La Certificación Edificio Sustentable reconocerá a quienes alcanzaron los mayores puntajes en edificios y proyectos.
Diversos indicadores son los que considera Certificación Edificio Sustentable (CES) para calificar proyectos de uso público desde su diseño hasta su operación. Este año, nuevamente, destacará a los edificios que alcanzaron mejores niveles de certificación por aspectos como la calidad del ambiente interior, que considera confort térmico, acústico, calidad del aire e iluminación; energía, que toma en cuenta demanda, consumo y energía incorporada; uso del agua; y gestión de residuos, entre otros.
La premiación que se realizará el próximo 28 de septiembre, a las 17:00 horas, por cuarto año consecutivo, busca reconocer a todos los actores que participan en el desarrollo de los proyectos, entre ellos, el mandante, los arquitectos, ingenieros, asesores CES y evaluadores, que mancomunadamente trabajan por la sustentabilidad de los edificios.
“Los proyectos que obtienen los mayores puntajes en las categorías de Edificio Certificado y Precertificado durante el año anterior, en este caso 2021, son los que se destacan en la entrega de los Premios CES. Este año se realizará la cuarta versión, donde conoceremos a las distintas técnicas y metodologías que utilizaron los profesionales de diversas especialidades para lograr importantes atributos de sustentabilidad”, explicó el jefe de CES, Hernán Madrid.
De esta manera, CES busca incentivar las mejores prácticas sustentables en la edificación y reconocer públicamente a quienes han hecho un esfuerzo por certificarse con una herramienta nacional que incorpora variables propias de cada territorio.
El año pasado el primer lugar en la categoría Certificado, se lo adjudicó la Piscina Temperada de Talca; mientras que como Precertificado, fue reconocido el proyecto Sala Cuna y Jardín Infantil Pinocho de Temuco.
Al igual que en las versiones anteriores del Premio CES, en esta oportunidad, se reconocerá nuevamente al “Profesional Destacado” del año, distinción que este 2022 recaerá en dos profesionales, uno ligado a CES y otro por su aporte a la sustentabilidad. El año pasado este reconocimiento recayó en la constructora civil Yoselin Rozas Ubilla que, entonces, se desempeñaba en la División de Eficiencia Energética del Ministerio de Energía.
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El pasado 30 de junio, se llevó a cabo la 26ª Asamblea General de Socios, donde el Instituto de la Construcción dio cuenta de las actividades llevadas a cabo durante el año 2021.
Ricardo Fernández, presidente del Instituto, señaló que “con todas las consecuencias negativas que ha tenido la pandemia, ha presentado también la necesidad de acelerar y/o reflotar iniciativas relacionadas al uso de herramientas digitales, aumentar la productividad, relevar aun más la importancia de la sustentabilidad, el confort ambiental, la economía circular y la importancia de la huella de carbono, entre otras, todas iniciativas en las cuales el Instituto ha estado colaborando históricamente y que hoy cobran mayor importancia”.
Asimismo, destacó que este año el Instituto celebra 25 años desde el inicio de su operación -el 1 de julio de 1997- conmemoración que tiene especial relevancia, ya que en el transcurso de los años, el Instituto se ha ido consolidando y ha sido reconocido como una institución transversal, que ha logrado desarrollar proyectos e iniciativas mediante la colaboración articulada de los principales actores del sector, que ha contribuido con aportes concretos al mejoramiento del sector y de esta manera, al bienestar de toda la población.
“Todo ello, por cierto, gracias a la colaboración, compromiso y generosidad de cientos de personas, que han aportado innumerables horas para alcanzar los objetivos propuestos. Nuestros mayores agradecimientos a todos ellos”, agregó Ricardo Fernández.
En cuanto a las actividades desarrolladas el año pasado, el presidente destacó el Plan de Trabajo Minvu-IC que contempló la realización de 13 iniciativas, consistentes en seis anteproyectos de Normas Técnicas; cuatro actividades relacionadas a la Comisión Permanente del Código Modelo de Diseño Sísmico para América Latina y El Caribe, un Manual de Inspección Técnica para Proyectos de Accesibilidad y dos actividades relacionadas a sustentabilidad.
Por otra parte, se desarrollaron y se apoyaron importantes actividades e iniciativas relacionadas al Código Modelo de Diseño Sísmico para América Latina y El Caribe, tales como el apoyo técnico para el desarrollo de un proyecto de Mapa de Amenaza Sísmica, la colaboración para la participación de más instituciones en el desarrollo colaborativo del documento de Índice y Contenidos, la creación de la imagen corporativa y página web de la Comisión Permanente, entre otras.
En cuanto a la Certificación Edificio Sustentable – CES, el presidente del Instituto indicó que los edificios certificados aumentaron en un 44% en comparación con 2020, llegando a 26, y los precertificados fueron 63 proyectos.
“Dentro de los edificios certificados destacan los primeros tres que lo hacen bajo la versión CES Hospitales, que son Quillota-Petorca, Curicó, y el Centro de Atención Providencia de la Mutual CChC. También destacó la certificación del Edificio Majestic, el primer edificio inmobiliario, además de escuelas, centros penitenciarios, bibliotecas, edificios de Teletón, comisarías, polideportivos, entre otros”, comentó Ricardo Fernández.
Por otra parte, el Instituto de la Construcción como Entidad Gestora del programa Construye2025, cumplió satisfactoriamente con las labores propias de administración como presupuesto, plan de trabajo, informes de avance trimestrales, etc., mientras que el Consejo de Normalización de la Construcción, realizó una encuesta sobre el acceso, conocimiento y uso que se le da a la normativa en la industria de la construcción chilena, además de priorizar los anteproyectos de normas propuestas por los socios del Instituto de la Construcción.
Asimismo, el Subcomité Economía Circular analizó el documento “Estrategia de Economía Circular en la Construcción”, definiendo 6 ejes de acción y levantando capacidades y experiencias de todos los integrantes junto con un catastro de propuestas. En este sentido, se priorizaron 14 acciones que se enmarcan en los ejes de formación, normativa, benchmarking y colaboración.
Adicionalmente, considerando el estado actual del desarrollo de los contratos de construcción, el Instituto elaboró una estructura para la Modernización de las Relaciones Contractuales (CRC) que será un aporte de gran relevancia para mejorar el desarrollo de los contratos de construcción y un evidente mejoramiento de las relaciones mandante contratista.
“Quiero agradecer especialmente la colaboración de nuestros socios y sus máximas autoridades, a los directores titulares y suplentes, a los miembros de los Comités Técnicos de las numerosas iniciativas y a todos quienes, con su labor especializada y desinteresada, dan vida a cada una de las instancias que conforman nuestro Plan de Acción. También agradezco a los profesionales que nos prestan servicios y especialmente al personal que compone la dirección ejecutiva, quienes, con dedicación y compromiso, permiten llevar adelante nuestra labor y finalmente mejorar el bienestar de las personas de nuestro país a través de la construcción”, concluyó Ricardo Fernández.
Fuente: Instituto de la Construcción
En línea con las nuevas tendencias y las necesidades más urgentes del país, el programa estratégico de Corfo presentó la actualización del documento que incorpora a diversos actores que buscan acelerar la transformación de la construcción.
Para aumentar la productividad, articulando a diversos actores y considerando también a los usuarios de las edificaciones, Construye2025 se ha guiado por una serie de lineamientos que apuntan a transformar al sector construcción.
Desde su creación en 2016, año en que se fijaron los objetivos y focos de acción para un período de 10 años, el programa impulsado por Corfo cuenta con una hoja de ruta clara y certera. Hace pocos días se presentó un nuevo documento actualizado tras un trabajo colaborativo, que incorporó diversas visiones de diferentes actores de la industria sobre brechas y oportunidades que se presentan en la construcción.
“Hay una tremenda oportunidad en sostenibilidad ambiental. Nuestra industria es la que más materiales, más residuos y más emisiones de gases de efecto invernadero genera. Con eso en mente, en 2015, Corfo impulsó el programa estratégico Construye2025, que articula las diferentes hélices (de innovación) existentes. En este tiempo, se han producido avances y transformaciones, entre ellas, el nacimiento de dos centros tecnológicos: CTeC y Cypics”, afirmó el presidente de Construye2025, Pablo Ivelic.
Además, el líder del programa destacó iniciativas como el Consejo de Construcción Industrializada, Planbim, DOM en Línea y la Estrategia de Economía Circular en Construcción. “Se elaboró una nueva hoja de ruta porque el mundo ha cambiado y Chile también. Este trabajo de revisión se hizo convocando a todos, con muchos talleres; fue bien participativo y dio fruto a una mirada colectiva para 2025. Estamos convencidos de que con esto vamos a transformar a nuestra industria desde la productividad y la sustentabilidad”, añadió Ivelic.
Más coordinación, más oportunidades
De esta manera, manteniendo el trabajo conjunto de todos los actores del rubro, Construye2025 irá acelerando la transformación que demanda un contexto de cambio climático. “Aunque la industria de la construcción no es muy atomizada, tiene desafíos que son difíciles de resolver. Era necesario tener una hoja de ruta clara en torno a la circularidad. Asimismo, mostrar que la sustentabilidad no solo es un costo por asumir, sino que una oportunidad. Es muy importante que la coordinación sea público-privada, porque hay ciertas capacidades que sin estas instancias de coordinación no se explotan”, añadió el gerente de Capacidades Tecnológicas de Corfo, Fernando Hentzschel.
En tanto, el gerente de Construye2025, Marcos Brito, presentó los diversos ejes que cruzan la hoja de ruta, donde la innovación y el capital humano se configuran como ejes transversales de las diversas acciones. Además, recordó los objetivos y valores del programa, los aprendizajes y los próximos retos.
“Queremos ser un referente para la industria nacional y también a nivel latinoamericano, porque hemos hecho nexos y ha sido positivo ver que otros países nos quieran seguir el paso. Además, tenemos un propósito que nos llama a trabajar juntos, acelerando esta transformación para ser un país más productivo y sustentable”, afirmó Marcos Brito.
Durante, el proceso de actualización de la “Hoja de Ruta 2022-2025” se hicieron entrevistas a muchos de los profesionales involucrados en la gobernanza del programa, se elaboró una matriz que identificó más de 150 brechas; y se estructuró el trabajo futuro en cinco ejes: industrialización, sustentabilidad, transformación digital, capital humano e innovación.
Por Marcos Brito Alcayaga, gerente de Construye2025.
Recientemente, presentamos la Hoja de Ruta 2022-2025, que incorpora diagnósticos sectoriales actualizados y pone especial acento en continuar y fortalecer iniciativas originales de la estrategia.
La estrategia se organiza en cinco ejes estratégicos: industrialización, sustentabilidad, transformación digital, capital humano e innovación, en donde hemos agrupado 13 iniciativas y 25 acciones, que nos guiarán de cara a los esfuerzos que nos imponen los desafíos del cambio climático y la carbono neutralidad al sector construcción.
De esta manera, en el ámbito de la industrialización, buscaremos articular esfuerzos para el desarrollo de un manual de constructabilidad, que ayude a mejorar el diseño con foco en industrialización; junto con manuales de aplicación que promuevan el uso de componentes estandarizados de construcción. Asimismo, gestionar el levantamiento de soluciones constructivas, productos y servicios disponibles a nivel nacional, que puedan ser visualizados y así potenciar su adopción en la industria.
Por otra parte, creemos que es importante seguir difundiendo casos de proyectos y soluciones constructivas exitosas en Chile, para que se repliquen y multipliquen; y junto con ello, medir la mayor cantidad de obras, con la herramienta que desarrollamos junto al Consejo de Construcción Industrializada (CCI), para así poder descubrir dónde están las principales oportunidades de mejora para las obras de construcción tradicional e industrializadas.
La sostenibilidad es un eje vertical, en el que se enmarca la propia Hoja de Ruta RCD y Economía Circular en Construcción 2035 del programa y su importante rol frente a la Estrategia Nacional de Economía Circular. Es en este eje donde se articulan iniciativas para propiciar modelos de negocio, productos y servicios de economía circular, apoyando otras iniciativas a través de distintas instancias de colaboración. Además, promover la economía circular en certificaciones e, incluso, en la rehabilitación de edificios existentes. En este contexto, destacar, además, la importancia de contar con plataformas de medición estandarizada de huella de carbono, que es el principal indicador de sostenibilidad.
En el eje de capital humano hay un compromiso con buscar herramientas para fomentar y fortalecer la capacitación y certificación de los trabajadores, trabajar en el desarrollo de nuevas capacidades en el mundo técnico para la construcción y renovar las mallas curriculares de los profesionales del sector, incorporando cada vez más la integración femenina. Finalmente, todo tiene que ver con las personas y cómo estás asumen los desafíos que el sector se plantea, por lo que será importante en este eje trabajar con un comité transversal de instituciones académicas y de formación.
Sin duda, el apoyo de Corfo durante estos seis años y del Instituto de la Construcción, durante los últimos dos, ha sido crucial para poder observar cómo poco a poco los temas que impulsamos al inicio hoy ya están cada vez más incorporados en los sectores público y privado, así como en la academia y sus mallas curriculares. El cambio de paradigma ya ha comenzado a ocurrir.
Pero no podemos avanzar solos, como siempre, uno de nuestros principales desafíos es reunir y congregar a representantes del sector que puedan generar los cambios necesarios, aunar esfuerzos y voluntades y trabajar unidos en forma estratégica. Tal vez una de las principales variables de éxito en esta etapa es medir. Midiendo y conociendo indicadores en ámbitos de productividad, sustentabilidad y transformación digital, podemos detectar con mayor precisión las áreas de mejora y, con ello, apuntar las iniciativas a objetivos que logren mejorar estos indicadores.
Por lo mismo, y más que antes, el principal esfuerzo estará centrado en contar con todas aquellas instituciones y personas que puedan aportar en el logro de estas mejoras, que estén dispuestas a trabajar en conjunto para movilizar esfuerzos sectoriales, con convicción y determinación, ya que -a la luz de las nuevas leyes de Eficiencia Energética y Cambio Climático– se nos agota rápido el tiempo para lograr todas las mejoras que nos estamos proponiendo como país. Asimismo, la urgente necesidad de eliminar campamentos y combatir el déficit habitacional, para lo cual urge una mayor productividad en nuestra capacidad productiva y despliegue de proyectos. El desafío es de todos.
Pablo Ivelic, Fernando Hentzschel y Ricardo Fernández presentan la Hoja de Ruta 2022-2025
En el marco del convenio de colaboración entre los ministerios de Energía, Obras Públicas y el IC, se desarrolló un completo análisis para el edificio del Centro Día del Adulto Mayor de Punta Arenas. El trabajo realizado por EBP Chile, como equipo consultor, permitió medir la huella de carbono en el ciclo completo, lo cual representa un hito fundamental en el camino hacia Net Zero Carbono.
En el marco del convenio de colaboración entre los ministerios de Energía, Obras Públicas y el Instituto de la Construcción, entidad administradora de CES, se desarrolló un completo análisis para el edificio del Centro Día del Adulto Mayor de Punta Arenas.
El estudio contribuyó con el levantamiento de los sistemas de cálculo de huella de carbono en la construcción y también realizar la evaluación de la intensidad de carbono incorporado y operacional, lo que permite contar con información real y cuantificable, señala Margarita Cordaro.
En una primera etapa, se revisaron las metodologías de cálculo, concluyendo que la más apropiada es la metodología RICS, que es inglesa”, detalla José Antonio Espinoza, asesor CES y Jefe de proyecto del equipo consultor de EBP.
Con dicha metodología seleccionada, analizaron etapas del ciclo de vida de la edificación, tales como la de producción de material, el transporte de materia prima y el fin de ciclo de vida, es decir, la disposición. “Hubo que tener presente que el proyecto estaba ubicado en Punta Arenas, por lo cual evaluar el transporte era fundamental”, explica el arquitecto.
Se revisaron plataformas y herramientas de cálculo para poder seleccionar la que se utilizaría para el desarrollo del estudio. Se consideraron Athena (Canadá), GaBi (Alemania), Rukaru (Chile), Tally (EE.UU), EC3 (EE.UU), ABACO (Chile) y One Click LCA (Finlandia), seleccionándose esta última.
En el escenario base se obtuvo un resultado de 1.467 toneladas de CO2 equivalentes. “Hicimos un estudio de sensibilidad donde fuimos modificando ciertas cosas, agregamos energía renovable, modificamos la ubicación del edificio y, finalmente, tomamos el edificio como si fuese Net Zero con bombas de calor geotérmicas y paneles fotovoltaicos. Hubo una reducción de 57% de la huella del edificio al pasar a 635 toneladas de CO2 en el ciclo de vida”, comenta Espinoza.
Para el asesor CES, José Antonio Espinoza, el beneficio de reducir los consumos energéticos al máximo (nivel de “energía neta cero”), implica un carbono operacional prácticamente nulo, ya que sólo se contabilizan las emisiones producidas por refrigerantes, sin tener que aumentar mayormente el carbono incorporado del proyecto.
Por último, la disposición de materiales a una distancia menor a mil kilómetros, jugó un papel clave en la reducción del carbono incorporado del edificio. Luego, de todo el trabajo en el Centro Día del Adulto Mayor de Punta Arenas, el especialista cree que Chile puede llegar a estándares muy cercanos a los de Inglaterra, donde la medida es de 800 toneladas de CO2 equivalentes. “Tenemos el potencial de mejorar si trabajamos en edificios de energía neta cero. Aunque aún nos faltan estudios para ver las diferencias que existen entre Punta Arenas y Arica”, concluye Antonio Espinoza.
Importancia del estudio
El objetivo general del convenio consistió en “aportar a la ampliación del alcance y a la mejora del modelo técnico de la CES, en cuanto ésta permite evaluar, calificar y certificar el comportamiento ambiental de edificios en Chile y así fomentar su uso en distintos tipos de edificaciones”, señala Bárbara Rodríguez, de la Unidad Edificación y Ciudades de la División de Energías Sostenibles del Ministerio de Energía. A su juicio, “este objetivo es complementario con lo que señalará la futura Ley de Eficiencia Energética respecto a la calificación energética de la edificación de uso público, comercial y oficinas nueva y uno de los objetivos específicos de este convenio apunta a ‘crear una etiqueta informativa que permita mostrar los resultados de eficiencia energética certificados por CES’”.
Por ello, Rodríguez comenta que durante el año 2021 y teniendo presente los nuevos desafíos que impondrá la futura Ley de Eficiencia Energética a la edificación nueva, en conjunto con el equipo técnico de la Unidad Edificación y Ciudades de la División de Energías Sostenibles, “se trabajó en reformular las actividades del objetivo específico antes mencionado, de manera tal que el nivel de profundidad al desarrollo de la etiqueta, pero también a profundizar en los temas de edificación cero emisiones netas. Desde esta perspectiva, para nosotros este convenio fue un éxito, puesto que permitió sentar las bases de una definición cero emisiones en nuestro país”.
En este contexto, la vicepresidenta del Comité Directivo CES y jefa del Departamento de Construcción Sustentable de la División Edificación Pública de la DA, Margarita Cordaro, destaca la relevancia de poder contar con edificios en operación que reúnen las condiciones para aplicar un proyecto piloto, como fue el caso del Centro Día Adulto Mayor de Punta Arenas. “Es importante destacar que esta medición de huella de carbono se realiza sobre un proyecto de diseño y obra, que obtuvo Premio CES año 2019, alcanzando el nivel de Certificación Destacada y que tiene un tiempo de operación del orden de cuatro años por la institución mandante”, afirma.
Y es que la eficiencia, aplicación y validación es parte del compromiso de la DA para cumplir -a través de la gestión de proyectos- con exigencias nacionales e internacionales. El Plan de Adaptación y Mitigación de los Servicios de Infraestructura al Cambio Climático (MOP-Ministerio del Medio Ambiente) y el aporte para postular la cartera a los bonos verdes soberanos (MOP-Ministerio de Hacienda), que se realiza sobre las emisiones en operación, fueron significativos en este sentido. “Es relevante posicionar el valor que tiene la gestión de certificación CES, en la calidad de los edificios públicos y de uso público y, por lo tanto, debemos fortalecer el proceso de medición, evaluación y su constante difusión y mejoramiento”, sostiene la vicepresidenta del comité directivo de CES.
En ese sentido, el trabajo integrado entre el Ministerio de Energía, la Dirección de Arquitectura del MOP y CES, administrada por el Instituto de la Construcción, para estudiar y evaluar la intensidad de carbono incorporado y operacional en un edificio de uso público con alcance desde la cuna a la tumba fue de suma importancia.
“El convenio nos permite seguir avanzando en el desarrollo sustentable de la edificación pública y el cumplimiento de los compromisos internacionales de medio ambiente, que ha adquirido el país. En lo interno, se requiere avanzar en futuros procesos de medición de huella de carbono, que para establecer una línea base de distintas edificaciones en zonas climáticas variadas en Chile”, argumenta la arquitecta.
Los resultados de este estudio están disponible en la sección Documentos del sitio web de CES: https://certificacionsustentable.cl/documentos/?dir=77
Fuente: CES
Desde el inicio de la Revolución Industrial la humanidad ha estado dominada por un sistema económico absolutamente lineal: producir, consumir y desechar. No es necesario detenerse a explicar el impacto que este modelo ha tenido en nuestro medio ambiente. Son tan graves que según un informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU nuestro planeta va a alcanzar el decisivo límite de 1,5 ℃ por encima de la temperatura de la época preindustrial en el año 2030.
Es por eso por lo que urge cambiar la economía lineal por una circular y el desafío es trabajar con una visión de largo plazo que permita generar un modelo que vaya más allá del reciclaje y en el que las empresas y organizaciones de todo tipo y tamaño se hagan cargo adecuadamente de sus residuos, valorizarlos y dándoles una nueva vida o uso.
Todos lo sabemos, pero muchos olvidamos que vivimos en un planeta de recursos finitos y cada día somos más humanos con un modelo de vida que es imposible sustentar, el principal pilar de la economía circular es la regeneración. Sus acciones buscan restaurar el equilibrio que necesita el ecosistema para que nuestra especia pueda prosperar en armonía con la naturaleza.
Ya entrando en materia, en la construcción es habitual la recuperación de los despuntes de acero para reciclarlos y fabricar acero nuevo. Pero no sólo los despuntes de acero son residuos en una obra, también hay madera, hormigón, plásticos y vidrios, entre otros. En el mundo, la construcción es responsable del 35% de los residuos sólidos.
“Actualmente los Residuos de la Construcción y Demolición (RCD), son un gran problema en el mundo, y en Chile generamos mucho más. Por ejemplo, en un país desarrollado la construcción de un edificio habitacional genera 0,14 metros cúbicos (m3) de residuos por cada metro cuadrado (1m2) construido. En cambio, en nuestro país, para ese mismo edificio generamos 0,26 m3 por m2, casi el doble”, explica Felipe Ossio, académico de la Escuela de Construcción de la Pontificia Universidad Católica de Chile y vicepresidente del SubComité de Economía Circular del Instituto de la Construcción (IC).
“En una primera etapa en Chile hemos abordado la economía circular en la construcción a través del concepto de gestión de residuos. Tanto públicos como privados han dado pasos fundamentales y con grandes resultados en esa línea, pero es indispensable transitar a modelos circulares que incluyan las etapas de gestión y diseño. Primero, hay que tener claro que los materiales y componentes deben mantenerse circulando en la tecnósfera (ciclos técnicos) y biosfera (ciclos biológicos) por el mayor tiempo posible con la mayor calidad posible; debemos privilegiar uniones físicas antes que químicas que permitan el desmontaje, adaptación, recuperación y mantenimiento de estos”, señala Anamaría De León arquitecta y consultora en economía circular, miembro del SubComité de Economía Circular del IC.
Y agrega que “en la etapa de diseño arquitectónico y de materiales se define entre el 60% y 80% de la sostenibilidad de una obra o producto. El diseño para la deconstrucción, diseño para la reversibilidad, banco de materiales, modulación y estandarización reversibles y diseñar por capas, son algunas de las estrategias que podemos activar en etapas tempranas de un proyecto.”
Para enfrentar este problema, el programa Construye2025, impulsado por Corfo y administrado por el Instituto de la Construcción, elaboró una Hoja de Ruta RCD Economía Circular en Construcción, que se lleva a cabo en conjunto con los ministerios de Vivienda, Medio Ambiente y Obras Públicas.
El objetivo es lograr un país que gestiona sus recursos en forma eficiente, por lo cual trabajan en cinco ejes estratégicos: el ordenamiento y planificación sustentable del territorio; la coordinación y articulación pública; la cadena de valor sustentable y circular; la necesidad de desarrollar y fortalecer plataformas de datos que entreguen información para el diseño de políticas públicas y creación de nuevos mercados en torno a la economía circular en construcción; y la remediación ambiental de los resultados de la extracción de áridos y disposición inadecuada de los RCD.
La iniciativa busca generar una industria más productiva disminuyendo en un 20% los costos de producción; aumentar en un 20% las edificaciones sustentables y disminuir en un 30% las emisiones de CO2 al 2030.
La coordinadora de Sustentabilidad de Construye2025 a cargo de la iniciativa, Alejandra Tapia, señala que la economía circular busca optimizar los recursos mejorando la sustentabilidad, productividad y competitividad de las empresas, así como también impulsar la innovación para la creación de modelos de negocios y servicios que disminuyan la extracción de recursos, constituyendo una oportunidad para ampliar la base de la economía del país.
Así, no sólo tenemos una industria más sustentable, sino que también la economía circular ayuda a generar nuevos empleos que la OIT los cataloga como “empleos verdes” y los califica de la siguiente manera: “Empleos decentes que contribuyen a preservar y restaurar el medio ambiente ya sea en los sectores tradicionales como la manufactura o a la construcción o en nuevos sectores emergentes como las energías renovables y la eficiencia energética”. Más aún hace hincapié en que estos empleos verdes permiten: aumentar la eficiencia del consumo de energía y materias primas; limitar las emisiones de gases de efecto invernadero; minimizar los residuos y la contaminación; proteger y restaurar los ecosistemas; y contribuir a la adaptación al cambio climático.
Desde hace más de un año, el Instituto de la Construcción articula, junto a un gran número de reparticiones gubernamentales, universidades, oficinas de ingenieros y arquitectos, además de empresas privadas y organismos que las representan, como el Instituto Chileno del Acero y la Corporación de Desarrollo Tecnológico; el Subcomité de Economía Circular, que está trabajando para promover y aplicar en la construcción este modelo, cuyos beneficios son claros y muy palpables. Además de la disminución en el uso de la energía, lo que permite reducir la huella de carbono en la construcción, está el mejoramiento de la calidad de vida de las personas, pues permite contar con ciudades más sustentables y pensadas en beneficio de la sociedad.
Este es un tema muy relevante, pues el Foro Económico Mundial (WEF, por su sigla en inglés) estimó que en 2050 el 90% de la población latinoamericana vivirá en ciudades, es decir alrededor de 570 millones de personas. Si somos conscientes y trabajamos en beneficio de ellas, muchas de estas personas podrán disfrutar de un medioambiente más sano y una mejor calidad de vida para mediados de este siglo.
Fuente: Instituto de la Construcción
A través de un proyecto colaborativo presentado a ChileValora, buscan desarrollar perfiles para trabajadores y dar herramientas para el manejo de los residuos de la construcción que definan un adecuado desempeño en su quehacer.
Ante el desafío climático global, la industria de la construcción en Chile está trabajando hace varios años en una transformación cultural. Tras los lanzamientos de la Hoja de Ruta RCD y Economía Circular en Construcción 2035 y la Estrategia de Economía Circular en Construcción 2025, se hizo necesario fortalecer un ecosistema para el desarrollo de la economía circular y el manejo de residuos de la construcción y demolición.
Una de las formas es contribuir a generar capacidades en el sector, para lo cual Construye2025, con el apoyo del Instituto de la Construcción, junto con las empresas constructoras Axis DC, Viconsa y Suksa se adjudicaron un proyecto cofinanciado por ChileValora, que tiene por objetivo desarrollar perfiles laborales y planes de formativos que definan el desempeño adecuado de trabajadores en actividades relacionadas al manejo de los residuos de la construcción.
El proyecto denominado “Nuevos perfiles ocupacionales y planes formativos para trabajadores en el manejo de residuos de la construcción”, ha visualizado tres perfiles relacionados a este manejo en obras e instalaciones: perfil maestro manipulador, capataz y encargado de bodega y logística para manejo de residuos de la construcción.
“Hemos tenido un importante avance con el reciente lanzamiento de la Estrategia de Economía Circular en Construcción, que se sumó a la Hoja de Ruta RCD Economía Circular en Construcción 2035, por lo que los desafíos para este año son promover tanto la valorización de los residuos como generar las capacidades para la gestión”, explica Alejandra Tapia, coordinadora de Sustentabilidad de Construye2025. La profesional también destaca “la importancia de avanzar en distintos frentes en el sector, a través del apoyo a las distintas iniciativas, como es el caso del Acuerdo de Producción Limpia de Economía Circular en Construcción de la Región de Valparaíso, que entre sus acciones y metas busca promover la capacitación en todos los niveles.
Beneficios para la industria
“Esperamos que una vez aprobados los perfiles, mucha gente de obra se capacite y certifique, con los beneficios que tiene para las empresas contar con gente cuyas competencias están certificadas, y para los trabajadores contar con una certificación de sus aprendizajes y competencias, que sin duda los posiciona y fortalece”, declara José Pedro Campos, director ejecutivo del Instituto de la Construcción.
Así también lo esperan desde el sector privado. Empresas como Viconsa, Axis DC y Suksa han apostado por este proyecto, por los beneficios que implica para ellas y sus equipos.
A juicio de Lucas Bracho, jefe del Departamento de Medio Ambiente de Constructora Viconsa, “este proyecto es fundamental para avanzar en el correcto uso de nuestros recursos”. Y es que “los perfiles de cargo que se están desarrollando están enfocados a disminuir el impacto ambiental que se genera en todo el ciclo del proyecto de construcción, desde la llegada de los materiales, la optimización de estos y el adecuado manejo de los residuos basada en una jerarquía de residuos”, precisa.
Por ello, Bracho resalta “la importancia de las personas, de cada integrante del equipo, para que se sientan parte de estos cambios que son de suma urgencia. Hacemos un llamado al rubro a tomar las medidas necesarias para disminuir el impacto ambiental de sus proyectos y a unirse a esta nueva forma de construir”.
Y esto también repercute en la productividad de las constructoras. “A la construcción entran personas sin conocimientos y con esto, la empresa puede estar mucho más tranquila de que sus trabajadores van a ser más productivos. Por otra parte, el trabajador puede ser reconocido por su capacitación formal”, dice Joaquín Cuevas, especialista en gestión de residuos.
El cambio cultural es un punto clave para Axis DC, empresa que lleva un par de años trabajando en gestión de residuos. Por ello, “tener estos nuevos perfiles o competencias es un tremendo plus para la gestión de residuos y buscamos que cada vez más profesionales y trabajadores de la obra manejen estos conceptos, porque mientras más personas adquieran estos conceptos, va a ser mejor para la industria”, cree Mikel Fuentes, líder de Innovación de Axis DC.
En Axis DC tienen altas expectativas una vez que se publiquen estos perfiles, porque “sí o sí el rubro va a avanzar hacia allá”, a juicio de Fuentes, quien también destaca la colaboración de este proyecto. “Ha sido una experiencia súper enriquecedora, entre el ámbito privado y público, con distintas miradas”, precisa Fuentes.
Luego de seis años implementando gestión de residuos, desde Constructora Suksa se manifiestan muy contentos de ser parte de este proyecto. “Constantemente estamos capacitando a nuestros trabajadores, pero hoy cobra relevancia poder avanzar hacia competencias formales para nuestros colaboradores, que son quienes, finalmente, llevan a cabo los planes para lograr los objetivos ambientales, para cumplir con nuestro compromiso ambiental respecto a la reducción de nuestras emisiones”, comenta Victoria Leiva, jefa de procesos del Grupo BIBA.
Por qué certificar
“La capacitación y certificación de competencias laborales ha sido uno de los temas que ha estado en la agenda del Instituto de la Construcción desde sus inicios, hace ya más de 20 años, oportunidad en que hicimos un diagnóstico y propuestas al respecto. Posteriormente, en el marco de una colaboración entre países del sur de América, este tema saltó con fuerza, mirando las experiencias de países vecinos, especialmente la de Argentina”, precisa José Pedro Campos.
Por ello, “haber colaborado en la presentación y haber logrado la aprobación por parte de ChileValora de la elaboración de tres perfiles de competencias laborales en un ámbito tan importante y vigente, como es el manejo de residuos de construcción y demolición en obra, nos es muy satisfactorio”, añade.
En tanto, Francisco Silva, secretario ejecutivo de ChileValora, comenta que “el Certificado de Competencias Laborales que otorga ChileValora implica un reconocimiento del Estado a las habilidades y conocimientos que cuenta una persona para ejercer un oficio y, por tanto, constituye un importante instrumento de empleabilidad y un aporte significativo al sector. Estos nuevos perfiles y planes formativos serán una herramienta fundamental para impulsar trayectorias formativas y laborales en los trabajadores y trabajadoras de la construcción, abriendo así un camino de desarrollo profesional y personal para ellos”.
Finalmente, cabe resaltar que la formación de estas capacidades contribuirá a la implementación del “Reglamento Sanitario para el manejo de residuos de las actividades de construcción y demolición”, el que se espera que entre en vigencia a principios del 2023, y que regulará toda la cadena de manejo de residuos.
Fotos gentileza Viconsa.
El presidente del Consejo de Normalización de la Construcción del Instituto de la Construcción llama a la industria a reconocer los problemas, pero también a unirse para poder mejorar la normativa chilena.
Sergio Contreras, presidente del Consejo de Normalización de la Construcción del Instituto de la Construcción y miembro del Consejo Directivo del Programa Construye2025, en representación del Colegio de Ingenieros, invitó al sector construcción a reconocer los problemas y a “unir fuerzas” para plantear y lograr, soluciones que mejoren, sensiblemente, y “con profundidad” la normativa en el país.
Actualmente, el Consejo que encabeza el ingeniero civil contempla una actuación más directa en el ámbito normativo que va desde la reunificación de información, urgencias para la industria y la regulación en beneficio de los usuarios hasta su incorporación en el debate, donde el Estado juega su papel regulador, mientras los institutos técnicos salvaguardan la precisión y correcto contenido de las normas.
¿Cuál es su evaluación sobre el estado normativo del sector construcción?
El estado normativo adolece de falencias importantes, en especial en la cantidad de normas que incluye y que representan las necesidades del sector y también la obsolescencia de ellas, dado los recursos de que se disponen para mantenerlas actualizadas.
En Chile, no hay un compromiso real y tangible tanto del sector privado como del Estado para darle al cuerpo normativo la consistencia que necesita para cumplir con las expectativas y necesidades de la industria, de los usuarios y, de esta manera, de la sociedad. Además, la organización jurídica de la construcción en el país tiene serias falencias e inadecuaciones que no siempre están resueltas de la manera más efectiva, lo cual genera una descoordinación global que dificulta un desarrollo eficiente de la normativa.
¿Cómo avanzar en la normativa del sector?
El avance en la normativa del sector está íntimamente ligado a lo anterior. Es de vital importancia generar los recursos necesarios, ya sea a través de políticas públicas adecuadas y bien planificadas; o de aportes reales y consistentes del sector privado. Es difícil, por ejemplo, entender que usuarios de la importancia y capacidad económica como la gran minería del cobre sean uno de los grandes beneficiarios de normas como la de diseño sísmico de estructuras industriales y hayan mantenido una actitud de indiferencia absoluta frente a los esfuerzos realizados por un puñado de especialistas y al aporte, siempre deficitario, de instituciones como el Minvu y el Instituto de la Construcción, para poder completar una tarea de esa magnitud.
Otro gran problema que dificulta el avance es la falta de aporte y comprensión para mejorar la aproximación jurídica a los temas normativos. En una gran cantidad de casos en que estos sectores han hecho oídos sordos ante la recomendación de las entidades técnicas que proponen una conceptualización moderna de los textos normativos. Esto en aras de un cumplimiento de preceptos anticuados que no están acordes a la realidad del siglo XXI.
¿Cuáles son los desafíos del sector en temas normativos?
Los desafíos normativos del sector se centran fundamentalmente en vencer estas condicionantes negativas y poder lograr un escenario acorde con lo que hoy vive el mundo en materia normativa. Para ello, es necesario entender que la construcción no está detenida en la pura solución política del tema de la vivienda, sino que abarca un sinnúmero de otros desafíos técnicos que debemos resolver de manera conjunta. No olvidemos que el gran desafío del futuro es lograr una construcción sustentable.
Por: Sergio Contreras, Presidente Consejo de Normalización de la Construcción, Instituto de la Construcción
En el actual ordenamiento jurídico y técnico de la construcción en la organización de la sociedad contemporánea, el cumplimiento de la normativa tiene un rol fundamental ya que de ello depende una oferta de calidad adecuada y alcanzar un nivel de seguridad aceptable tanto para los fabricantes, los constructores y los usuarios.
Las construcciones de acero utilizan este material producto de un proceso de fabricación estrictamente controlado y que a su vez cuenta con la posibilidad de llevar una buena trazabilidad; sin embargo ello per se no garantiza un cabal cumplimiento normativo que es requerido para asegurar esa calidad. Desde este punto de vista, es de gran importancia contar con un cuerpo normativo sólido, actualizado y vigente según el conocimiento tecnológico de hoy.
A diferencia de lo que se tiende a creer, el contar con ese cuerpo y tener como objetivo cumplirlo cabalmente origina un comportamiento mejorado en la obtención de productos de más alta calidad, de la aplicación realista de la tecnología asegurando la seguridad, habitabilidad, el comportamiento de las construcciones y, en definitiva, la calidad de vida en la sociedad.
Para obtener estos logros, este comportamiento de la industria debe estar debidamente incorporado en las políticas públicas de manera que exista una consistencia real en toda la cadena, desde el proyectista que concibe una obra hasta el último de los ejecutores, es así como la aplicación de la normativa cobra su importancia real y se despoja de esa carga que equivocadamente se considera como obstáculos al desarrollo de la labor profesional y productiva.
En Chile, en el último tiempo se ha trabajado intensamente en diversas instituciones para mejorar este entorno normativo, de esta manera hoy tenemos normas como la NCh427/1 y NCh427/2 que son una poderosas herramientas para los ingenieros estructurales pues mejoran el marco en el cual debe situarse el correcto diseño de las estructuras de acero.
De la misma manera, el control de la calidad de los aceros queda claramente determinado en las normas NCh3518 para perfiles cerrados conformados en frío y, consecuentemente, la NCh3576 para perfiles abiertos conformados en frío. Esta tipología de perfiles es ampliamente usada en el país para las construcciones en acero.
De esta manera el país avanza en un camino definido para lograr la calidad que requieren los productos y construcciones de acero y, también así, podemos pensar que estamos sentando bases sólidas para mejorar el bienestar de las personas.
Fuente: Instituto de la Construcción
Importantes cambios en diseño estructural y protección sísmica se incorporaron como consecuencia del último gran terremoto en Chile. El nuevo marco normativo de referencia privilegia a los sistemas constructivos industrializados.
Los avances normativos como consecuencia directa del terremoto del 27 de febrero de 2010 están vinculados directamente con la clasificación de suelos, el diseño estructural, el diseño sísmico, el diseño de elementos no estructurales y la protección sísmica.
Tal como explica el director ejecutivo del Instituto Chileno del Acero (ICHA), Juan Carlos Gutiérrez, específicamente, se implementaron los decretos 60 y 61 que intervinieron los requerimientos de las normas NCh430 y NCh433 de diseño en hormigón armado y diseño sísmico.
Luego de uno de los terremotos más intensos que se han registrado, el primer foco de atención -según Susana Jara, jefa de la División Técnica de Estudio y Fomento Habitacional (Ditec) del Ministerio de Vivienda y Urbanismo- estuvo centrado en mejorar la seguridad de las edificaciones y sus instalaciones, en donde. “Desde el punto de vista económico y de competitividad debían aportar en termas de actualización, regularización y/o normalización de las técnicas desarrolladas por el área de cálculo estructural y por el rubro de la construcción de edificaciones tanto a nivel de viviendas sociales como a nivel de viviendas privadas, dando herramientas a profesionales y a las empresas que se desarrollan en dichas áreas, para competir en iguales condiciones”, acota.
Con el acento en el ámbito económico y de competitividad, Susana Jara, recuerda que la normativa debía regular y estandarizar el mercado en Chile y aportar al conjunto de normas nacionales, teniendo presente que la mayoría de las normas están basadas en normas internacionales, es decir, cada vez que se realiza una modificación o actualización a normativas de este sector, se está coordinando con las técnicas y experiencias ya dadas en el mundo. Con ello, se permite también que el avance en tecnologías y desarrollo en este sector no sea problemático al momento de introducir dichos avances en el mercado.
“Actualmente, las normas se encuentran en el proceso de anteproyecto de actualización en el Instituto Nacional de Normalización (INN)”, señala el director ejecutivo del ICHA. En 2014, el INN aprobó la norma NCh3362 de diseño sísmico de ascensores y, en 2015, la NCh3359 de requisitos para edificaciones estratégicas y de servicio comunitario. Ese mismo año, se aprobó la norma chilena NCh3357 de diseño sísmico de componentes y elementos no estructurales, lo que representó un avance para el diseño de elementos secundarios como tabiques y cielos. “Estos elementos tienen un alto potencial de industrialización, por lo tanto, el disponer de una norma técnica facilita su incorporación”, explica Gutiérrez.
Construcción industrializada
Luego, en 2017, el INN aprobó y publicó la norma chilena NCh3411 de diseño sísmico con sistemas pasivos de disipación de energía, propiciando el desarrollo de nuevas soluciones que permitan mejorar el desempeño de las estructuras. Gracias a esta norma, Chile cuenta hoy con un marco normativo de referencia para el desarrollo e implementación de sistemas constructivos industrializados.
“Si nos referimos a la construcción industrializada, un avance normativo ha sido el de generar un proyecto de norma, que a fines del año pasado terminó su consulta pública, pr:NCh3744 Construcción Industrializada – Términos y definiciones, que fue desarrollada por el CCI, Minvu y el Instituto de la Construcción, como puntapié inicial a un lenguaje común de los distintos actores del sector constructivo”, detalla Marlena Murillo, vicepresidenta del Consejo Especialidad Civil del Colegio de Ingenieros de Chile y directora del Instituto de la Construcción (IC).
Además, la ingeniera civil destaca una norma que pronto cerrará su consulta pública: la prNCh806: Sistemas constructivos no tradicionales – Requisitos. Esta incorporará, tal como su nombre lo indica, una guía o protocolo para la presentación de proyectos en base a sistemas no tradicionales y para ello se han usado como referencia normas relacionadas con el ensayo de elementos de construcción, que han sido generadas del 2010 en adelante.
Adicionalmente, Marlena Murillo valora referencias asociadas a la construcción modular presentes en la normas NCh3509 de 2019, que tiene varias partes y está ligada a la coordinación modular en edificaciones, materia vinculada directamente a la construcción industrializada.
Para Susana Jara, jefa de la División Técnica de Estudio y Fomento Habitacional (Ditec), entre las más relevantes normativas que apoyan la industrialización figura la “Agenda madera” en la cual se han realizado estudios estructurales para la edificación en media altura. “Hoy se encuentra en actualización la norma de diseño estructural NCh1198 Madera- Construcciones en madera – Cálculo, donde un pilar fundamental es que la construcción del futuro en madera sea industrializada”, detalla.
En el área hormigón, se ha incorporado nueva normativa para productos prefabricados de hormigón, con un total de siete normas y este año se inicia actualización de la NCh430 Hormigón armado – Requisitos de diseño y cálculo. “Así también, se está trabajando en la actualización de la denominada Serie 800, que son un conjunto de normas de ensayos a elementos de construcción, específicamente ensayos a paneles prefabricados, dentro de las cuales se encuentran, ensayos de compresión, de carga horizontal, flexión, impacto, penetración y clasificación y requisitos”, indica Susana Jara.
Con la actualización de esta serie de normas, se pretende estar acorde a la aparición de nuevas tecnologías y nuevos materiales para la ejecución de viviendas, buscando los más altos estándares en seguridad y calidad.
“Otras normas relevantes que también han apoyado la construcción industrializada y que han sido impulsadas por el Minvu son: la serie de normas de coordinación modular NCh3509; la de especificaciones técnicas NCh1156; y la norma recientemente elaborada de términos y definiciones de construcción industrializada NCh3744”, dice la jefa de la Ditec.
Fuente: CCI
Por: Katherine Martínez, Subgerente de Desarrollo de la Corporación de Desarrollo Tecnológico, CDT.
Con la visión de “establecer en Chile la cultura de construcción circular, que permita el desarrollo sostenible de la industria”, en el mes de enero2022 se lanzó la Estrategia de Economía Circular en Construcción. Este hito da cuenta de un proceso de transformación que está viviendo nuestra industria en los últimos años, y que marcará precedente para los años venideros.
La economía circular representa un cambio profundo en la forma de hacer las cosas, dejando atrás el modelo lineal de tomar recursos, fabricar y descartar. Considerando los 3 principios clave planteados por la Fundación Ellen MacArthur, implica un diseño libre de residuos y contaminación, mantener el valor de los productos y materiales en uso; y regenerar los sistemas naturales.
Pero ¿cómo se puede materializar esto en la construcción? Primero, observar que los residuos de construcción y demolición (0.26 m3/m2 construido) son la punta de un iceberg. Significan pérdida de productividad, trabajo rehecho y una pérdida importante de recursos, por cuanto es un material que se fabricó, distribuyó, adquirió, almacenó, utilizó en obra y no llegó a cumplir el fin para el cual fue hecho, con todos los costos e impactos ambientales asociados. La oportunidad está en la prevención del residuo desde el diseño. Segundo, cambiar el enfoque, desde residuos a recursos. El desafío -también desde el diseño de productos y planificación de procesos- es lograr mantener el valor de esos recursos y la eficacia en su uso a lo largo del ciclo de vida, y de ser necesario, buscar posibilidades de valorización. Y tercero, pensar en oportunidades de generar un impacto positivo al medio ambiente (ir más allá que reducir el impacto), tal como revitalizar barrios, edificios existentes, generación de energía renovable, entre otros.
La colaboración es el eje central de la Estrategia de Economía Circular en Construcción. Esta transformación es sistémica y en la práctica se requiere de sinergias e interacciones con distintos actores. Así nace la alianza de la Cámara Chilena de la Construcción con el Instituto de la Construcción y el programa Construye2025 de Corfo, con la facilitación de la Corporación de Desarrollo Tecnológico. Juntos, en representación de la industria y buscando motivar a toda la cadena de valor para su co-construcción, logramos proponer una Estrategia que guíe los primeros pasos del sector al 2025, en línea con la Hoja de Ruta de Economía Circular Chile sin basura 2040 liderada por Ministerio Medio Ambiente, y la Hoja de Ruta de Residuos de construcción y demolición hacia la economía circular 2035 liderado por Construye2025.
Los frutos tempranos de esta Estrategia nos muestran la urgencia percibida en el sector. Existen distintas iniciativas y alianzas entre actores para generar confianza y trabajo colaborativo. Destaca la firma del APL hacia la economía circular en construcción en la Región de Valparaíso impulsado por CChC, la creación de una mesa interregional de APLs y de comisiones de economía circular en las cámaras regionales del norte y sur de Chile. Por su parte el comité de Economía Circular en el Instituto de la Construcción hoy agrupa a 29 profesionales de distintas entidades, que proponen y vinculan iniciativas circulares. A esto se suman los retos de innovación, estudios de modelos de negocio circulares y perfiles de formación para trabajadores, liderado por Construye2025.
Próximos pasos y desafíos 2022
Una disrupción, como ha sido para Chile el estallido social o la pandemia, puede ser una oportunidad para un cambio de paradigma y un replanteo de modelo, una recuperación verde. Durante el año 2022, en que ya contamos con una estrategia, el desafío es la acción y potenciar su implementación. Como CDT, nuestro propósito es ser el motor de desarrollo y articulador de la productividad, innovación y sustentabilidad ambiental de la industria de la construcción en la CChC, lo que nos motiva a continuar propiciando este trabajo colaborativo hacia la economía circular.
Fuente: Instituto de la Construcción
En enero del 2021 se aprobó la Ley de Eficiencia Energética que obliga a las inmobiliarias, constructoras y a proyectos de vivienda pública, a usar la Calificación Energética de Vivienda (CEV) y deja consignado un plazo de 4 años para que se desarrolle y entre en operación la Calificación Energética de Edificios de Uso Público (CEEUP).
Esta ley establece la obligatoriedad de etiquetado energético de viviendas a partir del año 2023 y de edificios de uso público, comercial y oficinas a partir del año 2025.
En este sentido, el Instituto de la Construcción (IC) ha liderado el desarrollo de los estudios que permitirán la creación de ésta última calificación de edificios, coordinada e integrada a la Certificación Edificio Sustentable (CES), a través de un trabajo colaborativo en base a un comité técnico conformado por profesionales de los ministerios de Vivienda, Energía y Obras Públicas.
Yoselin Rozas, profesional de la Unidad Edificación y Ciudades de la División de Energías Sostenibles del Ministerio de Energía, señala que “la colaboración del IC junto a los ministerios en este tipo de estudios permite una mirada que integra los ámbitos público y privado, además de la colaboración con la academia, consultores, y actores relacionados”.
Paola Molina, presidenta del Comité de Economía Circular del IC y presidenta del Directorio de la Certificación CES, señala que la Certificación CES -administrada por el IC- considera dentro de sus variados requerimientos, la demanda de energía, por lo que se vuelve muy necesario el desarrollo de una Calificación Energética de Edificios de Uso Público que permita estandarizar y visibilizar en el sector, la demanda energética de dichos edificios.
”En el proceso de formulación de la CEEUP, ha sido relevante la colaboración desde CES porque ha sido posible traspasar la experiencia y conocimientos de los edificios de uso público adquirida durante los años de funcionamiento, y de esta manera se han incorporado algunas de las condiciones base para la evaluación de edificios, tales como cargas internas, ocupación, desagregación por tipo de uso, entre otras”.
Por otra parte, la Certificación de Vivienda Sustentable (CVS), liderada por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu), y administrada por CTeC, contribuye a la labor que desarrolla la Calificación Energética de Vivienda (CEV), fomentando este sistema como herramienta de evaluación de los aspectos de eficiencia energética de las viviendas en Chile.
Allan Ubilla, coordinador de proyectos de CTeC, señala que la CEV, además de ser por sí sola una herramienta de evaluación energética de viviendas, es el único instrumento de evaluación de los requerimientos de confort térmico pasivo y de reducción de demanda térmica de la Certificación de Vivienda Sustentable (CVS), los cuales, a su vez, son requerimientos obligatorios para acceder a cualquiera de los 3 niveles de certificación que ofrece la CVS. Y esto aplica para las 3 macrozonas que diferencia el sistema CVS.
“Hasta ahora esta calificación es voluntaria, pero con la nueva Ley de Eficiencia Energética ya promulgada y que entrará en vigencia prontamente, se hace obligatorio que las edificaciones, incluyendo viviendas, cuenten con una calificación energética y su etiquetado para obtener la recepción final, por lo que las empresas tendrán prontamente la obligación de calificar sus proyectos”.
Certificaciones nacionales
Las Certificación Edificio Sustentable CES y la Certificación de Vivienda Sustentable CVS incluyen varios aspectos para su análisis como energía, agua, confort, residuos, etc., y las calificaciones energéticas CEV y la futura CEEUP, se enfocan específicamente en el requerimiento de energía y las emisiones que este genera, de manera más detallada, sirviendo para validar este punto con mayor precisión en las certificaciones antes mencionadas.
“Hoy tenemos que estar orgullosos con las herramientas que se han y están levantando en nuestro país, porque están adaptadas a los requerimientos locales y permiten disponer de los recursos necesarios para avanzar en la industria de manera asertiva y pertinente a todos los desafíos que hoy se le plantean para el sector tanto a nivel nacional como mundial. El hacerlo oportunamente, permite una máxima eficiencia y costo, además de una óptima calidad de vida para los usuarios finales”, indica Paola Molina.
Yoselin Rozas, señala que “la Calificación Energética de Viviendas y Edificios formará parte de ambas certificaciones, permitiendo acreditar el ítem de energía, es decir, cuando un mandante decide certificar un proyecto, como parte del proceso de certificación obtendrá también la calificación energética. De esta manera, la contribución de CES y CVS a la calificación es directa”.
“Hay varios beneficios para los usuarios finales de viviendas calificadas y/o certificadas. Primero, al fomentar mejoras en las viviendas en pos de la eficiencia energética a través de la CEV y CVS, el confort térmico al interior debería mejorar ostensiblemente en comparación con una vivienda con los estándares mínimos que establece la OGUC. Asimismo, los gastos operacionales de los usuarios, posiblemente, se verán reducidos por requerir menos energía para calefacción y enfriamiento. Por otro lado, hay algunos instrumentos crediticios para aquellos proyectos que tengan CEV o CVS, lo que ayuda a la ciudadanía a acceder a proyectos más eficientes y sustentables”, agrega Allan Ubilla.
Desafíos
Paola Molina, presidenta del Comité de Economía Circular del IC y presidenta del Directorio de CES, señala que el principal desafío hoy es levantar los estándares mínimos de la Calificación Energética de Vivienda, ya que la letra menor de acuerdo con nuestra actual reglamentación térmica para viviendas es la E, la cual es bastante deficiente en términos de lograr una calidad ambiental térmica interior.
“Con la esperada pronta actualización de la Reglamentación Térmica, este estándar debiese subir a la letra C y D como mínimo, lo que implica lograr estándares valorados internacionalmente que permitan una adecuada calidad térmica del ambiente interior para todas las personas, lo que tiene un gran impacto positivo en el ámbito social y ambiental”.
Sin embargo, también es importante que todo el sector releve esta herramienta de manera oportuna para hacer las adaptaciones necesarias y lograr los mejores resultados. “Tratar de asimilar esto a presión y contra el tiempo, puede conducir a malos resultados, que perjudiquen a inmobiliarias, constructoras, usuarios finales y al país”, agrega Paola Molina.
Allan Ubilla, coordinador de proyectos de CTeC, comenta que este año 2022 se comenzará a trabajar en conjunto con el Minvu para extender la CVS a viviendas existentes y, “más adelante, esperamos también integrar la certificación de la etapa operacional de las viviendas. Si bien se trata de una certificación nueva, a la fecha ya cuenta con 105 proyectos registrados correspondientes a 17 mil unidades de vivienda con una cobertura en 11 regiones; 4 proyectos precertificados y 2 certificados.
Por su parte, en CES también se encuentran trabajando en la versión de edificios existentes y en sumar la versión de CES Aeropuertos a las ya existentes.
Finalmente, Yoselin Rozas comenta que la implementación de la Calificación Energética de Edificaciones tiene importantes desafíos para su masificación “entre ellos, el fortalecimiento de las herramientas que permitirán su correcta implementación una vez que sea obligatoria; la educación y difusión a consumidores y actores relacionados; la gestión de los datos para el cumplimiento de los compromisos internacionales; y un punto que nos parece muy relevante es el reconocimiento a nivel nacional de la Calificación Energética de Edificaciones como un referente de herramienta de medición de la eficiencia energética de las edificaciones”.
Fuente: Instituto de la Construcción
El trabajo colaborativo permitió establecer seis ejes para una estrategia que guiará el tránsito de la industria de la construcción hacia una nueva cultura, más sostenible tanto en los aspectos económicos como en los sociales y ambientales.
Con la facilitación técnica de la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT), el programa Construye2025, la Cámara Chilena de la Construcción y el Instituto de la Construcción lanzaron la “Estrategia de Economía Circular 2025”, que promoverá el desarrollo social, ambiental y económico de la industria. Todo esto, con la visión de establecer una cultura de economía circular.
En el proceso de co-construcción participaron más de 800 profesionales que identificaron las iniciativas prioritarias a 2025. De esta manera, nació una estrategia basada en seis ejes que generará herramientas habilitantes para la innovación, el avance en la reducción de impactos ambientales y la mejora en la productividad.
“Esta es una poderosa aliada, que abre múltiples oportunidades de innovación y nuevos modelos de negocio para todos los sectores productivos, permitiendo un uso más eficaz de los recursos y minimizando los residuos e impactos ambientales”, comentó Pedro Plaza, vicepresidente de la CChC y presidente del Consejo de Sostenibilidad del gremio, quien agregó que la sostenibilidad es “creación de valor”.
En tanto, el presidente del Instituto de la Construcción (IC), Ricardo Fernández, recordó que al firmarse el convenio para iniciar la elaboración de la estrategia -en agosto de 2020- se planteó el desafío de utilizar los recursos de manera más eficiente y de validar la circularidad como principio de diseño. “La transformación desde una economía lineal a una circular requiere inversiones, cambios regulatorios y conductuales y el convencimiento de que es imprescindible el cuidado y buen uso de los recursos naturales”, afirmó.
En este ámbito, Ricardo Fernández, destacó también el trabajo del Instituto de la Construcción en la elaboración, implementación y administración de la Certificación Edificio Sustentable (CES); y la colaboración con Certificación Vivienda Sustentable (CVS).
“Estamos frente a una oportunidad única para impulsar un cambio en la industria, que favorezca el mejoramiento de los procesos de producción, hacia una circularidad en nuestras obras y un manejo responsable de residuos durante la operación y demolición de edificios”, enfatizó el presidente del IC.
Impacto medioambiental
Por su parte, el presidente de Construye2025, Pablo Ivelic, afirmó que obtener una ganancia no puede significar un impacto negativo en el entorno. Por el contrario, hizo hincapié en que “debe convivir el beneficio económico con el beneficio social y medioambiental”.
Además, el máximo representante del programa impulsado por Corfo hizo una dura observación: el rubro se comporta mal. “El 40% de las materias primas que se generan son consumidas por la industria de la construcción y, al mismo tiempo, el 35% de los residuos que se generan a nivel mundial provienen de la construcción y demolición de infraestructura. En adición, el 30% de los gases de efecto invernadero son producidos por nuestra industria”, sostuvo.
Por lo anterior, Pablo Ivelic, llamó a transformar a la industria para llevarla a pasar desde la economía lineal hacia la economía circular. “A partir de hoy tenemos una hoja de ruta para esta transición”, dijo.
Enseguida, la coordinadora de Sustentabilidad de Construye2025, Alejandra Tapia, se refirió al rol del programa en la aceleración de la transformación de la construcción. “Para ello hemos trabajado promoviendo la innovación, acercando soluciones circulares a las empresas para facilitar la incorporación de nuevos modelos de negocios, lo que se hizo a través de un estudio que desarrolló tres modelos con su factibilidad económica y técnica”, afirmó.
Además, la ejecutiva recordó que Corfo hizo un gran esfuerzo al apoyar la economía circular en construcción llamando a un reto al sector a disminuir la pérdida de recursos a través de soluciones tecnológicas, en una convocatoria donde resultaron ganadores ocho proyectos. Junto con ello, adelantó que se está trabajando en un reglamento al alero de la Hoja de Ruta RCD y Economía Circular en Construcción 2035 para generar un marco jurídico con énfasis en valorización y foco en economía circular.
Finalmente, Paola Molina, presidenta del Subcomité de Economía Circular del Instituto de la Construcción, recordó que la estrategia incluye a todo el ecosistema de la industria de la construcción. “Mientras más representantes tengamos, tendremos una visión más amplia para levantar todas estas acciones. En el comité hemos podido ver cómo el trabajo colaborativo genera el impulso para poder desarrollar esto de manera acelerada y poder responder a todos los desafíos que tenemos por delante”, dijo.
Los ejes de la estrategia
La Estrategia de Economía Circular en Construcción está disponible para su descarga AQUÍ.
En el marco de la hoja de ruta nacional definida por el Ministerio de Medio Ambiente, la construcción lidera las acciones del sector privado promoviendo cambios que servirán de referencia para otros sectores y gremios.
La Cámara Chilena de la Construcción, el Instituto de la Construcción y el programa Construye2025 de Corfo, guiados por la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT), lanzaron hoy la Estrategia de Economía Circular en Construcción, que presenta los lineamientos para el tránsito hacia una nueva cultura del sector.
El propósito es avanzar hacia el desarrollo sostenible, social, ambiental y económico de la industria, a través del apoyo a iniciativas que involucran a los sectores público, privado y académico.
En el lanzamiento de la Estrategia de Economía Circular en Construcción, el ministro de Medio Ambiente Javier Naranjo relevó que el sector de la construcción es uno de los de mayor potencial para la circularidad. Felicitó la iniciativa e invitó al trabajo colaborativo para avanzar en innovación y nuevos modelos de negocio para la reactivación verde.
Pedro Plaza, vicepresidente de la CChC y presidente del Consejo de Sostenibilidad del gremio, destacó que esta Estrategia es “una poderosa aliada, que abre múltiples oportunidades de innovación y nuevos modelos de negocio para todos los sectores productivos, permitiendo un uso más eficaz de los recursos y minimizando los residuos e impactos ambientales”.
Pedro Plaza dijo que el país es pionero en el mundo al contar con una Hoja de Ruta para un Chile Circular al 2040. Señaló que la economía circular y la reducción de residuos de construcción son el foco del pilar Medio Ambiente de la estrategia que promueve el Consejo de Sostenibilidad Empresarial de la CChC.
En tanto, Pablo Ivelic, presidente del Consejo Directivo de Construye2025, destacó que si al realizar una actividad se obtiene una ganancia, esta no puede ser a expensas de generar un impacto negativo en el entorno. Por ello, apuntó a la necesidad del desarrollo sostenible, en el que debe convivir el beneficio económico con el beneficio social y medioambiental. “Es bueno preguntarse cómo se comporta nuestro rubro y la respuesta es mal: el 40% de las materias primas que se generan son consumidas por la industria de la construcción y, al mismo tiempo, el 35% de los residuos que se generan a nivel mundial provienen de la construcción y demolición de infraestructura. En adición, el 30% de los gases de efecto invernadero son producidos por nuestra industria”, sostuvo.
Por eso, hizo un llamado a “transformar nuestra industria desde la economía lineal hacia una economía circular y a partir de hoy tenemos una hoja de ruta para esta transición”.
Ricardo Fernández, presidente del Instituto de la Construcción, señaló que la transformación desde una economía lineal a una circular requiere inversiones, cambios regulatorios y conductuales y el convencimiento de que es imprescindible el cuidado y buen uso de los recursos naturales.
“Quiero destacar el gran trabajo que ha hecho y está haciendo el Subcomité de Economía Circular del Instituto, conformado en noviembre de 2020. A la fecha, son 29 las instituciones que participan activamente en este Subcomité, que ha trabajado durante este primer año, en generar bajadas concretas dentro de las 37 acciones planteadas por la estrategia, para que las instituciones participantes puedan proponer y concretar acciones libremente y de acuerdo con sus capacidades”.
Asimismo, agregó que “estamos frente a una oportunidad única para impulsar un cambio en la industria, que favorezca el mejoramiento de los procesos de producción, hacia una circularidad en nuestras obras y un manejo responsable de residuos durante la operación y demolición de edificios. Los instamos a seguir trabajando para su implementación y desarrollo, lo que sin duda traerá innumerables y beneficios para toda la sociedad”.
Ejes de la estrategia
En la actividad participaron también Miguel Pérez, líder del Pilar de Medio Ambiente del Consejo de Sostenibilidad CChC y la subgerenta de Desarrollo de la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT), Katherine Martínez; y, quienes dieron a conocer el detalle de la Estrategia, que consta de seis ejes:
Colaboración: Crear espacios de encuentro, intercambio de conocimientos, colaboración y construcción de confianza para producir sinergia entre los distintos actores de la cadena de valor de la construcción e industrias relacionadas.
Formación: Contar con profesionales, técnicos y operarios capacitados para realizar proyectos que incorporen la economía circular en el sector construcción.
Marco Normativo: Resolver asimetrías de información respecto al marco normativo y fortalecer la colaboración entre el sector público y privado para el desarrollo normativo.
Benchmarking y Difusión: Disponibilizar casos, datos e indicadores para fomentar la incorporación de conceptos de Economía Circular tanto en la cadena de suministros/ aprovisionamiento, como en etapas tempranas de diseño, construcción y operación.
Innovación: Generar instancias de vinculación entre empresas, academia y ecosistema emprendedor para favorecer la innovación en economía circular.
Incentivos: Generar incentivos que permitan promover que el sector privado cultive una cultura de Economía Circular.
“Hoy, junto con presentar la Estrategia, damos a conocer los frutos tempranos y el despliegue territorial que la CChC ha iniciado, donde destacamos el Acuerdo de Producción Limpia de la región de Valparaíso, y la creación de una mesa interregional para que esta iniciativa exista en el norte y sur de Chile”, mencionó Katherine Martínez, subgerenta de Desarrollo de la CDT.
Por su parte, Alejandra Tapia, coordinadora de Sustentabilidad de Construye2025, explicó que esta estrategia ha sido el fruto de un gran trabajo colaborativo de distintas personas e instituciones “donde hemos tenido que coordinar y alinear muchos focos de trabajo”.
A su vez, especificó que “como Construye2025, estamos para colaborar en acelerar la transformación de la construcción y para ello hemos trabajado promoviendo la innovación, acercando soluciones circulares a las empresas para facilitar la incorporación de nuevos modelos de negocios, lo que se hizo a través de un estudio que desarrolló tres modelos con su factibilidad económica y técnica y también Corfo realizó un tremendo esfuerzo en apoyar la economía circular en construcción al llamar al sector a disminuir la pérdida de recursos a través de soluciones tecnológicas, donde ganaron ocho proyectos”.
A ello se suma un segundo ámbito de colaboración, para generar las capacidades para que se desarrollen estos modelos de negocios y mercados circulares. “Para esto nos encontramos trabajando en un reglamento al alero de la Hoja de Ruta RCD y Economía Circular en Construcción 2035 para generar un marco jurídico con énfasis en valorización y foco en economía circular”, precisó.
Finalmente, Paola Molina, presidenta del Subcomité de Economía Circular del Instituto de la Construcción, indicó que hay una gran esperanza puesta en esta estrategia porque generará un impulso para avanzar de manera temprana hacia una economía circular.
“Esta estrategia incluye a todo el ecosistema de la industria de la construcción. Mientras más representantes tengamos, tendremos una visión más amplia para levantar todas estas acciones. En el comité hemos podido ver cómo el trabajo colaborativo genera el impulso para poder desarrollar esto de manera acelerada y poder responder a todos los desafíos que tenemos por delante”, dijo.
Descargar Estrategia: https://construye2025.cl/documentos/estudios/
Sitio: https://economiacircularconstruccion.cl/