Como vicepresidenta, los directores AOA eligieron a Marisol Rojas S.
Con una mesa directiva paritaria y luego de un proceso eleccionario democrático, la Asociación de Oficinas de Arquitectos renovó parcialmente su directorio, organismo que eligió al urbanista Pablo Jordán como nuevo presidente AOA, en un mandato que se extenderá por dos años.
En un contexto complejo marcado por el debate del desarrollo de la ciudad y las necesidades habitacionales junto al panorama de incerteza jurídica, con su nueva mesa directiva -con Pablo Jordán como presidente y Marisol Rojas como vicepresidenta-, AOA pone énfasis en el aporte de la profesión a la conformación de las urbes más allá del diseño, sumando su experticia en planificación, actualización normativa y gestión urbana.
“El desarrollo de nuestras ciudades representa hoy un desafío de equidad, construcción de comunidad y de calidad, todas áreas en las cuales los arquitectos y nuestra Asociación tienen mucho que aportar”, sostuvo el nuevo presidente.
Trayectoria del presidente
Arquitecto de la Pontificia Universidad Católica y máster en Ciencias de la Arquitectura del Massachusetts Institute of Technology (MIT), Pablo Jordán es especialista en Planificación y Gestión Urbana, en Diseño Ambiental y en Vivienda Social, con experiencia en Chile y en el extranjero.
Se ha desempeñado como funcionario público municipal, como experto internacional en la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en desarrollo de asistencia técnica en gestión urbana para municipios de toda América Latina, mientras que en el Banco Mundial trabajó como consultor en temas de políticas habitacionales y desarrollo urbano.
En Chile, trabajó en la Secretaría Comunal de Planificación de la Municipalidad de La Pintana y de Santiago, y como investigador del Centro de Estudios (CEP), a cargo de las áreas de descentralización y de pobreza.
Es socio y gerente de consultorías de la oficina URBE Arquitectos, dedicada a enfrentar los grandes desafíos del urbanismo en Chile, tanto en diseño, como planificación y gestión. En ella proyecta y ejecuta el desarrollo de las ciudades desde lo institucional y lo estratégico, con planes reguladores e instrumentos de planificación territorial, además de proyectos urbanos y habitacionales.
Con años de experiencia como director de AOA, Pablo Jordán ha liderado el Comité de Comunicaciones en dos ocasiones, mientras que también ha participado activamente en el de Vinculación Social, en el de Normativas y en la Planificación Estratégica de su Directorio.
Conformación de AOA
Con la más reciente elección, que renovó parcialmente la mesa, se incorporan al directorio los arquitectos Ana María Dávila, María Inés Buzzoni y Pablo Altikes, mientras que Cristián Undurraga se mantiene, ya que fue reelecto por un nuevo periodo.
Completan el Directorio en ejercicio, Pablo Jordán, Marisol Rojas, y los directores Alberto Texido y Germán Squella, además de Mónica Álvarez de Oro, quien se erige como past president.
El nuevo directorio fue proclamado en la Asamblea Ordinaria de Socios AOA, instancia que se realizó por primera vez en dos años de forma completamente presencial, en donde además Mónica Álvarez de Oro entregó la cuenta de la gestión que realizó como presidenta del gremio, durante dos años, donde destacó el crecimiento de la Asociación en distintos ámbitos, en un escenario desafiante.
Por Mónica Álvarez de Oro, presidenta de la Asociación de Oficinas de Arquitectos (AOA).
En marzo se cumplió un año desde que se detectó el primer caso de covid-19 en Chile, una pandemia que ha afectado nuestra forma de vivir, con cambios que serán permanentes en nuestros hogares, trabajos y ciudades.
Las viviendas se volvieron oficinas, colegios, comercios, además de acoger el diario vivir, mientras que a la luz de las cuarentenas, las ciudades se replegaron y vieron vacías sus calles.
A futuro, las urbes se proyectarán diferentes, con más espacios públicos, mejor transporte y viviendas más amplias. El teletrabajo ha promovido la migración hacia lugares menos poblados, que permitan contactar con la naturaleza; las dimensiones de las oficinas se han reducido y la tendencia indica que serán cada día más eficientes, ya que el trabajo será flexible y los horarios, escalonados. La ciudad ya no será como antes y será nuestro trabajo aprender de lo que la pandemia ha dejado.
Arquitectura chilena hacia el mundo
Durante la crisis, las tecnologías han ayudado trabajar en forma remota, optimizando el tiempo y los recursos, haciendo más competitiva nuestra labor. Las fronteras se han difuminado y es más sencillo generar asociaciones estratégicas con oficinas en otros países. Ya no son necesarios los viajes, las reuniones presenciales o estar en otra región para poder exportar servicios profesionales.
La arquitectura chilena es exportable en su totalidad: es austera, racional, de gran belleza y elegancia, sin aspavientos ni elementos innecesarios.
El ser un país sísmico y con excelentes resultados en nuestra edificación para enfrentar terremotos, nos destaca a nivel mundial. Por otro lado, tenemos un territorio con una gran diversidad de climas y condiciones geográficas, por lo que entendemos y sabemos cómo enfrentar estos desafíos.
Chile es un mercado limitado para la arquitectura, por eso es importante buscar en el extranjero nuevos espacios, donde podamos llevar nuestra experiencia, generar nuevos ingresos y un nuevo y enriquecedor aprendizaje.
Cambios constitucionales
Para Chile y sus profesionales, el desafío no está solo en acoger esta nueva realidad. Con décadas proyectándose como un país seguro, políticamente estable, con gran desarrollo económico y atractivo para la inversión, desde el estallido social se ha hecho evidente una gran brecha social en la que es urgente trabajar.
Los grandes desafíos naturales y problemas sociales, deben ser resueltos de la misma forma responsable como desarrollamos nuestras políticas internas, sin caer en demagogias. Sin duda, la resiliencia es un atributo país.
Hoy se acerca el proceso constituyente y todos los profesionales estamos llamados a participar, formulando propuestas y visibilizando la relevancia de la arquitectura y el urbanismo en la calidad de vida de las personas.
Aunque la disciplina evolucionó, incorporando la sustentabilidad y abriendo espacios para la mirada femenina, tiene por delante urgentes desafíos: las viviendas sociales y la pertinencia de los proyectos.
Los arquitectos cumplen un rol fundamental en las condiciones de vida de barrios y ciudades. Viviendas, edificaciones y espacios públicos dependen de estos verdaderos artistas que se encargan de diseñar, proyectar y construir para que nosotros podamos contar con espacios confortables y prácticos. Desde la prehistoria, la arquitectura ha estado presente en la vida de las personas, pero ha ido evolucionando con el progreso y el crecimiento de la población.
¿Qué desafíos enfrenta la disciplina cuando a 78 años de la fundación del Colegio de Arquitectos de Chile? Representantes de dos instituciones aliadas estratégicas de Construye2025 responden.
La primera de ellas es la presidenta de la Asociación de Oficinas de Arquitectos (AOA), Mónica Álvarez De Oro, quien cree que la arquitectura debe volver a reflexionar sobre su sentido más primitivo. “Comenzó como una respuesta básica al ser humano de protección frente a las inclemencias del clima y fue evolucionando hasta llegar a grandes edificios encargados en un principio solo por el Estado, la iglesia y las élites económicas. Posteriormente, con la llegada del modernismo, volvió a las personas, con notables proyectos, entre ellos, de vivienda de clase media y social”, recuerda.
Proyectos de vivienda colectiva e individual de gran calidad arquitectónica, han posicionado a Chile en el mundo. Sin embargo, la vivienda social se ha quedado atrás, según la presidenta de la AOA, aunque existen algunas experiencias dignas de admiración, como la de Alejandro Aravena que alcanzó el codiciado Premio Pritzker por su trabajo. “Debemos levantar el tema, ayudar a modificar normativas, acortar tiempos de procesos de aprobaciones, entre otros, para lograr una arquitectura de calidad, transversal y equitativa, que ayude a las personas a tener un mejor vivir”, afirma.
Arquitectura y urbanismo van de la mano, la primera siempre impacta al segundo, en mayor o menor manera. Se trata de conceptos indivisibles, que juntos conforman un sistema. “Lamentablemente, el diseño urbano de nuestras ciudades -que por su envergadura queda en poder del Estado- había quedado relegado, a través de una planificación muy general, al último plano frente a necesidades de la población que pueden verse ahora como más inmediatas”, señala Mónica Álvarez De Oro.
Políticas con sentido
Según la presidenta de la AOA, la planificación urbana impacta directamente en la calidad de vida de las personas, su salud física y mental e incluso en su movilidad social. En ese sentido, el mayor problema, dice, es que los planes reguladores comunales no conversan entre sí y que planes metropolitanos son obsoletos y poco claros. Además, los tiempos de aprobaciones se ven sobrepasados por la velocidad de los cambios sociales y técnicos. “A pesar de ello, organismos estatales, arquitectos y urbanistas trabajan para desarrollar políticas públicas urbanas que logren cohesionar y darle un sentido lógico a nuestras ciudades”, acota la arquitecta.
Y es que todos los profesionales de la arquitectura debieran aportar a la edificación del espacio público, generando un vínculo. “Si entendemos cada edificación como parte de un sistema y , con ello, su deber de contribuir a un mejor resultado, nuestras ciudades serían definitivamente diferentes y mejores”, puntualiza Mónica Álvarez De Oro, quien cree que -desde su profesión- se pueden
lograr cambios fundamentales a problemas y las demandas ciudadanas que se consideran justas y lógicas.
Chile ha cambiado y lo ha hecho demasiado rápido. Muchas cosas que no servían o no eran adecuadas, ya no lo son y las políticas públicas no estarían cambiando con la rapidez necesaria. “Es hora de flexibilizarlas, de hacerlas más resilientes y más adaptables al cambio; de basarlas en la confianza entre el mundo público y privado y no en la desconfianza, como hasta ahora se ha hecho. Estamos en un punto en que muchas cosas cambiarán y lo harán para siempre. Somos nosotros los responsables de hacer que esos cambios sean positivos y, para ello, es central un correcto diagnóstico de los requerimientos de la sociedad hacia su hábitat”, concluye.
Perspectiva de género
Una segunda visión la entrega la directora del doctorado en Arquitectura y Urbanismo, Maureen Trebilcock, representante de la Facultad de Arquitectura, Construcción y Diseño de la Universidad del Bío-Bío (UBB), señalando que la evolución de la arquitectura ha visibilizado dos aspectos relevantes: el papel femenino en la disciplina y la agenda sustentable. Según la académica, las arquitectas han aumentado su participación en seminarios, exposiciones, conversatorios, libros y proyectos de investigación.
Pero, además, se ha instalado una agenda de género en las escuelas de arquitectura, para abordar la integración de referentes femeninos en los contenidos programáticos de la carrera, avanzar hacia la paridad de género en el profesorado, e integrar, en general, temas de género en la formación de futuros arquitectos/as. “El Colegio de Arquitectos ha creado un nuevo premio orientado a relevar el trabajo de mujeres arquitectas destacadas y ha surgido un colectivo llamado Mujer Arquitecta, que persigue el mismo fin”, comenta.
En cuanto a la sustentabilidad, durante los últimos años ha habido una creciente preocupación por abordar los desafíos ambientales, que han hecho crisis en los últimos dos años, debido a los dramáticos efectos del calentamiento global. “La arquitectura sustentable que algunos habían visualizado como una tendencia pasajera o una moda se ha posicionado como una obligación”, señala Maureen Trebilcock.
Según la profesora de la UBB, la relación entre arquitectura y sustentabilidad es indisoluble y, en este sentido, hace una autocrítica por haber permitido que se haya instalado una visión esencialmente tecnocéntrica del concepto, por sobre una visión holística. “La arquitectura sustentable no es solo aquella que minimiza los impactos ambientales, sino también aquella que mejora el hábitat – construido y natural – para el bienestar de las personas en armonía con su entorno”, explica.
En este sentido, Maureen Trebilcock sostiene que la disciplina debiese empoderarse en su rol social, lo que debe quedar de manifiesto tanto en los métodos como en los resultados. “Hoy en día la forma es fondo. Resulta esencial generar canales de diálogo ciudadano para abordar proyectos de arquitectura que sean más pertinentes y validados por la comunidad. Debemos reordenar las prioridades de la disciplina y abordar temáticas que han sido un tanto relegadas a segundo plano, tal como la vivienda social, soluciones a la pobreza, el potencial de la arquitectura para dignificar la vida humana, la habitabilidad, etc.”, concluye.
Como vicepresidente AOA fue elegido el arquitecto José Ramón Ugarte.
Mónica Álvarez de Oro, socia de MAO Arquitectos y directora de AOA desde el año 2018, logró su reelección para un nuevo periodo en el reciente proceso eleccionario vía voto electrónico desarrollado al interior de la asociación. Durante la primera sesión del nuevo directorio, fue elegida por unanimidad como presidenta en un mandato que se extenderá por dos años.
Sigue avanzando en AOA la conformación de un directorio elegido completamente en forma democrática, en un proceso que se inició el año 2018. Con la más reciente elección, se incorporaron los arquitectos Ángela Delorenzo y Cristián Undurraga, mientras que fueron reelegidos Mónica Álvarez de Oro (presidenta) y José Ramón Ugarte (vicepresidente). Se unen a los directores Juan Sabbagh, Francisca Pulido y Rodrigo Searle, quienes están a mitad de su periodo, mientras que Ignacio Hernández, quien encabezó la AOA entre 2018 y 2020, pasa a adoptar la figura de past president, junto a Pablo Larraín.
De manera histórica, Mónica Álvarez de Oro se convierte en la primera mujer en ser presidenta de la asociación, concretando un importante avance hacia un gremio más representativo, en línea con lo sucedido en el mundo: este año, el premio Pritzker recayó en un equipo femenino, Grafton Architects, que dirigen Yvonne Farrell y Shelley McNamara.
“En estos momentos especiales, queremos fortalecer el trabajo en conjunto para, eventualmente, proponer políticas públicas y acciones privadas, enfrentando lo que viene y la forma en que afectará a nuestras ciudades. Tenemos responsabilidad tanto en ello como con nuestras oficinas asociadas. Se abren muchos escenarios posibles luego del estallido social y la pandemia que nos afecta, por ello es urgente abrir espacios de conversación y reflexión, asumiendo un rol propositivo y no quedándonos como espectadores que esperan soluciones”, sostuvo con motivo de su presentación como presidenta, ante la Asamblea Ordinaria de Socios que en esta ocasión se realizó de manera virtual.
Arquitecta de la Universidad de Chile, magíster en Dirección de Proyectos con Eficiencia Energética de la Universidad Mayor y diplomada en Arquitectura del Paisaje de la Pontificia Universidad Católica, Mónica Álvarez de Oro es socia de MAO Arquitectos, además de socia y directora de Seismic A+E, consorcio de oficinas en formación para exportación de servicios de arquitectura e ingeniería a China, con apoyo de Corfo.
Además de su trabajo orientado a la eficiencia energética y el cuidado del medioambiente en la ejecución de proyectos, como directora AOA se ha desempeñado con éxito encabezando el comité de Globalización y Misiones, instancia que en el último periodo organizó una Misión Tecnológica a Escandinavia, visitando importantes oficinas en Dinamarca, Noruega y Suecia, varias de las cuales participaron luego en Enexpro, feria de exportación de servicios organizada con Prochile. Durante su periodo como presidenta del Comité, AOA también colaboró con el Colegio de Arquitectos y la Bienal de Arquitectura, y realizó una Misión Histórico Cultural a Montevideo.