Mauricio Fabry, jefe de la División de Planificación y Desarrollo Regional del Gobierno de Santiago, destaca la urgencia de enfrentar los vertederos ilegales y proyectar una ciudad resiliente, innovadora y sostenible, con la economía circular como eje estratégico.
“El principal desafío es que podamos tener una ciudad y una región limpia, que podamos eliminar los vertederos ilegales”, afirma con convicción, Mauricio Fabry, jefe de la División de Planificación y Desarrollo Regional del Gobierno de Santiago. Desde su rol, no duda en identificar la economía circular como una herramienta fundamental para lograrlo. Y es que, en la actualidad, más del 80% de los residuos depositados en vertederos ilegales provienen de la construcción y demolición.
La magnitud del problema es alarmante. En la región Metropolitana existen 123 vertederos ilegales identificados, de los cuales 56 están activos. “Todos los días reciben residuos”, subraya Fabry. Sin embargo, también destaca avances concretos: “Hemos logrado la eliminación de al menos seis grandes vertederos ilegales de más de una hectárea, gracias al trabajo de mesas intersectoriales”.
Este desafío estructural requiere más que fiscalización o limpieza. Según Fabry, la solución de fondo es cortar con la generación descontrolada de residuos e incorporar estos materiales al ciclo productivo. “Estos residuos no solamente no deben llegar a los vertederos ilegales, sino que además pueden ser insumos, materias primas que permitan mejorar la industria de la construcción”, propone.
Con ello, a su juicio, es posible fomentar la productividad con negocios que sean nuevos y verdes, que permitan, por ejemplo, “constituir distintos tipos de áridos a través de los residuos de la demolición, que podamos hacer un reuso de distintos elementos e insumos de la construcción y que, por lo tanto, podamos abrir también nuevas posibilidades de negocios”, plantea.
La región Metropolitana, con sus más de 15 mil km² y múltiples vocaciones —agrícola, industrial, minera, comercial y tecnológica— ofrece una oportunidad única para aplicar un modelo territorial circular. Fabry lo resume así: “Necesitamos avanzar en modelos territoriales para que estas vocaciones productivas tengan una mirada circular y generen nuevos negocios y trabajos verdes”.
En esa línea, el Gobierno de Santiago ha impulsado iniciativas como Santiago Circular, que ya ha apoyado a pequeñas y medianas empresas en su transición hacia la circularidad. También destaca la Plataforma de Industria Circular (PIC), una suerte de “match empresarial” que conecta residuos de una industria con las necesidades de otra, generando nuevas cadenas de valor.
Pero para que estas acciones escalen, se requiere gobernanza efectiva. Fabry lo tiene claro: “Siempre hablamos de una mesa de cuatro patas: el mundo público (en todos sus niveles), la academia, las organizaciones sociales y el sector privado”. Este modelo de trabajo, dice, permite avanzar con evidencia, colaboración y visión estratégica, como la que entrega la Estrategia Regional de Desarrollo.
En el marco de la Red de Economía Circular de la Construcción, el Gobierno de Santiago se posiciona como un aliado estratégico. “Nos anima promover una construcción circular, la generación de empleos verdes y, sobre todo, aportar a la valorización de los residuos de la construcción y demolición”, reafirma Fabry.
“Queremos avanzar hacia una ciudad y una región resiliente, capaces de resistir los embates del cambio climático y reconvertirse con innovación, sobre todo en contextos como el actual de la guerra de aranceles de Estados Unidos,”, concluye. En ese horizonte, el desarrollo sostenible no es una opción, sino una necesidad que se construye —literalmente— desde los escombros.
Desde su exitoso lanzamiento en diciembre, la Red ECC ha movilizado a actores públicos y privados en torno a un objetivo común: impulsar una industria más sostenible mediante la valorización de residuos, la innovación y la inversión circular.
El martes 17 de diciembre de 2024, en el histórico Palacio Pereira, se dio el puntapié inicial a una de las iniciativas más ambiciosas para la transformación sostenible del sector construcción en Chile: la Red de Economía Circular de la Construcción (Red ECC). Financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y liderado por una alianza público-privada conformada por Corfo, Construye2025, el Gobierno de Santiago, la CDT y la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), el proyecto fue seleccionado entre 162 propuestas de toda América Latina y el Caribe y tendrá una duración de 24 meses.
“El 1% de los productos en América Latina y el Caribe se reciclan o reutilizan. Esta red trabaja en los componentes habilitantes para quebrar ese paradigma”, señaló Florencia Attademo-Hirt, representante del BID en Chile. Y ese quiebre ya comenzó a tomar forma.
El modelo de la Red ECC propone articular la valorización de residuos, la simbiosis industrial y la inversión verde a través de cinco componentes clave: gobernanza territorial, gestión de oferta y demanda de recursos, inversión y operación, innovación circular y medidas habilitantes.
Un esfuerzo colectivo con impacto estructural
Durante el lanzamiento, diversas autoridades coincidieron en que la articulación público-privada es esencial para el éxito del proyecto. “Cada uno de los actores no puede trabajar en forma aislada. Esta red es un espacio de coordinación clave”, afirmó José Miguel Benavente, vicepresidente ejecutivo de Corfo. Para Carolina Garafulich, presidenta de Construye2025 en ese momento (hoy Past President), la Red ECC permitirá “transformar la gran cantidad de residuos en recursos que aporten a la sostenibilidad del país a mediano y largo plazo”.
El proyecto también enfrenta uno de los principales dolores de la Región Metropolitana: los vertederos ilegales. El jefe del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Santiago, Mauricio Fabry, destacó que existen más de 50 vertederos de más de una hectárea y que el 80% de los residuos provienen del sector construcción y demolición. “Hemos cerrado seis de ellos, pero no basta con eso: queremos valorizar estos residuos”, recalcó.
Avanzando en la implementación: gobernanza y actores clave
Como parte del primer componente del proyecto, el 15 de enero se realizó un taller estratégico para consolidar la gobernanza territorial. En esta actividad, participaron representantes de toda la cadena de valor de la construcción, la academia, el sector financiero y organizaciones de la sociedad civil. “Es muy importante incluir actores más allá de la construcción: innovación, finanzas sostenibles, startups, I+D”, enfatizó Alejandra Tapia, coordinadora de sustentabilidad de Construye2025.
Durante el taller, se presentó el mapa de actores, priorizando 40 de los cerca de 500 identificados como relevantes, con miras a formar una red colaborativa sólida y estratégica. Asimismo, se identificaron nuevos aliados clave y se reforzó la necesidad de integrar al sector financiero y asociaciones internacionales en los procesos decisionales.
De esta manera, se dio paso al proceso de conformación de gobernanza. Este trabajo fue revisado en un “Taller de Conformación de Gobernanza Territorial y Validación de Protocolo de Funcionamiento”, desarrollado el 2 de abril, en el que participaron representantes de los sectores público y privado (ver nota).
Lo que viene
El plan de acción contempla nuevos encuentros, el diseño formal del modelo de gobernanza y la ejecución de proyectos piloto para habilitar la valorización de RCD en la Región Metropolitana. La meta: validar e implementar este modelo territorial en la RM y promover su escalabilidad a nivel nacional y/o internacional.
En las etapas siguientes se verán los modelos de gestión de oferta y demanda e inversión y operación, el plan de acción para la innovación circular, medidas de propuestas habilitantes para finalizar con hitos de difusión.
La Red ECC se proyecta como una iniciativa replicable que puede cambiar las reglas del juego en la industria de la construcción, posicionando a Chile como referente regional en economía circular aplicada al territorio y a la infraestructura.