Se estima que hoy, el 35% de todos los desechos sólidos del país provienen del sector. Ya que su adecuada disposición es un problema creciente, distintas iniciativas surgidas en el sector público y también en las mismas empresas, buscan generar soluciones.
En el último año la actividad de la construcción aumentó en un 2.6% en Chile, según datos de Cámara Chilena de la Construcción (CChC). A esto se suman las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas donde la superficie total autorizada para edificación alcanzó 1.713.000 m2, aumentando 29,1% en 2018.
Este sector productivo ha demostrado en el tiempo ir en alza, lo que permite dinamizar la economía. No obstante, crea un problema ambiental también creciente: la generación de residuos y su disposición final.
De hecho, el 35% de los residuos sólidos proviene de la construcción y la demolición y, según el Minvu, se proyecta que a 2025 estos alcancen los 7,4 millones de toneladas al año, suficiente para llenar más de 15 veces el Estadio Nacional.
“Actualmente los Residuos de la Construcción y Demolición, llamados RCD son un gran problema en el mundo, y en Chile generamos mucho más. Por ejemplo, en un país desarrollado la construcción de un edificio habitacional genera 0,14 metros cúbicos (m3) de residuos por cada metro cuadrado (1m2) construido. En cambio, en nuestro país, para ese mismo edificio generamos 0,26 m3 por m2, casi el doble”, explica Felipe Ossio, académico de la Escuela de Construcción de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
A opinión de este experto, “somos muy ineficientes en esta materia, lo que tiene impactos ambientales, sociales y económicos”, afirma.
Entre ellos, dice, los residuos del sector de la construcción afectan la flora y fauna del lugar donde se depositan, alteran los drenajes naturales, generan contaminación del suelo y de las aguas, tanto superficiales como subterráneas. Además, se contamina el aire por su disposición y transporte.
“Somos muy ineficientes en esta materia, lo que tiene impactos ambientales, sociales y económicos”.
“A esto se suma que hay comunas que no tienen sitios de disposición final legales o ilegales, que afectan la calidad de vida de las personas. Recuperar esos sectores es inviable, por lo que tiene una afectación social muy importante”, sostiene.
Hacia una solución
Un ejemplo es la comuna de Puente Alto, que gasta 2,5 veces de la inversión que realiza en áreas verdes, en limpiar los escombros que dejan los depositarios finales de este tipo de desechos. Esta inversión es significativa, ya que esta comuna del sur de Santiago cuenta sólo con 1,5 m2 de áreas verdes por habitantes, en contraste con la recomendación de 9 m2 de áreas verdes por habitantes, que realiza la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Para enfrentar este problema, el programa “Construye2025”, impulsado por Corfo, elaboró una Hoja de Ruta para la Gestión Sustentable de los Recursos y Residuos de la Construcción y Demolición, que se lleva a cabo en conjunto con los ministerios de Vivienda, Medio Ambiente y Obras Públicas.
La iniciativa busca generar una industria más productiva disminuyendo en un 20% los costos de producción; aumentar en un 20% las edificaciones sustentables y disminuir en un 30% las emisiones de CO2 al 2030.
“La economía lineal se basa en extraer, fabricar y construir, luego se desechar y demoler. Sin embargo, los nuevos desafíos globales vinculados a la disponibilidad de materias primas, agua y energía, movilizan a las empresas hacia un cambio de paradigma, en el que la economía circular es una clara oportunidad de creación de valor”, explica Alejandra Tapia, coordinadora técnica del Programa “Construye2025”.
Corfo elaboró una Hoja de Ruta para la Gestión Sustentable de los Recursos y Residuos de la Construcción y Demolición para aumentar en un 20% las edificaciones sustentables.
El objetivo es lograr “un país que gestiona sus recursos en forma eficiente”, por lo cual trabajan en cinco ejes estratégicos: el ordenamiento y planificación sustentable del territorio; la coordinación y articulación pública; la cadena de valor sustentable y circular; la necesidad de desarrollar y fortalecer plataformas de datos que entreguen información para el diseño de políticas públicas y creación de nuevos mercados en torno a la economía circular en construcción; y la remediación ambiental de los resultados de la extracción de áridos y disposición inadecuada de los RCD.
Para el académico de la UC, Felipe Ossio, el enfoque debería comenzar con “la prevención de su generación”. Y agrega: “si se generan, hay que minimizarlos o reutilizarlos y luego recién después de eso viene el reciclaje. Finalmente, se puede dar la valorización energética y eliminación final. Las obras de construcción en Chile en general no reciclan, lo que haces es segregar para que otras industrias reciclen”.
Algunas iniciativas
Para hacer frente a este problema hay varias empresas que ya están mejorando sus prácticas hacia otras más sustentables. Es el caso de Recylink (www.recylink.com), una plataforma que permite reciclar y gestionar los residuos de la construcción y edificación de forma responsable, disminuyendo su impacto ambiental y contando con la trazabilidad de esa reducción.
TRABAJADOR DE RECYLINK SEPARA LOS DISTINTOS RESIDUOS GENERADOS POR EL RUBRO.
Foto: Recylink.
La empresa fue creada por Nicolás Behar y Rodrigo Galleguillos y es ganadora de los Premios Latinoamérica Verde.
Funciona con tres aspectos generales: primero como un marketplace tanto de transportistas y sus camiones, como de plantas de disposiciones finales de residuos, donde los usuarios pueden elegir los lugares de disposición final y con quien transportarlos. Segundo, es una herramienta de comunicación y coordinación con empresas de transporte para solicitar recolecciones de residuos on-demand. Y tercero, es una herramienta de trazabilidad que gestiona la información de las operaciones realizadas, junto a los documentos asociados que acreditan que la gestión fue realizara correctamente.
Uno de los casos más emblemáticos es el de la constructora Viconsa que dio origen al programa Obra Limpia. “Comenzamos a hacernos cargo de tres residuos fundamentales: el fierro, la madera y el cartón. Se tomó la decisión que todas nuestras obras en la Región de Valparaíso tuvieran puntos limpios y hacemos charlas todos los lunes con el equipo de trabajo”, cuenta el jefe de Departamento de Manejo de Residuos y Medio Ambiente de Viconsa, Joaquín Cuevas.
Así, el ejecutivo explica que, para hacer más eficiente este proceso, se comenzaron a generar estadísticas, medir los costos asociados para demostrar que no son residuos y que pueden servir para otros procesos productivos.
“Por ejemplo –dice- con la madera se hacen ladrillos que sirven como combustible. El cartón se lo entregamos a un reciclador base y lo lleva a un gestor autorizado. La cerámica la regalamos a fundaciones que hacen mosaicos, etc. La clave es separarlo en obra para disponerlo de una buena manera. Es importante que el mercado nos ayude a recibir estos residuos”, sostiene.
Estas medidas han traído beneficios económicos, sociales y ambientales para su empresa. Actualmente trabajan en un proyecto piloto en España, donde ya hace 30 años hay plantas que reciclan estos residuos de construcción y demolición, convirtiéndolos en nuevas materias primas para las obras. El objetivo es probar la tecnología y luego instalarla en Chile.
“Con la madera se hacen ladrillos para combustible, el cartón se lo entregamos a un reciclador, la cerámica la regalamos a fundaciones que hacen mosaicos, etc. La clave es separarlo en obra”.
Otro caso es el de la empresa constructora Axis S.A. que decidió levantar un proyecto para solucionar el problema de los residuos que generan. “Hicimos Innovación Abierta por el cual invitamos a otros actores de la comunidad para participar en buscar soluciones: entidades públicas, municipalidades, universidades, constructoras y empresas donde desarrollamos talleres para encontrar soluciones nuevas. Algunas partiendo de cero, como procesar el poliestireno y transformarlo en pintura, el aprovechamiento de residuos de hormigón para producir otros elementos prefabricados, la reutilización y el reciclaje”, afirma su gerente general, Enrique Loeser.
En la empresa ya están aplicando las 3R (reducir, reutilizar y reciclar) y trabajando hacia una economía circular.
“Para la disposición de los residuos estamos usando contenedores especiales separados por materialidad en las obras para posteriormente asignarles distintos destinos. Los beneficios son múltiples, partiendo por comprar sólo la cantidad necesaria de materiales, lo que también ayuda a disminuir costos”, explica Loeser.
Fuente: La Tercera