Por Loreto Wahr Rivas, Directora Nacional de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas
En el contexto del Desarrollo Humano Sostenible que conforma la Agenda 2030, debemos y queremos avanzar en proveer arquitectura pública con altos estándares de sustentabilidad, participación ciudadana, enfoque de género, inclusión y seguridad. Entendemos que no son variables que se adicionan, sino que convergen en una perspectiva sobre cómo hacer nuestra gestión pública.
En ese escenario para poner en valor e implementar el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 5, sobre “lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”, se reconocen los cambios y avances en temas de género en nuestra sociedad. Parte de estos son el aumento de las jefaturas de hogar femenina ascendiendo en casi la mitad; y el incremento en la incorporación de las mujeres al mercado laboral, formal y/o informal. Si bien estos trabajos implican una mayor autonomía, son procesos de transformación que han mantenido las brechas de género. Por una parte, nuevos roles se han asumido por las mujeres, pero se adicionan a las responsabilidades domésticas y/o de cuidados. Esto se observa tanto en mujeres jóvenes, adultas y también en aquellas adultas mayores que se encuentran activas. Sin embargo, puede aumentar los niveles de rezago, pudiendo ser aún más si es que esas mujeres poseen alguna condición de discapacidad, de proveniencia migrante o de pueblos originarios, de identidad diversa o de ruralidad, entre otras discriminaciones.
Ante lo expuesto, existe convergencia que la planificación y diseño urbano, así como en la arquitectura pública, deben contribuir de forma cotidiana en la provisión de suficientes redes de apoyo para el cuidado y el trabajo doméstico en las diferentes escalas.
Es en esta línea desde la cual la Dirección de Arquitectura del MOP se ha propuesto contribuir en la materia, elaborando Guías orientadoras para el diseño en la edificación pública, en el año 2009 y en 2016. Actualmente estamos desarrollando un nuevo documento que actualiza las orientaciones de diseño que amplíen un enfoque de derechos, profundizando una perspectiva de género e interseccional en respuesta a las necesidades de mayor inclusión, igualdad y sustentabilidad.
Este nuevo documento, busca ser una oportunidad para avanzar en el diálogo, para comprender y acoger la diversidad desde una nueva mirada, que contribuya a una arquitectura acorde con los cambios y demandas actuales. Es así como se continúa avanzando en más y mejor acceso a servicios de salas cunas, jardines infantiles y establecimientos educacionales con jornada escolar presencial completa y en horarios no diferidos. Lo anterior, haciendo hincapié en que estos dispositivos espaciales diseñados para la corresponsabilidad y el cuidado deben adecuarse a las particularidades del territorio y a las necesidades propias de la comunidad local, en las cuales se aplique un enfoque de género pertinente, evitando caer en soluciones estándar.
La arquitectura y el diseño de la ciudad, en sus diversas formas y escalas, no son neutrales, sino que responden a un contexto histórico, social y político, por ello, cada vez se hace más necesario incorporar la perspectiva de género en la planificación y construcción de espacios urbanos.
A través de políticas públicas que se consoliden en una construcción de espacios y lugares con enfoque de género, el sector público puede incidir directamente en la creación de espacios más seguros, amables, accesibles y justos. La transformación de nuestras ciudades no es un proceso sencillo ni inmediato, pero es urgente y cada construcción y espacio que consolidamos es un paso decidido hacia mayores transformaciones. El rol del Estado es crucial en este camino, pues a través de la acción política y el compromiso con los derechos humanos, puede garantizar que las ciudades sean espacios donde todas las personas puedan vivir y desarrollarse con dignidad, seguridad y libertad.
Con un porcentaje de participación de mujeres menor a 10% en el sector, se espera que el cambio progresivo de una construcción tradicional a una industrializada les ofrezca nuevas y más oportunidades en un rubro históricamente masculinizado.
Durante 2023, la participación de mujeres en el sector de la construcción alcanzó un 8,2%, llegando a niveles por sobre el promedio histórico, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
Este hecho es el resultado del trabajo de todo el rubro, que además visualiza importantes oportunidades en la consolidación de la construcción industrializada, un sistema que apunta a la fabricación fuera de obra de paneles y estructuras, a través de un proceso estandarizado, piezas que son posteriormente montadas en el lugar del proyecto.
Un mayor uso de maquinaria y tecnología, junto a la disminución en los riesgos, tiempos y costos de ejecución, son algunas de sus características, y en el sector esperan que el cambio progresivo de una construcción tradicional a una industrializada ofrezca nuevas y más oportunidades a las mujeres en un rubro tradicionalmente masculinizado.
Según describe Andrea Munizaga, subgerenta de Administración y Finanzas de la empresa constructora E2E, cuando se abren puestos de trabajo la mayor cantidad de postulantes son hombres, porque normalmente en el rubro se requiere de una mayor capacidad física. ‘Sin embargo, con la industrialización creemos que este escenario debe cambiar y que las empresas que construyen viviendas industrializadas están llamadas a empezar el cambio para encaminarnos a la equidad de género en la industria de la construcción’, señala.
Para Mónica Ahumada, vicepresidenta de la Asociación de Constructores Civiles UC, el primer paso es aclarar que las mujeres no tienen ninguna limitación para su desarrollo profesional en el sector,’ni siquiera la fuerza física es un factor que hoy nos limite’.
‘La industrialización necesita en forma urgente una inyección de energía, que le dé velocidad en sus procesos’, recalca, y añade que ‘hoy, con nuevas visiones, más comunicación y mayor sensibilidad, (las mujeres) podemos darle oxígeno a una industria que necesita crecer para poder resolver las necesidades urgentes en nuestro país, por ejemplo en vivienda’.
Espacios de avance
Felipe Montes, gerente general de E2E, define que un entorno de trabajo más seguro y cómodo, sumado al requerimiento de habilidades diferentes a las que tradicionalmente requiere el sector, serían factores que podrían abrir espacios de entrada a las mujeres.
‘A medida que la industria adopta enfoques más tecnológicos y modernos, puede haber una oportunidad para cambiar la cultura laboral y abordar los estereotipos de género arraigados en la industria de la construcción’, afirma.
En este sentido, es totalmente factible la incorporación femenina en todos los niveles laborales del rubro, tanto en tareas de planta como en obras, acota Marcos Brito, gerente de Construye2025. ‘Este tipo de construcción requiere una especial atención a los detalles, puesto que busca operar optimizando procesos y maximizando calidad, lo que implica una mayor concentración en las tareas, acabados y coordinación’, señala.
Y los avances comienzan a plasmarse: ‘En estos últimos años, hemos visto que en empresas relacionadas a la construcción industrializada hay más mujeres. En el Consejo de Construcción Industrializada (CCI) no solo tenemos empresas socias que son lideradas por mujeres, sino que también hay empresas que han recibido premios nacionales por la destacada participación femenina en sus plantas industriales’, afirma Tatiana Martínez, presidenta del CCI, quien cree que esto es una muestra de que el trabajo es reconocido y se está visibilizando.
De cara al futuro, la ejecutiva remarca que es necesario mostrar a las mujeres en etapa escolar, universitarias y profesionales que en la construcción hay espacio para ellas y que es seguro trabajar ahí.
‘Es importante la formación académica, pero también es muy importante autocapacitarse, porque el aporte que pueden hacer teniendo conocimientos en tecnología, industrialización, robotización e inteligencia artificial, con seguridad les puede abrir muchas puertas, donde ellas lo determinen’, añade Martínez.
Sumado a lo anterior, Munizaga espera que con la industrialización del sector el panorama actual cambie para encaminarse a la equidad de género en la construcción. ‘En la medida que las empresas del rubro optimicen y automaticen sus procesos productivos, la mujer estará en mejores condiciones de participar en la industria’, concluye.
Fuente: Diario Financiero