Por Anamaría De León, consultora en economía circular y académica de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
El gran paraguas de la Economía Circular [EC] es el desarrollo sostenible, definido por primera vez en 1987 en el Informe Burtland como: “La capacidad de satisfacer nuestras necesidades presentes sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones”. Me detengo en esta frase tan conocida solo para hacer mención al tiempo: La sostenibilidad en general y, sobre todo la EC, busca la integración equilibrada y sistemática del desempeño económico, social y ambiental a lo largo del tiempo, pensando tanto en lo que sucede en el presente como en futuros ciclos.
El sector de la construcción es capaz de producir los bienes de mayor longevidad entre todos los sectores productivos. En prácticamente todos los continentes de nuestro planeta es posible ver construcciones de cien, quinientos, mil o aún más años de antigüedad. Es por ello que los bienes que construimos traspasan varias generaciones. Sin embargo, el dinamismo propio de nuestra sociedad se contradice con la alta longevidad (estática) con la cual tradicionalmente concebimos los edificios.
La vida técnica, económica y funcional va sufriendo variaciones en el tiempo y cambian los requerimientos. Aplicar un diseño que responda a estos cambios tiene el potencial de disminuir el impacto ambiental, debido a que las estrategias de adaptabilidad y desmontaje promueven un menor consumo de materiales y generan menor cantidad de residuos de construcción y demolición.
A grandes rasgos, un diseño circular es aquel que está preparado para el cambio, que puede ser adaptable, desmontable y que permite recircular fácilmente los materiales. Por supuesto que incorpora otras estrategias como reducción, reparación, remanufactura, etc.: Todas ellas buscan tanto ralentizar, estrechar como cerrar los ciclos de materiales y energía. Estos conceptos forman parte de lo que comúnmente se conoce como Estrategias-R, Imperativos-R o Listados-R. Más allá de esta relación a través de la letra R, el concepto que hay detrás son los Procesos de Retención de Valor [PRV]. El mismo material puede finalizar un ciclo de uso funcional, pero su vida técnica puede estar intacta todavía y por lo tanto aún conserva un valor que puede ser procesado e incorporado en un nuevo ciclo. Para aplicar estas estrategias es relevante concebir el edificio como un sistema de capas, las cuales tienen sus propios ritmos de cambio. Francis Duffy propone que no existe tal cosa como un edificio: “Un edificio adecuadamente concebido son varias capas de longevidad de los componentes construidos”.
A pesar de que fácilmente podemos comprender los beneficios ambientales que existen al aplicar modelos circulares y es necesario incorporarlos, existen varias brechas para transitar hacia una EC en el entorno construido. La principal barrera radica en la intención que el propio mandante imprime en el proyecto. Desde esta perspectiva, es fundamental asociar la variable tiempo no solo a aspectos ambientales, sino también a económicos. En 1989, Francis Duffy también hizo mención al costo del edificio a través de los años: “en 50 años el gasto en construcción puede alcanzar tres veces el costo del edificio original debido a un desarrollo financiero acumulativo de tres generaciones de la vida de un edificio”.
Tiempo. Elaboración propia en base a Duffy, Henney,
DEGW, 1989.
Es por ello que aplicar un pensamiento de ciclo de vida circular es crucial, incorporando tanto análisis ambientales (Análisis de Ciclo de Vida, ACV) como económicos (Costos del Ciclo de Vida, CCV) y relacionarlos a Procesos de Retención de Valor, a Métodos de Planificación de Escenarios y a Capas y Ritmos de Cambio. Investigadores de EC y entorno construido italianos, holandeses y belgas han profundizado en los impactos ambientales y económicos que subyacen en las distintas escalas de una edificación, demostrando que es factible entrecruzar ambos análisis (económico y ambiental) para tomar decisiones integrales más acertadas y que, a lo largo de los años, los escenarios que incorporan estrategias de Diseño Circular traen mayores beneficios tanto en lo económico como en lo ambiental.
Fuente: Economía Circular Construcción