálicas prepintadas, con interior de poliuretano inyectado para la aislación térmica, que contenían un bastidor de madera chilena.
Hoy.
Tecnología y sustentabilidad
Muchos años después del desarrollo de Canada House en nuestro país, José Miguel Martabid sostiene que “somos unos convencidos de que la industrialización es el camino para superar el inmenso déficit habitacional en Chile y es muy importante seguir impulsándola, además de mejorar la calidad y tiempo de ejecución de las obras”.
En la actualidad, la megaplanta de la Araucanía dispone de maquinaria importada desde Alemania y un software especializado, que permite una producción automatizada y eficiente. Su implementación de la metodología BIM (Building Information Modeling) asegura trazabilidad, precisión milimétrica y optimización de los recursos en cada proyecto, reduciendo significativamente tanto los residuos como el impacto ambiental. “Estamos desarrollando producciones modulares, con viviendas completamente terminadas, a lo anterior se agrega condominios o mini condominios de tres niveles con industrialización modular”, explica el ejecutivo.
Esta planta promueve la sustentabilidad a través del uso de energía renovables: sistema fotovoltaico, reducción de residuos en el proceso productivo y el empleo de madera como material principal, que se conoce por su bajo impacto ambiental y su capacidad para reducir la huella de carbono. Así, la infraestructura se alinea con las metas globales de sostenibilidad y economía circular.
La gestión de residuos es particularmente destacable. La mejora de las materias primas utilizadas en la nueva planta ha hecho que el material de descarte conserve una calidad altísima, por lo que se han realizado desarrollos con empresas de la región para reutilizar estos residuos y generar insumos que puede usar la misma empresa, tales como marcos de puerta en pino finger joint, reutilización de despuntes de placas, entre otros.
El trabajo desarrollado por Canada House no ha pasado inadvertido, y la empresa fue seleccionada para desarrollar un proyecto enmarcado en el Programa Tecnológico #ConstruyeZero, liderado por el CTEC y apoyado por Corfo, ambos patrocinadores del CCI, “donde desarrollaremos y construiremos un edificio modular industrializado 100% en madera”, detalla el director ejecutivo.
Un camino de aprendizaje
Uno de los retos más poderosos que debió enfrentar Martabid fue el cambio cultural en los colaboradores. La empresa quiso mantener a su equipo humano en el proceso de evolución que enfrentaba, por lo que debió desarrollar mecanismos e incentivos para trabajar de forma automatizada, controlada y armónica, pensando tanto en el crecimiento de la organización como en el beneficio de sus trabajadores.
La formación de las personas es un pilar fundamental para el éxito de Canada House, que se concentró en capacitar a su equipo en el manejo de las nuevas tecnologías, garantizando que estuvieran en línea con las exigencias de calidad y sostenibilidad de la empresa.
El ejecutivo también destaca la excelente relación comercial establecida en la actualidad con proveedores que también son socios del CCI, que data de varios años. Sin ir más lejos, la construcción de la planta de Lautaro tardó solo 14 meses, y ese tiempo récord fue posible gracias a la colaboración de empresas líderes en soluciones industrializadas, a la altura del desafío de innovación y plazos que representó este proyecto.
Mirando hacia el futuro
Hacia adelante, la empresa tiene el objetivo de abarcar nuevos mercados, como el de las segundas viviendas, surgiendo la línea de construcción modular, además de llegar a más rincones del país, ampliando la zona de operación desde la región de O’Higgins hasta Punta Arenas.
Ni Martabid ni Canada House temen a los desafíos y cambios que pueda depararles el futuro. En materia ambiental, se han anticipado a los cambios normativos, y la planta está preparada para la entrada en vigencia de la nueva norma de cálculo estructural de edificaciones de madera, o para la nueva reglamentación térmica, que contiene una serie de exigencias que llevaron a la empresa a adaptar distintas materialidades para dar cabal cumplimiento a la normativa nacional vigente.
Hoy, Canada House se posiciona como un actor clave en la transición hacia la construcción industrialización en nuestro país. Su capacidad productiva, su tecnología avanzada y enfoque sostenible hacen que esta empresa no solo se perfile como líder en la actualidad, sino también como referente para la construcción industrializada en Chile.
Por Marcos Brito Alcayaga, gerente de Construye2025
Hace una década, hablar de industrialización, gestión de residuos o transformación digital en la construcción parecía, para muchos, una meta lejana. Hoy, esos conceptos son parte del lenguaje cotidiano del sector y, lo más importante, comienzan a materializarse en proyectos concretos que mejoran la calidad de vida de las personas. Esta evolución no ha sido casual, sino fruto del trabajo persistente y articulado de una industria que entendió la urgencia de transformarse. Y en ese camino, Construye2025 ha sido un catalizador y un articulador clave.
Durante estos 10 años, el programa —impulsado por Corfo y administrado por el Instituto de la Construcción— ha sentado las bases para una construcción más productiva, sostenible y moderna. Hemos demostrado que es posible levantar viviendas industrializadas con altos estándares en tiempos reducidos, implementar modelos de economía circular con impacto real e implementar tecnologías como el BIM, para mejorar la eficiencia y disminuir el impacto ambiental de proyectos en todo el país.
Pero más allá de los logros técnicos, lo que ha hecho posible esta transformación es la convicción de que solo trabajando en conjunto —sector público, privado y academia— podremos cambiar estructuralmente nuestra industria. El Consejo de Construcción Industrializada (CCI), la Hoja de Ruta RCD Economía Circular en Construcción 2035, los centros tecnológicos de construcción (CTeC y CIPYCS), la Estrategia de Economía Circular en Construcción y Hoja de Ruta BIM, son ejemplos concretos de esa articulación efectiva.
¿Hemos avanzado? Sí. ¿Queda mucho por hacer? Sin duda. El déficit habitacional, la resiliencia ante el cambio climático, la capacitación de la mano de obra, el desarrollo normativo y la necesidad de digitalizar más profundamente nuestros procesos, entre tantos otros, son desafíos que no esperan. Y aunque las cifras importan, lo que realmente da sentido a nuestro trabajo es el impacto que esto tiene en las personas: viviendas de mejor estándar, ciudades más sostenibles, obras más eficientes y de menor impacto al entorno.
Estando ya en el 2025, solo resta poder cumplir con las metas planteadas, al menos en cuanto a haber hecho los esfuerzos por acercarnos y poder mostrar que avanzamos, analizar resultados a través de un balance en profundidad y proyectar la hoja de ruta hacia un nuevo periodo. Durante el año, se trabajará en construir la memoria de Construye2025, ofreciendo un relato de lo trabajado, que establezca un nuevo caso base para los próximos años. Asimismo, proyectar un nuevo programa, que plantee nuevas metas, temáticas e iniciativas, para los desafíos del sector que aún no están resueltos.
Los próximos 10 años exigirán aún más colaboración, más y mejores datos para la toma de decisiones, más audacia para innovar y una mayor participación de la tecnología. Ahora, en forma conjunta con el Instituto de la Construcción y un apoyo cada vez mayor del sector, el programa buscará seguir acelerando el proceso de transformación sectorial, hacia una mayor productividad y sustentabilidad. En Construye2025, seguiremos siendo parte activa de esa transformación. Porque el desafío es de todos. Y juntos, ya demostramos que podemos lograrlo.