Mientras Kiverco lidera con tecnología de punta en Europa para la recuperación de residuos de construcción y demolición (RCD), en Chile, SKC Circular avanza con pasos firmes para replicar este modelo. A través de la Red de Economía Circular de la Construcción (Red ECC), el país podría acelerar su transición hacia una industria más sustentable y productiva. Pero el camino está lleno de barreras normativas, culturales y económicas que aún deben sortearse.
A más de 11 mil kilómetros de distancia, dos empresas —una británica y otra chilena— dialogan en torno a un mismo desafío: cómo transformar toneladas de residuos de construcción y demolición (RCD) en recursos con valor económico y ambiental. Kiverco, con sede en Irlanda del Norte, lleva más de 30 años liderando la industrialización del reciclaje de RCD en Europa. En Chile, SKC Circular representa esa tecnología, adaptándola a la realidad nacional.
Ambas compañías participaron recientemente en una serie de entrevistas técnicas en el marco de la Red de Economía Circular para la Construcción (Red ECC), un ambicioso proyecto financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y articulado por Corfo, Construye2025, CChC y el Gobierno Regional Metropolitano. Su objetivo: diseñar un modelo territorial escalable para valorizar residuos, fomentar encadenamientos productivos y habilitar inversiones verdes.
Una planta, muchas tecnologías
En Europa, la valorización de residuos ha alcanzado estándares sorprendentes. Kiverco ha desarrollado plantas que permiten tasas de recuperación del 92% al 98%, como las de Weybridge y Westminster. ¿El secreto? No una sola tecnología, sino una sinfonía de procesos: trituración, harneado, separación por densidad, clasificación óptica, balística, magnética, y sobre todo, una lógica modular que permite adaptarse a distintos flujos de materiales y escalas productivas.
“La filosofía de Kiverco es tecnológica pero pragmática: adaptar la planta al residuo, no al revés”, explica su equipo. Esa flexibilidad, sumada a décadas de experiencia, ha permitido instalar más de 300 plantas en el mundo.
Para SKC Circular, representante local de esta tecnología, la clave está en comprender que el modelo es escalable: “Puedes empezar con un sistema móvil y básico, e ir aumentando la capacidad y complejidad a medida que el mercado y la normativa lo permitan. El punto es comenzar”.
¿Y en Chile? Condiciones sí, incentivos no
En el papel, Chile tiene buenas condiciones. Según SKC, los residuos locales no difieren mucho en tamaño y composición respecto a Europa. De hecho, debido a las exigencias sísmicas, en Chile se genera una alta cantidad de fierro estructural, altamente recuperable. Pero la similitud termina ahí.
“La diferencia está en los incentivos”, afirma SKC. Mientras el Reino Unido ha promovido la valorización con impuestos al vertedero, pasando de £7 por tonelada, en 1996, a £126/t en 2024; subsidios a tecnologías limpias, permisología diferenciada, exigencias de contenido reciclado en infraestructura pública, normativa técnica y fiscalización robusta, en Chile el vertido en rellenos sanitarios sigue siendo más barato que cualquier intento de recuperación. La materia prima virgen, además, sigue siendo económicamente más atractiva.
Permisología, cultura y mercado: las tres brechas
Para SKC Circular, uno de los mayores desafíos está en la permisología. “Una planta fija puede tardar años en obtener todos los permisos. Las soluciones móviles o modulares tienen mejor proyección en el corto plazo”, explican. Pero también está el componente cultural: una débil segregación en la obra, residuos peligrosos mezclados, desconocimiento del potencial económico del residuo.
No obstante, algo está cambiando. La industria empieza a mirar con otros ojos la valorización. Ya existen actores privados implementando estrategias de segregación y recuperación. Son pocos, sí, pero están abriendo camino.
“Son los pioneros. Y deberían ser reconocidos por el sector público, con incentivos que permitan aumentar su capacidad e inspirar a otros”, sugiere SKC.
Red ECC: la oportunidad de escalar
La Red ECC llega justo a tiempo. El proyecto propone instalar una red territorial de valorización basada en cinco pilares: gobernanza, oferta y demanda de recursos circulares, inversión y operación, innovación circular y medidas habilitantes. Uno de sus objetivos clave es destrabar las barreras que hoy frenan el desarrollo de una economía circular en construcción.
Con apoyo del BID y experiencia comparada como la de Kiverco, la Red ECC buscará diseñar e implementar pilotos de valorización que sean replicables, técnicamente viables y financieramente sostenibles. Kiverco ya ha mostrado disposición: “Hemos visto grandes resultados con plantas piloto en otros países. Estamos listos para replicarlo en Chile”.
El mensaje final: el futuro es reciclado
Para ambas empresas, la valorización de RCD no es solo una oportunidad técnica o ambiental. Es un nuevo modelo de negocio, una fuente de empleo, una forma de reducir la huella de carbono y de disminuir la extracción de recursos vírgenes.
“Los RCD representan el mayor volumen de residuos a nivel global. En el Reino Unido, alcanzan el 61% del total. Pero también es el tipo de residuo donde más rápido se puede hacer una diferencia”, dice Kiverco. De hecho, existen precedentes a nivel mundial de altos índices de desviación de residuos de los vertederos con los RCD: Inglaterra alcanzó un 94,3% en 2022, excluyendo los residuos de excavación, de acuerdo con Official Statistics UK statistics on waste. Updated 23 July 2025.
En Chile, aún estamos lejos de esa cifra. Pero si la Red ECC logra catalizar inversiones, fortalecer la normativa e incentivar la acción temprana del sector privado, el país podría dar un salto cualitativo hacia una economía verdaderamente circular en la construcción.
“Chile está exactamente donde estaba Europa hace 20 años. Ahora tiene la oportunidad de aprender, adaptarse e ir más rápido”, concluye SKC. Sin duda, una recomendación para tener en cuenta, si consideramos que el sector de reciclaje y tratamiento de residuos del Reino Unido está valorado en £24 billion (July 2024).
Recomendaciones: ¿cómo partir en Chile?
1. Cuatro pasos estratégicos
2. Foco inicial en materiales fácilmente valorizables
3. Crear incentivos para activar la demanda
4. Desarrollar pilotos replicables en el marco de la Red ECC
Entre 2015 y 2023, la productividad del sector construcción en Chile cayó un 19 %. Así lo advierte Hernán de Solminihac, presidente del Colegio de Ingenieros y miembro del Comité Ejecutivo de CLAPES UC, quien detalla los desafíos y aprendizajes del rubro, y destaca el rol clave de programas como Construye2025 y el Plan BIM para revertir esta tendencia.
La productividad en la construcción chilena ha mostrado un preocupante retroceso en los últimos años. De acuerdo con estimaciones de CLAPES UC, entre 2015 y 2023 esta cayó un 19%, lo que equivale a una tasa anual promedio de -2,4 %. “Esta caída implica que, utilizando los mismos recursos humanos y de capital, hoy se produce menos, lo que encarece los proyectos, reduce márgenes y limita la competitividad frente a otros mercados”, explica Hernán de Solminihac, presidente del Colegio de Ingenieros y miembro del Comité Ejecutivo de CLAPES UC.
Mientras países como España y Dinamarca experimentaron aumentos de productividad de aproximadamente 3% en el mismo período, Chile enfrenta el desafío de modernizar su industria para revertir esta tendencia. En este contexto, la digitalización y la industrialización se han posicionado como palancas clave para el cambio. Sin embargo, su impacto aún no se evidencia de forma agregada, a juicio del ingeniero. “Iniciativas como el Planbim de Corfo y Construye2025 han impulsado la adopción de herramientas digitales en licitaciones públicas y privadas, pero requieren mayor masificación y articulación para generar efectos visibles en la productividad”, subraya De Solminihac.
El proceso de industrialización, por su parte, mediante sistemas prefabricados y procesos estandarizados, ha enfrentado importantes barreras estructurales, como escalas de producción limitadas, marcos normativos poco adaptados y resistencia cultural al cambio. “La estandarización de diseños aparece como una condición crítica para el despegue de la construcción industrializada”, indica el profesional. Y para muestra, un botón: en regiones como Antofagasta, donde la influencia minera ha promovido métodos más industrializados, los niveles de productividad son considerablemente más altos que el promedio nacional, de acuerdo con estudios de CLAPES UC.

Cómo avanzar
Entre los principales obstáculos para avanzar en productividad, Hernán de Solminihac identifica cuatro: baja adopción de tecnologías digitales y sistemas industrializados, marcos normativos que necesitan mejoras, una cultura reacia a la innovación y una permisología excesivamente lenta y fragmentada. “Tenemos más de 400 trámites distintos y una ruta crítica que supera los 2,7 años, pudiendo incluso extenderse por más de una década”, detalla. Con ello, se dificulta el avance hacia una industria más moderna, integrada y eficiente.
La colaboración entre el sector público, privado y la academia ha sido esencial para trazar una hoja de ruta hacia una industria más eficiente. “Construye2025 y el Planbim son ejemplos de iniciativas que han promovido la digitalización y la industrialización”, insiste. También destaca el trabajo de la Mesa Nacional de Formación en Construcción, integrada por ChileValora, la CChC, entidades públicas y universidades, que ha desarrollado estándares de competencias y validaciones de aprendizaje, fortaleciendo el capital humano.
A pesar de los avances, la adopción masiva de estas soluciones sigue siendo limitada. “Los proyectos piloto han demostrado el potencial de herramientas como BIM e industrialización, pero su escalamiento aún no ocurre. Las rigideces normativas y la fragmentación institucional han impedido que estas soluciones escalen”, confirma.
Para consolidar mejoras, se requiere un paquete cohesionado de medidas: “Masificar BIM e industrialización mediante normas y bases de licitación que incentiven su aplicación, modernizar la permisología con plataformas únicas y silencio administrativo positivo, crear parques industriales de módulos y consolidar normas técnicas que respalden la industrialización”, sugiere, citando como ejemplo exitoso el programa hospitalario del Reino Unido (New Hospital Programme), que ha logrado reducir drásticamente plazos y costos, con un enfoque programático y estandarizado.
Finalmente, el vocero de CLAPES UC enfatiza en el rol fundamental del capital humano: “Sin técnicos capacitados, las tecnologías no generan beneficios”. Y si bien reconoce que se han creado liceos técnicos y centros de formación especializada, así como se han implementado programas de certificación de competencias, es necesario “ampliar y actualizar la oferta formativa, alinear contenidos con estándares internacionales y las necesidades del mercado, e incentivar a las empresas a invertir en capacitación continua”.
“Con una estrategia articulada de desarrollo de capital humano, el sector podrá aprovechar plenamente las oportunidades tecnológicas disponibles”, concluye.