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Sergio Díaz: “La economía circular no es un costo, es una oportunidad de negocio”

Fecha: 03/09/2025

Sergio Díaz, subgerente de Sostenibilidad de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), afirma que la Red de Economía Circular de la Construcción (Red ECC) es una oportunidad para transformar el sector desde la colaboración, la innovación y la eficiencia. Desde su rol en el Comité Técnico, subraya que este modelo no solo es escalable, sino que además fortalece la competitividad de las empresas en el corto y largo plazo.

La Cámara Chilena de la Construcción (CChC) no quiere mirar desde la galería. Así lo expresa Sergio Díaz, subgerente de Sostenibilidad del gremio, al referirse al rol que decidieron tomar en la Red de Economía Circular de la Construcción (Red ECC): “Decidimos ser protagonistas en la Red ECC por una visión de futuro y un profundo sentido de responsabilidad. No nos sumamos por cumplir, sino por un conjunto de razones estratégicas”. Entre ellas, menciona liderazgo y proactividad: “Quisimos adelantarnos, tomar las riendas del cambio antes de que lleguen regulaciones más exigentes y guiar este proceso de una forma que cree valor para la sociedad, el país y nuestros socios”, dice.

El gremio más representativo del sector está convencido de que la circularidad no es una carga regulatoria, sino una fuente concreta de valor. “No vemos la economía circular como un costo, sino todo lo contrario: es una fuente de innovación y de nuevos negocios. Valorizar residuos y diseñar de manera más inteligente abre un mundo de oportunidades para ser más productivos”.

Socio estratégico para escalar el modelo territorial

La participación de la CChC no solo tiene fundamento en su estrategia de este año —de la cual la Red ECC es una implementación práctica—, sino también porque “es el paso lógico para implementar la Estrategia de Economía Circular en Construcción 2025, una hoja de ruta que nosotros mismos ayudamos a escribir. La conexión es total: la Estrategia 2025 nos dice el “qué” y el “porqué”, y la Red ECC nos da el “cómo” y el “con quiénes”. Es el punto de encuentro donde el mundo público, el privado y la academia nos unimos para lograr las metas que nos propusimos”, explica Díaz.

Por otra parte, están las capacidades propias del gremio para acelerar el cambio. Díaz destaca tres factores: “El primero es nuestra capacidad de articulación del sector privado. El segundo, nuestra presencia en todo el territorio. Y el tercero, nuestra experiencia práctica”.

Esa articulación se traduce en convocar a empresas a lo largo de toda la cadena de valor, y conectar el propósito de la Red ECC con la realidad operativa de las obras. “Somos ese puente que conecta los grandes objetivos de la Red con la realidad del día a día”, explica. Y agrega que la capilaridad territorial de la Cámara permite adaptar el modelo a la diversidad regional del país.

Empresas protagonistas del cambio

Pero el protagonismo no está solo en las instituciones. Para Díaz, el motor de la Red son las empresas constructoras y proveedores: “Nuestros socios son el centro de este modelo. Son ellos quienes, en la práctica, harán que la economía circular ocurra”.

Esto implica transformar la cultura empresarial: dejar de ver los residuos como basura y empezar a entenderlos como recursos. “Una obra ya no genera ‘basura’, sino materias primas para otros, y el rol de nuestros socios es separar bien en la obra, para que esos materiales puedan volver a usarse”.

Además, enfatiza la importancia de cerrar el círculo generando demanda por productos reciclados: “Nuestros socios serán los principales compradores de materiales reciclados, cerrando el círculo y haciendo que este nuevo mercado sea rentable”.

De la idea a la acción: plataformas, estándares y colaboración

Para que la valorización funcione en la práctica, la CChC está impulsando iniciativas concretas: “Estamos impulsando la creación de plataformas que conecten, como marketplaces digitales de recursos y simbiosis industrial. La idea es simple: hacer visible y fácil el intercambio de materiales entre quien los genera y quien los necesita”.

Pero también se necesita generar confianza en estos materiales. “Trabajamos en normas técnicas y certificaciones para estos productos”, afirma, subrayando que la calidad es clave para que haya inversión y adopción masiva.

Otra línea de trabajo apunta a escalar los Acuerdos de Producción Limpia (APL) como base para articular actores territoriales y fomentar la logística colaborativa.

Circularidad como negocio

Más allá de lo ambiental, el enfoque de la Cámara es que la circularidad es un buen negocio. “Sumarse a la Red es, antes que nada, una excelente decisión de negocios”, afirma Díaz. “Botar residuos cuesta dinero; al valorizarlos, no solo se deja de gastar, sino que se puede empezar a ganar dinero”.

También destaca beneficios como la mejora de la productividad, el acceso a nuevos proyectos y el cumplimiento anticipado de futuras regulaciones ambientales.

Visión de país y cambio cultural

Si bien la Red ECC se desarrolla en la Región Metropolitana, el objetivo es nacional. “Este modelo no es solo para Santiago; nuestra visión siempre ha sido nacional. La clave para replicarlo es la flexibilidad y la adaptación a cada realidad local”, explica. Y el rol de las Cámaras Regionales será vital para liderar ese proceso con pertinencia territorial.

Finalmente, Díaz hace un llamado a repensar la forma de construir desde la raíz: “El cambio más importante debe empezar desde el proyecto, diseñando con una visión en el futuro, no solo en el presente. Los arquitectos e ingenieros tienen que empezar a diseñar para ‘desarmar y reutilizar’”.

Y concluye con una provocación directa a las empresas: “En la locura del día a día, ¿te has puesto a pensar cuánta plata estás botando a la basura? La construcción está cambiando. ¿Vas a mirar cómo pasa o vas a ser protagonista?”.

Industrialización de la construcción en Chile: hablemos en serio

Fecha: 04/12/2024

Por Ricardo Flores, gerente de desarrollo de IDIEM

En octubre se realizó la feria Edifica 2024, que reveló una realidad que demanda atención urgente: la industrialización de la construcción en Chile requiere un cambio profundo en su estrategia. Durante los tres días que duró la feria, el espacio estuvo repleto de proveedores nacionales e internacionales, incluyendo empresas chinas que ofrecieron soluciones industrializadas. Sin embargo, en esencia, casi todas estas soluciones son muy similares. Entonces, ¿qué estamos haciendo realmente?

Es hora de dejar de competir y comenzar a dejar de lado las rivalidades. La industrialización y el uso de plataformas digitales en la construcción son negocios que dependen del volumen para sobrevivir. Para lograr eficiencia, las industrias requieren escala. Y hoy, el mercado de la edificación en Chile opera en uno de sus niveles más bajos, amenazando la viabilidad de muchas empresas. 

Sin colaboración entre los actores nacionales, prefabricadores, industrializadores y empresas de aplicaciones digitales, nuestra industria está destinada al fracaso. La competencia real no está dentro de nuestras fronteras: la encontramos en los gigantes internacionales, que tienen la ventaja del volumen y la tecnología avanzada.

Un ejemplo claro es la inversión anunciada por Microsoft: 1,3 mil millones de dólares en investigación y desarrollo para los próximos tres años. ¿Cómo puede una empresa chilena competir contra algo así? Solo formando alianzas, fusiones o colaboraciones que nos permitan alcanzar la escala necesaria.

Existen muchos ejemplos de éxito en la unión empresarial. La marca de café colombiano Juan Valdez, que agrupa a miles de pequeños productores, supo competir globalmente al asociarse bajo una identidad común. Las cooperativas agrícolas y lecheras lo hicieron hace años en nuestro país, al igual que las ferreterías locales, que enfrentaron a gigantes internacionales como Home Depot al crear marcas unificadas como Construmart, MTS y Chilemat. Entendieron que el verdadero desafío no estaba en el competidor local, sino en los grandes actores globales, más eficientes y con acceso a tecnologías de punta.

Si no vemos pronto fusiones, adquisiciones o alianzas estratégicas, muchas empresas locales y sus ideas innovadoras desaparecerán. Necesitamos avanzar en la estandarización y en la trazabilidad de la información. Un sello país de construcción industrializada. 

Para lograr eficiencia y escala, las soluciones de diferentes empresas deben integrarse y ensamblarse como piezas de LEGO. En Idiem, creemos en la colaboración y, con nuestros laboratorios y profesionales, podemos contribuir a la trazabilidad y el cumplimiento de los estándares. Sin embargo, la alianza principal debe provenir de las propias industrias.

Mi invitación es a que la industria de la construcción en Chile tome una postura estratégica frente a la industrialización. Esto no se logrará con reuniones esporádicas entre amigos, sino con acciones concretas que emulen el éxito a través de la colaboración. La convicción y el alineamiento entre los actores importan más que la estrategia perfecta.

Los desafíos que enfrenta Construye2025 este 2019

Fecha: 09/04/2019

Productividad, sustentabilidad, competitividad,, innovación y tecnología son los temas que siguen siendo prioritarios para el programa, a lo que se suma considerar una actualización de la hoja de ruta y la estrategia del programa.

 

Cinco ejes principales tiene el trabajo de Construye2025 para este año: fortalecer el capital humano, mejorar la productividad y la sustentabilidad, fortalecer el desarrollo de innovación, tecnología e investigación, y reformular la hoja de ruta. El gerente del programa, Marcos Brito, analiza estos puntos y habla de lo que viene durante los próximos 10 meses.

Desafío 1: Productividad

Lograr mejoras en la productividad del sector por medio de fortalecer la formación del capital humano, mejorar los marcos contractuales, hacer más eficiente el uso de los recursos y disponibilizar tecnologías de información para el diseño y tramitación de obras.

“Estas son las temáticas tal vez más críticas que se están abordando hoy en el sector construcción, por cuanto necesitamos torcer la curva de productividad, que está estancada desde hace más de 20 años y, en este sentido, la brecha número uno sigue siendo las deficiencias de capital humano. Pero también tenemos que actuar sobre aspectos contractuales y las maneras en que se relacionan las partes de la construcción y ver cómo incentivamos o propiciamos la transformación digital. Ese es el concepto que está detrás de incorporar tecnologías de información en los procesos constructivos. También debemos disponibilizar tecnologías, metodologías y sistemas para hacer más eficientes las obras de construcción y el uso eficiente de los recursos.

En lo que se refiere a la tramitación de obras, hablamos puntualmente del DOM en Línea, proyecto que está instalado hoy en el Minvu y nosotros como programa participamos en la mesa directiva”.

Desafío 2:  Sustentabilidad y economía circular

Los residuos de la construcción se insertan en un proceso de producción lineal. Su generación, gestión e inadecuada disposición, son un gasto y pérdida de recursos, tanto para el sector público como para el privado. En este sentido, los principales desafíos que presenta el sector son aquellos que se relacionan con la baja productividad y los impactos ambientales de construcción.

En cuanto al sector privado, el desafío es fortalecer la cadena de valor para el desarrollo de la economía circular en construcción. Hay evidencias concretas de ahorros en el presupuesto de la obra, en la seguridad para los trabajadores y en reducir los impactos ambientales en el entorno.

Desde el sector público, se está desarrollando una hoja de ruta de los residuos de la construcción y demolición (RCD), iniciativa multisectorial que busca fomentar y promover la gestión sustentable de los RCD, bajo el foco de Economía Circular. Para ello se ha formado un comité consultivo público, integrado por los ministerios de Vivienda y Urbanismo, Medio Ambiente, Obras Públicas, Corfo y el Construye2025 (ver www.construye2025.cl/rcd).

Desafío 3: Industrialización

Mejoras en competitividad, por medio de fomentar la construcción industrializada, incluyendo sistemas prefabricados lineales, panelizados o modulares, así como el desarrollo de capital humano especializado, son objetivos del Consejo de Construcción Industrializada (CCI), impulsado por Construye2025, con la participación de actores públicos y privados.

Por parte de la construcción industrializada, “estamos preparando casos de éxito para difundir, para mostrar que en Chile se están haciendo cosas muy interesantes y competitivas a nivel regional. Y que, por lo mismo, deberían tener mucha más vitrina, para hacer crecer su mercado. Vale decir, que más constructoras contraten a estas empresas que hacen soluciones prefabricadas o industrializadas y también pensar que puedan vender en otros países”, comenta Brito.

Por otra parte, el Consejo de Construcción Industrializada, que ya tiene más de 50 instituciones miembro, está pronto a constituirse como una corporación independiente, para así contar con su propia personalidad jurídica, autonomía operacional y, de esta forma, hacer frente a los desafíos que la construcción industrializada requiere  sortear para promover este tipo de soluciones y mejorar la productividad de la edificación en Chile.

Desafío 4: Innovación y tecnología

Fortalecer el desarrollo de innovación, tecnología e investigación para el sector, por medio del apoyo e involucramiento de los centros tecnológicos y de extensionismo en operación.

“Los centros tecnológicos deben ser el principal instrumento habilitador o plataforma habilitadora para que se desarrollen tecnología y se genere investigación y sistemas innovadores para la construcción. No queremos que sigan prestando desde la academia los servicios que ya han desarrollado anteriormente, se busca una adicionalidad de servicios, producto de la sinergia entre quienes componen estos centros”, especifica.

De esta manera, “queremos que estos centros sean realmente un punto de inflexión en cuanto al desarrollo, tecnología, prototipaje e investigación. Asimismo los centros de extensionismo, por lo menos los dos que están trabajando en construcción, han tenido buenos resultados, como por ejemplo en la zona sur, en el que ya han desarrollado herramientas para la gestión de las empresas. También están haciendo cursos de BIM para pymes y acercando sistemas más avanzados de gestión a estas empresas de menor tamaño”, añade.

Desafío 5: Revisión estrategia

Reformular la hoja de ruta y desarrollar una estrategia para la segunda etapa de implementación de Construye2025, con actividades, actores, plazos y metas específicas, junto con la instalación del programa en el sector, para su continuidad en el largo plazo.

“Con esto no nos referimos a hacer el mismo trabajo que realizamos hace tres años, de construir una hoja de ruta, sino que tener una visión crítica de la actual y qué cosas son las que realmente tienen valor para llevar adelante desde este programa y cuáles deben hacerse desde otras instituciones”, reflexiona el profesional.

En ese sentido, “debemos plantearnos un plan de acción para estos tres años que nos permita todavía darle más valor a este programa, mantenerlo vigente y, sobre todo, seguir levantando apoyo desde el sector privado, porque todavía nos hace falta complementar un apoyo concreto del sector privado al programa, para que pueda lograr los objetivos que se plantea”, sostiene Marcos Brito.