Abogado, empresario, dirigente gremial y consultor chileno, Vicente Domínguez asumió hace poco más de dos meses el cargo de presidente del Programa Estratégico Nacional en Productividad y Construcción Sustentable, Construye2025, con el desafío de liderar la fase de implementación de la Hoja de Ruta del programa.
Domínguez reemplazó a Alejandro Gutiérrez, quien estuvo a cargo de la fase de diseño de la estrategia que logró una visión enfocada en transformar la industria en una más productiva y sustentable.
Esta Hoja de Ruta fue construida por representantes de los sectores público, privado y académico, quienes consensuaron 15 iniciativas y proyectos, enfocados en las edificaciones.
Domínguez siente una gran responsabilidad en esta tarea, porque “la productividad es muy clave para el desarrollo a futuro del país, y si uno puede contribuir en un espacio como el área de la construcción, que es tan importante en los índices de inversión, se vuelve, entonces, doblemente complejo”.
Por ello, ve como “un esfuerzo de coordinación de todos quienes participan, entre ellos el Instituto de la Construcción, y de varios programas que se están apoyando para que ocurran cosas nuevas y nos acerquemos un poco más a cómo se desarrolla la construcción en los países desarrollados”, puntualiza.
¿Facilita el trabajo tener esta mesa público-privada?
Por supuesto, cuando se ponen los esfuerzos públicos y privados las cosas marchan mejor. Son granos de arena que se van sumando y que contribuyen a que se eleve la productividad en el sector. Este es un fenómeno que lleva bastante tiempo en las economías y países desarrollados y hay una evolución extraordinariamente significativa en todo lo que es organización de obra, en prefabricados, en uso de materiales, normativas, etc. Entonces, es un conjunto de acciones y medidas que permiten que esta productividad vaya creciendo.
¿Qué es lo que falta para llegar a la productividad? ¿Hacia dónde tienen que guiar los pasos de este programa?
Creo que el que crea que está inventando la rueda, se murió en el proceso. Este es un proceso y Construye 2025 terminó una fase de diagnóstico que hoy está en la ejecución de ciertos programas que van a contribuir más, como el proyecto DOM en Línea, el Plan BIM, los Centros Tecnológicos de I+D+i, etc.
Son programas que tienen una influencia mayor en el incremento de la productividad y, por lo tanto, ahí es donde se están poniendo los esfuerzos mayores, lo cual no significa que el resto de los énfasis que se están haciendo sean despreciables.
También hay un impulso importante en industrialización, en una conducción medioambientalmente mejor en las obras, con menos daño ambiental en el entorno, etc. Todo eso va contribuyendo al desarrollo de una mejor industria.
¿La construcción sustentable está considerada dentro de la productividad?
Son dos desafíos paralelos y que también pueden ser conjuntos, aunque no necesariamente cada incremento de productividad contribuye a la sustentabilidad, no hay una relación tan directa. En ocasiones sí, por supuesto, si usted industrializa más, va a provocar que en las obras haya menores escombros y residuos, con lo cual medioambientalmente eso tiene un plus, por lo tanto, hay una relación entre una cosa y la otra, pero no necesariamente una va con la otra. Son dos desafíos de la época moderna.
¿Estas dos líneas se juntan con innovación?
La innovación está siempre presente, viene acompañando el proceso, hiciéramos o no ninguna gestión, la innovación viene. Hay variaciones de mercado, esta es una economía abierta que tiene un influjo muy grande de lo que ocurre en el exterior, por lo tanto, el acceso a nuevas técnicas, sistemas, productos, etc., está abierto. Cuando algún actor del mercado introduce algún nuevo material o sistema y si ese se impone, el resto está obligado a seguirlo, por lo tanto, la innovación está produciéndose y durante los últimos 20 años hemos visto una gran innovación en el sector de la construcción y a veces también esta se encuentra exigida por normativas más estrictas, ya sean estructurales o térmicas, acústicas o medioambientales, etc.
En definitiva, la innovación va acompañando el proceso y acá hay mucho por innovar, todos los índices que podamos manejar de productividad en nuestras obras, comparados con países como Canadá, Australia, Estados Unidos o cualquier nación de Europa, son bastante, o sea, hay una distancia muy grande, tenemos un GAP de crecimiento de productividad muy, muy relevante.
¿Qué desafíos tiene para su mandato?
Hasta el momento he observado que hay mucho y un genuino interés del sector público y privado, hay mucha gente muy interesada en que las cosas ocurran, no solo está el Instituto de la Construcción o la CDT o las universidades, sino que hay muchos actores que quieren avanzar en estos temas, por lo tanto, hay muy buena voluntad.
Además, hay un respaldo de Corfo y el Estado para que esto ocurra y los diagnósticos están relativamente claros, y tenemos objetivos muy claros que desarrollar. Ahora nuestra tarea firme es tener eficacia, hacer las cosas bien, que estas iniciativas puedan concretarse y desarrollarse adecuadamente.Creo que estamos en un período de gestión que ojalá no sea perturbado por el cambio político que puede venir, porque va a venir un nuevo gobierno y a veces se hace todo de nuevo, entonces las cosas no perduran. Hay programas que han durado en el tiempo y han sido muy exitosos, como el subsidio habitacional que se creó en algún momento y nunca ha dejado de estar, como una modalidad A, B o C y adecuándose a los tiempos, pero siempre está, entonces es una política de Estado.
Nosotros aspiramos a que esto se transforme en una política de Estado, que el Estado esté preocupado de la productividad en la construcción, porque acá hay temas más largos, como la capacitación de las personas, que no se produce de la noche a la mañana ni por generación espontánea, es un tema en el cual las ideas de hoy van a repercutir unos varios años más.
Fuente: Instituto de la Construcción