Primera plataforma a nivel nacional orientada a la elaboración de pasaportes de materiales y gestión de activos inmobiliarios de manera sostenible, a través del registro de información técnica, de sustentabilidad, toxicidad y circularidad, de los materiales, productos y componentes que conforman la edificación, mediante este proceso se efectúan cálculos, se generan indicadores y reportes, que aportan valor para su actual uso, recuperación y reutilización, apoyando de esta forma la gestión sostenible de los activos.
El Pasaporte de Materiales, es una iniciativa pionera en innovadora a nivel nacional y regional, y cuenta para la primera etapa con el apoyo de Falabella, AZA Acero Sostenible y Volcán, quienes son parte del proceso de pilotaje y validación de esta iniciativa.
Daniel Berdichevsky, gerente de Proyectos y Construcción de Falabella Inmobiliario
“Alineados a su estrategia de sostenibilidad y conscientes de contribuir en la mitigación del cambio climático, Falabella fue una de las tres empresas que decidió apoyar esta Plataforma pionera nivel nacional y regional.
Innovar en nuestra industria es necesario, por ello valoramos el ‘Pasaporte de materiales de construcción’ que ha desarrollado el Green Building Council Chile y el Centro Tecnológico para la Innovación en Construcción. Esta solución tecnológica es relevante para el sector, ya que beneficiará directamente la gestión de activos sostenibles.
Esperamos que el piloto avance, tenga buenos resultados y la iniciativa se pueda desarrollar en todo el rubro. Los buenos proyectos se deben replicar”. La compañía está activamente trabajando en las construcciones sustentables, con el objetivo de minimizar el impacto ambiental de nuevas edificaciones, ampliaciones y remodelaciones”.
Sandra Arzola, jefe de Marketing Aceros Aza
“Pasaporte de Materiales para la Construcción es una iniciativa que está completamente alineada con la filosofía de Aceros AZA. Es un proyecto que aporta al desarrollo sustentable de los materiales que se utilizan en la construcción, impulsando así la economía circular y el cuidado del medio ambiente.
Aceros AZA es una empresa profundamente comprometida con el cuidado del medioambiente y para ello, está permanentemente buscando iniciativas y soluciones que permitan disminuir los impactos ambientales en la industria de la construcción. Hoy, este sector es responsable por cerca del 30% de la emisión de gases con efecto invernadero en el mundo. Además, no más del 7% de los insumos son reciclado o reutilizados. Claramente, esto indica que la construcción debe avanzar colaborativamente en generar instancias en esta materia.
Por esto, Aceros AZA se compromete a apoyar el proyecto que plantea el CTEC y Chile GBC. Estamos convencidos como empresa que conocer adecuadamente la trazabilidad de los insumos de la construcción y su posterior revalorización, es fundamental para avanzar en la economía circular y dejar, definitivamente de lado, la economía lineal que tanto daño ha generado para nuestro planeta”.
Ricardo Fernández, gerente Técnico y Desarrollo Sostenible de Volcán
“Para Volcán ha sido de gran interés participar en esta plataforma, queremos contribuir a identificar Proyectos Inmobiliarios Sostenibles y avanzar en Economía Circular.
El desarrollo del Pasaporte de Materiales para la Construcción ha sido un trabajo de Innovación abierta con entidades como CTEC, Chile GBC y Falabella. Sólo podemos avanzar de buena forma, trabajando colaborativamente y generando ecosistemas que apunten a objetivos comunes y en plazos acotados.
El conocer los impactos ambientales y aportes de los materiales y componentes del edificio, permitirá tomar buenas decisiones en modificaciones y en la deconstrucción del edificio, permitiendo tener trazabilidad con una información verificada por terceros. Esperamos que esto sea un incentivo para que los proveedores consideren como herramientas de trabajo las declaraciones ambientales de productos y en el futuro nos manejemos en base a ecoetiquetados”.
La implementación de esta plataforma, se proyecta como un impacto positivo en el sector, al incrementar o mantener el valor de los materiales, productos y componentes de construcción a lo largo del tiempo; facilitando que desarrolladores seleccionen materiales de construcción circulares, sostenibles y saludables; promoviendo el diseño con materiales más sustentables y circulares; facilitando la trazabilidad del flujo de materiales de construcción en un activo inmobiliario; disponibilizando información ambiental de productos y materiales de construcción; fomentando los incentivos y garantías para materiales secundarios y las compras sustentables, y facilitando la logística inversa o devolución de productos, materiales y componentes, cerrando ciclos, y fomentando de esta manera una construcción más consciente con el medio ambiente y en sintonía con el desafío país de avanzar hacia la carbono neutralidad.
Fuente: CTEC
Desde el inicio de la Revolución Industrial la humanidad ha estado dominada por un sistema económico absolutamente lineal: producir, consumir y desechar. No es necesario detenerse a explicar el impacto que este modelo ha tenido en nuestro medio ambiente. Son tan graves que según un informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU nuestro planeta va a alcanzar el decisivo límite de 1,5 ℃ por encima de la temperatura de la época preindustrial en el año 2030.
Es por eso por lo que urge cambiar la economía lineal por una circular y el desafío es trabajar con una visión de largo plazo que permita generar un modelo que vaya más allá del reciclaje y en el que las empresas y organizaciones de todo tipo y tamaño se hagan cargo adecuadamente de sus residuos, valorizarlos y dándoles una nueva vida o uso.
Todos lo sabemos, pero muchos olvidamos que vivimos en un planeta de recursos finitos y cada día somos más humanos con un modelo de vida que es imposible sustentar, el principal pilar de la economía circular es la regeneración. Sus acciones buscan restaurar el equilibrio que necesita el ecosistema para que nuestra especia pueda prosperar en armonía con la naturaleza.
Ya entrando en materia, en la construcción es habitual la recuperación de los despuntes de acero para reciclarlos y fabricar acero nuevo. Pero no sólo los despuntes de acero son residuos en una obra, también hay madera, hormigón, plásticos y vidrios, entre otros. En el mundo, la construcción es responsable del 35% de los residuos sólidos.
“Actualmente los Residuos de la Construcción y Demolición (RCD), son un gran problema en el mundo, y en Chile generamos mucho más. Por ejemplo, en un país desarrollado la construcción de un edificio habitacional genera 0,14 metros cúbicos (m3) de residuos por cada metro cuadrado (1m2) construido. En cambio, en nuestro país, para ese mismo edificio generamos 0,26 m3 por m2, casi el doble”, explica Felipe Ossio, académico de la Escuela de Construcción de la Pontificia Universidad Católica de Chile y vicepresidente del SubComité de Economía Circular del Instituto de la Construcción (IC).
“En una primera etapa en Chile hemos abordado la economía circular en la construcción a través del concepto de gestión de residuos. Tanto públicos como privados han dado pasos fundamentales y con grandes resultados en esa línea, pero es indispensable transitar a modelos circulares que incluyan las etapas de gestión y diseño. Primero, hay que tener claro que los materiales y componentes deben mantenerse circulando en la tecnósfera (ciclos técnicos) y biosfera (ciclos biológicos) por el mayor tiempo posible con la mayor calidad posible; debemos privilegiar uniones físicas antes que químicas que permitan el desmontaje, adaptación, recuperación y mantenimiento de estos”, señala Anamaría De León arquitecta y consultora en economía circular, miembro del SubComité de Economía Circular del IC.
Y agrega que “en la etapa de diseño arquitectónico y de materiales se define entre el 60% y 80% de la sostenibilidad de una obra o producto. El diseño para la deconstrucción, diseño para la reversibilidad, banco de materiales, modulación y estandarización reversibles y diseñar por capas, son algunas de las estrategias que podemos activar en etapas tempranas de un proyecto.”
Para enfrentar este problema, el programa Construye2025, impulsado por Corfo y administrado por el Instituto de la Construcción, elaboró una Hoja de Ruta RCD Economía Circular en Construcción, que se lleva a cabo en conjunto con los ministerios de Vivienda, Medio Ambiente y Obras Públicas.
El objetivo es lograr un país que gestiona sus recursos en forma eficiente, por lo cual trabajan en cinco ejes estratégicos: el ordenamiento y planificación sustentable del territorio; la coordinación y articulación pública; la cadena de valor sustentable y circular; la necesidad de desarrollar y fortalecer plataformas de datos que entreguen información para el diseño de políticas públicas y creación de nuevos mercados en torno a la economía circular en construcción; y la remediación ambiental de los resultados de la extracción de áridos y disposición inadecuada de los RCD.
La iniciativa busca generar una industria más productiva disminuyendo en un 20% los costos de producción; aumentar en un 20% las edificaciones sustentables y disminuir en un 30% las emisiones de CO2 al 2030.
La coordinadora de Sustentabilidad de Construye2025 a cargo de la iniciativa, Alejandra Tapia, señala que la economía circular busca optimizar los recursos mejorando la sustentabilidad, productividad y competitividad de las empresas, así como también impulsar la innovación para la creación de modelos de negocios y servicios que disminuyan la extracción de recursos, constituyendo una oportunidad para ampliar la base de la economía del país.
Así, no sólo tenemos una industria más sustentable, sino que también la economía circular ayuda a generar nuevos empleos que la OIT los cataloga como “empleos verdes” y los califica de la siguiente manera: “Empleos decentes que contribuyen a preservar y restaurar el medio ambiente ya sea en los sectores tradicionales como la manufactura o a la construcción o en nuevos sectores emergentes como las energías renovables y la eficiencia energética”. Más aún hace hincapié en que estos empleos verdes permiten: aumentar la eficiencia del consumo de energía y materias primas; limitar las emisiones de gases de efecto invernadero; minimizar los residuos y la contaminación; proteger y restaurar los ecosistemas; y contribuir a la adaptación al cambio climático.
Desde hace más de un año, el Instituto de la Construcción articula, junto a un gran número de reparticiones gubernamentales, universidades, oficinas de ingenieros y arquitectos, además de empresas privadas y organismos que las representan, como el Instituto Chileno del Acero y la Corporación de Desarrollo Tecnológico; el Subcomité de Economía Circular, que está trabajando para promover y aplicar en la construcción este modelo, cuyos beneficios son claros y muy palpables. Además de la disminución en el uso de la energía, lo que permite reducir la huella de carbono en la construcción, está el mejoramiento de la calidad de vida de las personas, pues permite contar con ciudades más sustentables y pensadas en beneficio de la sociedad.
Este es un tema muy relevante, pues el Foro Económico Mundial (WEF, por su sigla en inglés) estimó que en 2050 el 90% de la población latinoamericana vivirá en ciudades, es decir alrededor de 570 millones de personas. Si somos conscientes y trabajamos en beneficio de ellas, muchas de estas personas podrán disfrutar de un medioambiente más sano y una mejor calidad de vida para mediados de este siglo.
Fuente: Instituto de la Construcción
Iniciativa pionera busca -en línea con los principios de la economía circular- lograr un retiro minucioso y óptimo de la mayor cantidad de los materiales que componen un inmueble, reduciendo residuos y emisiones de gases de efecto invernadero.
Reciclaje, reutilización, revalorización son conceptos que cada vez están más presentes en la sociedad y los distintos sectores de la economía, pues existe conciencia de que detrás de ello existe generación de valor económico y medioambiental.
Por ello, Demoliciones H y L decidió estar a la vanguardia, incorporando el concepto de deconstrucción a sus procesos, de manera de valorizar y dar trazabilidad a los residuos de una demolición. Todo con un objetivo claro: añadir una mirada verde a los procesos, para agregar valor al derribamiento de inmuebles.
“Con la guía de Nicolás Behar de Recylink, en Demoliciones H y L vimos una posibilidad de trabajar con una visión verde, en el sentido de realizar ciertas modificaciones en los procesos de demoliciones para incorporar conceptos de economía circular”, afirma Felipe Lira, ingeniero constructor y gerente Técnico y de Administración de Proyectos en Demoliciones H y L.
Si bien la deconstrucción es un proceso que demora y encarece un poco la ejecución de demolición convencional, sus beneficios son claros: reutilizar la mayor cantidad de material posible (y certificar con Recylink, para así asociar a una reducción de CO2 y, con ello, el impacto ambiental), considerando que en Chile no existe una normativa que facilite la comercialización de escombros sólidos reciclados asociados al proceso de demolición.
Así, en la actualidad, el análisis de qué materiales son susceptibles de recuperar y reutilizar es “caso a caso”. En esta labor, la trazabilidad es clave, pues es la única forma de cuantificar dónde y qué tipo de residuos genera una demolición y en qué lugar serán dispuestos.
El proceso comienza con una auditoría de predemolición, que identifica qué componentes tiene un inmueble que se demolerá, lo que permite armar un plan de gestión ambiental. Para el éxito del proceso, explica Nicolás Behar, constructor civil asesor en este proyecto de Demoliciones H y L y CEO de Recylink, generaron una estrategia con cuatro aristas: una estructura de deconstrucción, un plan de gestión ambiental, procedimiento y programa de educación ambiental. “Todo debe ser firmado por las partes, porque establece objetivos, cómo se lograrán, quiénes estarán involucrados en cada parte del proceso”, comenta el especialista.
Este material –manuales, fichas técnicas hasta certificados de faenas y autorizaciones- son ingresados a una plataforma que guarda todo el historial del proyecto, lo que facilita encontrar la información y procesos a seguir, así como ver en gráficas los aportes de la deconstrucción.
Cómo opera
En un proyecto realizado en La Florida y que dio el “vamos” a esta nueva mirada, por ejemplo, un punto relevante era dar nueva vida a los árboles que estaban en los terrenos. Ello se logró gracias a una máquina chipeadora, que permite procesar material de diferentes diámetros, reduciendo los desechos y entregando como resultado chips de madera, los cuales fueron valorizados y reutilizados).
En este proyecto, cerca de 50 metros cúbicos de madera/ramas se convirtieron en 6 metros cúbicos de chips, que fueron entregados a un vivero de la comuna de La Reina para su reutilización en compost. Los troncos de pinos, en tanto, fueron cortados y entregados como insumos para la fabricación de tablas para piso. El mismo proceso se realizó con otros componentes como plástico, puertas, ventanas, fierro y cobre, que fueron entregados en distintos depósitos o bien, entregados directamente a personas para su reutilización.
Por ejemplo, las cerchas fueron entregadas a una persona que estaba ampliando su casa y las botellas plásticas a puntos de reciclaje específicos. “Así lo tratamos de hacer con todos aquellos materiales a los que se le pudiera dar una segunda vida. Lamentablemente, en Chile no está aún la tecnología ni la reglamentación para procesar los escombros inertes y haber obtenido un producto final comercializable nuevo, porque con eso, no me cabe la menor duda, de que del 100% de los escombros, se podría haber llegado a un 60% o 70% adicional al 20% que se valorizó”, agregó Felipe Lira.
Impacto en cifras