Por Luis Bass, gerente de Suministros de la Cámara Chilena de la Construcción.
La industria de la construcción, frente al gran reto de mejorar su productividad para hacer de ella una industria más sustentable, requiere intensamente de innovación.
Esta no llega por sí sola y si espontáneamente lo hace, al no estar soportada por una estrategia robusta, se diluye fácilmente y más aún, se dificulta cuando se hace solo, sin el enriquecimiento que otorga la vinculación colaborativa con una visión y propósito que vaya más allá de la visión individual de cada empresa.
Desde hace cinco años, nos decidimos a instalar las nuevas tendencias tecnológicas y la innovación en el centro de nuestro quehacer gremial y la experiencia ha sido enriquecedora y de alto impacto, convencidos de que esta sería una herramienta que facilitaría el aumento de la productividad en la industria, ha sido el eje central de nuestro V Encuentro Nacional de Suministros, ENASUM 2021.
El mejorar la calidad de vida de las personas nos aseguró un propósito, un problema que resolver y desde esa mirada de una industria desafiada a resolver el creciente déficit de viviendas, inspiró una conversación junto a Techo, para sumarnos a resolver un desafío país. Frente a crudas cifras que develan un dramático aumento de las familias que habitan en campamentos y que han llegado a más de 80.000 en el último catastro nacional, un 74% mas que en la medición anterior, urge tener una industria que acelere la incorporación de metodologías constructivas que ya son parte del estándar en países desarrollados.
A la velocidad en que construimos hoy, sabíamos que no lo podríamos resolver, sin embargo, orientando la mirada a la industrialización y conociendo a Bryden Wood, empresa de diseño e ingeniería de Reino Unido, pudimos visualizar el nivel de profundidad con el que se desarrolla el diseño de sus proyectos, dando luces al motivo de la falta de masificación a nivel nacional de estas soluciones constructivas, conocimos como en las etapas tempranas, se juega en gran medida los elementos clave que definirán la perfomance de productividad con que se desarrollará la ejecución de una solución habitacional o un proyecto de infraestructura.
Diseñar para industrializar, considerando sistemas constructivos como partes y piezas, solo es factible si esta opción es considerada desde la génesis de un proyecto, lo que es, sin duda, el camino que debe iniciarse con la integración temprana de todos los actores de la cadena de valor, pues el trabajo colaborativo ayuda a lograr una mayor perspectiva de las alternativas disponibles e innovaciones listas para ser implementadas, y también para ser piloteadas y testeadas. Oportunidades de innovación que generalmente se pierden muchas veces por desconocimiento o falta de información relevante para su adecuada implementación.
El segundo desafío que quisimos profundizar para resolver como industria, al que nos enfrentamos como planeta, tiene directa relación con el impacto de la construcción en el medioambiente y el rol que tenemos entre todos de desarrollar una construcción más sustentable, que impacta desde el consumo energético en un horizonte de largo plazo, hasta la gestión de los residuos que debiesen gestionarse con una mirada circular, donde cobra mayor relevancia la asertiva frase: “los residuos son un error de diseño”, con una mirada de principio a fin, con un fin que se inicia en el principio de un nuevo proyecto en un modelo ideal, en el que las piezas de un edificio que cumplió su vida útil, pueden ser reutilizados en una nueva construcción.
Por último, como una herramienta amplificadora, que ya no debemos ver como una amenaza, nos enfrentamos a una acelerada transformación digital de todo nuestro entorno, lo que puede ser un nuevo frente de incertidumbre en las organizaciones tradicionales, para las nuevas empresas es el punto de partida, solo nos queda elegir en que lado queremos estar.
Traspasada esa incertidumbre, la tecnología nos permitirá acceder a una fuente inagotable de datos e información de nuestros clientes y usuarios, quienes esperan que no existan barreras tecnológicas para implementar nuevas soluciones, pues al hacerse masivas y de fácil acceso, son las personas dentro de las empresas las que deben cambiar su forma de pensar y visualizar que la trasformación es en realidad cultural.
Como humanos, somos por esencia creativos, pero eso no asegura que nuestras empresas sean sosteniblemente innovadoras, para lograr una adaptación ágil o los vaivenes de este mundo cambiante, se requiere un ecosistema innovador e intensamente comunicado entre sí.
Diseñar nuestro futuro, nos traerá grandes beneficios, si construimos más rápido y mejor, resolveremos el déficit de vivienda y viviremos en mejores ciudades.
Cuando la cuarentena termine, el mundo no será el mismo. En la industria de la construcción lo tienen muy claro: industrialización y estandarización irán de la mano, para dirigirnos hacia un camino más productivo, con menos errores y plazos conocidos.
Solo en el área de viviendas, más de 800 proyectos se han visto paralizados debido al confinamiento, poniendo en jaque la rentabilidad de las empresas. El escenario es incierto, pues el coronavirus no parece ir en retirada. Frente a ello, muchos actores de la industria pusieron el pie en el acelerador, impulsando cambios en diversas áreas: en temas comunicacionales, tecnológicos, de conectividad y automatización de procesos, que sin esta condición habrían tomado décadas en implementarse, según Carolina Tapia, subgerente de Gestión de Proyectos de la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT) de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC).
La pandemia puso a prueba la creatividad, la flexibilidad y la rapidez para abordar nuevos modelos de negocio, especialmente, porque parte relevante del proceso constructivo viene definido por el diseño de los proyectos, donde no se considera estandarización ni modulación de unidades. “No están pensados para la prefabricación de elementos o partes del proceso y, actualmente, son intensivos en uso de mano de obra directa en la faena”, explica Carolina Tapia.
Sin embargo, Luis Bass, representante de la CChC en el Comité Ejecutivo de Construye2025, cree que esta es una gran oportunidad para las empresas, ya que al estar paralizadas han podido hacer una pausa para planificar mejor el futuro. “En este sentido, todas las herramientas tecnológicas de integración temprana como el BIM son una oportunidad si la empresa junto con el ecosistema de contratistas y proveedores las adoptan y empiezan a provocar un cambio cultural en la industria”, señala.
Según el ejecutivo, intensificar un trabajo de diseño más detallado permitirá incorporar elementos prefabricados o industriales que impactan directamente en la productividad y disminución de residuos. “Todas las obras en etapa de diseño, tienen espacio para evaluar nuevos sistemas constructivos, que son factibles de incorporar en etapas tempranas. Hay en ese espacio, una oportunidad para replantear la utilización de sistemas industrializados, prefabricados y modulares, que permitirían aumentar la productividad de la industria. Orquestar estos elementos digitalmente puede ser un camino para articular una rápida reactivación de la economía”, enfatiza Luis Bass.
Procesos más eficientes
Y aunque las inmobiliarias que vendieron unidades en verde no podrán modificar las especificaciones de la edificación de ningún modo, sí podrán hacer ajustes en algunos procesos. Por ejemplo, incorporando preensamblado o prefabricación de elementos como escaleras, muebles u otros, pero sin modificar las características de la unidad como las adquirió el cliente final, comenta Carolina Tapia. “En el caso de los proyectos que se encuentran en diseño, es altamente probable que sean analizados para considerar procesos más eficientes, de menor plazo de ejecución y que requieran menor cantidad de trabajadores interviniendo en el proceso constructivo, lo cual fomentará la prefabricación o industrialización de procesos”, añade la ejecutiva.
En la integración temprana de proyectos, gran parte del mundo nos lleva la delantera. Diseñadores (arquitectura, cálculo y especialidades), constructores, proveedores y todos aquéllos que intervienen en el proceso desde el diseño hasta la puesta en marcha del proyecto han cambiado el foco hacia el “diseño para manufactura”, planificando los procesos y la logística para montaje en sitio.
Por su parte, Yves Besançon, Past President de la Asociación de Oficinas de Arquitectos (AOA) y representante en el Consejo Directivo de Construye2025, la emergencia sanitaria nos llevará a optimizar al máximo todo lo concerniente a manejo de residuos y velocidad en la construcción. “Además de lo anterior, la industrialización asegurará la capacitación de mano de obra especializada para la construcción, lo que es fundamental para mejorar la productividad en el rubro que es el menos eficiente, productivamente hablando”, afirma.
Otro efecto que la pandemia podría producir en la arquitectura es la consolidación de la madera como un material sofisticado para edificación en mediana y gran altura que, según Ignacio Hernández, Past President de la AOA, tiene un enorme potencial en Chile. “Pero, también el acero y el hormigón tienen grandes espacios para progresar en la alta industrialización y tenemos profesionales e industria avanzando en esa dirección”, agrega.
La digitalización también tendrá un rol trascendental en el mundo pospandemia, especialmente, en aspectos como revisión, modelación y coordinación a distancia, según el representante de la CChC en Construye2025, Luis Bass.
Junto a la construcción industrializada, la economía circular irá abriéndose camino. “Los volúmenes de desperdicios que produce una obra tradicional; el bajo control de calidad que supone construir en ambientes no controlados y sus consecuentes problemas de post venta; la contaminación ambiental; el manejo de plazos y costos más controlados; y la eficiente explotación y operación de estos proyectos son muy elocuentes al acreditar que una mayor industrialización en esta industria es necesaria y urgente”, enfatiza Ignacio Hernández.
Ventajas de la industrialización
La subgerente de Gestión de Proyectos de la Corporación de Desarrollo Tecnológico de la CChC, Carolina Tapia, resume las ventajas que la construcción industrializada ofrece, en desmedro de la tradicional:
El plan de reactivación de la CChC
La Cámara Chilena de la Construcción presentó su “Plan de Empleo y Reactivación”, que implica la creación de 600.000 puestos de trabajo directos e indirectos en un período de tres años. Su propuesta busca satisfacer demandas sociales asociadas a vivienda, equipamiento urbano e infraestructura básica y abordar problemáticas urgentes, como la crisis hídrica. Todo esto a través de un impulso a la inversión y un estrecho trabajo colaborativo entre el sector público y el privado.
Adicionalmente, el gremio planteó la necesidad de asegurar la continuidad de los proyectos en ejecución y de crear un Plan Nacional de Infraestructura para la Reactivación, así como la urgencia de impulsar el sistema de concesiones, que es clave en el actual escenario. La propuesta en infraestructura considera una inversión total de US$ 13.000 millones, con US$ 4.810 millones de inversión privada y US$ 8.190 millones de inversión pública.
En este sentido, la directiva de la CChC destacó la importancia de la política pública para reducir la insolvencia de las empresas, el perfeccionamiento de las relaciones contractuales, la certeza jurídica para el desarrollo de inversiones, la eliminación de trabas regulatorias y de burocracia, una política de estímulos a la inversión privada y a la contratación. Pero, también la elaboración de una “Agenda Digital” y un plan de retorno para iniciar la reactivación basado en protocolos sanitarios, como el que ya ha puesto en marcha la industria de la construcción.
Fotogragías gentileza de Empresas Martabid, Icafal y E2E.