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Echeverría Izquierdo: empresa constructora pionera en medir la huella de carbono en Chile

Fecha: 27/09/2023

La compañía que por más de 40 años ha sido líder de la industria en innovación en el país, con presencia en Argentina, Bolivia y Perú y que cotiza en la Bolsa, ha sido pionera en el sector construcción al medir sus emisiones con el objetivo de reducirlas gradualmente.

Desde sus inicios, Echeverría Izquierdo ha estado comprometida con la sostenibilidad, pues la empresa cree que el desarrollo económico debe coexistir en armonía con el desarrollo social y medioambiental. Por ello, hace años ha venido trabajando en temáticas como las prácticas empresariales responsables, la integridad corporativa, la preocupación por las personas, el respecto por el medio ambiente y las comunidades, el relacionamiento con los clientes y la cadena de valor, entre otros aspectos.

Están conscientes de los impactos que genera la industria de la construcción en el medioambiente y una vez creada la Gerencia de Sostenibilidad en el 2022, una de las primeras acciones que decidieron llevar a cabo fue la medición de la huella de carbono de la compañía. Dicha medición sería el primer paso para establecer metas, monitorear el progreso de la organización en el desempeño medioambiental y desarrollar una estrategia de cambio climático.

“Como Grupo, y en relación al pilar medioambiental, hemos definido la reducción de la huella de carbono como uno de nuestros objetivos principales”, señala Carolina Reyes, gerente de Sostenibilidad de Echeverría Izquierdo.

Y es que esta medición tiene varios beneficios para una organización: es un requisito para ratings ASG, tales como los cuestionarios del Dow Jones Sustainability Index y CDP, y para referencias de divulgación, tales como GRI, SASB y TCFD. En Chile, permite la participación en el programa Huella Chile para medir el inventario nacional de carbono en el país; y proporciona evidencia fundamental para el desarrollo de una estrategia de cambio climático, según explica la ejecutiva.

La huella de CO2 mide las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de una organización durante un período de tiempo establecido (normalmente un año calendario). Para su gestión adecuada, las emisiones se agrupan de acuerdo con el tipo de actividad con la que están asociadas y el nivel de control que tiene una compañía para gestionarlas tales como: Alcance 1, emisiones directas; Alcance 2, emisiones indirectas por consumo de energía adquirida y Alcance 3, otras emisiones indirectas.

La gerente de Sostenibilidad de EI comenta que en 2020 hicieron un primer levantamiento de información de consumos de combustible, electricidad y gestión de residuos de las unidades de negocio del grupo. Con ese primer ejercicio, pudieron ver las dificultades que un acto así constituye, pero también las oportunidades que presenta. “En 2021 nos pusimos de lleno a trabajar en lo que sería el proceso de medición de huella de carbono y realizamos el ejercicio para dos años consecutivos -2020 y 2021- en los alcances 1, 2 y 3 para todas las unidades de negocios del grupo, es decir a nivel de compañía”, asevera.

Principales resultados

Como señala Reyes, desde el punto de vista del proceso, el resultado fue exitoso. “Se cumplieron los objetivos que nos propusimos en relación a la cobertura; la medición de la huella en los tres alcances; y la participación y colaboración de los profesionales de las distintas unidades de negocio”.

Desde el punto de vista del resultado, la huella de carbono se comportó de manera similar a la de otras empresas de la industria a nivel internacional, siendo el Alcance 3 el más elevado. Ello, dado principalmente por la categoría 1 de consumo de materiales. Mientras que el Alcance 2 fue menor en relación al 1, por el consumo de combustible utilizado en las maquinarias.

“Para esta primera medición no teníamos un parámetro de comparación con empresas de similares características a nivel nacional por lo que hicimos un benchmark con empresas líderes en rankings de ESG a nivel mundial, que nos sirvieron como referencia para efectos de definir las categorías a medir”, especifica la profesional.

Y agrega que “el 2020 fue un año bien particular, porque fue el período de pandemia donde tuvimos un peak de proyectos en ejecución y aquellos de gran magnitud mantuvieron su continuidad operacional.Luego, el 2021 también fue especial porque fue un intervalo de transición entre la pandemia y la reactivación. Ese año el resultado obtenido fue prácticamente la mitad del año anterior. Es decir, se redujo la huella de carbono en casi un 50%. Nuevamente, observamos que el Alcance 3 fue el que nos dio mayor cantidad de emisiones y este alcance está incidido por bienes comprados, es decir mayoritariamente por materiales de construcción, tales como fierro y hormigón. Esta baja en las emisiones estuvo dada por el número de proyectos y las etapas de las obras en ejecución, lo que muestra que la variabilidad de los resultados depende del estatus de proyectos y consumo de materiales, analiza Reyes.

La profesional añade que en el 2022 reafirmaron los resultados obtenidos en 2021 y con esto ya existe una tendencia respecto a cómo se comporta la compañía en relación a las emisiones. Para efectos de tomar decisiones, consideran, es necesario tener un par de mediciones -o más-, para entender y reaccionar, dado que la huella de carbono se ve muy impactada respecto a la cantidad de proyectos existentes: si aumentan los proyectos/contratos, mayor es la huella y viceversa. Es por eso que hoy, en forma primaria, se están definiendo las medidas de intensidad para plantear metas de reducción en relación a ellas, sin descartar a futuro las metas de reducción de emisiones absolutas.

Comunicación en todos los niveles

En este contexto, el Grupo EI decidió generar alianzas con proveedores estratégicos, “que sabemos están trabajando en reducir su huella de carbono. En relación al fierro, con empresas que utilizan chatarra; y en relación al hormigón, con empresas que nos han informado están reemplazando algunos componentes para que su producto final genere menos emisiones”, cuenta la ejecutiva.  “Estamos trabajando con Revaloriza en dos de nuestras unidades de negocios, siendo una iniciativa clara y concreta de revalorización”, puntualiza.

Asimismo, han definido iniciativas como planes de formación anual y campañas comunicacionales para transmitir este conocimiento a toda la organización, de modo que sea comprendida por todos los trabajadores y también todos puedan adherirse a ella. “El concepto de sostenibilidad es reciente, hoy está de moda, pero necesitamos estar todas y todos alineados y hablar en el mismo lenguaje y para eso es necesario tener planes de formación a todo nivel”, sostiene Reyes.

De este modo, en una fase inicial han tenido reuniones ampliadas por plataformas digitales y webinars para difusión del proceso de medición. Posteriormente, una vez realizado el ejercicio, han difundido los resultados con un gran interés y buena recepción de las y los colaboradores.

La primera mejora que realizó EI fue la creación de un sitio de ecoeficiencia operacional en el que cada unidad de negocio puede reportar mensualmente sus consumos, a nivel de obras y en forma centralizada, facilitando la recopilación de información y su confiabilidad para la medición anual.

Junto con ello, se creó el “Comité de Huella”, una comisión de medio ambiente en la cual participan los principales líderes medioambientales de las unidades de negocio. Se reúnen de forma trimestral y revisan temas de relevancia y, en particular, respecto a la medición de la huella de carbono. Esta instancia ha permitido aunar criterios y definir objetivos.

Otra mejora importante ha sido el desarrollo de la base de datos por parte de la Gerencia de Abastecimiento, la que permite año a año tener datos precisos, específicos y concretos.

Algunas empresas del rubro ya se han mostrado interesadas en medir su huella de carbono y se han acercado a Echeverría Izquierdo para despejar dudas. “Para dar cumplimiento al Plan Nacional de Descarbonización al 2050 todas deberán hacerlo, tenemos metas parciales al 2030 y 2040 que de no comenzar a trabajar hoy, no será posible alcanzarlas. Por esa razón, hoy no solo es necesario, sino urgente hacerlo”, afirma la gerente.

Pero reconoce que en la industria de la construcción no es un tema tan candente, aunque el cliente minero ha avanzado respecto a la medición y hoy ha llegado a ser una solicitud de algunos mandantes: “Si bien no es una exigencia, es un plus”, dice.

Finalmente, la gerente de Sostenibilidad recomienda a las empresas “perder el miedo a la medición, el proceso puede ser incremental, se puede comenzar con una parte de la operación, una obra por ejemplo y luego ampliar la cobertura, lo importante es partir”, concluye la ejecutiva.

 

 

Ecopaneles de conchas: la innovación que podría cambiar el futuro de la construcción en seco en Chile

Fecha: 30/11/2022

La meta de cero emisiones de efecto invernadero de aquí a 2050 parece un poco más alcanzable cuando se conocen iniciativas como la de la Universidad Católica del Norte que utiliza los residuos de la industria acuícola en la elaboración de materiales de construcción.

Cuando el lugar escogido para descansar es la costa chilena, más de algún turista que no desea pasar las horas en el mar, se dedica a caminar por la playa recogiendo conchas para llevar a casa, atraído por sus colores, formas y texturas. Sin embargo, cuando éstas se acumulan en toneladas de residuos, el paisaje no parece ser tan idílico. Pero hay un grupo de investigadores en Chile que descubrió algo más en los residuos acuícolas, como las conchas de mejillones, machas, ostiones y locos, que podrían ser aprovechadas para disminuir el impacto medioambiental de la industria de la construcción, a través de la utilización de materiales más circulares.

Esta forma innovadora de aportar a la disminución de gases de efecto invernadero (GEI) la descubrieron docentes y estudiantes de la Escuela de Prevención de Riesgos y Medioambiente de la Universidad Católica del Norte (UCN), liderados por su directora Begoña Peceño Capilla. Con el apoyo del Gobierno Regional de Coquimbo y el Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC-R), crearon un ecopanel que aprovecha hasta un 70% de los desechos de la industria acuícola chilena.

De ahí que organizaciones como Invertec Ostim, Transforma MÁSMAR, Mejillón de Chile”, Cámara Chilena de la Construcción, Cooperativa M31 y la Caleta de San Pedro de La Serena, se sumarán a una idea con gran potencial de mercado, que contribuye a la integración territorial y el desarrollo social. De lograr comercializarse a nivel masivo, el impacto desde la región de Coquimbo hasta Los Lagos sería enorme, donde Construye2025 tiene una importante tarea en la promover este nuevo producto.

Este ecopanel toma un residuo para convertirlo en un material de construcción similar al yeso cartón, que funciona como un muro cortafuego resistente, diseñado y certificado que reduce la velocidad de propagación del fuego en caso de incendio. Para explicar su característica ignífuga, la investigadora Begoña Peceño explicó cómo se utiliza el yeso-cartón en la industria, donde popularmente se conoce como volcanita. “Cuando hay un incendio los paneles generan una reacción exotérmica que lo que hace es retirar calor del ambiente y, por lo tanto, bajan las temperaturas”, dijo.

Las conchas marinas constituidas en un 95% por carbonato cálcico, incluso, aportan protección a otros materiales como el acero o la madera. “En un edificio no protegido, el fuego arrasaría en siete minutos, pero, con esta innovación ese proceso se retrasa hasta en 25 minutos”, detalló la investigadora. E incluso, podría aumentar dependiendo del espesor de la placa.

Tierra hay una sola

Pensar en nuevas formas de construir no es antojadizo. El derretimiento de los polos y la consecuente subida del nivel del mar; la presencia de fenómenos meteorológicos extremos como las tormentas, huracanes y las olas de calor, que dan paso a megaincendios que lo destruyen todo; las migraciones masivas y la extinción acelerada de especies lo requieren.

Según el Banco Mundial, la pérdida de los ecosistemas es una problemática propia del desarrollo “ya que entre el 60 % y el 70 % de los ecosistemas del mundo se están degradando más rápido de lo que pueden recuperarse”, argumentó la académica de la UCN. Entre tanto, se ven afectados, principalmente, los países más pobres, justamente en zonas donde la agricultura, la silvicultura y la pesca son esenciales.

“Más de la mitad del PIB mundial se genera en sectores que dependen en gran medida o moderadamente de los servicios de los ecosistemas, como la polinización, la filtración de agua y las materias primas. Más de 3000 millones de personas dependen de la biodiversidad costera y marina para su ingesta de proteínas y medios de sustento. Tres cuartas partes”, afirmó Begoña Paceño.

Y es que si no actuamos ahora, “la exposición a aire contaminado aumentará en un 50% en esta década, mientras que los desechos plásticos que fluyen hacia los ecosistemas acuáticos podrían triplicarse para 2040”. Por este motivo la ONU apuesta por una vida sostenible, incentivando a la industria a tomar acciones.

A la fecha, Chile es uno de los tres países con mejores acciones desarrolladas para enfrentar la problemática medioambiental según el Ranking de Desempeño frente al Cambio Climático, logro que fue atribuido a la promulgación -en mayo pasado- de la Ley 21.455 o Ley Marco de Cambio Climático. La iniciativa #NetZero, incluida en el texto de la normativa, busca alcanzar y mantener la neutralidad de emisiones de gases de efecto invernadero al año 2050, mediante instrumentos de gestión a nivel nacional, regional y local.

Adicionalmente, en nuestro país se generó el Sistema Nacional de Acceso a la Información y Participación Ciudadana sobre Cambio Climático que será administrado y coordinado por el Ministerio del Medio Ambiente con apoyo del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación para avanzar en esta línea.

¿Construcción ecofriendly?

Respetar el medioambiente o ser catalogado como ecofriendly es una meta a la que muchos empresarios quieren llegar, pero pocos lo logran. No porque la voluntad no exista, sino -muchas veces- por desconocimiento o por costos. Pero, los datos son alarmantes. La Cámara Chilena de la Construcción reconoció, en 2019, que en Chile no existen cifras oficiales sobre la emisión de gases de efecto invernadero (GEI). El documento titulado “El Sector de la Construcción ante el Desafío Climático Global”, escrito para la COP25, explica que “debido a la metodología utilizada (estándares internacionales) y a la falta de reporte de datos del sector, no hay un catastro oficial y directo de emisiones de GEI” y que “una de las principales fuentes de emisión de CO2 corresponde a la producción industrial de insumo como cemento, hierro, acero, vidrio y alquitrán”.

Por lo anterior, innovaciones como las desarrolladas por el equipo liderado por Begoña Peceño, donde los residuos acuícolas demuestran que la economía circular es posible, constituyen un aporte al planeta que no podemos pasar por alto.

EcoAZA: la empresa que valoriza la escoria siderúrgica

Fecha: 30/11/2021

La filial de la productora de acero AZA, genera coproductos que se convierten en prácticos insumos para la construcción, que podrían contribuir sustancialmente al desarrollo de la economía circular.

En una planta ubicada en Til Til se reciclan materiales que por mucho tiempo eran considerados residuos. Hasta ahí llegan las escorias desde Aceros AZA.

El proceso de economía circular impulsado por la empresa implica procesar para segregar metales que se vuelven a reciclar en AZA, entre ellos las escorias siderúrgicas. “En la medida que AZA recicla productos de acero o chatarra, se generan materiales como las escorias siderúrgicas que representan el 80/20 de estos coproductos”, señala el jefe de Medioambiente de AZA, Matías Contreras.

Después de un exhaustivo estudio, la compañía observó con interés un ejemplo alemán, donde utilizaban un modelo de gestión de escorias y así fue como en 2020, se compraron los activos de una de las plantas procesadoras de escorias que antes le prestaba el servicio. “Antes pagábamos a un tercero para que la gestionara de manera adecuada; después, se fueron creando redes técnicas; y se internalizó el modelo”, comenta Contreras. 

De esta manera, se resolvía un problema latente: la imposibilidad de que el proveedor retirara en tiempo y cantidad la escoria disponible desde AZA, la empresa madre dedicada a la comercialización de acero. “Tenemos ciertos volúmenes de acopio dentro de la planta que tienen que ir saliendo, entonces hay un tema de continuidad operacional. Ahora, desde el punto de vista de control interno es mucho más eficiente para poder hacer gestión; hay evidentemente un beneficio en costo, pero también hay un tema ambiental que a nosotros nos motivó”, recuerda Matías Contreras. 

En Alemania, la experiencia había sido exitosa. De hecho, había carreteras y muros hechos con escoria e, incluso, exportaciones a países cercanos. “La compañía tenía un dolor del que había que hacerse cargo y al ver las aplicaciones que había en Europa, principalmente, en líneas férreas, autopistas, parques y paredes, se tomó la decisión de comenzar a procesar y buscar las validaciones técnicas para usar el material e ir cambiando la figura de residuo a coproducto”, detalla el gerente general de EcoAZA, Francisco Esser. 

Barreras

Sin embargo, a pesar de ser un modelo sustentable, el camino no ha estado libre de obstáculos. En este aspecto, las principales barreras radican en que este tipo de materiales no están categorizados como materia prima, sino que llevan la etiqueta de residuo. Por eso, los permisos son el foco para avanzar junto a los esfuerzos por demostrar la inocuidad. 

Pero con caracterizaciones, ensayos, pilotos y convicción, EcoAZA se enfrenta a la regulación que, a veces, parece tan lejana a la de otros países. “En México, por ejemplo, se había entregado y coordinado la venta de un volumen importante de escoria para poder ampliar una autopista: dos vías por carril. Lamentablemente, acá todavía no podemos porque hay otras barreras que de alguna forma impiden eso; también hay una empresa española ocupando los áridos siderúrgicos para alguna aplicación con asfalto. Nosotros hemos tratado de validar que este árido cumple ciertas características, que permiten reemplazar o sustituir entre 10% y 30% de un árido natural. Este material puede entrar al mundo de la construcción, entonces se genera una circularidad”, añade Francisco Esser.

Para derribar las barreras, en EcoAZA se están estudiando normas chilenas como la NCh163 y la NCh170, además del Manual de Carreteras, que son normas técnicas para primero validar aplicaciones, “Este material bajo 4,75 mm es considerado arena y es utilizado para un tipo de aplicaciones; si es más grande como gravilla es para otro tipo de aplicación; entonces, le vamos dando un poco la forma y la granulometría correcta”, señala el gerente general de la empresa, quien garantiza la trazabilidad que tan relevante es para la gestión residuos.

Cadena de valor integral

Hoy, la sinergia está y las proyecciones son ambiciosas pues, lo que partió como una valorización interna de productos, podría convertirse en una solución integral de gran alcance. “Existe harto know how detrás de la compañía que se puede traspasar y transmitir a otros rubros. Ser sostenible es clave en el mundo de ahora y, dentro de cinco años, esperamos poder desarrollar otras soluciones para otros residuos y lograr que Aceros AZA sea cero residuo y que todo sea valorizado y utilizado en la misma cadena de la construcción”, afirma el gerente general de EcoAZA, Francisco Esser.

Así, una vez que la regulación se adapte, EcoAZA podría no solo agregar valor a la industria con sus escorias siderúrgicas, sino también reprocesar estos mismos materiales para que el objetivo “cero residuo” sea una meta compartida.