En la actualidad, una de las problemáticas a la que nos enfrentamos como industria de la construcción es a la producción lineal. Una de las consecuencias de esta forma de construir es la gran cantidad de residuos que se generan históricamente en el sector y que inciden en los tres ámbitos de la sustentabilidad: económico, social y ambiental. En Chile, durante los últimos 26 años se han construido 10 millones de m2, generando residuos anuales equivalentes a 1,5 cerros Santa Lucía. Para el año 2030 se proyecta construir 40 millones de m2 (Plataforma Urbana), lo que significa 5,2 cerros Santa Lucía al año.
Su generación, gestión e inadecuada disposición, son un gasto y pérdida de recursos, tanto para el sector público como para el privado, y además, son resultado de ineficiencias en los procesos productivos. Es más, su inadecuada gestión tiene y ha tenido grandes impactos en la salud de las personas, el espacio urbano y natural, deteriorando tanto el entorno social como el ambiental.
Por ello, vemos este problema como una oportunidad de hacer mejor las cosas, es nuestra labor cambiar este paradigma y evolucionar hacia una economía circular que hace referencia a la naturaleza, donde no hay residuos, pues lo que no le sirve a un organismo es aprovechado por otro. Esto nos permitirá ser más productivos y sustentables, para lograr un desarrollo nacional con equidad social, económica y medioambiental.
La economía circular, rompe el ciclo lineal, incorporando los residuos de un proceso, como un recurso para la creación de valor en un nuevo ciclo productivo, a partir de la valorización de mismos para su inserción en nuevos ciclos, creando un nuevo valor asociado a la circularidad de los recursos.
Si tomamos en cuenta que los residuos son considerados ineficiencias de los procesos productivos, los principales desafíos que tenemos como país son aquellos que se relacionan con mejorar la productividad, impactar positivamente en el entorno a través de la optimización de los recursos, bajo el foco de la prevención y reducción de estos. Y para ello, es necesario fortalecer la cadena de valor desde etapas tempranas del proyecto, considerando su ciclo de vida, hasta las etapas de valorización y eliminación de los mismos.
Estos cambios tienen efectos positivos en el medio ambiente a corto y largo plazo, pero a pesar de ello no son conocidos. Tenemos el caso de empresas como Recylink -ganadores del programa Huella de Corfo-, que ayuda a las constructoras a valorizar residuos, tales como madera, fierro, pallets y cartón. A la fecha, llevan 177.426 kg de materiales valorizados; 344 tCO2 equivalente y han gestionado 752 toneladas de escombro, las que han sido llevadas a disposición final autorizada con los certificados correspondientes.
Por otra parte, está la constructora Viconsa, que lanzó el programa Obra Limpia y ha llegado a calcular que para una obra habitacional de 16.690 m2 construidos, se generaron 3.705 m3 de residuos. De ellos, 739 m3 fueron valorizados (madera, cartón y pallets), es decir, obtuvieron un 20% de materiales revalorizados. Esto significó un 30% menos en el volumen del escombro y unos 150 camiones menos que circularon por la ciudad.
Y en 2018, la iniciativa AxisOpenLab de la constructora AXIS DC, primer proceso de innovación abierta que se desarrolló en la Región de Los Lagos y en el país, hizo un llamado a la comunidad de Puerto Montt y Puerto Varas a presentar ideas para dar solución al problema de los residuos originados desde la construcción. De esta convocatoria, surgieron seis proyectos de posibles negocios, uno de ellos está en actual desarrollo con fondos Corfo y de esta compañía. Se trata de Poliestirec, propuesta que permite disminuir los residuos de poliestireno expandido y extruido (plumavit) para generar barnices, impermeabilizantes y pintura de alta calidad, con solventes amigables con el medio ambiente y uso en la misma industria. Este fue un primer paso para generar conciencia y las redes para que la constructora implementara este 2019 su plan de gestión de residuos.
Con esto vemos que con una adecuada gestión de residuos, se reducen los impactos negativos, y se abren oportunidades al crecimiento y formación de nuevos negocios y empleos. También hace posible el desarrollo de la economía circular, ya que, para aprovechar los residuos como materia prima secundaria, debe tener la calidad adecuada para fabricar nuevos productos.
Es por ello que debemos seguir avanzando en esta tarea pendiente: alcanzar el desafío de transformar la industria a través del trabajo colaborativo y que nuestro sector de la construcción sea más sustentable, circular y competitivo.